INICIO

Localice en este documento
La cucharada estrecha


Cambiar color de fondo
Blanco   Gris 40%   Gris 50%   Negro
Tamaño de fuente
Reducir   Aumentar
Color de fuente
Blanco   Gris 25   Negro
 
   


   Un fama descubrió que la virtud era un microbio redondo y lleno de patas. Instantáneamente dio a beber una gran cucharada de virtud a su suegra. El resultado fue horrible: esta señora renunció a sus comentarios mordaces, fundó un club para la protección de alpinistas extraviados, y en menos de dos meses se condujo de manera tan ejemplar que los defectos de su hija, hasta entonces inadvertidos, pasaron a primer plano con gran sobresalto y estupefacción del fama. No le quedó más remedio que dar una cucharada de virtud a su mujer, la cual lo abandonó esa misma noche por encontrarlo grosero, insignificante, y en un todo diferente de los arquetipos morales que flotaban rutilando ante sus ojos.
   El fama lo pensó largamente, y al final se tomó un frasco de virtud. Pero lo mismo sigue viviendo solo y triste. Cuando se cruza en la calle con su suegra o su mujer, ambos se saludan respetuosamente y desde lejos. No se atreven ni siquiera a hablarse, tanta es su respectiva perfección y el miedo que tienen de contaminarse.

Cortázar, Julio; Historias de cronopios y de famas, Buenos Aires, Sudamericana, 1994



Enlaces relacionados

En este sitio:

Otros textos de Historias de cronopios y de famas

Cortázar habla de Historias de cronopios y de famas


Ir a textos de J. C.

Volver atrás
Hosted by www.Geocities.ws

1