Historia de la literatura
Se entiende por literatura alemana, en general, la producida en todo
el territorio de habla alemana, prescindiendo de la división
política del mismo. En este sentido, la literatura alemana
no se limita a la de A., sino que incluye también la de la
Suiza alemana y la de Austria; es, por tanto, en primera línea,
la literatura escrita en lengua alemana. No obstante, la existencia
de dichas agrupaciones políticas puede dar lugar a que se considere
por separado a los escritores de cada una de ellas. Comparadas con
la de A., las literaturas de la Suiza alemana y de Austria presentan,
sin duda, caracteres propios, pero de suyo insuficientes para imponer
una división, preponderando a través del desarrollo
histórico la unidad e interdependencia. Por esto, una visión
completa y adecuada de la literatura alemana exige la inclusión
de las aportaciones suiza y austriaca.
Periodo carolingio y cluniacense
Los orígenes de la literatura alemana coinciden con el periodo
carolingio (768-911). Los focos de irradiación cultural son
los monasterios erigidos en el reino de los francos, donde tienen
su origen los más antiguos documentos literarios; éstos
son, ya de carácter erudito (glosas y traducciones), ya religioso
y destinado a fines misionales. Hacia 850 encontramos el fragmento
Wessobrunner Gebet (Plegaria de Wessobrunn) y la gran mesíada
Heliand, poema épico en 6.000 versos, obra de un monje sajón.
Algo más reciente es la Evangelienharmonie (863-71) de Otfried
von Weissenburg. Al margen de este movimiento literario, la tradición
legendaria germánica es transmitida en cantos épicos
que, debido a su sentido pagano, raras veces llegan a consignarse
por escrito. Lo único de este género que ha llegado
hasta nosotros es el fragmento épico Hildebrandslied (Cantar
de Hildebrando), s. IX. Al extinguirse la dinastía carolingia
(911), vuelve a introducirse el latín como lengua literaria
durante un periodo de 150 años. La literatura cluniacense (1060-1170)
tiene un carácter estrictamente religioso y ascético;
sus principales monumentos son: Ezzolied (Poema de Ezzo), Annolied
(Poema del obispo Anno), Wiener Genesis (Génesis de Viena),
diversas leyendas marianas y los sermones de Heinrich von Melk.
Periodo cortesano
A mediados del s. XII comienza el periodo cortesano (1170-1250), en
el cual florecen la épica y la lírica. El primer representante
de la épica cortesana es Heinrich von Veldeke (1140?-1200?).
Hartmann von Aue introduce en A. el ciclo del rey Artús, presentando
en sus poemas Erec, Gregorius, Iwein, prototipos de los grandes ideales
caballerescos. Wolfram von Eschenbach es el creador de la más
grandiosa epopeya de la Edad Media: el Parzival. A diferencia de estos
poemas, el Tristán de Gottfried von Strassburg (ca. 1200; v.)
deja palidecer el ideal de vida caballeresca, poniendo en primer plano
el tema del amor. La antigua poesía heroico-popular, transmitida
oralmente a lo largo de toda la Edad Media, alcanzó expresión
literaria en dos grandes poemas heroicos de autor anónimo:
el Cantar de los Nibelungos y el Cantar de Gudrun (1240?). Hacia 1160
comienza a desarrollarse en la zona del Danubio una lírica
que tiene por base la canción popular, al mismo tiempo que
penetra por el bajo Rin, bajo influencia francesa, la lírica
trovadoresca o Minnesang, que alcanza su máximo esplendor entre
1190 y 1220, convirtiéndose, a partir de aquí, en un
tipo de poesía villanesca y sensual. Sus más destacados
cultivadores fueron: Friedrich von Hausen (m. 1190), Heinrich von
Morungen (1150?-1222), Reinmar von Hagenau (1160?-1205) y Walther
von der Vogelweide . Recogiendo la tradición del Minnesang,
los gremios de artesanos, a partir del s. xiv, comienzan a establecer
escuelas de canto que dan por resultado el Meistergesang (Y.), cuyo
más conspicuo representante es Hans Sachs (1494-1576). Perdura
hasta el s. XVII. Los escritos místicos del maestro Eckhart
(12601327), Suso (¿1300-56) y Tauler (¿1300-61) constituyen
un notable enriquecimiento de la prosa en lengua alemana.
Humanismo, Reforma y literatura barroca
Hacia fines del s. XIV comienzan a penetrar en A. las corrientes humanistas;
su centro principal es la corte imperial de Praga, Pero los humanistas
alemanes (J. Reuchlin, K. Celtis, U. von Hutten) se sirven preferentemente
del latín. En el s. XVI la reforma contribuye poderosamente
al desarrollo de las letras alemanas. M. Lutero (1483-1546), con su
traducción de la Biblia, crea un tipo de idioma que, destacándose
de entre los múltiples dialectos, llega a constituir la base
de la nueva lengua literaria. En la segunda mitad del s. XVI se organiza
la Contrarreforma, que se propone reconquistar al pueblo a base de
una literatura barroca. El realismo satírico de S. Brant, Th.
Murner y J. Fischart es síntoma del cansancio de las luchas
religiosas. En el s. XVII la Poética de M. Opitz (1597-1639)
intenta crear las bases para el desarrollo de una literatura nacional
sobre modelos clásicos. La literatura del barroco se concentra
en Silesia y Sajonia, destacándose como poetas líricos
F. von Spee, P. Fleming, Hofmannswaldau, Ph. von Zesen y C. ven Lohenstein.
A. Gryphius, además de poeta lírico, es el primer trágico
de lengua alemana. La novela sigue los modelos españoles y
franceses, siendo lo más destacado el Simplicissimus de Grimmelshausen
(¿1620-76), grandiosa novela de género picaresco. J.
Böhme (1575-1624), autor de tratados teos6ficos, y A. Silesius
(1624-77), cultivador de una poesía epigramático que
editó bajo el título Cherubinischer Wandersmann (El
querubín viajero), representan las tendencias místicas.
P. Gerhardt (1607-76) es autor de emotivas canciones religiosas.
Época ilustrada
Durante la época ilustrada (1720-85), se producen las controversias
literarias en torno a la imitación francesa, cuyo más
destacado defensor es J. Ch. Gotsched (1700-66), quien ante todo se
propone la reforma de la escena en A. G. E. Lessing, admirador al
principio de los franceses, acaba inclinándose por el drama
inglés, y crea, como modelo para sus compatriotas, los dramas
Miss Sara Sampson, Minna von Barnhelm, Emilia Galotti, Nathan der
Weise (Natán el Sabio). Con sus numerosas críticas y
recensiones ("Hamburgiche Dramaturgic"), Lessing influyó
notablemente en el desarrollo de la literatura de su patria. Ch. M.
Wieland escribe narraciones y poemas de estilo elegante y pulido.
Dentro de la corriente pietista, F. G. Klopstock (1724-1803) es el
gran poeta de, vena germánica, autor de odas y del poema épico
Der Messias. Son discípulos suyos los poetas del "Göttinger
Hain": L. Hölty, J. H. Voss, M. Claudius, G. A. Bürger
y los dos Stolberg.
Sturm und Drag y clasicismo
Hacia 1770 se inicia la revolución literaria llamada Sturm
und Drang -arrebato e ímpetu-, nombre debido a un drama de
Klinger de 1776. Fueron sus iniciadores J. G. Haman (1730-88), llamado
"el mago del Norte", y J. G. Herder, espíritu de
profundas intuiciones y adorador de todo lo telúrico y originario.
Continúan esta corriente, junto con Gocthe y Schiller, en su
primera época, F. M. Klinger, H. L. Wagner y M. R. Lenz. J.
W. Goethe, n. en Francfort en 1749, cursó estudios de leyes
en Leipzig y Estrasburgo; aquí conoció a Herder, quien
le convirtió al Sturm und Drang. Hasta 1775, la lírica
de Goethe rebosa entusiasmo pasional y titanismo, y sus dramas (Gótz
von Berlichingen) tienen por tema la pugna entre el destino y la libertad.
La novela Werther, que dio a Goethe fama mundial, presenta la fatalidad
de un sentimiento erigido en ideal absoluto. Schiller, n. en 1759,
crea sus primeros dramas: Die R¿iuber (Los bandidos), Fiesko,
Kabale und Liebe (Intriga y amor) cuando Goethe ha evolucionado ya
hacia el Clasicismo. Don Karlos (1782-87) muestra la evolución
de Schiller hacia las formas clásicas. Por estos años,
el Sturm und Drang ha pasado ya de moda. El ideal de la cultura griega
ejerce una influencia creciente debido, sobre todo, a los escritos
de Winckelmann. Goethe, ministro del duque de Weimar, visita Italia
de 1786 a 1788. Desde entonces, la ley de la armonía entre
lo real y lo ideal se plasma tanto en su lírica como en sus
dramas (Iphigenie, Egmont, Tasso), y sus novelas tienden a ser Pedagógicas
(Wilhelm Meister). Sólo en la última fase de su vida
se complica y decae el ideal clásico, cediendo a las tendencias
románticas: Fausto, Wahlverwandtschaften (Afinidades electivas),
Trilogie der Leidenschaft (Trilogía de la pasión). En
cuanto a Schiller, su clasicismo parte de una interpretación
del eticismo de Kant, sobre el ejemplo de figuras de la historia.
El objeto de sus tragedias clásicas: Wallenstein, Maria Stuart,
Die Jungfrau von Orleans (La doncella de Orleáns), Die Braut
von Messina (La novia de Messina) es demostrar cómo la libertad
interior es capaz de triunfar sobre las leyes del destino en cualquier
circunstancia de la vida. Ideas éstas que expone Schiller en
sus escritos estéticos.
Al margen del Clasicismo, pero en afinidad con él, se hallan
tres grandes poetas: F. Hólderlin, autor de sublimes himnos,
elegías y odas, en que aspira a fundir el ideal estético
griego con el idealismo alemán; H. von Kleist, en cuyos dramas
(Robert Guiskard, Penthesilea, Friedrich von Homburg) palpita una
desgarradora experiencia de la realidad, y J. P. Richter, cuyas novelas
reúnen elegancia de estilo, humorismo y entusiasmo soñador.
Romanticismo
A partir de 1797 comienza a desarrollarse el romanticismo. Su base
hemos de buscarla en las doctrinas idealistas, principalmente de Fichte.
Dura hasta 1830 y generalmente se distingue una primera escuela, cuyos
centros son Jena y Berlín, de otra posterior, llamada media
y cuyo centro es Heidelberg, y del posromanticismo. Caracteriza a
la primera escuela una tendencia filosófica y crítica.
Sus teóricos son los hermanos Schlegel, editores de la revista
"Athenáum". La obra de Wackenroder (1773-98) es confesión
de un alma romántica para quien el arte es una religión.
L. Tieck, con sus prolíficos escritos Franz Sternbalds Wanderungen
(Excursiones de F. Sternbald), Genoveva, Der gestiefelte Kater (El
gato con botas), Die verkehrte Welt (El mundo al revés) fue
el gran impulsor del romanticismo. En Novalis, el sentimiento romántico
se transforma en misticismo; sus Himnos a la Noche, sus Canciones
espirituales y su novela Heinrich von Olterdingen expresan el idealismo
de un mundo mágico y espiritualizado. La escuela media cultiva
lo popular y autóctono, buscando sus raíces en la tradición
medieval. C. Brentano (17781842) y Achim von Arnim (1781-1831) editan
canciones populares (Des Knaben Wunderhorn); J. Görres (17761848),
historias antiguas (Die deutschen Volksbücher), y los hermanos
Grimm coleccionan hermosos cuentos infantiles (Kinder- und Hausmürchen).
Un círculo de románticos de tendencia análoga
se reúne en Berlín en torno a Fouqué (1777-1843),
autor de la novela fantástica, Undine, y Chamisso (1781-1838),
autor de baladas y narraciones como Peter Schlemihl. El posromanticismo
está representado por J. von Eichendorff, creador, en su lírica,
del paisaje romántico alemán, y por E. Th. A. Hoffmann
(1776-1822), cuyas novelas y narraciones fantásticas (Phantasiestücke),
con sus motivos de duendes y espectros, han tenido gran influencia
en la literatura universa]. El llamado romanticismo suabo, con poetas
como L. Uhland, J. Kerner, G. Schwab, W. Hauff, E. Mörike y Graf
von Platen forma una sección aparte. La dirección patriótica
y nacionalista del romanticismo la representan los poetas de la guerra
de liberación E. M. Arndt, M. von Schenkendorf, Th. Körner.
Realismo
Pasada la ola romántica, las tendencias rea listas comienzan
a manifestarse en los escritores de 1a "joven Alemania"
(1830-50), que introducen en la literatura la política y la
polémica. El más destacado e H. Heine, gran poeta lírico
(Intermezzo, Cancionero Romancero), gran prosista, especialmente en
sus Reise bilder (Cuadros de viaje), y mediador cultural, con su artículos
periodísticos, entre A. y Francia. L. Börne (1786 1837)
es conocido por sus Briefe aus Paris (Cartas desde París),
en que trata de los resultados de la Revolución francesa, K.
Gutzkow y H. Laube son, asimismo, periodistas y críticos de
tendencia radical. La misma actitud adopta F. Freiligrath. Distintos
de este grupo, pero de ideales políticos semejantes, son los
dramaturgos Ch. D. Grabbe (1801-36) y G. Büchner (1813-37), cuyas
pieza expresan un realismo sombrío y pesimista. El realismo
se prolonga con caracteres menos violentos hasta 1890, adoptando las
formas de realismo poético, psicológico y costumbrista.
Sus precursores son K. Immermann (1796-1840) y la poetisa A. ven Droste-Hülshoff
(17971848), y sus realizadores los novelistas G. Freytag (1816-95),
Th. Fontane (1819-98), W. Raabe (1831-1910), el humorista W. Busch
(1832-1908), los dramaturgos F. Hebbel y 0. Ludwig (1813-65), y el
gran lírico Th. Storm (1817-88).
Naturalismo
El naturalismo (1880-1900) pone en primer plano el problema social,
al principio en la novela y, a continuación, en el drama. El
gran representante del naturalismo en A. es G. Hauptmann, uno de los
más destacados dramaturgos contemporáneos. En sus dramas
Vor Sonnenaufgang, Die Weber, Der Biberpelz, Rose Bernd, describe
la tragedia del dolor y del destino Humanos desde el punto de vista
de la opresión; el hombre está supeditado al doble determinismo
social y moral. Hauptmann es además autor de importantes novelas,
entre las que destaca el poema en hexámetros Till Eulenspiegel.
Dramaturgos naturalistas son igualmente S. Suderrílann y H.
Halbe.
Siglo XX
En los umbrales del s. XX se inicia una fuerte reacción contra
el naturalismo. Primeramente el simbolismo intenta elevar el arte
por el estricto cultivo de la forma y del lenguaje selecto; el procedimiento
artístico es el empleo de imágenes y símbolos
con fines efectistas, volviendo a cobrar valor lo irracional, metafísico
y rnístico. El principal simbolista alemán es S. George
(1868-1933), autor de obras poéticas como Algabal, Das lahr
der Seele, Der Tepich des Lebens, Das neue Reich. Ricarda Huch (1864-1947)
se destaca como poetisa y novelista. Una rnodalidad especial del simbolismo
por su tendencia ecléctica es el impresionismo, cuyo ideal
artístico consiste en la exacta percepción de los objetos,
en la acentuación, no del color, sino de los matices. Lo más
logrado del impresionismo es la lírica, que representan D.
von Liliencron, R. Dehmel, M. Dauthendey, Ch. Morgenstern. R. M. Rilke,
si bien reúne en sí los caracteres de ambas corrientes,
las rebasa por el hondo sentido metafísico que imprime sobre
todo a su lírica (Duniser Elegien y Sonette an Orpheus). Hacia
1910 aparece el expresionismo, que sacrifica la belleza formal en
aras de la expresión patética y extático. El
arte es grito de las entrañas. El expresionismo comienza por
la lírica, con G. Benn, G. Heym y E. Stadler, continuando por
el drama y la novela, con F. Wedekind, E. Barlach, G. Kaiser y A.
Dóblin. En el s. xx se destacan cuatro grandes novelistas que
desarrollan los recursos artísticos del realismo y del impresionismo,
presentando un mundo decadente: Th. Mann, con sus novelas Die Buddenbrooks,
Der Zauberberg (La montaña mágica), Doktor Faustus;
H. Hesse, con Demian, Der Steppenwolf (El lobo estepario); H. Mann
(1871-1950), con Professor Unrat y Der Untertan (El súbdito),
J. Wassermann, con Etzel Andergast.
A partir de 1925, una nueva visión de la realidad y la búsqueda
de nuevos valores, determinan la dirección llamada naturalismo
expresivo y nuevo realismo, de que son claro reflejos las piezas de
C. Zuckmayer (n. 1896) y, sobre todo, las de B. Brecht, cuya técnica
dramática ha ejercido inmensa influencia; también, las
novelas de W. Bergengruen (1892-1964), F. Werfel (1890-1945), Gertrud
von Le Fort (n. 1876) e Ina Seidel (n. 1885), así como las
narraciones y confesiones de H. Carossa (1878-1956). En su rara evolución,
E. Jünger ha pasado de la glorificación de la guerra a
la defensa de la paz y de la libertad. Las consecuencias de la II
Guerra mundial y la división política de Alemania se
reflejan en la literatura actual, que pasa por una fase de crisis
de los principios estéticos; no hay estilo, sino estilos. El
carácter experimental asemeja la literatura a las ciencias
y a la técnica. Son escritores destacados: H. E. Nossack, S.
Andrés, K. Krolow, H. Bóll, W. Brochert, G. Grass, P.Weiss,
M. Ende, etc.