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Este  es  el primero de los seis escritos que integran la serie de los profetas anteriores. Mas que el propio Josué, el protagonista de las historias narradas en este libro es el escenario donde tienen lugar los nuevos actos del drama de Israel: el país de canaan, al tierra prometida a la que  llega el pueblo cuarenta años después de haber sido  liberado de su cautividad en Egipto. Canaan es el signo de la fidelidad de Dios a su palabra, de una lealtad cuya contrapartida había de ser la conducta fiel del pueblo escogido. Los israelitas comprendieron pronto que sus triunfos o derrotas dependían del ser o no ser fieles a su señor. Por otro lado la conquista de canaan no fue el resultado de una guerra relámpago de exterminio sino un avance lento y sostenido en medio de grandes dificultades. De hecho ni los recién llegados lograron conquistar rápidamente los territorios cananeos ni los anteriores habitantes del país fueron del todo exterminados, muchos de ellos no solo se mantuvieron firmes en sus posesiones sino que incluso establecieron alianzas con los invasores. Así unos y otros tuvieron que aprender a convivir en paz. El libro de Josué (=jos) se divide en dos grandes secciones formadas respectivamente por los cap. 1-12 y una menor (cap.23-24) a modo de conclusión. Tras la muerte de moisés Josué toma la dirección del pueblo cuya entrada y asentamiento en canaan relata la primera sección del libro. A partir de aquel momento Josué organiza diversas campañas militares destinadas a adueñarse de la totalidad del país. La segunda sección (cap. 13-22) se ocupa de las varias incidencias relacionadas con la asignación de tierras a las tribus de Israel. También la tribu sacerdotal de levi –a la cual no se le había asignado propiedad territorial- había de contar con lugares de residencia. Los dos últimos capítulos del libro (23-24) recogen el discurso  de despedida de Josué (cap.23) la renovación del pacto y finalmente la muerte y sepultura de aquel fiel servidor de Dios. la conquista de canaan (cap.1-12) – distribución del territorio entre las tribus de Israel (cap.13-22) – ultimas palabras de Josué. Renovación del pacto (cap. 23-24).

Josué

1 Aconteció después de la muerte de moisés, siervo de Jehová, que Jehová hablo a Josué hijo de nun, servidor de moisés, y le dijo:  mi siervo moisés ha muerto. Ahora pues, levántate y pasa este jordán, tu y todo este pueblo, hacia la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, tal como lo dije a moisés, todos los lugares que pisen las plantas de vuestros pies. Desde el desierto  y el Líbano hasta el gran rió eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el mar grande donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie podrá hacerte frente en todos los días de tu vida: como estuve con moisés, estaré contigo; no te dejare ni te desamparare. Esfuérzate  y se valiente, porque tu repartirás a este pueblo como heredad la tierra que jure dar a sus padres. Solamente esfuérzate y se muy valiente, cuidando de obrar conforme a toda la ley que mi siervo moisés te mando; no te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartara de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditaras en el, para que guardes y hagas conforme a todo lo que esta escrito en el, porque entonces harás prosperar  tu camino y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces  y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas. Entonces Josué dio esta orden a los oficiales del pueblo: id por el campamento  y dad esta orden al pueblo: preparaos comida porque dentro de tres días pasareis el jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová, vuestro Dios, os da en posesión. También hablo Josué a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de manases y les dijo: - acordaos de lo que os mando moisés, siervo de Jehová, cuando dijo: Jehová, vuestro  Dios, os ha dado reposo, y os ha dado esta tierra. Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros ganados quedaran en la tierra que moisés os ha dado a este lado del jordán; pero vosotros todos los valientes y fuertes, pasareis armados delante de vuestros hermanos y los ayudareis hasta tanto Jehová les haya dado reposo igual que a vosotros, y ellos también posean la tierra que Jehová, vuestro Dios, les da. Después volveréis a la tierra de vuestra herencia, la cual moisés, siervo de Jehová, os ha dado a este lado del jordán, hacia donde nace el sol, y entrareis en posesión de ella. Entonces ellos respondieron a Josué: - nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes. De la manera que obedecimos a moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios, este  contigo, como estuvo con moisés. Cualquiera que sea rebelde a tu mandamiento y no obedezca tus ordenes en todas las cosas que le mandes, que muera. Tu, solamente esfuérzate y se valiente.

2   Josué hijo de nun envió desde sitim dos espías secretamente y les dijo: id a explorar la tierra  y a Jericó. Ellos se fueron, entraron en casa de una remera que se llamaba rahab y se hospedaron allí. Entonces le fue dado este aviso al rey de Jericó: - unos hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para espiar la tierra. El rey de Jericó mando a decir a rahab: y han entrado a tu casa, porque han venido a verte y han entrado a tu casa, porque han venido para espiar toda la tierra. Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido. Luego dijo: - es  verdad que unos hombres vinieron a mi casa, pero no supe de donde eran. Cuando se iban a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres salieron y no se a donde han ido. Seguidlos aprisa y los alcanzareis. Pero ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los manojos de lino que tenia puestos en el terrado. Los hombres salieron tras ellos por el camino del jordán, hasta los vados, y la puerta fue cerrada después que salieron los perseguidores. Antes que ellos se durmieron, ella subió al terrado y les dijo: - se que Jehová os ha dado esta tierra, porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los habitantes del país ya han temblado por  vuestra causa. Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del mar rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y también lo que habéis hecho con los dos reyes de los amorreos que estaban a otro lado del jordán, con sehon y og a los cuales habéis destruido. Al oír esto ha desfallecido nuestro corazón, y no ha quedado hombre alguno con animo para resistiros, porque Jehová vuestro Dios, es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he tenido misericordia de vosotros, así la tendréis vosotros de la casa de mí padre, de lo cual me daréis una señal segura; que salvareis la vida a mi padre y a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo cuanto les pertenece, y que librareis nuestras vidas de la muerte. Ellos le respondieron: - nuestra vida responderá por la vuestra, sino denuncias este asunto nuestro; y cuando Jehová nos haya dado la tierra, te trataremos con bondad y lealtad. Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana, pues su casa estaba en el muro de la ciudad y ella vivía en el muro. Les dijo: - marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren. Estad escondidos allí tres días, hasta que vuelvan los que os siguen; después os iréis por vuestro camino. Ellos le dijeron: - nosotros quedaremos libres de este juramento que te hemos hecho. Cuando nosotros entremos en la tierra, tu ataras este cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste, y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre. Cualquiera que salga fuera de las puertas de tu casa, su sangre caerá sobre su cabeza y nosotros seremos sin culpa. Pero cualquiera que este en la casa contigo, su sangre caerá sobre nuestra cabeza, si alguna mano lo toca. Y si tu denuncias este nuestro asunto, nosotros quedaremos libres de este juramento que te hemos hecho. –sea así como habéis dicho – respondió ella. Luego los despidió; ellos se fueron y ella ato el cordón de grana a la ventana. Marcharon ellos, llegaron al monte y se quedaron allí tres días, hasta que volvieron los que perseguían, quienes buscando por todo el camino, sin hallarlos. Entonces volvieron los dos hombres a descender del monte, pasaron, y cuando llegaron adonde estaba Josué hijo de nun, le contaron todas las cosas que les habían acontecido. Dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; todos los habitantes del país tiemblan ante nosotros.

3 Josué se levanto de mañana, partió de sitim con todos los hijos de Israel y llegaron hasta el jordán y reposaron allí antes de pasarlo. Después de tres días, los oficiales recorrieron el campamento y ordenaron al pueblo: cuando veáis el arca del pacto de Jehová, vuestro Dios y a los levitas sacerdotes que la llevan, saldréis del lugar donde estáis y marchareis detrás de ella, a fin de que sepáis el camino por donde habéis de ir, por cuanto vosotros no habéis pasado nunca antes por este camino. Pero que haya entre vosotros y el arca una distancia como de dos mil codos; no os acercareis a ella. Josué dijo al pueblo: santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros.  Después dijo a los sacerdotes: tomad el arca del pacto y pasad delante del pueblo. Ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del pueblo. Entonces Jehová dijo a Josué: desde este día comenzare a engrandecerte ante los ojos de todo Israel, para que entiendan que como estuve con moisés, así estaré contigo. Tu, pues, mandaras esto a los sacerdotes que llevan el arca del pacto: cuando hayáis llegado a la orilla del agua del jordán, os detendréis en el jordán. Josué dijo a los hijos de Israel: acercaos y escuchad las palabras de Jehová, vuestro Dios. Y añadió Josué: en esto conoceréis que el Dios viviente esta en medio de vosotros, y que el echara de delante de vosotros al cananeo, al heteo, al heveo, al ferezeo, al gergeseo, al amorreo y al jebuseo: el arca del pacto del  señor de toda la tierra pasara delante de vosotros en medio del jordán. Tomad, pues, ahora doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu. Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová, señor de toda la tierra, se mojen en las aguas del jordán, las aguas del jordán  se dividirán, porque las aguas que vienen de arriba se detendrán formando un muro. Aconteció que cuando el pueblo partió de sus tiendas para pasar el jordán, con los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto, y cuando los que llevaban el arca entraron en el jordán y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca se mojaron a la orilla del agua ( porque el jordán suele desbordarse por todas las orillas todo el tiempo de la siega), las aguas que venían de arriba se amontonaron bien lejos de la  ciudad de adam, que esta la lado de saretan, y las que  descendían al mar del araba, al mar salado, quedaron separadas por completo, mientras el pueblo pasaba en dirección a Jericó. Pero los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová, permanecieron firmes sobre el suelo seco en medio del jordán, hasta que todo el pueblo acabo de pasar el jordán. Y todo Israel paso por el cause  seco.

4 Cuando toda la gente acabo de pasar el jordán, Jehová hablo a Josué y le dijo: tomad del pueblo doce hombres, uno por cada tribu, y dadles esta orden: tomad de aquí de en medio del jordán, del lugar donde han puesto sus pies los sacerdotes, doce piedras, las cuales llevareis con vosotros, y las depositareis en el lugar donde habéis de pasar la noche. Entonces Josué llamo a los doce hombres que el había designado entre los hijos de Israel, uno por cada tribu. Y les dijo Josué: pasad ante el arca de Jehová, vuestro Dios, hasta el medio del jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al numero de las tribus de los hijos de Israel, para que esto quede como una señal entre vosotros. Y cuando vuestros hijos pregunten a sus padres mañana: ¿qué significan estas piedras? Les responderéis:  las aguas del jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová; cuando ella paso el jordán, las aguas del jordán se dividieron, y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre. Los hijos de Israel hicieron tal como Josué les mando: tomaron doce piedras de en medio del jordán , como Jehová lo había dicho a Josué, conforme al numero de las tribus de los hijos de Israel, las llevaron al lugar donde acamparon y las depositaron allí. Josué también levanto doce piedras en medio del jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto, y allí han estado hasta hoy. Los sacerdotes que llevaban el arca se pararon en medio del jordán hasta que se hizo todo lo que Jehová había mandado a Josué que dijera al pueblo – conforme a todas las cosas que moisés había mandado a Josué-, y el pueblo se dio prisa y paso. Cuando todo el pueblo acabo de pasar, también paso el arca de Jehová y los sacerdotes iban a la cabeza del pueblo. También los hijos de Rubén y los hijos de gad y la media tribu de manases pasaron armados delante de los hijos de Israel, según moisés les había dicho; como cuarenta mil hombres armados, listos para la guerra, pasaron hacia la llanura de Jericó delante de Jehová. en aquel día de Jehová engrandeció a Josué a los ojos de todo Israel. Y lo temieron como  habían temido a moisés durante toda su vida. Luego Jehová hablo a Josué y le dijo: manda a los sacerdotes que llevan el arca del testimonio  que salgan del jordán. Entonces Josué ordeno a los sacerdotes:  salid del jordán. Y aconteció que cuando los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová salieron de en medio del jordán y las plantas de los pies de los sacerdotes estuvieron en el lugar seco, las aguas del jordán volvieron a su lugar y corrieron como antes, sobre todos sus bordes. El pueblo partió del jordán el día diez del primer mes y acamparon en gilgal, al oriente de Jericó. Josué erigió en  gilgal las doce piedras que habían traído del jordán.  Y dijo a los hijos de Israel: cuando el día de mañana os pregunten vuestros hijos: ¿qué significan estas piedras?, diréis a vuestros hijos: Israel paso en seco por este jordán, porque Jehová, vuestro Dios, seco las aguas del  jordán delante de vosotros, hasta que pasasteis, de la misma manera que Jehová, vuestro Dios, había hecho en el mar rojo, el cual seco delante de nosotros hasta que pasamos, para que todos los pueblos de la tierra conozca que la mano de Jehová es poderosa, y para que temáis a Jehová,  vuestro Dios, todos los días.

5 Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del jordán, al occidente y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron como Jehová había secado las aguas del jordán delante de los hijos de Israel hasta que pasaron, desfalleció su corazón y se quedaron sin aliento ante los hijos de Israel. En aquel tiempo, Jehová dijo a Josué: hazte cuchillos afilados y vuelve a circuncidar por segunda vez a los hijos de Israel. Josué se hizo cuchillos afilados y circuncido a los hijos de Israel en el collado de aralot. Esta es la causa por la cual Josué los circuncido: toda la población masculina salida de Egipto, todos los hombres aptos para la guerra, habían muerto por el camino, en el desierto, después que salieron de Egipto. Todos los del pueblo que habían salido estaban circuncidados, pero todo el pueblo que había nacido en el desierto, en el camino, después que salieron de Egipto, no estaba circuncidado. Los hijos de Israel anduvieron por el desierto durante cuarenta años, hasta que todos los hombres aptos para la guerra que habían salido de Egipto perecieron. Como no obedecieron a la voz de Jehová, Jehová juro que no les dejaría ver la tierra que el había jurado a sus padres que nos daría, tierra que fluye leche y miel. A sus hijos, los que le había puesto en lugar de ellos, Josué los circuncido, pues eran incircuncisos, ya que no habían sido circuncidados por el camino. Cuando acabaron de circuncidar a toda la gente, se quedaron en su lugar en el campamento hasta que sanaron. Entonces Jehová dijo a Josué: hoy he quitado de encima de vosotros el oprobio de Egipto. Por eso se llamo gilgal aquel lugar, hasta hoy. Los hijos de Israel acamparon en gilgal y celebraron la pascua a los catorce días del mes, por la tarde,  en los llanos de Jericó. Al otro día de la pascua comieron de los frutos de la tierra, panes sin levadura y, ese mismo día, espigas nuevas tostadas. El mana ceso al día siguiente, desde que comenzaron a comer de los frutos de la tierra, y los hijos de Israel nunca mas tuvieron mana, sino que comieron de los frutos de la tierra de canaan aquel año. Aconteció que estando Josué cerca de Jericó, alzo los ojos y vio a un hombre que estaba delante de el, con una espada desenvainada en su mano. Josué se le acerco y le dijo: - ¿eres de los nuestros o de nuestros enemigos? – no – respondió el-, sino que he venido como príncipe del ejercito de Jehová. entonces Josué, postrándose en tierra sobre su rostro, lo adoro y le dijo: - ¿ que dice mí señor a su siervo? El príncipe del ejercito de Jehová respondió a Josué: - quítate el calzado de los pies, porque el lugar en que estas es santo. Y Josué así lo hizo.

6 Jericó estaba cerrada, bien cerrada, por temor a los hijos de Israel: nadie entraba ni salía. Pero Jehová dijo a Josué: mira, yo he entregado en tus manos a Jericó y a su rey, junto con sus hombres de guerra, dando una vez la vuelta alrededor de la ciudad. Esto haréis durante seis días. Siete sacerdotes llevaran siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca. El séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocaran las bocinas. Cuando el cuerno de carnero de un toque prolongado, tan pronto oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritara con fuerza, y el muro de la ciudad caerá. Entonces la asaltara el pueblo, cada uno derecho hacia delante. Josué hijo de nun llamo a los sacerdotes y les dijo: tomad el arca del pacto y que siete sacerdotes lleven bocinas de cuerno de carnero delante del arca de Jehová. al pueblo dijo: pasad y dad un rodeo a la ciudad: los que están armados pasaran delante del arca de Jehová. tan pronto Josué termino de hablar al pueblo, los siete sacerdotes, llevando los siete bocinas de cuerno de carnero, pasaron delante del arca de Jehová  tocando las bocinas, mientras el arca del pacto de Jehová los seguía. Los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas y la retaguardia iba tras  el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente. Pero Josué dio esta orden al pueblo: vosotros no gritareis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca hasta el día que yo os diga: gritad. Entonces gritareis. Así hizo que el arca de Jehová diera una vuelta alrededor de la ciudad, y luego volvieron al campamento, donde pasaron la noche. Josué se levanto de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Jehová. los siete  sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, iban delante del arca de Jehová tocando las bocinas sin dejar de caminar; los hombres armados iban delante de ellos, y la retaguardia iba tras el arca de Jehová mientras las bocinas sonaban continuamente. Así dieron otra vuelta a la ciudad el segundo día y volvieron al campamento. De esta manera hicieron durante seis días. El séptimo día se levantaron al despuntar el alba, y dieron la vuelta a la ciudad, de la misma manera, siete veces –solamente este día dieron siete veces la vuelta alrededor de ella-. Cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: ¡ gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad!. La ciudad será como anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente rahab, la remera, vivirá, así como todos los que estén con ella en su casa, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos. Pero vosotros guardaos del anatema; no toquéis ni toméis cosa alguna del anatema, no sea que hagáis caer la maldición sobre el campamento de Israel y le traigáis la desgracia. Pero toda la plata y el oro y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová y entren en el tesoro de Jehová. entonces el pueblo grito, y los sacerdotes tocaron las bocinas. Y  aconteció que cuando el pueblo escucho el sonido de la bocina, grito con un gran vocerío y el muro se derrumbo. El  pueblo asalto luego la ciudad, cada uno derecho hacia delante y la tomaron. Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había: hombre y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas y los asnos. Pero Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: entrad en casa de la mujer remera, y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que sea suyo, como lo jurasteis. Los espías entraron y sacaron a rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos  y todo lo que era suyo; también sacaron a toda su parentela, y los pusieron fuera del campamento de Israel. Después prendieron fuego a la ciudad, con todo  lo que en ella había. Solamente pusieron en el tesoro de la casa de Jehová la plata  y el oro y los utensilios de bronce y de hierro. Pero Josué salvo la vida a rahab, la remera, a la casa de su padre y a todo lo que ella tenia, y ella habito entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado para reconocer a Jericó. En aquel tiempo hizo Josué este juramento: maldito delante de Jehová el hombre que se levante y reedifique esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor me asiente sus puertas. Estaba, pues, Jehová con Josué  y su nombre se divulgo por toda la tierra.

7 Pero los hijos de Israel cometieron una infidelidad en cuanto al anatema, porque acan hijo de carmi hijo de zabdi hijo de zera, de la tribu de juda, tomo algo del anatema, y la ira de Jehová se encendió contra los hijos de Israel. Después Josué envió unos hombres desde Jericó a hai, que estaba junto a bet-aven hacia el oriente de bet-el y les dijo: subid a reconocer la tierra. Ellos subieron y reconocieron todo el pueblo a hai. Al volver, dijeron a Josué: que no suba todo el pueblo; dos mil o tres mil hombres tomaron a hai. No fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos. Subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de hai. Los de hai les mataron a unos treinta  y seis hombres, los persiguieron  desde la puerta hasta sebarim y los derrotaron en la bajada, por la cual el  corazón del pueblo desfalleció y se volvió como agua. Entonces Josué rompió sus vestidos y se postro en tierra su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, junto con los ancianos de Israel,  y se echaron polvo sobre sus cabezas. Josué decía: - ¡ ah, señor Jehová! ¿por qué hiciste pasar a este pueblo el jordán, para entregarnos en manos de los amorreos  y que nos destruyan? ¡ ojala nos hubiéramos quedado al otro lado del jordán! ¡ ay señor!,  ¿qué diré, ahora que Israel le ha vuelto la espalda a sus enemigos? Porque los cananeos y todos los habitantes de la tierra se enteraran, nos rodearan y borraran nuestro nombre de encima de la tierra. ¿qué harás tu entonces por tu gran nombre?. Jehová respondió a Josué: - ¡ levántate!, ¿por qué  te postras así sobre tu rostro? Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto, el que yo les mande. También han tomado algo del anatema y hasta lo han robado, han mentido y aun lo han guardado entre sus enseres. Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante  de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema. No estaré mas con vosotros si no hacéis desaparecer el anatema de en medio de vosotros. Levántate, santifica al pueblo y di: santificaos para mañana, porque Jehová, el Dios de Israel dice así:  anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros. Os acercareis, pues, mañana por tribus; la tribu que Jehová señale, se acercara por familias; la familia que Jehová señale, se acercara por casas paternas y la casa  que Jehová señale, se acercara hombre por hombre. El que sea sorprendido en posesión del anatema, será quemado, el y todo lo que tiene, por cuanto ha quebrantado el pacto de Jehová y ha cometido una infamia en Israel. Josué , pues, levantándose  de mañana, hizo acercar a Israel por tribus y fue designada la tribu de juda. Hizo acercar a la tribu de juda, y fue designadas la familia de los de zera; luego hizo que se acercaran las familias de los de zera y fue designado zabdi. Hizo acercar  su  casa hombre por hombre  y fue designado acan hijo de carmi hijo de zabdi hijo de zera, de la tribu de  juda. Entonces Josué dijo acan: - hijo mío, da gloria a Jehová, el Dios de Israel, dale alabanza y declárame ahora lo que has hecho; no me lo encubras. Acan respondió a Josué:  -verdaderamente yo he pecado contra Jehová, el Dios de Israel; he hecho así y así. Pues yo vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, doscientos siclos de plata y un lingote de oro de cincuenta siclos de peso, lo cual codicie y tome. Ahora esta escondido bajo tierra en medio de mi tienda y el dinero esta debajo. Entonces Josué envió mensajeros, los cuales fueron corriendo a la tienda y en efecto, todo estaba escondido en su tienda, y el dinero debajo. Lo tomaron de la tienda y lo llevaron ante Josué y todos los hijos de Israel, y lo pusieron delante de Jehová. entonces Josué junto con todo Israel, tomaron a acan hijo de zera el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda  y todo cuanto tenia, y lo llevaron todo al valle de acor. Allí le dijo Josué: - ¿por qué nos has turbado? Que Jehová te turbe en este día. Y todos los israelitas los apedrearon y los quemaron después de apedrearlos. Sobre el levantaron un gran montón de piedras que permanece hasta hoy. Así Jehová se calmo del ardor de su ira. Por eso aquel lugar se llama el valle de acor, hasta hoy.

8 Jehová dijo a Josué: no temas ni desmayes. Toma contigo toda la gente de guerra, levántate y sube a hai. Mira,  yo he entregado en tus manos al rey de hai, a su pueblo, a su ciudad  y a su tierra. Harás con hai y con su rey como hiciste con Jericó y su rey; solo que ahora tomareis para vosotros su botín y sus bestias. Pondrás pues, emboscadas detrás  de la ciudad. Entonces se levantaron Josué y toda la gente de guerra para subir contra hai.  Escogió Josué treinta mil hombres fuertes a los cuales envió de noche con esta orden: atended, pondréis una emboscada detrás de la ciudad. No os alejareis mucho de la ciudad y estaréis todos dispuestos. Yo  y todo el pueblo que esta conmigo nos acercaremos a la ciudad,  y cuando salgan ellos contra nosotros, como hicieron antes, huiremos delante de ellos. Ellos saldrán tras nosotros, hasta que los alejemos de la ciudad, pues dirán: huyen de nosotros como la primera vez. Huiremos, entonces, delante de ellos. Luego vosotros os levantareis de la emboscada y tomareis la ciudad, pues Jehová, vuestro Dios, la entregara en vuestras manos. Cuando la hayáis tomado, le prenderéis fuego. Haréis conforme a la palabra de Jehová. mirad que os lo he mandado. Entonces Josué los envió; ellos se fueron a la emboscada y se pusieron entre bet-el  y hai, al occidente de hai. Josué se quedo aquella noche en medio del pueblo. Josué se levanto muy de mañana, paso revista al pueblo y subió contra hai, al frente del pueblo, junto con los ancianos de Israel. Toda la gente de guerra que con el estaba subió y se acerco; llegaron delante de la ciudad y acamparon al norte de hai. El valle estaba entre el y hai. Tomo como cinco mil hombres y los puso en una emboscada entre bet-el y hai al occidente de la ciudad. Así dispusieron al pueblo:  todo el campamento al norte de la ciudad y su emboscada  al occidente de la ciudad. Aquella noche Josué avanzo hasta la mitad del valle. Aconteció, que al verlo el rey hai el y su pueblo se apresuraron, madrugaron,  y al tiempo señalado, los hombres de la ciudad salieron a combatir contra Israel frente al araba, no sabiendo que estaba puesta una emboscada a espaldas de la ciudad. Josué y todo Israel se fingieron vencidos y huyeron delante de ellos por el camino del desierto. Todo el pueblo que estaba en hai se junto para perseguirlos, y al ir tras Josué, se alejaron así de la ciudad. No quedo ningún hombre en hai ni en bet-el que no saliera tras Israel, y por seguir a Israel dejaron la ciudad abierta. Entonces Jehová dijo a Josué: extiende hacia hai  la lanza que tienes en tu mano, porque yo la entregare en tus manos. Josué extendió hacia la ciudad la lanza que tenia en su mano. Se levantaron prontamente de su lugar los que estaban en la emboscada, corrieron luego que el alzo su mano, entraron en la ciudad, la tomaron y se apresuraron a prenderle fuego. Cuando los hombres de hai volvieron el rostro y vieron el humo de la ciudad que subía al cielo, no pudieron huir ni a una parte ni a la otra, porque el pueblo que iba huyendo hacia el desierto se volvió  contra quienes los perseguían. Josué y todo Israel, al ver que los de la emboscada habían tomado la ciudad, y que el humo de la ciudad subía, se volvieron y atacaron a los de hai. Los otros salieron de la ciudad a su encuentro, y así  quedaron encerrados en medio de Israel, los unos por un lado y los otros por el otro. Y los hirieron hasta que no quedo ninguno de ellos que escapara. Pero tomaron vivo al rey de hai y lo llevaron ante Josué. Cuando los israelitas acabaron de matar a todos los habitantes de hai en el campo  ye el desierto, hasta donde los habían perseguido, y todos habían caído a filo de espada hasta ser  consumidos, todos los israelitas volvieron a hai, y también la hirieron a filo de espada. El numero de los que cayeron aquel día, entre hombres y mujeres, fue de doce mil, todos los de hai. Porque Josué no retiro la mano que había extendido con la lanza hasta que hubo destruido por completo a todos los habitantes de hai. Los israelitas tomaron para si las bestias y el botín de la ciudad, conforme a la palabra que Jehová había mandado a Josué. Josué quemo a hai y la redujo a un montón de escombros, desolada para siempre hasta hoy. Al rey de hai lo colgó de un madero hasta caer la noche, y cuando el sol se puso, mando Josué que quitaran del madero su cuerpo y lo echaran a la puerta de la ciudad. Luego levantaron sobre el un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy. Entonces  Josué edifico un altar a Jehová, Dios de Israel, en el monte ebal, como moisés siervo de Jehová, lo había mandado a los hijos de Israel y como esta escrito en el libro de la ley de moisés: un altar de piedras enteras sin labrar. Ofrecieron sobre el holocaustos a Jehová y sacrificaron ofrendas de paz. También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel. Todo Israel, tanto los extranjeros como los naturales, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba de pie a uno y otro lado del arca ,en presencia de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová. la mitad de ellos estaba hacia el monte gerizim y la otra mitad hacia el monte ebal, de la manera que moisés, siervo de Jehová, lo había mandado antes, para que primero bendijeran al pueblo de Israel. Después de esto leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que esta escrito en el libro de la ley. No hubo palabra alguna de todo cuanto mando moisés que Josué no hiciera leer delante de toda la congregación de Israel, de las mujeres, los niños y los extranjeros que habitaban entre ellos.

9 Cuando oyeron estas cosas todos los reyes que estaban a este lado del jordán, tanto en las montañas como en los llanos, y en toda la costa del mar grande hasta el Líbano: heteos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos, jebuseos,  se concertaron para pelear contra Josué e Israel. Pero cuando los habitantes de gabaon oyeron lo que Josué había hecho en con Jericó y hai, recurrieron a la astucia pues fueron y se fingieron embajadores, tomaron sacos viejos sobre sus asnos y odres viejos de vino, rotos y remendados;  se pusieron zapatos viejos y recosidos, y vestidos viejos. Tomo el pan que traían para el camino era seco y mohoso. Al llegar a Josué al campamento en gilgal, les dijeron a el y a los de Israel: - nosotros venimos de una tierra muy lejana; haced pues, ahora una alianza con nosotros.  Los de Israel respondieron a los heveos: - si habitáis en medio de nosotros, ¿cómo, pues, podremos hacer alianza con vosotros? Ellos respondieron a Josué: - nosotros somos tus siervos. - ¿quién sois vosotros, y de donde venís? – les dijo Josué:  ellos respondieron: - tus siervos han venido de tierra muy lejana a causa del nombre de Jehová, tu Dios, pues hemos oído de su fama, de todo lo que hizo en Egipto y todo lo que hizo con los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del jordán: sehon rey de hesbon y og rey de basan que estaba en astarot. Por eso nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestra tierra nos dijeron:  tomad en vuestras manos la provisión para el camino, id al encuentro de ellos y decidles: nosotros somos vuestros siervos; haced ahora alianza con nosotros. Este es nuestro pan lo tomamos caliente el día que salimos para venir a vuestro encuentro, y ahora ya esta seco y mohoso. Estos odres de vino también los llenamos nuevos, y ya están rotos. También estos nuestros vestidos y nuestros zapatos están ya viejos a causa de tanto caminar. Los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos, pero no consultaron a Jehová. Josué hizo la paz con ellos; también celebro con ellos una alianza concediéndoles la vida y los príncipes de la congregación hicieron un juramento. Tres días después que hicieron la alianza con ellos, supieron que eran sus vecinos y que habitaban en medio de ellos. Los hijos de Israel salieron, y al tercer día llegaron a sus ciudades, que eran gabaon, cafira, beerot y quiriat-jarim. No los mataron los hijos de Israel por cuanto los príncipes de la congregación les habían jurado por Jehová, el Dios de Israel. Toda la congregación empezó a murmurar contra los príncipes; pero todos los príncipes respondieron a la congregación: - nosotros les hemos  jurado por Jehová, Dios de Israel; por tanto, ahora no los podemos tocar. Esto haremos con ellos: los dejaremos vivir, para que no venga sobre nosotros la ira por causa del juramento que les hemos hecho. De ellos dijeron, pues, los príncipes: ¡ dejadlos vivir!,  pero que se constituyan en leñadores y aguadores para toda la congregación, concediéndoles así la vida, según les habían prometido los príncipes. Josué los llamo y les dijo: - ¿por qué nos habéis engañado diciendo: habitamos muy lejos de vosotros, siendo que vivís en medio de nosotros? Ahora, pues, malditos sois, y nunca dejara de haber entre vosotros siervos, ni quienes corten leña y saquen el agua para la casa de mi Dios. Ellos respondieron a Josué: - como fue dado a entender a tus siervos que Jehová, tu Dios, había mandado a moisés, a su siervo, que os había de dar toda la tierra y que había de destruir a todos los habitantes de la tierra delante de nosotros, por eso temimos mucho por nuestras vidas a causa de vosotros, e hicimos esto. Ahora, pues, estamos en tus manos; lo que te parezca bueno y recto hacer de nosotros, hazlo. El hizo así, con ellos, pues los libro de manos de los hijos de Israel y no los mataron. Aquel día Josué los destino a ser leñadores y aguadores para la  congregación y para el altar de Jehová, en lugar que Jehová eligiera. Eso son hasta hoy.

10 Cuando adonisedec, rey de Jerusalén, oyó que Josué había tomado a hai y la había asolado ( como había hecho con Jericó y con su rey, así lo hizo con hai y su rey),  y que los habitantes de gabaon habían hecho la paz con los israelitas y estaban entre ellos, tuvo gran temor, porque gabaon era tan grande como una de las ciudades reales, mayor que hai y todos sus hombres eran valientes. Por lo cual adonisedec, rey de Jerusalén, mando decir a hoham rey de hebron, a piream, rey de jarmut, a jafia, rey de laquis y a debir, rey de eglon: venid y ayudadme a combatir a gabaon, pues ha hecho la paz con Josué y con los hijos de Israel. Y los cinco reyes amorreos, el rey de Jerusalén, el rey de hebron, el rey de jarmut, el rey de laquis y el rey de eglon, se juntaron y subieron con todos sus ejércitos, acamparon cerca de gabaon y pelearon contra ella. Entonces los habitantes de gabaon enviaron a decir a Josué al campamento en gilgal: no niegues ayuda a tus siervos; sube rápidamente a defendernos y ayudarnos, porque todos los reyes amorreos que habitan en las montañas se han unido contra nosotros. Josué subió desde gilgal junto con toda la gente de guerra y con todos los hombres valientes, y  Jehová les dijo: no les tengas temor, porque yo los he entregado en tus manos y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti. Josué cayo sobre ellos de repente, tras haber caminado toda la noche desde gilgal. Y Jehová los lleno de pavor ante Israel y les causo una gran mortandad en gabaon; los siguió por el camino que sube a bet-horon, y los hirió hasta  azeca y maceda. Mientras iban huyendo de los israelitas, a la bajada de bet-horon, Jehová arrojo desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta azeca y murieron. Fueron mas los que murieron por las piedras del granizo que los que los hijos de Israel mataron a espada. Entonces Josué hablo a Jehová el día en  que Jehová entrego al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: Sol, detente en gabaon, y tu luna, en el valle de ajalon. Y el sol se detuvo y la luna se paro, hasta que la gente se vengo de sus enemigos. ¿no esta escrito esto en libro de jaser? El sol se paro en medio del cielo, y no se apresuro a ponerse casi un día entero. No hubo un  día como aquel, ni antes ni después de el, en que Jehová haya obedecido a la voz de un hombre, porque Jehová peleaba por Israel. Josué volvió junto con todo  Israel al campamento en gilgal. Aquellos cinco reyes huyeron y se escondieron en una cueva en maceda. Cuando se le aviso que los cinco reyes habían sido hallados escondidos en una cueva en maceda, Josué dijo: rodad grandes piedras hasta la entrada de la cueva y poned hombres junto a ella para que los custodien. Y vosotros no os detengáis, sino seguid a vuestros enemigos y heridles la retaguardia, sin dejarlos entrar en sus ciudades, porque Jehová, vuestro Dios, los ha entregado en vuestras manos. Aconteció que cuando Josué y los hijos de Israel acabaron de acusarles una gran mortandad, hasta exterminarlos, los que quedaron de ellos se metieron en las ciudades fortificadas. Todo el pueblo volvió sano y salvo al campamento de Josué en maceda, y nadie se atrevio a mover su lengua contra ninguno de los hijos de Israel. Entonces dijo Josué: abrid la entrada de la cueva y sacad de ella a esos cinco reyes. Así lo hicieron; sacaron de la cueva a aquellos cinco reyes: al rey de Jerusalén, al rey de hebron, al rey de jarmut, al rey de laquis y al rey de eglon. Cuando los llevaron ante Jehová, llamo Josué a todos los hombres de Israel y dijo a los principales de la gente de guerra que habían venido con el: acercaos y poned vuestros pies sobre  los cuellos de estos reyes. Ellos se acercaron y pusieron sus pies sobre los cuellos de ellos. No temáis, ni os atemoricéis – les dijo Josué-; sed fuertes y valientes, porque así hará Jehová con todos los enemigos contra los cuales peleáis. Después de esto, Josué los hirió, los mato  y los hizo colgar en cinco maderos. Allí quedaron colgados hasta caer la noche.  Cuando el sol se iba a poner, mando Josué que los descolgaran de los maderos y los echaran en la cueva donde se habían escondido. Y pusieron grandes piedras a la entrada de la cueva, las cuales permanecen hasta hoy. Aquel mismo día tomo Josué a maceda, la paso a filo de espada y mato a su rey; los destruyo por completo, con todo lo que en ella tenia vida, sin dejar nada, e hizo con el rey de maceda como había hecho con el rey de Jericó. De maceda paso Josué, con todo Israel, a libna y la ataco. Y Jehová la entrego también, junto con su rey, en manos de Israel, que la paso a filo de espada, con todo lo que en ella tenia vida, sin dejar nada, e hizo con su rey de la manera como había hecho con el rey de Jericó. Después Josué, con todo Israel, paso de libna a laquis, acampo cerca de ella y la ataco. Jehová entrego también a laquis en manos de Israel, quien la tomo  al día siguiente y la paso a filo de espada con todo lo que en ella tenia vida, tal como había hecho en libna. Entonces horam, rey de gezer, subió en ayuda de laquis, pero Josué lo derroto a el y  a su pueblo, hasta no dejar a ninguno de ellos. De laquis paso Josué, con todo Israel, a eglon. Acamparon cerca de ella y la atacaron, ese mismo día la tomaron y la pasaron a filo  de espada. Aquel día mato todo lo que en ella tenia vida, como había hecho en laquis. Subió luego Josué, con todo Israel, de eglon a hebron, y la atacaron. La tomaron  y la pasaron a filo de espada, con su rey, todas sus ciudades y todo lo que en ella tenia vida. No dejo nada, como había hecho con eglon. La destruyeron con todo lo que en ella tenia vida. Después volvió Josué, con todo Israel sobre debir, y la ataco. La tomo, junto con su rey y todas sus ciudades; las pasaron a filo de espada y destruyeron todo lo que allí dentro tenia vida, sin dejar nada. Como había hecho con hebron y con libna y su rey, así hizo con debir y su rey. Conquisto, pues, Josué toda la región de las montañas, el neguev, los llanos y las laderas, y a todos sus reyes, sin dejar nada; todo lo que tenia vida lo extermino, como Jehová, Dios de Israel, se lo había mandado. Los batió Josué desde  cades-barnea hasta gaza, y toda la tierra de gosen hasta gabon. Todos estos reyes y sus tierras los tomo Josué de una vez, porque Jehová, el Dios de Israel peleaba por Israel. Después volvió Josué, con todo Israel, al campamento en gilgal.

11 Cuando jabin, rey de azor, se entero de esto, envió un mensaje a jobab, rey de madon, al rey de simron, al rey de acsaf y a los reyes que estaban en la región del norte en las montañas,  y en el araba al sur de cineret, en los llanos  y en las regiones de dor al occidente, al cananeo que estaba al oriente y al occidente, al amorreo, al heteo, al ferezeo, al jebuseo en las montañas, y  al heveo al pie de hermon en tierra de mizpa. Estos salieron con todos sus ejércitos, una multitud tan numerosa como la arena que esta a la orilla del mar, con muchísimos caballos y carros de guerra. Todos estos reyes se unieron, llegaron y acamparon unidos juntos a las aguas de meron para pelear contra Israel. Pero Jehová dijo a Josué: no les tengas temor, porque mañana a esta hora yo los entregare a todos  muertos delante de Israel; desjarretaras sus caballos y quemaras sus carros en el fuego. Josué  con toda su gente de guerra, se lanzo de repente contra ellos junto a las aguas de  merom. Jehová los entrego en manos de Israel, que los hirió y los persiguió hasta sidon la grande, hasta misrefotmaim y el llano de mizpa al oriente. Los hirió hasta no dejar ninguno con vida. Josué hizo con ellos como Jehová le había mandado: desjarreto sus caballos y quemo sus carros en el fuego. Por entonces regreso Josué, tomo a azor y mato a espada a su rey, pues hazor había sido antes cabezas de todos estos reinos. Pasaron a espada todo cuanto en ella tenia vida, destruyendo todo por completo, sin que quedara nada capaz de respirar y prendieron fuego a hazor. Asimismo tomo Josué todas las ciudades de aquellos reyes y a todos sus reyes los paso a filo de espada y los extermino, como moisés  siervo de Jehová, lo había mandado. Pero Israel no quemo todas las ciudades que estaban sobre las colinas; Josué quemo únicamente a hazor. Los hijos de Israel tomaron para si todo el botín y las bestias de aquellas ciudades; pero pasaron a todos los hombres a filo de espada hasta exterminarlos, sin dejar ninguno con vida. De la manera que Jehová lo había mandado a moisés, su siervo, así moisés lo mando a moisés, su siervo, así moisés lo mando a Josué, y así lo hizo Josué, sin quitar una palabra de todo lo que Jehová había mandado a moisés. Conquisto, pues, Josué toda aquella tierra las montañas, todo el neguev, toda la tierra de gosen, los llanos, el araba, las montañas de Israel, y sus valles, desde el monte de halac, que sube hacia  seir, hasta baal-gad, en la llanura del Líbano, a la falda del monte de hermon. Capturo asimismo a todos sus reyes, los hirió y mato. Durante mucho tiempo estuvo Josué en guerra con estos reyes. No hubo ciudad que hiciera la paz con los hijos de Israel, salvo los heveos que habitaban en gabaon; todas las tomaron por la fuerza. Porque Jehová provenía que endurecieran su corazón para que opusieran resistencia a Israel, a fin de exterminarlos sin misericordia y fueran así aniquilados, como Jehová lo había mandado a moisés. También en aquel tiempo fue Josué y destruyo a los anaceos de los montes de hebron de debir, de anab, de todos los montes de juda y de todos los montes de Israel. Josué los destruyo a ellos y a sus ciudades. Ninguno de los anaceos quedo en la tierra de los hijos de Israel; solamente quedaron en gaza, en gat y en asdod. Conquisto, pues, Josué toda la tierra, conforme a todo lo que Jehová había dicho a moisés, y la entrego a los israelitas como herencia conforme a su distribución por tribus. Y la tierra descanso de la guerra.

12 Estos son los reyes de la tierra que los hijos de Israel derrotaron y cuya tierra poseyeron al otro lado del jordán hacia donde nace el sol, desde el arroyo arnon hasta el monte hermon, con todo el araba oriental: sehon, rey de los amorreos que habitaba en hesbon y señoreaba desde aroer – a la ribera del arroyo de arnon-, hasta el arroyo jaboc- limite de los hijos de Amón-, incluida la cuenca del valle y la mitad de galaad, y el lado oriental del araba hasta el mar de gineret y hasta el mar del araba, el mar salado, al oriente, por el camino de bet-jesimot, y por el sur hasta el pie de las laderas del pisga. El territorio de og rey de basan – un descendiente de los refaitas-, que habitaba en astarot y en edrei, y dominaba en el monte hermon, en salca, en todo basan hasta los limites de gesur y de maaca, y en la mitad de gaalad, territorio de sehon, rey de hesbon. A estos derrotaron moisés siervo de Jehová, y los hijos de Israel; y moisés, siervo de Jehová, había dado aquella tierra en posesión a los rubenitas a los gaditas y a la media tribu de manases. Estos son los reyes de la tierra que Josué y los hijos de Israel derrotaron del lado occidental del jordán, desde baal-gad, en el llano del Líbano, hasta el monte halac que sube hacia seir,  y cuya tierra dio Josué en posesión a las tribus de Israel, conforme a su distribución, en las montañas, en los valles, en el araba, en las laderas, en le desierto y en el neguev, donde vivía el heteo, el amorreo, el  cananeo, el ferezeo, el heveo y el jevuseo:  el rey de Jericó; el rey de hai, que esta al lado de bet-el;  el rey de Jerusalén; el rey de hebron; el rey de jarmut; el rey de laquis; el rey de eglon; el rey de gezer; el rey de debir; el rey de geder; el rey de horma; el rey de arad;  el rey libna; el rey de adulam; rey de maceda; el rey de bet-el; el rey de tapua; el rey de hefer; el rey de afec; el rey de saron; el rey de maron; el rey de hazor;  el rey de simron-meron; el rey de acsaf; el rey de taanac; el rey de meguido; el rey de cedes; el rey de jocneam del Carmelo; el rey de dor de la provincia de dor; el rey de goim en gilgal; el rey de tirsa;  treinta y un reyes en total.

13 Josué era ya viejo, entrado en años, cuando Jehová le dijo: tu eres ya viejo, de edad avanzada, y queda aun mucha tierra por poseer. Esta es la tierra que queda: todos los territorios de los filisteos y de los gesureros, desde sihor, que esta al oriente de Egipto, hasta el limite de ecron por el norte, que se considera de los cananeos; los cinco principados de los filisteos, el gazeo, el asdodeo, el ascaloneo, el goteo y el  ecroneo; también los aveos, que están al sur. Toda la tierra de los cananeos, y mehara que es de los sidonios hasta afec y hasta los limites del amorreo; la tierra de los giblitas, con todo el Líbano hacia donde sale el sol, desde baal-gad, al pie del monte hermon, hasta la entrada de hamat. Yo expulsare de la presencia de los hijos de Israel a todos los que habitan en las montañas desde el Líbano hasta misrefotmain, y a todos los sidonios. Tu solamente repartirás por suertes el país a los israelitas como heredad, conforme te he mandado. Reparte, pues, ahora esta tierra como heredad a las nueve tribus y a la media tribu de manases. Porque la otra media tribu de manases, los rubenitas y los gaditas recibieron ya la heredad que les dio moisés al otro lado del jordán, al oriente, según el reparto de moisés, siervo de Jehová: desde aroer, a orillas del arroyo arnon, con la ciudad que esta en medio del valle y toda la llanura de medeba hasta dibon; todas las ciudades de  sehon rey de los amorreos, el cual reino en hesbon, hasta los limites  de los hijos de Amón; galaad los territorios de los gesureros y los maacateos, todo el monte hermon y toda la tierra de basan hasta salca; y en basan todo el reino de og que reino en astarot y en edrei y era el ultimo sobreviviente de los nefaitas, pues moisés los había derrotado y expulsado. Pero a los gesureros y a los maacateos no los expulsaron los hijos de Israel, sino que gesur y maaca habitaron entre los israelitas hasta hoy. Pero la tribu de levi no le dio heredad;  los sacrificios de Jehová, Dios de Israel, son su heredad, como el les había dicho. Dio, pues, moisés a la tribu de los hijos de Rubén conforme a sus familias. Su territorio iba desde aroer, que esta a la orilla del arroyo arnon, con la ciudad que esta en medio del valle  y toda la llanura hasta medeba; hesbon con todas las ciudades que están en la llanura; dibon bamot-baal bet-baal-meon, jahaza cademot, mefaat, quiriataim, sibma, zaret-sahar en el monte del valle, bet-peor, las laderas de pisga, bet-jesimot, todas las ciudades de la llanura y todo el reino de sehon, rey de los amorreos que reino en hesbon y   a quien derroto moisés, lo mismo que a los príncipes de madian, evi, requem, zur, hur, reba, príncipes de sehon que habitaban en aquella tierra. También pasaron a espada los hijos de Israel entre otras victimas, a balaam, el adivino, hijo de beor. Y el jordán servia de limite al territorio de los hijos de Rubén. Esta fue la heredad de los hijos de Rubén conforme a las familias con sus ciudades  y sus aldeas. Dio asimismo moisés a la tribu de gad, a los hijos de gad, conforme a sus familias. Su territorio fue jazer, todas las ciudades de galaad, la mitad de la tierra de los hijos de Amón hasta aroer, que esta enfrente de raba, y desde hesbon hasta ramat-mizpa y betonim y desde mahanaim hasta el limite de debir; y en el valle bet-aram, bet-nimra, sucot y zafon –el resto del reino de sehon, rey de hesbon-, el jordán y su limite hasta el extremo del mar de cineret al otro lado del jordán, al oriente.  Esta es la heredad de los hijos de gad por sus familias, con sus ciudades y sus aldeas. También dio moisés su heredad a la media tribu de manases, que fuera para la media tribu de los hijos de manases, conforme a  sus familias. Su territorio iba desde mahanaim y comprendía todo basan, todas las aldeas de jair que están en basa: sesenta poblaciones. La mitad de galaad, astarot y edrei, ciudades del reino de og en basan pasaron a la mitad de los hijos de maquir hijo de manases, conforme a sus familias. Esto es lo que moisés repartió como heredad en los llanos de moab, al otro lado del jordán, al oriente de Jericó.. pero  a la tribu de levi no le dio moisés heredad; Jehová Dios de Israel es su heredad, como el les había dicho.

14  Esto, pues, es lo que los hijos de Israel recibieron como heredad en la tierra de canaan, lo que le repartieron  el sacerdote eleazar, Josué hijo de nun,  y los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel. Por suertes se les dio su heredad, como Jehová había mandado a moisés que se diera a las nueve tribus y a la media tribu. Porque a las dos tribus y a la media tribu les había dado moisés su heredad al otro lado del jordán, pero a los levitas no les dio ninguna heredad entre ellos. Pues los hijos de José fueron dos tribus, manases y Efraín, y no dieron parte a los levitas en la tierra, sino ciudades en que  habitaran con sus ejidos para el ganado y los rebaños. De la manera que Jehová lo había mandado a moisés, así lo hicieron los hijos de Israel en el reparto de la tierra. Los hijos de juda fueron donde estaba Josué en gilgal y caleb hijo de jefone, el cenezeo le dijo: tu sabes lo que Jehová dijo a moisés el varón de Dios, en cades-barnea, tocante a nosotros dos. Yo tenia cuarenta años de edad cuando moisés siervo de Jehová me envió de cades-barnea a reconocer la tierra y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. Mis hermanos los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo pero yo me mantuve fiel a Jehová mi Dios. Entonces moisés juro diciendo: ciertamente la tierra que piso pie será para ti y para tus hijos como herencia perpetua, por cuanto te mantuviste fiel a Jehová, mi Dios. Pues bien, Jehová me ha hecho vivir, como el dijo, estos cuarenta y cinco años desde el tiempo que Jehová dijo estas palabras a moisés, cuando Israel andaba por el desierto y ahora  tengo ochenta y cinco años de edad. Todavía estoy tan fuerte como el día en que moisés me envió. Cual era mi fuerza entonces tal es ahora mi fuerza para combatir, para salir y para entrar. Dame pues, ahora este monte del cual hablo Jehová aquel día. Tu mismo oíste entonces que los onaceos están allí y que hay ciudades grandes y fortificadas. Si Jehová esta conmigo, los expulsare como Jehová ha dicho. Josué entonces lo bendijo y dio a caleb hijo de jefone a hebron como heredad. Por tanto, hebron vino a ser heredad de caleb hijo de jefone el cenezeo hasta hoy, por cuanto se había mantenido fiel a Jehová, Dios de Israel. Pero el nombre de hebron  era antes quiriat-arba porque arba fue un hombre grande entre los anaceos. Y la tierra descanso de la guerra.

15 La parte que toco en suerte a la tribu de los hijos de juda, conforme a  sus familias, llegaba hasta la frontera de edom, y tenia el desierto de zin al sur, como su extremo meridional. Su limite por el lado del sur partía de la costa del mar salado –desde la bahía que mira hacia el sur-; luego salía hacia el sur de la subida de acrabim, pasaba hacia zin y subía hasta  cades-barnera; pasando por hezron, subía hacia adar y daba vuelta a carca. De allí pasaba por asmon, salía al arroyo de Egipto y terminaba en el mar. Este, pues, os será el limite del sur. El limite oriental es el mar salado hasta la desembocadura del jordán. El limite por el lado del norte, partía de la bahía del mar, en la desembocadura del jordán. Este limite sube por bet-hogla, pasa al norte de bet-araba y de aquí sube a la piedra de bohan hijo de Rubén. Lugo sube a debir desde el valle de acor, y al norte mira sobre gilgal, que esta enfrente de la subida de adumin, al sur del arroyo; pasa por las aguas de en-semes y sale a la fuente rogel. Sube este limite por el valle del hijo de hinom, al lado sur del jebuseo que es Jerusalén. Luego sube por la cumbre del monte que enfrente del valle del hinom, hacia el occidente, el cual esta al extremo del valle de refaim, por el lado norte. Este limite tuerce desde la cumbre del monte hasta la fuente de las aguas de neftoa y sale a las ciudades del monte efron para volverse luego hacia baala que es quiriat-jearim. Después gira este limite desde baala hacia el occidente a los montes de seir y, pasando por el lado norte de monte jearim, el cual es quesalon, desciende a bet-semes y pasa a timna. Sale luego del lado norte de ecrom y vuelve hacia sicron, pasa por el monte baala, sale a jabneel y termina en el mar. El limite del occidente es el mar grande. Este era el limite del territorio de los hijos de juda, conforme a sus familias. A caleb hijo de jefone se le dio su parte entre los hijos de juda, conforme al mandamiento de Jehová a Josué: quiriat-arba, la ciudad de padre de anac, que es hebron. Caleb echo de allí a los tres hijos de anac: a sesai, ahiman y talmali, descendientes de anac. De aquí subió contra los que habitaban en debir, que antes se llamaba quiriat-sefer. Entonces dijo caleb: Al que ataque quiriat-sefer y la tome, yo le daré a mi hija acsa por mujer. Otoniel hijo de cenaz hermano de caleb, la tomo y el le dio a su hija acsa por mujer. Y aconteció que cuando se la llevaba, este la persuadió que pidiera a su padre tierras para labrar. Ella se bajo del asno,  y caleb le pregunto: - ¿qué tienes?  - concédeme un don – respondió ella-; puesto que me has dado tierra del neguev, dame también fuentes de aguas. El entonces les dio fuentes de arriba y las de abajo. Esta, pues, es la heredad de la tribu de los hijos de juda por sus familias. Y fueron las ciudades de la tribu de los hijos de juda en el extremo sur, hacia la frontera de edom: cabseel, edar, jaguar, cina, dimona, adada, cedes, hazor, itnan, zif, telem, bealot, hazor-hadata,  queriot, hezron (que es hazor), amam, sema, molada, hazar-dada, hesmon, bet-pelet, hazar-sual, beerseba, bizotia, baala, lim, esem,  eltolad, quesil,  horma, siclag, madmana, sansana, lebaot, silhim, ain y rimon. En total, veintinueve ciudades con sus aldeas. En las llanuras estaol, zora asena, zanoa, en-ganim, tapua, enam, jarmut, adulam, soco, azeca, saaraim, aditaim, gedera y gederotaim: catorce ciudades con sus aldeas. Zenan, hadasa, migdal-gad, dilean, mizpa, jocteel, laquis, boscat, eglon, cabon, lahman, quitlis, gederot, bet-dagon, naama y maceda: dieciséis ciudades  con sus aldeas. Libna, eter, asan, jifta, asena, nezib, keila, aczib y maresa: nueve ciudades con sus aldeas. Ecron,  con sus villas  y sus aldeas. De ecron hasta el mar, todas las que están cerca de asdod con sus aldeas. Asdod, con sus villas  y sus aldeas; gaza con sus villas y sus aldeas hasta el rió de Egipto,  y las costas del mar grande. En las montañas: samir, jatir, soco,  dana, quiriat-sana (que es debir); anab, estemoa, anim, gosen, holon, gilo: once ciudades con sus aldeas. Arab, duma,  esan, janum, bet-tapua,  afeca, humta, quiriat-arba (la cual es hebron) y sior: nueve ciudades con sus aldeas. Maon, carmel, zif, juta, jezreel, jocdeam, zanoa, cain, gabaa y timna: diez ciudades con sus aldeas. Halhul, bet-sur, gedor, maarat, bet-anot, eltecon: seis ciudades con sus aldeas. Quiriat-baal, (que es quiriat-jearim) y raba: dos ciudades con sus aldeas. En el desierto: bet-araba, midin,  secaca, nibsan, la ciudad de la sal, y en-gadi: seis ciudades con sus aldeas. Pero los hijos de juda no pudieron expulsar a los jebuseos que habitaban en Jerusalén. Por eso ha quedado el jebuseo en Jerusalén junto con los hijos de juda hasta hoy.

16 Lo que toco  en suerte a los hijos de José iba de desde el jordán de Jericó hasta las aguas de Jericó, hacia el orientee, hacia el desierto que sube de Jericó por las montañas de bet-el. sale de bet-el a luz y pasa a lo largo del territorio de los arquitas hasta atarot; baja hacia el  occidente al territorio de los jafletitas, hasta el limite de bet-horon la de abajo, y hasta gezer, y sale al mar. Recibieron, pues, su heredad los hijos de José, manases y Efraín. El territorio de los hijos de Efraín por sus familias: el limite de su heredad era por el lado del oriente atarot-adar, hasta bet-horon la de arriba. Continua el limite hasta el mar y hasta micmetat al norte y da  vuelta hacia el oriente hasta taanat-silo,  y de aquí pasa a janoa. De janoa desciende a atarot y a naarat, toca Jericó y sale al jordán. De tapua se vuelve hacia el oeste por el arroyo cana y sale al mar. Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Efraín por sus familias, además de las ciudades que se apartaron para los hijos de Efraín en medio de la heredad de los hijos de manases; todas las ciudades con sus aldeas. Pero no expulsaron al cananeo que habitaba en gezer, y por eso quedo el cananeo en medio de Efraín, hasta hoy,  aunque sometido a tributo.

17  Se echaron también suertes para la tribu de manases, porque era el primogénito de José: a maquir,  primogénito de manases y padre de galaad, que fue un hombre de guerra, le toco galaad y basan. Se echaron también suertes para los otros hijos de manases conforme a  sus familias: los hijos de abiezer,  los hijos de helec, los hijos de asriel, los hijos de siquem, los hijos de hefer,  y los hijos de semida. Estos eran los hijos varones de manases hijos de José, por sus familias.  Pero zelofehad hijo de hefer hijo de galaad, hijo de maquir, hijo de manases, no tuvo hijos sino hijas, lo nombres de los cuales son estos: maala, noa, hogla, milca y tirsa. Estas acudieron ante el sacerdote eleazar, ante Josué hijo de nun y ante los príncipes y dijeron: Jehová mando a moisés que nos diera una heredad entre los hermanos de su padre, conforme al dicho de Jehová. le tocaron a manases diez partes, además de la tierra de galaad y de basan que esta al otro lado del jordán, pues las hijas de manases recibieron  una heredad entre sus hijos. La tierra de galaad fue para los otros hijos de manases. El territorio de manases iba desde aser hasta micmetat, que esta enfrente de siquem y seguía hacia el sur, hasta los que habitan en tapua. La tierra de tapua era de manases, pero tapua misma que esta junto al limite de mansases, era de los hijos de Efraín. Este limite desciende  al arroyo de cana, hacia el sur del arroyo. Estas ciudades de Efraín están entre las ciudades de maneses; el limite de manases estaba al norte del mismo arroyo, e iba a salir al mar. A Efraín pertenecía el sur, a manases el norte y el mar era su frontera; lindaban con aser al norte y con isacar al oriente. Tuvo también manases en isacar y en  aser a bet-sean y sus aldeas, a ibleam  y sus aldeas, a los habitantes de dor y sus aldeas, a los habitantes de endor y sus aldeas, a los habitantes de  taanac  y sus aldeas, a los habitantes de meguido  y sus aldeas: tres provincias. Pero los hijos de manases no pudieron expulsar a los de aquellas ciudades y el cananeo persistió en habitar en aquella tierra. Pero cuando los hijos de Israel fueron los suficientemente fuertes, hicieron tributario al  cananeo, aunque no lo expulsaron. Los hijos de José dijeron a Josué:  -¿por qué nos has dado como heredad una sola suerte y una sola parte, siendo nosotros un pueblo tan grande, al que Jehová ha bendecido hasta ahora? Josué respondió: - si sois un pueblo tan grande, subid al bosque y talad para vosotros allí en la tierra de los ferezeos y de los refaitas, ya que los montes de Efraín os resultan estrechos. Los hijos de José dijeron: - no nos bastara a nosotros este monte. Además todos los cananeos que habitan la tierra de la llanura tienen carros de hierro, lo mismo los que están en bet-sean y en sus aldeas que los del valle de jezreel. Entonces Josué respondió a la casa de José, a Efraín y a manases: - tu eres un gran pueblo y tienes un gran poder: no tendrás una sola parte, sino que aquel monte será tuyo, pues aunque es un bosque, tu lo desmontaras y lo poseerás hasta sus limites mas lejanos; porque tu arrojaras al cananeo aunque tenga carros de hierro y aunque sea fuerte.

18 Toda la congregación de los hijos de Israel se reunió en silo, donde erigieron el tabernáculo de reunión. Toda la tierra se les había  sometido, pero quedaban de los hijos de Israel siete tribus a las cuales aun no se les había repartido su posesión. Entonces Josué dijo a los hijos de Israel: ¿hasta cuando vais a esperar para venir a poseer la tierra que os a dado Jehová, el Dios de vuestros padres? Designad tres hombres de cada tribu, para que yo los envié. Que ellos se levanten, recorran la tierra y la describan conforme al reparto de las heredades; después volverán a mi. Dividirán la tierra en siete partes. Juda se quedara en su territorio al sur y los de la casa de José en el suyo al norte. Vosotros, pues, delineareis la tierra en siete partes y me traeréis la descripción aquí, para que yo eche suertes delante de Jehová, vuestro Dios. Pero los levitas no tienen ninguna parte entre vosotros, porque le sacerdocio de Jehová es su heredad; también gad, Rubén,  y la media tribu de manases, ya han recibido en el lado oriental del jordán, la heredad que les dio moisés siervo de Jehová. aquellos hombres se levantaron y partieron. Y mando Josué a los que iban a delinear la tierra: id, recorred la tierra y delinearla y  volved a mi, para que yo eche suertes aquí delante   de Jehová, en silo. Fueron, pues, aquellos hombres y recorrieron la tierra, delineándola ciudad por ciudad en siete partes, en un libro que llevaron a Josué al campamento en silo. Josué les echo suertes delante de Jehová en silo, y allí repartió la tierra a los hijos de Israel, según sus porciones. Se saco la suerte de la tribu de los hijos benjamín, conforme a sus familias, y el territorio adjudicado a ella quedo entre los hijos de juda y los hijos de josee. Su limite por el lado norte, parte del jordán y sube por el lado norte de Jericó; sube después por el monte hacia el occidente y viene a salir al desierto de bet-aven. De allí pasa en dirección de luz, al  lado sur de luz (que es bet-el), y desciende de atarot-adar al monte que esta al sur de bet-horon, la de abajo. Tuerce hacia el oeste por el lado sur del monte que esta delante de bet-horon, al sur, y viene a salir a quiriat-baal (que es quiriat-jearim), ciudad de los hijos de juda. Este es lado del occidente. El lado del sur va desde el extremo de quiriat-jearim y sale al occidente, a la fuente de las aguas de neftoa. Luego asciende este limite hasta el extremo del monte que esta delante del valle del hijo de hinom, al norte del valle de refaim; desciende entonces  al valle de hinom, al lado sur del jebuseo, y de allí desciende a la fuente de rogel. Después se inclina  hacia el norte y sale a en-semes; de allí a gelilot, que esta delante de la subida de adumin, y desciende a la piedra de bohan hijo de Rubén. Pasa por el lado que esta enfrente del araba y desciende al araba; pasa el limite hacia el lado norte de bet-hogla y termina en la bahía norte del mar salado, en el extremo sur del jordán. Este es el limite sur. El jordán era el limite del lado oriental. Esta es la heredad de los hijos de benjamín con los limites que la rodean, conforme a sus familias. Las ciudades de la tribu de los hijos de benjamín, por sus familias, fueron Jericó, bet-hogla, el valle de casis, bet-araba, zema-raim, bet-el, avim, para, ofra, quefar-haamoni, ofni, geba: doce ciudades con sus aldeas. Gabaon, rama, beereot, mizpa, cafira, mozah, requem, irpeel, tarala, zela, elef, jebus, (que es Jerusalén), gabaa y quiriat: catorce ciudades con sus aldeas. Esta es la heredad de los hijos de benjamín conforme a sus familias.

19 La segunda suerte le toco Simeón,  a la tribu de los hijos de Simeón, conforme a sus familias. Su heredad estaba en medio de la heredad de los hijos de  juda. Ellos recibieron como heredad a beerseba, seba, molada, hazar-sual, bala, ezem, eltolad, betul, horma, siclag, bet-marcabot, haza-susa, bet-lebaot, y saruhen: trece ciudades con sus aldeas; ain, rimon, eter  y asan: cuatro ciudades con sus aldeas; además, todas las aldeas que estaban alrededor de estas ciudades hasta baalat-beer, que es ramat del neguev. Esta es la heredad de la tribu de los hijos de Simeón conforme a sus familias. De la suerte de los hijos de juda fue sacada la heredad de los hijos de Simeón, por cuanto la parte de los hijos de juda era excesiva para ellos. Así que los hijos de Simeón recibieron su heredad en medio de la de juda. La tercera suerte toco a los hijos de zabulon  conforme a sus familias. El territorio de su heredad se extendió hasta sarid; su limite sube hacia el occidente hacia marala y llega hasta dabeset, y de allí hasta el arroyo que esta delante de jocneam. Desde sarid gira hacia el oriente, hacia donde nace el sol, hasta el limite de quislot-tabor, sale a daberat y sube a jafia. De allí pasa hacia el lado oriental, a gat-hefer y a la ita-cazin, sale a rimon y vuelve hacia nea. Luego, al norte, el limite gira hacia hanaton y va a salir al valle de jefte-el. abarca además, catat, naalal, simron, idala y Belén: doce ciudades con sus aldeas. Esta es la heredad de los hijos de zabulon conforme a las sus familias; las ciudades con sus aldeas. La cuarta suerte correspondió a isacar, a los hijos de isacar, conforme a sus familias. En su territorio estaban jezreel, quesulot, sunem, hafaraim, sihon, anaharat, rabit,  quision, abez, remet, en-ganim, en-hada y bet-pases. Este limite llega hasta tabor, sahazima y bet-semes y termina en el jordán: dieciséis ciudades con sus aldeas. Esta es la heredad de la tribu de los hijos de isacar conforme a sus familias; las ciudades con sus aldeas. La quinta suerte correspondió a la tribu de los hijos de aser conforme a sus familias. Su territorio abarco helcat, hali, beten, acsaf, alamelec, amad y miseal; llega hacia el occidente hasta el  Carmelo y sihor-libnat. Después de vuelta hacia el oriente, hasta bet-dagon, y llega por el norte hasta zabulon, al valle  de jefte-el, a bet-emec y a neiel, y va a salir a cabul por el norte, por lo que abarca a hebron, rehob, hamon y cana, hasta la gran sidon. De allí este limite tuerce hacia rama y hasta la ciudad fortificada de tiro, gira hacia hosa y  sale al mar desde el territorio de aczib. Abarca también uma, afec y rehob: veintidós ciudades con sus aldeas. Esta es la heredad  de la tribu de los hijos de aser conforme a sus familias; las ciudades con sus aldeas. La sexta suerte correspondió a los hijos de neftali conforme a sus familias. Su territorio abarco desde helef, alon-saananim, admi-neceb y jabneel, hasta lacum, e iba a salir al jordán. Giraba el limite al occidente hacia aznot-tabor; de allí pasaba a hucoc y llegaba hasta zabulon al sur, al occidente lindaba con aser y con juda por el jordán hacia donde nace el sol. Sus ciudades fortificadas eran sidim, zer,  hamat, racat, cineret, adama, rama,  hazor,  cedes,  edrei, en-hazor,  iron, migdal-el, horem,  bet-anat y bet-semes:  diecinueve ciudades con sus aldeas. Esta es  la heredad de la tribu de los hijos de neftali conforme a sus familias; las ciudades con sus aldeas.  La séptima suerte correspondió a la tribu de los hijos de dan conforme a sus familias. En el territorio de su heredad estaban zora, estaol, ir-semes, saalabin, ajalon, jetla, elon, timnat,  ecron,  elteque, gibeton, baalat,  jehud, bene-berac, gat-rimon, mejarcon y bacón, con el territorio que esta delante de jope. Pero les falto territorio a los hijos de dan. Por eso subieron los hijos de dan a atacar a lesem; la tomaron y la pasaron a filo de espada. Tomaron posesión  de ella y la habitaron. Y la llamaron dan, por el nombre de su padre. Esta es la heredad de la tribu de los hijos de dan conforme a sus familias; las ciudades con sus aldeas. Después que acabaron de repartir la tierra y delinear sus territorios, dieron los hijos de Israel una heredad en medio de ellos a Josué hijo de nun. Según la orden de Jehová, le dieron  la ciudad que el pidió, timnat-será, en los montes de Efraín. El reedifico la ciudad y habito en ella. Estas son las heredades que el sacerdote eleazar, Josué hijo de nun y los cabezas de familia entregaron por suertes en posesión a las tribus de los hijos de Israel en silo, delante de Jehová, a la entrada del tabernáculo de reunión. Así acabaron de repartir la tierra.

20  Hablo Jehová a Josué diciendo: habla a los hijos de Israel y diles: señalaos las ciudades de refugio, de las cuales yo os hable por medio de moisés,  para que se acoja allí el homicida que mate a alguien por accidente y no a propósito; y os servirán de refugio contra el vengador de la sangre. Y el que se acoja a alguna de aquellas ciudades, se presentara a la puerta de la ciudad y expondrá sus razones en oídos de los ancianos de aquella ciudad; y ellos lo recibirán consigo dentro de la ciudad y le darán lugar para que habite con ellos. Si el vengador de la sangre lo sigue, no entregaran en su mano al homicida, por cuanto hirió a su prójimo por accidente y antes no tuvo con el ninguna enemistad. Y quedara en aquella ciudad hasta que comparezca en juicio delante de la congregación, y hasta la muerte del que sea sumo sacerdote en aquel tiempo; entonces el homicida podrá volver a su ciudad y a su casa, y a la ciudad de donde huyo. Entonces señalaron a cedes en galilea, en el monte de neftali, siquem en los montes de Efraín, y quiriat-arba (que es hebron) en los montes de juda. Y al otro lado del jordán, al oriente de Jericó, señalaron a beser en el desierto, en la llanura de la tribu de Rubén, ramot en galaad de la tribu de gad, y golan en  basan de la tribu de manases. Estas fueron las ciudades señaladas para todos los hijos de Israel y para el extranjero que habitara entre ellos, para que se acogiese a ellas cualquiera que hiriera a alguno por accidente, a fin de que no muriese por mano del vengador de la sangre, hasta comparecer delante de la congregación.

21  Los jefes de familia de los levitas se acercaron al sacerdote eleazar, a Josué hijo de nun y a los cabezas de familia de las tribus de los hijos de Israel, que estaban en silo, en la tierra de canaan, y les dijeron: Jehová mando por medio de moisés que se nos dieran ciudades donde habitar, con sus ejidos para nuestros ganados. Entonces los hijos de Israel dieron de su propia herencia a los levitas, conforme al mandato de Jehová, las siguientes ciudades con sus ejidos. La suerte cayo sobre las familias de los coatitas y a los levitas descendientes de Aarón, el sacerdote, les tocaron en suerte trece ciudades de la tribu de juda, de la tribu de Simeón y  de la tribu de benjamín. A los otros hijos de coat les tocaron en suerte diez ciudades de las familias de la tribu de Efraín, de la tribu de dan y de la media tribu de manases. A los hijos de gerson les tocaron en suerte trece ciudades de las familias de la tribu de isacar, de la tribu de aser, de la tribu de neftali y de la media tribu  de manases  de basan. A los hijos de merari, según las familias, les tocaron doce ciudades de la tribu de Rubén, de la tribu de gad y de la tribu de zabulon. Dijeron, pues, los hijos de Israel a los levitas estas ciudades con sus ejidos, por suertes,  como había mandado Jehová por conducto de moisés. De la tribu de los hijos de juda,  y de la tribu de los hijos de Simeón, dieron estas ciudades que han sido nombradas, las cuales obtuvieron los hijos de Aarón de las familias de coat, los hijos de levi, porque ellos correspondió la primera suerte. Les dieron quiriat-arba, del padre de anac, la cual  es hebron, en los montes de juda, con sus ejidos circundantes. Pero el campo de la ciudad con sus aldeas se lo dieron a caleb hijo de jefone como posesión suya. A los hijos del sacerdote Aarón les dieron hebron con sus ejidos como ciudad bron con sus ejidos como ciudad además, libna con sus egidos, jatir con sus ejidos, estemoa con sus ejidos, holon con sus ejidos, debir con sus ejidos,  ain con sus ejidos, juta con sus ejidos,  y bet-semes con sus ejidos: nueve ciudades de estas dos tribus. Y de la tribu de benjamín, gabaon con sus ejidos, geba con sus ejidos, anatot con sus ejidos,  almon con sus ejidos: cuatro ciudades. El total de las ciudades de los sacerdotes descendientes de Aarón: trece, con sus ejidos. Pero a las familias de los hijos de coat, a los levitas que quedaban de los hijos de coat, les tocaron en suerte ciudades de la tribu de Efraín. Les dieron siquem con sus ejidos, en los montes de Efraín, como ciudad de refugio para los homicidas; además, gezer con su ejidos, kibsaim con sus ejidos y bet-horon con sus ejidos: cuatro ciudades. De la tribu de  dan, elteque con sus ejidos, gibeton con sus ejidos,  ajalon  con sus ejidos, y gat-rimon con sus ejidos: cuatro ciudades. Y de la  media tribu de manases, taanac con sus ejidos y gat-rimon con sus ejidos: dos ciudades. El  total de las ciudades para el resto de las familias de los hijos de  coat: diez con su ejidos. A los hijos de gerson, de las familias de los levitas, les dieron, de la media tribu de manases, a golan en basan, con sus ejidos, como ciudad refugio para los homicidas y además, beestera con sus ejidos: dos ciudades. De la tribu de isacar , cison con sus ejidos, daberat con sus ejidos, jarmut con sus ejidos, daberat con sus ejidos, jarmut con  sus ejidos y en-ganim con sus ejidos: cuatro ciudades. De la tribu de aser, miseal con sus ejidos, Abdón con sus ejidos, helcat con sus ejidos, y rehob con sus ejidos: cuatro ciudades. Y de la tribu de neftali, cedes en galilea con sus ejidos, como ciudad de refugio para los homicidas y además hamot-dor con sus ejidos y cartan con sus ejidos: tres ciudades. El total de las ciudades de los gersonitas, por familias: trece ciudades con sus ejidos. A las familias de los hijos de merari, los levitas que quedaban, se les dio, de la tribu de zabulon, jocneam con sus ejidos, carta con sus ejidos, dimna con sus ejidos y Nadal con sus ejidos: cuatro ciudades. Y de la tribu de Rubén, beser con sus ejidos, jahaza con sus ejidos, cademot con sus ejidos y mefaat con sus ejidos: cuatro ciudades. De la tribu de gad, ramot de galaad con sus ejidos, como ciudad de refugio para los homicidas; además, mahanaim con sus ejidos, hesbon con sus ejidos y jazer con sus ejidos: cuatro ciudades. En total fueron doce las ciudades que les tocaron en suerte a los hijos de merari, por familias o sea, al resto de las familias de los levitas. El total de las ciudades de los levitas en medio del territorio de los hijos de Israel: cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos. Estas  ciudades estaban apartadas la una de la otra, cada cual con sus ejidos en torno a ella. Así fue con todas estas ciudades. De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres. Tomaron posesión de ella y la habitaron. Jehová les dio paz a su alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres, y ninguno de sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entrego en sus manos a todos sus enemigos. No falto ni una palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel. Todo se cumplió.

22 Entonces Josué llamo a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de manases, y les dijo: vosotros habéis guardado todo lo que moisés, siervo de Jehová, os mando, y habéis obedecido a mi voz en todo lo que os he mandado. No habéis abandonado a vuestros hermanos en este largo tiempo, hasta el día de hoy, sino que os habéis cuidado de guardar los mandamientos de Jehová, vuestro Dios. Ahora pues, que Jehová,  vuestro Dios, ha dado reposo a vuestros hermanos como había prometido, volved, regresad a vuestras tiendas, a la tierra de las posesiones que moisés, siervo de Jehová, os dio al otro lado del jordán. Solamente que con diligencia cuides de cumplir el mandamiento y la ley que moisés siervo de Jehová, os ordeno:  que amáis a Jehová vuestro Dios, y andéis en todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, los sigáis y lo sirváis con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma. Josué los bendijo y los despidió y ellos se fueron a sus tiendas.  A la media tribu de manases le había dado moisés una posesión en basan, a la otra mitad le dio Josué una heredad entre sus hermanos a este lado del jordán, al occidente. También a estos los envió Josué a sus tiendas, después de haberlos bendecido, y les dijo: volved a vuestras tiendas con grandes riquezas, con mucho ganado, con plata, oro y bronce, y con muchos vestidos; compartid con vuestros hermanos el botín de vuestros enemigos. Así los hijos de Rubén, los hijos de gad y la media tribu de manases se volvieron,  separándose de los hijos de Israel en silo, que esta en la tierra de canaan, para ir a la tierra de galaad, a la tierra de sus posesiones, en la cual se habían establecido conforme al mandato que Jehová había dado por conducto de moisés. Cuando llegaron a los limites del jordán que esta en la tierra de canaan, los hijos de Rubén, los hijos de gad y la media tribu de manases edificaron allí un altar junto al jordán, un altar de apariencia grandiosa. Los hijos de Israel se enteraron de que los hijos de Rubén, los hijos de gad y la media tribu de manases habían edificado un altar frente a la tierra de canaan, en los limites del jordán, del lado de los hijos de Israel. Cuando los hijos de Israel oyeron esto, se junto toda la congregación de los hijos de Israel en silo, para subir a pelear contra ellos. Pero antes enviaron los hijos de  Israel a los hijos de Rubén, a los hijos de gad y a la media tribu de manases, a la  tierra de galaad, a finees, hijo del sacerdote eleazar, y a  diez príncipes con el: un príncipe por cada casa paterna de todas las tribus de Israel, cada uno de los cuales era jefe de la casa de sus padres entre los millares de Israel. Cuando llegaron donde estaban los hijos de Rubén, los hijos de gad y la media tribu de manases, en la tierra de galaad, les dijeron: - toda la congregación de Jehová dice así: ¿qué traición es esta que cometéis contra el Dios de Israel, al apartaros hoy de seguir a Jehová,  edificándoos un altar y rebelándoos contra Jehová? ¿no ha bastado con la maldad de peor, de la que aun hoy  no estamos limpios, por lo cual vino mortandad sobre la congregación de Jehová, para que vosotros os apartéis hoy de seguir a Jehová? vosotros os rebeláis hoy contra Jehová, y mañana se encenderá su ira contra toda la congregación de Israel. Si os parece que la tierra que os pertenece es inmunda, pasaos a la tierra que pertenece a Jehová, en la cual esta el tabernáculo de Jehová, y habitad entre nosotros, pero no os rebeléis contra Jehová, ni os rebeléis  contra nosotros, edificándoos  un altar además del altar de Jehová, nuestro Dios. ¿ no cometió acan hijo de zera una trasgresión en el anatema, y la ira cayo sobre toda la congregación de Israel? Aquel hombre no fue el único que pereció por su pecado. Entonces los hijos de Rubén, los hijos de gad y la media tribu de manases respondieron a las cabezas de los millares de Israel: - Jehová Dios de los dioses, Jehová Dios de los dioses, el sabe  y hace saber a Israel:  si fue por rebelión o por infidelidad contra Jehová, no nos salve hoy. Si nos hemos edificado altar para apartarnos de Jehová, o para presentar holocaustos u ofrendas, o para hacer sobre el ofrendas de paz, el mismo Jehová nos lo demande. Lo hicimos mas bien por temor de que mañana vuestros hijos digan a nuestros hijos: ¿qué tenéis vosotros que ver con Jehová, el Dios de Israel? Jehová a puesto por lindero el jordán entre nosotros y vosotros, hijos de Rubén e hijos de gad. ¡  no tenéis vosotros parte con  Jehová!. y  así vuestros hijos harían que vuestros hijos dejaran de temer a Jehová. por esto nos dijimos: edifiquemos ahora un altar, no para holocaustos ni para sacrificios, sino para que sea un testimonio entre nosotros y vosotros y entre los que vendrán después de nosotros, de que podemos hacer servicio de Jehová delante de el con nuestros holocaustos, nuestros sacrificios y nuestras ofrendas de paz; para que no digan mañana vuestros hijos a los nuestros: vosotros no tenéis parte con Jehová. nosotros pues, nos dijimos: si acontece que en lo por venir nos dicen tal cosa a nosotros o a nuestros descendientes, entonces responderemos: mirad la forma del altar de Jehová, el cual construyeron nuestros padres, no para holocaustos o sacrificios, sino como un testimonio entre nosotros y vosotros. Nunca acontezca que nos rebelemos contra Jehová o que nos apartemos hoy de seguir a Jehová edificando un altar para holocaustos, ofrendas o sacrificios, aparte del altar de Jehová, nuestro Dios, que esta delante de su tabernáculo. Cuando finees, el sacerdote, los príncipes de la congregación y los jefes de los millares de Israel que con el estaban, oyeron las palabras pronunciadas por los hijos de Rubén, los hijos de gad y los hijos de manases, les pareció bien todo ello. Y dijo finees, hijo del sacerdote eleazar a los hijos de Rubén, a los hijos de gad y a los hijos de manases: -  hoy hemos entendido que Jehová esta entre nosotros, pues no habéis intentado esta traición contra Jehová. así habéis librado a los hijos de Israel de la mano de Jehová. luego finees, hijo del sacerdote eleazar y los príncipes, dejando a los hijos de Rubén y a los hijos de gad, regresaron de la tierra de galaad a la tierra de canaan, a los hijos de Israel y les dieron la respuesta. El asunto pareció bien a los hijos de Israel y bendijeron  a su Dios. No hablaron mas de hacerles la guerra y destruir la tierra en que habitaban los hijos de Rubén y los hijos de gad. Los hijos de Rubén y los hijos de gad pusieron el altar el nombre de ed, porque dijeron: testimonio es entre nosotros de que Jehová es Dios.

23 Aconteció, muchos días después que Jehová concediera paz a Israel de todos los enemigos que lo rodeaban, que Josué, ya viejo y avanzado en años, llamo a todo Israel, a sus ancianos, sus príncipes, sus jueces  y sus oficiales y les dijo: Yo ya soy viejo y avanzado en años. Vosotros habéis visto todo lo que Jehová, vuestro Dios,  ha hecho con todas las naciones por vuestra causa, pues Jehová,  vuestro Dios, es quien ha peleado por vosotros. Yo os he repartido por suertes, como herencia para vuestras tribus, estas naciones, tanto las destruidas como las que quedan, desde el jordán hasta el mar grande, hacia donde se pone el sol. Jehová, vuestro Dios, las echara de delante de vosotros, las expulsara de vuestra presencia y vosotros poseeréis sus tierras, como Jehová, vuestro Dios os ha dicho. Esforzaos, pues, mucho en guardar y hacer todo lo que esta escrito en el libro de la ley de moisés, sin apartaros de ello ni a la derecha  ni a la izquierda, para que no os mezcléis con estas naciones que han quedado entre vosotros, ni hagáis mención ni juréis por el nombre de sus dioses, ni los sirváis, ni os inclinéis a ellos. Pero a Jehová, vuestro Dios, seguiréis como habéis hecho hasta hoy. Pues ha expulsado Jehová de vuestra presencia a naciones grandes y fuertes, y hasta hoy nadie os ha podido resistir. Un hombre de vosotros perseguirá a mil, porque Jehová, vuestro Dios, es quien pelea por vosotros, como el os dijo. Guardad, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová, vuestro Dios. Porque si os apartáis y os unís a lo que resta de estas naciones que han quedado entre vosotros, y si concertáis con ellas matrimonios, mezclándoos con ellas y ellas con vosotros, sabed que Jehová vuestro Dios no seguirá expulsando ante vosotros a estas naciones, sino que os serán como lazo, trampa y azote para vuestros costados y espinas para vuestros ojos, hasta que desaparezcáis de esta buena tierra que Jehová, vuestro Dios os ha dado. Yo estoy próximo a entrar hoy por el camino que recorren todos. Reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado ni una sola de todas las bendiciones que Jehová, vuestro Dios, os había dicho; todas se os han cumplido, no ha faltado ninguna de ellas. Pero si como se os han cumplido todas las bendiciones que Jehová vuestro Dios os había dicho, también traerá Jehová sobre vosotros todas sus maldiciones, hasta borraos de sobre la buena tierra que Jehová, vuestro Dios, os ha dado, si quebrantáis el pacto que Jehová, vuestro Dios, os ha mandado, yendo a honrar a dioses ajenos e inclinándose ante ellos, entonces la ira de Jehová se encenderá contra vosotros y desapareceréis rápidamente de esta buena tierra que el os ha dado.

24 Reunió Josué a todas las tribus de Israel en siquem y llamo a los ancianos de Israel, a sus príncipes, sus jueces  y sus oficiales. Todos se presentaron delante de Dios. Josué dijo a todo el pueblo: - así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del rió, esto es, tare, para de Abraham y de nacor y servían a dioses extraños. Yo tome as vuestro padre Abraham del otro lado del rió y lo traje por toda la tierra de canaan, aumente su descendencia  y le di a Isaac. A Isaac le día a Jacob y a esau. A esau le di en posesión los montes de seir, pero Jacob y sus hijos descendieron a Egipto. Entonces yo envié a moisés y a Aarón, y castigue a Egipto con lo que hice en medio de el, y después os saque. Saque a vuestros padres de Egipto y llegaron al mar; los egipcios siguieron a vuestros padres hasta el mar rojo con carros y caballería. Cuando ellos clamaron a Jehová, el interpuso una gran oscuridad entre vosotros y los egipcios, e hizo volver sobre ellos el mar, el cual los cubrió.  Vuestros ojos vieron lo que hice en Egipto. Después estuvisteis muchos días en el desierto. Yo os introduje en la tierra de los amorreos, que habitaban al otro lado del jordán, los cuales pelearon contra vosotros, pero yo los entregue en vuestras manos; ocupasteis su tierra, porque yo los extermine de delante de vosotros. Después se levanto balac hijo de zipor rey de los mohabitas, a pelear contra Israel y mando a llamar a balaam hijo de beor para que os  maldijera. Pero yo no quise escuchar a balaam, por lo cual os bendijo repetidamente, y os libre de sus manos. Pasasteis el jordán y llegasteis a Jericó, pero los habitantes de Jericó pelearon contra vosotros: los amorreos, ferezeos, cananeos, heteos, gergeseos, heveos, jebuseos, y yo os entregue en vuestras manos. Envié delante de vosotros tábanos, los cuales expulsaron a los dos reyes amorreos antes de llegar vosotros; no fue con tu espada ni con tu arco. Os di la tierra por la cual no trabajasteis y las ciudades que no edificasteis, en las que ahora habitáis; y coméis de las viñas y olivares que no plantasteis. Ahora, pues, temed a Jehová y servidlo con integridad y verdad; quitad de en medio de vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del rió y en Egipto, y servid a Jehová. si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quien sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres cuando estuvieron al otro lado del rió, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa  serviremos a Jehová. entonces el pueblo respondió: -  nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir a otros dioses, porque Jehová nuestro Dios, es el que nos saco a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre; el que ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado durante todo el camino por donde hemos andado, y en todos los pueblos por los cuales pasamos. Además, Jehová expulso de delante de nosotros a todos los pueblos  y al amorreo que habitaba en la tierra. Nosotros, pues, también serviremos a Jehová, porque el es nuestro Dios. Entonces Josué dijo al pueblo: - no podréis servir a Jehová, porque el es un Dios santo y un Dios celoso que no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados. Si dejáis a Jehová y servís a dioses ajenos, el se volverá contra vosotros, os hará el mal y os destruirá, después que os ha hecho tanto bien. El pueblo entonces dijo a Josué:  - no, sino que a Jehová serviremos. Josué  respondió al pueblo: -  vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido a Jehová para servirlo. – testigos somos – respondieron ellos. – quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová, Dios de Israel. El pueblo respondió a Josué: - a Jehová, nuestro Dios, serviremos y  su voz obedeceremos. Entonces Josué hizo un pacto con el pueblo aquel mismo día, y les dio estatutos y leyes en siquem. Josué escribió estas palabras en el libro de la ley de Dios, tomo una gran piedra y la planto allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová. y  dijo Josué a todo el pueblo: -  esta piedra nos servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras que Jehová nos ha hablado; será, pues,  testigo contra nosotros, para que no mintáis contra vuestro Dios. Después despidió Josué  al pueblo, y cada uno volvió a su posesión. Después de estas cosas murió Josué hijo de nun, siervo de Jehová, a la edad de ciento diez años. Lo sepultaron en su heredad en timnat-será, que esta en los montes de Efraín, al norte del monte gaas. Israel servio a Jehová durante toda la vida de Josué,  y durante toda la  vida de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que sabían todo lo que Jehová había hecho en Israel. Enterraron en siquen los huesos de José que los hijos de Israel habían traído de Egipto, en la parte del campo que Jacob  compro, por cien monedas, de los hijos de hamor, padre de siquem y que paso a ser posesión de los hijos de José. También murió Eleazar hijo de Aarón, y lo enterraron en el collado de finees, su hijo, que le fue dado en los montes  de Efraín.

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