En 1999, tenía 26 años y estaba yendo a comprar zapatos para un casamiento cuando me sentí extremadamente cansada. Pensé que era por el estrés típico de hacer mil cosas a esa edad, estaba por recibirme y hacía mil actividades. Fui al casamiento, y al día siguiente , voy a comer a la casa de los papás de mi novio y, su hermana, estudiante de medicina me dice que estaba respirando muy mal, que debería ir a ver un medico. Cuando voy, me revisan y detectan que tenía un problema en el corazón, lo tenía agrandado. Me dicen que me tienen que internar rápidamente, y llaman a mis padres que estaban en el interior. Cuando llegaron mis viejos les dijeron que de esa noche no pasaba. Luego de más estudios y otras consultas, les hablan de la posibilidad de un trasplante. Ahí, en mayo de 1999, entro en lista de espera. Tuve mucha suerte porque en agosto apareció un donante y me hicieron el trasplante ese mismo día. Once días después de la operación estaba en una tienda comprando cosas. Siempre tuve el deseo de ser madre y los médicos me decían que no era recomendable. Yo por mi lado, investigaba, buscaba información en internet y le insistía a los médicos, hasta que un día le di el ultimátum y les dije que iba a intentar con fertilización asistida. |
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