Los
Fantasmas de Goya
Por
Maximiliano
Curcio
Sinopsis:
España, 1792. Un grupo de personas que conviven en una época de
convulsión política y cambios históricos. La historia es narrada a
través de los ojos del gran artista Francisco de Goya. La trama se
desarrolla durante los últimos años de la Inquisición, continúa con
la invasión del ejército de Napoleón a España y finaliza con la
derrota de los franceses y la restauración de la monarquía española,
lograda por el poderoso ejército de Wellington. El hermano Lorenzo,
un enigmático y astuto miembro de la Inquisición, se involucra con
la joven musa de Goya, Inés, cuando es injustamente acusada de
herejía y enviada a prisión.
* *
/ REGULAR
“Los
Fantasmas de Goya” es el esperado regreso a la pantalla grande
de un peso pesado de la cinematografía contemporánea como es Milos
Forman. Nacido y formando en el movimiento independiente que se
gesto en Europa del Este allá por los años’60 (en una camada que
también integro Roman Polanski) Forman hizo una transición
fructífera hacia Hollywood, cimentando su adaptación gracias a la
brillante Atrapado Sin Salida. Su compatriota Polanski también
cosecharía éxitos de este lado del Atlántico, pero la historia de
Forman es bastante distinta. Su film más representativo, “Amadeus”,
lo catapulto como uno de los directores más buscados del momento,
gano respeto, fama y catapulto a su protagonista al estrellato de
los Oscar.
En
aquel momento fue la figura de Mozart, ahora es la de Francisco de
Goya. Ambos representativos personajes históricos en las ramas
artísticas que incursionaron. Mozart ha sido retratado en pantalla
en infinidad de veces, pero nunca con la precisión y el impacto de
Amadeus. Goya, por su parte también ha sido objeto de revisionismo
cinéfilo y en una de sus últimas y logradas recreaciones se
encuentra la de Francisco Rabal casi una década atrás. Volviendo al
paralelismo histórico establecido con “Amadeus”, aquello que
el film sobre Mozart desbordaba, este sobre Goya carece. Los planos
descriptivos, la elegancia a la hora de ambientar un film de época,
la perfección técnica que acompañaba a una historia cuyo acento
dramático y descripción de personajes era de una profanidad
admirable. “Amadeus” contaba con eso y mucho mas. Toda esa capacidad
intuitiva e imaginativa de Forman se desdibujan, en el ocaso de su
carrera en un film sin brillo, ni elegancia, ni pasión. La situación
histórica que sirve como marco (La invasión francesa, la Inquisición
española) está bien representada. Los intereses y juegos de poder de
la iglesia versus la monarquía, los diferentes estratos sociales,
los costumbrismos y prejuicios y caprichos de una época
convulsionada si están bien representados. Pero son apenas la
carcaza, el revestimiento de una historia cuyos personajes
principales no despiertan mayores conflictos ni generan un relieve
considerable en la fina capa dramática que plantea la historia. Una
historia de amor, de culpa, de persecución y de redención. Los
sostenes principales de dicha historia son los personajes del Padre
Lorenzo (el siempre acertado Javier Bardem) y del pintor Goya (inentendible
papel que fue a manos de Stellan Skaarsgard).
Si
el acento puesto sobre el desarrollo del personaje de Goya (y sus
fantasmas) es nimio, el caudal argumentativo se apoya en la figura
de Bardem y la relación que este sostiene con el personajes que
interpreta Natalie Portman (convincente en su doble rol
interpretativo) y donde Goya asoma como la tercera voz de este
vinculo triangular. De haber existido mayor ahínco en representar a
la figura de Goya (no solo como un mero ejercicio representativo o
biográfico) sino de meternos en su piel, adentrarnos en sus
fantasmas y entender su comportamiento el film hubiera resultado un
acercamiento digno a una figura que merecía otro tipo de trato y más
aun proviniendo de un cineasta como Forman, quien se sabe tiene
experiencia y sobrado manejo de films de época testimoniales.
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