Carta de Julio Cortázar
A Leopoldo Marechal
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París, 1965
Muy estimado Marechal:
Perdóneme el que le escriba a máquina, pero la verdad es
que pierdo toda espontaneidad tan pronto tengo una pluma entre los dedos.
Como mis cartas son siempre "en borrador", me siento mucho más cómodo
escribiendo a toda velocidad lo que me pasa por la cabeza. Perdóneme
también que le conteste con retraso, pero he andado viajando y sólo
ahora tengo un poco de tranquilidad para pensar en los amigos. Gracias
por su mensaje tan cordial. Creo que tiene usted razón, porque lamenta
haber tardado tantos años en enviarme unas líneas; yo lo lamenté profundamente
en la época en que usted publicó Adán Buenosayres, pero también
pensé que usted tendría sus razones para no decirme lo que me dice ahora.
Por otra parte, ¿qué importa el tiempo? Lo único bueno es recibir en
cualquier momento de la vida una carta como la suya, y pensar que valía
la pena haber roto una lanza en su día por una obra admirable e incomprendida.
Me alegra de verdad que Rayuela signifique algo
para usted, porque para mí, es la prueba de que esa tentativa ha cuajado,
por lo menos parcialmente. Poco o nada me importa el juicio "crítico"
a dos o tres columnas, sea favorable o negativo; algunas cartas de gente
joven, algunos testimonios inesperados y conmovedores, y ahora esta
carta suya, me pagan con creces un trabajo de años. Pienso que usted
lo comprenderá muy bien, porque nos marcó un gran rumbo con su Adán...
y porque sin duda pasó por experiencias análogas.
Me divierte pensar que Horacio Oliveira se ha juntado alguna
noche con el grupo de porteños que vagan por los suburbios, y que lo
han recibido como a un amigo. Me divierte y me conmueve imaginármelo
junto a ellos asistiendo al glorioso encuentro del taita Flores con
el malevo Di Pasquo, saboreando hasta las lágrimas el zapatillazo del
pesado Rivera en la cabeza de Samuel Tesler. No cualquiera, creo, tiene
entrada al velorio del pisador de barro. Yo agradezco por Horacio, y
miro por sobre su hombro.
Hasta siempre, Marechal, con un gran abrazo de su amigo,
Julio Cortázar
Julio Cortázar Cartas 2 (1964 - 1968),
Buenos Aires, Alfaguara, 2000
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