Juan,
el autor del evangelio afirma haber escrito este testimonio
para que creáis que Jesús ese el cristo, el hijo de Dios y para
que creyendo tengáis vida en su nombre. Tras un prologo que revela a
cristo como la eterna
palabra de Dios,.el verbo encarnado en la realidad humana, el evangelio
de juan (=jn) presenta un conjunto de enseñanzas y discursos que aquí
ocupan el lugar de las parábolas a través de las cuales se explica el
mensaje de los milagros o señales. A diferencia de los otros tres
evangelios, llamados sinópticos en juan encontramos un lenguaje lleno
de símbolos (cristo como el verbo, el agua, el pan, la luz,) e imágenes
(el pastor y las ovejas, la vid y los pámpanos) que expresan los dones
del hijo unigénito, enviado por el padre para quitar el pecado del
mundo y dar vida eterna a todo aquel que en el cree. Este es el contexto
en que se inscriben los grandes yo soy de Jesús. Testigo de la revelación
de Dios juan centra su atención en la ultima etapa del ministerio de
Jesús y ofrece preciosa información sobre su intima relación con los
discípulos, por los cuales intercede
en la conmovedora oración del cap.17 dividiendo en dos grandes
secciones el libro narra hasta el final del cap.12 episodios de la
actividad publica del Mesías en galilea y juda así como
acontecimientos relacionados con su presencia en Jerusalén durante las
festividades religiosas judíos, la otra sección de los capítulos 13
al 21 relata lo ocurrido durante la ultima semana de la vida terrenal
del señor incluyendo su pasión, muerte y resurrección. Pero mas que
datos útiles para una biografía, el evangelio de juan nos ofrece una
imagen de un cristo vivo que demanda una respuesta de fe. La misión
divina del Mesías: rescatar a la humanidad y revelar la gloria del
padre, aparece resumida en una frase de Jesús recogida por juan: yo he
venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia. |
Evangelio
según San Juan
1
En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Este
estaba en el principio con Dios. Todas las cosas por medio de él fueron hechas,
sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En él estaba la vida, y la vida
era la luz de los hombres. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas
no la dominaron. Hubo un hombre enviado por Dios, el cual se llamaba Juan. Este
vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran
por medio de él. El no era la luz, sino un testigo de la luz. La luz verdadera
que alumbra a todo hombre venia a este mundo. En el mundo estaba, ye el mundo
fue hecho por medio de él; pero el mundo no lo conoció. A lo suyo vino, pero
los suyos no lo recibieron. Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen
en su nombre, es dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Estos no nacieron de
sangre, ni por voluntad de carne, ni por voluntad de varón, sino
de Dios. Y el Verbo se hizo
carne y habito entre nosotros lleno de gracia y de verdad; y vimos su gloria,
gloria como del unigénito del Padre. Juan testificó de él diciendo: <Este
es de quien yo decía: “ El que viene después de mi es antes de mi, porque
era primero que yo”>. De su
plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia, porque la ley fue dada por
medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A
Dios nadie lo ha visto jamás; el unigénito Hijo, que esta en el seno del
Padre, él lo ha dado a conocer. Este
es el testimonio de Juan, cuando los Judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y
levitas a preguntarle: -¿Quién eres tú?
2
Al tercer día se celebraron unas bodas en Cana de Galilea, y estaba allí la
madre de Jesús. También fueron invitados a las bodas Jesús y
sus discípulos. Y falto vino. Entonces
la madre de Jesús le dijo: -No tienen vino. Jesús le dijo: -¿Qué
tiene que ver esto con nosotros, mujer? Aun no ha llegado mi hora. Su madre dijo
a los que servían: -Haced todo lo que el os diga. Había seis tinajas de piedra
para agua, dispuestas para el rito de la purificación de los judíos; en cada
una de ellas cabían dos o tres cantaros . Jesús le dijo: -Llenad de agua estas
tinajas. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: -Sacad ahora un poco y
presentadlo al encargado del banquete. Y se lo presentaron. Cuando el encargado
del banquete probo el agua hecha vino , saber de donde era (aunque si lo sabían
los sirvientes que habían sacado
el agua), llamo al esposo y le dijo: -Todo hombre sirve primero el buen vino, y
cuando han bebido, el inferior; sin embargo, tu has reservado el buen vino hasta
ahora. Este principio de señales hizo Jesús en Cana de Galilea, y manifestó
su gloria; y sus discípulos creyeron en el. Después de esto descendieron a
Capernaum el ,su madre , sus hermanos y sus discípulos; y se quedaron allí no
muchos días. Estaba cerca la pascua de los Judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
Encontró en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas , y a los
cambistas que estaban allí sentados e hizo un azote de cuerdas y hecho y hecho
fuera del templo a todos, con las ovejas y los bueyes; también desparramo las
monedas de los cambistas y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas:
-Quitad esto de aquí, y no convirtáis laa casa de mi padre en casa de mercado.
Entonces recordaron sus discípulos que esta escrito: “El celo de tu casa me
consumirá “. Los judíos respondieron y
le dijeron: -Ya que haces esto, ¿Qué señal nos muestras?.Respondió Jesús y
les dijo: - Destruid este y en tres días lo levantare. Entonces los judíos
dijeron: -En cuarenta y seis años fue edificado este Templo. ¿y tu en tres días
lo levantaras?. Pero el hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto cuando
resucito de entre los muertos, sus discípulos recordaron que había dicho esto,
y creyeron en la escritura y en la palabra de Jesús había dicho . Mientras
estaba en Jerusalén, en la fiesta de la pascua, muchos creyeron en su nombre al
ver las señales que hacia. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque los
conocía a todos ; y no necesitaba que nadie le explicara nada acerca del
hombre, pues sabia lo que hay en el hombre.
3
Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, dignatario de los judíos
. Este vino a Jesús de noche y le dijo:- Rabí, sabemos que has venido de Dios
como maestro , porque nadie puede hacer estas señales que tu haces, sino esta
Dios con el. Le respondió Jesús :- De cierto , de cierto te digo que el que no
nace de nuevo no puede ver el reinode Dios.
Nicodemo le pregunto: -¿Cómo
puede un hombre nacer siendo viejo? ¿ Puede acaso entrar por segunda vez en el
vientre de su madre y nacer?. Respondió Jesús: -De cierto ,de cierto te digo
que el que no nace de agua y del espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del espíritu, espíritu es. No
te maravilles de que te dije:" Os es necesario nacer de nuevo". El
viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de donde viene ni
a donde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu.
Le
pregunto Nicodemo: -¿Como puede hacerse esto? Jesús le respondió: -Tu, que
eres maestro de Israel, ¿no sabes esto?, De cierto, de cierto te digo que de lo
que sabemos, hablamos, y de lo que hemos visto, testificamos; pero no recibís
nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales y no creéis, ¿Como creeréis
si os digo las celestiales?. nadie subió al Cielo sino el descendió del cielo,
el hijo del hombre, que esta en el cielo. Y como Moisés levanto la serpiente en
el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado, para que
todo aquel que en el cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. "De tal
manera amo Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel
que en el cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su
hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por el.
El que en el cree no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado,
porque no ha creído en el nombre del unigénito hijo de Dios. Y esta es la
condenación: la luz vino al mundo, pero los hombres amaron mas las tinieblas
que la luz, por que sus obras eran malas, pues todo aquel que hace lo malo
detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al
descubierto. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de
manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Después de esto vino Jesús con
sus discípulos a tierras de Judea, y estuvo allí con ellos y bautizaba. También
juan bautizaba en Enon, junto a Salim, porque había allí muchas aguas. y la
gente llegaba y se bautizaba, pues aun no habían encarcelado a juan. Entonces
se produjo una discusión entre los discípulos de juan y de algunos judíos
acerca de la purificación. Y vinieron a juan y le dijeron: -Rabí, el que
estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tu diste testimonio, el también
bautizaba, y todos van a el. Respondió juan: -No puede el hombre recibir nada a
menos que le sea dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que
dije:" Yo no soy enviado delante de el". El que tiene a la esposa es
el esposo; pero el amigo del
esposo, el que esta a su lado y lo oye, se goza grandemente de la voz del
esposo. Por eso, mi gozo esta completo. Es necesario que el crezca, y que yo
disminuya. El que viene de arriba esta por encima de todos; el que es de la
tierra es terrenal y habla de cosas terrenales. El que viene del cielo esta por
encima de todos, y de lo que ha visto y oído testifica, pero nadie recibe
su testimonio. El que recibe su testimonio, ese atestigua que Dios es
veraz, porque aquel a quien Dios envió, las palabras de Dios habla, pues Dios
no da el Espíritu por medida. El
padre ama al hijo y ha entregado todas las cosas en su mano. El que cree en el
hijo tiene vida eterna; pero el que se niega a creer en el hijo no vera la vida,
sino que la ira de Dios esta sobre el.
4
Cuando , pues, el Señor supo que los fariseos habían oído decir:"Jesús
hace y bautiza mas discípulos que juan"(aunque Jesús no bautizaba, sino
sus discípulos), salió de Judea y se fue otra vez
a Galilea. Y le era
necesario pasar por Samaria. Fue ,pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar,
junto a la heredad de Jacob dio a su hijo José. Y estaba allí el pozo de
Jacob. Entonces Jesús, cansado del viaje, se sentó junto al pozo. Era como la
hora sexta. Llego una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: -Dame de
beber -pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos- . La
mujer samaritana le dijo: -¿Como tu ,siendo judío, me pides a mi de beber, que
soy mujer samaritana? -Porque judíos y samaritanos no se tratan entre si-.
Respondió Jesús y le dijo: -Si conocieras el Don de Dios, y quien es el que te
dice:"dame de beber",tu le pedirías, y el te daría agua viva. La
mujer le dijo: -Señor, no tienes con quien sacarla, y el pozo es hondo.¿De
donde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tu mayor que nuestro padre Jacob,
que nos dio este pozo, del cual bebieron el, sus hijos y sus ganados?. Jesús le
contesto: -Cualquiera que beba de esta agua volverá
a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás,
sino que el agua que yo le daré será en el una fuente de agua que salte para
vida eterna. La mujer le dijo: -Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed
ni venga aquí a sacarla. Jesús le
dijo: -Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: -No tengo
marido. Jesús le dijo: -Bien has dicho:"No tengo marido",porque cinco
maridos has tenido y el que ahora tienes no
es tu marido. Esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: -Señor, parece que
tu eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, pero vosotros decís
que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: -Mujer, créeme
que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adorareis al padre.
Vosotros adorareis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos, porque
la salvación viene de los judíos. Pero la hora viene, y ahora es, cuando los
verdaderos adoradores adoraran al
Padre en espíritu y en verdad, porque también el padre tales adoradores busca
que lo adoren. Dios es espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad
es necesario que lo adoren. Le dijo
la mujer: -Se que ha de venir el Mesías, llamado el cristo; cuando el venga nos
declarara todas las cosas. Jesús le dijo: -Yo soy, el que habla contigo. En
esto llegaron sus discípulos y se asombraron de que hablara con una mujer; sin
embargo, ninguno dijo:"¿Preguntas?" o "¿Que hablas con
ella"?.Entonces la mujer dejo su cántaro, fue a la ciudad y dijo a los
hombre: -Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho.¿No será
este el Cristo?. Entonces salieron de la ciudad y vinieron a el. Entre tanto,
los discípulos le rogaban, diciendo: -Rabí, come. El le dijo: -Yo tengo una
comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos se decían
entre si: -¿Le habrá traído alguien de comer?. Jesús le dijo: -Mi comida es
que haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra. ¿No decís
vosotros:"Aun falta cuatro meses para que segué la siega"?. Yo os
digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la
siega. Y el que siega recibe salario y recoge fruto para vida eterna, para que
el que siembra se goce juntamente con el que siega. En esto es verdadero el
dicho:"Uno es el que siembra y otro es el que siega". Yo os he enviado
a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron y vosotros habéis entrado
en sus labores. Muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en el
por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo:"Me dijo
todo lo que he hecho". Entonces vinieron los samaritanos a el le rogaron
que se quedara con ellos, y se quedo allí dos días. Muchos mas creyeron por la
palabra de el, y decían a la mujer: -Ya no creemos solamente por lo que has
dicho, pues nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente este es el
salvador del mundo, el Cristo. Dos días después salió de allí y fue a
galilea, pues Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no se le honra en su
propia tierra. Cuando llego a galilea, los galileos lo recibieron, pues había
visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta, porque también
ellos habían ido a la fiesta. Fue,
pues, Jesús otra vez a cana de galilea, donde había convertido
el agua en vino. Había en capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba
enfermo. Cuando oyó aquel que Jesús había llegado de Judea a galilea fue a el
y le rogó que descendiera y sanara a su hijo, que estaba a punto de morir.
Entonces Jesús le dijo: - Si no veis señales y prodigios, no creeréis. El
oficial del rey le dijo: - Señor, desciende antes que mi hijo muera. Jesús le
dijo: -Vete, tu hijo vive. El hombre creyó la palabra de Jesús le dijo, y se
fue. Cuando el ya descendía, sus siervos salieron a recibirlo, y le informaron
diciendo: - Tu hijo vive. Entonces el se pregunto a que hora había comenzado a
mejorar. Le dijeron: - Ayer, a la hora séptima, le paso la fiebre. El padre
entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: “Tu
hijo vive”. Y creyó el con toda
su casa. Esta segunda señal hizo Jesús cuando fue de Judea a galilea.
5
Después de esto había una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en
hebreo betesda, el cual tiene cinco pórticos. En estos yacía una multitud de
enfermos, ciegos, cojos, y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua,
porque un ángel descendía de
tiempo en tiempo al estanque y agitaba el agua; el que primero descendía al
estanque después del movimiento del agua quedaba sano de cualquier enfermedad
que tuviera. Había allí un hombre que hacia allí treinta y ocho años que
estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado y supo que llevaba ya mucho tiempo
así, le dijo: - ¿Quieres ser san? El enfermo le respondió: -Señor no tengo
quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; mientras yo voy, otro
desciende antes que yo. Jesús le
dijo: - levántate, toma tu camilla y anda. Al instante aquel hombre fue sanado,
y tomo su camilla y anduvo. Era sábado aquel día. Entonces los judíos dijeron
a aquel que había sido sanado: - Es sábado; no te es permitido cargar
tu camilla. El respondió: - El que me sano, el mismo me dijo: “ toma tu
camilla y anda”. Entonces le preguntaron: -¿quién es el que te dijo: “toma
tu camilla y anda”? pero el que había sido sanado no sabia quien era, porque
Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar. Después lo
hallo Jesús en el templo y le dijo: -mira, has sido sanado; no peques mas, para
que no te suceda algo peor. El hombre se fue y contó a los judíos que Jesús
era quien lo había sanado. Por esta causa los judíos lo perseguían a Jesús e
intentaban matarlo, porque hacia
estas cosas en sábado. Jesús le
respondió: - mi padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos
aun mas intentaban matarlo, porque no solo quebrantaba el sábado, sino que
también decía que Dios era su propio padre, haciéndose igual a Dios. Respondió
entonces Jesús y les dijo: - de cierto, de cierto os digo: no puede el hijo
hacer nada por si mismo, sino lo que ve hacer al padre. Todo lo que al padre
hace, también lo hace el hijo igualmente, porque el padre ama al hijo y le
muestra todas las cosas que el hace; y mayores obras que estas le mostrara, de
modo que vosotros os admiréis. Como
el padre levanta a los muertos y les da vida, así también el hijo a los que
quiere da vida, porque el padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al
hijo, para que todos honren al hijo como honran al padre.
El que no honra al hijo no honra al padre, que lo envío. De cierto, de
cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envío tiene vida eterna,
y no vendrá a condenación, sino que ha pasado
de muerte a vida. De cierto, de cierto
os digo: Viene a la hora, y ahora es, y los que la oigan vivirán. Como
el padre tiene vida en si mismo, así también ha dado al hijo el tener vida en
si mismo; y además, le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el hijo del
hombre. No os asombréis de esto, porque llegara a la hora cuando todos los que
están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno saldrán a
resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrección de
condenación. No puedo yo hacer nada por mi mismo; según oigo, así juzgo, y mi
juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del padre, que me
envío. Si yo doy testimonio acerca de mi mismo, mi testimonio no es verdadero.
Otro es el que da testimonio acerca de mi, y se que el testimonio que da de mi
es verdadero. Vosotros enviasteis mensajeros a juan, y el dio testimonio de la
verdad. Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; sin embargo, digo esto
para que vosotros seáis salvos. El era antorcha que ardía y alumbraba, y
vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz. Pero yo tengo un
testimonio mayor que el de juan: las obras que el padre me dio para que
cumpliera, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mi, de que el padre
me ha enviado. También el padre, que me envío, ha dado testimonio de mi. Nunca
habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, ni tenéis su palabra morando
en vosotros, porque no creéis a quien el envío. Escudriñad las escrituras,
porque ha vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son
las que dan testimonio de mi; y no queréis venir a mi para que tengáis vida.
Gloria de los hombres no recibo. Pero yo os conozco, que no tenéis el amor de
Dios en vosotros. Yo he venido en nombre de mi padre y no me recibís; si otro
viniera en su propio nombre, a ese recibiríais. ¿Cómo podéis vosotros creer,
pues recibís gloria los unos de los otros y no buscáis la gloria que viene del
Dios único? No penséis que yo voy acusaros delante del padre.
Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza, es quien os acusa, porque si
creyerais a moisés, me creeríais a mi, porque de mi escribió el. Pero si no
creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?.
6
Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de galilea, el de tiberias. Y
lo seguía una gran multitud, porque veían las señales que hacia en los
enfermos. Entonces subió Jesús a un monte y se sentó allí con sus discípulos.
Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. Cuando alzo Jesús los ojos
y vio que había venido a el una gran multitud, dijo a Felipe: -¿de donde
compraremos pan que coman estos? Pero esto decía para probarlos, porque el
sabia lo que iba hacer. Felipe le respondió: - doscientos denarios de pan no
bastarían para que cada uno de ellos tomara un poco. Uno de sus discípulos,
Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: - aquí hay un muchacho que tiene
cinco panes de cebada y dos pescados; pero ¿qué es esto para tantos? Entonces
Jesús dijo: - haced recostar a la gente. Había mucha hierba en aquel lugar, y
se recostaron como en numero de
cinco mil hombres. Tomo Jesús aquellos panes y, después de dar gracias, los
repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban
recostados; de igual manera hizo con los pescados, dándoles cuanto querían. Y
cuando se saciaron, dijo a sus discípulos: - recoged los pedazos que sobraron,
para que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos
que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido. Entonces
aquellos hombres, al ver la señal que Jesús había hecho, dijeron:
“Verdaderamente este es el profeta que había de venir al mundo”. Pero
entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de el y hacerlo rey, volvió
a retirarse al monte el solo. Al
anochecer descendieron sus discípulos al mar, y entraron en una barca iban
cruzando el mar hacia capernaum. Ya había oscurecido, y Jesús todavía no había
venido a ellos. El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento. Cuando
habían remando como
veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se
acercaba a la barca, y tuvieron miedo. Pero el les dijo: - yo soy; no temáis.
Entonces ellos lo recibieron con gusto en la barca, la cual llego en seguida a
la tierra a donde iban. Al día siguiente, la gente que estaba al otro lado del
mar se dio cuenta de que no había habido
allí mas que una sola barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus
discípulos, sino que estos se habían ido solos. Pero otras barcas habían
llegado de tiberias junto a lugar
donde habían comido el pan después de haber dado gracias al señor. Cuando
vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en
las barcas y fueron a capernaum, buscando a Jesús. Y hallándolo al otro lado
del mar, le preguntaron: - Rabí, ¿cómo llegasteis acá? Respondió Jesús y
les dijo: - De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis
visto las señales, sino porque comisteis el pan y
os saciasteis. Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida
que permanece para vida eterna, la cual os dará el hijo del hombre,
porque a este señalo Dios, el padre. Entonces le preguntaron: ¿qué debemos
hacer para poner en practica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: -
Esta es la obra de Dios, que creáis en aquel que el ha enviado. Entonces le
dijeron: - ¿Qué señal, pues, haces tu, para que veamos y te creamos? ¿qué
obra haces? Nuestros padres comieron el mana en el desierto, como esta escrito:
“ les dio a comer pan del cielo”. Y Jesús le dijo: - de cierto, de cierto
os digo: moisés no os dio el pan del cielo, pero mi padre os da el verdadero
pan del cielo, porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida
al mundo. Le dijeron: - Señor, danos siempre este pan. Jesús les respondió: -
yo soy el pan de vida. El que a mi viene nunca tendrá hambre, y el que
a mi cree no tendrá sed jamás.
Pero ya os he dicho que, aunque me habéis visto, no creéis. Todo lo que el
padre me da, vendrá a mi, y al que a mi viene, no lo hecho fuera. He descendido
del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envío. Y la
voluntad del padre, que me envío, es que no pierda yo nada de todo lo que el me
da, sino que lo resucite en el día final. Y esta es la voluntad del que me ha
enviado: que todo aquel que ve al hijo y cree en el tenga vida eterna; y yo la
resucitare en el día final. Murmuraban entonces de el los judíos, porque había
dicho: “yo soy el pan que descendió del cielo”, y decían: - este, ¿no es
Jesús el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿cómo dice
ahora: “del cielo he descendido”?. Jesús respondió y les dijo: - no murmuréis
entre vosotros. Nadie puede venir a mi, si el padre, que me envío, no lo atrae;
y yo lo resucitare en el día final. Escrito esta en los profetas: “ y todos
serán enseñados por Dios”. Así que, todo aquel que oye al padre y aprende
de el, viene a mi. No que alguien
haya visto al padre; solo aquel que viene de Dios , ese ha visto al padre. De
cierto, de cierto os digo: el que cree en mi tiene vida eterna. Yo soy el pan de
vida. Vuestros padres comieron el mana en el desierto, y aun así murieron. Este
es el pan que desciende del cielo para que no muera quien coma de el. Yo soy el
pan vivo que descendió del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del
mundo. Entonces los judíos discutían entre si, diciendo: - ¿cómo puede este
darnos a comer su carne? Jesús les
dijo: - de cierto, de cierto os digo: si no coméis la carne del hijo del
hombre y bebéis su sangre, no tenéis
vida en vosotros. El que come mi
carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo la resucitare en el día final,
porque mi carne es verdadera comida
y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece
en mi y yo en el. Así como me envío el
padre viviente y yo vivo por el
padre, también el que come vivirá por mi. Este es el pan que descendió del
cielo; no como vuestros padres, que comieron el
mana y murieron; el que come este pan vivirá eternamente. Estas cosas
dijo en capernaum, enseñando en una sinagoga. Al oír esto, muchos de sus discípulos
dijeron: - dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? Sabiendo Jesús
en si mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: -¿ esto os
escandaliza? ¿pues que, si vierais al hijo del hombre subir a donde estaba
primero? El espíritu es el que da vida; la carne para nada
aprovecha. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Pero hay de algunos de vosotros que no creen – porque Jesús sabia desde el
principio quienes eran los que no
creían y quien lo había de entregar-. Y dijo: - por eso os he dicho que
ninguno puede venir a mi, si no le es dado del padre. Desde entonces muchos de
sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con el. Dijo entonces Jesús a
los doce: - ¿queréis acaso iros también
vosotros? Le respondió Simón Pedro: - señor, ¿a quien iremos? Tu tienes
palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tu eres el
Cristo, el hijo del Dios viviente. Jesús les respondió: - ¿ no os he escogido
yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es el diablo?. Hablaba de judas
iscariote hijo de Simón, porque el era el que iba a entregar,
y era uno de los doce.
7
Después de esto andaba Jesús en galilea, pues no quería andar en Judea,
porque los judíos intentaban matarlo. Estaba cerca la fiesta de los judíos, la
de los tabernáculos, y le dijeron sus hermanos: - Sal de aquí, y vete a Judea,
para que también tus discípulos vean las obras que haces, porque ninguno que
procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate
al mundo. Ni aun sus hermanos creían en el. Entonces Jesús les dijo: - mi
tiempo aun no ha llegado, pero vuestro tiempo siempre esta preparado. No puede
el mundo odiaros a vosotros; pero a mi me odia, porque yo testifico de el, que
sus obras son malas. Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa
fiesta, porque mi tiempo aun no se ha cumplido. Y habiéndoles dicho esto se
quedo en galilea. Pero después que sus hermanos subieron, entonces el también
subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto. Y lo buscaban los judíos
en la fiesta, y decían: - ¿dónde estará aquel? Y había mucha murmuración
acerca de el entre la multitud,
pues unos decían: “es bueno”; pero otros decían: “no, sino que engaña
al pueblo”. Sin embargo, ninguno hablaba abiertamente de el por miedo a los
judíos. Pero a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba. Y se
admiraban los judíos, diciendo: - ¿cómo sabe este letras sin haber estudiado?
Jesús le respondió y dijo: - mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envío.
El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios o
si yo hablo por mi propia cuenta. El que habla por su propia cuenta, su propia
gloria busca; pero el que busca la gloria del que lo envío, este es verdadero y
no hay en el injusticia. ¿no os
dio moisés la ley? Sin embargo, ninguno de vosotros la cumple. ¿por qué
intentáis matarme? Respondió la multitud y dijo: - demonio tienes, ¿quién
intenta matarte? Jesús respondió y les dijo: - una obra hice y todos os admiráis,
por cierto, moisés os dio la circuncisión –no porque sea de moisés, sino de
los padres-, y en sábado circuncidáis al hombre. Si recibe el hombre la
circuncisión en sábado, para que la ley de moisés no sea quebrantada, ¿os
enojáis conmigo porque en sábado sane completamente a un hombre?. No juzguéis
según las apariencias, sino juzgad con
justo juicio. Decía entonces unos de Jerusalén: -¿ no es
a este a quien buscan para matarlo? Pues mirad, habla públicamente y no
le dicen nada. ¿ habrá reconocido en verdad las autoridades que este es el
Cristo? Pero este, sabemos de donde es; sin embargo, cuando venga el Cristo,
nadie sabrá de donde es. Jesús entonces, enseñando en el templo, alzo la voz
y dijo: - a mi me conocéis y sabéis de donde soy; no he venido de mi mismo,
pero el que me envío, a quien vosotros no conocéis, es verdadero. Pero yo lo
conozco, porque de el procedo, y el me envío. Entonces intentaban prenderlo,
pero ninguno le hecho mano, porque aun no había llegado su hora. Y muchos de la
multitud creyeron en el y decían: - el Cristo, cuando venga, ¿hará mas señales
que las que este hace?. Los fariseos oyeron a la gente que murmuraban de el
estas cosas. Entonces los principales sacerdotes y los fariseos enviaron
guardias para que lo prendieran. Y
Jesús dijo: - todavía estaré con vosotros algún tiempo, y luego iré al que
me envío. Me buscareis, pero no me hallareis, y a donde yo estaré, vosotros no
podréis ir. Entonces los judíos dijeron
entre si: - ¿a donde se ira este , que no lo hallaremos? ¿ se ira a los
dispersos entre los griegos y enseñara a los griegos? ¿qué significa esto que
dijo: “ me buscareis, pero no me hallareis, y a donde yo estaré, vosotros no
podéis ir”?. En el ultimo y gran
día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzo la voz, diciendo: -si alguien
tiene sed, venga a mi y beba. El
que cree en mi, como dice la escritura, de su interior brotaran ríos de agua
viva. Esto dijo del espíritu que
habían de recibir los que creyeran en el, pues aun no había venido el espíritu
santo, porque Jesús no había sido aun glorificado. Entonces algunos de la
multitud, oyendo estas palabras, decían: “verdaderamente este es el
profeta”. Otros decían: “este es el Cristo”. Pero algunos decían: “¿de
galilea ha de venir el Cristo? ¿ no dice la escritura que la descendencia de
David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?”
hubo entonces división entre la gente a causa de el. Y algunos de ellos querían
prenderlo, pero ninguno le hecho mano. Los guardias vinieron a los principales
sacerdotes y a los fariseos. Entonces estos les preguntaron: - ¿por qué no lo
habéis traído? Los guardias respondieron: - ¡ jamás hombre alguno ha hablado
como este hombre!. Entonces los fariseos les preguntaron: -¿ también vosotros
habéis sido engañados? ¿acaso ha creído en el alguno de los gobernantes o de
los fariseos?. Pero esta gente que no sabe la ley, maldita es. Les
dijo nicodemo, el que vino a el de noche, el cual era uno de ellos: - ¿juzga
acaso nuestra ley a un hombre si primero no lo oye y sabe lo que ha hecho?.
Respondieron y le dijeron: - ¿eres
tu también Galileo? Escudriña y
ve que de galilea nunca se ha levantado un profeta.
8
Y cada uno se fue a su casa, pero Jesús se fue al monte de los olivos. Por la
mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a el; y sentándose, les enseñaba.
Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer
sorprendida en adulterio y , poniéndola en medio, le dijeron: - maestro,
esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio, y en la ley nos
mando moisés apedrear a tales mujeres. Tu, pues, ¿qué dices?. Esto decían
probándolo, para tener de que acusarlo. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo,
escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezo
y les dijo: - el que de vosotros este sin pecado sea el primero en arrojar la
piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo
en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados
por su conciencia, fueron saliendo uno a uno, comenzando
desde los mas viejos hasta los mas jóvenes; solo quedaron Jesús y la
mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús y no viendo a nadie sino a la
mujer, le dijo: - mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿ ninguno te
condeno? Ella dijo: - ninguno, señor. Entonces Jesús le dijo: - ni yo te
condeno; vete y no peques mas. Otra vez Jesús les hablo, diciendo: - yo soy la
luz del mundo; el que me sigue no andará en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Entonces los fariseos le dijeron:
- tu das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es valido. Respondió
Jesús y les dijo: - aunque yo doy testimonio acerca de mi mismo, mi testimonio
es valido, porque se de donde he venido y a donde voy; pero vosotros no sabéis
de donde vengo ni a donde voy. Vosotros
juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie. Sic yo juzgo, mi juicio es según
la verdad, porque no soy yo solo, sino yo y el padre que me envío. Y en vuestra
ley esta escrito que el testimonio de dos hombres es valido. Yo soy el que doy
testimonio de mi mismo. También el padre que me envío da testimonio de mi.
Ellos dijeron: - ¿dónde esta tu padre? Respondió Jesús: - ni a mi me conocéis,
ni a mi padre; si a mi me conocierais, también a mi padre conoceríais. Estas
palabras hablo Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y
nadie lo prendió, porque aun no había llegado su hora. Otra vez les dijo Jesús:
- yo me voy, y me buscareis, pero en vueestro pecado moriréis; a donde yo voy,
vosotros no podéis ir. Decían entonces los judíos: - ¿acaso pensara matarse,
que dice: “a donde yo voy, vosotros no podéis ir”?.
Y el les dijo: - vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois
de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso os dije que moriréis en
vuestros pecados; si no creéis que yo soy, en
vuestros pecados moriréis. Entonces le dijeron: - tu, ¿quién eres?
Entonces Jesús les dijo: - lo que desde el principio os he dicho. Muchas cosas
tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envío es verdadero, y yo,
lo que he oído de el, esto hablo al mundo. Pero no entendieron que les
hablaba del padre. Les dijo , pues, Jesús: - cuando hayáis levantado al
hijo del hombre, entonces conoceréis que yo soy y que nada hago por mi mismo,
sino que, según me enseño el padre, así hablo, porque
el que me envío, conmigo esta; no me ha dejado solo el padre, porque yo
hago siempre lo que le agrada. Al hablar de estas cosas, muchos creyeron en el.
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en el: - si vosotros
permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis
la verdad y la verdad os hará libres. Le respondieron: - descendientes de
Abraham somos y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿cómo dices tu: “seréis
libres”?. Jesús les respondió: - de cierto, de cierto os digo que todo aquel
que practica el pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa
para siempre; el hijo si queda para siempre. Así que, si el hijo os liberta,
seréis verdaderamente libres. Se
que sois descendientes de Abraham; sin embargo intentáis matarme, porque mi
palabra no halla cabida en vosotros. Yo hablo lo que he visto estando junto al
padre, y vosotros hacéis lo que habéis oído junto a vuestro padre.
Respondieron y dijeron: - nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: - si
fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham
haríais. Pero ahora intentáis matarme a mi, que os he hablado
la verdad, la cual he oído de Dios. No hizo esto Abraham. Vosotros hacéis
las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: - ¡ nosotros
no hemos nacido de fornicacion! ¡un padre tenemos: Dios!. Jesús
entonces les dijo: - si vuestro padre fuera Dios, entonces me amaríais, porque
yo de Dios he salido y he venido, pues no he venido de mi mismo, sino que el me
envío. ¿ por que no entendéis mi lenguaje?. Porque no podéis escuchar mi
palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre
queréis hacer. El ha sido homicida
desde el principio y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en el.
Cuando habla mentira, de suyo habla, pues es mentiroso y padre de mentira. Pero
a mi, que digo la verdad, no me creéis. ¿ quien de vosotros puede acusarme de
pecado? Y si digo la verdad, ¿ por que vosotros no me creéis? El que es de
Dios, las palabras de Dios oye; pero esto
no lo oís vosotros, porque no sois de Dios. Respondieron entonces los judíos,
y le dijeron: - ¿no decimos bien nosotros, que tu eres samaritano y que tienes
demonio? Respondió Jesús: - yo no tengo demonio, antes honro a mi padre; y
vosotros me deshonráis. Pero yo no busco mi gloria; hay quien la busca y juzga.
De cierto, cierto os digo que el que guarda mi palabra nunca vera muerte.
Entonces los judíos le dijeron: -ahora nos convencemos de que tienes demonio.
Abraham murió, y los profetas; y tu dices: “ el que guarda mi palabra nunca
sufrirá muerte”. ¿ eres tu acaso mayor
que nuestro padre Abraham, el cual murió? ¡también los profetas
murieron! ¿ quien crees que eres?. Respondió Jesús: - si yo me glorifico a mi
mismo, mi gloria nada es; mi padre es el que me glorifica, el que vosotros decís
que es vuestro Dios. Vosotros no lo conocéis. Yo si lo conozco y, si
digo que no lo conozco, seria mentiroso como vosotros; poro lo conazo y guardo
su palabra. Abraham, vuestro padre, se gozo que había de ver mi día; y lo vio
y se gozo. Entonces le dijeron los judíos: - aun no tienes cincuenta años, ¿
y has visto a Abraham?. Jesús les
dijo: - de cierto, de cierto os digo: antes que Abraham fuera, yo soy. Tomaron
entonces piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió del
templo y , atravesando por en medio
de ellos, se fue.
9
Al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron
sus discípulos, diciendo: - rabí, ¿quién peco, este o sus padres,
para que haga nacido ciego? Respondió Jesús: - no es que peco este, ni sus
padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en el. Me es necesario
hacer las obras del que me envío, mientras dura el día; la noche viene, cuando
nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto,
escupió en tierra, hizo lodo con la saliva y unto con el lodo los ojos del
ciego, y le dijo: -ve a lavarte en el estanque de siloe – que significa
“enviado”-. Entonces se fue, se lavo y regreso viendo. Por eso, los vecinos
y los que antes lo habían visto que era ciego, decían: - ¿no es este el que
se sentaba y mendigaba? Unos decían: “el es”. Otros: “a el se parece”.
El decía: “yo soy”. Entonces le preguntaron: -¿cómo te fueron abiertos
los ojos? Respondió el y dijo: -
aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo , me unto los ojos y me dijo: “ve a
siloe y lávate”. Fui, pues, me lave y recibí la vista. Entonces le
dijeron: -¿dónde esta el? El dijo: - no lo se. Llevaron ante los fariseos al
que había sido ciego. Y era sábado cuando Jesús hecho el lodo y le había
abierto los ojos. Volvieron, pues,
a preguntarle también los fariseos como había recibido la vista. El les dijo:
- me puso lodo sobre los ojos, me lave y veo. Entonces algunos de los
fariseos decían: -ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el sábado.
Otros decían: -¿ como puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había
divisiones entre ellos. Entonces le preguntaron otra vez al ciego: -¿ que dices
tu del que te abrió los ojos? El contesto: - que es profeta. Pero los judíos
no creyeron que el había sido ciego y que había recibido la vista, hasta que
llamaron a los padres del que había recibido la vista, y les preguntaron,
diciendo: -¿ es este vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿cómo,
pues, ve ahora? Sus padres
respondieron y le dijeron: - sabemos que este es nuestro hijo y que nació
ciego; pero como ve ahora, no lo sabemos, o quien le haya abierto los ojos,
nosotros tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a el; el hablara por
si mismo. Esto dijeron sus padres porque tenían miedo de los judíos, por
cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesaba que Jesús era el
Mesías, fuera expulsado de la sinagoga. Por eso dijeron sus padres: “ edad
tiene, preguntadle a el”. Llamaron nuevamente al hombre que había sido ciego,
y le dijeron: -¡ da gloria a Dios! Nosotros sabemos que ese hombre es pecador.
Entonces el respondió y dijo: - si
es pecador, no lo se; una cosa se, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. Le
volvieron a decir: -¿ que te hizo? ¿cómo te abrió los ojos? El respondió: -
ya os lo he dicho y no habéis escuchado, ¿por qué
lo queréis oír otra vez? ¿queréis también vosotros haceros sus discípulos?
Entonces lo insultaron, y le dijeron: - tu eres su discípulo, pero nosotros,
discípulos de moisés somos. Nosotros sabemos que Dios ha hablado a moisés,
pero respecto a ese, no sabemos de donde ha salido. Respondió el hombre y le
dijo: - pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de donde ha salido,
y a mí me abrió los ojos. Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si
alguno es temeroso de Dios y hace
su voluntad, a ese oye. Nunca se ha oído decir
que alguien abriera los ojos a uno que nació ciego. Si este no viniera
de Dios, nada podría hacer. Respondieron y le dijeron: - tu naciste del todo en
pecado, ¿ y nos enseñas a nosotros? Y los expulsaron.
Oyó Jesús que lo habían expulsado y hallándolo, le dijo: -¿crees tu
en el hijo de Dios? Respondió el y dijo: - ¿ quien es, señor, para que crea
en el? Le dijo Jesús: - pues lo has visto; el que habla contigo, ese es.
Y el le dijo: - creo, señor –y lo adoro. Dijo Jesús: -para juicio he
venido yo a este mundo, para los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados.
Entonces algunos de los fariseos que estaban con el, al oír esto, le dijeron: -
¿acaso también nosotros somos ciegos? Jesús le respondió: - si fuerais
ciegos no tendríais pecado, pero ahora, porque decís: “vemos”, vuestro
pecado permanece.
10
De cierto, de cierto os digo: el
que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra
parte, ese es ladrón y salteador. Pero el que entra por la puerta, el pastor de
las ovejas es. A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas
llama por nombre y las saca. Y
cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas lo
siguen porque conocen su voz. Pero al extraño no seguirán, sino que
huirán de el, porque no conocen la voz de los extraños. Esta alegoría
les dijo Jesús, pero ellos no entendieron que era lo que les quería decir.
Volvió, pues, Jesús a decirles: - de cierto, de cierto os digo: yo soy la
puerta de las ovejas. Todos los que antes de mi vinieron, ladrones son y
salteadores, pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta: el que por mi
entre será salvo, entrara y saldrá, y hallara pastos. El ladrón no viene sino
para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las
ovejas. Pero el asalariado, que no es el pastor, de quien no son propias las
ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas
y las dispersa. Así que el asalariado huye porque es asalariado y no le
importan las ovejas. Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me
conocen, así como el padre me conoce y yo conozco al padre;
y pongo mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son
de este redil; a esas también debo atraer y oirán mi voz, y habrá un
rebaño y un pastor. Por eso me ama el padre, porque
yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de
mi mismo la pongo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar.
Este mandamiento recibí de mi padre.
Volvió a haber división entre los judíos por estas palabras. Muchos de
ellos decían: - demonio tiene y esta fuera de si. ¿por qué lo oís? Decían
otros: - estas palabras no son de endemoniado. ¿puede acaso el demonio abrir
los ojos de los ciegos?. Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación.
Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. Lo
rodearon los judíos y le dijeron: -¿ hasta cuando nos tendrás en suspenso? Si
tu eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús le respondió: - os lo he
dicho, y no creéis. Las obras que yo hago en nombre de mi padre, ellas dan
testimonio de mi; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como
os he dicho. Mis ovejas oyen mí voz y yo las conozco, y me siguen; yo les doy
vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatara de mi mano. Mi
padre, que me las dio, mayor que todos es, y nadie las puede arrebatar de la
mano de mi padre. El padre y yo uno somos. Entonces los judíos volvieron a
tomar piedras para apedrearlo. Jesús les respondió: - muchas buenas obras os
he mostrado de mi padre; ¿por cual de ellas me apedreáis? Le respondieron los
judíos, diciendo: - por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia,
porque tu, siendo hombre, te haces Dios. Jesús le respondió: - ¿ no esta
escrito en vuestra ley: “yo dije, dioses sois”? Si llamo dioses a aquellos a
quienes vino la palabra de Dios (y las escritura no puede ser quebrantada), ¿al
que el padre santifico y envío al mundo, vosotros decís: “tu blasfemas”,
porque dije: “hijo de Dios soy”? si no hago las obras de mi padre, no me creáis.
Pero si las hago, aunque no me creáis
a mi, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el padre esta en mi y
yo en el padre. Intentaron otra vez
prenderlo, pero el se escapo de sus manos. Y se fue de nuevo al otro lado del
jordán, al lugar donde primero había estado bautizando juan, y se quedo allí.
Muchos acudían a el, y decían: - juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero
todo lo que juan dijo de este era verdad. Y muchos creyeron en el allí.
11
Estaba enfermo uno llamado Lázaro, de betania, la aldea de María y de marta,
su hermana. (María, cuyo hermano lazado estaba enfermo, fue la que ungió al señor
con perfume y le seco los pies con sus cabellos). Enviaron, pues,
las hermanas a decir a Jesús: - señor, el que amas esta enfermo. Jesús,
al oírlo, dijo: - esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de
Dios, para que el hijo de Dios sea glorificado por ella.
Y amaba Jesús a marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que
estaba enfermo, se quedo dos días mas en el lugar donde estaba. Luego, después
de esto, dijo a los discípulos: -vamos de nuevo a Judea. Le dijeron
los discípulos: - rabí, hace poco los judíos intentaban apedrearte, ¿y
otra vez vas allá?. Respondió Jesús:
-¿ no tiene el día doce horas? El que annda de día no tropieza, porque ve la
luz de este mundo; pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en el.
Dicho esto, agrego: - nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo.
Dijeron entonces sus discípulos: - señor, si duerme, sanara. Jesús decía
esto de la muerte de Lázaro, por ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño.
Entonces Jesús les dijo claramente: - Lázaro ha muerto, y me alegro por
vosotros de no haber estado allí, para que creáis; pero vamos a el. Dijo
entonces tomas, llamado didimo, a sus discípulos: -vamos
también nosotros, para que muramos con el. Llego, pues, Jesús y hallo
que hacia ya cuatro días que Lázaro
estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince
estadios, y muchos de los judíos habían venido a marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces marta, cuando oyó que Jesús llegaba, salió
a encontrarlo, pero María se quedo en casa. Marta dijo a Jesús: - señor, si
hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero también se ahora que
todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: - tu hermano
resucitara. Marta le dijo: -yo se que resucitara en la resurrección, en el día
final. Le dijo Jesús: -yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mi,
aunque este muerto, vivirá. Y todo aquel que viví y cree en mi, no morirá
eternamente. ¿crees esto?. Le dijo: - si, señor;
yo he creído que tu eres el Cristo, el hijo de Dios, que has venido al
mundo. Habiendo dicho esto, fue y llamo a María su hermana, diciéndole en
secreto: - el maestro esta aquí, y te llama. Ella cuando lo oyó, se levanto de
prisa y fue a el. Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba
en el lugar donde marta lo había encontrado. Entonces los judíos que estaban
en casa con ella y la consolaban,
cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la
siguieron, diciendo: - va al sepulcro, a llorar allí. María, cuando llego a
donde estaba Jesús, al verlo, se postro a sus pies, diciéndole:- señor, si
hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Jesús entonces, al verla
llorando y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció
en espíritu y se conmovió, y pregunto: -¿dónde lo pusisteis? Le dijeron: -
señor, ven y ve. Jesús lloro. Dijeron entonces los judíos: - ¡
mirad cuanto lo amaba!. Y a algunos de ellos dijeron: - ¿no podía este,
que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?. Jesús,
profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva y tenia una
piedra puesta encima. Dijo Jesús: - quitad la piedra. Marta, la hermana del que
había muerto, le dijo: - señor, hiede ya, porque lleva cuatro días. Jesús le
dijo: -¿no te he dicho que si crees veras la gloria de Dios? Entonces quitaron
la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo
alto, dijo: - padre, gracias te doy por haberme oído. Yo se que siempre me
oyes; pero lo dije por causa de la multitud que esta alrededor, para que crean
que tu me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamo a gran voz: - ¡ Lázaro,
ven fuera !. Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con
vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: - desatadlo y
dejadlo ir. Entonces muchos de los judíos que habían ido para acompañar a María
y vieron lo que había hecho Jesús, creyeron en el. Pero algunos de ellos
fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho. Entonces los
principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: - ¿ Que
haremos?, pues este hombre hace muchas señales. Si lo dejamos así, todos creerán
en el, y vendrán los romanos y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.
Entonces caifas, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: -vosotros no
sabéis nada, ni os dais cuenta de que nos
conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.
Esto no lo dijo por si mismo, sino que
como era el sumo sacerdote aquel año,
profetizo que Jesús había de morir por la nación;
y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los
hijos de Dios que estaban dispersos. Así desde aquel día acordaron matarlo.
Por eso, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejo
de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y se
quedo allí con sus discípulos. Se acercaba la pascua de los judíos, y muchos
subieron de aquella región a Jerusalén, antes de la pascua, para purificarse.
Buscaban a Jesús y se preguntaban unos a otros en templo: - ¿qué os parece?
¿no vendrá a la fiesta? Los principales sacerdotes y los fariseos habían dado
orden de que si alguno se enteraba
de donde estaba, informara de ello, para prenderlo.
12
Seis días antes de la
pascua fue Jesús a betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto y
a quien había resucitado de los muertos. Y le hicieron allí una cena; marta
servia y Lázaro era uno de los que
estaban sentados a la mesa con el. Entonces María tomo la
una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de
Jesús y los seco con sus cabellos; y la
casa se lleno del olor del perfume. Dijo uno de sus discípulos, judas iscariote
hijo de Simón, el que lo había de entregar: -¿por qué no se vendió este
perfume por trescientos denarios y se dio a los pobres? Pero dijo esto,
no porque se preocupara por los pobres, sino porque era ladrón y,
teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. Entonces Jesús dijo:
-Déjala, para el día de mi sepultura ha guardado esto. A
los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mi no siempre me
tendréis. Gran multitud de los judíos supieron entonces que el estaba allí, y
fueron, no solamente por causa de Jesús, sino también para ver a Lázaro, a
quien había resucitado de los muertos. Pero los principales sacerdotes
acordaron dar muerte también a Lázaro, porque a causa de el muchos de los judíos
se apartaban y creían en Jesús. El siguiente día, grandes multitudes que habían
ido a la fiesta, al oír que Jesús llegaba a Jerusalén, tomaron ramas
de palmera y salieron a recibirlo, y clamaban: - ¡ hosana ¡ ¡Bendito el que
viene en el nombre del señor, el rey de Israel!.
Hallo Jesús un asnillo y monto sobre el, como esta escrito: “ no
temas, hija de Sión; tu rey viene, montado sobre un pollino de asna”. Estas
cosas no las entendieron sus discípulos al principio, pero cuando Jesús fue
glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de
el, y de que se las habían hecho. Y daban testimonio la gente que estaba con el
cuando llamo a Lázaro del sepulcro y lo resucito de los muertos. Por lo
cual también había salido la gente a recibirlo, porque había oído que el había
hecho esta señal. Pero los fariseos dijeron entre si: - ya veis que no conseguís
nada. Mirad , el mundo se va tras el. Había ciertos griegos entre los que habían
subido a adorar en la fiesta. Entonces, pues, se acercaron a Felipe, que era de
betsaida de galilea, y le rogaron, diciendo: - señor, queremos ver a Jesús.
Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús.
Jesús le respondió diciendo: - ha llegado la hora para el hijo del hombre sea
glorificado. De cierto, de cierto os digo que si el grano de trigo
que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere, lleva mucho
fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que odia su vida en este mundo,
para vida eterna la guardara. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo este, allí
también estará mi servidor. Si alguno me sirve, mi padre lo honrara. Ahora
esta turbada mi alma, ¿ y que diré? ¿ padre, sálvame de esta hora? Pero para
esto he llegado a esta hora. Padre glorifica tu nombre. Entonces vino una voz
del cielo: “lo he glorificado, y lo glorificare otra vez”. Y la multitud que
estaba allí y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían:
- un&nbssp; ángel le ha hablado. Respondió
Jesús y dijo: - no ha venido esta
voz por causa mía, sino por causa de vosotros. Ahora es el juicio de este
mundo; ahora el príncipe de este
mundo será echado fuera. Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos
atraeré a mi mismo. Esto decía dando
a entender de que muerte iba a morir. Le respondió la gente: - nosotros hemos oído
que, según la ley, el Cristo permanece para siempre. ¿ como, pues, dices tu
que es necesario que el hijo del hombre sea levantado? ¿quién es este hijo del
hombre? Entonces Jesús les dijo: - aun por un poco de tiempo la luz esta entre
vosotros; andad entretanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las
tinieblas, porque el que anda en tinieblas no sabe a donde va. Entre tanto que
tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Habiendo dicho
Jesús esto, se fue y se
oculto de ellos. Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de
ellos, no creían en el, para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías,
que dijo: “ señor, ¿quién
ha creído a nuestro anuncio? ¿ y a quien se ha revelado el brazo del señor?”.
Por esto no podían creer, porque
también dijo Isaías: “cegó los ojos de ellos y endureció su corazón, para
que no vean con los ojos ni entiendan con el corazón, ni se conviertan, y yo
los sane”. Isaías dijo esto
cuando vio su gloria, y hablo acerca de el. A pesar de eso, muchos, incluso de
los gobernantes, creyeron en el, pero no lo confesaban por temor a los fariseos,
para no ser expulsados de la sinagoga, porque amaban mas la gloria de los
hombres que la gloria de Dios. Jesús clamo y dijo: “el que
cree en mi, no cree en mi,
sino en el que me envío. Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel
que cree en mi no permanezca en tinieblas. Al que oye mis palabras y no las
guarda, yo no lo juzgo, porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al
mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue: la
palabra que he hablado, ella lo juzgara en el día final. Yo he hablado por mi
propia cuenta; el padre, que me envío, el me dio mandamiento de lo que he de
recibir y de lo que he de hablar. Y se que su mandamiento es vida eterna. Así
pues, lo que yo hablo, lo hablo como el padre me lo ha dicho”.
13
Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su obra había
llegado para que pasara de este mundo al padre, como había amado a los suyos
que estaban en el mundo, los amo hasta el fin. Y cuando cenaban, como el diablo
ya había puesto en el corazón de judas iscariote hijo
de Simón que lo entregara, sabiendo Jesús que el padre le había dado
todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios y a Dios iba, se
levanto de la cena, se quito su manto y, tomando una toalla, se la ciño. Luego
puso agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a
secarlos con la toalla con que estaba ceñido. Cuando llego a Simón Pedro, este
le dijo: - señor, ¿tu me lavaras los pies? Respondió Jesús y le dijo: - lo
que yo hago, tu no lo comprendes ahora, pero lo entenderás después. Pedro le
dijo: - no me lavaras los pies jamás. Jesús le respondió: - si no te lavo, no
tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro: - señor, no solo mis pies, sino
también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: - el que esta lavado no necesita
sino lavarse los pies, pues esta todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque
no todos. El sabia quien lo iba a
entregar; por eso dijo: “no estáis limpios todos”.
Así que, después que les lavo los pies, tomo su manto, volvió a la
mesa y les dijo: - ¿ sabéis lo que os hecho? Vosotros
me llamáis maestro y señor, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo,
el señor y el maestro, he lavado vuestros
pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros,
porque ejemplo os he dado para que, como yo os hecho, vosotros también hagáis.
De cierto, de cierto os digo: el siervo no es mayor que su señor, ni el enviado
es mayor que el que lo envío. Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si
las hacéis. No hablo de todos vosotros; yo se a quienes
he elegido. Pero debe cumplirse la escritura: “ el que come pan conmigo
alzo el pie contra mi”. Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que
cuando suceda creáis que yo soy. De cierto, de cierto os digo: el que reciba al
que yo envié, me recibe a mi; y el
que me recibe a mi, recibe al que me envío. Habiendo dicho Jesús esto, se
conmovió en espíritu y declaro: - De cierto, de cierto os digo que uno de
vosotros me va a entregar. Entonces los discípulos se miraron unos a otros,
dudando de quien hablaba. Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba
recostado al lado de Jesús. A
este, pues, hizo señas Simón
Pedro para que preguntara quien era aquel de quien hablaba. El entonces, recostándose
sobre el pecho de Jesús, le pregunto: - señor, ¿quién es? Respondió Jesús:
- a quien yo el pan mojado, ese es. Y, mmojando el pan, lo dio a judas iscariote
hijo de Simón. Y después del bocado, Satanás entro en el. Entonces
Jesús le dijo: - lo que vas hacer, hazlo pronto. Pero ninguno de los que
estaban a la mesa entendió por que le dijo esto. Algunos pensaban, puesto que
judas tenia la bolsa, que Jesús le decía: “compra lo que necesitamos para la
fiesta”; o que diera algo a los pobres. Cuando el tomo el bocado, salió en
seguida. Era ya de noche. Entonces, cuando salió, dijo Jesús: - ahora es
glorificado el hijo del hombre, y Dios es glorificado con el. Si Dios es
glorificado en el, Dios también lo glorificara en si mismo, y en seguida
lo glorificara. Hijitos, aun estaré con vosotros un poco. Me buscareis,
pero, como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: a donde yo voy,
vosotros no podéis ir. Un mandamiento nuevo os doy: que os améis
unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por
los otros. Le dijo Simón Pedro: - señor, ¿ a donde vas? Jesús le respondió:
- a donde voy, no me puedes seguir ahoraa, pero me seguirás después. Le dijo
Pedro: - señor, ¿ por que no te puedo seguir ahora? ¡ mi vida daré por ti!.
Jesús le respondió: - ¿ tu vida darás por mi? De cierto, de cierto
te digo: no cantara el gallo sin que me hayas negado tres veces.
14.-
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mi. En la casa
de mi padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy,
pues, a preparar lugar para
vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomare a mi
mismo, para que donde yo este, vosotros también estéis. Y sabéis a donde voy,
y sabéis el camino. Le dijo tomas: - señor, no sabemos a donde vas; ¿cómo,
pues, podemos saber el camino?. Jesús
le dijo: - yo soy el camino, la
verdad y la vida; nadie viene al
padre sino por mi. Si me conocierais, también a mi padre conoceríais; y desde
ahora lo conocéis y lo habéis visto. Felipe le dijo: - señor, muéstranos el
padre y nos basta. Jesús le dijo: - ¿ tanto tiempo hace que estoy con vosotros
y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mi
ha visto al padre; ¿cómo, pues, dices tu: “muéstranos al padre”?
¿no crees que yo soy en el padre y el padre en mi? Las palabras que yo os
hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el padre, que vive en mi, el
hace las obras. Creedme que yo soy en el padre, y el padre en mi; de otra
manera, creedme por las mismas obras. De
cierto, de cierto os digo: el que en mi cree, las obras que yo hago, el también
las hará; y aun mayores hará, porque voy al padre. Todo lo que pidáis al
padre en mi nombre, lo haré, para que el padre sea glorificado en el hijo. Si
algo pedís en mi nombre, yo lo haré. Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y
yo rogare al padre y os dará otro consolador, para que este con vosotros para
siempre: el espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo
ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará
en vosotros. No os dejare huérfanos; volveré a vosotros. Todavía un poco, y
el mundo no me vera mas, pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros
también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy
en mi padre, y vosotros en mi y yo en vosotros. El que tiene mis
mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por
mi padre, y yo lo amare y me manifestare a el. Le dijo judas (no el iscariote):
- señor, ¿cómo es que te manifestaras a nosotros y no al mundo? Respondió
Jesús y le dijo: - el que me ama, mi palabra guardara; y mi padre lo amara, y
vendremos a el y haremos morada con el. El que no me ama no guarda mis palabras;
y la palabra que habéis oído no es mía, sino del padre que me envío. Os he
dicho estas cosas estando con vosotros. Pero el consolador, el espíritu santo,
a quien el padre enviara en mi nombre, el os enseñara todas las cosas y os
recordara todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la
doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo. Habéis oído
que yo os he dicho: “ voy, y vuelvo a vosotros”. Si me amarais, os habríais
regocijado, porque he dicho que voy al padre, porque el padre mayor es que yo. Y
ahora os lo he dicho antes que
suceda, para que, cuando suceda, creáis. No hablare ya mucho con vosotros,
porque viene el príncipe de este mundo y el nada tiene en mi. Pero para que el
mundo conozca que amo al padre, y como el padre me mando, así hago. ¡
Levantaos, vamonos de aquí!.
15
Yo soy la vid verdadera y mi padre es el labrador. Todo pámpano que en mi no
lleva fruto, lo quitara; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiara, para lleve
mas fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
Permaneced en mi, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por
si mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis
en mi. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mi
y yo en el, este lleva mucho fruto, porque separados de mi nada podéis
hacer. El que en mi no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secara;
y los recogen, los echan en el fuego y arden. Si permanecéis en mi y mis
palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho. En
esto es glorificado mi padre: en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos.
Como el padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
Si guardéis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he
guardado los mandamientos de mi padre y permanezco en su amor. Estas cosas os he
hablado para que mi gozo este en vosotros, y vuestro gozo sea completo. Este es
mi mandamiento: que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie
tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros
sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamare siervos, porque
el siervo no sabe lo que hace su señor; pero
os he llamado amigos, para que
todas las cosas que oí de mi padre os la he dado a conocer. No me elegisteis
vosotros a mi, sino que yo os elegí
a vosotros y os he puesto para que
vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo que pidáis
al padre en mi nombre, el os lo de. Esto
os mando: que os améis unos a otros. Si el mundo os odia, sabed que a mi me ha
odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo;
pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí
del mundo, por eso el mundo os odia. Acordaos de la palabra que yo os he
dicho: “ el siervo no es mayor que su señor”. Si a mi me han perseguido,
también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también
guardaran la vuestra. Pero todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no
conocen al que me ha enviado. Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado,
no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. El que me odia a
mi, también a mi padre odia. Si yo no hubiera hecho entre ellos obras que ningún
otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto, y me han odiado a mi y
a mi padre. Pero esto es para que se cumpla la palabra que esta escrita en su
ley: “sin causa me odian”. Pero venga el consolador, a quien yo os enviare
del padre, el espíritu de verdad, el cual procede del padre, el dará
testimonio acerca de mi. Y vosotros
daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.
16
Estas cosas os he hablado para que no tengáis tropiezo. Os expulsaran de las
sinagogas, y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate pensara que rinde
servicio a Dios. Y harán esto porque no conocen al padre ni a mi. pero
os he dicho estas cosas para que, cuando
llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho.
Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros. Pero
ahora voy al que me envío, y ninguno de vosotros me pregunta: “ ¿ a donde
vas?” . Antes , porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro
corazón. Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya, porque si me
voy, el consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviare. Y
cuando el venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De
pecado, por cuanto no creen en mi; de justicia, por cuanto voy al padre y no me
veréis mas; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya
juzgado. Aun tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis
sobrellevar. Pero cuando venga el espíritu
de verdad, el os guiara a toda la verdad, porque no hablara por su propia
cuenta, sino que hablara todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán
de venir. El me glorificara, porque tomara de lo mío y os lo hará
saber. Todo lo que tiene el padre es mío; por eso dije que tomara de lo mío y
os lo hará saber. Todavía un poco
y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis, porque yo voy al padre.
Entonces algunos de sus discípulos
se decían entre si: - ¿qué es esto que nos dice: “todavía un poco y no me
veréis, y de nuevo un poco y me veréis”; y “ porque yo voy al padre”?.
Decían , pues: - ¿qué quiere decir con: todavía un poco”?
no entendemos lo que dice.
Jesús comprendió que querían preguntarle, y les dijo: -¿ preguntáis entre
vosotros acerca de esto que dije: “todavía un poco y no me veréis, y de
nuevo un poco y me veréis”? De cierto, de cierto os digo que vosotros
llorareis y lamentareis, y en cambio el mundo se alegrara; pero aunque vosotros
estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer cuando da a
luz tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz a un
niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre
en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza, pero os volveré a ver y
se gozara vuestro corazón, y nadie os quitara vuestro gozo. En aquel día no me
preguntareis nada. De cierto, de cierto os digo que todo cuanto pidáis al padre
en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid,
y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo.
Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os
hablare en alegorías, sino que claramente os anunciare acerca del padre. En
aquel día pediréis en mi nombre,
y no os digo que yo rogare al padre
por vosotros, pues el padre mismo os
ama, porque vosotros me habéis amado y habéis creído que yo salí de Dios.
Salí del padre y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo y regreso al padre.
Le dijeron sus discípulos: - ahora hablas claramente y ninguna alegoría dices.
Ahora entendemos que sabes todas las cosas y no necesitas que nadie te pregunte;
por esto creemos que has salido de Dios. Jesús les respondió: - ¿ahora creéis?
La hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado y
me dejareis solo; pero no estoy solo, porque el padre esta conmigo. Estas cosas
os he hablado para que en mi tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción,
pero confiad, yo he vencido al mundo.
17
Estas cosas hablo Jesús, y levantando los
ojos al cielo, dijo: - padre, la hora ha llegado: glorifica a tu
hijo, para que también tu hijo te glorifique a ti, pues le has dado
potestad sobre toda carne para que de vida eterna a todos los que le diste. Y
esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado
la obra que me diste que hiciera. Ahora pues, padre, glorifícame tu al lado
tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo existiera. He
manisfetado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los
diste, y han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todas las cosas que me
has dado proceden de ti, porque las palabras que me diste les he dado; y ellos
las recibieron y han conocido
verdaderamente que salí de ti, y han creído que tu me enviaste. Yo ruego por
ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque tuyos son, y
todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. Ya no estoy
en el mundo; pero estos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los
que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.
Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me
diste, yo los guarde y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición,
para que la escritura se cumpliera. Pero
ahora vuelvo a ti, y hablo esto en el mundo para que tenga mi gozo completo en
si mismos. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los odio porque no son del
mundo, como tampoco yo soy del
mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
No son del mundo, como tampoco yo
soy del mundo. Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad. Como tu me
enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Por ellos yo me santifico a
mi mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. Pero no ruego
solamente por estos, sino también por los que han de creer en mi por la palabra
de ellos, para que todos sean uno; como tu, padre en mi y yo en ti, que también
ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tu me enviaste. Yo les he
dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo
en ellos y tu en mi, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo
conozca que tu me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mi me
has amado. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo este, también
ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado, pues me has amado
desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido,
pero yo te he conocido, y todos han
conocido que tu me enviaste. Les he dado a conocer tu nombre y lo daré a
conocer aun, para que el amor con que me has amado este ellos y yo en ellos.
18
Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del
torrente de cedron, donde había un huerto en el cual entro con sus discípulos.
Y también judas, el que lo entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces
Jesús se había reunido allí con sus discípulos. Judas, tomando una compañía
de soldados y guardias de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí
con linternas, antorchas y armas. Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le
habían de sobrevenir, se adelanto y les pregunto: - ¿A quien buscáis? Le
respondieron: - a Jesús Nazareno. Jesús le dijo: - yo soy. Estaba también con
ellos judas, el que lo entregaba. Cuando les dijo: “yo soy”, retrocedieron y
cayeron a tierra. Volvió, pues, a preguntarles: - ¿ a quien buscáis?.
Y ellos dijeron: - a Jesús Nazareno.
Respondió Jesús: - os he dicho que yo soy. Si me buscáis a mi, dejad a
ir a estos. Esto dijo para que se cumpliera aquello que había dicho: “de los
que me diste , no perdí ninguno”. Entonces
Simón Pedro, que tenia una espada, la desenvaino, hirió al siervo del sumo
sacerdote y le corto la oreja derecha. El siervo se llamaba malco. Jesús
entonces dijo a Pedro: -mete tu espada en la vaina. La copa que el padre me ha
dado, ¿no la he de beber?. Entonces la compañía de soldados, el comandante y
los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y los llevaron
primeramente ante anas, porque era suegro de caifas, que era sumo sacerdote
aquel año. Caifas fue quien
explico a los judíos que convenía que un solo hombre muriera por el pueblo.
Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido
del sumo sacerdote, y entro con Jesús al patio del sumo sacerdote; pero Pedro
esta fuera, a la puerta. Salió, pues, el discípulo que era conocido del sumo
sacerdote, y hablo a la portera e hizo entrar a Pedro. Entonces la criada
portera dijo a Pedro: - ¿ no eres tu también de los discípulos de este
hombre? Dijo el: - ¡ no lo soy!. Estaban en pie los siervos y los guardias que
habían encendido un fuego, porque hacia frió y se calentaban. También con
ellos estaba Pedro en pie, calentándose. El sumo sacerdote pregunto a Jesús a
cerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le respondió: - yo públicamente
he hablado al mundo. Siempre he enseñado en
la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he
hablado en oculto. ¿por qué me preguntáis a mi? Pregunta, a los que han oído,
de que les he hablado; ellos saben lo que he dicho. Cuando Jesús dijo esto, uno
de los guardias que estaba allí le dio una bofetada, diciendo: - ¿ así
respondes al sumo sacerdote? Jesús le respondió: - si he hablado mal,
testifica en que esta el mal; pero si bien, ¿por qué me golpeas?. Anas
entonces lo envío atado a caifas, el sumo sacerdote. Estaba, pues, Pedro en pie
, calentándose, y le preguntaron: - ¿ no eres tu de sus discípulos?. El negó
y dijo: - ¡no lo soy!. Unos de los
siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la
oreja, le dijo: - ¿no te vi yo en le huerto con el?.
Negó Pedro otra vez, y en seguida canto el gallo. Llevaron a Jesús de
casa de caifas al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio
para no contaminarse y así poder
comer la pascua. Entonces salió pilato a donde ellos estaban, y les dijo: - ¿Qué
acusación traéis contra este hombre? Respondieron y le
dijeron: - si este no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado.
Entonces les dijo pilato: - tomadlo vosotros y juzgadlo
según vuestra ley. Los judíos le dijeron: - a nosotros
no nos esta permitido dar muerte a nadie. Dijeron esto para que se
cumpliera la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de que muerte iba
a morir. Entonces pilato volvió a entrar en el pretorio, llamo a Jesús y le
dijo: - ¿ eres tu el rey de los judíos? Jesús le respondió: - ¿dices esto
por ti mismo o te lo han dicho otros de mi?.
pilato le respondió: - ¿soy
yo acaso judío? Tu nación y los principales sacerdotes te han entregado a mi.
¿qué has hecho?. Respondió Jesús: - mi reino no es de este mundo, mis
servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi
reino no es de aquí. Le dijo entonces pilato: - luego, ¿eres tu rey?.
Respondió Jesús: - tu dices que soy rey. Yo para esto he nacido y para
esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo aquel
que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo pilato: - ¿Qué es la verdad?.
Y dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos, y les dijo: -
yo no hallo en el ningún delito. Pero vosotros tenéis
la costumbre de que os suelte a un preso en la pascua. ¿ queréis, pues,
que os suelte al rey de los judíos?.
Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo: - ¡ a este no! ¡ a
barrabas! – y barrabas era ladrón -.
19
Así que tomo entonces pilato a Jesús y lo azoto. Los soldados entretejieron
una corona de espinas y la pusieron sobre su cabeza, y lo vertieron con un manto
de púrpura, y le decían: -¡Salve, rey de los judíos! –y le daban
bofetadas. Entonces pilato salió otra vez, y les dijo: - mirad, os lo traigo
fuera para que entendáis que ningún delito hallo en el. Y salió Jesús
llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Pilato les dijo: -¡ este
es el hombre!. Cuando lo vieron los principales sacerdotes y los guardias,
dieron voces diciendo: - ¡crucifícalo! ¡crucifícalo!. Pilato les dijo: -
Tomadlo vosotros y crucificadlo,
porque yo no hallo delito en el. Los judíos le respondieron: -nosotros tenemos
una ley y, según nuestra ley, debe morir, porque se hizo a si mismo hijo de
Dios. Cuando pilato oyó decir
esto, tuvo mas miedo. Entro otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: - ¿de
donde eres? Pero Jesús no le respondió. Entonces le dijo pilato: - ¿ a mi no
me hablas? ¿ no sabes que tengo
autoridad para crucificarte y autoridad para soltarte?. Respondió Jesús: -
Ninguna autoridad tendrías contra mi si no te fuera dada de arriba; por tanto,
el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.
Desde entonces procuraba pilato soltarlo, pero los judíos daban voces
diciendo: - si a este sueltas, no eres amigo de cesar; todo el que
se hace rey, a cesar se opone. Entonces pilato, oyendo esto, llevo fuera
a Jesús, y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado el enlosado, en hebreo
gabata. Era la preparación de la pascua y como la hora sexta. Entonces dijo a
los judíos: -¡aquí tenéis a vuestro rey!. Pero ellos gritaron: -¡fuera! ¡Fuera!
¡crucifícalo!. Pilato les dijo: -¿ a vuestro rey he de crucificar?.
Respondieron los principales sacerdotes: -¡no tenemos mas rey que cesar!. Así
que entonces lo entrego a ellos para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús
y se lo llevaron. El, cargando su cruz, salió del lugar llamado de la calavera,
en hebreo, gólgota. Allí, lo crucificaron
con otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Escribió también
pilato un titulo, que puso sobre la cruz, el cual decía: “ Jesús Nazareno,
Rey de los judíos”. Muchos de los judíos leyeron
este titulo, porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de
la ciudad, y el titulo estaba
escrito en hebreo, en griego y en latín. Dijeron a pilato los principales
sacerdotes de los judíos: - no escribas: “ rey de los judíos, sino: “ este
dijo: soy rey de los judíos”.
Respondió pilato: - lo que he escrito, he escrito. Cuando los soldados
lo crucificaron a Jesús, tomaron su vestidos e hicieron cuatro partes, una para
cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo
tejido de arriba abajo. Entonces dijeron entre si: - no la partamos, sino
echemos suertes sobre ella, a ver de quien
será. Esto sucedió para que se cumpliera la escritura, que dice: -
repartieron entre si mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes”. Y así lo
hicieron los soldados. Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana
de su madre, María mujer de Cleofás, y María magdalena. Cuando vio Jesús a
su madre y al discípulo a quien el amaba, que estaba presente, dijo a su madre:
- mujer, he ahí tu hijo. Después dijo all discípulo: - he ahí a tu madre.
Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Después de
esto, sabiendo Jesús que ya todo
estaba consumado, dijo, para que la escritura se cumpliera: - ¡tengo sed!. Había
allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una
esponja y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús
tomo el vinagre, dijo: - ¡consumado es!. E inclinando la cabeza, entrego el espíritu.
Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua, a fin de que
los cuerpos no quedaran en la cruz el sábado (pues aquel sábado era de gran
solemnidad), rogaron a pilato que se les quebraran las piernas y fueran quitados
de allí. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas al primero y
asimismo al otro que había sido crucificado con el. Pero cuando llegaron a Jesús,
como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Pero uno de los soldados
le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Y el que
lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y el sabe que dice verdad,
para que vosotros también creáis, pues estas cosas sucedieron para que se
cumpliera la escritura: “no será quebrado hueso suyo”. Y también otra
escritura dice: “miraran al que traspasaron”.
Después de todo esto, José de arimatea, que era discípulo de Jesús,
pero secretamente por miedo de
los judíos, rogó a pilato que le permitiera llevarse
el cuerpo de Jesús; y pilato se lo concedió. Entonces fue y se llevo el
cuerpo de Jesús. Vino también nicodemo, el que antes había visitado a Jesús
de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. Tomaron,
pues, el cuerpo de Jesús y lo
envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según la costumbre judía de
sepultar. En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un
sepulcro nuevo, en el cual aun no se había puesto a nadie. Allí, pues,
por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel
sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
20
El primer día de la semana, María magdalena fue de mañana, siendo aun oscuro,
al sepulcro, y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió y fue a Simón
Pedro y al otro discípulo, aquel a quien amaba Jesús, y les dijo: - se han
llevado del sepulcro al señor y no sabemos donde lo han puesto. Salieron Pedro
y el otro discípulo y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro
discípulo corrió mas aprisa que Pedro y llego primero al sepulcro. Y, asomándose,
vio los lienzos puestos allí, pero no entro. Luego llego Simón Pedro tras el,
entro en el sepulcro y vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había
estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en
un lugar aparte. Entonces entro también
el otro discípulo que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó, pues
aun no habían entendido la escritura: que era necesario que el resucitara de
los muertos. Y volvieron los discípulos a los suyos. Pero María estaba fuera
llorando al sepulcro; mientras lloraba, se inclino para mirar dentro del
sepulcro, y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el
uno a la cabecera y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido
puesto. Y le dijeron: - mujer, ¿por qué lloras?. Les dijo: - porque se han
llevado a mi señor y no se donde lo han puesto.
Dicho esto, se volvió y vio a Jesús que estaba allí; pero no sabia que
era Jesús. Jesús le dijo: - ¿mujer por que lloras? ¿a quien buscas?. Ella,
pensando que era el jardinero, le dijo: - señor, si tu lo has llevado, dime
donde lo has puesto y yo lo llevare. Jesús le dijo: -¡María!. Volviéndose
ella, le dijo: -¡raboni! – que significa maestro”-. Jesús le dijo:
- ¡suéltame!, porque aun no he sido subido a mi padre; pero ve a mis
hermanos y diles: “subo a mi
padre y a vuestro padre, a mi Dios y a vuestro Dios”. Fue entonces María
magdalena para dará los discípulos la noticia de que había visto al señor, y
que el había dicho estas cosas.
Cuando llego la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las
puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de
los judíos, llego Jesús y, puesto en medio, les dijo: - ¡ paz a vosotros!.
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron
viendo al señor. Entonces Jesús les dijo otra vez:
- ¡ paz a vosotros! Como me envío el padre, así también yo os envío.
Y al decir esto, soplo y les dijo: - recibid el espíritu santo. A quienes
perdonéis los pecados, les serán perdonados, y a quienes se los retengáis,
les serán retenidos. Pero tomas, uno de los doce, llamado didimo, no estaba con
ellos cuando Jesús se presento. Le dijeron, pues, los otros discípulos: ¡
hemos visto al señor! El les dijo: - si no veo en sus manos la señal de los
clavos y meto mi dedo en el lugar de
los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después
estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos tomas. Llego
Jesús, estando las puertas cerradas, se puso en medio y les dijo: - ¡
paz a vosotros!. Luego dijo a tomas: - pon aquí tu dedo y mira mis
manos; acerca tu mano y metela en mi costado; y no seas incrédulo, sino
creyente. Entonces tomas respondió y le dijo: - ¡ señor mío y Dios mío! Jesús
le dijo: - porque me has visto, tomas, creíste;
bienaventurados los que no vieron y
creyeron. Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos,
las cuales no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para que
creáis que Jesús es el Cristo, el hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis
vida en su nombre.
21
Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto
al mar de tiberias; y se manifiesto de esta manera: están juntos Simón Pedro,
tomas, llamado el didimo, natanael, el de cana de galilea, los hijos de zebedeo
y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dijo: - voy a pescar. Ellos le
dijeron: - vamos nosotros también contigo. Salieron, pues, y
entraron en una barca; pero aquella noche no pescaron nada. Cuando ya iba
amaneciendo, se presento Jesús en la playa, pero los discípulos no sabían que
era Jesús. Y les dijo: - hijitos, ¿tenéis algo de comer?. Le respondieron: -
¡no!. El les dijo: - echad la red a la derecha de la barca y hallareis.
Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.
Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba y dijo a Pedro: - ¡es el señor!.
Simón Pedro, cuando oyó que era
el señor, se ciño la ropa (porque se había despojado de ella) y se tiro al
mar. Los otros dos discípulos fueron a la barca, arrastrando la red llena de
peces, pero no distaban de la tierra sino como doscientos codos.
Al descender a tierra, vieron brasas puestas y un pescado encima de
ellas, y pan. Jesús les dijo: - traed de los peces que acabáis de sacar. Subió
Simón Pedro y saco la red a tierra, llena de grandes peces, ciento
cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió. Les dijo Jesús: -
venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: “¿tu,
quien eres?”, sabiendo
que era el señor. Vino,
pues, Jesús, y tomo el pan y les dio, y asimismo
del pescado. Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus
discípulos, después de haber resucitado de los muertos. Después de comer, Jesús
dijo a Simón Pedro: - Simón, hijo de Jonás, ¿ me amas mas que estos?. Le
respondió: - si, señor; tu sabes que te quiero. El le dijo: - apacienta mis
corderos. Volvió a decirle la segunda vez: - Simón, hijo de Jonás, ¿ me
amas?. Pedro le respondió: - si, señor; tu sabes que te quiero. Le dijo: -
pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: - Simón, hijo de Jonás, ¿ me
quieres? Pedro se entristeció de que le dijera por tercera vez: “¿me
quieres?”, y le respondió: - señor, tu lo sabes todo; tu sabes que te
quiero. Jesús le dijo: - apacienta mis ovejas. De cierto, de cierto os digo:
cuando era mas joven, te ceñías e ibas a donde querías; pero cuando ya seas
viejo, extenderás tus manos y te ceñirá otro, y te llevara a donde no
quieras. Esto dijo dando a entender con que muerte había de glorificar a Dios.
Y dicho esto, añadió: - sígueme. Volviéndose Pedro, vio que los seguía el
discípulo a quien amaba Jesús, el
mismo que en la cena se había recostado al lado de el y le había dicho: “ señor,
¿quién es el que te ha de entregar?”. Cuando Pedro lo vio, dijo a Jesús: -
señor, ¿ y que de este?. Jesús le dijo: - si quiero que el quede hasta que yo
vuelva, ¿qué a ti? Sígueme tu. Se extendió
entonces entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría.
Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: “si quiero que el quede hasta
que yo vuelva, ¿ que a ti? ” . Este es el discípulo que da testimonio de
estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero.
Hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales, si se
escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que
se habrían de escribir. Amen.