UN CAYUCO LLAMADO “GOLODEYARGAN”

Por: Anelio Merry López

Golodeyargan es nombre de un cayuco que existió en una remota isla de nuestra Gunayala. Es una historia contada frente al mar en una noche de luna llena. Más que un nombre colorido, simpático, era una advertencia. Un mensaje sutil de un viejo agricultor y pescador que vivió su vida entre mar y el campo.

Cuentan que en una isla vivía un viejo agricultor y pescador muy conocido en su comunidad; era uno de aquellos trabajadores que tenían una fina costumbre y práctica de mantener sus herramientas de trabajo de forma impecable y organizada. Era muy celoso de sus herramientas de trabajo de pesca y de campo. Cada vez que terminaba la jornada diaria sus herramientas eran limpiadas de manera delicada y cariñosa. Poseía machetes, cuchillos, coa, canaletes, limas, chuzos cortos y largos, anzuelos u otras que guardaba con mucho cuidado.

Entre aquellas herramientas que el viejo tenía entre sus propiedades contaba con un cayuco. Un cayuco de mediado tamaño. Finamente tallado con sus propias manos y pintado de negro con bordes tricolor. Era una de sus propiedades más apreciadas y cuidadas.

Según la historia, cada vez que llegaba del campo o de pesca el cayuco era limpiado minucioso y delicadamente. Tenía una toalla exclusiva para su limpieza y secado. El acto de amor del viejo agricultor hacia su cayuco era vigilado por un grupo de niños quienes se reunían cada tarde a la orilla del mar, mientras que el sol se perdía entre las montañas. Entre gritos y risas los niños subían al cayuco hacer sus travesuras cuando este se retiraba. Jugaban a capitanes, marineros y pescadores. Lo dejaban sucio y lleno de arenas.

Cada mañana el viejo se llenaba de cólera al encontrar su cayuco sucio y con arena, gritaba – “An be dagsanaddee, yargan an se godsale” – ¡Si lo hubiera visto, le sonaba la espalda! No fue fácil terminar con las travesuras de los niños que siguieron acudiendo cada tarde a la playa donde estaba el cayuco del viejo. Hasta que un día decidió dejar un mensaje de advertencia en la proa de su cayuco: GOLODEYARGAN.

Al final de la historia “Golodeyargan” se convirtió en el nombre de su cayuco. Se hizo popular entre la población. Una palabra invertida del idioma guna YARGANGOLO, para decir, “le sonaré la espalda”, una advertencia de castigo para aquellos que se atrevan a ensuciar su amado cayuco. Hoy, quizás aún lo encuentren surcando los mares de la comarca. Una historia que recuerde a un viejo que amó su cayuco como ningún otro. ***

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Esta historia forma de la memoria colectiva del pueblo Gunadule que va pasando de generación a generación; historias divertidas que son contadas en una tarde o en una noche de luna llena en un rincón de nuestra amada Gunayala. Anelio Merry López. Octubre, 2022



 

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