Volver a la pagina principal

Desde el s. II la iglesia ha atribuido la composición del evangelio de mateo (=mt) al personaje de ese nombre, conocido también como levi hijo de afeo, el recaudador de tributos públicos a quien Jesús llamo  y unió al grupo de sus discípulos. Escrito para instruir al nuevo pueblo de Dios el evangelio  nos transmite un amplio cuadro de la cristología de la iglesia primitiva. Su contenido puede resumirse en cuatro puntos fundamentales: a) Jesús de nazaret el hijo de Dios es el Mesías esperado por el pueblo judío. b)  en Jesús descendiente de David  se cumplen las profecías mesiánicas del AT. c)  el pueblo judío no llego a comprender cabalmente ni la naturaleza espiritual ni la profundidad de la obra realizada por Jesús en obediencia perfecta a la voluntad de Dios. d) el rechazo de Jesús el cristo, por parte del judaísmo palestino proyecto el mensaje evangélico al mundo gentil revelando de ese modo su sentido universal. Mateo reúne las palabras del señor en amplias unidades discursivas precedidas o seguidas por formulas literarias que sirven de marco dramático a cada composición. A demás de estos sermones o discursos (cinco de ellos se destacan por su extensión) el evangelio contiene muchas otras enseñanzas y exhortaciones de Jesús a sus discípulos, así como amonestaciones dirigidas a escribas y fariseos o incluso a Jerusalén y algunas ciudades de galilea. Rasgo característico de este primer evangelio es su continua referencia AT con el objeto de demostrar que las escrituras  tienen su pleno cumplimiento en Jesús. Asimismo el tema predominante en la predicación del señor es el reino de Dios, designado aquí generalmente como reino de los cielos y contemplado en su doble realidad presente y futura. - Genealogía, nacimiento e infancia de Jesús.  Comienzo del ministerio de Jesús.  Ministerio de Jesús en galilea.  Ministerio de Jesús en diversas regiones.  Jesús en Jerusalén: semana de pasión.

Evangelio según San Mateo

1 Libro  de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendro a Isaac, Isaac a  Jacob, y Jacob a Juda y a sus hermanos. Juda engendro a Tamar, a fares y a zara, fares a esrom, y esrom a aram. Aram engendro a aminadab. Aminadab a naason, y naason a salmón. Salmón engendro, de rahab, a booz, booz engendro, de Rut, a obed, y obed a isai. Isai engendro al rey David. El rey David engendro, de la mujer de urias, a Salomón. Salomón engendro a raboam, raboam a abias, y abias a asa. Asa engendro a Josafat, Josafat a joram, y joram a uzias. Uzias engendro a jotam, jotan a acaz, y acaz a ezequias. Ezequias engendro a manases, manases a Amón, y Amón a josias. Josias engendro a jeconias y a sus hermanos, el tiempo de la deportación a Babilonia. Después de la deportación a babilonia, jeconias engendro a salatiel, y salatiel  a Zorobabel. Zorobabel engendro a abiud, abiud a eliaquim, y  eliaquim a azor. Azor engendro a sadoc, sadoc a aquim, y aquim a eliud. Eliud engendro a Eleazar, Eleazar a matan, matan a Jacob. Jacob engendro a José, marido de  María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce;  desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a babilonia hasta Cristo, catorce. El nacimiento de Jesucristo fue así: estaba comprometida María, su madre, con José, antes que vivieran juntos se hallo que había concebido del espíritu santo. José, su marido, como era justo y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Pensando el en esto, un ángel del señor se le apareció en sueños y le dijo: “ José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella  es engendrado, del espíritu santo es. Dará  a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús,  por el salvara a su pueblo de sus pecados”. Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que dijo el señor por medio del profeta: “ Una virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Emmanuel” (Que significa: “Dios con nosotros”). Cuando despertó José del sueño, hizo como el ángel del señor le había, mandado y recibió  a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito, y le puso por nombre Jesús.

2 Cuando Jesús nació, en belén de Judea, en días del rey herodes, llegaron del oriente a Jerusalén unos sabios, preguntando: - ¿Dónde esta el rey de los judíos que ha nacido?, pues su estrella hemos visto en el oriente y venimos a dorarlo. Al oír esto, el rey herodes se turbo, y toda Jerusalén con el. Y, habiendo convocado a todos los principales sacerdotes y escribas del pueblo, les pregunto donde había de nacer el Cristo. Ellos le respondieron: - En belén de Judea, porque así fue escrito por el profeta: “Y tu, belén de la tierra de Juda, no eres la mas pequeña entre los príncipes de Juda porque de ti saldrá un guiador, que apacentara a mi pueblo Israel”. Entonces herodes llamo  en secreto a los sabios y se cercioro del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. Y enviándolos a belén, dijo: - Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño y, cuando lo halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya a adorarlo. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron. Y la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que, llegando, se detuvo  sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Al entrar en la casa, vieron al  niño con María, su madre, y postrándose lo adoraron. Luego, abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volvieran a herodes, regresaron a su tierra por otro camino. Después que partieron ellos, un ángel del señor apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto.  Permanece allí hasta que yo te diga, porque acontecerá que herodes buscara al niño para matarlo”. Entonces el, despertando, tomo de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Estuvo allí hasta la muerte de herodes, para que se cumpliera lo que dijo el señor por medio del profeta, cuando dijo: “de Egipto llame a mi hijo”. Horedes entonces, cuando se vio burlado por los sabios, se enojo mucho y mando matar a todos los niños menores de dos años que había en belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo indicado por los sabios. Entonces se cumplió lo dicho por el profeta jeremías, cuando dijo: “ Voz fue oída en rama, grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos y no quiso ser consolada porque perecieron”. Pero después que murió herodes, un ángel del señor apareció en sueños a José en Egipto, y dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño”. Entonces el se levanto, tomo al niño y a su madre,  y se fue a tierra de Israel. Pero cuando oyó que arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre herodes, tuvo temor de ir allá. Y avisado por revelación en sueños, se fue a la región de galilea y se estableció en la ciudad que se llama de Nazaret, para que se cumpliera lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado Nazareno.

3 En aquellos días se presento juan el  bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: “Arrepentios, porque el reino de los cielos se ha acercado”, pues este es aquel de quien hablo el profeta Isaías,  cuando dijo: “Voz del que clama en el desierto: ¡ preparad el camino del señor, enderezad sus sendas!”. Juan estaba vestido de pelo de camello; tenia un cinto de cuero alrededor de su cintura, y su comida era langostas y miel silvestre. Acudía a el Jerusalén, toda Judea y toda la provincia de alrededor del jordán, y eran bautizados por el en el jordán, confesando sus pecados. Al ver el que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: “¡Generación de víboras!”, ¿ quien os enseño a huir de la ira venidera? Producid, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: “ A Abraham  tenemos por padre”, porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham a un de estas piedras. Además, el hacha ya esta puesta a la raíz de los arbolas, por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. Yo a la verdad os  bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene tras mi, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es mas poderoso que yo. El os bautizara en espíritu santo y fuego. Su aventador esta en su mano para limpiar su era. Recogerá su trigo en el granero y quemara la paja en fuego que nunca se apagara”. Entonces Jesús vino de galilea al jordán, donde estaba juan, para ser bautizado por el. Pero juan se le oponía, diciendo: - yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tu acudes a mi? Jesús le respondió: - permítelo ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces se lo permitió. Y Jesús, después que fue bautizado, subió enseguida del agua, y en ese momento los cielos le fueron abiertos, y vio al espíritu de Dios que descendía como paloma y se posaba sobre el. Y se oyó una voz de los cielos que decía: “ Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia”.

4 Entonces Jesús fue llamado por el espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre. Se le acerco el tentador y le dijo: - Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. El respondió y dijo: - escrito esta: “no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Entonces el diablo lo llevo a la santa ciudad, lo puso sobre el pináculo del templo y le dijo: - Si eres  hijo de Dios, tírate abajo, pues escrito esta: - “ a sus ángeles mandara acerca de ti”, y “ en sus manos te sostendrán para que no tropieces con tu pie en piedra”. Jesús le dijo: - “Escrito esta también: No tentaras al señor tu Dios”. Otra vez lo llevo el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: - Todo esto te daré, si postrado me adoras. Entonces Jesús le dijo: -  Vete, Satanás, porque escrito esta: “Al señor tu Dios adoraras y solo a el servirás”. El diablo entonces lo dejo, y vinieron ángeles y lo servían. Cuando Jesús oyó que juan estaba preso, volvió a galilea. Dejando Nazaret, fue y habito en capernaum, ciudad marítima, en la región de zabulon y neftali, para que se cumpliera lo que dijo el profeta Isaías: “¡Tierra de zabulon y tierra de neftali camino del mar, al otro lado del jordán, galilea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas vio la gran luz, y a los que habitaban en región de sombra de muerte, luz les resplandeció”. Desde entonces comenzó Jesús a predicar  y a decir: “¡ Arrepentios, porque el reino de los cielos se ha acercado!”. Pasando Jesús junto al mar de galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro,  y su  hermano Andrés, que echaban la red en el mar, porque eran pescadores. Y les dijo: -  Venid en pos de mi, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, lo  siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo, hijo de zebedeo, y su hermano juan, en la barca  con zebedeo, su padre, que remendaban sus redes; y los llamo. Ellos, dejando al instante la barca y a su padre, lo siguieron. Recorría Jesús toda galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Se difundió su fama por toda Siria, y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas  enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los sano. Lo siguió mucha gente de galilea, de Decapolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del jordán.

5 Viendo la multitud, subió al monte y se  sentó. Se le acercaron sus discípulos,  y el, abriendo su boca, les enseñaba diciendo: “ Bienaventurados los pobres en espíritu, porque  de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzaran misericordia. Bienaventurados los de  limpio corazón, porque verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores porque serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando por mi causa os insulten, os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. “Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes de vosotros. “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde  su sabor, ¿con que será salada? No  sirve mas para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. “Vosotros sois la luz del mundo;  una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en  casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro padre que esta en los cielos. “No penséis que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolir, sino a cumplir, porque de cierto os digo que antes que pasen  el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasara de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy  pequeños será llamado en el reino de los cielos; pero cualquiera que los cumpla y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos. “ Por tanto, os digo que si vuestra justicia no fuera mayor que la de los escribas y fariseos, no entrareis en el reino de los cielos. “Oísteis que fue dicho a los antiguos: “no mataras”, y cualquiera que mate será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio, y cualquiera que diga “necio” a su hermano, será culpable ante el concilio; y  cualquiera que le diga “fatuo”, quedara expuesto al infierno de  fuego. “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo  contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo pronto con tu adversario, entre tanto que estas con el en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y seas echado  en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el ultimo cuadrante. “Oísteis que fue dicho: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adultero  con ella en su corazón. “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.  Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala y échala de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que  todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. “También fue dicho: “ Cualquiera que repudie a su mujer, dele  carta de divorcio”. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicacion, hace que ella adultere, y el que se casa con la repudiada, come adulterio. “Además habéis oído que fue dicho a los  antiguos: “No juraras en falso, sino cumplirás al Señor tus juramentos”. Pero yo os digo. No juréis de ninguna manera: ni por el cielo,  porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies, ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. Ni por tu cabeza juraras, porque no puedes hacer  blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: “Si, si” o “No, no”, porque lo que es mas de esto, de mal procede. “Oistes  que fue dicho: “ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con el dos. Al que te pida , dale,  y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo niegues. “Oísteis que fue dicho: “Amaras a tu prójimo y odiaras a tu enemigo”.  Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro padre que esta en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos. Si amáis  a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de mas? ¿ no hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro padre que esta en los cielos es perfecto.

6 “Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos, de otra manera no tendréis recompensa de vuestro padre que esta en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero cuando tu des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu padre, que ve en lo secreto, te recompensara en publico. “Cuando ores, no seas como los hipócritas, porque ellos aman orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tu, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta, y ora a tu padre que esta en lo secreto; y tu padre, que ve en lo secreto, te recompensara en publico. “Y al orar no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues,  semejantes a ellos, porque vuestro padre sabe de que cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, orareis así: “ Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu Reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.  No nos metas en tentación, sino líbranos del mal, porque tuyo es el reino, el poder  y la gloria, por todos los siglos. Amen”.  “ Por tanto, si perdonáis a los hombre su ofensas, os perdonara también a vosotros vuestro padre celestial; pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro padre os perdonara vuestras ofensas. “Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tu, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu padre que esta en  secreto; y tu padre, que en ve en lo secreto, te recompensara en publico. “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho destruyen,  y donde ladrones entran y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho destruyen, y donde ladrones no entran ni hurtan, porque donde este vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. “ La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?. “Ninguno puede  servir a dos señores, porque  odiara al uno y amara al otro, o estimara al uno y menospreciara al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. “Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, que habéis de comer o que habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, que habéis de vestir. ¿ no es la vida mas que el alimento y el cuerpo mas que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y , sin embargo, vuestro padre celestial las alimenta. ¿no valéis vosotros mucho mas que ellas? ¿ y quien de vosotros podrá, por mucho que se angustie, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os angustiáis?  Considerar los lirios del campo, como crecen: no trabajan ni hilan;  pero os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si la hierba del campo, que hoy es y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿ no hará mucho mas por vosotros, hombres de poca fe? No os angustiéis, pues, diciendo: “¿ que comeremos, o que beberemos, o que vestiremos?”, porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. “ Así que no os angusties por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación. Basta a cada día su propio mal.

7 “No juzguéis, para no seáis juzgados, porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que medís se os medirá. ¿ Por que miras la paja que esta en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que esta en tu propio ojo? ¿ O como dirás a tu hermano: “déjame sacar la paja de tu ojo”, cuando tienes la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces veras bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. “ No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen y se vuelvan y os despedacen. “Pedid, y se os dará; buscad, y hallareis; llamad, y se os abrirá, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y el que llama, se le abrirá. ¿qué hombre hay  de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿ o si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto mas vuestro padre que esta en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan  con vosotros, así también haced vosotros con ellos, pues esto es la ley y los profetas. “ Entrad por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; pero angosta es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿ Acaso se recogen  uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol  malo da frutos malos. No puede el buen árbol  dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que por sus frutos los conoceréis. “No todo el que me dice: “¡señor, señor!”, entrara en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi padre que esta en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?”. Entonces les declarare: “Nunca os conocí. ¡Apartaos de mi, hacedores de maldad!”. “ A cualquiera, pues,  que me oye estas palabras y las pone en practica, lo comparare a un hombre prudente que edifico su casa sobre la roca. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y golpearon contra aquella casa; pero no cayo, porque estaba cimentada sobre roca. Pero a cualquiera que me oye estas palabras y no las practica, lo comparare a un hombre insensato que edifico su casa sobre la arena. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayo, y fue grande su ruina”.  Cuando termino Jesús estas palabras, la gente estaba admirada de su doctrina, porque les enseñaba con quien tiene autoridad y no como los escribas.

8 Cuando descendió Jesús del monte, lo seguía mucha gente. En esto se le acerco un leproso y se postro ante el, diciendo: - Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y lo toco, diciendo: - Quiero, se limpio. Y al instante su lepra desapareció. Entonces Jesús le dijo: - Mira, no lo digas a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que ordeno moisés, para testimonio de ellos. Al entrar Jesús en capernaum, se le acerco un centurión, que le rogaba diciendo: -  Señor, mi criado esta postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Jesús le dijo: - Yo iré y lo sanare. Respondiendo el centurión y dijo: - señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra y mi criado sanara, pues también yo soy hombre bajo autoridad y tengo soldados bajo mis ordenes, y digo a este: “Ve”, y va; y al otro: “Ven” , y viene; y a mi siervo: “haz esto”, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravillo y dijo a los que lo seguían: - De cierto os digo que ni aun en  Israel he hallado tanta fe. Os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentaran con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; pero los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces Jesús dijo al centurión: - Vete, y como creíste te sea hecho. Y su criado quedo sano en aquella misma hora. Fue Jesús a casa de Pedro y vio a la suegra de este postrada en cama, con fiebre. Entonces  toco su mano y la fiebre  la dejo; ella se levanto, y los servia. Al caer la noche le llevaron muchos endemoniados, y con la palabra echo fuera a los demonios y sano a todos los enfermos, para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: “El mismo tomo nuestras enfermedades y llevo nuestras dolencias”. Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, dio orden de pasar al otro lado. Se le acerco un escriba y le dijo: - Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. Jesús le dijo: - Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo, nidos; pero el hijo del hombre no tiene donde recostar su cabeza. Otro de sus discípulos le dijo: - Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. Jesús le dijo: - Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos. Entro en la barca  y sus discípulos lo siguieron. Y se levanto en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero el dormía. Se acercaron sus discípulos y lo despertaron, diciendo: - ¡ Señor, sálvanos, que perecemos!. El les dijo: - ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? EEntonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres, maravillados, decían: - ¿Qué hombre es este, que aun los vienttos y el mar lo obedecen?. Cuando llego a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por el camino, y clamaron diciendo: - ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?. Estaba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos. Y los demonios le rogaron diciendo: - Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos. El les dijo: - Id. Ellos salieron y se fueron a aquel hato de cerdos, y entonces todo el hato de cerdos se lanzo al mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas. Los que los apacentaban huyeron y, llegando a la ciudad, contaron todas las cosas y lo que había pasado con los endemoniados. Entonces toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, cuando lo vieron, le rogaron que se fuera de su territorio.

9 Entonces, entrando Jesús en la barca, paso al otro lado y vino a su ciudad. Y sucedió que le llevaron un paralítico tendido  sobre una camilla. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: - Ten animo, hijo; tus pecados te son perdonados. Entonces algunos de los escribas se decían a si mismos: “Este blasfemia”. Conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: - ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿qué es mas fácil, decir: “los pecados te son perdonados” , o decir: “levántate y anda”? Pues para que sepáis que el hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados –dijo entonces al paralítico -:  Levántate, tomo tu camilla y vete a tu casa. Entonces el se levanto y se fue a su casa. La gente, al verlo, se maravillo y glorifico a Dios, que había dado tal potestad a los hombres. Saliendo Jesús de allí,  vio a un hombre llamado mateo que estaba sentado en el banco de los tributos públicos, y le dijo: - Sígueme. El se levanto y lo siguió. Aconteció que estando el sentado a la mesa en la casa, muchos publícanos y pecadores, que habían llegado, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: - ¿Por qué come vuestro maestro con los publícanos y pecadores? Al oírlo Jesús, les dijo: - Los sanos no tienen necesidad de medico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: “ Misericordia quiero y no sacrificios”, porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. Entonces se le acercaron los discípulos de juan y le preguntaron: - ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: - ¿Acaso pueden los que están de boda tener luto entre tanto que el esposo están con ellos? Pero  vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunaran. Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo, porque tal remiendo tira del vestido y se hace pero la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, el vino se derrama y los odres se pierden; pero echa el vino nuevo en odres  nuevos, y lo nuevo y lo otro se conservan juntamente. Mientras el decía estas cosas, llego un dignatario y se postro ante el, diciendo: - Mi hija acaba de morir; pero ven y pon tus manos sobre ella, y vivirá. Jesús se levanto y lo siguió con sus discípulos. En esto, una mujer enferma de flujo de sangre desde hacia doce años se le acerco por detrás y toco el borde de su manto, porque se decía a si misma: “Con solo tocar su manto, seré salva”. Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: - Ten animo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salvada desde aquella hora. Cuando entro Jesús en la casa del dignatario y vio a los que tocaban flautas y a la gente que hacia alboroto, les dijo: - Apartaos, porque la niña no esta muerta, sino que duerme.  Y se burlaban de el. Pero cuando la gente fue echada fuera, entro y tomo a la mano a la niña, y ella se levanto. Y se difundió esa noticia por toda aquella tierra. Cuando salió Jesús, lo siguieron dos ciegos, diciéndole a gritos: - ¡Ten misericordia de nosotros, hijo de David! Al llegar a la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les pregunto: - ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: - Si, señor. Entonces les toco los ojos, diciendo: - Conforme a vuestra fe os sea hecho. Y los ojos de ellos fueron abiertos. Jesús les encargo rigurosamente, diciendo: - Mirad que nadie lo sepa. Pero cuando salieron, divulgaron la fama de el por toda aquella tierra. Tan pronto ellos salieron, le trajeron un mudo endemoniado. Una vez expulsado el demonio, el mudo hablo. La gente se maravillaba y decía: - Nunca se ha visto cosa semejante en Israel. Pero los fariseos decían: - Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios. Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Al ver las multitudes tuvo compasión de ellas, porque estaban  desamparadas y dispersas como ovejas  que no tienen pastos.  Entonces dijo a sus discípulos: “A la verdad la mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”.

10 Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus impuros, para que los echaran fuera y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón,  llamado Pedro, y su hermano Andrés; Jacobo hijo de zabedeo, y su hermano juan; Felipe, Bartolomé, Tomas, Mateo, el publicano, Jacobo hijo de alfeo, Lebeo,  por sobrenombre Tadeo, Simón, el canaita, y Judas Iscariote, el que también lo entrego. A estos doce envío Jesús, y les dio instrucciones diciendo: “Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes  a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y yendo, predicad, diciendo: >El reino de los cielos se ha acercado>. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad  muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. No llevéis oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón, porque el obrero es digno de su alimento. Pero en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos de quien ella es digno y quedaos allí hasta que salgáis. Al entrar en la casa, saludad. Y si la casa es digna, vuestra paz vendrá sobre ella; pero si no es digna, vuestra paz se volverá a vosotros. Si alguien no os recibe ni oye vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies. De cierto os digo que en el día del juicio será mas tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra que para aquella ciudad. “Yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Guardaos  de los hombres, porque os entregaran a los concilios y en sus sinagogas os azotaran;  y aun ante gobernadores y reyes  seréis llevados por causa mía, para testimonio a ellos y a los gentiles. Pero cuando os entreguen, no os preocupéis por como o que hablareis porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar, pues no sois vosotros los que habláis, sino  el espíritu de vuestro padre que habla en vosotros. El hermano entregara a la muerte al hermano, y al padre al hijo. Los hijos se levantaran contra los padres y los harán morir. Seréis odiados por todos  por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, este será salvo. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. De cierto os digo que no  acabareis de recorrer todas las ciudades de Israel antes que venga el hijo del hombre. “ El discípulo  no es mas que su maestro ni el siervo  mas que su señor. Bástale al discípulo ser como su maestro y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Belcebú, ¡Cuánto mas a los de su casa!. “Así que no los temáis, porque nada hay encubierto que no haya de ser descubierto; ni  oculto que no haya de saberse. Lo que os digo en tinieblas, decidlo a plena luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. No temáis a los que matan el cuerpo pero el alma no pueden matar; temed mas bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin el permiso de vuestro padre. Pues bien, aun vuestros cabellos están todos contados. Así que no temáis; mas valéis vosotros que muchos pajarillos. “ A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también lo confesare delante de mi padre que esta en los cielos.  Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también lo negare delante de mi padre que esta en los cielos. “No penséis que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada, porque he venido a poner en enemistad al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra. Así que los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre mas que a mi, no es digno de mi; el que ama  a hijo o hija mas que a mi, no es digno de mi; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mi, no es digno de mi. El que halle su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mi, la hallara. “ El que a vosotros recibe, a mi me recibe; y  el que me recibe a mi, recibe al que me envío. El  que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el  que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá. Y cualquiera que de a uno de estos pequeños un  vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.”

11 Cuando Jesús termino de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos. Al oír juan en la cárcel los hechos de Cristo, le envío dos de sus discípulos a preguntarle: - ¿Eres tu aquel que había de venir o esperaremos a otro? Respondió Jesús, les dijo: - Id y haced saber a juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mi. Mientras  ellos se iban, comenzó Jesús a hablar de juan a la gente: “¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿una caña sacudida por el viento? ¿ O que salisteis a ver? ¿ a un hombre cubierto de vestiduras delicadas? Los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes est. Pero ¿qué salisteis a ver? ¿a un profeta? Si , os digo, y mas que profeta, porque este es de quien esta escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual prepara tu camino delante de ti”. “De cierto os digo que entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que juan el bautista; y , sin embargo, el mas pequeño en el reino de los cielos es mayor que el. “Desde los días de juan el bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Todos  los profetas y la ley profetizaron hasta juan. Y si queréis recibirlo, el es aquel Elías que había de venir. El que tiene oídos para oír, oiga. Pero ¿a que comparare esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en  las plazas y gritan a sus compañeros, diciendo: “os tocamos flauta y no bailasteis; os tocamos canciones de duelo  y no llorasteis”,  porque vino juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Demonio tiene”.  Vino el hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publícanos y pecadores”. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos”. Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo: “¡ ay de ti, corazin! ¡Ay de ti, betsaida!, porque si en tiro y en sidon se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que en vestidos ásperos y ceniza se han arrepentido.  Por tanto os digo que en el día del juicio será mas tolerable el castigo para tiro y para sidon que para vosotras. Y tu, capernaum, que eres levantada hasta el cielo hasta el hades, serás abatida, porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto os digo que en día del juicio será mas tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti”. En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: “ Te alabo, padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y los entendidos, y las revelaste a los  niños. Si, padre, porque así te agrado. “ Todas las cosas me fueron entregadas por mi padre; y nadie conoce al hijo, sino el padre, y nadie conoce al padre, sino el hijo y aquel a quien el hijo se lo quiera revelar. Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad  mi yugo sobre vosotros y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”.

12 En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados un sábado. Sus discípulos sintieron hambre y comenzaron arrancar espigas y a comer. Los fariseos , al verlo, le dijeron: - Tus discípulos hacen lo que no esta permitido hacer en sábado. Pero el les dijo: - ¿No habéis leído lo que hizo David cuando el  y los que con el estaban sintieron hambre; como entro en la casa de Dios y comió los panes de la proposición, que no les estaba permitido comer ni a el ni a los que con el estaban, sino solamente a los sacerdotes? ¿ O no habéis leído en la ley como en sábado los sacerdotes en el templo  profanan el sábado, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo esta aquí. Si supierais que significa: “ Misericordia quiero y no sacrificios”,  no condenarais a los inocentes, porque el hijo del hombre es señor del sábado. Saliendo de allí, fue a la sinagoga de ellos. Y había allí uno que tenia seca una mano. Para poder acusar a Jesús, le preguntaron: - ¿Esta permitido sanar en sábado? El les dijo: - ¿Qué hombre entre vosotros, si tiene una oveja y esta se le cae en un hoyo, en sábado, no le echa mano y la saca? Pero, ¿cuánto mas vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, esta permitido hacer el bien en sábado. Entonces dijo a aquel hombre: - extiende tu mano. El la extendió y le fue restaurada sana como la otra. Salieron entonces los fariseos y se confabularon contra Jesús para destruirlo. Cuando Jesús supo esto, se retiro de allí. Lo siguió mucha gente, y sanaba a todos, y les encargaba rigurosamente que no lo descubrieran, para que se cumpliera lo que dijo el profeta Isaías: “ Este es mi siervo, a quien he escogido; mi amado, en quien se agrada mi alma. Pondré mi espíritu sobre el,  y a los gentiles anunciara juicio. No contenderá, ni voceara, ni a nadie oirá en las calles su voz. La caña cascada no quebrara  y el pabilo  que humea no apagara, hasta que haga triunfar el juicio. En su nombre esperaran los gentiles”. Entonces le un endemoniado, ciego y mudo; y lo sano, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. Toda la gente estaba atónita y decía: “ ¿Será este aquel hijo de David?”. Pero los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera demonios sino por Belcebú, príncipe de los demonios”. Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: “Todo reino dividido contra si mismo es asolado, y ninguna ciudad o casa dividida contra si misma permanecerá. Si Satanás echa fuera a Satanás, contra si mismo esta dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? Y si yo hecho fuera los demonios por Belcebú, ¿por quien los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. Pero si yo por el espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios, pues ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata?. Entonces podrá saquear su casa. El que no esta conmigo, esta contra mi; y el que conmigo no recoge, desparrama. “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el espíritu no les será perdonada. Cualquiera que diga alguna palabra contra el hijo del hombre, será perdonado; pero el que hable contra el espíritu santo, no será  perdonado, ni en este siglo ni en el venidero. “ Si el árbol es bueno, su fruto es bueno; si el árbol es malo, su fruto es malo,  porque por el fruto se conoce el árbol. ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malo?, porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas, y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Pero yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio, pues por tus palabras serás justificado, por tus palabras serás condenado”. Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos diciendo: - Maestro, deseamos ver de ti una señal. El respondió y les dijo: - La generación mala y adultera demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el hijo del hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Los hombres de ninive se levantaran en el juicio con esta generación y la condenaran, porque ellos se arrepintieron por la predicación de Jonás, y en este lugar hay alguien  que es mas que Jonás. La reina del sur se levantara en el juicio con esta generación y la condenara, porque ella vino desde los confines  de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y en este lugar hay alguien que es mas que Salomón. “Cuando el espíritu impuro sale del hombre, anda por lugares secos buscando  reposo, pero no lo halla. Entonces dice: “Volveré a mi casa, de donde salí”. Cuando  llega, la halla desocupada barrida y adornada. Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que el, y entran y habitan allí; y el estado final de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación. Mientras el aun  hablaba a la gente, su madre y sus hermanas estaban afuera y le querían hablar. Le dijo uno: - Tu madre y  tus hermanos están fuera y te quieren hablar. Respondiendo el al que le decía esto, dijo: - ¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: - Estos son mi madre y mis hermanos, pues todo aquel que hace la voluntad de mi padre que esta en los cielos, ese es mi hermano , mi hermana y mi madre.

13 Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Se le acerco mucha gente, así que el, entrando en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Les hablo muchas cosas por parábolas, diciendo: “El sembrador salió a sembrar. Mientras sembraba, parte de la semilla cayo junto al camino, y vinieron las aves y la comieron. Parte cayo en pedregales, donde no había mucha tierra, y broto pronto, porque no tenia profundidad de tierra; pero cuando salió el sol, se quemo y, como no tenia raíz, se seco. Parte cayo entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron. Pero parte cayo en buena tierra, y dio fruto, cual a ciento, cual a sesenta y cual a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga”. Entonces, acercándose los discípulos, le preguntaron: - ¿Por qué le hablas por parábolas? El respondiendo, les dijo: - Porque a vosotros os es dado saber los misterios  del reino de los cielos, pero a ellos no les es dado, pues a cualquiera que tiene, se le dará y tendrá mas; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Por  eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y  oyendo no oyen ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: “ De oído oiréis, y no entendéis; y viendo veréis, y no percibiereis, porque el corazón de este pueblo se ha entorpecido, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, ni oigan con los oídos, ni con el corazón entiendan, ni se conviertan  y yo los sane”. “Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. De cierto os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron. “Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador:  Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo y arrebata lo que fue sembrado junto al camino. El que fue sembrado en pedregales es el que oye la palabra y al momento la recibe con gozo, pero  no tiene raíz en si, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. El que fue sembrado entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace  infructuosa. Pero el que fue sembrado en buena tierra es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta y a treinta por uno”. Les refirió otra parábola, diciendo: “El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando broto la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Fueron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿ como, pues, tiene cizaña?”.  El les dijo: “ Un enemigo ha hecho esto”. Y los siervos le dijeron: “¿Quieres, pues,  que vayamos y la arranquemos?”. El les dijo: “No, no sea que al arrancar la cizaña arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega, y al tiempo de la siega yo iré a los segadores: “Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”. Otra parábola les refirió, diciendo: “El  reino de los cielos es semejante al grano de mostaza que un hombre tomo y sembró en su campo. Esta es a la verdad la mas pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido es la mayor de las hortalizas y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas”. Otra parábola les dijo: “El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomo una mujer y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedo leudado”. Todo esto hablo Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba, para que se cumpliera lo que dijo el profeta: “Abriré en parábolas mi boca; declarare cosas escondidas desde la fundación del mundo”. Entonces, después de despedir a la gente, entro Jesús en la casa. Se le acercaron sus discípulos y le dijeron: - Explícanos la parábola de la cizaña del campo. Respondiendo el, les dijo: - El que siembra la buena semilla es el hijo del hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. De manera que,  así como se arranca la cizaña y se quema en el fuego, así será  en el fin de este mundo. Enviara el hijo del hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo y a los que hacen maldad, y los echaran en el horno de fuego; allí será el lloro  y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su padre. El que tiene oídos para oír, oiga. “Además el reino  de los cielos es semejante a un comerciante que busca  buenas perlas, y al hallar una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenia y la compro. “Asimismo el reino  de los cielos es semejante a una red que, echada al mar, recoge toda clase de peces. Cuando esta llena, la sacan a la orilla, se sientan y recogen lo bueno en cestas y echan fuera lo malo. Así será al fin del mundo: saldrán los ángeles y apartaran a los malos de entre los  justos, y los echaran en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Jesús les pregunto: -¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: - Si, señor. El les dijo: - Por eso todoo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas. Aconteció que cuando termino Jesús estas parábolas, se fue de allí. Vino a su tierra y les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban y decían: - ¿De donde saca este esta sabiduría y estos milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿no  se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y judas? ¿ no están todas sus hermanas con nosotros? ¿ de donde, pues,  saca  este todas estas cosas?. Y se escandalizaban de el. Pero Jesús les dijo: - no hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. Y no hizo allí muchos milagros debido a la incredulidad de ellos.

14  En aquel tiempo herodes, el tetrarca, oyó la fama de Jesús, y dijo a sus criados: “Este es juan el bautista; ha resucitado de los muertos y por eso actúan en el estos poderes”. Herodes había prendido a juan, lo había encadenado y metido  en la cárcel, por causa de herodias, mujer de su hermano Felipe, porque juan decía: “No  te esta permitido tenerla”. Y herodes quería matarlo, pero temía al pueblo, porque tenían a juan  por profeta. Pero cuando se celebraba el cumpleaños de herodes, la hija de herodias danzo en medio y agrado a herodes, por lo cual este prometió con juramento darle todo  lo que pidiera. Ella, instruida primero  por su madre, dijo: “Dame aquí en un plato la cabeza de juan el bautista”. Entonces el rey se entristeció, pero a causa del juramento y de los que estaban con el  a la mesa, mando que se la dieran, y ordeno decapitar a juan en la cárcel. Trajeron su cabeza en un plato, se la dieron a la muchacha y ella se la entrego a su madre. Entonces llegaron sus discípulos, tomaron el cuerpo, lo enterraron y fueron a dar la noticia a Jesús. Al oírlo Jesús, se aparto de allí, el solo, en una barca a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió a pie desde las ciudades. Al salir Jesús, vio una gran multitud, tuvo compasión de ellos y sano a los que de ellos estaban enfermos. Cuando anochecía, se acercaron a el sus discípulos, diciendo: - El lugar es desierto y la hora ya avanzada. Despide a la multitud para que vayan por las aldeas y compren algo de comer. Jesús les dijo: - No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de  comer. Ellos dijeron: - No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces. El les dijo: - Traédmelos acá. Entonces mando a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando  los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio  los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud. Comieron todos y se saciaron; y recogieron lo que  sobro de los pedazos, doce cestas llenas. Los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres  y los niños. En seguida Jesús hizo  a sus discípulos entrar en la barca  e ir delante de el a la otra ribera, entre tanto que el despedía a la multitud. Después de despedir a la multitud, subió al monte a orar aparte; y  cuando llego la noche, estaba allí solo. Ya la barca estaba en el medio del mar, azotada por las olas, porque el viento era contrario. Pero a la cuarta vigilia de la noche, Jesús fue a ellos andando sobre el mar. Los discípulos, viéndolo andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: - ¡Un fantasma! Y gritaron de miedo. Pero enseguida Jesús les hablo, diciendo: - ¡Tened animo! Soy yo, no temáis. Entonces le respondió Pedro, y dijo: - Señor, si eres tu, manda que yo vaya  a ti sobre las aguas.  Y el le dijo: - Ven. Y descendió Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces grito: - ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo: - ¡Hombre de poca fe! ¿por qué dudaste? En cuanto a ellos subieron a la barca, se calmo el viento. Entonces los que estaban en la barca se acercaron y lo adoraron, diciendo: - Verdaderamente eres hijo de Dios. Terminada la travesía, llegaron a tierra de genesaret. Cuando lo reconocieron los hombres de aquel lugar, enviaron la noticia por toda aquella  tierra  alrededor, y trajeron a el todos  los enfermos;  y le rogaban que los dejara tocar solamente el borde de su manto. Y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.

15 Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: - ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos?, pues no se lavan las manos cuando comen pan. Respondiendo el, les dijo: - ¿Por qué también vosotros quebrantéis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? Dios mando diciendo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y “El que maldiga al padre o a la madre, sea condenado a muerte”, pero vosotros decís: “cualquiera que diga a su padre o a su madre: es  mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. Hipócritas, bien profetizo de vosotros Isaías, cuando dijo: “Este pueblo de labios me honra, mas su corazón esta lejos de mi, pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres”. Y llamando así a la multitud, les dijo: - Oíd, y entended: No lo que entra por la boca contamina al hombre; pero lo que sale de la boca, esto contamina al hombre. Entonces, acercándose sus discípulos, le dijeron: - ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra? Pero respondiendo el, dijo: - Toda planta que no planto mi padre celestial será desarraigada. Dejadlos; son ciegos guías  de ciegos; y si el ciego guía al ciego, ambos caerán en el hoyo. Respondiendo Pedro, le dijo: - Explícanos esta parábola. Jesús dijo: - ¿También vosotros estáis faltos de entendimiento? ¿ no entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado  en la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina  al hombre, porque del corazón  salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, los fornicarios, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre. Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de tiro y de sidon. Entonces una mujer cananea que había salido de aquella región comenzó a gritar y a decirle: - ¡Señor, hijo de David, ten misericordia de mi! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces, acercándose sus discípulos, le rogaron diciendo: - Despídela, pues viene gritando detrás  de nosotros. El, respondiendo, dijo: - No  soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino y se postro ante el, diciendo: - ¡Señor, socórreme! Respondiendo  el , dijo: - No esta bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros. Ella dijo: - Si, señor; pero aun los perros comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces, respondiendo  Jesús, dijo: - ¡Mujer, grande es tu fe! Hágase  contigo como quieres.  Y su hija fue sanada desde aquella hora. Paso Jesús de allí y fue junto al mar de galilea; subió  al monte y se sentó allí. Se le acerco mucha gente que traía consigo cojos, ciegos, mudos, mancos y otros muchos enfermos. Los pusieron a los pies de Jesús, y los sano; de manera que la multitud se maravillaba al ver que los mudos hablaban, los mancos quedaban sanos, los cojos andaban y los ciegos veían. Y glorificaban al Dios de Israel. Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: -  Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo y no tienen   que comer; y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino. Entonces sus discípulos le dijeron: - ¿De donde sacaremos nosotros tantos panes en el desierto para saciar a una multitud  tan grande? Jesús le pregunto: - ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: - siete y unos pocos peces. Entonces mando a la multitud que se recostara en tierra. Tomo los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud. Comieron todos y se saciaron; y de los pedazos que sobraron recogieron siete canastas llenas. Los que comieron  eran como cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. Entonces, después de despedir a la gente, entro en la barca y fue a la región de magdala.

16 Llegaron los fariseos y los saduceos para tentarlo, y le pidieron  que les mostrara una señal del cielo. Pero el, respondiendo, les dijo: “cuando anochece decís: hará buen tiempo, porque el cielo esta rojo y nublado. ¡Hipócritas, que sabéis distinguir el aspecto del cielo, pero las señales de los tiempos no podéis distinguir! La generación mala y adultera demanda una señal, pero la señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás”. Y dejándolos, se fue. Los discípulos llegaron al otro lado, pero olvidaron llevar pan. Jesús les dijo: - Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Ellos discutían entre si, diciendo: - Esto dice porque no trajimos pan. Dándose cuenta Jesús, les dijo: - ¿Por qué discutís entre vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? ¿ no entendéis aun, ni os acordáis de los cinco panes entre los cinco mil hombres, y cuantas cestas recogisteis? ¿ ni de los siete panes entre los cuatro mil, y cuantas canastas recogisteis? ¿ como no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardéis de la levadura  de los fariseos y de los saduceos?. Entonces entendieron que no les había dicho que se guardaran de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos. Al llegar Jesús a la región de cesárea de filipo, pregunto  a sus discípulos, diciendo: - ¿quién dicen los hombres  que es el hijo del hombre? Ellos dijeron: - Unos, juan el bautista; otros, Elías; y otros, jeremías o alguno de los profetas. El les pregunto: - Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo  Simón Pedro, dijo: - Tu eres el Cristo, el hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: - Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo revelo carne ni sangre, sino  mi padre que esta en los cielos. Yo también te digo que tu eres Pedro, y sobre esta roca edificare mi iglesia, y las puertas del hades no la dominaran. Y a ti te daré las llaves de los cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos. Entonces mando  a sus discípulos que a nadie dijeran que el era Jesús, el Cristo. Desde entonces comenzó  Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho a manos de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirlo, diciendo: - Señor, ten compasión de ti mismo. ¡En ninguna manera esto acontezca!.  Pero el, volviéndose, dijo a Pedro: - ¡Quítate de  delante de mi, Satanás! Me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en la de los hombres. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: - Si alquilen quiere venir en pos de mi,, niéguese a si mismo, tome su cruz y sígame, porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mi, la hallara. ¿De que le servirá al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? ¿ o que dará el hombre a cambio de su alma?, porque el hijo del hombre vendrá en la gloria de su padre, con sus ángeles, y entonces pagara a cada uno conforme a sus obras. De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí que no gustaran la muerte hasta que hayan visto al hijo del hombre viniendo en su reino.

17 Seis días después, Jesús tomo a Pedro, a Jacobo y a su hermano juan, y los llevo aparte a un monte alto. Allí se transfiguro delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y se les aparecieron moisés y Elías, que hablaban con el. Entonces  Pedro dijo a Jesús: “Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, haremos aquí tres enramadas: una para ti, otra para moisés y otra para Elías”. Mientras el aun hablaba, una nube de luz los cubrió y se oyó una voz desde la nube, que decía: “Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia; a el oíd”. Al oír esto , los discípulos se postraron sobre sus rostros y sintieron gran temor. Entonces Jesús se acerco y los toco, y dijo: -“levantaos y no temáis”. Cuando ellos alzaron los ojos, no vieron a nadie, sino a Jesús solo. Cuando descendieron del monte, Jesús les mando, diciendo: -  no digáis a nadie  la visión, hasta que el  hijo del hombre resucite de los muertos. Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: - ¿por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: - A la verdad, Elías viene primero y restaurara todas las cosas. Pero os digo que Elías ya vino, y no lo conocieron, sino que hicieron con el todo lo que quisieron; así también el hijo  del hombre padecerá a manos de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de juan el bautista. Cuando llegaron adonde estaba la gente, se le acerco un hombre que se arrodillo delante de el, diciendo: - Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático y sufre machismo, porque muchos veces cae en el fuego y muchas en el agua. Lo he traído a tus discípulos, pero no lo han podido sanar. Respondiendo Jesús, dijo: - ¡ Generación incrédula y perversa! ¿ hasta cuando he de estar con vosotros? ¿ hasta cuando os he de soportar? Traédmelo acá.  Entonces reprendió Jesús al  demonio, el  cual salió del muchacho, y este quedo sano desde aquella hora. Se acercaron entonces los discípulos a Jesús y le preguntaron aparte: - ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: - Por vuestra poca fe. De cierto os digo que si tenéis fe como  un grano de mostaza, diréis a este monte: “ Pásate  de aquí allá”, y se pasara; y nada os será imposible. Pero este genero no sale sino con oración y ayuno. Estando ellos en galilea, Jesús les dijo: “el  hijo del hombre será entregado en manos de hombre y lo mataran, pero al tercer día resucitara”.  Ellos se entristecieron mucho.  Cuando llegaron a capernaum, se acercaron a Pedro  los que cobraban las dos dracmas y le preguntaron: - ¿Vuestro  maestro no paga las dos dracmas? El dijo: - si. Al entrar el en casa, Jesús le hablo primero, diciendo: - ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿ de quienes cobran los tributos o los  impuestos? ¿ de sus hijos o de los extraños?. Pedro le respondió: - de los extraños. Jesús le dijo: - luego los hijos están exentos. Sin embargo, para no ofenderlos, ve al mar, echa el anzuelo y toma el primer pez que saques, ábrele la boca y hallaras una moneda. Tómala y dásela por mi y por ti.

18 En aquel tiempo los discípulos se acercaron   a Jesús y le preguntaron: - ¿ Quien es el mayor en el reino de  los cielos? Llamando a Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: - De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entrareis en el reino  de los cielos. Así  que cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino  de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi  nombre a un niño como este, a mi me recibe. “A cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mi, mejor le fuera que se le colgara al cuello una piedra de molino de asno y que se le hundiera en lo profundo del mar. ¡ay  del mundo por los tropiezos! Es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay  de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Por tanto, si tu mano  o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti: mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser arrojado en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti: mejor es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos  ser echado en el infierno de fuego. “Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi padre que están en los cielos, porque el hijo del hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. “¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se ha descarriado? Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se  regocija mas por aquella que por las noventa y nueve que no se descarriaron. De igual modo, no es la voluntad de vuestro padre que esta en los cielos que se pierda uno de estos  pequeños. “ Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndelo estando tu y el solos; si te oye, has ganado a tu hermano. Pero si no te oye, toma a un contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oye a ellos, dilo a la iglesia; y si no oye a la iglesia, tenlo  por gentil y publicano. De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra será atado en el cielo; y todo  lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo. Otra vez os digo que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por mi padre que esta en los cielos, porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio  de ellos. Entonces se le acerco Pedro  y le dijo: - Señor, ¿cuántas veces perdonare a mi hermano que peque contra mi? ¿ hasta siete? Jesús le dijo: - No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. “por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Cuando comenzó a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A este, como no pudo pagar, ordeno su señor venderlo, junto con su mujer e hijos y todo lo que tenia, para que se le pagara la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba diciendo: “ Señor, ten paciencia conmigo y yo te lo pagare todo”. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, lo soltó y le perdono la deuda. “pero saliendo aquel siervo, hallo a uno de sus consiervos que le debía cien denarios; y agarrándolo, lo ahogaba, diciendo: págame lo que me debes. Entonces  su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo y yo te lo pagare todo. Pero el no quiso, sino  que fue y lo echo en la cárcel hasta que pagara la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándolo su señor, le dijo: “Siervo malvado, toda aquella deuda te perdone, porque me rogaste. ¿no debías tu también  tener misericordia  de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?”. Entonces su señor, enojado, lo entrego a los verdugos hasta que pagara todo lo le debía. Así también mi padre celestial hará con vosotros, sino perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

19 Aconteció que cuando Jesús termino estas palabras, se alejo de galilea  fue a las regiones de Judea, al otro lado del jordán. Lo siguieron grandes multitudes, y los sano allí. Entonces  se le acercaron los fariseos, tentándolo y diciendo: - ¿esta permitido al hombre repudiar a su mujer  por cualquier cosa? El, respondiendo, les dijo: - ¿ no habéis leído que el que lo hizo al principio, “ hombre y mujer los hizo”, y dijo: “por esto el hombre dejara padre y madre  y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya mas dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios junto no lo separe el hombre. Le dijeron: - ¿por qué, pues, mando moisés darle carta de divorcio y repudiarla? El les dijo: - por la dureza de vuestro corazón, moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicacion, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. Le dijeron sus discípulos: - si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse. Entonces el les dijo: - no todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. Hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a si mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba. Entonces le fueron presentados unos niños para que pusiera las manos sobre ellos y  orara; pero los discípulos los reprendieron. Entonces Jesús dijo: “ Dejad a los niños venir a mi y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos”.  Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se  fue de allí. Entonces se acerco uno  y le dijo: - Maestro bueno, ¿qué bien haré  para tener la vida eterna? El le dijo: - ¿ por que me llamas bueno? Nadie es bueno sino uno: Dios. Pero si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le pregunto: - ¿cuáles? Y Jesús le contesto:  - no mataras.  No adulteraras. No hurtaras. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre. Y amaras tu prójimo como a ti mismo.  El joven le dijo: - Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿qué mas me falta?. Jesús le dijo: - Quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y ven, sígueme. Al oír el joven esta palabra, se fue triste, porque tenia muchas posesiones. – De cierto os digo que difícilmente entrara un rico  en el reino de los cielos. Otra vez os digo que es mas fácil pasar  un camello por el ojo  de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Sus discípulos, al oír esto se asombraron mucho, y decían: - ¿quién, pues, podrá ser salvo? Mirándolos Jesús, les dijo: - para los hombres esto es imposible, pero  para Dios todo es posible. Entonces respondió Pedro, le dijo: - nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Jesús les dijo: - De cierto  os digo que en la generación, cuando el hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido, también  os sentareis sobre los doce tronos, para juzgar  a las doce tribus de Israel. Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre,  o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces mas, y heredara la vida eterna. Pero muchos primeros serán los últimos, y los últimos, primeros.

20 “El reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros  para su viña. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envío a su viña. Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron. Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. Y salieron cerca de la hora  undécima, hallo a otros que estaban desocupados y les dijo: ¿por qué estáis aquí todo el día desocupados?. Le dijeron: porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id  también vosotros a la viña, y recibiréis lo sea justo. “Cuando llego la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los últimos hasta los primeros. Llegaron  los que habían ido cerca de la hora undécima y recibieron cada uno un denario. Al llegar también los primeros, pensaron que habían de recibir mas, pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: Estos últimos han trabajado una sola hora y los ha tratado igual que a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿no conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo y vete; pero quiero dar a este ultimo lo mismo que a ti. ¿no me esta permitido hacer lo que quiero con lo mío? ¿o tienes tu envidia, porque yo soy bueno?. Así,  los primeros serán los últimos y los últimos, primeros, porque muchos son llamados, pero pocos escogidos. Mientras subía Jesús a Jerusalén, tomo a sus doce discípulos aparte y les dijo por el camino: “Ahora subimos a Jerusalén, y el hijo del hombre será entregado a los principales sacerdotes  y a los escribas. Lo condenaran a muerte y lo entregaran a los gentiles para que se burlen de el, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitara”.  Entonces se le acerco la madre de los hijos de zebedeo con sus hijos, postrándose ante el y pidiéndole algo. El le dijo: - ¿Qué quieres? Ella le dijo: - Ordena que en tu reino estos dos hijos míos se sienten el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Entonces Jesús, respondiendo, dijo: - No sabéis lo que pedís. ¿podéis beber del vaso       que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Ellos le respondieron: -  Podemos. El les dijo: - A la verdad, de mi vaso beberéis,  y con el bautismo con que yo soy bautizado seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mí izquierda no es mío darlo, sino aquellos para quienes esta preparado por mi padre. Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos. Entonces Jesús, llamándolos, dijo: - Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero entre vosotros no será así, sino el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será  vuestro siervo; como el hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos. Al salir ellos de Jericó, lo seguía una gran multitud. Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: - ¡ Señor, hijo de David, ten misericordia  de nosotros! La gente los reprendía para que callaran, pero ellos clamaban mas, diciendo: - ¡Señor, hijos de David, ten misericordia de nosotros! Jesús, deteniéndose, los llamo y les dijo: - ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: - Señor, que sean abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús, sintiendo compasión, les toco los ojos, y en seguida recibieron la vista y lo siguieron.

21 Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a betfage, al monte de los olivos, Jesús envío dos discípulos, diciéndoles: “Id a la aldea que esta enfrente de vosotros, y en seguida hallareis una asna atada y un pollino con ella. Desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dice algo, contestadle: “El señor los necesita, pero luego los devolverá”. Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que dijo el profeta: “Decid a la hija de Sión: tu rey viene a ti, manso y sentado sobre un asno, sobre un pollino, hijo de animal de carga”. Entonces los discípulos fueron e hicieron como Jesús les mando. Trajeron el asna y el pollino; pusieron sobre ellos sus mantos, y el se sentó encima. La multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; otros cargaban ramas de los árboles y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: “ ¡ Hosana al hijo de David! ¡ Bendito el que viene en el nombre del señor! ¡Hosana en las alturas!”. Cuando entro el en Jerusalén, toda la ciudad se agito, diciendo: ¿Quien es este? Y la gente decía: - Este es Jesús, el profeta, el de Nazaret de galilea. Entro Jesús en el templo de Dios y echo fuera a todos los que vendían y compraban en el templo;  volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas, y les dijo: “Escrito esta: Mi casa, casa de oración sea llamada, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”. Y en el templo se le acercaron ciegos y cojos, y los sano. Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacia y a los muchachos clamando en el templo y diciendo: “¡Hosana al hijo de David!”,  se enojaron y le dijeron: - ¿Oyes lo que estos dicen? Jesús les dijo: - Si. ¿nunca leísteis: “De la boca de los niños y de los que aun maman, fundastes la fortaleza”?. Y  dejándolos, salió fuera de la ciudad, a betania, y se quedo allí. Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre, se acerco, pero no hallo nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo: - ¡Nunca mas nazca de ti fruto! Y al insstante la higuera se seco. Al ver esto los discípulos, decían asombrados: - ¿Cómo es que se seco en seguida la higuera? Respondiendo Jesús, les dijo: - De cierto os digo que si tenéis fe  y no dudáis, no solo haréis esto de la higuera, sino que si  a este monte le decís: “¡Quítate y arrójate al mar”!, será hecho. Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiereis. Cuando llego al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a el mientras enseñaba, y le preguntaron: - ¿con que autoridad haces estas cosas? ¿Quién te dio esta autoridad? Respondiendo Jesús, les dijo: -  Yo también os haré una pregunta, si me la contestáis, también yo os diré con que autoridad hago estas cosas. El bautismo de juan, ¿de dónde era? ¿ del cielo o de los hombres? Ellos entonces discutían entre si, diciendo: - si decimos, “del cielo”, nos dirá: “¿por qué, pues, no le creísteis? Y si decimos, “ de los hombres”, tememos al pueblo, porque todos tienen a juan como profeta. Respondiendo a Jesús, dijeron: - no lo sabemos. Entonces  el les dijo: - tampoco yo os digo con que autoridad hago estas cosas. “ Pero ¿ que os parece? Un hombre tenia dos hijos, y acercándose al primero le dijo: “hijo, vete hoy a trabajar en mi viña”  respondiendo el, dijo: “¡no quiero!” . Pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro le dijo lo mismo; y respondiendo el, le dijo: “si, señor voy”. Pero no fue. ¿ cual  de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: - El primero. Jesús le dijo: - De cierto os digo que los publícanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios, porque vino a vosotros juan en camino de justicia y no lo creísteis; en cambio, los publícanos y las rameras le creyeron. Pero vosotros, aunque visteis esto, no se arrepentisteis después para creerle. “Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual planto una viña, la rodeo con una cerca, cavo en ella un lagar, edifico una torre, y la arrendó a unos labradores y se fue lejos.  Cuando se acerco el tiempo de los frutos, envío sus siervos a los labradores para que recibieran sus frutos. Pero los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron y a otro apedrearon. Envío  de nuevo  otros siervos, mas que los primeros; e hicieron con ellos lo mismo. Finalmente les envío su hijo, diciendo: “tendrán respeto a mi hijo”. Pero los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre si: “Este es el heredero; venid, matesmolo y apoderémonos de su heredad”. Y tomándolo, lo echaron fuera de la  viña y lo mataron. Cuando venga, pues,  el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? Le dijeron: - a los malos destruirá  sin misericordia, y arrendara su viña a otros labradores que le paguen el fruto a su tiempo. Jesús le pregunto: - ¿Nunca leísteis en las escrituras: “ La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo. El señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos?”. Por tanto, os digo que el reino de Dios será quitado de vosotros y será dado a gente que produzca los frutos de el. El que caiga sobre esta piedra será quebrantado, y sobre quien ella caiga será desmenuzado.  Al oír sus parábolas, los principales sacerdotes y los fariseos entendieron que hablaba de ellos. Pero al buscar como  echarle mano, temían al pueblo, porque este lo tenia por profeta.

22.- Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: “ El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo una fiesta de boda a su hijo. Envío a sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero estos no quisieron asistir. Volvió a enviar otros siervos con este encargo: “Decid a los invitados que ya he preparado mi comida. He hecho matar mis toros y mis animales engordados, y todo esta dispuesto;  venid a la boda”. Pero ellos, sin hacer caso, se fueron:  uno a su labranza, otro a sus negocios; y otros, tomando a  los siervos, los golpearon y los mataron. Al oír al rey, se enojo y, enviando sus ejércitos, mato a aquellos homicidas y quemo su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: “La boda a la verdad esta preparada, pero los que fueron invitados no eran dignos. Id, pues, a  las salidas de los caminos y llamad a la boda a cuantos halléis”. Entonces salieron los siervos por los caminos y reunieron a todos los que hallaron, tanto malos como buenos, y la boda se lleno de invitados.  “Cuando entro el rey para ver a los invitados, vio allí a un hombre que no estaba vestido  de boda, y le dijo: “ Amigo, ¿cómo entraste aquí sin estar vestido de boda?”. Pero el guardo silencio. Entonces el rey dijo a los que servían: “ Atadlo de pies y manos y echadlo a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”,  pues muchos son llamados, pero pocos escogidos”. Entonces  se fueron los fariseos y consultaron como sorprenderlo en alguna palabra.  Y le enviaron sus discípulos junto con los herodianos, diciendo: - Maestro, sabemos que eres amante de la verdad y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. Dinos, pues,  que te parece: ¿esta permitido dar tributo a cesar  o no? Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: - ¿por qué me tentáis, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo.  Ellos le presentaron un denario. Entonces  les pregunto: - ¿De quien es  esta imagen y la inscripción? Le dijeron: - de cesar.  Y les dijo: - Dad, pues, a cesar lo que es de cesar, y a Dios lo que es de Dios. Al oír esto se maravillaron, y dejándolo, se fueron. Aquel día se acercaron a le los saduceos,  que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo: - Maestro, moisés dijo: “Si alguien muere sin hijos, su hermano se casara con su mujer y levantara descendencia a su hermano”. Hubo, pues,  entre nosotros seis hermanos:  el primero se caso y, como murió sin dejar descendencia, dejo su mujer su hermano. De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. Después de todos murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿ de cual de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron? Entonces respondiendo Jesús, les dijo: - Erráis, ignorando las escrituras y el poder de Dios, pues en la resurrección ni se casaran ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo. Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por
Dios, cuando afirmo: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Al oír esto, la gente se admiraba de su doctrina. Entonces los fariseos, cuando oyeron  que había  hecho callar a los saduceos, se reunieron. Y uno de ellos, interprete de la ley, pregunto para tentarlo, diciendo: - Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: - “Amaras al señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”.  Este es el primer y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: “Amaras a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas. Estando reunidos los fariseos, Jesús les pregunto, diciendo: - ¿Qué pensáis del Cristo? ¿de quien es hijo? – De David. El les dijo: - ¿Cómo, pues, David, en el espíritu lo llama señor, diciendo: “Dijo el señor a mi señor: siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”?. “Pues si David lo llama señor, ¿cómo es su hijo? Y nadie le podía responder palabra; ni se atrevió ninguno a preguntarle mas desde aquel día.

23 Entonces hablo Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: “En la cátedra de moisés se sientan escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; pero no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, pero no hacen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni  con un dedo quieren moverlas. Antes bien, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres, pues ensanchan sus filacterias y extienden los flecos de sus mantos; aman los primeros asientos en las cenas, las primeras sillas en las sinagogas, las salutaciones en las plazas y que los hombres los llamen: “rabí, rabí”. “ Pero vosotros no pretendéis que os llamen “rabí”, porque uno es vuestro maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno es vuestro padre, el que esta en los cielos. Ni seáis llamados maestros, porque uno es vuestro maestro, el Cristo. El que es mayor de vosotros sea vuestro siervo, porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. “Pero ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis dos veces mas hijo del infierno que vosotros. “¡Ay de vosotros, guías ciegos!,  que decís: “Si alguien jura por el templo, no es nada; pero si alguien jura por el oro del templo, es deudor”. ¡Insensatos y ciegos!, porque ¿cuál es mayor, el oro  o el templo que santifica al oro? También decís: “Si alguien jura por el  altar, no es nada; pero si alguien jura por la ofrenda que esta sobre el , es deudor”.  ¡Necios y ciegos!, porque ¿cuál es mayor, la ofrenda o el altar que santifica  la ofrenda? El que jura por el altar, jura por el y por todo lo que esta sobre el; y el que jura por el templo, jura por el y por el que lo habita; y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que esta sentado en el. “¡ Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque diezmáis la menta, el anís y el comino, y dejáis lo mas importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y tragáis el camello!. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpias lo de afuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. ¡Fariseo ciego!, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de afuera quede limpio. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!,  porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos  a los hombres, poro por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!,  porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: “i hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no habríamos sido sus cómplices en la sangre de los profetas”. Con esto dais testimonio contra vosotros mismos de que sois  hijos de aquellos que mataron a los profetas. ¡Vosotros, pues,  colmad la medida de vuestros padres! ¡Serpientes, generación de víboras!, ¿cómo escapareis de la condenación del infierno? Por tanto, yo os envío  profetas, sabios y escribas; de ellos, a unos matareis y crucificareis, y a otros azotareis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad  en ciudad. Así recaerá sobre vosotros toda la  sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel, el justo, hasta la sangre de Zacarías hijo de berequias, a quien  matasteis entre el templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta  generación. “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuantas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta sus polluelos debajo  de las alas, pero no quisiste!. Vuestra casa os es dejada desierta, pues os digo que desde ahora no volveréis a verme hasta que digáis: “¡Bendito el que viene en el nombre del señor!”.

24 Jesús salió del templo y, cuando ya se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo el, les dijo: - ¿veis todo esto? De cierto os digo que no quedara aquí piedra  sobre piedra que no sea derribada. Estando el sentado en el monte de los olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: - Dinos, ¿cuándo serán  estas cosas y que señal habrá de tu venida y del fin  del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: - Mirad que nadie os engañe, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: “yo soy el Cristo”,  y a muchos engañaran. Oiréis de guerras y rumores de guerras; Mirad que no os turbéis, porque es necesario que  todo esto acontezca, pero aun no es el fin. Se levantara  nación contra nación y reino contra reino; y habrá  pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares. Pero  todo esto es solo principio de dolores. “ Entonces os entregaran a tribulación, os mataran y seréis odiados por todos por causa de mi nombre. Muchos  tropezaran entonces, y se entregaran unos a otros, y unos a otros se odiaran. Muchos falsos profetas se levantaran y engañaran a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriara. Pero el que persevere hasta el fin, este será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones , y entonces vendrá el fin. “ Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de la que hablo el profeta Daniel – el que lea entienda -, entonces los que estén en judea, huyan a los montes. El que este en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;  y el que este en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Pero ¡Ay  de las que estén encinta y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no  sea en invierno ni en sábado, porque habrá entonces gran tribulación, cual no  la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fueran acortados, nadie seria salvo; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. “Entonces, si alguno os dice: “Mirad, aquí esta el Cristo”, o “ Mirad, allí esta”, no la creáis, porque se levantaran falsos Cristos y falsos  profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal  manera que engañaran, si es posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dicen: “Mirad, esta en el desierto”,  no salgáis; o “Mirad, esta en los aposentos”, no lo creáis, porque igual que el relámpago sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del hijo del hombre. Donde quiera que ese el cuerpo muerto, allí se juntaran las águilas. “Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del hijo del hombre en el cielo, y toda las tribus de la tierra harán lamentación cuando vean al hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Enviara sus ángeles con gran voz de trompeta y juntaran a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro. “ De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama esta tierna y brotan las hojas, sabéis que el verano esta cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que esta cerca, a las puertas. De cierto os digo que no pasara esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo  y la tierra pasaran, pero mis palabras no pasaran. “Pero el día y la hora nadie lo sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi padre. Pero como en los días  de Noé, así será la venida del hijo del hombre, pues como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entro en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevo a todos, así  será también la venida del hijo del hombre. Entonces estarán dos en el campo: uno será tomado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino: una será tomada y la otra será dejada. “Vela, pues,  porque nada sabéis a que hora ha de venir vuestro señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiera a que hora el ladrón  habría de venir, velaría y no lo dejaría entrar en su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el hijo del hombre vendrá a la hora que no pensáis. “¿Quién es, pues, el siervo y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les de el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando  su señor venga, lo halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus bienes lo pondrá. Pero si aquel siervo malo dice en su corazón: “mi señor tarda en venir”, y comienza a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo en día que este no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigara duramente y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro  y el crujir de dientes.

25 “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que,  tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; pero las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Como el novio tardaba, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: “¡aquí viene el novio, salid a recibirlo!” Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan”.  Pero las prudentes respondieron diciendo: “para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id mas bien a los que venden y comprad para vosotras mismas”. Pero mientras ellas iban a comprar, llego el novio; y las que estaban preparadas entraron con el a la boda, y se cerro la puerta. Después llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “¡señor, señor, ábrenos!”. Pero el, respondiendo, dijo: “De cierto os digo que no os conozco”. Velad, pues,  porque no sabéis el día ni la hora en que el hijo del hombre ha de venir. “El reino de los cielos  es como un hombre que, yéndose lejos, llamo a sus siervos y les entrego sus bienes. A uno dio cinco talentos,  a otros dos y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. El que recibió cinco talentos fue y negocio con ellos y gano otros cinco talentos. Asimismo el que  recibió dos, gano también otro dos. Pero el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. “ Después de mucho tiempo regreso el señor de aquellos siervos y arreglo cuentas con ellos. Se acerco el que había recibido cinco talentos y trajo otros cinco talentos, diciendo: “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos”.  Su señor le dijo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor”.  Se acerco también el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos”. Su señor le dijo: “bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor”.  Pero acercándose también el que había recibido un talento, dijo: señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;  por lo cual tuve miedo, fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo”. Respondiendo su señor, le dijo: “ siervo malo y negligente, sabias que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros y, al venir yo, hubiera recibido la que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento y dadlo al que tiene diez talentos, porque al que tiene, le será dado y tendrá mas; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadlo en las tinieblas de afuera; allí será el lloro  y el crujir de dientes”. “Cuando el hijo del hombre venga en su gloria  y todos los santos ángeles con el, entonces se sentara  en su trono de gloria, y serán reunidas delante de el todas las naciones; entonces apartara los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces el rey dirá a los de su derecha: “Venid, benditos de mi padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo, porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis; estuve desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y fuisteis a verme”. Entonces los justos le responderán diciendo: “Señor. ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿ y cuando te vimos forastero y te recogimos, o desnudo y te vestimos? ¿ o cuando te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?”. Respondiendo el rey, les dirá: “ De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos mas pequeños,  a mi lo hicisteis”.  “Entonces dirá también a los de mi izquierda: “ apartaos de mi, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis”. Entonces también ellos le responderán diciendo: “Señor. ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te servimos?”. Entonces le responderá diciendo: “ De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno  de estos mas pequeños, tampoco a mi lo hicisteis”. Irán estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna.

26 Cuando acabo Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos: “Sabéis que dentro de dos días se celebrara la pascua, y el hijo del hombre será entregado para ser crucificado”. Entonces los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote, llamado caifas, y  se confabularon para prender con engaño a Jesús, y matarlo. Pero decían: “No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo”. Estando Jesús en betania, en casa de Simón  el leproso, se la acerco una mujer con un vaso de alabastro de perfume muy costoso, y lo derramo sobre la cabeza  de el, que estaba sentado a la mesa. Al ver esto, los discípulos se enojaron y dijeron: - ¿para que este desperdicio?, pues esto podía haberse vendido a buen precio y haberse dado a los pobres. Al darse cuenta Jesús, les dijo: - ¿por qué molestáis a esta mujer? Lo que ha hecho conmigo es una buena obra, porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mi no siempre me tendréis, pues al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contara lo que esta ha hecho, para memoria de ella. Entonces uno de los doce que se llamaba judas iscariote, fue a los principales sacerdotes y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregare? Ellos le asignaron treinta piezas de plata. Desde entonces buscaba oportunidad para entregarlo. El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, se acercaron los discípulos a Jesús, diciéndole: - ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua? El le dijo: - Id a la ciudad, a  acierto,  y decidle: “el maestro dice: Mi tiempo esta cerca; en tu casa celebrare la pascua con mis discípulos”. Los discípulos lo hicieron como Jesús les mando y prepararon la pascua. Cuando cayo la noche se sentó a la mesa con los doce. Y mientras comían, dijo: - De cierto os digo que uno de vosotros me va entregar.  Entristecidos en gran manera, comenzó a cada uno de ellos a preguntarle: - ¿soy yo, señor? – Entonces el, responddiendo, dijo: - El que mete la mano conmigo en el plato, ese me va a entregar. A la verdad el hijo del hombre va, tal como esta escrito de el, pero, ¡Ay de aquel hombre por quien el hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. Entonces, respondiendo judas, el que lo iba a entregar, dijo: - soy yo, maestro? Le dijo: - tu lo has dicho. Mientras comía, tomo Jesús el pan, lo bendijo, lo partió y dio a sus discípulos, diciendo: - Tomad , comed; este es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: - Bebed de ella todos, porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos os derramada para perdón de los pecados. Os digo que desde ahora no beberé mas este fruto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo con  vosotros en el reino de mi padre. Después de haber cantado el himno, salieron al monte de los olivos. Entonces Jesús les dijo: - Todos vosotros os escandalizareis de mi esta noche, pues escrito esta: “Heriré al pastor y las ovejas del rebaño serán dispersadas”. Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a galilea. Respondiendo Pedro, le dijo: - Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizare. Jesús le dijo: - De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negaras tres veces. Pedro le dijo: - Aunque tenga que morir contigo, no te negare. Y todos los discípulos dijeron lo mismo. Entonces llego Jesús con ellos a un lugar que se llama getsemani, y dijo a sus discípulos: - Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro y a los dos hijos de zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: - Mi alma esta muy triste, hasta la muerte;  quedaos aquí y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postro sobre su rostro, orando y diciendo: “Padre mío, si es posible, pase de mi esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tu”. Volvió luego a sus discípulos y los hallo durmiendo, y dijo a Pedro: - ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad esta dispuesto, pero la carne es débil. Otra vez fue y oro por segunda vez, diciendo: “padre mío, si no puede pasar de mi esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad”. Volvió otra vez y los hallo durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.  Y dejándolos, se fue de nuevo y oro por tercera vez, diciendo las mismas palabras. Entonces  se acerco a sus discípulos y les dijo: -¡Dormid ya y descansad! Ha llegado la hora, y el hijo del hombre es entregado en manos de pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ved, se acerca el que me entrega. Aun estaba el hablando cuando llego judas, unos de los doce, y con mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo. Y el que lo entregaba les había dado señal, diciendo: “Al que yo bese, ese es; prendedlo”. En  seguida se acerco a Jesús y dijo: -¡Salve, maestro! Y lo beso. Jesús le dijo: - Amigo, ¿a que vienes? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y lo prendieron. Pero uno de los que estaban con Jesús, echando mano de su espada, hirió a un siervo del sumo sacerdote y le quito la oreja. Entonces Jesús le dijo: - Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. ¿ acaso piensas que no puedo ahora orar a mi padre, y que el no me daría mas de doce legiones de ángeles? ¿pero como entonces se cumplirán  las escrituras, de que es necesario que así se haga? En aquella hora dijo Jesús a la gente: - ¿cómo contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis. Pero todo esto sucede para que se cumplan las escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándolo, huyeron. Los que prendieron a Jesús lo llevaron al sumo sacerdote caifas, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos. Pero Pedro lo siguió de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los guardias para ver el fin. Los principales sacerdotes, los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús para entregarlo a la muerte, pero no lo hallaron, aunque se presentaron muchos testigos falsos. Pero al fin vinieron dos testigos falsos, que dijeron: - Este dijo: “puedo derribar el templo de Dios y en tres días reedificarlo”.  Se levanto el sumo sacerdote y le pregunto: -¿ no respondes nada? ¿ que testifican estos contra ti? Pero  Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: - te conjuro por el Dios viviente que nos digas si eres tu el Cristo, el hijo de Dios. Jesús le dijo: - Tu lo has dicho. Y  además os digo que desde ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote rasgo sus vestiduras, diciendo: - ¡Has blasfemado! ¿qué mas necesidad teenemos de testigos? Ahora mismos habéis oído su blasfemia. ¿qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: - ¡Es reo de muerte! Entonces lo escupieron en el rostro y le dieron puñetazos; y otros los abofeteaban, diciendo: - profetízanos, Cristo, quien es que te golpeo.  Estando Pedro sentado fuera, en el patio, se le acerco una criada y le dijo: - Tu también estabas con Jesús, el Galileo. Pero el negó delante de todos, diciendo: - no se lo que dices.  Saliendo el a la puerta, lo vio otra y dijo a los que estaban allí: - también este estaba con Jesús, el Nazareno. Pero el negó otra vez con juramento: ¡no conozco al hombre! Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: - verdaderamente también tu eres de ellos, porque  aun tu manera de hablar te descubre. Entonces el comenzó a maldecir y a jurar: - ¡no conozco al hombre! Y en seguida canto  el gallo. Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús le había dicho: “antes que cante el gallo, me negaras tres veces”. Y saliendo fuera, lloro amargamente.  

27 Cuando llego la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo dispusieron contra Jesús un plan para entregarlo a muerte. Lo llevaron atado y lo entregaron a poncio Pilato, el gobernador. Entonces judas, el que lo había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes  y a los ancianos, diciendo: -  yo he pecado entregando sangre inocente. Pero ellos dijeron: - ¿qué nos importa a nosotros? ¡Allá tu! Entonces arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue se ahorco. Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: -  no esta permitido echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. Y , después de consultar,  compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros. Por lo cual aquel campo se llama hasta el día de hoy: “campo de sangre”. Así se cumplió lo dicho por el profeta jeremías, cuando dijo: “tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel,  y las dieron para el  campo del alfarero, como me ordeno el señor”. Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y este le pregunto, diciendo: - ¿eres tu el rey de los judíos? Jesús le dijo: - tu lo dices.  Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió. Pilato entonces dijo: - ¿no oyes cuantas cosas testifican contra ti? Pero Jesús no le respondió ni una palabra, de tal manera que el gobernador estaba muy asombrado. Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisieran. Y tenían entonces un preso famoso llamado barrabas. Y reunidos, pues,  ellos, les pregunto  Pilato: - ¿ a quien  queréis que os suelte: a barrabas o a Jesús, llamado el Cristo? (porque sabia que por envidia lo habían entregado). Y estando el sentado en el tribunal, su mujer le mando a decir: - no tengas nada que ver con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por causa de el.  Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiera a barrabas y que se diera muerte  a Jesús.  Respondiendo el gobernador, les dijo: - ¿ cual de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron : - a barrabas. Pilato les pregunto: - ¿ que, pues,  haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: - ¡ Sea crucificado! El gobernador les dijo: - pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aun mas, diciendo: -¡sea crucificado! Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que sea hacia mas alboroto, tomo agua y se lavo las manos delante del pueblo, diciendo: - Inocente soy yo de la sangre de este justo. Allá vosotros.  Y respondiendo todo el pueblo, dijo: - su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos.  Entonces les soltó a barrabas, y habiendo azotado a Jesús, lo entrego  para ser crucificado. Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de el a toda la compañía. Lo desnudaron y le echaron encima un manto escarlata; pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e  hincando la rodilla delante de el, se burlaban, diciendo: - ¡Salve, rey de los judíos! Le escupían, y tomando  la caña lo golpeaban en la cabeza. Después de haberse burlado de el, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos y lo llevaron para crucificarle. Al salir hallaron a un hombre de cirene que se llamaba Simón; a este obligaron a que llevara la cruz. Cuando llegaron a un lugar llamado gólgota, (que significa: lugar de la calavera), le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero después de haberlo probado, no quiso beberlo. Cuando lo hubieron crucificado, repartieron entre si sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliera lo dicho por el profeta: “Repartieron entre si  mis vestidos,  y sobre mi ropa echaron suertes”.  Y sentados lo custodiaban allí. Pusieron sobre su cabeza su causa  escrita: “Este es Jesús, el rey de los judíos”. Entonces crucificaron con el a dos  ladrones, uno a la derecha y otro a  la izquierda. Los que pasaban lo insultaban meneando la cabeza y diciendo: “tu, el que derribas el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo. Si eres hijo de Dios, desciende de la cruz”. De esta manera también los principales sacerdotes, junto con los escribas, los fariseos y los ancianos, se burlaban de el y decían: “ A otros salvo, pero a sí mismo no se puede salvar. Si es el rey de Israel, que descienda ahora de la cruz, y creeremos  en el. Confío en Dios; líbrelo ahora si le quiere, porque ha dicho: “Soy hijo de Dios”. Del mismo modo lo insultaban los ladrones que habían sido crucificados con el. Desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Cerca de la hora novena, Jesús clamo a gran voz, diciendo: “eli, eli, ¿lama sabactani? (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”). Algunos de los que estaban allí decían al oírlo: - A Elías llama este.  Al instante, corriendo uno de ellos, tomo una esponja, la empapo de vinagre, la puso en una caña y le dio de beber. Pero los otros  decían: - Deja, veamos si viene Elías a librarlo. Pero Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entrego el espíritu. Entonces el velo del templo se rasgo en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se partieron, los sepulcros se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;  y después que el resucito, salieron de los sepulcros, entraron en la santa ciudad u aparecieron a muchos. El centurión y a los que estaban con el custodiando a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que habían sido hechas, llenos de miedo dijeron: “Verdaderamente este era hijo de Dios”.  Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde galilea, sirviéndolo. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de zebedeo. Cuando cayo la noche, llego un hombre rico, de arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús. Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mando que se le diera el cuerpo.  Y tomando José el  cuerpo, lo envolvió en una sabana limpia y lo puso en un sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue. Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas delante del sepulcro. Al día siguiente, que es después de la preparación , se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato y le dijeron: - señor, nos acordamos que aquel mentiroso, estando en vida, dijo: “Después de tres días resucitare”. Manda, pues,  que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos de noche, lo hurten y digan al pueblo: “Resucito de entre los muertos”. Y será el ultimo engaño peor que el primero.  Pilato les dijo: - Ahí tenéis una guardia; id, aseguradlo como sabéis. Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.

28 Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. De pronto hubo un gran terremoto, porque un ángel del señor descendió del cielo y , acercándose, removió la piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era con un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. De miedo de el, los guardas  temblaron y se quedaron como muertos. Pero el ángel dijo a las mujeres: “No temáis vosotras, porque yo se que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No  esta aquí, pues ha resucitado,  como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos y va delante de vosotros a galilea; allí lo veréis. Ya os lo he dicho”. Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas  a los discípulos, Jesús les salió al encuentro, diciendo: - ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies y lo adoraron. Entonces Jesús les dijo: - no temáis; id , dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a galilea, y allí me verán. Mientras ellas iban, unos de la guardia fueron a la ciudad y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido. Estos se reunieron con los ancianos y, después de ponerse de acuerdo, dieron  mucho dinero a los soldados, diciéndoles: “Decid vosotros: Sus discípulos llegaron de noche y lo hurtaron mientras nosotros estábamos dormidos”.  Y si esto lo oye el gobernador, nosotros lo persuadiremos y os pondremos a salvo”. Ellos tomaron el dinero e hicieron como se les había instruido. Este  dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy. Pero los once discípulos se fueron  a galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Cuando lo vieron, lo adoraron, aunque algunos dudaban. Jesús se acerco y les hablo diciendo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del padre, del hijo del espíritu santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y  yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Amen.

Volver a la pagina principal

Hosted by www.Geocities.ws

1