Bioy habla de Cortázar
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"Una vez,
Cortázar salió en una revista de Buenos Aires. El caso es que él ya
era bastante conocido, pero yo no lo sabía y pensando que le iba a dar
un placer le mandé el recorte y unas líneas afectuosas. Quiso ser un
gesto de amistad y así lo interpretó él, que me lo agradeció.
Yo lo admiraba muchísimo y me di cuenta de repente
que todo el mundo lo admiraba."
"Yo creo que es uno de los mejores escritores argentinos
y con eso estoy diciendo que es uno de los mejores de la literatura
universal. Asombrosamente, este país es un país de buena literatura.
Digo asombrosamente porque es un grado anormal de este país, pero debo
reconocer que desde los tiempos de Ascasubi o Hernández, siempre fue
buena."
"Una de las cosas que más nos unía era el sentido lúdico,
no tomarnos en serio para nada. Y ese es un secreto para la vida. Compartíamos
con él una mirada escéptica en relación con el mundo, aunque un escepticismo
esperanzado, no de rechazo."
Cortázar y Bioy escribieron casi el mismo cuento ("La
puerta condenada" y "Un viaje o El mago inmortal", respectivamente).
Bioy dice sobre eso: "Fue una cosa extrañísima. (...) Creo que Cortázar
y yo lo sentimos como una prueba del destino, de que éramos amigos."
de "Cortázar fue un amigo al que conocí poco pero
quise mucho", reportaje por Carlos Ferreira y Carlos Ulanovsky,
Revista La Maga, edición especial Homenaje a Cortázar,
noviembre de 1994 |
"Yo quería agradecerle la extraordinaria generosidad de referirse a
mí, tan elogiosa, tan amistosamente en su admirable "Diario para un
cuento". La carta era difícil. ¿Cómo explicar, sin exageraciones, sin
falsear las cosas, la afinidad que siento con él si en política muchas
veces hemos estado en posiciones encontradas? Es comunista, soy liberal.
Apoyó la guerrilla; la aborrezco, aunque las modalidades de la represión
en nuestro país me horrorizaron. Nos hemos visto pocas veces. Me he
sentido muy amigo de él. Si estuviéramos en un mundo en que la verdad
se comunicara directamente, sin necesidad de las palabras, que exageran
o disminuyen, le hubiera dicho que siempre lo sentí cerca y que en lo
esencial estábamos de acuerdo. Pero, ¿la política no era esencial para
él? Voy a contestar por mí. Aunque sea difícil distinguir el hombre
de sus circunstancias, es posible y muchas veces lo hacemos. Yo sentía
cierta hermandad con Cortázar, como hombre y como escritor. Sentí afecto
por la persona. Además estaba seguro de que para él y para mí este oficio
de escribir era el mismo y lo principal de nuestras vidas. No porque
lo creyéramos sublime; simplemente porque fue siempre nuestro afán."
Adolfo Bioy Casares; Descanso de caminantes,
Barcelona, Ed. Sudamericana, 2001 |
F.S.: Como vos naciste en el 14, podríamos establecer cierto paralelismo
o vinculación con Cortázar, que es de la misma época. ¿Cuándo lo conociste
a Cortázar?
A.B.C.: Lo conocí en París y lo conocí muy tarde. Habrá
sido en el 64, porque en el 64 estuve en Francia. Y ahí lo conocí a
Cortázar. Creo que nos sentimos bastante amigos desde la primera vez
que nos vimos. Alguna vez nos escribimos cartas, aunque muy pocas. Pero
sabíamos que éramos amigos. Cortázar era bastante ceremonioso. Era un
poco como un chambelán, como un maestro de ceremonias, pero muy simpáticamente,
¿no? Quiero decir que tenía gestos ceremoniosos. Por otra parte, también
de mí se ha dicho eso. Porque yo, a veces, cuando entro en un lugar
hago una reverencia: no sé por qué hago esa reverencia, es que no sé
cómo saludar. Bueno, entonces la gente ve eso como un gesto muy ceremonioso:
es tal vez una manera que tiene el tímido de expresarse rápidamente
cuando no sabe cómo proceder. Y creo que, como yo, Cortázar era una
persona tímida. Hay muchos tímidos que nos engañan porque no parecen
tímidos, pero Cortázar sí me pareció tímido.
Fernando Sorrentino; Siete conversaciones con Adolfo Bioy Casares, Buenos Aires, El Ateneo, 2001, págs. 117-118.
Agradezco a Fernando Sorrentino por enviarme este texto.
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