6.0            CAYO SUETONIO TRANQUILO, FILÓSOFO ROMANO PARTIDARIO DE LA RESTAURACIÓN DE LA REPÚBLICA DE ROMA, TAMBIÉN SUPO BURLAR LA CENSURA DE LOS CÉSARES.

Durante la Dictadura Franquista, los historiadores españoles que tuvieron la responsabilidad de reconstruir la Historia Antigua de España realizaron sus trabajos bajo el control de la Censura del Régimen. A la vista de los resultados, es claro que los realizaron con la intención de prestar apoyo ―unos de buen grado, otros a la fuerza― a los intereses políticos del Dictador.

Acatando las directrices de los mentores ideológicos del Régimen Franquista, presentaron a la opinión pública española y al resto del mundo una visión idílica de la Fase Dictatorial del Imperio Romano. Crearon un sofisma al que dieron soporte “científico” mediante la aceptación literal de la propaganda del Imperio Romano que recuperaron de trabajos de autores clásicos romanos que apoyaron al Régimen Político de los Césares.

Gracias a la labor de aquellos historiadores, durante muchas décadas todos los españoles tuvimos que aprendernos de memoria en las escuelas, institutos y universidades, la milonga de que en la Fase Dictatorial del Imperio Romano reinaron una espléndida “Pax Romana”; una sólida Estabilidad Política; y un Pensamiento Único, en todos los territorios invadidos por el Imperio.

El Régimen Franquista intentaba así que, por asociación de ideas, las generaciones posteriores a la Guerra Civil aceptasen con mayor facilidad los supuestos beneficios que la Dictadura proporcionaba a España, mediante la ideología fascista que difundía su Aparato de Propaganda: que en la España de la posguerra reinaba la espléndida “Paz del Generalísimo Franco, adulado con el sobrenombre de  César de las Españas”; y que el país disfrutaba de una sólida Estabilidad Política y un Pensamiento Único, gracias al Único Partido tolerado por el Régimen Dictatorial.

Para que sus torticeras interpretaciones de los clásicos romanos tuviesen “credibilidad científica” ante la opinión pública española y el resto del mundo, aquellos historiadores actuaron del modo siguiente:

● Guardaron sepulcral silencio sobre el linchamiento, la defenestración, y el silenciamiento de sus colegas historiadores españoles que se negaron a colaborar en tal esperpento.

● Cooperaron con la Censura Franquista en el secuestro, la tergiversación, y la destrucción de los trabajos científicos de los historiadores españoles discrepantes.

● Falsificaron las interpretaciones de los restos arqueológicos aparecidos en territorio español con anterioridad y posterioridad a la Guerra Civil ―de este modo se aseguraban que coincidiese su interpretación de la Historia con las pruebas disponibles.

Para comprobación de estos hechos acientíficos y terribles, que hoy en día nos parecen increíbles, no hay más que ver lo que hicieron con la persona y la obra científica de uno de los historiadores españoles más sobresalientes del primer tercio del siglo XX, D. Federico G. Maciñeira y Pardo de Lama(5).

● Y, lo peor de todo: crearon escuela, para que la milonga se mantuviese incólume durante los 1.000 años que duraría el Sistema Político Dictatorial en España. ¡Todavía, tras 25 años de Democracia en este país, se sigue transmitiendo como buena esa falsificada información histórica!

6.1                  LOS AUTORES ROMANOS PARTIDARIOS DEL RETORNO AL SISTEMA REPUBLICANO, TAMBIÉN SUFRIERON LA CENSURA DEL RÉGIMEN POLÍTICO DE LOS CÉSARES.

Infortunadamente, y para desgracia del prestigio internacional de la Ciencia Española, la milonga no puede estar más lejos de la realidad histórica.

El Sistema Político Dictatorial de los Césares, implantado por Julio César en el Imperio Romano y consolidado por César Augusto, padeció constantemente guerras de guerrillas por parte de los movimientos y bolsas de Resistencia de los países invadidos por el Imperio; guerras permanentes contra los países estructurados que tenían fronteras con el Imperio; y luchas intestinas por el control del Poder Dictatorial. Pero además, en especial, los Césares siempre tuvieron enfrente la oposición política de ciudadanos romanos de todos los estamentos sociales, partidarios del retorno al Sistema Republicano.

Los Césares mantuvieron el Sistema Dictatorial con mano de hierro, gracias al apoyo de los partidarios de éste; y persiguieron a los activistas republicanos. En consecuencia, al igual que los autores activistas independentistas de los países sojuzgados por Roma, también los autores romanos republicanos padecieron la acción de la Censura de los Césares del Imperio Romano.

Esta es la explicación de que no sólo encontremos beligerantes contra la Censura del Imperio entre los autores clásicos nativos de los países invadidos por Roma. Los autores romanos enemigos de la Dictadura también se enfrentaron a la Censura del Imperio; y poniendo en alto riesgo su vida y su posición social, transmitieron a sus contemporáneos ―y a la posteridad― generalmente en forma velada, información contraria a los intereses de los Césares de turno.

6.2                  CAYO SUETONIO TRANQUILO, FILÓSOFO ROMANO PARTIDARIO DE LA RESTAURACIÓN DE LA REPÚBLICA DE ROMA, FUE REPRESALIADO POR EL CÉSAR ADRIANO, Y TODA SU OBRA SUFRIÓ LA ACCIÓN DE LA CENSURA.

Uno de esos opositores republicanos fue el autor romano Cayo Suetonio Tranquilo. Se piensa que este autor tuvo un cargo privilegiado en la Administración Romana, el cual le permitió el acceso a la información más confidencial del Imperio Romano(2). Habría estado al frente de la Cancillería Imperial ―la trastienda del Aparato de Propaganda del Imperio― entre los años 119-122 d.C..

Por referencias cruzadas entre trabajos de otros autores romanos, se conjetura que Cayo Suetonio fue represaliado por motivos políticos durante la Dictadura del César Adriano(2), y nada se sabe de cómo acabó sus días. Por lo tanto, es altamente probable que la mayoría de sus trabajos hayan sido secuestrados, tergiversados, amputados, o destruidos por la Censura.

Este autor romano escribió numerosos trabajos, entre ellos:

Los Hombres Ilustres, donde estudiaba las obras y biografías de autores latinos organizados en cinco grupos: poetas (comenzaba por Livio Andrónico); oradores (comenzaba por Cicerón, político defensor de la República de Roma); historiadores (comenzaba por Salustio, cuya Historia de Roma hemos visto en el Capítulo 5 de nuestra web que es altamente probable que haya sido destruida por la Censura); filósofos; y gramáticos y retóricos.

De este trabajo de Cayo Suetonio es muy probable que la Censura haya destruido los grupos políticamente incorrectos, ya que, sospechosamente, sólo ha llegado a nosotros el grupo de autores romanos supuestamente más ajenos a la política: los gramáticos y retóricos. Aún así, llama poderosamente la atención que prácticamente todos los autores mencionados en este grupo son hombres libres, categoría social del Imperio Romano que equivaldría a la de los esclavos libertos de la fase esclavista de la época colonial americana, pero con menos derechos.

Vida de los Doce Césares(1)(2), obra de la que se piensa que nos ha llegado casi íntegra, pero que ha podido ser muy amputada y retocada por la Censura Romana.

También por referencias indirectas sabemos que escribió, entre otros, los trabajos que se relacionan a continuación, de los cuales no se ha podido recuperar ningún ejemplar:

Sobre el Pensamiento Político de Cicerón; Sobre las Cortesanas Célebres; Sobre los Reyes (desarrollaba en tres tomos biografías de reyes de Europa, Asia y Libia); Sobre los Hábitos y Costumbres de los Romanos; Sobre los Cargos Públicos; Sobre los Juegos de los Griegos; Sobre los Espectáculos de los Romanos; Sobre el Año Romano; Sobre los Signos de Abreviación; Sobre los Vestidos; Sobre las Palabras Injuriosas; Sobre los Defectos Corporales; Sobre Casos Diversos, obra gramatical; y una obra de carácter enciclopédico dedicada a la Historia Natural.

A la vista de la obra conocida de Cayo Suetonio Tranquilo concluimos que fue un filósofo; y además un activista político republicano romano.

6.3                  CAYO SUETONIO DENUNCIÓ A SUS CONCIUDADANOS ROMANOS QUE LOS Comentarios de la Guerra de la Galia Y LOS Comentarios de la Guerra Civil  DE JULIO CÉSAR, FUERON MANIPULADOS POR LA CENSURA DEL IMPERIO ROMANO.

Cayo Suetonio escribió en Vidas de los Doce Césares las biografías de los Dictadores que llegó a conocer, con la intención de lanzar a la opinión pública de su tiempo datos que hasta entonces se habían mantenido en secreto. Reveló a sus compatriotas miserias y arbitrariedades que todos aquellos Césares cometieron durante sus mandatos, de las cuales probablemente tuvo conocimiento gracias a la documentación secreta a la que pudo acceder merced a su privilegiado cargo.

En su biografía de Julio César, [56,1], Cayo Suetonio advirtió a sus contemporáneos ―y dejó para la posteridad― que los Comentarios de la Guerra de la Galia y los de la Guerra Civil(3)(4) fueron escritos por el propio Julio César; pero que el LIBRO VIII de los Comentarios de la Guerra de la Galia es de “autoría incierta”, aunque ―dice―  se cree que fue finalizado por Aulo Hirtius, porque Julio César lo había dejado sin terminar”.

También los avisó de que los libros de las acciones que se llevaron a cabo durante la Guerra Civil en los territorios de Alejandría, África e Hispania, son igualmente de “autoría incierta”, puesto que “algunos” atribuyen su autoría a Oppius, y “otros” al antes citado Hirtius; autores que, según parece, “fueron amigos” de Julio César.

(1)     Cayo Suetonio pone en duda que el Libro VIII de los Comentarios de la Guerra de la Galia haya sido redactado por el propio Aulo Hirtius, lo cual es lo que todavía hoy podemos leer en el Libro VIII.

 

Sugiere, por lo tanto, que los Comentarios de la Guerra de la Galia correspondientes a los años 51 y 50 a.C. ―los cuales fueron desarrollados por el propio Julio César, pero quedaron inacabados”― han sufrido profundas modificaciones por parte de la Censura; y que la operación censoria ha sido atribuida, sin fundamento, a Aulo Hirtius. Igualmente, nos advierte que lo mismo ha ocurrido con los Comentarios de la Guerra Civil en las campañas de Alejandría, África e Hispania, atribuidos “por unos” a Oppius, y a Hirtiuspor otros”.

 

Muy probablemente, Cayo Suetonio está sugiriendo que Hirtius y Oppius ya habían fallecido cuando se efectuó la censura de los textos de Julio César.

 

Después de darnos esos datos, los cuales aparentan estar en línea con la propaganda oficial del Imperio Romano, con el fin de que podamos crearnos nuestra propia opinión sobre este asunto, Cayo Suetonio transcribe literalmente, en [56,2], un pasaje escrito por Cicerón en su obra Bruto:

(2)     … Escribió [Julio César] unos Comentarios dignos ciertamente del mayor encomio: son sobrios, sin artificios, elegantes, desprovistos de todo ornato oratorio, y como un cuerpo al que se le ha despojado de la vestidura. “Pero”, su propósito de suministrar con esta obra materiales en que apoyarse a los que quieran historiar estas luchas “resultará quizás grato a los necios”, quienes se esforzarán en “emperifollar su narración”, pero “a los discretos les ha quitado el deseo de escribir” … Cicerón, Bruto, [262] / Cayo Suetonio, Vida de los Doce Césares [I,56,2]

 

Con este párrafo de Cicerón, defensor de la República de Roma y enemigo político de Julio César, Cayo Suetonio nos demuestra que Julio César es el único autor de todos los libros de los Comentarios. En el momento en que Cicerón escribe Bruto, los Comentarios están completos; han sido publicados; y llevan la firma de Julio César.

Cuando Cicerón escribió Bruto, los Comentarios de Julio César eran la única versión autorizada en el Imperio Romano para la Historia de la Guerra de la Galia.

Para denunciar este hecho, Cicerón, haciendo una finta a la Censura, sugiere en este párrafo que Julio César ha ordenado que todas las obras históricas que se escriban sobre la Guerra de la Galia deberán estar basadas, obligatoriamente, en sus Comentarios.

Como aclaración a esta idea, Cicerón nos confirma que los historiadores científicos romanos de su tiempo piensan que es mejor no escribir nada sobre el tema, porque únicamente se les permite la opción de parafrasear los Comentarios;lo cual harán encantados los historiadores necios”.

Cicerón pone de manifiesto, implícitamente, que Julio César ha escrito sus Comentarios con escaso rigor histórico para salvar su imagen.

Con el fin de proporcionarnos más información al respecto, y no sin cierta sorna, Cayo Suetonio también transcribe literalmente, en [56,3], un pasaje atribuido a Hirtius, tomado del prefacio del Libro VIII de los Comentarios:

(3)     … [los Comentarios] Han merecido “tan unánime aprobación” que “parece” “han quitado, más bien que dado, a los historiadores la facultad de escribir. Sin embargo, la admiración que yo siento por estos libros es mayor que la de otros lectores, pues ellos saben con cuánta elegancia y pureza están escritos. Yo, además, “con qué facilidad y rapidez” … Hirtius, La Guerra de la Galia, Libro VIII, prefacio. / Cayo Suetonio, Vida de los Doce Césares [I,56,3]

 

Así nos enteramos de que un siglo antes de Cayo Suetonio ―más o menos―, la panoli Censura Romana no se dio cuenta de que el autor de la manipulación de los trabajos de Julio César puso en boca de Hirtius que también él “pensaba lo mismo” que Cicerón, respecto al silencio obligado que guardaron los historiadores científicos romanos para la Historia de la Guerra de la Galia.

Para evitar que todavía alguien pueda quedarse con dudas, Cayo Suetonio, en [56,4], nos comenta que Asinio Polión ―otro enemigo político de Julio César―, al igual que Cicerón también lo considera el único autor de los Comentarios, publicados totalmente completos desde el principio.

La opinión de Asinio Polión respecto al rigor histórico con que fueron escritos los Comentarios no tiene desperdicio:

(4)     Asinio Polión considera que “fueron escritos con poco cuidado”, y que “se atienen poco a la verdad estricta”, porque “muchas veces”, “a su juicio”, “César dio crédito a los hechos llevados a cabo por otros”; y “tergiversó los suyos propios”, ya a propósito”, ya “como consecuencia de un fallo de memoria”.

Afirma el citado autor que “era propósito de César” corregir la obra y redactarla de nuevo. … Cayo Suetonio, Vida de los Doce Césares [I,56,4]

Resumiendo, tenemos que Cayo Suetonio ―autor republicano que intenta contrarrestar la propaganda oficial lanzada por Imperio Romano de los Césares para encumbrar a sus líderes, mostrando a su lado las miserias y arbitrariedades que cometieron, de las cuales tuvo conocimiento cuando estuvo al frente de la trastienda del aparato de propaganda del Imperio― denuncia sutilmente que los textos originales de los Comentarios sufrieron una modificación censoria profunda, la cual, sin duda alguna, fue ejecutada en un tiempo posterior a la muerte de Julio César.

También denuncia que el propio Julio César acomodó a sus propios intereses los contenidos históricos de los Comentarios, de ahí que nos transmita las opiniones de Cicerón y Asinio Polión sobre “el pobre rigor histórico” con que los escribió el Dictador.

Aunque no tuviésemos la información suministrada por Cayo Suetonio, también el sentido común nos aconsejaría considerar como inadmisible la posibilidad de que Julio César haya delegado en terceros la redacción de los libros VIII y IX de los Comentarios ―los correspondientes a los años 51 y 50 a.C..

Y es que resulta que estos dos libros son de extraordinaria importancia, debido a que están estrechamente vinculados con la justificación que escribió el propio Julio César acerca del cómo y porqué se rebeló contra el Estado de la República de Roma.

Queda probado, pues, que los dos últimos libros de los Comentarios de la Guerra de la Galia nos han llegado amputados y muy modificados por la Censura del Imperio Romano, razón por la cual habrían sido refundidos en un solo LIBRO VIII. También queda probado que los Comentarios de la Guerra Civil en Alejandría, África e Hispania han sufrido un tratamiento parecido.

Además, y lo que es todavía peor para la Historia, gracias a Cayo Suetonio queda puesto de manifiesto, tanto por él mismo como por otros tres intelectuales romanos―, el escaso rigor histórico empleado por Julio César en la redacción de sus Comentarios.

Lo anterior no quiere decir que los restantes libros de los Comentarios no hayan sufrido también retoques de la Censura. De modo general, la Censura del Imperio actuó sobre todos los libros de la obra, en ejecución de la orden de César Augusto.

Afortunadamente para nosotros, y a pesar la Censura de sus textos, los libros de los Comentarios de la Guerra de la Galia de Julio César todavía contienen gran cantidad de información que confirma la existencia de una poderosa Potencia Europea Occidental contemporánea del Imperio Romano: el Imperio de Tartessos, según hemos visto en el Capítulo 5 de nuestra web.

Y es que, señoras y señores, Julio César fue el General en Jefe de las tropas romanas en la guerra que libraron en la Galia la República de Roma y el Imperio de Tartessos.

Décadas más tarde, su heredero César Augusto ordenó que esta guerra fuese para siempre denominada: la Guerra de las Galias.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

(1)  SUETONIUS, J.C. Rolfe, Nueva York, 1.914.

 

(2)  Vida de los Doce Césares, Mariano Bassols de Climent, Madrid, 1.990.

 

(3)  CAESAR’S COMMENTARIES, W. A. McDevitte y W. S. Bohn, Nueva York, 1.869.

 

(4)  Guerra de las Galias, V.García Yebra y H. Escolar Sobrino, Editorial Gredos, 1.996.

 

(5)  Bares, Puerto Hispánico de la Primitiva Navegación Occidental, CSIC-Instituto P. Sarmiento de Estudios Gallegos, Santiago de Compostela, 1.947.

 

 

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