Dirección: Juan Taratuto.

Guión: Pablo Solarz.
País:
Argentina.
Año: 2008.
Duración: 100 min.

Genero: Comedia.

Titulo Original: Un Novio para mi Mujer.

Elenco: Valeria Bertuccelli (La Tana), Gabriel Goity (El Cuervo), Adrián Suar (El Tenso).

Producción: Juan Pablo Galli, Juan Vera y Alejandro Cacetta.

Música: Iván Wyszogrod.

 

Un Novio para mi Mujer

Por Maximiliano Curcio

 

      Sinopsis: El Tenso no sabe cómo enfrentar a su mujer, la Tana, para decirle que se quiere separar, ya que la relación se le hace insostenible debido a su terrible carácter. Ella vive constantemente malhumorada: si no protesta por el tiempo, es por el gobierno; si no es por los vecinos, es por los jóvenes, o por los viejos… o por lo que fuere. Carlos, amigo del Tenso, le sugiere invertir el problema… y provocar que la Tana lo abandone a él. ¿Cómo? se pregunta el Tenso, y Carlos le presenta una propuesta: recurrir al Cuervo Flores, un viejo seductor irresistible que seducirá a su mujer hasta el enamoramiento para que por fin el Tenso encuentre la solución a sus problemas…

   

* * * / BUENA

 

Juan Taratuto nos entrega su tercer largometraje en igual cantidad de años. Fue allá por 2006 su debut cinematográfico con “No Sos Vos Soy Yo”, una promesa que dejo mas cuentas pendientes que las que saldo. Sin embargo se percibía un buen tacto para la comedia, pero al año siguiente repitió (y repartió) errores y aciertos con “¿Quien Dice que es Fácil?”. Dicen que la tercera es la vencida y, por fin, con “Un Novio Para mi Mujer” Taratuto pule errores y perfecciona grosores para entregar una comedia más que satisfactoria, sin su actor fetiche Diego Peretti pero con un elenco de lujo y una temática convocante y atrayente para parejas de cualquier edad que resulta accesible a este tipo de films.

Taratuto se mueve con eficacia y tiene encanto para el género. Timing para la carcajada oportuna y sin ser un gran narrador de situaciones su acierto para generar climas contagiosos lo hacen un cineasta interesante para seguir. Toda la solidez construida (si bien con resaca televisiva) en la historia alrededor de esta problemática de pareja y en funcional a lo cómico quizás se desdibuje mínimamente con esa inconclusa transición dramática, un acercamiento mas traumático al tratamiento de la temática que Taratuto suele ejercer sin suerte en sus films perdiendo allí gracia y ganando rigidez. Otro punto de contacto con sus anteriores films es el juego de diálogos que plantea, ingenio que le saca mayor rendimiento a dos protagónicos aprovechables y que sumado a una temática sostenible a lo largo del film y creíble también.

Pese al protagónico de Adrián Suar (siempre su presencia es un imán para la publicidad) es Taratuto quien lleva la batuta de este film, haciendo al propio Suar consistente, suelto, cómico y convincente e incluso trayendo al terreno de la comedia más comercial a una actriz puramente independiente como la encantadora y versátil Valeria Bertuccelli, en un papel odiable y querible de igual manera. Y que hablar del Puma Gabriel Goity, todo un histrión para el género que se roba aplausos y carcajadas de principio a fin con un personaje estereotipado con alevosía. Otro estandarte del género (aunque lamentablemente vinculado muchas veces a lo más banal de la industria) se hace presente para un cameo en colaboración especial: Guillermo Francella.

Estos diálogos filosos anteriormente mencionados, salvando las distancias con los films de Woody Allen, son el centro de esta problemática de salvataje de matrimonio (terapia mediante) versus decadencia del mismo combatiendo o haciéndose cómplice del malhumor y la monotonía y más tarde planeando la reconquista de pareja enfrentando los fantasmas (y realidades) del divorcio. Por fortuna, este es el paso trascendental de Taratuto. Sus comedias anteriores habían sido intentos aislados de diálogos ingeniosos. Y eso es rescatable, pero no alcanza para entretener, y hacer pensar divirtiendo como lo logra esta comedia, sin excelencia y con más de algún lugar común transitado, pero con luz propia y desparpajo a lo largo de 90 minutos de duración para dejarnos el sabor cínico, pesimista y rutinario de la contradicción que a veces toma el nombre de matrimonio inmiscuido en la negación egoísta del otro, las miserias expuestas y la frustración del día a día que consume una relación...o sirve para reencontrarse, volver al principio y empezar de nuevo. Premisa que se ajusta perfecto a las pretensiones de esta comedia.

 

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