La
epístola de los Galatas (=gl) es una preciosa fuente de información
acerca de los primeros pasos del evangelio en una región que cubría
gran parte de la zona central de Asia menor. Durante un tiempo los
creyentes de galacia habían vivido su fe cristiana con la misma alegría
y confianza con que habían acogido la presencia del apóstol. pero no
mucho después pareció enfriarse aquel primer gozo y fervor, lo que
coincidió con al aparición entre ellos de serios problemas
doctrinales. Por eso, pablo se sintió movido a escribir esta carta. En
ella, por una parte reprocha la frágil fe de los Galatas y por otra
denuncia las actividades de ciertos falsos hermanos que se habían
introducido entre nosotros a escondidas para espiar nuestra libertad
–la que tenemos en cristo Jesús. Aquellos a quienes pablo tacha de
falsos hermanos intentaban convencer a los Galatas de que el evangelio
de Jesucristo para ser perfecto, tenia que seguir sometido a la ley de
moisés y mantener en vigor determinadas practicas del judaísmo de
manera muy especial la circuncisión. El apóstol advirtió lo serio
del peligro que corrían las
congregaciones cristianas visitadas por los judaizantes quienes venían
a perturbar el sentido del evangelio único de la salvación por cristo.
Temáticamente relacionada con romanos, en esta epístola pablo defiende
la autenticidad del mensaje evangélico que había predicado en las
iglesias de galacia. De este modo reivindica la legitimidad de su labor
de apóstol llamado y enviado por Dios a anunciar a Jesucristo entre los
gentiles. También pone de relieve el valor de la fe por la cual Dios
justifica al pecador, se refiere a quienes habían caído en la trampa
del cumplimiento externo de la ley y menospreciaban así la gracia de
Dios, exhorta a hacer buen uso de esa misma libertad , la cual debe
configurar la vida del cristiano según la norma del amor. Esta es la
ley de cristo. La conclusión de la epístola incluye algunas
observaciones a modo de resumen una nota de pablo de su puño y
letra y una breve bendición final.
|
1
Pablo, apóstol (no por disposición de hombres ni por hombre, sino por
Jesucristo y por Dios padre que lo resucito de los muertos), y todos hermanos
que están conmigo, a las iglesias de Galacia: Gracia y paz sean a vosotros, de
Dios padre y de nuestro señor Jesucristo, el cual se dio así mismo por
nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad
de nuestro Dios padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amen.
Estoy asombrado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamo por la
gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro,
sino que hay algunos que os perturban y quieren alterar el evangelio de Cristo.
Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anuncia un evangelio diferente
del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora
lo repito: Si alguien os predica un evangelio diferente del que habéis recibido
,sea anatema. ¿Acaso busco ahora la aprobación de los hombres o la de Dios?¿O
trato de agradar a los hombres?. Si todavía agradara a los hombres, no seria
siervo de Cristo. Pero os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por
mi no es invención humana, pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre
alguno, sino por revelación de Jesucristo. Ya habéis oído acerca de mi
conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia
de Dios y la asolaba. En el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos
en mi nación, siendo mucho mas celoso de las tradiciones de mis padres. Pero
cuando agrado a Dios, que me aparto desde el vientre de mi padre y me llamo por
su gracia, revelar a su hijo en mi, para que yo lo predicara entre los gentiles,
no me apresure a consultar con carne y sangre. Tampoco subí a Jerusalén
para ver a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia y
volví de nuevo a Damasco. Después, pasado tres años, subí a Jerusalén para
ver a pedro y permanecí con el quince días; pero no vi ningún otro de los apóstoles,
sino a Jacobo el hermano del señor. En esto que os escribo, os aseguro delante
de Dios que no miento. Después fui a las regiones de Siria y de cilicia; pero
no me conocían personalmente las iglesias de Judea que están en cristo, pues
solo habían oído decir: “Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora
predica la fe que en otro tiempo combatía”. Y glorificaban a Dios a causa de
mi.
2
Después, pasados catorce días, subí otra vez Jerusalén
con Bernabé, llevando también conmigo a tito. Subí debido a una
revelación y , para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los
que tenían cierta reputación, el evangelio que predico entre los gentiles.
Pero ni aun tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a
circuncidarse, a pesar de los falsos hermanos que se habían introducido entre
nosotros a escondidas, para espiar nuestra libertad –la que tenemos en cristo
Jesús-, para reducirnos a esclavitud. A los tales ni por un momento accedimos a
someternos, para que la verdad del evangelio permaneciera con vosotros. Pero de
los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada
me importa; Dios no hace acepción de personas), a mi, pues, los de reputación
nada nuevo me comunicaron. Antes por el contrario, como vieron que me había
sido encomendado el evangelio de la incircunsicion, como a pedro el de la
circuncisión (pues el que actuó en pedro para el apostolado de la circuncisión
actuó también en mi para los gentiles), y reconociendo la gracia que me había
sido dada, Jacobo, cefas, y juan, que eran considerados como columnas, nos
dieron a mi y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que
nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los de la circuncisión. Solamente
nos pidieron que nos acordáramos de los pobres;
lo cual también me apresure a cumplir con diligencia. Pero cuando pedro vino a
Antioquia, lo reprendí cara a cara, porque era de condenar, pues antes que
llegaran algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después
que llegaron, se retraía y se apartaba, porque tenia miedo de los de la
circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de
tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos.
Pero cuando que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a
pedro delante de todos: “Si tu, siendo judío, vives como los gentiles y no
como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?”. Nosotros – judíos
de nacimiento y no pecadores de entre los gentiles-, sabiendo que el hombre no
es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros
también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de cristo
y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será
justificado. Ahora bien, si buscando ser justificados en cristo, también
nosotros resultamos ser pecadores, ¿es por eso cristo ministro de pecado? ¡De
ninguna manera! Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar,
trasgresor me hago. Yo por la ley morí para la ley, a fin de vivir para Dios.
Con cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive cristo en mi;
y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios, el cual me
amo y se entrego a si mismo por mi. No desecho la gracia de Dios, pues si por la
ley viniera la justicia, entonces en vano murió cristo.
3
¡ Galatas insensatos! , ¿Quién os fascino para no obedecer a la verdad, a
vosotros antes cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente crucificado?.
Esto solo quiero saber de vosotros:¿Recibisteis el espíritu por las obras de
la ley o por el escuchar con fe? ¿Tan insensatos sois?. Habiendo comenzado por
el espíritu, ¿Ahora
vais acabar por la carne?. ¿Tantas cosas habéis padecido en vano?. Si es que
realmente fue en vano. Aquel, pues,
que os da el espíritu y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras
de la ley o por el oír con fe?. Así Abraham creyó a Dios y le fue contado por
justicia. Sabed, por tanto, que los que tienen fe, estos son hijos de Abraham. Y
la escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles,
dio de antemano la buena nueva Abraham, diciendo: “En ti serán benditas todas
las naciones”. De modo que los que tienen fe son bendecidos con los creyentes
Abraham. Todos los que dependen de las obras de la ley esta bajo maldición,
pues escrito esta: “Maldito sea el que no permanezca en todas las cosas
escritas en el libro de la ley, para cumplirlas”. Pero la ley no procede de la
fe, sino que dice: “ El que haga estas cosas vivirá por ellas”. Cristo nos
redimió de la maldición de la ley, haciéndose maldición por nosotros (pues
esta escrito: “Maldito todo el
que es colgado en un madero”), para que en cristo Jesús la bendición de
Abraham alcanzara a los gentiles, a fin de que por la fe recibiéramos la
promesa del espíritu. Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque
sea hecho por un hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.
Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su descendencia. No
dice: “ Y a los descendientes”, como si hablara de muchos, sino como
de uno: “ Y a tu descendencia”,
la cual es cristo. Esto, pues digo: El pacto previamente ratificado por Dios en
cristo no puede ser anulado por la ley, la cual vino cuatrocientos treinta años
después; eso había invalidado la promesa, porque si la herencia es
por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios se la concedió a Abraham
mediante la promesa. Entonces, ¿para que sirve la ley?. Fue añadida a causa de
las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a quien fue hecha la
promesa; y fue dada por medio de ángeles en manos de un mediador. Y el mediador
no lo es de uno solo; pero Dios es uno. Entonces, ¿la ley contradice las
promesas de Dios? ¡De ninguna manera!. Porque si la ley dada
pudiera vivificar, la justicia seria verdaderamente por la ley. Pero la
escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en
Jesucristo fuera dada a los creyentes. Pero antes que llegara la fe, estábamos
confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De
manera que la ley ha sido nuestro guía para llevarnos a cristo, a fin de que fuéramos
justificados por la fe. Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo un guía,
porque todos sois hijos de Dios por la fe en cristo Jesús, pues todos los que
habéis sido bautizados en cristo, de cristo estáis revestidos. Ya no hay judío
ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos
vosotros sois uno en cristo Jesús. Y si vosotros sois de cristo, ciertamente
descendientes de Abraham sois, y herederos según la promesa.
4
Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del
esclavo, aunque es señor de todo, sino que esta bajo tutores y
administradores hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros,
cuando éramos niños estábamos en esclavitud
bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios
envió a su hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para redimir a los que
estaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. Y por
cuanto somos hijos, Dios envió a vuestros corazones el espíritu de su hijo, el
cual clama: “¡Abba, padre!”. Así que no eres esclavo, sino hijo; y si
hijo, también heredero de Dios por medio de cristo. Ciertamente, en otro
tiempo, cuando no conocíais a Dios, servíais a los que por naturaleza no son
dioses; pero ahora, ya que conocéis
a Dios o, mas bien, que sois conocidos por Dios, ¿Cómo es que volvéis de
nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a
esclavizar?. Guardáis los días,
los meses, los tiempos y los años. Temo que mi trabajo en vuestro medio haya
sido en vano. Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, porque yo también me
hice como vosotros. Ninguna ofensa me habéis hecho, pues vosotros sabéis que a
causa de una enfermedad del cuerpo os anuncie el evangelio al principio;
y no me despreciasteis ni rechazasteis por la prueba que tenia en mi
cuerpo. Al contrario, me recibisteis como a un ángel de Dios, como a cristo Jesús.
¿Dónde, pues, esta esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy
testimonio de que si hubierais podido, os habríais sacado vuestros ojos para dármelos.
¿Me he hecho , pues, vuestro enemigo por deciros la verdad?. Se interesan por
vosotros, pero no para vuestro bien, sino que quieren apartaros de nosotros para
que vosotros os interesáis por ellos. Bueno es mostrar interés por lo bueno
siempre, y no solamente cuando estoy presente
con vosotros. Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta
que cristo sea formado en vosotros, quisiera estar con vosotros ahora mismo y
cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a vosotros.
Decidme, los que queréis estar bajo la ley:¿no habéis oído la ley?,
pues esta escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y el otro de la
libre. Pero el de la esclava nació según la carne; pero el de la libre, en
virtud de la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos
pactos; el uno proviene del monte sinai, el cual da hijos para esclavitud; este
es argar, pues argar es el monte sinai, en Arabia, y corresponde a la Jerusalén
actual, ya que esta, junto con sus hijos, esta en esclavitud. Pero la Jerusalén
de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre, pues esta escrito: “¡Regocíjate,
estéril, tu que no das a luz; grita de jubilo y clama,
tu que no tienes dolores de parto!, porque mas son los hijos de la
abandonada que los de la que tiene marido”. Así que, hermanos míos, como
Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido según
la carne perseguía al que había nacido según la escritura, así también
ahora. Pero ¿qué dice la escritura?: “Echa fuera a la esclava y a su hijo,
porque no heredara el hijo de la esclava con el hijo de la libre”. De manera,
hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.
5
Estad, pues, firmes en la libertad con que
cristo nos hizo libres y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
Ciertamente, yo, pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechara
cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que esta obligado
a cumplir toda la ley. De cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis;
de la gracia habéis caído. Nosotros, por el espíritu, aguardamos por fe la
esperanza de la justicia, porque en cristo Jesús ni la circuncisión vale algo
ni la incircuncision, sino la fe que obra por el amor. Vosotros corríais bien.
¿Quién os estorbo para no obedecer a la verdad?. Esta persuasión no procede
de aquel que os llama. “Un poco de levadura fermenta toda la masa”. Yo confió
respecto de vosotros en el señor, que no pensareis de otro modo; pero el que os
perturba llevara la sentencia, quienquiera que sea. En cuanto a mi, hermanos, si
aun predicara la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía?. En
tal caso se habría quitado el escándalo de la cruz. ¡ Ojala se mutilaran los
que os perturban!. Vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente
que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servios por amor los
unos a los otros, porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: “Amaras a
tu prójimo como a ti mismo”. Pero si os mordéis y os coméis unos a otros,
mirad que también no os destruyáis unos a otros.
Digo, pues: Andad en el espíritu, y no satisfagáis los deseos de la
carne, porque el deseo de la carne
es contra el espíritu y el espíritu es contra la carne; y esto se oponen entre
si, para que no hagáis lo que
quisierais. Pero si sois guiados
por el espíritu, no estáis bajo la ley. Manifiestas son las obras de la carne,
que son: adulterio, fornicacion, inmundicia, lujuria, idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, envidias,
homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas. En cuanto a esto,
os advierto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no
heredaran el reino de Dios. Pero el fruto del espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no
hay ley. Pero los que son de cristo han crucificado la carne con sus pasiones y
deseos. Si vivimos por el espíritu,
andemos también por el espíritu. No busquemos la vanagloria, irritándonos
unos a otros, envidiándonos unos a otros.
6
Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois
espirituales, restauradlo con espíritu de mansedumbre, considerándote a
ti mismo, no sea que tu
también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid
así la ley de cristo. El que se cree ser algo, no siendo nada, a si mismo se
engaña. Así que, cada uno someta a prueba su propia obra y entonces tendrá,
solo en si mismo y no en otro, motivo de gloriarse, porque cada uno cargara con
su propia responsabilidad. El que es enseñado en la palabra haga participe de
toda cosa buena al que lo instruye. No os engañéis; Dios no puede ser burlado,
todo lo que el hombre siembre , eso también
segara, porque el que siembra para su carne, de la carne segara corrupción;
pero el que siembra para el espíritu, del espíritu segara vida eterna.
No nos cansemos, pues,
de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que,
según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y especialmente a los de
familia de la fe. Mirad con cuan grandes
letras os escribo de mi propia mano. Todos los que quieren agradar en la carne,
esos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a
causa de la cruz de cristo, porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan
la ley; pero quieren que vosotros os circuncidáis, para gloriarse en vuestra
carne. Pero lejos este de mi gloriarme, sino en la cruz de nuestro señor
Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mi y yo para el mundo,
porque, en cristo Jesús, ni la circuncisión vale nada ni la incircuncision,
sino la nueva criatura. A todos los
que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos y al Israel de
Dios. De aquí en adelante nadie me cause molestias, porque yo llevo en mi
cuerpo las marcas del señor Jesús. Hermanos, la gracia de nuestro señor
Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amen.