8.0    LA GUERRA DELAS GALIAS”, CAYO JULIO CÉSAR. LIBRO I.   AÑO 58 a.C.. LA SITUACIÓN POLÍTICA EN LA “GALIA CÉLTICA” ANTES DE LA INVASIÓN ROMANA. MILONGA DE LA GUERRA DE LOS HELVETIOS. JULIO CÉSAR ATACA POR SORPRESA AL EJÉRCITO DEL REY ARIOVISTO, AMIGO DEL PUEBLO ROMANO.

En el Capítulo 7, 7.3, hemos concluido que los Germanos han pasado un ejército al sur del Rhin no demasiados años antes del año 58 a.C.. Tras derrotar a los Belgas, han ocupado ―terminología de Julio César― parte de sus territorios.

Los Germanos se han instalado ―terminología de Estrabón― en los territorios conquistados. Obviamente, los derrotados habitantes belgas han sido desarmados y sometidos a vasallaje o esclavitud. El general en jefe del ejército invasor germano, Ariovisto, se ha proclamado Rey.

Ha surgido, por lo tanto, un nuevo reino germano en la Europa Central, al que denominaremos Reino de la Galia Céltica ―también podríamos llamarle Reino de la Galia Germánica― debido a que no sabemos con certeza el nombre que tuvo ese reino; aunque bien pudo ser simplemente: Reino de Galia.

En el mapa mostramos una propuesta de la probable extensión territorial del reino de Ariovisto, basada en los textos de los Comentarios, [I, 1].

Desde que se produjo la ocupación de los Germanos, los Belgas han intentado recuperar militarmente sus territorios ―esa es la razón de que estén continuamente en guerra con los Germanos, [I, 1]. Sin embargo, Ariovisto ha sabido defender bien la posesión de los territorios conquistados hasta este momento, [I, 44].

Ariovisto también ha intentado expandir los territorios de su reino hacia el este, haciéndole la guerra a los Helvetios. Sin embargo, contra estos enemigos no le han ido bien las cosas, puesto que sus tropas han sido rechazadas en varias ocasiones. En otras, han sido los propios Helvetios los que han invadido territorios de su reino, [I, 1]. En la mayoría de las ocasiones los Germanos han salido malparados, según Julio César, [I, 40].

A lo largo de nuestra lectura del Libro I de los Comentarios, veremos que todas nuestras interpretaciones de la Historia todavía son confirmadas en otros pasajes escritos por Julio César.

Como ya va siendo habitual en esta web,

 

AVISO A LOS NAVEGANTES:

letra normal en color azul                                                  Textos originales de Julio César y de las fuentes referenciadas.

[Letra negrita itálica en color verde]                Interpolaciones de la Censura Romana. Milongas de Julio César.

 

[...]                                                                            Amputaciones de la Censura Romana a los textos de Julio César.

letra normal itálica en color fucsia                      Nuestros comentarios generales, o intercalados en los textos clásicos..

 

8.1    LOS TEXTOS CENSURADOS DE JULIO CÉSAR TODAVÍA NOS CONFIRMAN QUE BÉLGICA FUE INVADIDA Y OCUPADA PARCIALMENTE POR UN GRAN EJÉRCITO GERMANO COMPUESTO POR UNOS 120.000 EFECTIVOS, DIRIGIDO POR ARIOVISTO, NO MÁS TARDE DEL AÑO 72 a.C..

Julio César nos informa sobre la ocupación germana de parte del territorio de Bélgica a pesar de la acción de la Censura todavía hoy se puede leer Belgium en los Comentarios, [V,12], [V,25], en lugar de la Galiaen diversos pasajes del Libro I:

 

Pero que peor había sucedido a los Sequanos vencedores que a los Haeduos vencidos; porque Ariovisto, Rey de los Germanos, “se había asentadoen los territoriosde ellosyhabía ocupado” “la tercera parte” del campo [...] [Sequano], que era el mejor de toda [...]  [la Galia] , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 31]

 

Que primero quince millares (15.000) de éstos [de Germanos], aproximadamente, habían pasado el Rhin. Después que “hombres fieros y bárbaros” “se habían aficionado” a los campos”, cultura y riqueza de los [...] [Galos], habían sido pasados más. Que “ahora” había en [...] [la Galia] hasta el número de ciento veinte millares (120.000) , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 31]

 

Que Ariovisto, por su parte, luego que una vez había vencido en combate” a las tropas de los [...] [Galos], y que tal combate había sido hecho en Admagetobriga, mandaba soberbia y cruelmente. Pedía como rehenes los hijos de cada uno el más noble, y aplicaba a ellos todos los escarmientos y tormentos si alguna cosa no había sido hecha a la indicación o a la voluntad de él , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 31]

 

Que [Julio César] luchara cuando quisiera. Comprendería qué podían con valor los invictos Germanos, ejercitadísimos en las armas, que “durante catorce años” no habían entrado bajo techo , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 36]

(1) Hoy leemos en los Comentarios, [I, 31], que los Germanos entraron en Bélgica para apoyar intereses regionales de los Sequanos frente a los Haeduos. La entrada de los Germanos en Bélgica tuvo lugar catorce (14) años antes del año 58 a.C., como mínimo; o sea, que la invasión germana se ha producido no más tarde del año 72 a.C., [I, 36].

 

En un principio, no debería parecernos raro esto, puesto que este tipo de conflictos parece que no era infrecuente entre las satrapías persas, según se lee hoy en la Historia de Heródoto. Y todavía, en pleno siglo XXI,  suceden conflictos regionales en los países poco estructurados.

 

La evolución del conflicto inicial entre las dos regiones belgas ha dado como resultado que el general germano Ariovisto, al frente de un gran ejército de 120.000 hombres, se ha apoderado de la tercera parte de Bélgica, [I, 31]. Esto es, aproximadamente, lo que también se puede deducir de los Comentarios, [I, 1], respecto a la extensión de los territorios belgas ocupados por los Germanos ―ver nuestra propuesta en mapa de 8.0.

 

Nótese que Germania es un poderoso país estructurado europeo del Siglo I a.C., puesto que tiene la capacidad de reclutar, armar, entrenar, mantener, y gestionar ejércitos tan enormes como el que manda Ariovisto el año 72 a.C. ―aunque es probable que Julio César haya inflado el número de soldados germanos, para dar más relieve a su victoria.

 

Que el país germano tenga esta capacidad en el Siglo I a.C., implica que tiene una gran densidad de población; una agricultura productiva; una buena cabaña ganadera; unas buenas industrias de minería, siderurgia y metalurgia del hierro y del bronce; una buena industria armamentística; una buena industria de servicios, etc.. Nada de esto puede darse en un país sin un estado suficientemente organizado que aproveche sus sinergias; sin una buena estructura social; sin acumulaciones de capitales; sin una estabilidad política suficiente; y sin el necesario desarrollo cultural, económico y tecnológico.

 

Señoras y señores, ustedes mismos pueden hacer estimaciones probables de los gastos que generaría el ejército de Ariovisto en el Siglo I a.C., si basan sus cálculos tomando de los periódicos los 103.000 millones de dólares presupuestados por los Estados Unidos para mantener operativo su ejército de Irak durante 2.005, el cual tiene un número de efectivos parecido al del ejército de Ariovisto.

 

Estas son las razones que explican porqué el Imperio Romano nunca pudo subyugar a Germania, ni siquiera en sus tiempos de mayor auge. Al contrario, fue Germania el país que libró a Europa de las cadenas del Imperio Romano.

 

Seguimos. Nótese también que Julio César considera que Bélgica es un país de gran cultura y riqueza, con una agricultura muy productiva, [I, 31], en su opinión superiores a las germanas. Es decir, está hablando de otro país estructurado europeo típico del Siglo I a.C., cuyos habitantes disfrutan de una Civilización no inferior a la Griega o a la Romana.

 

El gobierno belga ha enviado un ejército, al menos, para la recuperación de los territorios perdidos, [I, 44]; pero Ariovisto, tras catorce años de guerra con los Belgas, [I, 36], ha resultado vencedor, [I, 44]. Parece que la batalla final de la guerra ha tenido lugar en Admagetobriga, [I, 31] ―lugar desconocido. Se ha consolidado, pues, la ocupación germana de los territorios belgas invadidos.

 

Es ingenuo y absurdo aceptar que los germanos, después de vencer “a Sequanos y Haeduos, no hayan ocupado militarmente la totalidad de sus territorios; y solamente se conformen con “la ocupación de la tercera parte de los territorios de los Sequanos”, [I, 31].

 

También es ingenuo y absurdo aceptar que la gestión del cobro de tributos al resto de los Sequanos no ocupados y a los Haeduos sea realizada por los germanos a distancia, [I, 44] ―vamos, ”mediante giro postal”.

 

Todas estas aparentes tonterías que hoy leemos en los Comentarios, son el resultado de las torpes manipulaciones de la Censura romana sobre los textos originales de Julio César.

 

Antes de proseguir, consideramos obligado hacer una reflexión aquí y ahora, porque la información que manejamos es confusa, en apariencia.

Razonemos,

Por una parte, acabamos de ver que Julio César no utiliza para nada el etnónimo Celtas, y solamente escribe Germanos, cuando se refiere al ejército invasor de Ariovisto.

También en estos pasajes, Julio César parece desconocer el etnónimo Galos, el cual hoy vemos aplicado en los Comentarios a Germanos, Belgas, Aquitanos, y Helvetios, de forma indiscriminada.

Y en nuestro Capítulo 7, 7.3, ya hemos reparado en que el filósofo Estrabón también parece desconocer el etnónimo Galos.

Por otra parte, sabemos que los Griegos del tiempo de Estrabón, al menos, denominaban Celtas a los habitantes del norte de Europa, puesto que él lo hace en su Geografía, en numerosas ocasiones.

Y tenemos que el primer pasaje del Libro I de los comentarios nos ha llegado con el etnónimo Celtas etnónimo autóctono germánico, y también designación griega para los habitantes del norte de Europa aplicado para designar a los Germanos de Julio César.

¿Qué está pasando entonces?

En nuestra opinión, los textos originales de Julio César fueron censurados en dos ocasiones, como mínimo.

En la primera ocasión se habría cambiado con el etnónimo autóctono germánico Celtas, también designación griega, el etnónimo Germanos utilizado por Julio César. Esto es confirmado por Estrabón, como ya hemos visto en nuestro Capítulo 7, 7.3.

Entonces, ¿un griego censurando los Comentarios de Julio César en el siglo I a.C.?...   Pues actualmente pensamos que sí.

En nuestra opinión, en algunas de las obras clásicas que han llegado hasta nosotros, hay datos para poder afirmar que la primera etapa de la Censura decretada por César Augusto fue ejecutada por filósofos griegos.

Ya hemos tenido un adelanto en nuestras lecturas del  Timeo y el Kritias de Platón, y de la Ora Maritima de Estrabón. Nos ocuparemos de este asunto más ampliamente en nuestros comentarios de la lectura de la Geografía de Estrabón.

En la segunda censura de textos, realizada en un tiempo posterior a Estrabón, en los Comentarios se habría introducido, de forma indiscriminada y muy descuidadamente, el etnónimo Galos para todos los habitantes europeos de la región geográfica limitada al norte por el Rhin, al este por los Alpes, al sur por el Mediterráneo y los Pirineos, y al oeste por el Océano —incluyendo a los Germanos del ejército de ocupación comandado por Ariovisto.

Esta segunda manipulación de los textos sería la principal responsable de las inconsistencias que en la actualidad encontramos en los textos.

Continuamos con nuestras interpretaciones de la lectura de los Comentarios:

 

Alcanzada la victoria militar sobre los Belgas, Ariovisto trata de consolidar políticamente la conquista: se proclama Rey de los territorios ocupados, en nuestra opinión…  aunque, ¿cabría la posibilidad de que ya ostentara ese título en Germania, antes de la invasión?

 

El nuevo y poderoso Rey europeo Ariovisto comienza a ser reconocido internacionalmente. El Rey del Nórico, Voccion, quiere ser su aliado, cosa que Ariovisto acepta encantado. La alianza se hace efectiva por medio del matrimonio de la hermana de  Voccion con Ariovisto, la cual será su segunda esposa, puesto que Ariovisto se había casado en Germania con una sueva antes de la invasión de Bélgica, [I, 53].

 

Tras sellar su alianza con el Reino del Nórico, Ariovisto continúa sus acciones diplomáticas para ampliar todavía más el reconocimiento internacional de su nuevo reino europeo; y, al parecer, el año 59 a.C. solicita de la República de Roma, durante el consulado de Julio César, [I, 35], [I, 40], [I, 42], [I, 43], ser reconocido como Rey de los territorios belgas ocupados; y que le sea concedido el título de Amigo del Pueblo Romano.

 

8.2    EL AÑO 59 a.C., DURANTE EL CONSULADO DE JULIO CÉSAR, EL SENADO DE LA REPÚBLICA DE ROMA NOMBRA AMIGO DEL PUEBLO ROMANO AL REY DE LA GALIA CÉLTICA, ARIOVISTO, Y RECONOCE POLÍTICAMENTE SU REINO.

 

Puesto que alcanzado por tan gran beneficio suyo [de Julio César]  y del pueblo romano, como en su consulado hubiese sido llamado por el Senado Rey y AmigoJulio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 35]

 

que, siendo él [Julio César] cónsul, Ariovisto “había pedido la amistad del pueblo romano con grandísimo deseo”… , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 40]

 

y llegaba [Julio César] a gran esperanza que sucedería que, por tan grandes beneficios suyos y del pueblo romano a él  [Ariovisto], conocidas sus peticiones desistiría de su pertinacia, Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 42]

 

… César, al principio del discurso, recordó sus beneficios y del Senado a aquél [Ariovisto]:

 

Que había sido llamado Rey por el Senado; que Amigo.

 

Que le habían sido enviados regalos muy ampliamente.

 

Indicaba que aquello no sólo había acontecido a pocos, sino que había solido concederse por grandes servicios de hombres [a Roma].

 

Que él, no teniendo acceso a ellos, ni motivo justificado de pedirlos, había conseguido aquellos premios por favor y liberalidad suya y del Senado… , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 43]

 

(2) Por lo que cuenta Julio César en los pasajes seleccionados, el Senado romano reconoce como Rey a Ariovisto, y lo declara Amigo del Pueblo Romano, sin objeciones. Sólo un país enemigo a ultranza del Imperio Atlántico Europeo podría reconocer al nuevoreino europeo implantado en los territorios arrebatados a los Belgas.

 

A partir de este momento, el Reino de la Galia Céltica es aliado oficial de la República de Roma. Esto quiere decir que, mientras esté en vigor la alianza, la República de Roma y el nuevo Reino de la Galia Céltica lucharán aliados contra los enemigos comunes.

 

Por lo visto, en el año 59 a.C. ya era antiquísimo el proverbio: “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”. El nuevo reino de Ariovisto había debilitado al Imperio Occidental enemigo de Roma, y constituía para él una amenaza permanente.

 

En efecto, Ariovisto había abierto en la Europa Central un nuevo e importantísimo frente contra el Imperio Atlántico, contando solamente con sus propios recursos. El Imperio Atlántico se veía obligado, pues, a distraer enormes recursos militares y económicos para las guerras por la recuperación de los territorios perdidos, lo cual beneficiaba los planes expansionistas de la República de Roma contra él en otras áreas geográficas.

 

No obstante, ya hemos visto en el Capítulo 7, 7.3, comentario (1), que, a pesar de haberlo reconocido como Rey de la Galia Céltica”, y haberle otorgado el título de Amigo del Pueblo Romano, Julio César seguía considerando a Ariovisto como un ocupante ilegítimo de los territorios belgas.

 

Veamos ahora algunas opiniones que Julio César pone en boca de Ariovisto, las cuales nos muestran cómo estaba la situación política de la Galia en el año 58 a.C.:

 

8.3    LA SITUACIÓN POLÍTICA DE “LA GALIA” EN EL AÑO 58 a.C. .

 

… Ariovisto respondió a estas cosas:

 

Que era derecho de guerra que los que habían vencido mandaran como quisieran a aquellos a quienes habían vencido.

 

Que igualmente el pueblo romano acostumbraba a mandar a los vencidos no al dictado de otro, sino a su arbitrio , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 36]

 

Que él [Ariovisto] había pasado el Rhin “no por su voluntad”, sino “rogado y llamado” por los [...] [Galos].

 

Que no había dejado patria y parientes sin gran esperanza y grandes premios.

 

Que tenía en [...] [la Galia] sedes “concedidas” por los mismos [Galos], y rehenes “dados por voluntad de los mismos”.

 

Que percibía, por derecho de guerra, el tributo que los vencedores acostumbraban a imponer a los vencidos , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 44]

 

Que no había declarado él la guerra a los [...] [Galos], sino los [...] [Galos] a él.

 

Que todos los pueblos de [...] [la Galia] habían venido a combatirle y habían tenido campamento contra él.

 

Que todas aquellas tropas habían sido rechazadas y vencidas por él en un solo combate”.

 

Si quieren probar de nuevo, que él está preparado a luchar otra vez. Si quieren usar de paz, que “es injusto rehusar acerca del tributo”, el cual habían pagado hasta este tiempo “por su voluntad” … , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 44]

 

… Que él había venido a [...] [la Galia] antes que el pueblo romano. Que nunca antes de este tiempo, el ejército del pueblo romano había salido de los límites de la Provincia de [...] [la Galia], Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 44]

 

(3) Ariovisto, dueño y señor de los territorios belgas ocupados, se ha proclamado Rey. Sus vasallos belgas están obligados a obedecerle y a pagarle tributos, [I, 36], [I, 44].

 

El gobierno belga le ha declarado la guerra, como era de esperar, y ha enviado un ejército contra él. Las tropas de Ariovisto han rechazado este ejército, que ha sido vencido en un solo combate”, fanfarronea Ariovisto, [I, 44]. Sin embargo, en [I,36] se ha puesto en su boca que los Germanos ya llevaban catorce (14) años de guerra continuada con los Belgas en el año 58 a.C..

 

Los territorios belgas ocupados por los Germanos no han podido ser liberados, pues, y sus habitantes deberán seguir soportando el dominio germano, y continuar pagando los tributos establecidos por Ariovisto.

 

Ariovisto, cuando reafirma sus derechos de conquistador ante Julio César, nos deja muy claro que él llegó a Bélgica antes que los Romanos; y que, antes de su llegada, ningún ejército romano se había atrevido a entrar en los territorios belgas situados al norte del Ródano, [I, 44] lo cual ha hecho Julio César al frente de sus tropas el año 58 a.C..

 

8.4    ES MUY EXTRAÑO, Y ABSURDO, QUE LA BATALLA FINAL ENTRE ROMANOS Y GERMANOS SE LIBRE EN UN LUGAR SITUADO A UNA DISTANCIA DE 7,4 KM DEL RÍO RHIN.

 

todos los enemigos [los Germanos] volvieron las espaldas, y no cesaron de huir hasta que llegaron al río Rhin, aproximadamente a cinco millares de pasos [7,4 km] de aquél lugar [en que tuvo lugar la batalla final entre Romanos y Germanos] , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 53]

 

(4) Una de las cosas que más llama la atención del Libro I de los Comentarios, es el lugar donde se libra la batalla final entre Romanos y Germanos. Esta batalla se libra casi a orillas del Rhin; más exactamente, a 7,4 km del río, [I, 53].

 

De esta información se infiere que las tropas romanas han pasado el río Ródano; han tenido tiempo de perseguir y derrotar a los Helvetios; han pasado frente a la plaza fuerte de Bibracte [hoy Beziers]; han continuado camino y pasado frente a la plaza fuerte de Vesontio [hoy Besançon]; y han tenido que llegar a 7,4 km de las orillas del Rhin, para poder luchar contra el ejército de los 120.000 germanos de Ariovisto.

 

En otras palabras, según se lee hoy en los Comentarios, las tropas romanas han cruzado TODO El REINO de Ariovisto…  ¡¡¡sin avistar a uno solo de los 120.000 soldados de su ejército!!!

 

Nadie podrá negar que todo esto es muy extraño. Absolutamente extraño y absurdo.

 

No obstante, como estamos avisados por Cayo Suetonio, este absurdo nos hace pensar que es altamente probable que ya en el Libro I de los Comentarios pueda haber milongas de Julio César. En efecto, nos encontraremos unas cuantas durante nuestra lectura de los textos.

 

8.5           ABSURDOS Y MILONGAS DE JULIO CÉSAR EN LA NARRACIÓN DE LA GUERRA DE LOS HELVETIOS. EL MURO DE  28.0 KM  DE LONGITUD Y  4.7 M  DE ALTURA.

Preparadas todas las cosas para la marcha, señalan un día en el cual todos [los Helvetios] se reúnan a la orilla del Ródano. Éste era el día antes del quinto día de las Kalendas de Abril [28 de Marzo], siendo cónsules L. Pisone y A. Gabinio , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 6]

 

Sin embargo, para que pudiera mediar espacio hasta que los soldados que había pedido se reunieran, [Julio César] respondió a los emisarios [de los Helvetios] que él tomaría un plazo para deliberar. Si querían algo, que volvieran para los Idus de Abril [13 de Abril] , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 7]

 

Mientras tanto, con aquella legión que tenía consigo y con los soldados que se habían reunido de la Provincia, [Julio César] levanta un muro de diez y nueve millares de pasos [28,0 km], hasta una altura de diez y seis pies [4,7 m], y un foso, desde el lago Lemán —que desagua en el río Ródano— hasta el monte Jura, que separa de los Helvetios las tierras de los [...] [Sequanos] , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 8]

 

(5) Pues vaya, empezamos a comprobar que Cayo Suetonio tiene toda la razón cuando sugiere que Julio César es un milonguero.

 

Veamos,

 

Según nos cuenta Julio César, [I, 6], el 28 de Marzo del año 58 a.C. se han concentrado en la riberas norte del Ródano y del lago Lemán unas 368.000 personas de las cuales forma parte un ejército de 92.000 hombres, mayoritariamente Helvetios, [I, 29], para dirigirse posteriormente hacia la Galia Céltica.

 

Que a nadie se le ocurra pensar que la concentración genera un tumulto caótico, porque la operación es ejecutada por el estado helvetio de forma sumamente organizada, y sin dejar nada al azar; pues se lleva una registro minucioso y ordenado de las 368.000 personas concentradas…  en tablas escritas con letras griegas”, [I, 29].

 

Como “parece” que los Sequanos no los dejan hacer camino por sus tierras de la ribera norte del Ródano a pesar de que los pobres Sequanos están férreamente dominados e inmovilizados por los soldados germanos del Rey Ariovisto, al igual que los Haeduos―, los Helvetios envían una delegación a Genua [hoy Ginebra] donde está Julio César ojo avizor controlando sus movimientos, para pedirle que los deje pasar, rumbo hacia la Galia Céltica”, por los territorios de la ribera sur del Ródano recientemente conquistados por la República de Roma, [I, 7].

 

Julio César, que no tiene un pelo de tonto, calculando que le causarían problemas de orden público si los dejase pasar, les dice que se lo pensará y que vuelvan por la respuesta el 13 de abrilquince (15) días después, con el fin de tener tiempo de prepararse para hacerles frente, [I, 7].

 

Y, mientras que las 368.000 personas de las cuales forma parte un ejército de 92.000 hombres, esperan a que llegue el día fijado por Julio César tomándose un relax de dos semanas en las riberas norte del Ródano y del lago Lemán, éste pasa todas las escasas tropas de que dispone a la ribera norte del lago Lemán ―una legión y los soldados que se habían reunido de la Provincia, ante las mismísimas narices de los Helvetios, [I, 8].

 

―¡Qué gran estratega Julio César!  Ha ordenado una audaz y habilísima maniobra con la cual…  ¡¡¡deja expedita a los Helvetios la ribera sur del Ródano!!!

 

Que venga, que sí, que les deja pasar. Que se aparta para que no lo arrollen.

 

Y los 92.000 soldados Helvetios, junto con su Plana Mayor, sus señoras, sus hijos, y sus novias, venga a disfrutar del relax. Que no se dan por enterados, oye.

 

Por cierto, ¿sabe alguien por dónde andan las tropas de los Sequanos?

 

Por si todo lo anterior no se nos antojase lo suficientemente absurdo, Julio César hombre de fértil imaginacióndecide superarse a sí mismo para asombrar todavía más a sus lectores, y les larga a continuación una milonga muchísimo más gorda:

 

Dice que en esos quince (15) días, con aquella legión que tenía y los soldados que se habían reunido de la Provincia, construye un muro de 28,0 km de longitud;  4,7 m de altura; con su foso reglamentario ―y, sin tener en cuenta los reductos que también dice haber construido, estimamos nosotros un ancho de muro del orden de 1,5 m, para que no se caiga―; desde la ribera norte del Ródano hasta el monte Jura, [I, 8].

 

Julio César nos está diciendo que, en sólo quince (15) días, además de cavar un foso defensivo del tipo estándar romano ―se supone―, de 28,0 km de longitud, sus soldados han construido un muro también de 28,0 km de longitud y 4,7 m de altura, a base de recolectar, transportar, y colocar ordenadamente, un volumen de piedras del orden de…     ciento noventa y siete mil metros cúbicos (197.000 m3).

 

Dicho de otro modo: que Julio César afirma que sus soldados han fabricado, en sólo quince (15) días, un muro de las dimensiones citadas; para cuya construcción, si ponemos como peso específico medio de los materiales utilizados unas 2,3 Ton/m3, han empleado…    ¡¡¡unas 450.000 toneladas de piedras!!!

 

Mira que dejar escrito que construyó en sólo quince (15) días una obra con un peso de materiales equivalente al de tres (3) escolleras como la del Puerto Prerromano de Bares   Hace falta ser exagerado…

 

No puede haber, pues, quien niegue que esta tremenda milonga de Julio César es de Juzgado de Guardia.

 

Tras la lectura de toda esta sarta de chorradas, empieza a parecer altamente probable que toda la Historia de la Guerra de los Helvetios sea una milonga de Julio César.

 

Vamos a seguir los pasos de estos rarísimos y excéntricos Helvetios, a ver qué nos encontramos…

 

8.6           MÁS ABSURDOS Y MILONGAS DE JULIO CÉSAR EN LA NARRACIÓN DE LA GUERRA DE LOS HELVETIOS.

Había en total dos caminos, por los cuales caminos pudieran [los Helvetios] salir de la patria:

 

Uno por los Sequanos, angosto y difícil, entre el monte Jura y el río Ródano, por donde apenas los carros podían ser conducidos de uno en uno. Además un monte altísimo dominaba, de forma que muy pocos podían fácilmente impedir el paso.

 

El otro por nuestra Provincia, mucho más fácil y expedito porque entre las fronteras de los Helvetios y de los Alóbroges, “que habían sido pacificados recientemente”, fluye el Ródano, y éste por algunos lugares se pasa por vado , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 6]

 

(6) En efecto, el paso desde el sur de Helvetia a la Galia Céltica solamente puede hacerse por la cuenca del Ródano, bien por su ribera norte, o por su ribera sur.

 

Los Helvetios, destituidos de esta esperanza [de que Julio César les permitiese el paso por la ribera sur del Ródano], habiendo intentado si pudiesen forzar el paso algunas veces de día, y con más frecuencia de noche, juntadas naves y hechas muchas balsas; otros por vados del Ródano, por donde la profundidad del río era la más pequeña, rechazados por la fortificación de la obra y por la concurrencia y los dardos de los soldados, desistieron de este intento , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 8]

 

(7) Una vez que Julio César les ha negado el paso a la orilla sur del Ródano, los Helvetios intentan cruzar el río por la fuerza; pero, debido a la existencia de fortificaciones y a la resistencia opuesta por las tropas romanas, fracasan y deciden retirarse, [I, 8]. O sea, que aquí somos informados de que lo que Julio César ha realmente fortificado con sus soldados es…   ¡¡¡la ribera  sur del Ródano!!!

 

Así que, nunca antes de este ataque de los Helvetios han cruzado las tropas romanas a la ribera norte del lago Lemán. Este pasaje confirma la milonga de la construcción del muro de  28 km entre el monte Jura y la orilla norte del lago Lemán.

 

Un solo camino quedaba, a través de los Sequanos, por el cual no podían ir no queriendo los Sequanos, a causa de las angosturas , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 9]

 

(8) Efectivamente, el otro camino disponible para pasar a la Galia Céltica es por la ribera norte del Ródano, tal y como nos dijo Julio César en [I, 6].

 

Y acabamos de ver que no hay muro romano de 28 km ni tampoco soldados romanos en la ribera norte del Ródano; o sea que el paso está libre, teóricamente…

 

y [Dumnorix] consigue de los Sequanos que permitan que los Helvetios vayan por sus territorios , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 9]

 

(9) He aquí la mayor milonga de Julio César que hemos encontrado hasta ahora.

 

Ya estamos cansados de saber que el territorio de los Belgas Sequanos está dominado por el ejército germano del Rey Ariovisto, tal y como se nos dice en [I, 31], [I, 36] y [I, 44]. O sea, que los Sequanos no están en condiciones de poder permitir nada en la Galia Céltica”, en el año 58 a.C..

 

Por lo tanto, debemos tener la absoluta certeza de que, tras su rendición, los Belgas Sequanos y Haeduos han sido desarmados por el ejército del Rey Ariovisto; y, si no han sido esclavizados en su mayoría, en cualquier caso están obligados a emplear todas sus energías trabajando duramente para conseguir el incremento anual del Producto Interior Bruto del reino de la Galia Céltica”, con el fin de financiar los gastos de la Casa Real de Ariovisto; los gastos generados por los 120.000 hombres del ejército germano de ocupación; los gastos de la Administración del Estado; y conseguir también que la Administración de Hacienda del reino quede con suficiente Margen Positivo para poder financiar guerras defensivas o de expansión, u otras lindezas que se le puedan ocurrir al Rey Ariovisto después de deducir la partida mínima imprescindible que permita la supervivencia de sus infortunados vasallos Belgas Sequanos y Haeduos.

 

También debemos tener la absoluta certeza de que Ariovisto tiene exquisito cuidado en mantener bien vigiladas las fronteras de su reino con Romanos, Belgas y Helvetios; tal y como hace Julio César con las de la República de Roma.

 

¿Acaso permite el Estado español la entrada masiva de subsaharianos a España en el año 2.004?   Pues no, y eso que lo intentan pacíficamente.

 

Entonces ¿quién se puede creer que Ariovisto permitiría que entrase en su reino un ejército de 92.000 hombres, acompañado de una muchedumbre de 276.000 personas, aunque fuesen de paso?    Es seguro que, si se diera el caso, el ejército de Ariovisto entraría inmediatamente en acción para impedir el paso de los Helvetios.

 

Estamos, pues, ante un ABSURDO TOTAL, y es imposible que alguien pueda aceptar que haya sucedido alguna vez la marcha de los 368.000 Helvetios por los territorios de la Galia Célticade Ariovisto, sin que sus tropas hayan intervenido. Por lo tanto,

 

¡¡¡TODA LA HISTORIA DE LA GUERRA DE LOS HELVETIOS ES UNA MILONGA DE JULIO CÉSAR!!!

 

Sigamos leyendo, a ver a donde nos lleva Julio César con tantas mentiras…

 

Ah, y, a partir de ahora, a los Helvetios de esta marcha verde también los escribiremos con color verde, porque son una milonga de Don Julio.

 

Se anuncia a César que estaba en el ánimo de los Helvetios hacer camino por el territorio de los Sequanos y de los Haeduos hasta las fronteras de los Santonos, que distan no mucho de las fronteras de los Tolosates, el cual pueblo está en la Provincia.

 

Si sucedía esto, comprendía que sería con gran peligro de la Provincia. Que tuvieran como vecinos, lugares abiertos y muy trigueros, a unos hombres belicosos enemigos del pueblo Romano , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 9]

 

(10) Pues vaya, ahora resulta que la invisible muchedumbre fantasma de Helvetios que ha entrado en el reino de Ariovisto, ya no tiene intención de conquistar el Imperio de la Galia”, [I, 2]; sino que pretende bordear la cordillera de los Cevennes por el norte y, después de cruzar el río Loira, bajar hacia el sur a través de los territorios de Aquitania, nación diferente a la Galia”, para establecerse en sus fronteras con los Tolosates, pueblo de la Provincia romana de la Galia Transalpina

 

En el mapa de al lado se muestra la ruta que habrían reprogramado sobre la marcha los invisibles Helvetios, según se anunció a  Julio César, [I, 9].

 

Entonces, toda la historia de los planes de la invasión del Imperio de la […] [Galia] trazados por el helvetio Orgetorix, [I, 2], es otra milonga     porque ya sabemos que la Galiaes Bélgica, no Aquitania     no se puede negar que el amigo Julio César ha escrito una novela malísima, y llena de incoherencias, como decían Cicerón y Asinio Polión(4)(5)

 

A ver…       sigamos leyendo…

 

[Julio César] manda delante toda la caballería que tenía reunida de toda la Provincia, y de los Haeduos”, y de sus aliados, hasta el número de cuatro millares [4.000] , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 15]

 

Él mismo [Julio César] entre tanto dispuso a media colina una triple línea de cuatro legiones veteranas, de modo que colocase las dos legiones que había alistado recientemente en la Galia Citerior, y todas las tropas auxiliares, más arriba de él, en la cumbre más alta, y llenara todo el monte de hombres , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 24]

 

(11) Ante el peligro que podrían correr los Tolosates teniendo por vecinos a la Santa Compaña” de Helvetios, Julio César decide marchar tras ellos para interponerse en su camino.

 

Así que, sin solicitar previamente la autorización del Rey Ariovisto, Amigo del Pueblo Romano, Julio César invade su reino al frente de un ejército formado por seis (6) legiones romanas y un número no especificado de tropas aliadas”, [I, 24],  que estimamos en otras seis (6) legiones, según el ratio proporcionado por Polibio.

 

En caballería dice que lleva un total de 4.000 jinetes romanos y aliados, [I, 15] oye, un momento, que si dividimos estos 4.000 jinetes por los reglamentarios 300 jinetes/legión, salen 13 legiones   mmm…   venga, hala, vamos a dejar el número de legiones que estimamos inicialmente para favorecer los méritos de Don Julio, con lo cual tenemos que, para 12 legiones, a unos 4.800 hombres/legión, nos sale un ejército de invasión romano del orden de 57.600 infantes y 4.000 jinetes.

 

―Por cierto, ¿sabe alguien dónde está el aguerrido e invicto ejército de los 120.000 germanos de Ariovisto, que los quiero avisar?

Pues, ni idea, oye…  ¿se habrán ido de permiso?

 

El Arar [hoy Saona] es un río que desemboca en el Ródano por las tierras de los Haeduos y de los Sequanos con increíble lentitud, de tal modo que no puede juzgarse con los ojos hacia qué parte fluye. Los Helvetios lo cruzaban con lanchas y balsas juntas.

 

Cuando César fue hecho sabedor por exploradores que los Helvetios ya habían pasado este río tres partes “de tropas”, y que casi la cuarta parte era restante a este lado del río Arar [hoy Saona], saliendo del campamento después de la tercera vigilia con tres legiones, llega a aquella parte que aún no había pasado el río.

 

Atacándoles embarazados y desprevenidos, mató gran parte de ellos. Los restantes se dieron a la fuga y se escondieron en los bosques próximos , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 12]

 

(12) En los manuales de las Escuelas de Guerra Romanas se enseñaban a los cadetes las lecciones aprendidas por las armas romanas a lo largo de su Historia. Y en uno de sus capítulos estaba incluido el modo en que los kalaikos derrotaron a Décimo Junio Bruto cuando intentó invadir su país el año 137 a.C.. Julio César nos está contando en este pasaje que empleó la misma estrategia militar en la Guerra de los Helvetios:

 

El ejército romano ha seguido a los Helvetios sin que se hayan dado cuenta. Estos marchan confiados, ignorantes de que tienen el enemigo a su espalda. Una vez que han llegado al río Saona, construyen uno o varios puentes de barcas y comienzan a cruzarlo. Cuando ya han pasado el río casi las tres cuartas partes del ejército, los Romanos hacen un ataque nocturno con gran superioridad numérica contra casi la cuarta parte que resta por pasar. Parece que prácticamente la aniquilan; y, muy probablemente, se apoderan de todo el bagaje del ejército helvetio, [I, 12].

 

Este pasaje nos permite hacer una estimación probable del tamaño del ejército que está cruzando el río Arar, el hoy Saona.

 

Julio César dice que envía tres (3) legiones romanas para atacar de noche a esa cuarta parte del ejército helvetio que todavía no ha cruzado el río, pero nosotros debemos entender que cuando habla de tres (3) legiones romanas, está hablando de seis (6) legiones reales: tres (3) romanas y otras tres (3) aliadas. Es decir, que, calculando a 4.800 hombres/legión, han entrado en acción unos 28.800 hombres del ejército romano.

 

Para asegurar la victoria, el número de efectivos romanos debería ser superior en número a esa “casi cuarta parte” del ejército helvetio. Si suponemos que es un 100% superior en número, para que Julio César no corra riesgos excesivos, tenemos que el ejército que está cruzando el río Arar tiene del orden de 60.000 hombres, así que Julio César lo está persiguiendo con un ejército del mismo tamaño ―pero cuenta con el factor sorpresa.

 

―Aquí Julio César solamente habla del ejército helvetio. Pero, ¿y qué fue de las 278.000 personas restantes, que eran mujeres, niños y ancianos?

 

Entonces finalmente Lisco [magistrado Haeduo], inducido por el discurso de César, expone lo que antes había callado:

 

Que hay algunos [Haeduos] cuya autoridad vale muchísimo ante la plebe, los cuales particularmente pueden más que los mismos magistrados.

 

Que éstos con lenguaje sedicioso y malvado disuaden a la multitud para que no lleven el trigo que deben.

 

Si [los Haeduos] ya no pueden obtener la hegemonía de la Galia, es mejor soportar la dominación de los Galos que la de los Romanos.

 

Y que no dudan que, si los Romanos vencieran a los Helvetios, arrebatarán la libertad a los Haeduos juntamente con la restante Galia , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 17]

 

(13) Por fin hemos cazado inequívocamente a Julio César, y a la torpe Censura romana.

 

En este pasaje todavía se nos confirma que los Haeduos NO SON Galos. Y que los que dominan a los Haeduos son los Galos, [I, 17]. Sin embargo, ya sabemos de sobra a estas alturas, [I, 31], [I, 36], [I, 44]que los que dominan a los Belgas Haeduos son los Germanos del ejército de Ariovisto. O sea, que en este pasaje se confirman dos cosas importantísimas para los que quieran historiar las Guerras de las Galias, como decía Cicerón(4)(5):

 

Que los verdaderos Galos son los Germanos.

 

 Que el ejército de Helvetios que ha sido atacado por sorpresa por Julio César, después de internarse en los territorios del reino de Ariovisto, Amigo del Pueblo Romano, es en realidad…   ¡¡¡UN EJÉRCITO GERMANO!!!

 

Ahora comprendemos la razón por la que se inventó Julio César la Historia de la Guerra de los Helvetios:

 

Lo hizo para ocultar al pueblo romano y a sus estados aliados que, muy probablemente actuando por su cuenta, y sin autorización del Senado de la República de Roma, cometió la felonía de atacar a traición y destruir al ejército aliado del Rey Ariovisto, Amigo del Pueblo Romano.

 

8.7           EL AÑO 58 a.C., JULIO CÉSAR COMETE LA FELONÍA DE ATACAR A TRAICIÓN Y DESTRUIR AL EJÉRCITO DEL REY ARIOVISTO, ALIADO DE LA REPÚBLICA DE ROMA Y AMIGO DEL PUEBLO ROMANO; Y CONQUISTA “LA GALIA CÉLTICA”.

(14) A pesar de que hemos descubierto que la Guerra de los Helvetios es una milonga de Julio César, sin embargo, al tratar de reconstruir los hechos de armas que realmente habrían sucedido en la Europa Central durante año 58 a.C., se muestra como altamente probable que haya hechos reales entremezclados con las ficciones de Don Julio.

 

Lo primero que hay que hacer es intentar explicar cuáles son las circunstancias que han hecho posible que el ejército romano de 58.000 hombres que manda Julio César haya podido coger por sorpresa al ejército del Rey Ariovisto.

 

Así que, utilizando el sentido común, vamos intentar una hipótesis con todos los datos que hemos compilado hasta ahora, para después tratar de verificarla con más datos contenidos en los pasajes de los Comentarios.

 

Nos remontamos de nuevo a los años previos al año 58 a.C.:

 

Para afianzar la estabilidad de su reino, Ariovisto ha tenido que desplegar necesariamente una parte de su gran ejército por los territorios del Reino de la Galia Céltica”, para tener bien sujetos a los Belgas ocupados. Naturalmente, ha reservado el núcleo más duro del ejército germano pongamos la cifra que hemos estimado en nuestro comentario (12), unos 60.000 hombrescomo fuerza de interposición o disuasión contra las tropas de la Bélgica libre, Helvetia y Roma, porque su retaguardia con Germania la tiene segura.

 

El Rey Ariovisto ha sido aceptado como aliado por la República de Roma y nombrado Amigo del Pueblo Romano durante el consulado de Julio César, en el año 59 a.C.. Al año siguiente, Roma pone a prueba a su nuevo aliado requiriendo su participación en una operación militar conjunta contra Helvetios y Alóbroges. El propio Julio César consigue que el Senado romano le nombre General en Jefe de las tropas romanas que participarán en la guerra.

 

En esta guerra, las tropas germanas marcharán por los territorios de la ribera norte del Ródano contra los Helvetios, en tanto que las tropas romanas marcharán simultáneamente por los de la ribera sur contra los Alóbroges. Así evitarán que unos puedan enviar tropas de auxilio a los otros, lo cual sucedería si la República de Roma o Ariovisto los atacasen por separado.

 

Visto todo esto desde nuestra perspectiva actual, hasta se podría decir que la República de Roma ha tendido una celada a Ariovisto, porque es el que más riesgo correrá en esta guerra. Veamos,

 

Su ejército, aunque es potente y experimentado tras catorce años de guerra ininterrumpida con los Belgas, es mucho menos poderoso que el ejército de la República de Roma en cuanto a número de efectivos.

 

Además, esta guerra difícil con los Helvetios se llevará a cabo en terrenos desfavorables para las tropas germanas. El ejército de Ariovisto, aún en el caso de que consiga resultados positivos, sufrirá previsiblemente un fuerte desgaste en hombres. En consecuencia, después de que los Helvetios lo ablanden”, será más asequible para los Belgas   pero también para los Romanos.

 

En cambio, para la República de Roma se trata de una guerra más, pero tiene las siguientes posibilidades:

 

Si sale vencedora, habrá cercado a la Liguria, aislándola del resto del mundo. Así podrá dedicarse a arruinarla económicamente impidiendo sus actividades comerciales con el resto de los países de su entorno, lo cual hará más fácil su conquista.

 

Si sale derrotada, solamente habrá perdido varios miles de hombres, y volverá a intentarlo de nuevo en otra ocasión más favorable.

 

Pero, si sale vencedora y acaba dominando a los Alóbroges; y, sin embargo, el ejército de Ariovisto es derrotado por los Helvetios, tendrá, además, la posibilidad de conquistar la Galia Céltica con cierta facilidad.

 

Como veremos a continuación, en el Libro I de los Comentarios hay materiales suficientes para apoyar nuestro análisis:

 

El otro [camino] por nuestra provincia, mucho más fácil y expedito porque entre las fronteras de los Helvetios y de los Alóbroges, que habían sido pacificados recientemente,  , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 6]

 

… Genua [hoy Ginebra] es la última plaza fuerte de los Alóbroges, y la más cercana a las fronteras de los Helvetios. Desde esta plaza fuerte, un puente llega hasta los Helvetios. Juzgaban que ellos o persuadirían a los Alóbroges, porque aún no parecían con buen ánimo hacia el pueblo romano , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 6]

 

En cuanto a que [Julio César] dijese que los Haeduos habían sido llamados hermanos [por el pueblo romano], que él [Ariovisto] no era tan bárbaro ni tan desconocedor de las cosas, que no supiera que ni los Haeduos habían llevado ayuda a los Romanos en la reciente guerra de los Alóbroges, ni ellos mismos habían usado de la ayuda del pueblo romano en estas contiendas que los Haeduos habían tenido con él [y con los Sequanos] , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 44]

 

… Que él había venido a [...] [la Galia] antes que el pueblo romano. Que nunca antes de este tiempo el ejército del pueblo romano había salido de los límites de la Provincia de [...] [la Galia], Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia, [I, 44]

 

(15) El año 58 a.C., los Alóbroges han sido subyugados por las tropas de la República de Roma que manda Julio César, [I, 6], [I, 44]. Así que a la República de Roma le ha ido bien en esta guerra.

 

Cuando Julio César le dice a Ariovisto que los Belgas Haeduos siempre fueron aliados de la República de Roma, éste se ofende ante tal desfachatez, y lo desmiente diciendo que los Belgas Haeduos nunca han sido aliados de Roma; puesto que ni los Romanos los ayudaron en la guerra contra sus tropas germanas porque nunca habían osado salir de los límites de su Provincia hacia el norte; ni tampoco los Belgas Haeduos ayudaron al ejército romano en la reciente guerra de los Alóbroges, [I, 44].

 

¿Cómo podrían haber auxiliado los Belgas Haeduos a las tropas Julio César, si estaban desarmados y dominados por los Germanos?

 

… Que, siendo él [Julio César] cónsul, Ariovisto había pedido la amistad del pueblo romano con grandísimo deseo

 

 ¿Por qué había de pensar alguien que éste [Ariovisto] tan temerariamente se apartaría del deber? , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 40]

 

(16) Por su parte, Ariovisto no ha tenido la misma fortuna en la guerra. Los Helvetios se han mostrado intratables, y han derrotado a su ejército.

 

Después de que hemos descubierto que el ejército invisible de Helvetios que marchan hacia la Galia Céltica desde Helvetia es un ejército de soldados Germanos, [I, 17] ver también comentario (13), se infiere que los Helvetios derrotaron a las tropas de Ariovisto y éste decidió retirarse hacia sus territorios tras sufrir fuertes pérdidas. Por eso dice Julio César, [I, 40], que Ariovisto se apartó temerariamente del deber”, al dejar solos a los romanos en el teatro de operaciones.

 

… Mandó que los Helvetios Tulingos y Latobicos se volvieran a sus territorios de donde habían salido. Y, porque, perdidos todos los frutos, nada había en patria con que acallaran el hambre, ordenó a los Alóbroges que les hicieran provisión de trigo. Mandó que ellos mismos reedificaran las plazas fuertes y aldeas que habían incendiado.

 

Hizo esto principalmente por esta razón, porque no quiso que estuviera vacante aquel lugar de donde los Helvetios se habían marchado; y que, por la bondad de los campos, los Germanos que habitan tras el Rhin pasaran de sus términos a los términos de los Helvetios, y fueran vecinos a la Provincia de la Galia, a los Alóbroges ,  Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 28]

 

(17) Después de vapulear al ejército de Ariovisto, los Helvetios, enardecidos por la victoria, deciden atacar a las tropas romanas que han ocupado los territorios de los Alóbroges, e intentan cruzar el Ródano; pero Julio César organiza bien la resistencia y consigue rechazarlos… y es que los tradicionalmente duros Helvetios también han quedado ablandados de la guerra con los Germanos.

 

Rechazados por las tropas de Julio César, y sintiendo los Helvetios que ya han tenido suficiente con dos guerras seguidas en el año 58 a.C., deciden retirarse a sus territorios, [I, 8].

 

Por esta razón, es una milonga de Julio César eso de que dejó regresar a los territorios que habían despoblado a los fantasmales Helvetios supervivientes que habían invadido la Galia Céltica”; porque, dada la bondad de los campos helvetios”, si hubiesen quedado desiertos habrían sido ocupados inmediatamente por las tropas romanas que acababan de conquistar los territorios de los Alóbroges, [I, 28].

 

Lo que verdaderamente ha pasado es que, a la hora de redactar sus Comentarios, Julio César se ha visto obligado a escribir esta infantil chorrada para poder justificar ante sus lectores que Helvetia nunca haya dejado de ser un país libre del yugo de la República de Roma; y que esté ocupada desde tiempo inmemorial por sus genuinos habitantes, los cuales nunca emprendieron un éxodo como el que Don Julio se ha inventado.

 

Una vez rechazados los Helvetios que vencieron a Ariovisto, y viendo que éste se marcha hacia la Galia Céltica con su ejército diezmado y descalabrado; estimando que es pan comido para el ejército romano, Julio César decide salir en su persecución tras incorporar tropas de refresco, [I, 10]:

 

él mismo [Julio César] se dirige a Italia a grandes marchas y alista allí dos legiones y saca de los cuarteles de invierno las tres que invernaban alrededor de Aquileia; y se apresura a marchar con estas cinco legiones, por donde el camino a la Galia Ulterior era más corto a través de los Alpes , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 10]

 

(18) Sin embargo, la cosa no está fácil, porque tanto su Estado Mayor como el resto de los cuadros del ejército sienten miedo o incluso repugnancia a transgredir las duras leyes de la República de Roma, atacando a un país aliado que ha cooperado lealmente en la reciente guerra de los Alóbroges; y cuyo Rey ostenta el título de Amigo del Pueblo Romano, [I, 39]

 

de pronto tan gran temor ocupó a todo el ejército, que perturbó no medianamente las mentes y ánimos de todos.

 

Este comenzó primero por los tribunos de los soldados, prefectos y demás que, habiendo seguido a César desde la capital a causa de amistad, no tenían gran práctica en la cosa militar.

 

De los cuales otro, alegada otra causa, que decía serle necesaria para marchar, pedía que fuese lícito partir con su consentimiento de él [de Julio César]. Algunos inducidos por la vergüenza, permanecían, para que evitaran las sospecha del miedo.

 

Éstos ni podían componer el rostro ni a veces detener las lágrimas. Ocultos en las tiendas, o maldecían su hado o lamentaban con sus amigos el peligro común.

 

Algunos incluso habían anunciado a César que los soldados no serían oyentes a la orden, cuando mandara que fuera movido el campamento y que se llevaran las banderas; ni llevarían las banderas a causa del miedo , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 39]

 

(19) Transgredir las duras leyes de la República de Roma cometiendo un delito contra el Estado, es causa de perder la cabeza por traición. Y eso es lo que Julio César está pidiendo a sus tropas: atacar a un Estado Aliado de la República de Roma.

 

Todos los cuadros del ejército saben que si fallan en el intento, previsiblemente Ariovisto declarará la guerra a Roma.  En ese caso, sus carreras quedarán arruinadas, y serán condenados a muerte cuando se les apliquen las leyes de la República. Por eso pensamos que Julio César está intentando actuar por su cuenta, sin el conocimiento del Senado de la República de Roma.

 

Sin embargo, también quedan aquí patentes tanto la disciplina del ejército romano, como el gran liderazgo que ejerce Julio César sobre sus hombres, porque los convence de que no deben desperdiciar la oportunidad que se les ha presentado y consigue su adhesión inquebrantable en la empresa que les propone, aún siendo ilegal, [I, 41].

 

Según entiende Julio César, el Rey Ariovisto se ha retirado de la guerra; por lo tanto, ha incumplido sus obligaciones de Amigo del Pueblo Romano, apartándose del deber de aliado”, y dejando a los Romanos solos ante los Helvetios, [I, 40].

 

Por otra parte, si tienen éxito, el pueblo romano los considerará unos héroes; y el éxito parece estar asegurado: los Germanos se retiran porque han recibido una soberana paliza de los Helvetios    y, además, para Don Julio, el Rey Ariovisto es un borde insoportable, [I, 33]

 

Por otra parte el mismo Ariovisto se había tomado tan grandes aires y tan grande arrogancia, que parecía no debía ser soportado , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 33]

 

Habiendo advertido estas cosas, convocado consejo y llamados los centuriones de todos los órdenes a este consejo, los reprendió vivamente:

 

Primero, porque creían que debía ser inquirido o pensado por ellos a qué parte o con qué plan eran conducidos.

 

Que, siendo él [Julio César] cónsul, Ariovisto había pedido la amistad del pueblo romano con grandísimo deseo:

 

¿Por qué había de pensar alguien que éste [Ariovisto] tan temerariamente se apartaría del deber?

 

Ciertamente se persuadía para sí de que él [si fuera Ariovisto] ni repudiaría su favor [el que le hizo Julio César, apoyándole para que el Senado lo considerase como aliado] ni el del pueblo romano, conocidas sus demandas y vista la equidad de las condiciones.

 

Que si [Ariovisto], impulsado por el furor y la locura declaraba la guerra [a la República de Roma],

 

¿Qué, en fin, temían?   o,

 

¿Por qué desesperaban de su valor, o de la diligencia de él mismo? …

 

En fin, que éstos [los Germanos] eran los mismos con los que los Helvetios luchando muchas veces, no sólo en su término, sino también en el de aquéllos, vencieron generalmente; los cuales sin embargo no pudieron ser iguales a nuestro ejército…

 

 

Que él nada se inquietaba por este hecho: que se dijera que no obedecerían a la orden ni llevarían las banderas; pues sabía que, a cualquiera que el ejército no había obedecido a la orden, o la fortuna había faltado, llevada la cosa mal; o, descubierto algún delito, había quedado demostrada avaricia, Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 40]

 

Que si, por lo demás, nadie le seguía, sin embargo él iría con la décima legión sola, de la cual no dudaba, y que ésta sería para él la cohorte pretoria, Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 40]

 

Pronunciado este discurso, las mentes de todos se cambiaron de modo admirable, y grandísimo denuedo y deseo de hacer la guerra surgió , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 41]

 

(20) Una vez conseguida la lealtad incondicional de sus tropas, Julio César penetra en la Galia Céltica con un ejército de unos 57.600 infantes y 4.000 jinetes, formados en doce (12) legiones, de las cuales seis (6) son romanas y seis (6) son aliadas, para atacar por sorpresa al maltrecho ejército de Ariovisto.

 

Tenemos que reconocer que el oportunista Julio César tiene la suerte de cara, puesto que, en un ataque nocturno, coge desprevenida a una retaguardia germana ―casi la cuarta parte del ejército― que no se espera un ataque a traición del amigoromano, y prácticamente la aniquila, [I, 12] ver comentario (12). Además, es seguro que en esta acción captura la mayor parte del bagaje del ejército germano.

 

Conseguida esta importantísima ventaja inicial, en adelante se dedicará a seguir muy de cerca con sus tropas al resto del ejército germano, acosándolo con la caballería y teniendo pequeñas escaramuzas para impedirle aprovisionarse, a la espera de una buena oportunidad para trabar combate, [I, 15]…    porque sabe que los germanos pronto estarán desesperados por falta de repuestos y provisiones al haber perdido su bagaje:

 

… César contenía a los suyos del combate y tenía bastante de momento con impedir al enemigo las rapiñas, los forrajeamientos y las devastaciones , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 15]

 

(21) La estrategia de Julio César pronto comenzará a dar resultado. Los Germanos intentarán marchar hacia la plaza fuerte de Bibracte [hoy Beziers] para avituallarse, pero el ejército romano se interpondrá en su camino. Los Germanos, desesperados, acabarán aceptando el combate en un lugar favorable para las tropas romanas:

 

Con la primera luz, como estuviera ocupado lo más alto monte por T. Labieno, y él mismo [Julio César] distara del campamento de los enemigos no más de mil y quinientos pasos [2,2 km]; y no hubiera sido conocida o la llegada de él mismo o la de Labieno, según después averiguó de los cautivos, Considio corre a él con el caballo lanzado:

 

Dice que el monte que había querido que fuera ocupado por Labieno era tenido por los enemigos. Que él había conocido esto por las armas y enseñas Galas  , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 22]

 

(22) El pobre Considio debió de ser uno de los que se enfrentó con Julio César cuando se discutió acerca de la transgresión de la legalidad vigente en la República de Roma; y Don Julio trata de arruinar su carrera, en venganza. Lo ha enviado de descubierta…  y dice que ha pasado un miedo espantoso, [I, 22]…

 

Observemos de nuevo la torpeza de la Censura romana: las tropas de Julio César están luchando con Galos = Germanos, no con Helvetios, [I, 22].

 

Al día siguiente de aquél día, porque sólo quedaban dos días cuando era preciso distribuir el trigo al ejército, y porque distaba de Bibracte ―plaza fuerte con mucho la mayor y más rica de los Haeduos― no más de diez y ocho millares de pasos [26,6 km], juzgó que debía atenderse a la provisión de trigo. Apartó camino de los Helvetios y se puso a marchar a Bibracte.

 

Esta cosa es anunciada a los enemigos por fugitivos de L. Emilio, decurión de los jinetes Galos , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 23]

 

(23) Vaya, parece que los Romanos llevan entre sus tropas caballería germana, [I, 23]  Deben de ser efectivos cedidos por Ariovisto para la guerra con los Alóbroges, a los cuales no les ha quedado más remedio que acoplarse al plan de Don Julio

 

Los Helvetios, ya porque pensasen que los Romanos aterrados por el temor se apartaban de ellos; o, más bien, porque el día anterior, ocupados lugares ventajosos, no habían trabado combate; o por esto: porque confiasen que podían ser privados del aprovisionamiento de trigo; mudado el plan y cambiada la dirección, comenzaron a seguir y hostigar a los nuestros por el último cuerpo , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 23]

 

 

Después que dirige el ánimo a esto, César retiró sus tropas a una colina próxima y envió la caballería, para que sostuviera el ímpetu de los enemigos.

 

Él mismo entre tanto dispuso a media colina una triple línea de cuatro legiones veteranas, de modo que colocase las dos legiones que había alistado recientemente en la Galia Citerior y todas las tropas auxiliares más arriba de él, en la cumbre más alta y llenara todo el monte de hombres.

 

Los Helvetios, siguiendo con todos sus carros, reunieron la impedimenta en un solo lugar. Ellos mismos, rechazada nuestra caballería en formación muy compacta, formada la falange, se acercaron a nuestra primera línea , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 24]

 

(24) Los Helvetios Germanos, desesperados, traban combate en un terreno desventajoso, ya que los Romanos están colocados en una posición más elevada, [I, 24].

 

Nótese cómo luchan los Germanos, según Julio César:

 

Al contrario de lo que tradicionalmente hemos visto en las películas peplum españolas y americanas gracias al asesoramiento de sesudos historiadores n.p.i., como sucede en el caso de la reciente “Gladiator”, las tropas germanas no luchan en plan horda. Maniobran muy disciplinadamente en compactas formaciones de falanges, [I, 24], contra las cuales nada puede hacer la caballería romana. Y, sin lugar a dudas, la panoplia militar de los soldados germanos es absolutamente equivalente a la de los soldados romanos.

 

La técnica militar y el armamento del ejército germano son típicos en todos los países europeos y mediterráneos del Siglo I a.C.. Esto quiere decir que, en esa época, hay mucha más difusión de las ideas y del conocimiento de la que tradicionalmente ha sido admitida por la Historia.

 

Observemos también que la aguerrida caballería germana ha desaparecido del relato, aunque reaparecerá en la batalla final a orillas del Rhin…

 

César, alejados de la vista los caballos, primero el suyo, y después los de todos, para que, igualado el peligro de todos, quitara la esperanza de fuga, habiendo exhortado a los suyos, trabó batalla.

 

Los soldados lanzados los pilum desde un lugar más alto rompieron fácilmente la falange de los enemigos. Desbaratada ésta, hicieron irrupción contra ellos con las espadas desenvainadas.

 

Era de gran impedimento a los Galos para el combate que, atravesados y trabados varios escudos de ellos por un solo golpe de los pilum, como se hubiese doblado el hierro, ni podían arrancar ni, impedida la izquierda, luchar bastante cómodamente. Así que muchos, habiendo agitado brazo largo tiempo, preferían arrojar el escudo de la mano y luchar a cuerpo descubierto.

 

Finalmente, agotados por las heridas, comenzaron a echar atrás el pie, y porque estaba a cerca de un millar de pasos un monte (1,5 km), a retirarse allí , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 25]

 

(25) En este pasaje podemos comprobar que aceptar la lucha en terreno desfavorable trae fatales consecuencias para las falanges Germanas.

 

Observemos otra vez más la torpeza de la Censura romana: las tropas de Julio César continúan luchando con Galos = Germanos, no con Helvetios, [I, 25].

 

La guerra no se acaba en esta batalla. El Rey Ariovisto trata de salvar los muebles que todavía le quedan, e intenta retirarse ordenadamente a Germania. Como necesita aprovisionamiento urgente, intentará hacerlo en Vesontio [hoy Besançon], donde hay todo lo que necesita. Pero Julio César continúa con su acoso implacable, y de nuevo le impide avituallarse, [I, 38]:

 

Como hubiese avanzado camino de tres días, le fue anunciado que Ariovisto con todas sus tropas se dirigía a ocupar Vesontio [hoy Besançon], que es la mayor plaza fuerte de los Sequanos; y que había avanzado un camino de tres días desde sus términos.

 

César juzgaba que debía ser procurado por él con gran empeño que no sucediera esto, pues grandísima abundancia de todas las cosas que eran de uso para la guerra había en aquella plaza fuerte

 

… César se dirige aquí a grandes marchas nocturnas y diurnas, y, ocupada la ciudad, coloca allí una guarnición, Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 38]

 

(26) Julio César miente diciendo que Ariovisto se dirige hacia él. En la realidad, se está retirando ordenadamente e intentará pasar a Germania las tropas que le quedan. La batalla final se acaba dando en las proximidades del Rhin, después de que los Romanos, dando un rodeo, han cortado el paso a los Germanos, [I, 41]:

 

Aceptada su satisfacción y elegido el camino por medio de Diviciaco, porque tenía para él la mayor confianza de los Galos, para que condujera el ejército por lugares abiertos, con un rodeo de más de cincuenta millas [74,0 km], partió después de la cuarta vigilia, como había dicho.

 

Al séptimo día, como no interrumpiese la marcha, fue hecho sabedor por los exploradores de que las tropas de Ariovisto distaban de las nuestras veinte y cuatro millares de pasos (35,5 km) , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 41]

 

 

(27) De nuevo vemos la torpeza de la Censura romana: ahora nos dicen que los Belgas Haeduos son Galos = Germanos, [I, 41], mientras que en [I, 17] dejaron escrito que no lo eran…

 

Cansados y hambrientos los Germanos, a Julio César sólo le queda rematar la faena. Sin embargo, en la batalla final, que se da a 7,4 km del Rhin, [I, 53], vemos una vez más la profesionalidad militar de las tropas de Ariovisto; lo rápido y bien que maniobran; y cómo luchan en su clásica formación en falanges, [I, 52].

 

Finalmente, los restos del ejército germano son destrozados y la mayoría de sus soldados perecen o son hechos prisioneros. Muy pocos logran cruzar el Rhin, entre ellos el Rey Ariovisto, [I, 53]

 

Dada la señal, los nuestros hicieron irrupción contra los enemigos tan fieramente, y los enemigos avanzaron corriendo tan súbita y rápidamente, que no se dio espacio de arrojar los pilum contra los enemigos.

 

Dejados los pilum, se luchó de cerca con las espadas; pero los Germanos, formada la falange según su costumbre rápidamente, aguantaron los golpes de las espadas , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 52]

 

Así se restableció la batalla y todos los enemigos volvieron las espaldas, y no cesaron de huir antes que llegaron al río Rhin, aproximadamente a cinco millares de pasos (7,4 km) de aquél lugar.

Allí muy pocos, confiados en sus fuerzas, trataron de pasar a nado; o, encontradas barcas, hallaron salvación para sí. Entre éstos estuvo Ariovisto, que, habiendo encontrado una pequeña barca amarrada a la orilla, huyó con ella. Los nuestros, habiendo alcanzado a todos los restantes con la caballería, mataron , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 53]

 

(28) Con gran fortuna para el cuello de Julio César, su personal iniciativa finalizó con un gran éxito militar. Gracias a ella, los territorios del efímero reino germano de la “Galia Céltica quedaron bajo el dominio de la República de Roma.

 

Tan rico botín terminó apagando el grandísimo escándalo político que se había levantado en el Estado de la República de Roma, debido a que uno de sus procónsules, por iniciativa propia, había declarado una guerra contra un Aliado del Pueblo Romano.

 

Como los éxitos siempre fueron amores y buenas razones, la República de Roma no ordenó a Don Julio que repatriara su gran ejército, ni procedió a pagar una indemnización al Rey Ariovisto. Todo lo contrario: dio por consolidada la ocupación y comenzó a trazar nuevos planes de expansión, aprovechando la nueva situación política surgida en la Europa Central, [I, 54]:

 

 

César, acabadas dos guerras grandísimas en un solo verano, llevó el ejército a los cuarteles de invierno, a los Sequanos, algo más pronto de que pedía el tiempo del año; puso al frente para los cuarteles de invierno a Labieno. Él mismo marchó a la Galia Citerior para celebrar asambleas , Julio César, Comentarios de la Guerra de la Galia [I, 54]

 

BIBLIOGRAFÍA

 

(1)  CAESAR’S COMMENTARIES, W. A. McDevitte y W. S. Bohn, Nueva York, 1.869.

 

(2)  Guerra de las Galias, V.García Yebra y H. Escolar Sobrino, Editorial Gredos, 1.996.

 

(3)  Guerra de las Galias, H. J. Edwards, Loeb, 1.913.

 

(4)  SUETONIUS, J.C. Rolfe, Nueva York, 1.914.

 

(5)   Vidas de los Doce Césares, Mariano Bassols de Climent, Madrid, 1.990.

 

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