Asuero,
el nombre que recibe el rey persa citado en el libro de Ester (=est) se
conoce como jerjes en la historia profana.
En su tiempo (485-465 a.C., el inmenso imperio persa abarcaba desde la
india hasta Etiopía. La residencia del monarca se encontraba en susa,
antigua ciudad donde se desarrolla íntegramente la acción dramática
del relato. Asuero repudia a su esposa, la reina vasti y la sustituye
por Ester, una bellísima joven judía, sobrina y pupila de mardoqueo.
Entre esté y el amalecita aman, primer ministro del imperio, surge un
grave conflicto que culmina con la real orden, cursada a cada una
de las provincias de Persia, de destruir, matar y aniquilar a todos los
judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, y de apoderarse de sus
bienes, en un mismo día. Pero mardoqueo que ya en una ocasión había
salvado la vida a asuero, también ahora, con la ayuda de Ester, logra
librar a su pueblo de la destrucción decretada. Aman enemigo de los judíos,
fue ahorcado y luego a filo de espada, los judíos mataron a todos los
odiaban. La historia concluye con la institución de la fiesta de purim
celebrada los días 14 y 15 del mes de adar (entre febrero y marzo). El
origen de Ester se remonta quizás a la primera mitad del s.IV a.C.
posiblemente el libro se escribió fuera de palestina para responder al
deseo de demostrar que la fiesta de purim se basaba en una historia de
liberación del pueblo judío, del mismo modo que la pascua tenia por
fundamento la historia de su liberación de la esclavitud de Egipto. Los
hechos aquí narrados muestran como Dios cambia a veces los designios
humanos, por firmes, inmodificables y definitivos que estos parezcan. |
Ester
1
Aconteció en los días de asuero, el asuero que reino desde la india
hasta Etiopía sobre ciento veintisiete provincias,
que en aquellos días, fue afirmado el rey asuero sobre el trono de su
reino, el cual estaba en susa, capital del reino. En el tercer año de su
reinado, ofreció un banquete a todos sus príncipes y cortesanos; invito también
a los mas poderosos de Persia y de media, gobernadores y príncipes de
provincias, para mostrarles durante mucho tiempo, ciento ochenta días, el
esplendor de la gloria de su reino, y el brillo y la magnificencia de su poder.
Cumplidos estos días, ofreció el rey otro banquete por siete días en el patio
del huerto del palacio real a todo
el pueblo que había en susa, capital del reino, desde el mayor hasta el menor.
El pabellón era blanco, verde y azul, sostenido por cuerdas de lino
y púrpura, en anillas de plata sujetas a columnas de mármol; los
reclinatorios eran de oro y de plata, sobre losado de porfido y de mármol, de
alabastro y de jacinto. Se bebía en vasos de oro, diferentes unos de otros, y
el vino real corría en abundancia, como corresponde a la generosidad de un rey.
Pero el mandato era que a nadie se le obligara a beber, porque así lo había
mandado el rey a todos los mayordomos de su casa: que se hiciera según la
voluntad de cada uno. También la reina vasti ofreció un
banquete para las mujeres en el palacio real del
rey asuero. El séptimo día, estando el corazón del rey alegre por el vino,
mando a mehuman, bizta, harbona bigta, abagta, zetar y carcas, siete eunucos que
servían delante del rey
asuero, que llevaran a la presencia del rey a la reina vasti, con la
corona regia, para mostrar a los pueblos y a los príncipes su belleza; porque
era hermosa. Pero la reina vasti no
quiso comparecer a la orden del rey enviada por medio de los eunucos. Entonces
el rey se enojo mucho. Lleno de
ira, consulto a los sabios que conocían los tiempos, ya que los asuntos del rey
eran tratados con todos los que sabían la ley y el derecho. Los mas cercanos al
rey eran carsena, setar, admata, tarsis, meres, marsena y memucan, siete príncipes
de Persia y de media, los cuales formaban parte del consejo real,
y ocupaban los primeros puestos en el reino. El rey les pregunto: - según
la ley, ¿Qué se debe hacer con la reina vasti, por no haber cumplido la orden
del rey asuero, enviada por medio de los eunucos? Entonces dijo memucan delante
del rey y de los príncipes: - no
solamente contra el rey ha pecado la reina vasti, sino contra todos los príncipes,
y contra todos los pueblos que hay en todas las provincias del rey asuero.
Porque esta acción de la reina llegara a oídos de todas las mujeres, y ellas
tendrá en poca estima a sus maridos, diciendo: El rey asuero mando que llevaran
ante su presencia a la reina vasti, y ella no fue. Entonces las señoras de
Persia y de media que sepan lo que hizo la reina, se lo dirán a todos los príncipes
del rey; y eso traerá mucho menosprecio y enojo. Si parece bien al rey, salga
un decreto real de vuestra majestad y se inscriba entre las leyes de Persia y de
media, para que no sea quebrantado: que vasti no se presente mas delante del rey
asuero; y el haga reina a otra que sea mejor que ella. El decreto que dicte el
rey será conocido en todo el reino, aunque es grande, y todas las mujeres darán
honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor. Agrado esta palabra al rey y
a los príncipes, e hizo el rey conforme al consejo de memucan, pues envió
cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia conforme a su escritura,
y cada pueblo conforme a su lenguaje, diciendo que todo hombre afirmara su
autoridad en su casa; y que se publicara esto
en la lengua de su pueblo.
2
Después de estas cosas,
sosegada ya la ira del rey asuero, se acordó este de vasti, de lo que ella había
hecho, y de la sentencia contra
ella. Entonces dijeron los criados del rey, sus cortesanos: busquen para el rey
jóvenes vírgenes de buen parecer. Nombre el rey personas en todas las
provincias de su reino que lleven a todas las jóvenes vírgenes de buen parecer
a susa, residencia real, a la casa de las mujeres, al cuidado de
hegai, eunuco del rey, guardián de las mujeres, y que les den sus atavíos;
y la joven que agrade al rey, reine en lugar de vasti. Esto agrado al rey, y así
lo hizo. En susa, la residencia
real, había un judio cuyo nombre era mardoqueo hijo de jair
hijo de simei, hijo de cis, del linaje de benjamín, el cual había sido
deportado de Jerusalén con los cautivos que fueron llevados con jeconias, rey
de juda en la deportación que hizo nabucodonosor, rey de Babilonia. Y había
criado a hadasa, es decir , a Ester, hija de su tío, porque era huérfana. La
joven era hermosa figura de buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron,
mardoqueo la adopto como la hija suya. Sucedió, pues, que cuando se divulgo el
mandamiento y el decreto del rey, y habían reunido a muchas jóvenes en susa,
residencia real, a cargo de hegai, Ester también fue llevada a la casa del rey,
al cuidado de hegai, el guardián de las mujeres. La joven le agrado y hallo
gracia delante de el, por lo que se apresuro a proporcionarle atavíos y
alimentos. También le dio siete doncellas escogidas de la casa del rey, y la
llevo con sus doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres. Ester no declaro
cual era su pueblo ni su parentela, porque mardoqueo le había
mandado que no lo dijera. Y cada día mardoqueo se paseaba delante del
patio de la casa de las mujeres, para saber como le iba y como trataban a Ester.
El tiempo de los atavíos de las jóvenes era de doce meses: seis meses se ungían
con aceite de mirra y otros seis meses con perfumes aromáticos y ungüento
para mujeres. Después de este tiempo, cada una de las jóvenes se
presentaba por turno ante el rey asuero. Cuando una joven se presentaba ante el
rey, se le daba todo cuanto pedia, para que fuera ataviada con ello desde la
casa de las mujeres hasta la casa del rey. Iba por la tarde, y a la
mañana siguiente pasaba a la segunda casa de las mujeres, a cargo de
saasgaz, eunuco del rey, guardián de las concubinas. No se presentaba mas ante
el rey, a menos que este lo deseara y la llamara expresamente. Cuando llego el
turno de presentarse ante el rey,
Ester, hija de abihail, tío de mardoqueo, quien la había tomado por hija,
ninguna cosa pidió, sino lo que le indico hegai, eunuco del rey y guardián de
las mujeres. Ester se ganaba el favor de todos los que la veían. Fue, pues,
Ester llevada ante el rey asuero, al palacio real, en el mes décimo, que es el
mes de tebet, en el séptimo año de su reinado. Y el rey amo a Ester mas que a
todas las otras mujeres; hallo ella mas gracia y benevolencia que todas las demás
vírgenes delante del rey, quien puso la corona real sobre su cabeza, y la hizo
reina en lugar de vasti. Ofreció luego el rey un gran banquete, en honor a
Ester, a todos sus príncipes y
siervos. Rebajo los tributos a las provincias, y repartió mercedes conforme a
la generosidad real. Cuando las vírgenes fueron reunidas por segunda vez,
mardoqueo esta sentado a la puerta del rey. Ester, según le había mandado
mardoqueo, no había revelado su nación ni su pueblo, pues Ester hacia lo que
decía mardoqueo, como cuando el la
educaba. En aquellos días, estando mardoqueo sentado a la puerta del rey,
bigtan y teres, los eunucos del rey
que vigilaban la puerta, estaban descontentos y planeaban matar al rey asuero.
Cuando mardoqueo se entero de esto, lo comunico a la reina de Ester, y Ester lo
dijo al rey en nombre de mardoqueo. Se hizo investigación del asunto, y resulto
verdadero; por tanto, los dos eunucos fueron colgados en una horca. Y el caso se
consigno por escrito en el libro de las crónicas del rey.
3
Después de estas cosas, el
rey asuero engrandeció a aman hijo de hamedata, el agagueo. Lo honro y puso su
silla por encima de las de todos los príncipes que estaban con el. todos los
siervos del rey que estaban a la puerta real se arrodillaban y se inclinaban
ante aman, porque así lo había mandado el rey; pero mardoqueo ni se
arrodillaba ni se humillaba. Entonces los siervos del rey, que estaban a la
puerta real, preguntaron a mardoqueo: ¿por qué desobedeces el mandamiento del
rey? Así le hablaban cada día, pero el no los escuchaba, debido a lo cual lo
denunciaron en aman, para ver si mardoqueo se mantendría firme en su dicho,
pues el ya les había manifestado que era judio. Cuando aman vio que mardoqueo
ni se arrodillaba ni se humillaba delante de el, se lleno de ira. Pero no
contentándose con castigar solamente a mardoqueo, y como ya le habían
informado cual era el pueblo de mardoqueo,
procuro aman destruir a todos los judíos que había en el reino de
asuero, al pueblo de mardoqueo. En el mes primero, que es el mes de nisan, en el
año duodécimo del rey asuero, fue echada pur, esto es, la suerte, delante de
aman, el mes duodécimo, que es el mes de adar. Y dijo aman al rey asuero: - hay
un pueblo esparcido y distribuido entre los pueblos de todas las provincias de
tu reino, sus leyes son diferentes de las de todo pueblo, y no guardan las leyes
del rey. Al rey nada le beneficia el dejarlos vivir. Si place al rey, decrete
que sean exterminados; y yo entregare diez mil talentos de plata a los
que manejan la hacienda, para que sean ingresados a los tesoros del rey.
Entonces el rey se quito el anillo de su mano, y lo dio a aman hijo de hamedata,
el agagueo, enemigo de los judíos, y le dijo: - la plata que ofreces sea para
ti, y asimismo el pueblo para que hagas de el lo que bien te parezca. Entonces
fueron llamados los escribanos del rey en el mes primero, al
día trece del mismo, para que escribieran, conforme a todo lo que mando
aman, a los sátrapas del rey, a los capitanes que estaban sobre cada provincia
y a los príncipes de cada pueblo, a cada provincia según su escritura, y a
cada pueblo según su lengua. En nombre del rey asuero fue
escrito, y sellado con el anillo del rey. Y se enviaron las cartas por
medio de correos a todas las provincias del rey, con la orden de destruir, matar
y aniquilar a todos los judíos, jóvenes y
ancianos, niños y mujeres, y de apoderarse de sus bienes, en un mismo día,
en el día trece del mes duodécimo,
que es el mes de adar. La copia del escrito que se dio por mandamiento
en cada provincia fue dada a
conocer a todos los pueblos, a fin de que estuvieran listos para aquel día. Los
correos salieron con prontitud por mandato del rey, y el edicto fue publicado
también en susa, capital del reino. Y mientras el rey y aman se sentaban a
beber, la ciudad de susa estaba consternada.
4
Luego que supo mardoqueo
todo lo que se había hecho, rasgo sus vestidos, se
vistió de ropa áspera, se cubrió de ceniza, y se fue por la ciudad
lanzando grandes gemidos, hasta llegar ante la puerta real, pues no era licito
atravesar la puerta real con vestido de ropa áspera. En toda provincia y lugar
donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, había entre los judíos gran
luto, ayuno, lloro y lamentación. Saco y ceniza era la cama de muchos. Las
doncellas de Ester y sus eunucos fueron a decirselo. Entonces la reina sintio un
gran dolor, y envió vestidos para que mardoqueo se vistieras y se quitara la
ropa áspera; pero el no los
acepto. Entoces Ester llamo a hatac,
uno se los eunucos que el rey había puesto al
servicio de ella, y lo mando a mardoqueo para averiguar que sucedía y
por que estaba así. Salió, pues, hatac a ve a
mardoqueo, a la plaza de la ciudad que estaba delante de la puerta real.
Y mardoqueo le comunico todo lo que le había acontecido, y el informo de la
plata que aman había dicho que entregaria a los tesoros del rey a cambio de la
destrucción de los judíos. Le dio también la copia del decreto que había
sido publicado en susa para que fueran exterminados, a fin de que los mostrara a
Ester, se lo informara, y le encargara que fuera ante el rey a suplicarle y a
interceder delante de el por su pueblo.
Regreso hatac y contó a Ester las palabras de mardoqueo. Entonces Ester
ordeno a hatac que dijera a mardoqueo: todos
los siervos del rey y el pueblo de las provincias del rey saben que hay
una ley que condena a muerte a
cualquier hombre o mujer que entre, sin haber sido llamado, al patio interior
para ver al rey, salvo aquel a quien el rey, extendiendo el cetro de oro, le
perdone la vida. Y yo no he sido llamada para ver al rey
estos treinta días. Llevo mardoqueo las palabras de Ester, y mardoqueo
dijo que le respondieran a Ester: no pienses que escaparas en la casa del rey
mas que cualquier otro judío. Porque si callas absolutamente en este tiempo,
respiro y liberación vendrá de alguna otra
parte para los judíos; mas tu y la casa de tu padre pereceréis. ¿y quien sabe
si para esta hora has llegado al reino?. Entonces Ester dijo que respondieran a
mardoqueo: ve y reúne a todos los judíos que se hallan en susa, ayunad por mi
y no comáis ni bebáis durante tres días y tres noches. También yo mis
doncellas ayunaremos, y entonces entrare a ver al rey, aunque no sea conforme a
la ley; y su perezco, que perezca.
Entonces mardoqueo se fue e hizo conforme a todo lo que había mandado Ester.
5
Aconteció que al tercer día
puso Ester su vestido real, y entro al patio interior de la casa del rey, frente
al aposento del rey; y estaba el rey sentado en su trono dentro del aposento
real, frente a la puerta del
aposento. Cuando el rey vio a la reina Ester que estaba en el patio, la miro
complacido, y le extendió el cetro de oro que tenia en la mano. Entonces se
acerco Ester y toco la punta del cetro. Dijo el rey: - ¿ que tienes, reina
Ester, y cual es tu petición?
Hasta la mitad del reino se te dará.
Ester respondió: - si place al rey, vengan
hoy el rey y aman al banquete que le tengo preparado. Dijo el rey: - daos prisa,
llamad a aman, para hacer lo que Ester ha dicho. Vino, pues, el rey con aman al
banquete que Ester dispuso. Y dijo el rey a Ester en el banquete, mientras bebían
vino: - ¿cuál es tu petición, y te será otorgada? ¿cuál es tu deseo?
Aunque sea la mitad del reino, te será concedido. Entonces respondió Ester: -
mi petición y mi deseo es este:
si he agradado al rey, y si place
al rey otorgar mi petición y conceder mi demanda, que venga el rey con aman a
otro banquete que les preparare; y
mañana haré conforme a lo que el rey ha mandado. Salió aman aquel día
contento y alegre de corazón; pero cuando vio a mardoqueo a la puerta del
palacio del rey, que no se levantaba ni se movía de su lugar, se lleno de ira
contra mardoqueo. Pero se refreno aman, y cuando llego a su casa, mando a llamar
a sus amigos y a zeres, su mujer, y les refirió la gloria de sus riquezas, la
multitud de sus hijos, y todas las cosas con que el rey lo había engrandecido,
y como lo había honrado elevándolo por encima de los príncipes
y siervos del rey. Y añadió aman:
- también la reina Ester a ninguno hizo venir con el rey al banquete que
ella dispuso, sino a mi; y también para mañana estoy convidado por ella con el
rey. Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío mardoqueo
sentado a la puerta real. Entonces
zeres, su mujer, y todos sus amigos le dijeron: - hagan una horca de cincuenta
codos de altura, y mañana di
al rey que cuelguen a mardoqueo en ella; y entra alegre con el rey al
banquete. Agrado esto a aman, e hizo preparar la horca.
6
Aquella misma noche se le fue el sueño al rey, pidió que le trajeran el
libro de las memorias y crónicas y que
las leyeran en su presencia. Entonces hallaron escrito en mardoqueo había
denunciado el complot de bigtan y
de teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, que habían planeado
matar al rey asuero. Y el rey pregunto: - ¿qué honra o que distinción se
concedió a mardoqueo por esto? Los servidores del rey, sus oficiales,
respondieron: - nada se ha hecho en su favor. Entonces el rey pregunto: - ¿quién
esta en el patio? En aquel momento llegaba aman al patio exterior de la casa
real, para pedirle al rey que ordenara colgar a mardoqueo en la horca que el
tenia preparada. Y los servidores del rey le respondieron: - aman esta en el
patio. – que entre – dijo el rey. Entro,
pues, aman, y el rey le pregunto:
- ¿qué debe hacerse al hombre a quien el rey quiere honrar? Aman dijo
en su corazón: ¿ a quien deseara
el rey honrar mas que a mi?. Respondió, pues, aman al rey: - para el hombre
cuya honra desea el rey, traigan un vestido real que el rey haya usado y un
caballo en que el rey haya cabalgado, y pongan
en su cabeza una corona real; den luego el vestido y el caballo a alguno de los
príncipes mas nobles del rey, vistan a aquel hombre
que el rey desea honrar, llévenlo
en el caballo por la plaza de la ciudad y pregonen delante de el: así se hará
al hombre que el rey desea honrar. Entonces el rey dijo a aman: - Date prisa,
toma el vestido y el caballo, como
tu has dicho, y hazlo así con el judío mardoqueo, que se sienta a la puerta
real; no omitas nada de todo lo que has dicho. Aman tomo el vestido y el
caballo, vistió a mardoqueo, lo condujo a caballo por la plaza de la ciudad e
hizo pregonar delante de el: así se hará al hombre que el rey desea honrar.
Después de esto, mardoqueo volvió a la puerta real, y aman se dio prisa para
irse a su casa, apesadumbrado y cubierta su cabeza. Contó luego aman a zeres,
su mujer, y a todos sus amigos, cuanto le había acontecido;
sus consejeros y su mujer zeres le dijeron: - si ese mardoqueo, ante
quien has comenzado a declinar.
Pertenece a la descendencia de los judíos, no lo vencerás, sino que caerás
por cierto delante de el. aun estaban ellos hablando con el, cuando los
eunucos del rey llegaron apresurados, a fin de llevar a aman al banquete
que Ester había dispuesto.
7
Fue, pues, el rey con aman
al banquete de la reina Ester. Y el segundo día, mientras bebían vino, dijo el
rey a Ester: - ¿cuál es tu petición, reina Ester, y te será concedida? ¿
cual es tu deseo? Aunque sea la mitad del
reino, te será otorgado. Entonces la reina Ester respondió: - oh rey, si he
hallado gracia en tus ojos y si place al rey, que se me conceda la vida: esa es
mi petición; y la vida de mi pueblo: ese es mi deseo. Pues yo y mi pueblo hemos
sido vendidos, para ser exterminados, para ser muertos y aniquilados. Si hubiéramos
sido vendidos como siervos y siervas, me callaría; pero nuestra muerte seria
para el rey un daño irreparable. el rey asuero pregunto a la reina Ester: - ¿
quien es, y donde esta, el que ha
ensorbecido su corazón para hacer semejante cosa? Ester dijo:
- ¡ el enemigo y adversario
es este malvado aman! Se turbo aman entonces delante del rey y de la reina. El
rey se levanto del banquete, encendido en ira, y se fue al huerto del palacio.
Pero aman se quedo para suplicarle a la reina Ester por su vida, pues vio el mal
que se le venia encima de parte del rey. Cuando el rey volvió del huerto del
palacio al aposento del
banquete, aman se había dejado caer sobre el lecho en que estaba Ester.
Entonces exclamo el rey: - ¿ querrás también violar
a la reina en mi propia casa? Al proferir el rey estas palabras, le
cubrieron el rostro a aman. Y harbona, uno de los eunucos que servían al rey,
dijo: - en casa de aman esta la horca de cincuenta codos de altura que hizo aman
para mardoqueo, quien hablo para bien del rey. Dijo el rey: - colgadlo en ella.
Así colgaron a aman en la horca que el había hecho preparar para mardoqueo.
Y se apaciguo la ira del rey.
8
Aquel mismo día, el rey
asuero dio a la reina Ester la casa de aman, enemigo de los judíos, y mardoqueo
fue presentado al rey, porque ya Ester le había hecho saber lo que había sido
para ella. Se quito el rey el anillo que había recobrado de aman y lo dio
mardoqueo. Y Ester encargo a mardoqueo la
hacienda de aman. Volvió luego Ester a suplicar al rey, y se echo a sus pies,
llorando y rogándole que anulara la
maldad de aman, el agagueo, y el designio que había tramado contra los judíos.
Entonces el rey extendió a Ester
el cetro de oro, y Ester se levanto, se puso en pie delante del rey y dijo: - si
place al rey, si he hallado gracia en su presencia, si le parece acertado al rey
y soy agradable a sus ojos, que se de orden escrita para revocar las cartas que
autorizan la trama de aman hijo de hamedata, el agagueo, dicta das para
exterminar a los judíos que están en todas las provincias del rey. Porque ¿
como podré yo ver el mal cuando caiga sobre mi pueblo? ¿cómo podré yo ver la
destrucción de mi nación? Respondió el rey asuero a la reina Ester y
mardoqueo el judío: - yo he dado a Ester la casa de aman, y a el lo han colgado
en la horca, por cuanto extendió su mano contra los judíos. Escribid, pues,
vosotros a los judíos como bien os parezca, en nombre del rey, y selladlo con
el anillo del rey; porque un edicto que se escribe en nombre del rey y se sella
con el anillo del rey, no puede ser revocado. Entonces fueron
llamados los escribanos del rey en el mes tercero, que es sivan, a los
veintitrés días de ese mes; y es
escribio conforme a todo lo que mando mardoqueo, a los judíos, a los sátrapas,
a los capitanes y a los príncipes de las provincias, desde la india hasta Etiopía,
a las ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escritura, y a
cada pueblo conforme a su lengua, y también a los judíos según su escritura y
su lengua. Y escribió en nombre
del rey asuero, lo sello con el anillo del
rey, y envió cartas por medio de correos montados en caballos veloces
procedentes de caballerizas reales. En ellas el rey daba facultad a los judíos
que estaban en todas las ciudades para que se reunieran a defender sus vidas,
prontos a destruir, matar y aniquilar a toda fuerza armada de pueblo o provincia
que viniera contra ellos, sus niños y mujeres,
y a apoderarse de sus bienes; y esto en un mismo día en todas las provincias
del rey asuero, el día trece del mes duodécimo, que es el mes de adar. La
copia del edicto que había de darse por decreto en cada provincia, para que
fuera conocido por todos los pueblos, decía que los judíos debían estar
preparados aquel día para vengarse de sus enemigos. Los correos, pues, montados
en caballos veloces, salieron a toda prisa, según la orden del rey; y el edicto
también fue promulgado en susa, capital del reino. Salió mardoqueo de delante
del rey con vestido real azul y
blanco, una gran corona de oro, y un manto
de lino y púrpura. La ciudad de susa se alegro y regocijo entonces; y los
judíos tuvieron luz y alegría,
gozo y honra. En cada provincia y en cada ciudad adonde llego el mandamiento del
rey, los judíos tuvieron alegría y gozo, banquete
y día de placer. Y muchos de entre los pueblos de la tierra se hacían
judíos, pues el temor de los judíos se había apoderado de ellos.
9
En el mes duodécimo, que es el mes de adar, a los
trece días del mismo mes, cuando debía ser ejecutado el mandamiento del
rey y su decreto, el mismo día en que lo enemigos de los judíos esperaban enseñorearse
de ellos, sucedió lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de los que
los aborrecían. Los judíos se reunieron en sus ciudades,
en todas las provincias del rey asuero, para descargar su mano sobre los
que habían procurado su mal, sin que nadie
les opusiera resistencia, porque el temor de ellos se había apoderado
de todos los pueblos. Y todos los príncipes de las provincias, los sátrapas,
capitanes y oficiales del rey, apoyaban a los judíos, pues todos temían a
mardoqueo, ya que mardoqueo era grande en la casa del rey y su fama se había
extendido por todas las provincias. Así, día a día se engrandecía mardoqueo.
Asolaron los judíos a todos sus enemigos a filo de espada, con mortandad y
destrucción, e hicieron con sus enemigos como quisieron. En susa, capital del
reino, mataron y exterminaron los judíos a quinientos hombres. Mataron entonces
a parsandata, dalfon, aspata, porata, adalia, aridata, parmasta, arisai, aridai
y vaizata, los hijos de aman hijo de hamedata, enemigo de los judíos; pero no
tocaron sus bienes. El mismo día se le dio cuenta al rey acerca del numero de
los muertos en susa, residencia real. Y dijo el rey a la reina Ester: -
en susa, capital del reino, los judíos han matado a quinientos hombres
y a diez hijos de aman. ¿qué habrán hecho en las otras provincias del
rey? ¿ cual, pues, es tu petición, y te será concedida? ¿qué otra cosa
deseas y te será hecha?. Ester
respondió: - si place al rey, concédase también mañana a los judíos en susa
que hagan conforme a la ley de hoy; en cuanto
a los diez hijos de aman, que los cuelguen en la horca. Mando el rey que se
hiciera así. Se dio la orden en susa, y colgaron a los diez de aman. Los judíos
que estaban en susa se reunieron también el catorce del mes de adar y mataron
allí a trescientos hombres; pero no tocaron sus bienes. En cuanto a los otros
judíos que estaban en las provincias del rey, también se reunieron para la
defensa de sus vidas, contra sus enemigos; mataron a setenta y cinco mil de sus
contrarios; pero no tocaron sus bienes. Ocurrió esto el día trece del mes de
adar, y reposaron el día catorce
del mismo mes, convirtiéndolo en día de banquete y de alegría. Pero los judíos
que estaban en susa se reunieron el día trece y el catorce del mismo mes, y el
quince reposaron, convirtiéndolo en día de banquete y de regocijo. Por tanto,
los judíos aldeanos que habitan en las villas sin muro celebran el catorce del
mes de adar como día de alegría y de banquete, un día de regocijo, y unos a
otros se hacen regalos. Escribió mardoqueo estas cosas, y envió cartas todos
los judíos que estaban en todas las provincias del rey asuero, cercanos
y distantes, ordenándoles que celebraban el día decimocuarto del mes de
adar, y el decimoquinto del mismo mes, de cada año, como días en
que los judíos estuvieron en paz con sus enemigos, y como el mes en que
la tristeza se trocó en alegría, y
el luto en festividad; que los convertieran en días de banquete y de gozo, en día
de enviar regalos cada uno a su vecino, y dadivas
a los pobres. Y los judíos aceptaron esta costumbre, que ya habían comenzado a
observar, según les escribió mardoqueo. Porque aman hijo de hamedata,
el agagueo, enemigo de los judíos, había ideado un
plan para exteminarlos, y había echado pur, que quiere decir suerte,
para arruinarlos y acabar con ellos. Poro cuando Ester se presento ante el rey,
este ordeno por carta que el perverso designio que aquel trazo contra los judíos
recayera sobre su cabeza, y que los colgaran a el
y sus hijos en la horca. Por eso llamaron a estos días purim, por el
nombre de pur. Así mismo, debido a lo relatado en esta carta y por lo que ellos
mismos vieron y lo que les llego a
su conocimiento, los judíos establecieron y prometieron que ellos, sus
descendientes y todos sus
allegados, no dejarían de celebrar estos dos días, según este escrito
y esta fecha, de año en año; que estos días serian recordados y
celebrados por todas las generaciones, familias, provincias y ciudades; que
estos días de purim no dejarían de ser guardados por los judíos, y que su
descendencia jamás dejaría de recodarlos. Y la reina Ester hija de abihail, y
mardoqueo, el judío, suscribieron con plena autoridad esta segunda carta
referente a purim. Y fueron enviadas cartas a todos los judíos, a las ciento
veintisiete provincias del rey asuero, con palabras de paz y de verdad, para
confirmar estos días de purim en la fecha señalada, según les había ordenado
mardoqueo, el judío, y la reina Ester, y según
ellos lo habían establecido para si mismos y para su descendencia, para
conmemorar el fin de los ayunos y de su lamento. El mandamiento de Ester
confirmo estas celebraciones acerca de purim, y ello fue registrado en un libro.
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El rey asuero impuso tributo
sobre la tierra y a las costas del mar. Todas las obras de su poder y autoridad,
y el relato sobre la grandeza de mardoqueo, a quien el rey engrandeció, ¿ no
esta escrito en el libro de las crónicas de los reyes de media y de Persia?
Pues mardoqueo, el judío, fue el segundo del rey asuero, grande entre los judíos
y estimado entre la multitud de sus hermanos, porque procuro el bienestar de su
pueblo y la paz para todo su linaje.