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El evangelio de Lucas (=LC) fue escrito para cristianos de procedencia gentil. desde la antigüedad se mantenido con criterio prácticamente unánime la identificación de su autor con Lucas, el compañero de pablo. A el se refiere el apóstol, como el medico amado. Tal cual haría después al componer el libro de los hechos de los apóstoles, también ahora dedica Lucas su primer tratado a un destacado personaje llamado Teofilo. Con la publicación de estos libros el autor quiso transmitir un mensaje de valor universal: Jesús el hijo del altísimo, representa el ultimo capitulo de la historia de la humanidad y su existencia terrenal como hijo del hombre significa que Dios ha venido a establecer su reino entre nosotros y que nos invita a participar de esta realidad nueva y definitiva. Lucas es de los  cuatro evangelistas, el que mas se aproxima a nuestro concepto actual de historiador. Aun cuando no había sido testigo presencial de aquellos acontecimientos proclama los hechos realizados por Jesús el cristo tal y como lo enseñaron los que desde el principio lo vieron. Con ese objeto se había entregado de antemano a investigar con diligencia todas las cosas desde su origen. Gran parte de los materiales redaccionales comunes a los tres evangelios sinápticos los encontramos aquí mas depurados. Pero la intención del evangelista no fue simplemente dar a conocer la vida y las características personales y la actividad de Jesús en medio de los complejas situaciones religiosas, políticas y sociales en que se desarrolla el drama humano. Lucas escribe desde la fe y para la fe rindiendo con ello un personal testimonio de que Jesús es el Mesías que ha venido a dar cumplimiento perfecto al plan salvador dispuesto por Dios antes de todos los tiempos. - Prologo. Infancia de juan el bautista y de Jesús.  Preparación del ministerio de Jesús.  Ministerio de Jesús en galilea. El viaje a Jerusalén.  Ministerio de Jesús en Jerusalén. Semana de la pasión. Jesús resucitado.

Evangelio según San Lucas

1 Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos las enseñaron los que desde el principio las vieron con sus ojos y fueron ministros de  la palabra, me ha parecido también a mi, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido. Hubo en los días de herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de habías; su mujer era de las hijas de Aarón y se llamaba Elizabet. Ambos eran justos delante de Dios y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del señor. Pero no tenían hijos, porque Elizabet era estéril. Ambos eran ya de edad avanzada. Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios, según el orden de su clase, le toco en suerte entrar, conforme a la costumbre del sacerdocio, en el santuario del señor para ofrecer el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. Entonces se le apareció un ángel del señor puesto de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se turbo y lo sobrecogió temor. Pero el ángel le dijo: - Zacarías, no temas, por que tu oración ha sido oída y tu mujer Elizabet dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre juan. Tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijaran por su nacimiento, porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del espíritu santo aun desde el vientre de su madre. Hará  que muchos de los hijos de Israel se conviertan al señor, su Dios. E ira delante de el con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al señor un pueblo bien dispuesto. Zacarías pregunto al ángel: -¿ en que conoceré esto?, porque yo soy viejo y mi mujer es de edad avanzada. Respondió el ángel, le dijo: - yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios, y he sido enviado a hablarte y darte estas buenas nuevas. Ahora, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán  a su tiempo, quedaras mudo y no podrás hablar hasta el día  en que esto suceda.  El pueblo, entretanto, estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que se demorara en el santuario. Cuando salió, no les podía hablar; entonces  comprendieron  que había tenido una visión en el santuario. El les hablaba por señas, y permaneció mudo. Cumplidos  los días de su ministerio, se fue a su casa. Después de aquellos días concibió su mujer Elizabet, y se recluyo en casa por cinco meses, diciendo: “ así ha hecho conmigo el señor en los días en que se digno quitar mi afrenta entre los hombres”. Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de galilea llamada  Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David;  y el nombre de la virgen era María. Entrando el ángel  a donde ella estaba, dijo: - ¡ salve, muy favorecida! El señor es contigo; bendita tu entre las mujeres. Pero ella, cuando lo vio, se turbó por sus palabras, y pensaba que salutación seria esta. Entonces el ángel le dijo: - María, no temas, porque has hallado graccia delante de Dios. Concibieras en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamaras su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado hijo del altísimo. El señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinara sobre la casa de Jacob para siempre y su reino tendrá fin. Entonces María pregunto al ángel: - ¿ como será esto?, pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: -  el espíritu santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual  también el santo  ser que va a nacer será llamado hijo de Dios. Y he aquí también tu parienta Elizabet,  la que llamaban estéril, ha concebido hijo en su vejez y este es el sexto mes para ella,  pues nada hay imposible para Dios. Entonces María le dijo:  - aquí esta la sierva del señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.  Y el ángel se fue de su presencia. En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de juda; entro en casa de Zacarías y saludo a Elizabet.  Y aconteció que cuando oyó Elizabet la salutación de María, la criatura salto en su vientre, y Elizabet, llena del espíritu santo, exclamo a gran voz: - bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿por qué se me concede esto a mi, que la madre de mi señor venga a mi?,  porque tan pronto como llego la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura salto de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que fue dicho de parte del señor. Entonces María dijo: - Engrandece mí alma al señor y mi espíritu se regocija en Dios mi salvador, porque ha mirado la bajeza de su sierva, pues desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones, porque ha hecho grandes cosas el poderoso. ¡ santo es su nombre y su misericordia es de generación en generación a los que le temen!. Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quito de los tronos a los poderosos y exalto a los humildes.  A los hambrientos colmo de bienes y a los ricos envío vacíos. Socorrió a Israel, su siervo,  acordándose de su misericordia – de la cual hablo a nuestros padres-  para con Abraham y su descendencia para siempre”. Se quedo María con ella como tres meses; después se volvió a su casa. Cuando Elizabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. Al oír los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con  ella su misericordia, se regocijaron con ella. Aconteció que al octavo  día vinieron para circuncidar al niño, y lo llamaban con el nombre de su padre, Zacarías; pero su madre dijo: - ¡no! Se llamara juan. Le dijeron: - ¿por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre. Entonces preguntaron por señas a su padre como lo quería llamar. El, pidiendo una tablilla, escribió: “ juan es su nombre”. Y todos  se maravillaron. En ese momento fue abierta su boca  y suelta su lengua, y comenzó a bendecir a Dios. Se llenaron de temor todos sus vecinos, y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas. Los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: “¿Quién, pues, será este niño?”. Y la mano del señor estaba con el. Sacarías, su padre, fue lleno del espíritu santo y profetizo, diciendo: “bendito el señor Dios de Israel,  que ha visitado y redimido a su pueblo, y nos levanto un poderoso salvador en la casa de David, su siervo – como hablo por boca de sus santos profetas que fueron desde el     principio -, salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que no odiaron, para hacer misericordia con nuestros padres y acordarse de su santo pacto, del juramento que hizo Abraham, nuestro padre, que nos había de conceder que , librados de nuestros enemigos sin temor lo serviríamos en santidad y en justicia delante de el todos nuestros días. Y tu niño, profeta del altísimo serás llamado, porque iras delante de la presencia del señor para preparar sus caminos, para dar conocimiento de salvación a su pueblo, para perdón de sus pecados, por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visito desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz”.  El niño crecía y se fortalecía en espíritu, y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.

2  Aconteció en aquellos días que se promulgo un edicto de parte de augusto cesar, que todo el mundo fuera empadronado. Este primer censo se hizo siendo cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. También José subió de galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama belén, por cuanto era de la casa y  familia de David, para ser empadronado con María su  mujer, desposada con el, la cual estaba en cinta. Aconteció que estando ellos allí se le cumplieron los días de su alumbramiento. Y  dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y se les presento un ángel del señor y la gloria del señor los rodeo  de resplandor, y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: - no temáis,  porque yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es Cristo el señor. Esto os servirá de señal: hallareis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios y decían: “ ¡ Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombre!”. Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: - pasemos, pues,  hasta belén, y veamos esto  que ha sucedido y que el señor nos ha manifestado. Vinieron, pues,  apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado  en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Todos los que   oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuera concebido.  Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos conforme a la ley de moisés, lo trajeron a Jerusalén para presentarlo al señor (como esta escrito en la ley del señor: “todo varón que abra la matriz será llamado santo al señor”),  y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del señor: “un par de tórtolas o dos palominos”. Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el espíritu santo estaba sobre el. Y les había sido revelado por el espíritu santo que no vería la muerte antes que  viera al ungido del señor. Movido por el espíritu, vino al templo.  Cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo para hacer por el conforme al rito de la ley, el lo tomo en sus brazos y bendijo a Dios, diciendo: “ Ahora , señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra, porque han visto mis ojos tu salvación, la cual  has preparado en presencia de todos los gentiles; luz para revelación a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel”.  José y María estaban maravillados de todo lo que se decía de el. Los bendijo Simeón, y  dijo a su madre María: - este esta puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha ( y una espada traspasara tu misma alma), para que sean revelados los  pensamientos de muchos corazones. Estaba también allí, Ana, profetisa, hija de fanuel, de la tribu de aser, de edad muy avanzada. Había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda hacia ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo  de noche y de día con ayunos y oraciones. Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén. Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del señor, volvieron a galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios era sobre el. Iban   sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua. Cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta. Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedo el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supieran José y su madre. Pensando que estaba entre la compañía, anduvieron durante un día, y lo buscaban entre los parientes y los conocidos; pero como no lo hallaron, volvieron a Jerusalén buscándolo. Aconteció que tres días después lo hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndolos y preguntándoles. Y todos  los que lo oían se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.  Cuando lo vieron, se sorprendieron. Su madre le dijo: - hijo, ¿ por que nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos buscado con angustia. Entonces el les dijo: - ¿por qué me buscabais? ¿no sabíais que en los negocios de mi padre me es necesario estar?. Pero ellos no entendieron lo que les dijo. Descendió con ellos y volvió a Nazaret, y les estaba sujeto. Su madre guardaba todas  estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres.

3   En el año decimoquinto  del imperio de tiberio cesar, siendo poncio pilato gobernador de Judea, herodes tetrarca de galilea, su hermano Felipe tetrarca de  iturea y de la provincia de traconite, y lisanias tetrarca de abilinia, y siendo sumos sacerdotes anas y caifas, vino palabra de Dios a juan hijo de Zacarías, en el desierto. Y el fue por toda la región contigua al jordán predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados, como esta escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: “ voz que clama en el desierto: preparad el camino del señor, enderezad sus sendas. Todo valle se rellenara y se bajara todo monte y collado; los caminos torcidos serán enderezados y los caminos ásperos allanados, y vera toda carne la salvación de Dios”. Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por el: - ¡ Generación de víboras!, ¿quién os enseño a huir de la ira venidera?, Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: “tenemos a Abraham por padre”, porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Además, el hacha ya esta puesta  a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da fruto se corta y se hecha al fuego. La gente le preguntaba, diciendo: - entonces, ¿qué haremos? Respondiendo, les decía: - el que  tiene dos túnicas, de al que no tiene; el que tiene que comer, haga lo mismo. Vinieron también unos publícanos para ser bautizados, y le dijeron: - maestro, ¿qué haremos? Y les dijo: - no exijáis mas de lo que os esta ordenado. También le preguntaron unos soldados, diciendo: - y nosotros, ¿ que haremos? Les dijo: - no hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario. Como el pueblo estaba a la expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso juan seria el Cristo, respondió juan, diciendo a todos: - yo a la verdad os bautizo en agua , pero viene uno mas poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; el os  bautizara en espíritu santo y fuego. Su   aventador esta en su mano para limpiar su era. Recogerá  el trigo en su granero y quemara la paja en fuego que nunca se apagara. Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo. Entonces herodes, el tetrarca, era reprendido por juan a causa de herodias, mujer de Felipe su hermano, y por todas las maldades que herodes había hecho. Sobre todas  ellas  añadió además esta: encerró a juan en la cárcel.  Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado y, mientras oraba, el cielo se abrió y descendió el espíritu santo sobre el  en forma corporal,  como paloma; y vino una voz del cielo que decía: “ tu eres mi hijo amado; en ti tengo complacencia”.  Jesús al comenzar su ministerio, era como de treinta años, hijo, según se creía, de José hijo de eli hijo de matat, hijo de levi, hijo del melqui, hijo de Jana, hijo de José, hijo de matatías, hijo de amos, hijo de Nahum, hijo de esli, hijo de nagai, hijo de maat, hijo de matatías, hijo de semei, hijo de José, hijo de juda, hijo de joana, hijo de resa, hijo de zorababel, hijo de salatiel, hijo de neri, hijo de melqui, hijo de adi, hijo de cosam, hijo de elmodan, hijo de er, hijo de Josué, hijo de Eliécer, hijo de jorim, hijo de matat, hijo de levi, hijo de Simeón, hijo de juda, hijo de José, hijo de jonan, hijo de eliaquim, hijo de melea, hijo de mainan, hijo de matata, hijo de natan, hijo de David, hijo de isai, hijo de obed, hijo de booz, hijo de salmón, hijo de nasson, hijo de aminadab, hijo de aram, hijo de esrom, hijo de fares, hijo de juda, hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de tare, hijo de nacor, hijo de serug, hijo de ragú, hijo de peleg, hijo de heber, hijo de sala, hijo de cainan, hijo de arfasxad, hijo de sem, hijo de Noé, hijo de lamec, hijo de matusalén, hijo de enoc, hijo de jared, hijo de mahalaleel, hijo de cainan, hijo de enos, hijo de set, hijo de Adán, hijo de Dios.

4 Jesús, lleno del espíritu santo, volvió del jordán y fue llevado por el espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días, pasados los cuales  tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo: - si eres el hijo de Dios, di a esta piedra que se conviertan en pan. Jesús respondiéndole, dijo: - escrito esta: “ no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios”. Luego lo llevo el diablo a un alto monte y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Le dijo el diablo: - a ti te daré  todo el poder de estos reinos y la gloria de ellos, porque a mi me ha sido entregada y a quien quiero la doy. Si tu, postrado, me adoras, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: - vete de mi, Satanás, porque escrito esta: Al señor tu Dios adoraras y solo a el  servirás. Entonces lo llevo a Jerusalén, lo puso sobre el pináculo del templo y le dijo: - si eres el hijo de Dios, tírate de aquí abajo , pues escrito esta: a sus ángeles mandara  acerca de ti, que te guarden. Y En las manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Respondiendo Jesús, le dijo: - dicho  esta: “No tentaras al señor tu Dios”. Cuando acabo toda tentación el diablo, se aparto de el por un tiempo. Jesús volvió  en el poder del espíritu a galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. Enseñaba en las sinagogas de ellos y era glorificado por todos. Vino a Nazaret, donde se había criado;  y el sábado entro en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levanto a leer. Se le dio el libro del profeta Isaías y, habiendo abierto el libro, hallo el lugar donde esta escrito: “ el espíritu del señor esta sobre mi, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;  me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad  a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a predicar el año agradable del señor”. Enrollando el libro, lo dio al ministro y se sentó. Los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en el. Entonces comenzó  a decirles: - hoy  se ha cumplido esta escritura delante de vosotros.  Todos daban buen testimonio de el  y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca. Decían: - ¿ no es este  el hijo de José? El les dijo: - sin duda me diréis este refrán: medico, cúrate a ti mismo. De tantas cosas que hemos oído que se han hecho en capernaum, y haz también  aquí en tu tierra. Y añadió: - De cierto os digo que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y hubo una gran hambre en  toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en serepta de sidon. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta elíseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino naaman el sirio. Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira. Levantándose, lo echaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta la cumbre del monte sobre  el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarlo; pero el  paso por en medio de ellos y se fue. Descendió Jesús a capernaum,  ciudad de galilea, y los sábados les enseñaba; y se admiraban de su doctrina, porque su palabra tenia autoridad.  Estaba en la sinagoga un hombre que tenia un espíritu de demonio impuro, el cual exclamo  a gran voz, diciendo: - ¡ Déjanos! ¿qué tienes con nosotros, Jesús Nazareno? ¿ has venido para destruirnos? Yo se quien eres: el santo de Dios. Jesús lo reprendió, diciendo: - ¡ cállate y sal de el! Entonces el demonio, derribándolo  en medio de ellos, salió de el sin hacerle daño alguno. Todos estaban maravillados,  y se decían unos a otros: - ¿qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus impuros , y salen? Y su fama se difundía por todos los lugares de la región. Entonces Jesús se levanto, salió de la sinagoga y entro en casa de Simón. La suegra de Simón  tenia una gran fiebre; y le rogaron por ella. E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejo, y levantándose ella al instante, les servia. Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a el; y el,  poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: - ¡ tu eres el hijo de Dios!. Pero el los reprendía y no los dejaba hablar, porque sabían que el era el Cristo. Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto. La gente lo buscaba y, llegando a donde estaba, lo detenían para que no se fuera de ellos. Pero el les dijo: -  es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque para esto he sido enviado. Y predicaba en la sinagoga de galilea.

5 Aconteció que estando Jesús junto al lago de genesaret, el gentío se agolpaba sobre el  para oír la palabra de Dios. Vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; los pescadores habían descendido de ellas y lavaban sus redes. Entro en una de aquellas barcas, la cual era de Simón y le rogó que la apartara de tierra un poco. Luego, sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando termino de hablar, dijo a Simón: - boga mar adentro, y echad vuestras redess para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: -  maestro, toda la noche hemos estado trabajando y nada hemos pescado; pero en tu palabra echare  la red. Cuando lo hicieron, recogieron tal  cantidad de peces que su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca para que acudieran ayudarlos. Ellos vinieron y llenaron ambas barcas, de tal manera de que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayo de rodillas ante Jesús, diciendo: - apártate de mi, señor, porque soy hombre pecador.  Por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de el y de todos los que estaban con el,  y asimismo de Jacobo y  juan, hijos de zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: - no temas; desde ahora serás pescador de hombres. Trajeron a tierra las barcas y, dejándolo todo, lo siguieron. Sucedió que estando el en una de las ciudades, se presento un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postro con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: - señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús entonces, extendiendo la mano, lo toco, diciendo: - quiero, se limpio. Y al instante la lepra se fue de el. Jesús le mando que no lo dijera a nadie. Le dijo: - ve, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mando moisés, para testimonio de ellos.  Pero su fama se extendía mas y mas; y se reunía mucha gente para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades. Pero el se apartaba a lugares desiertos para orar. Aconteció un día que el estaba enseñando, y estaban sentado los fariseos y doctores  de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de galilea, de Judea y Jerusalén; y el poder del señor estaba con el para sanar. Sucedió que unos hombres que traían en una camilla a un hombre que estaba paralítico, procuraban entrar y ponerlo delante de el. Pero no hallando como hacerlo a causa de la multitud, subieron  encima de la casa y por el tejado lo bajaron con la camilla y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Al ver el la fe de ellos, le dijo: - hombre, tus pecados te son perdonados. Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a pensar, diciendo: “¿quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?”.  Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, les pregunto: -¿ que pensáis en vuestros corazones? ¿ que es mas fácil, decir: “tus pecados te son perdonados” , o decir: “levántate y anda”?. Pues para que sepáis que el hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados –dijo al paralítico -: a ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Al instante se levanto en presencia de ellos, tomo la camilla en que estaba acostado y se fue a su casa glorificando a Dios. Y todos,  sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios. Llenos de temor, decían: - hoy hemos visto maravillas.  Después de estas cosas salió y vio a un  publicano llamado levi, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: - sígueme. El, dejándolo todo,  se levanto y lo siguió.  Levi le hizo un gran banquete en su casa;  y había mucha compañía de publícanos y de otros que estaban  a la mesa con ellos. Los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: - ¿por qué coméis y bebéis con publícanos y pecadores?. Respondiendo Jesús, les dijo: - los que están sanos no tienen necesidad de medico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. Entonces ellos le preguntaron: -¿ por que los discípulos de juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben? El les dijo: - ¿Podéis acaso hacer  que los que están de bodas ayunen entre tanto que el esposo esta con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días, ayunaran. Les dijo también una parábola: - nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo, pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de el no armoniza con el viejo. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera,  el vino nuevo romperá los odres y se derramara, y los odres se perderán. Pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar, y lo uno y lo otro se conservan. Y nadie que haya bebido del añejo querrá luego el nuevo, porque dice: “ el añejo es mejor”.

6 Aconteció que un sábado, pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, restregándolas con las manos, comían. Algunos de los fariseos le dijeron: - ¿ que hacéis lo que no es licito hacer en sábado? Respondiendo Jesús, les dijo: - ¿ ni aun esto habéis leído, lo que hizo David cuando el y los que con el  estaban tuvieron hambre?, ¿ como entro en la casa de Dios y tomo los panes de la proposición, de los cuales no es licito comer sino solo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con el?.  Y les decía: - el hijo del hombre es señor aun del sábado. Aconteció también en otro sábado que el entro en la sinagoga y enseñaba; y  estaba allí un hombre que tenia seca la mano derecha.  Y lo acechaban los escribas y los fariseos para ver si en sábado lo sanaría, a fin de hallar de que acusarlo. Pero el, que conocía sus pensamientos, dijo al hombre que tenia la mano seca: - levántate y ponte en medio.  El, levantándose, se quedo en pie. Entonces Jesús les dijo:  - os preguntare una cosa: en sábado. ¿es licito hacer bien o hacer mal?, ¿ salvar la vida o quitarla?. Y, mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: - extiende tu mano.  El lo hizo y su mano fue restaurada. Ellos se llenaron de furor y hablaban entre si que podrían hacer contra Jesús.  En aquellos días el fue al monte a orar, y paso la noche orando a Dios. Cuando llego el día, llamo a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamo apóstoles: Simón, a quien  llamo Pedro, su hermano Andrés, Jacobo y juan, Felipe y Bartolomé, mateo, tomas, Jacobo, hijo de alfeo, Simón llamado zelote, judas hermano de Jacobo, y judas iscariote, que llego a ser el traidor. Descendió con ellos y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la casa de tiro y de sidon que había venido para oírlo y para ser sanados de sus enfermedades; también los que habían sido atormentados por espíritus impuros eran sanados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque poder salía de el y sanaba a todos. Alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: “ Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre , porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque riereis. Bienaventurados seréis cuando  los hombres os odien, os aparten de si, os insulten y desechen vuestro nombre como malo por causa del hijo del hombre. “Gozaos en aquel día y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, porque así hacían sus padres con los profetas. Pero “¡ay de vosotros, ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. “¡ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. “¡ay de vosotros, los que ahora reís!, porque lamentareis y llorareis. “¡ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen  bien de vosotros!, porque así hacían sus padres con los falsos profetas. “Pero vosotros los que oís, os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que  os odian; bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. A cualquiera que te pida, dale;  y al que te tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?. También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis?. También  los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis aquellos de quienes esperáis recibir, ¿ que mérito tenéis?, pues también los pecadores prestan a los pecadores para recibir otro tanto. Amad, pues, a vuestros enemigos, haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del altísimo, porque el es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro padre es misericordioso. “No juzgues y no seréis   juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo, porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.” Les dijo también una parábola: “ ¿caso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿ no caerán ambos en el hoyo?. El discípulo no es superior a su maestro; pero todo  el que sea perfeccionado, será como su maestro. “¿ por que miras la paja que esta en el ojo de tu hermano y no hechas a ver la viga que esta en tu propio ojo? ¿  o como puedes decir a tu hermano: hermano, déjame sacar la paja que esta en tu ojo, no mirando tu la viga que esta en le tuyo?. Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo y entonces veras bien para sacar la paja que esta en el ojo de tu hermano. “No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto, pues todo árbol se conoce  por su fruto, ya que no se cosechan higos de los espinos ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno;  y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo, porque de la abundancia del corazón habla la boca.  “¿por qué me llaméis “señor, señor” , y no hacéis lo que yo os digo? Todo aquel que viene a mi y oye mis palabras y las obedece, os indicare a quien es semejante. Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavo y ahondo y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover porque estaba fundada sobre la roca. Pero el que las oyó y no las obedeció, semejante es al hombre que edifico su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayo y fue grande la ruina de aquella casa”.

7 Después que termino todas sus palabras al pueblo que lo oía, entro en capernaum. Y el siervo de un centurión, a quien este quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envío unos ancianos de los judíos, rogándole que viniera y sanara a su siervo. Ellos se acercaron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: - es digno de que le concedas esto, porque ama a nuestra nación y nos edifico una sinagoga. Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envío a el unos amigos, diciéndoles: - señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres en mi bajo mi  techo, por lo que ni aun me tuve por digno de ir a ti; pero di la palabra y mi siervo  será sanado, pues también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis ordenes, y digo a este: “ve”, y va;  y al otro: “ ven” , y viene; y a mi siervo: “ haz esto”, y lo hace. Al oír esto, Jesús se maravillo de el, volviéndose, dijo a la gente que lo seguía: - os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y al regresar a casa los que habían sido enviados, hallaron sano el siervo que había estado enfermo. Aconteció después, que el iba a la ciudad que se llama naim, e iban como el muchos de sus discípulos y una gran multitud. Cuando llego cerca de la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, que era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. Cuando el señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: -  no llores. Acercándose, toco el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: - joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporo el que había muerto y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. Todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios diciendo: “ un gran profeta sec. ha levantado entre nosotros” y “Dios ha visitado a su pueblo”. Y se extendió la fama de el por toda Judea y por toda la región de alrededor. Los discípulos de juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamo juan a dos de sus discípulos, y los envío a Jesús para preguntarle: “ ¿ eres tu el que había de venir o esperaremos a otro?”. Cuando, pues, los hombres vinieron a el le dijeron: - juan el bautista nos ha enviado a ti para preguntarte: “¿eres tu  el que había de venir o esperaremos a otro?”.  En esa misma hora sano a muchos de enfermedades, plagas y espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista. Respondiendo Jesús, les dijo: - id, haced saber a juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan,  los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mi. Cuando  se fueron los mensajeros de juan, comenzó hablar de juan a la gente: - ¿qué salisteis a ver al desierto? ¿una caña sacudida por el viento? ¿ o que salisteis a ver? ¿a un hombre cubierto de vestiduras  delicadas? Pero los que tenían vestidura preciosa  y viven en deleites, en los palacios de los reyes están. Entonces ¿qué salisteis a ver? ¿a un profeta? Si, os digo, y mas que profeta. Este es de quien esta escrito: “ yo envío mi mensajero de tu faz, el cual prepara tu camino delante de ti”.  “Os digo que entre los nacidos de mujeres no hay  mayor profeta que juan el bautista; y, sin embargo, el mas pequeño en el reino de Dios es mayor que el. El pueblo entero que lo escucho, incluso los publicanos, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de juan. Pero los fariseos y los interpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de si mismos, y no quisieron ser bautizados por juan. Agrego el señor: - ¿a que, pues, comparare a los hombres de esta generación? ¿ a que son semejantes? Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, que se gritan unos a otros y dicen: “ os tocamos flauta, y no hallasteis; os entonamos canciones de duelo y no llorasteis”. Vino juan el bautista, que ni comía pan ni bebía vino, decís: “ demonio tiene”. Vino el hijo del hombre, que come y bebe, decís: “ este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publícanos y de pecadores”. Pero la sabiduría es justificada por todos sus hijos. Unos de los fariseos rogó a Jesús que comiera con el. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de el a sus pies, llorando, comenzó a regar con lagrimas sus pies, y los secaba con sus cabellos; y besaba sus pies y los ungía con el perfume. Cuando vio esto el fariseo que lo había convidado, dijo para si: “ si este fuera profeta, conocería quien y que clase de mujer es  la que lo toca, porque es pecadora”. Entonces respondió Jesús, le dijo: - Simón, una cosa tengo que decirte.  Y el le dijo: - di , maestro. – un acreedor tenia  dos deudores: uno le debía quinientos denarios  y el otro, cincuenta. No teniendo ellos con que pagar , perdono a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos lo amara mas? Respondiendo Simón, dijo: - pienso que aquel a quien perdono mas. El le dijo: - rectamente has juzgado. Entonces, mirando a la mujer, dijo a Simón: - ¿ves esta mujer? Entre  en tu casa y no me diste agua para mis pies; pero ella ha regado mis pies con lagrimas y los ha secados con sus cabellos. No me diste beso; pero ella,  desde que entre, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; pero ella ha ungido con perfume  mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amo mucho; pero aquel a quien se le perdona poco, poco ama.  Y a ella le dijo: - tus pecados  te son perdonados. Los que estaban  juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre si: ¿quién es este, que también perdona pecados? Pero el dijo a la mujer: -  tu fe te ha salvado; ve en paz.

8 Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando el evangelio del reino de Dios. Lo acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer chuza, intendente de herodes, Susana y otras muchas que ayudaban con sus bienes. Juntándose una gran multitud y los de cada ciudad venían a el, les dijo por parábola: - “ El sembrador salió a sembrar su semilla;  y mientras sembraba, una parte cayo junto al camino, fue pisoteada y las aves del cielo se la comieron. Otra parte cayo sobre la piedra y, después de nacer, se seco, porque no tenia humedad. Otra parte cayo entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella la ahogaron. Y otra parte  cayo en buena tierra, nació y llevo fruto a ciento por uno”. Hablando estas cosas, decía con fuerte voz: “el que tiene oídos para oír, oiga”. Sus discípulos le preguntaron: - ¿qué significa esta parábola? El le dijo: - a vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios, pero los otros por parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan. “ esta es, pues,  la parábola: la semilla es la palabra de Dios, los junto al camino son los que oyen, pero lego viene el diablo y quita de su corazón la palabra para que no crean y se salven. Los de sobre la piedra son los que, habiendo oído, reciben la palabra con gozo, pero no tienen raíces; creen por algún tiempo, pero con el tiempo de la prueba se apartan. La que cayo entre espinos son los que oyen pero luego se van y son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. Pero la que cayo en buena tierra son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.   “Nadie enciende una luz para después cubrirla con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los entren vean la luz. Así nada hay oculto que no haya de ser descubierto, ni escondido que no haya de ser conocido y de salir a la luz. Mirad, pues, como oís, porque a todo el que tiene, se le dará, y todo  el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitara. Entonces su madre y sus hermanos vinieron a el; pero no podían llegar hasta el por causa de la multitud. Y  se le aviso, diciendo: - tu madre y tus hermanos están fuera y quuieren verte. El entonces respondió, les dijo: - Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la obedecen. Aconteció un día, que entro en una barca con sus discípulos y les dijo: - pasemos al otro lado del lago.  Y partieron. Pero, mientras navegaban, el se durmió. Y se desencadeno una tempestad de viento en el lago, y se anegaban y peligraban. Vinieron a el y lo despertaron, diciendo: - ¡ maestro, maestro, que perecemos! Despertando el, reprendió al viento y a las olas; y cesaron y sobrevino la calma. Y les dijo: - ¿dónde esta vuestra fe? Atemorizados ,se maravillaban y se decían unos a otros. -¿ quien es este, que aun a los vientos y a las aguas manda, y lo obedecen?. Arribaron a la tierra de los gadarenos, que están en la ribera opuesta a galilea. Al llegar el a tierra, vino  a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacia mucho tiempo; no vestía ropa  ni habitaba en casa, sino en los sepulcros. Al ver  a Jesús, lanzo un gran grito, postrándose a sus pies exclamo a gran voz: - ¿qué tienes conmigo, Jesús, hijo del Dios altísimo? Te ruego que no me atormentes. ( Jesús le ordenaba al espíritu impuro que saliera del hombre, pues hacia mucho tiempo que se había apoderado de el; y lo ataban con cadenas y grillos, pero, rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.) Jesús le pregunto: - ¿cómo te llamas? El le dijo: - legión. Muchos demonios habían entrado en el y le rogaban que no los mandara al abismo.  Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejara entrar en ellos. El les dio permiso. Entonces los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos, y el hato se precipito por un despeñadero al lago, y se ahogo. Los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron y dieron aviso en la ciudad y por los campos. Y subieron a ver lo que había sucedido; vinieron a Jesús y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios sentado a los pies de Jesús, vestido y en su cabal  juicio; y tuvieron miedo. Los que lo habían visto les contaron como había sido salvado el endemoniado. Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se alejara de ellos, pues tenían gran temor. Entro, pues, Jesús en la barca y se fue. El hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que lo dejara quedarse con el, pero Jesús lo despidió, diciendo:. – vuélvete a tu casa y cuenta cuan grandes cosas ha hecho Dios contigo. El, entonces, se fue, publicando por toda la ciudad cuan grandes cosas había hecho Jesús con el.  Cuando volvió Jesús, lo recibió la multitud con gozo, pues todos los esperaban. Entonces llego un hombre llamado jairo, que era un alto dignatario de la sinagoga; postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrara en su casa, porque tenia una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud lo oprimía. Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacia doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenia y por ninguno había podido ser curada, se le acerco por detrás y toco el borde de su manto. Al instante se detuvo el flujo de sangre. Entonces Jesús dijo: - ¿ quien es el que me ha tocado? Todos los negaban, y dijo Pedro y los que con el estaban: - maestro, la multitud te aprieta y oprime, y preguntas: “¿quién es el que me ha tocado?”.  Pero Jesús dijo: - alguien me ha tocado, porque yo he sentido que ha salido poder de mi. Entonces, cuando la mujer vio que había sido descubierta, vino temblando y, postrándose a sus pies, le declaro delante de todo el pueblo por que causa lo había tocado y como al instante había sido sanada. El le dijo: - hija, tu fe te ha salvado; ve en paz. Estaba hablando aun, cuando vino uno de casa del alto dignatario de la sinagoga a decirle: - tu hija ha muerto; no molestes mas al maestro. Oyéndolo Jesús, le respondió: - no temas; cree solamente y será salva. Entrando en la casa, no dejo  entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a juan y al padre  y a la madre de la niña. Todos lloraban y hacían lamentación por ella. Pero el dijo: - no lloréis; no esta muerta, sino que duerme. Y se burlaban de el, porque sabían que estaba muerta. Pero el, tomándola  de la mano, clamo diciendo: - ¡ muchacha, levántate!. Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levanto; y el mando que se le diera de comer. Sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mando que a nadie dijeran lo que había sucedido.

9 Reuniendo a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades. Y los envío a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. Les dijo: - no toméis nada para el camino: ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas. En cualquier casa donde entréis,  quedad allí, y de allí salid. Dondequiera que no os reciban, salid de aquella ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos. Y saliendo, pasaban por todas las aldeas anunciando el evangelio y sanando por todas partes. Herodes, tetrarca, oyó todas las cosas que hacia Jesús, y estaba perplejo, porque decían algunos: “ juan ha resucitado de los muertos”; otros: “ Elías ha aparecido”; y otros: “ algún profeta de los antiguos ha resucitado”. Y dijo herodes: -a juan yo lo hice decapitar; ¿quién, pues, es este de quien oigo tales cosas? Y procuraba verlo. Al regresar los apóstoles, le contaron todo lo que habían hecho. Y tomándolos, se retiro a parte, a un lugar desierto de la ciudad llamada betsaida. Cuando la gente lo supo, lo siguió; y el los recibió, les hablaba del reino de Dios y sanaba a los que necesitaban ser curados. Pero el día comenzaba a declinar. Acercándose los doce, le dijeron: - despide a la gente, para que vayan a las aldeas y campos de alrededor y se alojen y encuentren alimentos, porque aquí estamos en lugar desierto. El les dijo: - dadles vosotros de comer.  Dijeron ellos: -  no tenemos mas que cinco panes y dos peces, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda la  esta multitud. Eran como cinco mil hombre. Entonces dijo a sus discípulos: - hacedlos sentar en grupos de cincuenta. Así lo hicieron, haciéndolos sentar a todos. Y tomando los cinco panes y los dos peces, levanto los ojos al cielo, los bendijo, los partió  y dio a sus discípulos para que los pusieran delante de la gente. Comieron todos y se saciaron; y recogieron lo que les sobro: doce cestas de pedazos. Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con el los discípulos; y les pregunto, diciendo: -¿ quien  dice la gente que soy yo? Ellos respondieron: - unos, juan el bautista; otros, Elías; y otros , que algún profeta de los antiguos ha resucitado. El les dijo: -¿ y vosotros , quien decís que soy? Entonces, respondiendo Pedro, dijo: - el Cristo de Dios. Pero el les mando que a nadie dijeran esto, encargándoselo rigurosamente, y diciendo: - es necesario que el hijo del hombre padezca muchas cosas y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto y resucite al tercer día. Y decía a todos: - si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz cada día y sígame. Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mi, este la salvara, pues, ¿ que aprovecha al hombre si gana todo el mundo y se destruye o se pierde a si mismo?, porque el que se avergüence  de mi y de mis palabras, de este se  avergonzara el hijo del hombre cuando venga en su gloria, y en la del padre y de los santos ángeles. Pero en verdad os digo que hay algunos de los que están aquí que no gustaran la muerte hasta que vean el reino de Dios. Como ocho días después de estas palabras, Jesús tomo a Pedro, a juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. Mientras oraba, la apariencia de su rostro cambio y su vestido  se volvió blanco y resplandeciente. Y dos varones hablaban con el, los cuales eran moisés y Elías. Estos aparecieron rodeados de gloria; y hablaban de su  partida, que Jesús iba a cumplir en Jerusalén. Pedro y los que lo acompañaban estaban rendidos de sueño; pero, permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús y a los dos varones que estaban con el. Y sucedió que, mientras estos se alejaban de el, Pedro dijo a Jesús: - maestro, bueno es para nosotros estar aquí. Hagamos tres enramadas, una para ti, una para moisés y una para Elías. Pero no sabia lo que decía. Mientras el decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. Y vino una voz desde la nube, que decía: “Este es mi hijo amado; a el oíd”.  Cuando ceso la voz, Jesús se encontraba solo. Ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto. Al día siguiente, cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro. Y un hombre de la multitud clamo diciendo: - maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo; y sucede que un  espíritu lo toma y , de repente, lo hace gritar, lo sacude con violencia, lo hace echar espuma y, estropeándolo, a duras penas se aparta de el. Rogué a tus discípulos que lo hacharan fuera, pero no pudieron: - respondió Jesús, dijo: - ¡Generación incrédula y perversa! ¿hasta cuando he de estar con vosotros y os he de soportar? Trae acá a tu hijo. Mientras se acercaba el muchacho, el demonio lo derribo y lo sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu impuro, sano al muchacho y se lo devolvió a su padre. Y todos se admiraban de la grandeza de Dios.  Estando todos maravillados  de todas estas cosas que hacia, dijo a sus discípulos: - haced que os penetren bien en los oídos estas palabras, porque acontecerá que el hijo del hombre será entregado en manos de hombre. Pero ellos no entendían estas palabras, pues le estaban  veladas para que no las entendieran;  y temían preguntarle sobre esas palabras. Entonces entraron en discusión sobre quien de ellos seria el mayor. Jesús, percibiendo los pensamientos de sus corazones, tomo a un niño, lo puso  junto a si  y les dijo: - cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mi me recibe; y cualquiera que me recibe a mi, recibe al que me envío, porque el  que es mas pequeño entre todos vosotros, ese es el mas grande. Entonces respondió  juan , dijo: - maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros.  Jesús les dijo: - no se lo prohibáis, porque el que no esta contra nosotros, por nosotros esta. Cuando se cumplió el tiempo en que el había de ser recibido arriba. Y envío mensajeros delante de el, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. Pero no lo  recibieron, porque su intención era ir a Jerusalén. Al ver esto, Jacobo y juan, sus discípulos, le dijeron: - señor, ¿ quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?. Entonces, volviéndose el, les reprendió diciendo: - vosotros no sabéis de que espíritu sois, porque el hijo del  hombre no ha venido para perder las almas  de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea. Yendo por el camino, uno le dijo: - señor, te seguiré adondequiera que vayas. Jesús le dijo: - las zorras tienen guaridas y las aves de los cielos  nidos, pero el hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza. Y dijo otro: - sígueme. El  le respondió: - señor, déjame que primero vaya  y entierre a mi padre. Jesús le dijo: - deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tu vete a anunciar el reino de Dios. Entonces también dijo otro: - te seguiré, señor; pero déjame que me deespida primero de los que están en mi casa. Jesús le contesto: - ninguno que, habiendo puesto su mano en el arado, mira hacia atrás es apto para el reino de Dios.

10 Después de estas cosas, el señor designo también a otros setenta, a quienes envío de dos en dos delante de el a toda ciudad y lugar adonde el había de ir.  Y les dijo: “ la mies a la verdad es mucha, pero los obreros pocos; por tanto, rogad a Señor de la mies que envié obreros a su mies. Id; yo os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa ni alforja  ni calzado;  y  a nadie saludéis por el camino. En cualquier casa donde entréis, primeramente decir: “ paz sea a esta casa”.  Si hay allí algún hijo de paz, vuestra paz reposara sobre el; y si no, se volverá a vosotros. Quedaos en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den, porque el obrero es digno de su salario. No os paseéis de casa en casa. En cualquier ciudad donde entréis y os reciban,  comed lo que os pongan delante y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: “ se ha acercado a vosotros el reino de Dios”. Pero en cualquier ciudad donde entréis y no os reciban, salid por sus calles y decid: “¡ aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros!. Pero sabed que el reino de Dios se ha acercado a vosotros”. Os digo que en aquel día será mas tolerable el castigo para Sodoma que para aquella  ciudad. “¡ay, de ti, corazin! ¡ay de ti, betsaida! Que si en tiro y en sidon se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentadas en ceniza  y con vestidos ásperos, se habrían arrepentido. Por tanto, en el juicio será mas tolerable el castigo para tiro y sidon que para vosotras. Y tu, capernaum, que hasta los cielos eres levantada, hasta el hades serás abatida. “ el que a vosotros oye, a mi me oye; y el que a vosotros desecha, a mi me desecha;  y el que me desecha a mi, desecha al que me envío”. Regresaron los setenta con gozo, diciendo: - ¡señor, hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre! Les dijo: - yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Os doy potestad de pisotear serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y  nada os dañara. Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos  en los cielos. En aquella misma hora Jesús se regocijo en el espíritu, y dijo: “ yo te alabo, padre, señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios  y entendidos y las has revelado a los niños. Si, padre, porque así te agrado. “ todas las cosas me fueron entregadas por mi padre; y nadie conoce quien es el hijo, sino el padre; ni quien es el padre, sino el hijo y aquel a quien el hijo lo quiera revelar”. Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: - Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis, pues os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron. Un interprete de la ley se levanto y dijo, para probarlo: - maestro, ¿haciendo que cosa heredare la vida eterna? El le dijo: - ¿qué esta escrito en la ley? ¿cómo lees? Aquel, respondiendo, dijo: - Amaras al señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas  y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Le dijo: - bien has respondido; haz esto y vivirás. Pero el, queriendo justificarse a si mismo, dijo a Jesús: - ¿y quien es mi prójimo? Respondió Jesús, dijo: - un hombre que descendía de Jerusalén a Jericó cayo en manos de ladrones, los cuales lo despojaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y al verlo paso de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, al verlo paso de largo. Pero un samaritano que iba de camino, vino cerca de el y, al verlo, fue movido a misericordia. Acercándose, vendo sus heridas echándoles aceite y vino, lo puso en  su cabalgadura, lo llevo al mesón y cuido de el. Otro día, al partir, saco dos denarios, los dio al mesonero y le dijo: “cuídamelo, y todo lo que gastes de mas yo  te lo pagare cuando regrese”. ¿quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayo en manos de los ladrones?. El dijo: - el que uso de misericordia con el. Entonces Jesús le dijo: - Ve y haz tu lo mismo. Aconteció que, yendo de camino, entro en una aldea, y una mujer llamada marta lo recibió en su casa. Esta tenia una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Marta, en cambio se preocupaba con muchos quehaceres y, acercándose, dijo: - señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: - Marta, marta, afanada y turbada estas con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria, y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

11  Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar y, cuando termino, uno de sus discípulos le dijo: - señor, enséñanos a orar, como también juan enseño a sus discípulos. El les dijo: - Cuando oréis, decid: “Padre nuestro que estas  en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también  en la tierra. El pan nuestro de cada día, danoslo hoy. Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal”. Les dijo también: - ¿quién de vosotros que tenga un amigo, va a el a medianoche y le dice: “amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mi de viaje y no tengo que ofrecerle”;  y aquel, respondiendo desde dentro, le dice: “ no me molestes; la puerta ya esta cerrada y mis niños están conmigo en cama. No puedo levantarme y dártelos”?. Os digo que, si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos por su importunidad se levantara y le dará todo lo que necesite. Por eso os digo: pedid, y se os dará; buscad, y hallareis; llamad, y se os abrirá, porque todo aquel que pide, recibe;  y el que busca, halla; y el que llama, se le abrirá. “¿qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿ o si le pide pescado, en lugar de pescado le dará una serpiente? ¿o si le pide un huevo, le dará un escorpión?. Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dadivas a vuestros hijos, ¿cuánto mas vuestro padre celestial dará el espíritu santo a los que se lo pidan?. Estaba Jesús echando fuera un demonio, que era mudo; y aconteció que, después de salir el demonio, el mudo hablo y la gente quedo maravillada. Pero algunos de ellos decían: - por Belcebú, príncipe de los demonios, hhecha fuera los demonios. Otros para tentarlo, le pedían señal del cielo. Pero el, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: - todo reino dividido contra si mismo es asolado, y una casa dividida contra si misma, cae. De igual manera, si Satanás esta dividido contra si mismo, ¿cómo permanecerá su reino? Os digo esto ya que decís que por Belcebú echo yo fuera los demonios. Si yo hecho fuera los demonios por Belcebú, ¿vuestros hijos por quien los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. Pero si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros. “ mientras el hombre fuerte y armado guarda su palacio, en paz esta lo que posee. Pero cuando viene otro mas fuerte que el y lo vence, le quita todas  las armas en que confiaba y reparte el botín. “ el que no es conmigo, contra mi es; y el que conmigo no recoge, desparrama. “cuando el espíritu impuro sale del hombre, anda por lugares secos buscando reposo; pero, al no hallarlo, dice: “volveré a mi casa, de donde salí”. Cuando llega, la halla barrida y adornada. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que el; y entran y viven allí, y el estado final de aquel hombre viene  a ser peor que el primero.  Mientras el decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levanto la voz y le dijo: - ¡Bienaventurado el vientre que te llevo y los senos que mamaste!. Pero el dijo: - ¡ antes bien, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la obedecen!. Apiñándose las multitudes, comenzó a decir: “ esta generación es mala; demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás, porque así como Jonás fue señal a los  ninivitas, lo será también el hijo del hombre a esta generación. La reina del sur se levantara  en el juicio contra los hombres de esta generación y los condenara, porque ella vino desde los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón. Los hombres de ninive se levantaran en el juicio contra esta generación y la condenaran, porque ante la predicación de Jonás se arrepintieron, y en este lugar hay alguien que es mas que Jonás. “nadie pone en oculto la luz encendida, ni debajo de una vasija, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz. La lámpara del cuerpo es el ojo. Cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo esta lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo esta en tinieblas. Cuidado, pues, no sea que la luz que en ti hay no sea luz, sino tinieblas. Así que, si todo tu cuerpo esta lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor”. Tan pronto termino de hablar, un fariseo le rogó que comiera con el; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa. El fariseo, cuando lo vio, se extraño de que no se  hubiera lavado antes de comer. Pero el señor le dijo: - Vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. ¡necios!, el que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro?. Dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio. “ pero ¡ay de vosotros, fariseos!, que diezmáis la menta, al ruda y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. “¡ay de vosotros,  fariseos!, que amáis las primeras sillas en las sinagogas y las salutaciones en las plazas. “¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan por encima no lo saben. Respondiendo uno de los interpretes de la ley, le dijo: - maestro, cuando dices esto, también nos ofendes a nosotros. El dijo: - ¡ay de vosotros también, interpretes de la ley!,  porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis. “¡ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron vuestros padres! De modo que sois testigos y consentidores de los hechos de vuestros padres; a la verdad ellos los mataron, pero vosotros edificáis sus sepulcros. “por eso la sabiduría de Dios también dijo: “les enviare profetas y apóstoles; y de ellos, a unos mataran y a otros perseguirán”,  para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo; si, os digo que será demandada de esta generación. ¡ay de vosotros, interpretes de la ley!, porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis. Diciéndoles el estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo en gran manera y a provocarlo para que hablara de muchas cosas, acechándolo y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarlo.

12 Mientras tanto, millares de personas se habían juntado, hasta el punto que unos a otros se atropellaban. Jesús comenzó a decir primeramente a sus discípulos: - guardaos de la levadura de los fariseos,, que es la hipocresía, porque nada hay en cubierto que no haya de descubrirse, ni oculto que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo  que habéis hablado al oído en los aposentos altos, se proclamara en las azoteas. “os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, pero después nada mas pueden hacer. Os enseñare a quien debeis temer: Temed a aquel que, después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno. Si, os digo, a este temed. “ ¿no se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos esta olvidado delante de Dios, pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; mas valéis vosotros que muchos pajarillos. “ os digo que todo aquel que me confiese delante de los hombres, también el hijo del hombre lo confesara delante de los ángeles de Dios; pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios. “ todo aquel que diga alguna palabra  contra el hijo del hombre, será perdonado; pero el que blasfeme contra el espíritu santo, no será perdonado. “ cuando os traigan a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por como o que habréis de responder, o que habréis de decir, porque el espíritu santo os enseñara en la misma hora lo que debéis decir. Le dijo uno de la multitud: - maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Pero el le dijo: - hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?. Y les dijo: - mirad, guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: “ la heredad de un hombre rico había producido  mucho. Y el pensaba dentro de si, diciendo: “¿qué haré, porque no tengo donde guardar mis frutos?”. Y dijo: “ esto haré: derribare mis graneros y los edificare mas grandes, y allí guardare todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: “alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; descansa, come, bebe y regocíjate”. Pero Dios le dijo: “ necio, esta noche vienen  a pedirte tu alma, y lo que has guardado, ¿de quien será?”. Así es el que hace para si tesoro  y no es rico para con Dios. Dijo luego a sus discípulos: “ por tanto os digo: no os angustiéis por vuestra vida, que comeréis; ni por el cuerpo, que vestiréis. La vida es mas que la comida, y el cuerpo mas  que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran ni siegan;  que ni tienen despensa ni granero, y Dios los alimenta. ¿no valéis vosotros mucho mas que las aves? ¿y quien de vosotros podrá, angustiarse, añadir a su estatura un codo?. Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os angustiáis por lo demás?. “considerad los lirios del campo, como crecen: no trabajan ni hilan, pero os digo que ni aun Salomón con toda  su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios la hierba que hoy esta en el campo y mañana es echada al horno, ¿cuánto mas a vosotros, hombres de poca fe? Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud, porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo, pero vuestro padre sabe que tenéis necesidad de ellas. Buscad, mas bien, el reino de Dios, y todas   estas cosas os serán añadidas. “ no temáis, manada pequeña, porque a vuestro padre le ha placido daros  el reino. Vended lo que poseéis y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega ni polilla destruye, porque donde  esta  vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. “ tened vuestra cintura ceñida y vuestras lámparas encendidas; sed semejantes a hombres que aguardan  a que su señor regrese de las bodas, para que,  cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados  aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá y hará  que se sienten a la mesa y vendrá a servirles. Y aunque venga en la segunda vigilia  o la tercera vigilia, si los halla velando, bienaventurados son aquellos siervos. Pero sabed esto, que si supiera el padre de familia a que hora el ladrón había de llegar, velaría ciertamente y no lo dejaría entrar en su casa. Vosotros, pues, también, estad  preparados, porque a la hora que no penséis el hijo del hombre vendrá”. Entonces Pedro le dijo: - señor, ¿dices esta parábola a nosotros o también a todos?. Dijo el señor: - ¿quién es el mayordomo fiel y prudente el cual su señor pondrá sobre su casa para que a tiempo les de su ración? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, lo halle haciendo así. En verdad os digo que lo pondrá sobre todos sus bienes. Pero si aquel siervo dice en su corazón: “ mi señor tarda en venir”, y  comienza en golpear a los criados y a las criadas, y a comer y a beber y a embriagarse, vendrá el señor de aquel siervo en día que este no espera y a la hora que no sabe, y lo castigara duramente y lo pondrá con los infieles. “ aquel siervo que, conociendo la voluntad del señor, no se preparo ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Pero el que sin  conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco, porque todo aquel a quien se halla dado mucho, mucho se le demandara, y al que mucho que se le haya confiado, mas se le pidiera. “fuego viene a echar en la tierra. ¿y que quiero, si ya se ha encendido? De un bautismo tengo que ser bautizado. ¡y como me angustio hasta que se cumpla! ¿ pensáis que he venido para traer paz a la tierra? Os digo:  no, sino enemistad. De aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres; estará dividido el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra su suegra. Decía también a la multitud: “ cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: “ agua viene”, y así sucede. Y cuando sopla el viento del sur, decís: “hará calor”, lo hace. ¡hipócritas! Sabéis  distinguir el aspecto del cielo y de la tierra,  ¿y como no distinguís este tiempo?. “¿por qué no juzguéis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayáis al magistrado con tu adversario, procura arreglarte con el en el camino, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta  en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado aun la ultima blanca”.

13 En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. Respondiendo Jesús, les dijo: - ¿pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran pecadores que los demás galileos?. Os  digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. O aquellos dieciocho sobre los cuales cayo la torre en siloe y los mato, ¿pensáis que eran mas culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: no, antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. Dijo también esta parábola: “ un hombre tenia una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella y no lo hallo. Y dijo al viñador: “ya hace tres años que vengo a buscar  fruto en esta higuera y no lo hallo. ¡córtala! ¿ para que utilizar también la tierra?”. El entonces , respondiendo, le dijo: “ señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella y la abone. Si da fruto, bien; y si no, la cortaras después”. Enseñaba Jesús en una sinagoga en sábado, y había allí una mujer que desde hacia dieciocho años tenia espíritu de enfermedad, y andaba encorvada y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamo y le dijo: - mujer, eres libre de tu enfermedad. Puso las manos sobre ella, y ella  se enderezo al momento y glorificaba a Dios. Pero el alto dignatario de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiera sanado en sábado, dijo a la gente: - seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en sábado. Entonces el señor le respondió y dijo: - ¡hipócrita!, ¿ no desatáis vosotros vuestro buey o vuestro asno del pesebre y lo lleváis a beber en sábado? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en sábado?. Al decir estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por el. Dijo: - ¿a que es semejante el reino de Dios, y con que lo comparare?. Es semejante al grano de mostaza que un hombre tomo y sembró en su huerto; y creció y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas. Y volvió a decir: - ¿a que comparare el reino de Dios?. Es semejante a la levadura que una mujer tomo y  mezclo con tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado. Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, mientras se encaminaba a Jerusalén. Alguien pregunto: - señor, ¿ son pocos los que se salvan? El les dijo: - esforzaos en entrar por la puerta angosta, porque os digo que muchos intentaran entrar y no podrán. Después que  el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: “señor, señor, ábrenos”, el, respondiendo, os dirá: “ no se de donde sois”. Entonces comenzareis a decir: “ delante de ti hemos comido y bebido,  y en nuestras plazas enseñaste”. Pero os dirá: “ os digo que  no se de donde sois; apartaos de mi todos vosotros, hacedores de maldad”. Allí será el llanto y el crujir  de dientes, cuando veáis Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. Vendrán gentes del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentaran a la mesa en el reino de Dios. Hay últimos que serán los primeros, y primeros que serán los últimos. Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: - sal y vete de aquí, porque herodes te quiere matar. El le dijo: - id y decid a aquella zorra: “ echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra”. Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino, porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡cuantas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo  de sus alas, pero no quisiste!. Vuestra casa os es dejada  desierta;  y os digo que no me volveréis a ver  hasta que llegue el tiempo en que digáis: “Bendito el que viene en nombre del señor”.

14 Aconteció que un sábado Jesús entro a comer en casa de un gobernante fariseo, y ellos lo acechaban. Y estaba delante de el un hombre hidrópico. Entonces Jesús hablo a los interpretes de la ley a los fariseos, diciendo: - ¿es licito sanar en sábado? Pero ellos callaron. El, tomándolo, lo sano y lo despidió. Y dirigiéndose a ellos, dijo: - ¿quién de vosotros, si su asno  o su buey cae  en algún pozo, no lo saca inmediatamente, aunque sea sábado? Y no lo podían replicar a estas cosas.  Observando como los convidados escogían los primeros asientos a la mesa, les refirió una parábola, diciéndoles: “cuando seas convidado por alguien a unas bodas no te sientes en el primer lugar, no sea que otro mas distinguido que tu este convidado por el, y viniendo el que te convido a ti y a el, te diga: “ da lugar a este”,  y entonces tengas que ocupar avergonzado el ultimo lugar. Mas bien,  cuando seas convidado, ve y siéntate en el ultimo lugar, para que cuando venga el que te convido te diga: “ amigo, sube mas arriba”. Entonces tendrás el reconocimiento de los que se sientan contigo a la mesa. Cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido: - cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a vecinos ricos, no sea que ellos, a su vez, te vuelvan a convidar, y seas recompensado. Cuando hagas banquete, llama a los pobres, a los mancos, a los cojos,  y a los ciegos; y serás bienaventurado, porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado  en la resurrección de los justos. Oyendo esto  uno de los que estaban sentados con el  a la mesa, le dijo: -¡bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios!. Entonces Jesús le dijo: “ un hombre hizo una gran cena y convido a muchos. A la hora de la cena envío a su siervo a decir a los convidados: venid, que ya todo esta preparado”. Pero todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: “ he comprado una hacienda y necesito ir a verla. Te ruego que me excuses”. Otro dijo: “ he comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego que me excuses”.  Y otro dijo: “ acabo de casarme y por tanto no puedo ir”. El siervo regreso e hizo saber estas cosas a su señor. Entonces, enojado el padre de familia, dijo a su siervo: “ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos”. Dijo el siervo: “ señor, se ha hecho como mandaste y aun hay lugar”. Dijo el señor al siervo: “ ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar para que se llene mi casa, pues os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados gustara  mi cena”. Grandes multitudes iban con el; y volviéndose, les decía: “ si alguno viene a mi y no aborrece a su padre, madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas y hasta su propia vida, no puede ser mí discípulo. El que no lleva su cruz y viene  en pos de mi, no puede ser mi discípulo. ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero  y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No se que, después que haya puesto el cimiento, no pueda acabarla y todos los que los vean comiencen hacer burla de el, diciendo: “ este hombre comenzó a edificar y no pudo acabar”. ¿ o que rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con  diez mil  al que viene contra el  con veinte mil? Y si  no puede, cuando el otro esta todavía lejos le envía una embajada y le condiciones de paz. Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. “Buena es la sal; pero la sal se hace insípida, ¿con que se sazonara? Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El  que tiene oídos para oír, oiga”.

15 Se acercaban a Jesús todos los publícanos y pecadores para oírlo, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: - este recibe a los pecadores y come con  ellos. Entonces  el les refirió esta parábola, diciendo: “¿ que hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, y al llegar a casa reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido”.  Os digo que así habrá mas gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento. “ O que mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, barre la casa y la busca con diligencia hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “ gozaos conmigo, porque he encontrado la  dracma que había perdido”. Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente”. También dijo: “ un hombre tenia dos hijos, y el menor de ellos dijo a su padre: “ padre, dame la parte de los bienes que me corresponde”. Y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo, el hijo menor se fue lejos a una provincia apartada, y allí desperdicio sus bienes viviendo perdidamente. Cuando todo lo hubo malgastado, vino un gran hambre en aquella provincia y comenzó el a pasar necesidad. Entonces fue y se arrimo a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual lo envío a su hacienda para que apacentara cerdos. Deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Volviendo  en si, dijo: “¡ Cuantos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!. Me levantare e iré a mi padre, y le diré: “padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros”. Entonces se levanto y fue a su padre. Cuando aun estaba lejos, lo vio su padre y fue movido a misericordia, y corrió y se echo sobre su cuello y lo beso. El hijo le dijo: “ padre, he pecado contra el cielo y contra a ti, y ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo”.  Pero el padre dijo a sus siervos: “ sacad el mejor vestido y vestidle; y poned un anillo en su dedo y calzado en sus pies. Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos  y hagamos fiesta, porque este es mi hijo muerto era y ha revivido; se había perdido y es hallado”. Y comenzaron a regocijarse. “ El hijo mayor estaba en el campo. Al regresar, cerca ya de la casa, oyó música y las danzas; y llamando a unos de los criados le pregunto que era aquello. El criado le dijo: “tu hermano ha regresado y tu padre ha hecho matar el becerro gordo por haberlo recibido bueno y sano”. Entonces se enojo y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrara. Pero el, respondiendo, dijo al padre: “ tantos años hace que te sirvo, no habiéndote  desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo”. El entonces le dijo: “Hijo, tu siempre estas conmigo y todas mis cosas son tuyas. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano estaba muerto y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado”.

16   Dijo también a sus discípulos: “había un hombre rico que tenia un mayordomo, y este fue acusado ante el como derrochador de sus bienes. Entonces lo llamo y le dijo: “¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás mas  ser mayordomo”. Entonces el mayordomo dijo para si: “ ¿que haré?”,  porque mi amo me va a quitar la mayordomía. Cavar no puedo; mendigar, me da vergüenza . ya se lo que haré para que, cuando se me quite la mayordomía, me reciban en sus casas”. Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: “¿cuánto debes a mi amo?. El dijo: “ cien  barriles de aceite”. Le dijo: “toma tu cuenta, siéntate pronto y escribe cincuenta”. Después dijo a otro: “ y tu ¿cuánto debes?. Este contesto: “cien medidas de trigo”. El le dijo: “ toma tu cuenta y escribe ochenta”. Y alabo al amo al mayordomo malo por haber actuado sagazmente, porque los hijos de este siglo son mas sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz. “y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando estas falten, os reciban en las moradas eternas. “El que es fiel en lo muy poco, también en lo mas es fiel; y en lo muy poco es injusto, también en lo mas es injusto.  Si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiara lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?. “ningún siervo puede servir a dos señores, porque odiara al uno y amara al otro,  o estimara al uno y menospreciara al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. Oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de el. Entonces les dijo: “ vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación. “ la ley de los profetas llegan hasta juan. Desde entonces es anunciado el reino de Dios y todos se esfuerzan por entrar en el. “pero es mas fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley. “ todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera. “había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino y hacia cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. “ en el hades alzo sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos   a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces, gritando, dijo: “padre Abraham, ten misericordia de mi y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama”.  Pero Abraham le dijo: “ hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y lazaro, males; pero ahora este es consolado aquí, y tu atormentado. Además de todo esto, una gran sima esta puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quieren pasar de aquí a vosotros no pueden, ni de allá pasar acá”. “ entonces le dijo: “ te ruego, pues, padre, que lo envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento”. Abraham le dijo: “ a moisés y a los profetas tienen; ¡que los oigan a ellos!”. El entonces dijo: “no, padre Abraham; pero si alguno de los muertos va a ellos, se arrepentirán”. Pero Abraham le dijo: “si no oyen a moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de los muertos”.

17 Dijo Jesús a sus discípulos: “imposible es que no vengan tropiezos; pero ¡ay de aquel por quien vienen!. Mejor le fuera que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos. ¡Mirad por vosotros mismos! Si tu hermano peca contra ti, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. Y si siete veces al día peca contra ti, y siete veces al día vuelve a ti, diciendo: “ me arrepiento”, perdónalo”. Dijeron los apóstoles al señor: - Auméntanos la fe. Entonces  el señor le dijo: - Si tuvieras fe como un grano de mostaza, podrías decir a este sicómoro: “ Desarráigate y plántate en el mar” , y os obedecería. “ ¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver el del campo, luego le dice: “ pasa, siéntate a la mesa”? ¿no le dice mas bien: “prepárame la cena, cíñete y sírveme hasta que haya comido y bebido. Después de esto, come y bebe tu”? ¿A caso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que  os ha sido ordenado, decid: “Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos”. Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre samaria y galilea. Al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: - ¡Jesús, maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando el los vio, les dijo: - Id, mostraos a los sacerdotes.  Y aconteció que, mientras iban, quedaron limpios.  Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió glorificando a Dios a gran voz, y se postro rostro en tierra  a sus pies dándole gracias. Este era samaritano. Jesús le pregunto: - ¿no son diez los que han quedado limpios? Y los nueve, ¿dónde están? ¿ no hubo quien volviera y diera gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: - levántate, vete; tu fe te ha salvado. Preguntando por los fariseos cuando había de venir el reino de Dios, les respondió  y dijo: - El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: “ helo aquí”, o “ helo allí”, porque el reino de Dios esta entre vosotros. Y dijo a sus discípulos: - tiempo vendrá cuando deseareis ver uno de los días del hijo del hombre y no lo veréis.  Y os dirán: “helo aquí” o “helo allí”. No vayáis ni lo sigáis, porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el hijo del hombre en su día. Pero primero es necesario que padezca mucho y sea desechado por esta generación. Como fue en los días de Noé, así también será en los días del hijo del hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entro Noé en el arca  y vino  el diluvio y los destruyo a todos. Asimismo, como sucedió  en los días de lot, cuando comían, bebían, compraban, vendían, plantaban , edificaban; pero  el día en que lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyo a todos. Así será el día en que el hijo del hombre se manifieste. “ en aquel día, el que este en la azotea y tenga sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que este en el campo, asimismo no vuelva atrás. Acordaos de la mujer de lot. Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvara. “ os digo que en aquella noche estarán dos en una cama: el uno será tomado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo juntas: la una será tomada y la otra dejada. Dos estarán en el campo: el uno será tomado y el otro dejado. Respondiendo, le dijeron: - ¿dónde. señor? El les dijo: - donde este el cuerpo, allí se juntaran también las águilas.

18  También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar, diciendo: “Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venia a el diciendo: “ hazme justicia de mi adversario”. El no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de si: “Aunque ni temo a Dios ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me  es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo me agote la paciencia”. Y dijo el señor: “oíd lo que dijo el juez injusto. ¿y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a el día y noche? ¿se tardara en  responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el hijo del hombre, ¿hallara fe en la tierra?”. A unos que confiaban en si mismos como justos y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: “ Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: “ Dios, mío te doy gracias porque no soy como los otros hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno doce veces a la semana, diezmo de todo lo que gano”. Pero el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “Dios, se propicio de mi, pecador”. Os digo que este descendió a su casa justificado antes que este descendió a su casa justificado antes que el otro, porque cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.  Traían a el niños para que los tocara. Al verlo los discípulos, los reprendieron. Pero Jesús, llamándolos, dijo: - dejad a los niños  venir a mi y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo que el que no recibe el reino de Dios como a un niño, no entrara en el. Un dignatario le pregunto, diciendo: - maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: - ¿por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo Dios. Los mandamientos sabe: “ no adulteraras; no mataras; no hurtaras;  no dirás falso testimonio; honra a tu madre y a tu madre”. El dijo: - todo esto le he guardado desde mi juventud.  Al oír esto, Jesús le dijo: - aun te falta una cosa: vende todo lo que tengas y dalos a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Entonces el, oyendo esto, se puso muy triste porque era muy rico. Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: - ¡ Cuan difícilmente entraran en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es mas fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios. Los que oyeron esto dijeron: - ¿Quién, pues, podrá ser salvo?  El les dijo: - Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios. – Pues nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. Y el les dijo: - de cierto  os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o padres o hermanos o mujer o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho mas en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna. Tomando Jesús a los doce, les dijo: - cuando lleguemos a Jerusalén se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del hijo del hombre, pues será entregado a  los gentiles, se burlaran de el, lo insultaran y le escupirán. Y después que lo hayan azotado, lo mataran; pero al tercer día resucitara. Sin embargo, ellos nada comprendieron de estas cosas, porque esta palabra les era encubierta y no entendían lo que se les decía.  Aconteció que, acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando, y al oír a la multitud que pasaba, pregunto que era aquello. Le dijeron que pasaba Jesús Nazareno. Entonces grito, diciendo: - ¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de mi! los que iban delante lo reprendían para que callara; pero el gritaba aun mas fuerte: -¡Hijo de David, ten misericordia de mi! Jesús entonces, deteniéndose, mando traerlo a su presencia. Cuando llego, le pregunto, diciendo: - ¿qué quieres que te haga? Y el dijo: - Señor, que reciba la vista. Jesús le  dijo: - Recíbela, tu fe te ha salvado.  Al instante recobro la vista, y lo seguía glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.

19 Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió  que un hombre llamado zaqueo, que era jefe de los publícanos, y rico, procuraba ver quien era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y, corriendo delante, se subió a un sicómoro para verlo, porque  había de pasar por allí. Cuando Jesús llego a aquel lugar, mirando hacia arriba lo vio, y le dijo: - zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que me hospede en tu casa. Entonces el descendió aprisa y lo recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a hospedarse en casa de un hombre pecador. Entonces zaqueo, puesto en pie, dijo al señor: - Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres;  y si en algo he defraudado a alguien, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: - hoy ha venido la salvación a esta casa, por cuanto el también es hijo de Abraham, porque el hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Oyendo ellos estas cosas, proseguio Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. Dijo, pues: “ un hombre noble se fue a un país lejano para recibir un reino y volver. Llamo antes a diez siervos suyos, les dios diez minas y les dijo: “ negociad entre tanto que regreso”. Pero sus conciudadanos lo odiaban y enviaron tras el una embajada, diciendo: “ no queremos que este reine sobre nosotros”.  “ Aconteció que, al regresar el después de  recibir  el reino, mando llamar ante el a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. Se presento el primero, diciendo: “ señor, tu mina ha ganado diez minas”.  El le dijo: “ esta bien, buen  siervo; por cuanto  en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades”.  Llego otro, diciendo:  “ Señor, tu mina ha producido cinco minas”. También a este dijo: “ tu también se sobre cinco ciudades”. “ se presento otro, diciendo: “Señor, aquí esta tu mina, la cual te tenido guardada en un pañuelo, porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo que tomas lo que no pusiste y siegas lo que no sembraste”. Entonces el le dijo: “ mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabias que yo soy hombre severo que tomo lo que no  puse y siego lo que no sembré. ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco para que, al volver, lo hubiera recibido con los intereses?”. Y dijo a los que estaban presentes: “quitadle la mina y dadla al que tiene  las diez minas”. Ellos le dijeron: “señor, tiene diez minas”. “Pues yo os digo que a todo  el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitara. Y también aquellos mis enemigos que no querían  que yo reinara sobre ellos, traedlos acá y decapitarlos delante de mi”. Dicho esto, iba delante subiendo a Jerusalén. Al acercarse a betfage y a betania, al monte que se llama de los olivos, envío a dos de sus discípulos, diciendo: - Id a la aldea de enfrente, y al entrar en ella hallareis un asno atado en el cual ningún hombre ha montado jamás; desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta: “¿por qué los desatáis”? le responderéis así: “porque el señor lo necesita”. Fueron los que habían sido enviados y hallaron como les dijo. Cuando  desataban el asno, sus dueños les dijeron: - ¿por qué desatáis el asno? Ellos dijeron: - porque el señor lo necesita. Lo trajeronn a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el asno, subieron a Jesús encima. Y a su paso  tendían sus mantos por el camino. Cuando se acercaba a la bajada del monte de los olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto. Decían: - ¡ Bendito el rey que viene en el nombre del señor! ¡ paz en el cielo y gloria en las alturas!.  Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: - maestro, reprende a tus discípulos. El, respondió, les dijo: - os digo que si estos callaran las piedras clamarían. Cuando llego cerca de la ciudad, al verla, lloro por ella, diciendo: - ¡ Si también tu conocieras, a lo menos en este tu  día, lo que es para tu paz! Pero ahora esta encubierto a tus ojos. Vendrán días sobre ti cuando tus enemigos te rodearan con cerca, te sitiaran y por todas partes te estrecharan; te derribaran a tierra y a tus hijos dentro de ti, y no dejaran en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación. Entrando en el templo comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en el, diciéndoles: - escrito esta: “ Mi casa es casa de oración”, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. Enseñaba cada día en el templo; pero los principales sacerdotes, los escribas y los altos dignatarios del pueblo procuraban matarlo. Pero no hallaban nada que pudieran hacerle, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras.

20 Sucedió un día que, enseñando Jesús al pueblo en el templo y anunciando el evangelio, llegaron los principales sacerdotes y los escribas, con los ancianos, y le hablaron diciendo: - Dinos ¿con que autoridad haces estas cosas? ¿ o quien es el que te ha dado  esta autoridad? Respondiendo Jesús, les dijo: - os haré yo también una pregunta. Respondedme: el bautismo de juan, ¿era del cielo, o de los hombres? Entonces ellos discutían entre si, diciendo: - Si decimos “ del cielo”, dirá: “¿ por que, pues, no le creísteis?”. Y si decimos “ de los hombres”, todo el pueblo nos apedreara, porque están persuadidos de que juan era profeta. Respondieron que no sabían de donde era. Entonces Jesús les dijo: - yo tampoco os diré con que autoridad hago estas cosas. Comenzó luego a decir al pueblo esta parábola: “Un hombre planto una viña, la arrendó a labradores  y se ausento por mucho tiempo. A su tiempo envío a un siervo a los labradores para que le dieran del fruto de la viña, pero los labradores lo golpearon y lo enviaron con las manos vacías. Volvió  a enviar a otro siervo; pero ellos a este también golpearon, insultaron y enviaron con las manos vacías. Volvió a enviar a un tercer siervo; pero ellos también a este echaron fuera, herido. “Entonces el señor de la viña dijo: “¿Qué haré? Enviare  a mi hijo amado; quizás, cuando lo vean a el, le tendrán respeto”.  Pero los labradores, al verlo, discutían entre si, diciendo: “ este es el heredero; venid, matémoslo para que la heredad sea nuestra”.  Lo echaron fuera de la viña y lo mataron. ¿qué, pues, les hará el señor de la viña? Ira, destruirá a estos labradores y dará su viña a otros”. Cuando ellos oyeron esto, dijeron: -¡ Dios nos libre!. Pero el, mirándolos, dijo: - ¿Qué ,pues, es lo que esta escrito?: “ la piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo”. “Todo el que caiga sobre aquella piedra, será quebrantado; pero sobre quien ella caiga, lo desmenuzara. En aquella hora, los principales sacerdotes y los escribas procuraban echarle mano, porque comprendieron que contra ellos había dicho esta parábola; pero temían al pueblo. Y , acechándolo, enviaron espías que simularon ser justos, a fin de sorprenderlo en alguna palabra, para entregarlo al poder y autoridad del gobernador. Le preguntaron, diciendo: - maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de personas, sino que enseñas el camino de Dios con verdad. ¿nos es licito dar a cesar, o no? Pero el, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: - ¿por qué me tentáis? Mostradme la moneda. ¿de quien es la imagen y la inscripción? Respondieron  dijeron: - de cesar. Entonces les dijo: - pues dad a cesar lo que es de cesar y a Dios lo que es de Dios. Y no pudieron sorprenderlo en palabra alguna delante del pueblo, sino que, maravillados de su respuesta, callaron. Se acercaron entonces de los saduceos, los cuales niegan que haya resurrección, y le preguntaron, diciendo: - maestro, nos escribió: “Si el hermano de alguno muere teniendo mujer y no deja hijos, que su hermano se case con ella y levante descendencia a su hermano”.  Hubo, pues, siete hermanos: el primero tomo esposa y murió sin hijos. Y la tomo el segundo, el cual también murió sin hijos. La tomo el tercero, y así todos los siete, y murieron sin dejar descendencia. Finalmente murió también la mujer. En la resurrección, pues, ¿ de cual de ellos será mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer? Entonces respondiendo Jesús, les dijo: - los hijos de este siglo se casan y se dan  en casamiento, pero los que son tenidos por dignos de alcázar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan ni se dan en casamiento, porque ya no pueden morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios al ser hijos de la resurrección. Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun moisés los enseño en el pasaje de la zarza, cuando llama al señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para el todos viven.  Respondiéndoles algunos de los escribas, dijeron. -  maestro, bien has dicho. Y no osaron preguntarle nada mas. Entonces el les dijo: - ¿cómo dicen que el Cristo es hijo de David?, pues el mismo David dice en el libro de los salmos: “ Dijo el Señor  a mi Señor: Siéntate a mi diestra,  hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. “David, pies, lo llama Señor; ¿ como entonces es su hijo?.  Oyéndolo todo  el pueblo, dijo a sus discípulos: - Guardados de los escribas, que gustan dee andar con ropas largas, amas las salutaciones en las plazas, las primeras sillas en las sinagogas y los primeros asientos en las cenas; que devoran las casas de las viudas y, por pretexto, hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor condenación.

21  Levantando los ojos, vio los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. Vio también a una viuda muy pobre que echaba allí dos blancas. Y dijo: - En  verdad os digo que esta viuda pobre echo mas que todos, pues todos aquellos echaron para las ofrendas de Dios de lo que le sobra; pero esta, de su pobreza echo todo el sustento que tenia. A unos que hablaban de que el templo esta adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo: - En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no quedara piedra sobre piedra que no sea destruida. Le preguntaron, diciendo: - maestro, ¿cuándo será esto? ¿ y que señal habrá cuando estas cosas estén para suceder?. El entonces dijo: - Mirad que no seáis engañados, porque vendrán muchos en mi nombre diciendo: “ yo soy en Cristo” y: “ el tiempo esta cerca”. Pero no vayáis en pos de ellos. Cuando oigáis de guerras y de revueltas, no os alarméis, porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente. Entonces añadió: - Se levantara nación contra nación y reino contra reino; habrá grandes terremotos y, en diferentes lugares, hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales en el cielo. “ pero antes de todas estas cosas os echaran mano, os perseguirán, os entregaran a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y antes gobernadores por causa de mi nombre. Pero esto os será ocasión para dar testimonio. Proponeos en vuestro  corazones no pensar antes como habréis de responder en vuestra defensa, porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan. Seréis entregados aun por vuestros padres, hermanos, parientes y amigos;  y mataran algunos de vosotros. Seréis odiados por todos por causa de mi nombre, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Con vuestra paciencia ganareis vuestras almas. “ pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea huyan a los montes; y los que estén en medio de ella, váyanse;  y los que estén en los campos no entren en ella, porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. Pero ¡ay  de las que estén encinta y de las que críen en aquellos días!, porque habrá gran calamidad en la tierra e ira sobre este pueblo. Caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan. “entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas. Los hombres quedaran sin aliento por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra, porque las potencias de los cielos serán conmovidas.  Entonces verán al hijo del hombre que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguios y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención esta cerca. También les dijo una parábola: “ Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando veis que ya brotan, sabéis por vosotros mismos que el verano esta cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que esta cerca el reino de Dios. “ De cierto os digo que no pasara esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasaran, pero mis palabras no pasaran. “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y de embriaguez y de las preocupaciones de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día, porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de la tierra. Velad, pues,  orando en todo tiempo que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del hijo del hombre”. De día enseñaba en el templo y por la noche salía y se quedaba en el monte que se llama de los olivos. Y todo el pueblo acudía a el por la mañana para oírlo en el templo.

22 Esta cerca la fiesta de los panes sin levadura, que se llama la pascua. Los principales sacerdotes y los escribas buscaban como matarlo, porque temían al pueblo. Entro Satanás en judas,  por sobrenombre iscariote,  el cual era uno de los doce; este fue y hablo con los principales sacerdotes y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría. Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. El acepto y buscaba una oportunidad para entregárselo a espaldas del pueblo. Llego el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la pascua. Entonces Jesús envío a Pedro y a juan, diciendo: - Id, preparadnos la pascua para que la comamos. Ellos le preguntaron: - ¿Dónde quieres que la preparemos? El less dijo: -  Al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo hasta la casa donde entre y decid al padre de familia de esa casa: “El maestro te dice: ¿Dónde esta el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?”. Entonces el os mostrara un gran aposento alto, ya dispuesto; preparadla allí. Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua. Cuando era la hora se sentó a la mesa, y con el los apóstoles. Y les dijo: - ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!, porque os digo que no la comeré mas hasta que se cumpla el reino de Dios.  Tomando la copa, dio gracias y dijo:  - Tomad esto y repartidlo entre vosotros, porque os digo que no beberé mas el fruto de la vid hasta que el reino de Dios venga. También tomo el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: - Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mi. De igual manera, después de haber cenado, tomo la copa, diciendo: - Esta copa es  el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. Pero la mano del que me  entrega esta conmigo en la mesa. A la verdad el hijo del hombre va, según lo que esta determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!.  Entonces ellos comenzaron a discutir entre si sobre quien de ellos seria el que habría de hacer esto. Hubo también entre ellos una discusión sobre quien de ellos seria el mayor. Pero el les dijo: - los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el mas joven, y el que dirige, como el que sirve, pues, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa o el que sirve? ¿no es el que se sienta a la mesa? Pero yo estoy entre vosotros como el que sirve.  “ Y vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi padre me lo asigno a mi, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino y os sentéis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Dijo también el señor: - Simón, Simón, Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte; y tu, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. El les dijo: - Señor, estoy dispuesto a ir contigo  no solo a la cárcel, sino también a la muerte. Y el le dijo: - Pedro, te digo que el gallo no cantara hoy  antes que tu niegues tres veces que me conoces. Les dijo: - Cuando os envíe sin bolsa, alforja ni calzado, ¿os falto algo?. Ellos dijeron: - nada. Y les dijo: - pues ahora el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y compre una. Os digo que es necesario que se cumpla todavía en mi aquello que esta escrito: “ y fue contado con los inicuos”, porque lo que esta escrito de mi, tiene cumplimiento. Entonces ellos dijeron: - Señor, aquí hay dos espadas. Y el les dijo: - basta. Salió y se fue, como solía, al monte de los olivos;  y sus discípulos lo siguieron. Cuando llego a aquel lugar, les dijo: - Orad para que no entréis en tentación. Se aparto de ellos a distancia como de un tiro de piedra, y puesto de rodillas oro, diciendo: “ Padre, si quieres, pasa de mi esta copa, pero no se haga  mi voluntad, sino la tuya”. Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo. Lleno de angustia oraba mas intensamente, y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. Cuando se levanto de la oración y fue a sus discípulos, los hallo durmiendo a causa de la tristeza; y les dijo: - ¿por qué dormís? Levantaos y orad para que no entréis en tentación.  Mientras el aun hablaba, se presento una turba. El que se llamaba judas, uno de los doce, que iba al frente de ellos, se acerco hasta Jesús para besarlo. Entonces Jesús le dijo: - judas, ¿con un beso entregas al hijo del hombre?. Cuando los que estaban con el se dieron cuenta de lo que había de acontecer, le dijeron: - Señor, ¿heriremos a espada? Entonces uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote y le corto la oreja derecha. Entonces, respondiendo Jesús, dijo: - basta ya, dejad. Y tocando su oreja, lo sano. Entonces Jesús  dijo a los principales sacerdotes, a los jefes de la guardia del templo y a los ancianos que habían venido contra el: - ¿cómo contra un ladrón habéis salido con espadas y palos? Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis las manos contra mi; pero  esta es vuestra hora y la potestad de las tinieblas. Le prendieron, lo llevaron y lo condujeron a casa del sumo sacerdote. Y Pedro lo seguía de lejos. Encendieron fuego en medio del patio y se sentaron alrededor; también Pedro se sentó entre ellos. Pero una criada, al verlo sentado  al fuego, se fijo en el y dijo: - también este estaba con el. Pero el lo negó, diciendo: - mujer, no lo conozco. Un poco mas después, viéndolo otro, dijo: -  tu también eres de ellos.  Y Pedro dijo: - hombre, no lo soy.  Como una hora después, otro afirmo, diciendo: - verdaderamente también estaba con el, porque es Galileo.  Y Pedro dijo: - hombre, no se lo que dices. Y en seguida, mientras todavía hablaba, el gallo  canto. Entonces, vuelto el señor, miro a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del señor, que había dicho: “ antes que el gallo cante,  me negaras tres veces”. Y Pedro, saliendo fuera, lloro amargamente. Los hombres  que vigilaban a Jesús se burlaban de el  y lo golpeaban. Vendándole los ojos, le golpeaban el rostro y le preguntaban, diciendo: - profetiza, ¿quién es el que te golpeo? Y lo insultaban diciéndole muchas otras cosas. Cuando se hizo de día, se juntaron los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, y lo llevaron al concilio, diciendo: - ¿eres tu el Cristo? Dínoslo. Les dijo: - si os lo digo, no me creeréis; y también, si os pregunto, ni me responderéis ni me soltareis. Pero desde ahora el hijo del hombre se sentara a la diestra del poder de Dios. Dijeron  todos: - luego, ¿eres tu el hijo de Dios? Y el le dijo: - Vosotros decís que lo soy. Entonces ellos dijeron: -¿Qué mas testimonio necesitamos?, porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.

23 Levantándose entonces todos, llevaron a Jesús a pilato. Y comenzaron a acusarlo, diciendo: - hemos encontrado que este pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo a cesar diciendo que el mismo es el Cristo, un rey. Entonces pilato le pregunto, diciendo: - ¿Eres tu el rey de los judíos? Respondiéndole el, dijo: - tu lo dices. Pilato dijo a los principales sacerdotes y a la gente: - ningún delito hallo en este hombre. Pero ellos porfiaban, diciendo: - Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde galilea hasta aquí. Entonces pilato, cuando oyó decir “galilea”, pregunto si el hombre era Galileo. Y al saber que era de la jurisdicción de herodes, lo remitió a herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén. Herodes, al ver a Jesús, se alegro mucho, porque hacia tiempo que deseaba verlo, porque había oído muchas cosas acerca de el y esperaba verlo hacer alguna señal. Le hizo muchas preguntas, pero el nada le respondió. Estaban los principales sacerdotes y los escribas acusándolo con gran vehemencia. Entonces herodes con sus soldados lo menosprecio y se burlo de el, vistiéndolo con una ropa espléndida; y  volvió a enviarlo a pilato. Y aquel día, pilato y herodes, que estaban  enemistados, se hicieron amigos. Entonces pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes y al pueblo, les dijo: - Me habéis presentado a este como un hombre que perturba al pueblo, pero, habiéndolo interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en el delito alguno de aquellos de que lo acusáis. Ni tampoco herodes, porque os  remití a el. Nada  digno de muerte ha hecho este hombre, así que lo soltare después de castigarlo. Tenia necesidad de soltarle uno en cada fiesta. Pero toda la multitud grito a una, diciendo. - ¡ fuera con ese; suéltanos a barrabas!. Este había sido echado en la cárcel por rebelión en la ciudad y por un homicidio. Les hablo otra vez pilato, queriendo soltar a Jesús; pero ellos volvieron a gritar, diciendo: - ¡ crucifícalo, crucifícalo!. El les dijo por tercer vez: - ¿pues que mal ha hecho este? Ningún delito digno de muerte he hallado en el; lo castigare y lo soltare. Pero ellos insistían a gritos, pidiendo que fuera crucificado; y las voces de ellos y de los principales sacerdotes se impusieron. Entonces pilato sentencio que se hiciera lo que ellos pedían. Les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por rebelión  y homicidio, a quien habían pedido, y entrego a Jesús a  la voluntad de ellos. Cuando lo llevaban, tomaron a cierto Simón de cirene, que venia del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevara tras Jesús. Lo seguía una gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por el. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: - Hijas de Jerusalén, no lloréis por mi, ssino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos, porque vendrán días en que dirán: “Bienaventuradas las estériles y los vientres que no concibieron y los pechos que no criaron”. Entonces comenzaron a decir a los montes: “caed sobre nosotros”, y a los collados:” cubridnos”, porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, que no se hará?. Llevaban también con el a otros dos, que eran malhechores, para ser ejecutados. Cuando llegaron al lugar llamado de la calavera, lo crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: - padre, perdónalos, porque no saben lo quue hacen. Y repartieron  entre si sus vestidos, echando suertes. El pueblo estaba mirando, y aun los gobernantes se burlaban de el diciendo: - a otros salvo; salvase a si mismo, si este es el Cristo, el escogido de Dios. Los soldados también se burlaban de el, y se acercaban ofreciéndole vinagre y diciendo: - si tu eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo. Había también sobre el  un titulo escrito en letras griegas, latinas y hebreas: “Este es el rey de los judíos”. Unos de los malhechores que estaban colgados lo insultaba diciendo: - si tu eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, lo reprendió, diciendo: - ¿ni siquiera estando en la misma condenación temes tu a Dios? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; pero este ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: - Acuérdate de mi cuando vengas en tu reinno. Entonces Jesús le dijo: - De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. El sol se oscureció y el velo del templo se rasgo por la mitad. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: - Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Habiendo dicho esto, expiro. Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios diciendo: - Verdaderamente este hombre era justo. Toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho. Pero todos sus  conocidos, y las mujeres que lo habían seguido desde galilea, estaban mirando estas cosas de lejos. Había un varón llamado José, de arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, hombre bueno y justo. Este, que también esperaba el reino de Dios y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos, fue a pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Bajándolo de la cruz, lo envolvió en una sabana y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en la cual aun no se había puesto a nadie.  Era día de la preparación y estaba para comenzar el sábado. Las mujeres que lo habían acompañado desde galilea lo siguieron y vieron el sepulcro y como fue puesto su cuerpo. Al regresar, prepararon  especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el sábado, conforme al mandamiento.

24 El primer día de la semana, muy  de mañana, fueron al sepulcro llevando las especies aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Hallaron removida la piedra del sepulcro y, entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Aconteció que estando ellas perplejas por esto, se pararon junto a ellas dos varones  con vestiduras  resplandecientes; y como tuvieron temor y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: -¿por qué buscáis entre los muertos al que vive?.  No esta aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que hablo cuando aun estaba en galilea, diciendo: “ es necesario que el hijo del hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado y resucite al tercer día”. Entonces ellos se acordaron de sus palabras, y volviendo del sepulcro dieron nuevas de todas estas cosas a los once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana y María, madre de Jacobo, las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles. Pero a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creyeron. Pedro, sin embargo, levantándose, corrió al sepulcro;  y cuando miro dentro vio solo los lienzos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido. Dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada emaus, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén. Hablaban entre si de todas aquellas cosas  que habían acontecido. Y sucedió que, mientras hablaban y discutían entre si, Jesús mismo se acerco y caminaba con ellos. Pero los ojos de ellos estaban velados, para que no lo reconocieran. El les dijo: -¿qué platicas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y porque estáis tristes? Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le dijo: - ¿eres tu el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?. Entonces el  les pregunto: - ¿qué cosas? Y ellos dijeron: - de Jesús Nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y como lo entregaron a los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y lo crucificaron. Pero nosotros esperábamos que el fuera el que había de redimir a Israel. Sin embargo, además de todo, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. Aunque también nos ha asombrado una mujeres de entre nosotros, las cuales antes del día fueron al sepulcro; como no hallaron su cuerpo, volvieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron  que el vive. Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a el no lo vieron. Entonces el les dijo: - ¡Insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas has dicho! ¿ no era necesario que el Cristo padeciera estas cosas y que entrara en su gloria?. Y comenzando desde moisés y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las escrituras lo que de el decían. Llegaron a la aldea adonde iban, y el hizo como que iba mas lejos. Pero ellos lo obligaron a quedarse, diciendo: - quédate con nosotros, porque se hace tarde y el día ya ha declinado. Entro, pues, a quedarse con ellos. Y aconteció que, estando sentado con ellos a la mesa, tomo el pan, lo bendijo, lo partió y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos y lo reconocieron; pero el desapareció de su vista. Y se decían el uno al otro: - ¿no ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino y cuando nos abría las escrituras?. Levantándose en esa misma hora, volvieron a Jerusalén; y hallaron a los once reunidos y a los que estaban con ellos, que decían: - ha resucitado el señor verdaderamente, y aparecido a Simón. Entonces ellos contaron las cosas que les había acontecido en el camino, y como lo habían reconocido al partir el pan. Mientras aun hablaban de estas cosas, Jesús se puso  en medio de ellos y  les dijo: -¡paz a vosotros!.  Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían un espíritu. Pero el les dijo: - ¿por qué  estáis turbados y  vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy. Palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Pero como todavía ellos, de gozo, no lo creían y estaban maravillados, les dijo: -¿ tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron un trozo de pescado asado y un panal de miel. El lo tomo y comió delante de ellos. Luego les dijo. –Estas son las palabras que os hable estando aun con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que esta escrito de mi en la ley de moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces le abrió el entendimiento para que comprendieran las escrituras; y les dijo: - así esta escrito, así fue necesario que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer día; y que se predicara en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas. Ciertamente, yo enviare la promesa de mí padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. Después los saco fuera hasta betania y, alzando sus manos, los bendijo. Aconteció que, mientras los bendecía, se separo de ellos y fue llevado arriba al cielo. Ellos, después de haberlo adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amen. 

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