VLAD

En el siglo XV, uno de los pr�ncipes de Valaquia, provincia bajo la dominaci�n turca, ubicada entre los Alpes de Transilvania y el Danubio, fue conocido con el nombre de Vlad Dracul, este �ltimo t�rmino significa drag�n, el emblema del rey. Cuando su hijo Vlad IV, nacido en 1430, lo sucede a la edad de veinticinco a�os, recibe el t�tulo de Dr�cula, es decir, hijo del Drag�n.

Desde su infancia, Vlad Tepes presenci� la violencia. Vio a su padre asesinado y su hermano mayor enterrado vivo. Fue educado como cristiano en Transilvania, pero su padre le dej� como reh�n entre los turcos cuando solo ten�a trece a�os, y de repente el joven Dr�cula se encontr� rodeado de personas cuyo lenguaje y religi�n no comprend�a. El padre y la madre de Dr�cula volvieron a casa dejando abandonado al chico en Turqu�a, y el sult�n le retuvo all� como una especie de seguro humano que le garantizaba que el padre de Dr�cula no le atacar�a. El joven Dr�cula fue enviado en barco hasta el castillo de Egrigoz, una fortaleza que se encontraba a gran altura en las inaccesibles monta�as del Asia Menor. Dr�cula estuvo prisionero all� desde 1444 hasta 1448, cuando le llego la horrible noticia de que su padre hab�a violado la promesa hecha al sult�n y hab�a declarado la guerra a los turcos, siendo plenamente consciente de que obrando as� pon�a en peligro la vida de su hijo. El padre lleg� al extremo de hablar de ello en una carta dirigida a varios pueblos y ciudades de Transilvania. Esta terrible traici�n ense�� a Dr�cula que la vida no vale gran cosa. Por suerte -pero no gracias a su padre -, el sult�n decidi� no replicar matando a Dr�cula, y sigui� utiliz�ndolo como pe�n en sus planes y negociaciones diplom�ticas. Vlad Dr�cula acab� consiguiendo hacerse con el poder en el sur de Rumania gracias al apoyo de los turcos.

Vlad Tepes a pesar de sus sombr�a personalidad, es a�n considerado por muchos rumanos como h�roe nacional por haber intentado liberar las provincias rumanas de Valaquia, Moldavia y Transilvania del demonio de invasor turco. �l fue uno de los jefes guerreros m�s temido por las tropas de ocupaci�n del sult�n Mehmed el Conquistador. Sin embargo, en 1462, fue vencido y tuvo que refugiarse en Hungr�a, donde nuevamente fue prisionero por razones pol�ticas hasta 1473.

Dr�cula no quer�a alrededor ning�n heredero en potencia que pudiera desafiar su poder absoluto. En una ocasi�n en que estaba de muy mal humor, su amante cometi� la imprudencia de creer que podr�a animarle dici�ndole que estaba embarazada porque daba por sentado que Dr�cula se alegrar�a de o�r esa buena noticia. Dr�cula no se alegr� < No puede ser > le dijo, y tom� un cuchillo y la abri� en canal para que < todo el mundo pudiera ver donde se encontraba su fruto >. Dr�cula utiliz� todo tipo de procedimientos para eliminar a cualquier joven rival del trono: el padre de Dr�cula hab�a sido ileg�timo y consigui� reinar, por lo que Dr�cula procur� librarse de tanto hijos leg�timos como ileg�timos.

El empalamiento en una estaca de madera o hierro era su m�todo favorito para deshacerse de los prisioneros turcos o de sus opositores -de ah� su sobrenombre. En el siglo XV, su crueldad fue conocida y un grabado alem�n de 1499 lo muestra festejando en medio de los cad�veres empalados. Se estima entre 50.000 y 100.000 el n�mero de sus v�ctimas empaladas, quemadas o incluso desolladas vivas durante su corto reinado de una decena de a�os. Como sutil refinamiento el pr�ncipe a menudo mandaba engrasar o arromar la punta de las estacas para prolongar la agon�a de sus ejecutados. Su sadismo no conoc�a l�mites: cr�nicas locales cuentan que para castigar a unos emisarios turcos que no se descubrieron en su presencia, orden� que se les clavara fez en el cr�neo. En otra ocasi�n, mand� reunir a una gran cantidad de pobres y minusv�lidos en una amplia sala cerrada bajo el pretexto de invitarlos a un banquete y orden� prenderle fuego. Un d�a Vlad le pregunta a un amigo que piensa del Bosque, en el cual se encontraban un sin fin de personas empaladas. Y el amigo responde : "Pues, huele un tanto mal..." Entonces Vlad lo empal� y le pregunt�: "�estando ah� arriba huele mejor?".

Empalaba generalmente a los infieles y mujeres promiscuas. Vlad no s�lo empalaba personas, tambi�n los mataba cortando sus �rganos sexuales o desoll�ndolos vivos y despu�s exponi�ndolos en p�blico. Vlad disfrutaba las ejecuciones en masa. En otra ocasi�n, Vlad mand� poner una mesa, con un banquete delante de sus v�ctimas empaladas, para disfrutar de una lenta cena en medio de ese paisaje de agon�a y muerte. Tras haber invadido la provincia de Cinibio, incendi� much�simos pueblos muy habitados y, con este talante, arrastr� hasta Valaquia a muchos hombres encadenados, a los que hizo empalar. Algunos mercaderes, que se sent�an atra�dos por la promesa de recibir protecci�n por parte del estado, fueron despojados de todos sus bienes y asesinados mientras atravesaban Valaquia cargados de mercanc�as preciosas. Ordeno que le llevaran desde Vurcia a 400 ni�os parar ense�arles la lengua de Valaquia; en lugar de eso, los hizo encerrar en un horno para ser quemados. Hizo que asesinaran a los hombres m�s nobles de su estirpe y a todos sus parientes cercanos, junto con sus mujeres e hijos. Hizo enterrar a algunos de sus sirvientes hasta el ombligo y los atraves� con sus flechas; a muchos otros los desoll�. Captur� en batalla a un tal Daym, hijo de otro Daym voi-voda; mientras estaba todav�a vivo y consciente, le hizo construir una tumba y orden� a los sacerdotes que celebraran sus exequias; una vez �stas se hubieron llevado a t�rmino, cort� la cabeza al prisionero. Cincuenta y tres embajadores que hab�an sido invitados por los transilvanos fueron arrojados a prisi�n y, tras haber invadido sus tierras, aprovechando la circunstancia de que no pod�an tener ninguna actitud hostil, lo arras� todo a hierro y fuego. Hizo empalar a Ceilino, jefe de sus tropas, porque no hab�a sabido satisfacer su monstruosidad. Hizo empalar hombres de Vurcia, que hab�an ca�do en sus manos mientras se dirig�an a otra provincia. A un tal Zegano, que rechaz� colgar con sus propias manos a un ladr�n que hab�a hecho prisionero, lo hizo cocer en una gran caldera y lo dio a comer a sus conciudadanos. Lleg� a arrancar del seno de sus madres a beb�s que estaban mamando para estrellarlos contra una roca ante ellas. Llegado a la provincia de Transilvania, convoc� a todos los valacos que all� habitaban, ofreci�ndoles su amistad; una vez los tuvo reunidos, lanz� a los soldados contra ellos y los extermin�; luego, incendi� sus poblados. Se dice que con estos m�todos mat� a m�s de 30.000 personas.

En el a�o 1462, el emperador de los turcos, a cuyo poder estaba sometido, le pidi� un tributo. �l respondi� que ir�a personalmente hasta Adrian�polis para llev�rselo, luego pidi� una carta que mostrar a los prefectos del lugar para poder viajar, mat� a los prefectos turcos que fueron a su encuentro y, tras realizar verdaderas masacres en las poblaciones que encontraba a su paso, mat� a m�s de 25.000 personas de ambos sexos, entre las que perecieron incluso algunas bell�simas v�rgenes, si bien hab�an sido pedidas como esposas por los valacos. Llev� hasta Valaquia a un gran n�mero de prisioneros, algunos de los cuales fueron desollados, otros fueron asados sobre el fuego atravesados por varas de hierro y otros fueron hechos en aceite hirviendo; los restantes fueron empalados; el campo en el que sucedieron estos hechos parec�a una selva de palos. Tras haber cometido tales fechor�as, fue por fin capturado por Mat�as, rey de Hungr�a, el mismo invierno en el que el papa P�o volvi� a Roma procedente de Todi. Durante una batalla con los turcos que tubo lugar a finales de 1476, Dr�cula de puso el uniforme de un soldado turco para poder inspeccionar mejor el campo de batalla. Se encontr� con unos cuantos soldados suyos, y se supone que no lo reconocieron a causa del disfraz de turco y le dispararon flechas. Dr�cula mat� a cinco o seis soldado con su lanza, pero la inferioridad num�rica era abrumadora: los soldados dispararon m�s flechas y le mataron. Despu�s le cortaron la cabeza y se la entregaron a los turcos como trofeo de victoria porque los soldados turcos segu�an teniendo un miedo terrible al hombre a quien llamaban el < Pr�ncipe Empalador >. El sult�n exhibi� la cabeza de Dr�cula en las murallas del castillo Topkapi de Estambul.

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