Epístola
de Santiago (=stg) de carácter impersonal no esta dedicada a adoctrinar
acerca de cuestiones teológicas sino a exhortar a los creyentes a que
sean hacedores de la palabra y no tan solamente oidores. En
consecuencia, la redacción se caracteriza por el énfasis que pone en
los diversos aspectos sobre los que debe basarse la conducta cristiana.
un rasgo de la epístola es la intensidad con que en ella resuena la
literatura sapiencial del AT. el tema de la sabiduría, en cuanto al don
que procede de Dios ocupa un lugar preeminente en el pensamiento de
Santiago, para quien ser sabio cosiste en
conducirse con rectitud en sabia mansedumbre de acuerdo con la
voluntad de Dios. las exhortaciones de santiago, pronunciadas desde una
perspectiva ética de la fe personal recuerdan las de Jesús en los sinópticos
mas especialmente en mateo, en discursos como el sermón del monte. Así
sucede cuando santiago se refiere a la sinceridad de la fe, a
resistir las pruebas con paciencia, a no juzgar a los demás, a refrenar
la lengua, a no jurar y a perseverar
en la oración. Esas y otras enseñanzas del señor se hallan en el
trasfondo de la epístola probablemente la mas cercana en todo el NT a
la metodología pedagógica de los maestros judíos. Evidentemente
Santiago fue un hebreo palestino, poseedor de una amplia formación
helenística y que escribió sobre todo para cristianos de origen judío
que Vivian en la diáspora desde la destrucción de Jerusalén en el año
70. aunque una antigua tradición de la iglesia lo identifica con el apóstol
santiago (o Jacobo), los datos históricos conocidos no son suficientes
para establecer conclusiones definitivas al respecto. |
Epístola
universal de Santiago
1
Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a los doce tribus que están
en la dispersión: Salud. Hermanos míos, gozaos profundamente cuando os halléis
en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
Pero tenga la paciencia su obra completa,
para que seáis perfectos y
cabales, sin que os falte cosa alguna. Si alguno de vosotros tiene falta de
sabiduría, pídala a Dios, el cual
da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no
dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es
arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien
tal haga, que recibirá cosa alguna del señor, ya que es persona de doble animo
e inconstante en todos sus caminos. El hermano que es de humilde condición,
gloríese en su exaltación; pero el que es rico, en su humillación, porque el
pasara como la flor de la hierba. Cuando sale el sol con calor abrasador, la
hierba se seca, su flor se cae y perece su hermosa apariencia. Así también se
marchitara el rico en todas sus empresas. Bienaventurado el hombre que soporta
la tentación, porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de
vida que Dios ha prometido a los que lo aman. Cuando alguno es tentado no diga
que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni
el tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia pasión es
atraído y seducido. Entonces la pasión, después que ha concebido, da a luz al
pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Amados hermanos míos,
no erréis. Toda buena dadiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del
padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación. El , de
su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias
de sus criaturas. Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír,
tardo para hablar, tardo para airarse, porque la ira del hombre no obra la
justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de
malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar
vuestras almas. Sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos
a vosotros mismos. Si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, ese
es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural; el se
considera a si mismo y se va, y pronto olvida como era. Pero el que mira
atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no
siendo oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo
que hace. Si alguno se cree religioso entre vosotros, pero no refrena su lengua,
sino que engaña su corazón, la religión de tal , es vana. La religión pura y
sin mancha delante Dios el padre es esta: visitar
a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin
mancha del mundo.
2
Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso señor Jesucristo sea sin
acepción de personas. Si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de
oro y ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis
con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: “siéntate tu
aquí, en buen lugar”, y decís al pobre: “quédate tu allí de
pie”, o “siéntate aquí en el suelo”, ¿no hacéis distinciones entre
vosotros mismos y venís a ser jueces con malos pensamientos?. Hermanos míos
amados, oíd: ¿ No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean
ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que lo aman?. Pero
vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos y no son ellos
los mismos que os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen
nombre que fue invocado sobre nosotros?. Si en verdad cumplís la ley suprema
conforme a la escritura: “Amaras a tu prójimo como a ti mismo” , bien hacéis;
pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado y quedáis convictos por
la ley como transgresores, porque cualquiera que guarde toda la ley, pero ofenda
en un punto, se hace culpable de todos, pues el que dijo: “No cometerás
adulterio” , también ha dicho: “No mataras”. Ahora bien, si no cometes
adulterio, pero matas, ya te has hecho trasgresor de la ley. Así hablad y así
haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley
de la libertad, porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no
haga misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio. Hermanos míos, ¿de
que aprovechara si alguno dice que tiene fe y no tiene obras?.
¿Podrá la fe salvarlo?. Y si un hermano o una hermana están desnudos y
tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice:
“Id en paz, calentaos y saciaos”, pero no les dais las cosas que son
necesarias para el cuerpo, ¿de que aprovecha?. Así también la fe, si no tiene
obras, esta completamente muerta. Pero alguno dirá: “Tu tienes fe y yo tengo
obras. Muéstrame tu fe sin tus
obras y yo te mostrare mi fe por mis obras”. Tu crees que Dios es uno; bien
haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Pero quieres saber, hombre
vano, que la fe sin obras esta muerta?. ¿No fue justificado por las obras
Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?. ¿No ves
que la fe actúo juntamente con sus obras y que la fe se perfecciono por las
obras?. Y se cumplió la escritura que dice: “Abraham creyó a Dios y le fue
contado por justicia”, y fue llamado amigo de Dios.
Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras y no
solamente por la fe. Asimismo, Rahab, la ramera, ¿no fue acaso justificada por
obras, cuando recibió a los mensajeros y los envío por otro camino?. Así como
el cuerpo sin espíritu esta muerto, también la fe sin obras esta muerta.
3
Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que
recibiremos mayor condenación. Todos ofendemos muchas veces. Si alguno no
ofende de palabra, es persona perfecta, capaz también de refrenar todo el
cuerpo. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos
obedezcan y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves: aunque tan
grandes y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón
por donde el que la gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño,
pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuan
grande bosque enciende un pequeño fuego! . Y la lengua es un fuego, un
mundo de maldad. La lengua esta puesta entre nuestros miembros, y contamina todo
el cuerpo e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el
infierno. Toda naturaleza de bestias, de aves,
de serpientes y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la
naturaleza humana; pero ningún hombre puede
domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno
mortal. Con ella bendecimos al Dios y padre y con ella maldecimos a los hombres,
que están hechos a la semejanza de Dios. De
una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe
ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por
una misma abertura agua dulce y
amarga?. Hermanos míos, ¿Puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid
higos?. Del mismo modo, ninguna fuente puede dar agua salada y dulce. ¿Quién
es sabio y entendido entre vosotros?. Muestre por la buena conducta sus obras en
sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y rivalidad en vuestro corazón,
no es jactéis ni mintáis contra la verdad. No es esta la sabiduría que
desciende de lo alto, sino que es terrenal, animal, diabólica, pues donde hay
celos y rivalidad, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría
que es de lo alto es primeramente pura, después pacifica, amable, benigna,
llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el
fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
4
¿De donde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?. ¿No es de vuestras
pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?. Codiciáis y no tenéis;
matáis y ardéis de envidia y nada podéis alcanzar; Combatís y lucháis, pero
tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, pero no recibís, por que pedís
mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la
amistad del mundo es enemistad contra Dios?. Cualquiera, pues,
que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios.
¿O pensáis que la escritura dice en vano: “El espíritu
que el ha hecho habitar en nosotros nos anhela celosamente”?. Pero el
da mayor gracia. Por esto dice: “Dios resiste a los soberbios y da gracia a
los humildes”. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de
vosotros. Acercaos a Dios, y el se acercara a vosotros. Pecadores, limpiad las
manos; y vosotros los de doble animo, purificad vuestros corazones. Afligios,
lamentad y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro y vuestro gozo tristeza.
Humillaos delante del señor y el os exaltara. Hermanos , no murmurareis los
unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de
la ley y juzga a la ley; pero si tu juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley ,
sino juez. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y condenar; pero tu,
¿quién eres para que juzgues a
otro?. ¡Vamos ahora!, los que decís: “ hoy y mañana iremos a tal ciudad,
estaremos allá un año, negociaremos y ganaremos”, cuando no sabéis lo que
hará mañana. Pues ¿qué es vuestra vida?. Ciertamente es neblina que se
aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais
decir: “Si el señor quiere, viviéremos y haremos esto o aquello”. Pero
ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala. El
que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado.
5
¡Vamos ahora, ricos!. Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.
Vuestras riquezas están podridas y vuestras ropas, comidas de polilla. Vuestro
oro y plata están enmohecidos y su moho testificara contra vosotros y devorara
del todo vuestros cuerpos como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días
finales. El jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, clama y
los clamores de los que habían segado han llegado a los oídos del señor de
los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra y sido libertinos.
Habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado
y dado muerte al justo, sin que el os haga resistencia. Por tanto, hermanos,
tened paciencia hasta la venida del señor. Mirad como labrador espera el
precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia
temprana y tardía. Tened también vosotros paciencia y afirmad vuestros
corazones, porque la venida del señor se acerca. Hermanos, no os quejéis unos
contra otros, para que no seáis condenados; el juez ya esta delante de la
puerta. Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción
y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del señor. Nosotros
tenemos por bienaventurados a los que
sufren: habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin que le dio
el señor, porque el señor es muy misericordioso y compasivo.
Sobre todo, hermanos mío, no juréis, ni por el cielo ni por la tierra
ni por ningún otro juramento; sino que vuestro “si” sea si, y que vuestro
“no” sea no, para que no caigáis en condenación. ¿Esta alguno entre
vosotros afligido? Haga oración. ¿Esta alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Esta
alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia para que oren
por el, ungiéndolo con aceite en el nombre del señor. Y la oración de fe
salvara al enfermo, y el señor lo
levantara; y si ha cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos
vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros, para que seáis
sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a
pasiones semejantes a las nuestras, y oro fervientemente para que no lloviera, y
no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Y otra vez oro, y el
cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto. Hermanos, si alguno entre
vosotros se ha extraviado de la verdad y alguno lo hace volver, sepa que el que
haga volver al pecador del error de su camino, salvara de muerte un alma y
cubrirá multitud de pecados.