LA ACCION DIRECTA NO PUEDE SER TELEVISADA

Desde Seattle, las organizaciones y de comercio global han estado impulsando la imagen pública. Han tratado de mostrarse comprensivas y amables para llevarnos a tratar con ellas. La reunión de Praga estuvo llena de palabras acerca de pobreza. Durante el encuentro de Praga un responsable del BM dijo:”el objetivo del BM siempre ha sido luchar contra la pobreza”. Otro menciona “justicia para todos”. El BM parece haber aprendido de los medios (Bill Clinton) como crear una imagen comprensiva. En Seattle Clinton dijo:”simpatizo con los que protestan”. Luego Tony Blair (un personaje conocido por copiar los medios a Clinton) hizo unas declaraciones similares durante los bloqueos en las carreteras en septiembre por los precios-impuestos del aceite. Expresó su simpatía pero dijo en su acento de colegio público que no está de acuerdo con los métodos y que “no van por los canales adecuados”. Como si hubiera concedido las demandas si hubieran sido hechas de manera más educada. Una semana después en Praga oímos la misma basura clintonesca, un representante del BM dijo:” estos son importantes encuentros, sobre acabar con el SIDA y la pobreza; lo que queremos es diálogo no diatribas...Queremos una globalización que beneficie a todo el mundo”. Y por encima de todo, James Wolfenson, presidente del BM dijo:” La pobreza está en nuestro entorno vivamos donde vivamos”. Me encantaría ser la persona pobre que vive en su entorno.

El hecho es que el BM quiera diálogo es una medida de nuestro éxito en las calles. Están desesperados por que elijamos el diálogo por encima de la acción directa porque saben que el diálogo con ellos sería inefectivo, que en realidad nunca podrían conceder nuestras demandas. Pueden escucharnos, contestarnos educadamente, incluso hacer ajustes menores, pero a continuación vuelven a su comunidad vallada de olvido y se toman un martín. Es por esto por lo que quieren canalizar la fuerza de nuestra acción directa en reivindicaciones, peticiones e intentos de manipular los medios principales. El primer paso en este proceso es elegir quien debería ser representado; para dejar que nos peleemos entre nosotros para ver quien consigue más representación mediática. Hasta la BBC reconoció el reciente aumento de la acción directa como táctica en un artículo sobre Praga y los bloqueos de carreteras de septiembre; por supuesto piensan que esto es malo. Nuestros enemigos reconocen el poder de nuestra acción directa y hablan de contra medidas. El hecho de que pidan diálogo muestra su miedo y nuestro poder. Las migajas que se nos ofrecen para desviarnos y frenarnos deben ser rechazadas. Cualquier acuerdo con cualquier institución importante (el estado, la OMC, el BM, el FMI, los partidos, etc) siempre significa la alienación de nuestro poder para actuar de manera decisiva, de tomar decisiones y actuar cuando queramos. Como tal, un acuerdo sólo haría al estado y al capital más fuertes.

Estos juegos de imagen y señales de humo enviados para ambarcarnos hacia la caverna de los medios de comunicación, un lugar donde las ideas se convierten en opinión que se produce y reproduce interminablemente y no se hace nada en realidad. La caverna de los medios es un lugar donde el pensamiento se hace inútil, el pensamiento se divorcia de la acción cuando se convierte simplemente en una elección de postura. Posponer la acción con la esperanza de que este tipo de representación pueda llevar a cambios en las políticas del FMI o del BM, por ejemplo, significa renunciar a nuestra propia capacidad para actuar cuando y donde la acción sea necesaria; dejar la decisión a otros y resignarse a perder el propio poder. Si uno se opone al capitalismo como totalidad entonces este tipo de táctica es especialmente absurdo: el BM y el FMI nunca se desmantelarán a sí mismos. La caverna de los medios es la experta en manipulación, nos intoxica hasta que nos quedamos satisfechos dejando los asuntos en manos de otros. Mientras tanto, perdemos nuestra arma más efectiva, nuestra capacidad para actuar. Actuando generamos relaciones sociales; en la practica luchamos por la autoorganización multitudinaria. Pero la organización siempre tiene el peligro de limitar nuestro poder activo.

En internet y en muchas publicaciones alguna gente ha empezado a hacer llamamientos a los ambientes de “acción directa” para alejarse de la confrontación. Esto señala cual es seguramente el mayor peligro para la continuidad de la lucha contra el capitalismo, el peligro que representan aquellos que dentro “del movimiento” que esperan la oportunidad para hacerse los representantes del movimiento en un diálogo con las instituciones del capital y con el estado, aquellos que quieren pactar, de acabar con el “cerrojo”, de pedir migajas. Dichos pactantes normalmente trabajan en el seno de diversas organizaciones permanentes que han crecido en el seno del movimiento y cuyo principal objetivo son los medios de comunicación. Pero el trabajo de estas organizaciones busca causar efecto en “la opinión pública” y coger un asiento al fondo de la mesa del poder., e implica un complejo proceso de gestión de la imagen de la multitud que se rebela contra el capital. En sus cabezas, estos organizadores cantan el mantra “solo lo que aparece en los medios existe”, así van frenéticamente de una entrevista a otra, y por tanto acaban estando más interesados en lo que sale en televisión que en lo que ocurre en las calles, en los bosques, en la noche. Este proceso consta de dos pasos. En el primero las organizaciones tratan de organizar y disciplinar a la multitud de individuos activos implicados en la lucha. En el segundo, tratan de gestionar la representación de la acción en los medios.

El primer paso implica coger una multitud, un conglomerado indisciplinado de individuos y grupos con distintos deseos, y dándoles forma lo mejor posible convertirlos en una masa de cuerpos disciplinados. Esto implica separar la decisión de la necesidad del momento e implantar normas de comportamiento que están por encima de todos los participantes. Esto ha implicado incluso impedir físicamente a la gente actuar y llevar a gente a la policía. Los organizadores quieren sacrificar a los más activos para poder conseguir un hueco en la mesa del poder. Este intento de contener la acción suele ser efectivo solo a medias y las organizaciones contra-información nos desmenuzan en sus fábricas-de-imagen para producir material para construir una representación “correcta”, cortando las partes que no se ajustan a sus suaves gustos. Se convierten en portavoces deseosos de ofrecer a los medios trozos fácilmente digeribles. Los intelectuales hablan para el movimiento, mencionándolo en su imagen, siempre esperando un trozo más grande del pastel de media hora de la noche. Pero aquellos que luchan en el terreno de la imagen, basan sus decisiones estratégicas en una noción idealizada del discurso político. De hecho, esta noción del discurso político no es distinta de la historia que los medios y la democracia dicen de si mismos.¿Pueden ser más infantiles los organizadores? Por supuesto, contrariamente a la noción dominante del discurso político a la que los organizadores se adhieran, no hay un terreno abierto para el cambio político y la participación; lo que tenemos es un aparto espectacular de imágenes que producen y regulan la “opinión pública”. La opinión pública no es algo que primero se encuentre en el público en general y luego se reproduzca en los medios, es un simple informe del ambiente general. Una opinión se produce desde los mismos medios, es una idea plana y uniformada separada de toda vida y desconectada de todo deseo que se reproduce a millones plegada a través de los medios. La opinión pública se ofrece al consumidor pasivo como una simple mercancía, una simple elección; ¿estás a favor de la globalización o del proteccionismo nacional?¿estás a favor de la abolición de la deuda del tercer mundo o deben pagar lo que deben? No es necesario pensar, caemos directos al sitio, o se supone que debemos hacerlo. Las opiniones son ideas masificadas, y no ofrecen ninguna esperanza de comunicar nuestros deseos por un mundo cualitativamente distinto.¿Pueden ser los organizadores tan infantiles? La pregunta que las organizaciones de contra-información continuamente nos hacen es ¿Deberíamos seguir los consejos y el liderazgo de Tony Blair y el BM y dialogar con el poder?¿Deberíamos abandonar nuestro poder de acción y llevar la lucha de la acción directa y el ataque a una lucha por la imagen? Nuestra verdadera fuerza es el uso creativo de nuestro poder activo de ataque; su mayor poder es su control sobre las tecnologías de reproducción de imagen, los medios. Si queremos destruir completamente el orden actual, no podemos ganar luchando en televisión.

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