Panamá,
15 de octubre de 2003
Respetado
Profesor:
Milciades
Ortiz
El
artículo publicado por su persona con el título
"Indios"
el pasado 13 de octubre de 2003, en el diario Crítica
Libre, en lo personal no es de extrañar, es la misma posición
que usted ha expuesto las veces que ha hecho público, para
acabar con el mismo título.
Pero
en esta oportunidad estimado profesor me veo precisado responder
lo siguiente partiendo por lo expresado por usted:
1.
Usted parece obviar la realidad, no sé si lo haces a propósito,
o simplemente quiere cerrar los ojos ante esa realidad, que las
condiciones socioeconómicas de los países latinoamericanos no
es producto o resultado de la presencia de los pueblos indígenas.
Si no producto de la mentalidad distorsionada y corrupta de los
gobiernos llamados civilizados que actualmente con sus políticas
antipopulares mantienen a nuestros países sumidos en pobreza y
marginación. Qué decir, de nuestro Panamá, si no te has dado
cuenta, el último bastión de nuestras esperanzas la Corte
Suprema de Justicia, donde se espera que impere la justicia para
todos viene cayendo poco a poco desde su pedestal ante los ojos
de todo Panamá y del mundo.
2.
La pobreza de los pueblos indígenas la mayor parte se debe
fundamentalmente por las políticas discriminatorias e
intolerantes de los gobiernos que han venido desarrollando desde
que se creó la República, a tal punto, que en su desesperación
llegaron a usar la fuerza a fin de acabar con los pueblos indígenas
y para cerciorar sólo tenemos que remitir a la historia. Si es
la forma como quieren que los pueblos indígenas se integren,
atropellando sus derechos, no creo que ningún pueblo del mundo
acepte dichas condiciones.
3.
La famosa política de “integración”, no es más que una
política camuflageada dirigida a terminar con la integridad
cultural de los pueblos indígenas. Si realmente los gobiernos,
el Estado tuviese interés en la integración de los pueblos indígenas
a la vida nacional como dices, desde muchísimo tiempo hubiesen
implementado las normas constitucionales que abogan por los
derechos de los pueblos indígenas de educarse desde su realidad
a través de una educación bilingüe intercultural. En la
medida que los gobiernos realmente respeten los derechos de los
pueblos indígenas entonces estaremos hablando de una verdadera
integración, de lo contrario, al igual que otra gente usted
estará repitiendo la misma cosa” hay que integrar al indio”
sin mediar acciones concretas. Que ahora se le niega de forma
sistemática, pero andan vociferando a través de los medios de
comunicación social: “hay que integrar a los indios”,
o los indios quieren hacer lo les venga en gana”
mientras se le atropellan los derechos elementales de vivir en
libertad, sin imposiciones, sino que sea respetada desde su
dimensión.
4.
Estimado profesor, para su satisfacción debe saber que ya
muchos están integrados y para muestra debo mencionarles que ya
tenemos como decía uno de nuestros poetas: tenemos drogadictos,
prostitutas, traficantes, “rockeros”, sidosos, entre otras
lacras de la sociedad que se conoce civilizada.
5.
Esta misma sociedad civilizada a la que invitan a los pueblos
indígenas, y muchos ya están por dentro diariamente nos hace
vivir sin mayor rubor en una cultura de salvajismo, de
violencia, donde se asesinan a sangre fría a los prójimos, el
juega vivo, la violación, el soborno, la corrupción; y ante
esta realidad la hoja de una ortiga aplicada a la educadora en
Kuna Yala queda en su mínima expresión, o mejor se diluye ante
tanta maldad que produce la sociedad civilizada.
6.
Profesor Ortiz, debo indicarle que la ortiga dentro de la
cultura kuna, no es una expresión de castigo, o de tortura,
sino una aplicación medicinal, que es usada diariamente por los
botánicos kunas para las dolencias. Además, usted como
profesor de periodismo, debe saber, y eso lo enseñas que antes
de publicar las informaciones se hacen las verificaciones
necesarias para evitar errores; uno debe estar bien seguro de lo
que va a publicar, pero en este caso de la educadora, estimado
profesor no se verificó, ni tampoco se confrontó con otras
fuentes, en este caso, las mismas personas que participaron no fueron consultadas, sino que pudo más las apreciaciones y
los prejuicios. Donde luego todos se escandalizaron y gritaron
ante la opinión publica: ¡Salvajes! Y hoy usted lo repite,
siguiendo esos mismos errores. Me preguntaba profesor ¿Quién
es el salvaje?
7.
Finalmente, estimado profesor, aun sigo procurando de entender
las últimas líneas de su escrito cuando dice:
“En lo personal, me molesta ver a un indio que no sabe
hablar bien español, porque tiene el privilegio de ser
"autóctono panameño".
Una
y otra vez lo leí, y cierro esta nota sin llegar a entender la
razón de la misma. Estimado profesor, catedrático de la
Universidad, antes de terminar quiero que sepas. Yo nací, crecí
en Kuna Yala donde el idioma que se habla es el kuna o dulegaya,
el español o castellano vine a hablar cuando llegué a la
ciudad. Cuando llegué, por cierto, tenía mucha pena hablar el
castellano, pensando que la gente con que tenía que compartir
seguramente lo haría mejor que yo, escribirían mejor que yo.
Pero con el tiempo me fui dando cuenta y ustedes mismos lo señalan,
los horrores que hablan y escriben, la Real Academia de Lengua
Español Panameña se escandaliza al escuchar y leer a sus
generaciones que nacen en su propio ambiente donde todos hablan
el castellano a diferencia mía, como todos los pueblos indígenas
que tenemos nuestro propio idioma.
Por
eso estimado profesor, no importa si usted se moleste con ese
“indio” por hablar o escribirle mal su idioma, porque además
tengo el orgullo de hablar el idioma de mi madre, de mi pueblo
que por cierto no es menos que el suyo.
Con
mis respetos
Anelio
Merry López
15
de octubre de 2003
|