Señor
Director:
Panamá
América
Ciudad
de Panamá
Harto
es conocida por nosotros los indígenas la posición de la empresa
EPASA, con respecto a las comarcas indígenas. Que no pierden
oportunidad para esgrimir su posición distorsionada y lo han
hecho las veces que han deseado y como han querido. Hoy no es la
excepción, que a través del Pulso de Panamá, lo reitera.
Desde
su fuerza y poder publicitario que se traduce a su libertad de
expresión parece que es capaz de catalogar sin menor reparo como
“gran santuario de narcos” a una comarca nuestra, ni que
decir, cuando hacen afirmaciones que “tres o cuatro gamonales
bajo títulos de caciques y reyes, que ejercen una dictadura
sobre los suyos”, entre
otras cosas. (El subrayado es nuestro)
Primero,
el narcotráfico es un problema mundial, los mercaderes de este
mal no respetan regiones ni posiciones sociales, hasta en las
grandes metrópolis donde se supone que están mejor dotados de
sistemas de seguridad y vigilancia se registran casos, casi a
diario, y Kuna Yala no escapa de esta realidad. Pero hacerla
entender a la opinión pública que la comarca y sus autoridades
patrocinan esta situación, no sólo es incorrecto si no que es un
gran irrespeto. Con ello desestima o desconoce las normas internas
de la Comarca que rigen sobre esta actividad, que condena de forma
categórica. Es más tienen que tener en cuenta, en la frontera
entre Colombia, partiendo desde La Miel, Armali (Puerto Obaldia),
Yandup(Narganá) y en muchas otras comunidades están ubicadas las
fuerzas policiales y se supone que el Servicio Marítimo Nacional
patrulla las costas de la Comarca y me pregunto dónde está su
efectividad.
Hace
algunos años atrás el Congreso General Kuna esperó que el
gobierno nacional conjuntamente con las fuerzas estadounidenses de
ese entonces cumplieran con establecer un sistema de radar en
Gaigirgordup(Porvenir) que buscaba rastrear movimientos
irregulares en la región, especialmente, los movimientos del
narcotráfico, eso decían al menos.
En
ese sentido, no es objetivo, justo ni mucho menos ético hacer ver
que la Comarca es un “santuario de narcos” por lo tanto los
kunas somos narcotraficantes, cuando la comarca no es más que una
víctima de un sistema de vida creado e importado desde afuera.
Pero con qué intenciones se hacen éstas afirmaciones, eso lo
dejamos a la conciencia de aquellos que sin menor respeto han
llegado expresar tales afirmaciones.
Con
respecto a la DICTADURA que afirman ejercer los llamados
“caciques o reyes”, es oportuno también aclarar. Yo que nací
y crecí en Kuna Yala no recuerdo haber vivido momentos de
dictadura donde caciques o Sailagan(jefes tradicionales locales)
dispongan de cualquiera cosa a su antojo, sino todo lo contrario,
las decisiones se toman entre toda la comunidad y el Congreso
General Kuna es el vivo ejemplo. Donde las 49 comunidades de la
comarca toman decisiones de forma libre y conjunta, sea bien o mal
pero es una decisión consensuada de forma democrática y no los
tres o cuatro gamonales (como dicen) imponen criterios, tal como
se hace en los países llamados democráticos. El único sistema
dictatorial que recuerdo haber vivido es aquel que todos conocemos
en Panamá.
Señores
de Panamá América, especialmente, aquellos que escriben
editoriales, el Pulso de Panamá, con estas afirmaciones sólo nos
demuestra la ignorancia total sobre la cultura kuna, desconoce cómo
funciona nuestra comarca y qué papel juega la figura del Cacique
o el Saila. Y así caen en la irresponsabilidad de afirmar cosas
que no se ajustan a los hechos y únicamente reafirma la
discriminación que muchos panameños llevan en la sangre, si es
que son panameños, aquellos que no aceptan que existen pueblos
con un idioma, cultura y cosmovisión que tienen el derecho de
vivir en la tierras donde siempre han vivido bajo las condiciones
que su realidad genera. Pero con ello no quiere decir que los
pueblos indígenas queremos vivir lejos, aislados, como también
han venido repitiendo, sino todo lo contrario que estamos
conscientes que tenemos que convivir en la diversidad pero
respetando particularidades de los todos los pueblos, no
imponiendo nada, tal como ha sido las políticas de los gobiernos
desde la creación de la república y los kunas tenemos mucho que
decir sobre lo particular.
La
pobreza de nuestros pueblos no es consecuencia de nuestra
idiosincrasia ni mucho menos por ser comarcas, como siempre han
afirmado también, sino producto de las políticas erradas e
intolerantes de los gobiernos de todos los tiempos que nunca han
querido aceptar que Panamá es un país pluricultural y multilingüe.
Y como tal debe promoverse el respeto entre todos la diversidad
que existe. Pero todo ha sido lo contrario donde los pueblos indígenas
se le han impuesto sistemas, por ejemplo, el sistema educativo lo
que finalmente ha hecho que los sectores rurales, entre ellos los
pueblos indígenas sueñen con las metrópolis. Asimismo podemos
seguir señalando otros aspectos.
Señor
director, sólo espero así como han estado difundiendo sus
posiciones con respecto a nuestros pueblos tengamos igual
oportunidad ante la opinión pública nacional.
ANELIO
MERRY LÓPEZ
31
de agosto de 2005