La
mención de amitai el padre de Jonás es la única noticia que el libro
facilita para la identificación del profeta. Aparece la misma información,
aunque señale que Jonás vivió en tiempos de jeroboam II rey de Israel
(783-743 a.C.). escrito probablemente mucho mas tarde, el libro de Jonás
(=jon) consiste en una especie de relato
biográfico. Se trata de la peripecia protagonizada por el propio
profeta, un hombre que en contra de sus deseos, es enviado por Dios a
cumplir fuera de Israel, en ninive, la lejana capital del imperio
asirio, el arduo cometido de anunciar a sus habitantes que en el termino
de cuarenta días la ciudad seria destruida. La misión del profeta es
muy delicada. Consciente del problema, Jonás busca zafarse de su
responsabilidad y en vez de viajar hacia el oriente, a la capital de
asiría se embarca rumbo a tarsis, hacia el occidente para escapar de la
presencia de Jehová. Jonás fue probablemente el profeta que con mayor
tenacidad trato de evitar la responsabilidad que Dios cargaba sobre sus
hombros. Y cuando se vio forzado a ir a ninive y comunicar el mensaje de
que era portador, lo hizo con enojo, llegando al extremo de lamentar con
amargura la salvación de la ciudad. En la figura de Jonás se descubre
al israelita estrecho de miras, para quien la salvación es un
privilegio otorgado por Dios en exclusiva al pueblo judío. Pero el
desarrollo del relato conduce a la conclusión opuesta: Dios no hace
diferencias entre un ser humano y otro. Esta es la actitud que el
profeta no entiende en su Dios, al que
el oraba desde el vientre del pez. Sin embargo en esa su
incapacidad de comprender el valor universal del amor de Dios radica la
extraordinaria fuerza dramática del libro. Todos se trate de judíos o
de gentiles son objeto por igual de la misericordia divina, y todo
pecador que se arrepiente y cambia de conducta tiene la puerta abierta a
su perdón. En este libro tiene un notable valor simbólico. Al pedirle
algunos escribas y fariseos que hiciera una señal milagrosa, Jesús
relacionando su propia muerte con la historia del profeta, les responde
que ya no habrá otra señal que la de Jonás. |
Jonás
1
Jehová dirigió su palabra a Jonás hijo de
amital y le dijo: “Levántate y ve a ninive, aquella gran ciudad, y clama
contra ella, porque su maldad ha subido hasta mi”. Pero Jonás se levanto para
huir de la presencia de Jehová a tarsis, y descendió a jope, donde encontró
una nave que partía para tarsis; pago su pasaje, y se embarco para irse con
ellos a tarsis, lejos de la presencia de Jehová. Pero Jehová hizo soplar un
gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó
que se partiría la nave. Los marineros tuvieron miedo y cada uno clamaba a su
dios. Luego echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla
de ellos. Mientras tanto, Jonás había bajado al interior de la nave y se había
echado a dormir. Entonces el patrón de la nave se le acerco y le dijo: “¿Qué
tienes, dormilón? Levántate y
clama a tu Dios. Quizá tenga compasión de nosotros y no perezcamos”. Entre
tanto, cada uno decía a su compañero: “Venid y echemos suertes, para que
sepamos quien es el culpable de que nos haya venido este mal”. Echaron, pues,
suertes, y la suerte cayo sobre Jonás. Entonces ellos le dijeron: - Explícanos
ahora por que nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes y de donde vienes? ¿
cual es tu tierra y de que pueblo eres? El les respondió: - Soy hebreo y temo a
Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra. Aquellos hombres
sintieron un gran temor y le dijeron: - ¿Por qué has hecho esto? Pues ellos
supieron que huía de la presencia de Jehová por lo que el les había contado.
Como el mar se embravecía cada vez mas, le preguntaron: - ¿Qué haremos
contigo para que el mar se nos aquiete? El les respondió: - Tomadme y echadme
al mar, el mar se os aquietara, pues se que por mi causa os ha sobrevenido esta
gran tempestad. Aquellos hombres se esforzaron por hacer volver la nave a
tierra, pero no pudieron, porque el mar se embravecía cada vez mas contra
ellos. Entonces clamaron a Jehová y dijeron: “Te rogamos ahora, Jehová, que
no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni nos hagas responsables de
la sangre de un inocente; porque tu, Jehová,
has obrado como has querido”. Tomaron luego a Jonás y lo echaron al
mar; y se aquieto el furor del mar. Sintieron aquellos hombres gran temor por
Jehová, le ofrecieron un sacrificio y le hicieron votos. Pero Jehová tenia
dispuesto un gran pez para que se tragara a Jonás, y Jonás estuvo
en el vientre del pez tres días
y tres noches.
2
Entonces oro Jonás a Jehová, su Dios, desde el vientre del pez, y dijo:
“Invoque en mi angustia a Jehová, y el me oyó; desde el seno del seol clame,
y mi voz oíste. Me he echaste a lo
profundo, en medio de los mares; me envolvió la corriente. Todas tus ondas y
tus olas pasaron sobre mi. entonces dije: “ Desechado soy de delante de tus
ojos, mas aun veré tu santo templo”. Las aguas me envolvieron hasta el alma,
me acerco el abismo, el alga se enredo en mi cabeza. Descendí a los cimientos
de los montes. La tierra echo sus cerrojos sobre mi para siempre; mas tu sacaste
mi vida de la sepultura, Jehová, Dios mío. Cuando mi alma desfallecía en mi,
me acorde de Jehová, y mi oración llego hasta ti, hasta tu santo templo. Los
que siguen vanidades ilusorias, su fidelidad abandonan. Mas yo, con voz de
alabanza, te ofreceré sacrificios; cumpliere lo que te prometí. ¡La salvación
viene de Jehová!”. Entonces Jehová dio orden al pez, el cual vomito a Jonás
en tierra.
3
Jehová se dirigió por segunda vez a Jonás y le dijo: “Levántate y ve a
ninive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré”.
Jonás se levanto y fue a ninive, conforme a la palabra de Jehová. Ninive era
una ciudad tan grande, tanto que eran necesarios tres días para recorrerla.
Comenzó Jonás a adentrarse en la ciudad, y camino todo un día predicando y
diciendo: “¡Dentro de cuarenta días ninive será destruida!”. Los hombres
de ninive creyeron a Dios, proclamaron ayuno y, desde el mayor hasta el mas
pequeño, se vistieron con ropas ásperas. Cuando la noticia llego al rey de
ninive, este se levanto de su silla, se despojo de su vestido, se cubrió con
ropas ásperas y se sentó sobre ceniza. Luego hizo anunciar en ninive, por
mandato del rey y de sus grandes, una proclama que decía: “Hombres y
animales, bueyes y ovejas, no prueben cosa alguna; no se le de alimento ni beban
agua, sino cúbranse hombres y animales con ropas ásperas, y clamen a Dios con
fuerza. Que cada uno se convierta de su mal camino y de la violencia que hay en
sus manos. ¡Quizá Dios se detenga y se arrepienta, se calme el ardor de su ira
y no perezcamos!”. Vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal
camino, y se arrepentio del mal que había anunciado hacerles, y no lo hizo.
4
Pero Jonás se disgusto en extremo, y se enojo.
Así que oro a Jehová y le dijo: - ¡Ah , Jehová!, ¿no es esto lo que yo decía
cuando aun estaba en mi tierra? Por
eso me apresure a huir a tarsis, porque yo sabia que tu eres un Dios clemente y
piadoso, tardo en enojarte y de gran misericordia, que te arrepientes del mal.
Ahora, pues, Jehová, te ruego que me quites la vida, porque mejor me es la
muerte que la vida. Pero Jehová le respondió: - ¿Haces bien en enojarte
tanto? Jonás salió de la ciudad y
acampo hacia el oriente de ella; allí se hizo una enramada y se sentó a su
sombra, para ver que sucedería en
la ciudad. Entonces Jehová Dios dispuso que una calabaceará creciera sobre Jonás
para que su sombra le cubriera la cabeza y lo librara de su malestar. Jonás se
alegro mucho por la calabaceará. Pero, al amanecer del día siguiente, Dios
dispuso que un gusano dañara la
calabaceará, y esta se seco. Y aconteció que, al salir el sol, envío Dios un
fuerte viento del este. El sol hirió a Jonás en la cabeza, y sintió que se
desmayaba. Entonces, deseando la muerte, decía: - Mejor seria para mi la muerte
que la vida. Pero Dios dijo a Jonás: - ¿Tanto te enojas por la calabaceará?
– Mucho me enojo, hasta la muerte – respondió el. Entonces Jehová le dijo:
- Tu tienes lastima de una calabaceará een la que no trabajaste, ni en la cual
has hecho crecer, que en espacio de una noche nació y en espacio de otra noche
pereció, ¿ y no tendré yo piedad de ninive, aquella gran ciudad donde hay
mas de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano
derecha y su mano izquierda, y muchos animales?.