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La septuaginta llamo al cuarto libro de la Biblia Deuteronomio (=Dt), que significa segunda ley o repetición de la ley. El texto pone de relieve la personalidad de moisés, el gran legislador y profeta que al llegar a las llanuras de moab, próximos a concluir el peregrinaje iniciado cuarenta años antes, reúne  a todo el pueblo para evocar los tiempos pasados en  el desierto y entregarle lo que podría llamarse su testamento espiritual. Lo esencial de esta segunda proclamación de la ley recibida en el sinai (llamado orbe en dt, salvo en cap. 33 y las instrucciones y advertencias que la acompañan, se resume en el mandamiento que Jesús califico de principal: amaras a Jehová tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas. Un lugar destacado ocupa en el libro el llamado código deyutoronomico que comienza con una serie de estatutos y decretos relativos al establecimiento de un solo lugar de culto al que todo Israel estaría obligado a acudir. Precedido de dos grandes discursos, este núcleo de carácter legal aparece seguido de algunas disposiciones complementarias (p.e. en el cap. 31 el nombramiento de Josué como sucesor de moisés) y de también de exhortaciones de índole varia. Los últimos capítulos contienen el cántico de moisés, las bendiciones a las doce tribus, la muerte del caudillo y su sepultura en un ignorado lugar de moab. Advertio moisés de que no entraría en la tierra prometida, le recordó al pueblo de Dios que su permanencia en ella dependía de la fidelidad con que observará los mandamientos y preceptos divinos: amaras  pues, a Jehová tu Dios y guardaras sus ordenanzas, sus estatutos, sus decretos  y sus mandamientos, todos los días. - los discursos de moisés (cap. 1-11) -  el código deutoronomico (cap.12-26) – bendiciones y maldiciones (cap.27-28) – el pacto de Dios con Israel (cap.29-30) -  ultimas disposiciones. Muerte de moisés (cap. 31-34).

Deuteronomio

1 Estas son palabras que hablo Moisés a todo Israel a este lado del Jordán, en el desierto, en el Araba, frente al mar rojo, entre Paran, Tofel, Laban, hazerot y Dizahab. Once jornadas hay desde horeb, camino de los montes de Seir, hasta cades-barnea. y aconteció que a los cuarenta años, el primer día del undécimo mes, Moisés hablo a los hijos de Israel conforme a todas las cosas que Jehová le había mandado acerca  de ellos, después que derroto a Shon, rey de los amorreos, el cual habitaba en Astarot, en Edrei. De este lado del Jordán, en tierra de Moab, resolvió Moisés plocamar esta ley ,diciendo: "Jehová, nuestro Dios, nos hablo así en Horeb: "habéis estado bastante tiempo en este monte. Volveos e id al monte del amorreo y a todas sus comarcas, en el Araba, en el monte, en los valles, en el neguev junto a la costa del mar, a la tierra del cananeo y al Líbano, hasta el gran rió, el rió Eufrates. Mirad, yo os he entregado la tierra; entrad y poseed la tierra que Jehová juro dar a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, y a su descendencia después de ellos". "En el aquel tiempo yo hable y os dije: "Yo solo no puedo llevaros. Jehová, vuestro Dios, os ha multiplicado tanto que hoy vosotros oís  tan numerosos como las estrellas del cielo. ¡Jehová, Dios de vuestros padres, os haga mil veces mas numerosos de lo que ahora sois y os bendiga, como os ha prometido! ¿Como llevare yo solo vuestras molestias, vuestras cargas y vuestros pleitos?. Dadme entre vosotros, de vuestras tribus, hombres sabios, entendidos y expertos, para que yo los ponga como vuestros jefes". "Me respondistes y dijisteis:"Bueno es hacer lo que has dicho". "Entonces tome a los principales de vuestras tribus, hombres sabios y expertos, y los puse como jefes sobre vosotros, jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez, y gobernadores de vuestras tribus. Y di a vuestros jefes esta orden: "Oíd entre vuestros hermanos, y juzgad justamente  entre el hombre y su hermano, o un extranjero. No hagáis distinción  de persona  en el juicio: tanto al pequeño como al grande oiréis. No tendréis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios. La causa que os sea difícil, la traeréis a mi, y yo la oiré". " Os mande, pues, en aquel tiempo, todo lo que habíais de hacer. " Cuando salimos de Horeb, anduvimos todo aquel  grande y terrible desierto que habéis visto, por el camino del monte del amorreo, como Jehová nuestro Dios, nos los mando y llegamos hasta cades-barnea. Entonces os dije: habéis llegado al monte del amorreo, el cual Jehová, nuestro Dios, nos da. Mira, Jehová tu Dios, te ha entregado la tierra: sube y toma posesión de ella, como Jehová, el Dios de tus padres, te ha dicho. No temas ni desmayes. Pero os acercasteis todos a decirme: enviemos hombres delante de nosotros, que reconozcan la tierra y a su regreso nos traigan razón del camino por donde hemos de subir y de las ciudades adonde hemos de llegar. La propuesta me pareció bien, y tome doce hombres de entre vosotros un hombre por cada tribu. Ellos se encaminaron y subieron al monte; llegaron hasta el valle de escol y reconocieron la tierra. Tomaron en sus manos de los frutos del país, nos los trajeron y nos dieron este informe: es buena la tierra que Jehová nuestro Dios nos da. Sin embargo, no quisisteis subir, sino fuisteis rebeldes al mandato de Jehová, vuestro Dios. Os pusisteis a murmurar en vuestras tiendas, diciendo:  porque Jehová nos aborrece, nos ha sacado de la tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo  y destruirnos. ¿ a donde subiremos?  Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón al decir: este pueblo es mayor y mas alto que nosotros, las ciudades son grandes y están amuralladas hasta el cielo. Allí también vimos a los hijos de anac.  Entonces os dije: no temáis ni tengáis miedo de ellos. Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, peleara por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto ante vuestros ojos. En el desierto has visto que Jehová tu Dios, te ha traído, como trae el hombre a  su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta llegar a este lugar. Pero ni aun así creísteis a Jehová vuestro Dios, quien iba delante de vosotros por el camino  para buscaros el lugar donde habíais  de acampar, con el fuego de noche para mostraros el camino que debíais seguir, y con la nube de día.  Cuando Jehová oyó la voz de vuestras palabras, se enojo e hizo este juramento: ni un solo hombre de esta mala generación vera la buena tierra que jure  que había de dar a vuestros padres, excepto caleb hijo de jefone; el la vera, y yo le  daré a el y a sus hijos la tierra que piso, porque ha seguido fielmente a Jehová. también contra mi se enojo Jehová por vosotros y me dijo: tampoco tu entraras allá. Josué hijo de nun, el cual te sirve, el entrara allá; anímalo porque el la entregara a Israel. Y vuestros niños, de los cuales dijisteis que servirían de botín  y vuestros hijos que no saben hoy lo bueno ni malo, ellos entraran allá; a ellos la daré y ellos la heredaran. Pero vosotros volveos e id al desierto, camino del mar rojo. Entonces respondisteis y me dijisteis: hemos pecado contra Jehová. nosotros subiremos y pelearemos conforme a todo lo que Jehová nuestro Dios, nos ha mandado. Os armasteis cada uno con vuestras armas de guerra y os preparasteis para subir al monte. Pero Jehová me dijo: Diles: no subáis ni peleéis, pues no estoy entre vosotros; para que  no seáis derrotados por vuestros enemigos. Yo os hable, pero no me escuchasteis; antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová y persistiendo   con altivez subisteis al monte. Pero salió a vuestro encuentro el amorreo que habitaba en aquel monte, os persiguieron como hacen las avispas y os derrotaron en seir hasta llegar a horma. Entonces volvisteis y llorasteis delante de Jehová, pero Jehová no escucho vuestra voz ni os presto atención. Por eso os tuvisteis que quedar en  cades todo ese tiempo que habéis estado allí.

2 Luego volvimos y salimos al desierto, camino del mar rojo, como Jehová me había dicho, y durante mucho tiempo estuvimos rodeando los montes de seir. Entonces Jehová me dijo: bastante habéis rodeado este monte: volveos al norte. Dile al pueblo: cuando paséis por el territorio de vuestros hermanos, los hijos de esau, que habitan en seir, ellos tendrán miedo de vosotros; pero vosotros tened mucho cuidado. No os metáis con ellos, pues no os daré de su tierra ni aun lo que cubre la planta de un pie, porque yo he dado como heredad a esau los montes de seir.  Comprareis de ellos por dinero los alimentos y comeréis; también comprareis de ellos el agua y beberéis. Porque Jehová tu Dios, te ha bendecido en todas las obras de tus manos; el sabe que andas por este gran desierto y durante estos cuarenta años Jehová tu Dios, ha estado contigo sin que nada te haya faltado. Después nos alejamos del territorio de nuestros hermanos, los hijos de esau, que habitan en seir, por el camino de araba que viene de elat y ezion-geber; luego volvimos y tomamos el camino del desierto de moab. Entonces Jehová me dijo: no molestes a moab ni le hagas la guerra, pues no te daré posesión de su tierra, porque yo he dado a ar como heredad a los hijos de lot. (antes habitaron en ella los emitas, un pueblo grande, numeroso y alto como los hijos de anac. Por gigantes eran ellos tenidos también como los hijos de anac; pero los moabitas los llamas emitas. También en seir habitaron antes los horeos, los cuales fueron expulsados por los hijos de esau que los arrojaron de su presencia y se establecieron en su lugar, como hizo Israel en la tierra que Jehová les dio en posesión.) levantaos ahora y pasad el arroyo de zered. Los niños que anduvimos desde cades-barnea hasta que pasamos el arroyo zered fueron treinta  y ocho; hasta que desapareció de en medio del campamento toda la generación de los hombres de guerra, como Jehová les había jurado. También la mano de Jehová vino sobre ellos para exterminarlos, hasta hacerlos desaparecer del campamento. Aconteció que, después que murieron todos los hombres de guerra del pueblo, Jehová me hablo y me dijo: tu pasaras hoy del territorio de moab rumbo a ar. Y cuando te acerques a los hijos de Amón, no los molestes ni pelees con ellos, pues no te daré posesión de la tierra de los hijos de Amón, porque a los hijos de lot la he dado como heredad. ( por tierra de gigantes fue también ella tenida; habitaron en ella gigantes en otro tiempo, a los cuales los amonitas llamaban zomzomeos. Eran pueblo grande, numeroso y alto, como los hijos de anac, a los cuales Jehová extermino delante de los amonitas. Estos desalojaron a aquellos y habitaron en su lugar, como hizo Jehová con los hijos de  esau que habitaban en seir, delante de los cuales extermino a los horeos; aquellos desalojaron a estos  y habitaron en su lugar hasta hoy. Y a los aveos que habitaban en las aldeas hasta gaza, los caftoreos que salieron en caftor los exterminaron y habitaron en su lugar). Levantaos, salid  y pasad el arroyo arnon. Yo he entregado en tus manos a sehon rey de hesbon el amorreo y a su tierra. Comienza a tomar posesión  de ella y entra en guerra con el. hoy comenzare a poner tu temor y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo, que al escuchar tu fama temblaran y se angustiaran delante de ti. Envié mensajeros desde el desierto de cademot a sehon, rey de hesbon, con estas palabras de paz: pasare por tu tierra por el camino; por el camino iré, sin apartarme a la derecha ni a la izquierda. La comida me la venderás por dinero y comeré y beberé; solamente pasare a pie, como me han dejado hacer los hijos de esau que habitaban en seir, y los  moabitas que habitaban en ar, hasta que cruce el jordán y llegue a la tierra que nos da Jehová, nuestro Dios. Pero sehon, rey de hesbon, no quiso que pasáramos por su territorio; porque Jehová, tu Dios, había endurecido su espíritu y obstinado su corazón para entregarlo en tus manos, hasta el día de hoy. Entonces me dijo Jehová: yo he comenzado a entregar delante de ti a sehon y a su tierra. Empieza a tomar posesión de ella, para que la heredes. Sehon nos salió al encuentro el y todo su pueblo para pelear en jahaza. Pero Jehová nuestro Dios, nos lo entrego y lo derrotamos a el, a sus hijos y a todo su pueblo. Tomamos entonces todas sus ciudades y las destinamos al exterminio: hombres, mujeres y niños, sin  dejar a nadie con vida. Solamente tomamos para nosotros los ganados y los despojos de las ciudades que habíamos tomado. Desde aroer que esta junto a la ribera del arroyo arnon, y la ciudad que esta en el valle, hasta galaad, no hubo ciudad que escapara de nosotros; todas las entrego Jehová, nuestro Dios, en nuestro poder. Solamente no llegamos a la tierra de los hijos de Amón, ni a todo lo que esta a la orilla del arroyo jaboc, ni a las ciudades del monte, ni a lugar alguno que Jehová, nuestro Dios, había prohibido.

3 Volvimos, pues, y subimos camino de basan. Entonces og, rey de basan, nos salió al encuentro con todo el pueblo para pelear en edrei. Pero me dijo Jehová: no tengas temor de el, porque en tus manos lo he entregado junto con todo su pueblo y su tierra. Harás con el  como hiciste con sehon, el rey amorreo que habitaba en hesbon. Jehová nuestro Dios entrego también en nuestras manos a og, rey de basan y a todo su pueblo, al cual derrotamos hasta acabar con todos. Tomamos entonces todas sus ciudades. No quedo ciudad que no les tomaremos: sesenta ciudades, toda la tierra de argod, del reino de og en basan. Todas estas ciudades fortificadas con muros altos, con puertas y barras, sin contar otras muchas ciudades sin muro. Y las destinamos al exterminio, como hicimos en shon, rey de hesbon, matando en cada ciudad a hombres, mujeres y niños. Pero nos quedamos con todo el ganado y los despojos de las ciudades. También tomamos en aquel tiempo la tierra desde el arroyo arnon hasta el monte hermon de manos de los dos reyes amorreos que estaban a este lado del jordán (los sidonios llaman a hermon, sirion, y los amorreos, senir): todas las ciudades de la llanura, todo galaad y todo basan, hasta salca, y edrei ciudades del reino de og en basan. Og, el rey de basan era el único que quedaba de los gigantes. Su cama una cama de hierro, ¿ no esta en raba de los hijos de Amón? Nueve codos mide de largo  y cuatro codos de ancho, según el codo de un hombre. Esta tierra que heredamos en aquel tiempo, desde aorer, que esta junto al arroyo arnon, hasta la mitad de los montes de galaad con sus ciudades, la di a los rubenitas y a los gaditas. El resto de galaad y todo basan, del reino de og: toda la tierra de argob, que se llamaba la tierra de los gigantes, lo di a la media tribu de manases. Jair hijo de manases tomo toda la tierra de argod hasta el limite con gesur y maaca, y le puso el nombre que aun conserva: basan-havot-jair. Galaad se lo di a maquir. A los rubenitas y gaditas les di desde galaad hasta el arroyo arnon –con la mitad  del valle con limite-, y hasta el arroyo jaboc, el cual sirve de limite a los hijos de Amón; y también el araba, con el jordán como limite desde cineret hasta el mar de araba, el mar salado, al pie de las laderas del pisga, al oriente. Entonces os dije: Jehová vuestro Dios, os ha dado esta tierra como heredad;  pero iréis armados todos los valientes delante de vuestros hermanos, los hijos de Israel. Solamente vuestras mujeres, vuestros hijos y vuestros ganados (yo se que tenéis mucho ganado), quedaran en las ciudades que os he dado, hasta que Jehová de reposo a vuestros hermanos, así como vosotros, y hereden ellos también la tierra que Jehová, vuestro Dios, les da al otro lado  del jordán. Entonces os volveréis cada uno a la heredad que yo os he dado. Ordene también a Josué en aquel tiempo: tus ojos vieron todo lo que Jehová, vuestro Dios, ha hecho a aquellos dos reyes; así hará Jehová a todos los reinos por donde tu pasaras. No los temáis, porque Jehová, vuestro Dios, es el que pelea por vosotros. En el aquel tiempo ore a Jehová y le dije: señor Jehová, tu has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu mano poderosa; porque ¿qué dios hay en el cielo o en la tierra que haga obras y proezas como las tuyas? Pase yo, te ruego,  y vea aquella tierra buena que esta mas allá del jordán, aquel buen monte y el Líbano. Pero Jehová se había  enojado contra mi a causa de vosotros, por lo cual no me escucho, sino que me dijo: ¡ basta!, no me hables mas de este asunto. Sube a la cumbre del pisga y alza tus ojos hacia el oeste, el norte, el sur y el este y mira con tus propios ojos, porque no pasaras el jordán. Instruye a Josué, anímalo y fortalécelo, porque el ha de pasar delante de este pueblo, y el les entregara la tierra que veras. Y nos quedamos en el valle, enfrente de bet-peor.

4 Ahora, pues, Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis y viváis y entréis y poseáis la tierra que Jehová, el Dios de vuestros padres, os da. No añadiréis a la palabra que yo os mando ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová, vuestro Dios. Que yo ordeno. Vuestros ojos vieron lo que hizo Jehová con motivo del baal-peor: a todo hombre que siguió a baal-peor lo extermino Jehová, tu Dios, de en medio de ti. Pero vosotros, que seguisteis a Jehová, vuestro Dios, todos estáis vivos hoy. Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová, mí Dios, me mando, para que hagáis así en medio de la tierra en la que vais a entrar para tomar posesión de ella. Guardadlos, pues, y ponedlos por obra, porque ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos y dirán: ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta. Porque ¿ que nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo esta Jehová, nuestro Dios, en todo cuanto le pedimos? Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda la ley que yo pongo hoy delante de vosotros? Por tanto, guárdate y guarda tu alma con diligencia, para  que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto ni se aparten de tu corazón todos los días de tu  vida; antes bien, las enseñaras a tus hijos y a los hijos de tus hijos. El día en que estuviste delante de Jehová, tu Dios, en horeb, cuando Jehová me dijo:  reúneme el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán para temerme todos los días que vivan sobre la tierra, y las enseñaras a sus hijos, os acercasteis y os pusisteis al pie del monte, mientras el monte ardía en vuelto en un fuego que llegaba hasta el mismo cielo, entre tinieblas, nube y oscuridad.  Entonces Jehová hablo con vosotros de en medio del fuego; oíste la voz de sus palabras, pero a excepción de oír  la voz, ninguna figura visteis. Y el os anuncio su pacto, el cual os mando poner por obra: los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. A mi también me mando Jehová en aquel tiempo que os enseñara los estatutos y juicios, para que los pusierais por obra en la tierra a la que vais a pisar para tomar posesión de ella. Guardad, pues, mucho vuestras almas, pues ninguna figura visteis el día que Jehová hablo con vosotros de en medio del fuego, para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de hombre o de mujer, figura de algún animal que este en la tierra, figura de algún ave alada que vuele por el aire, figura de algún reptil que se arrastre sobre la tierra, figura de algún pez que haya en el agua debajo de la tierra. No sea que alces tu ojos al cielo, y viendo el sol, la luna, las estrellas y todo el ejercito del cielo, te dejes seducir, te inclines ante ellos y los sirvas, porque Jehová, tu Dios, los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos. Pero a vosotros Jehová os tomo, y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto,  para que seáis el pueblo de su heredad como en este día. Pero Jehová se enojo contra mi por causa de vosotros,  y juro que yo no pasaría el jordán ni entraría en la buena tierra que Jehová, tu Dios, te da por heredad. Así que yo voy a  morir en esta tierra, y no pasare el jordán; pero vosotros pasareis y poseeréis aquella buena tierra. Guardaos, no olvidéis del pacto que Jehová vuestro Dios, estableció con vosotros y no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios, te ha prohibido. Porque Jehová tu Dios, es fuego consumidor, Dios celoso. Cuando hayáis  engendrado hijos y nietos, y hayáis envejecido en la tierra, si os corrompéis y hacéis lo malo ante los ojos de Jehová, vuestro Dios, para enojarlo, yo pongo hoy por testigos al cielo y la tierra que pronto desapareceréis totalmente de la tierra que vais a tomar en posesión al pasar el jordán. No estaréis en ella largos días sin que seáis destruidos. Jehová os esparcirá entre los pueblos y quedareis solo unos pocos entre las naciones a las cuales os llevara Jehová. allí serviréis a dioses hechos por manos de hombres, de madera y piedra, que no ven ni oyen ni comen ni huelen. Pero si desde allí buscas a Jehová tu Dios, lo hallaras, si lo buscas de todo corazón y de toda tu alma. Cuando estés en angustia y te alcancen todas estas cosas, si en los últimos días te vuelves a Jehová, tu Dios, y oyes su voz, porque Dios misericordioso es Jehová, tu Dios: no te dejara ni te destruirá ni se olvidara del pacto que juro a tus padres. Porque pregunta ahora si en los tiempos pasados que han sido antes de mi, desde el día en que creo Dios al hombre sobre la tierra, si desde un extremo del cielo al otro se ha hecho cosa semejante a esta gran cosa, o se haya oído otra como ella. ¿ Ha oído pueblo alguno la voz de Dios hablando de en medio del fuego como tu las oído, sin perecer? ¿ o ha intentado Dios venir a tomar para si una nación de en medio de otra nación, con pruebas, con señales, con milagros y con guerra y mano poderosa y brazo extendido y hechos aterradores, como todo lo que hizo con vosotros Jehová, vuestro Dios, en Egipto ante tus ojos? A ti te fue mostrado, para que supieras que Jehová es Dios y que no  hay otro fuera de el. desde los cielos te hizo oír su voz para enseñarte, y  sobre la tierra te mostró su gran fuego, y has oído sus palabras de en medio del fuego. Por cuanto el amo a tus padres, escogió a su descendencia después de ellos y te saco de Egipto con su presencia y con su gran poder, para echar de tu presencia naciones grandes y mas fuertes que tu y para introducirte y darte su tierra por heredad, como sucede hoy. Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba  en el cielo y abajo en la tierra; no hay otro. Guarda sus estatutos y sus mandamientos, los cuales yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti y prolongues tus días sobre la tierra que Jehová tu Dios te da para siempre. Entonces aparto moisés tres ciudades a este lado del jordán, hacia el nacimiento del sol, para que huyera allí el homicida que matara a su prójimo sin intención, sin haber tenido enemistad con el nunca antes y, huyendo a una de esas ciudades, salvara su vida. Estas ciudades fueron: beser, en el desierto, en tierra de la llanura, para los rubenitas; ramot en galaad, para los gaditas y golan en basan para los de manases. Esta, pues, es la ley que moisés puso delante de los hijos de Israel. Estos son los testimonios, los estatutos y los decretos que dicto moisés a los hijos de Israel cuando salieron de Egipto a esté lado del jordán, en el valle delante de bet-peor, en la tierra de sehon, rey de los amorreos que habitaba en hesbon, al cual derroto moisés con los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto. Y poseyeron su tierra, y la tierra de og, rey de basan –dos reyes de los amorreos que estaban de este lado del jordán, al oriente-, desde aroer, que esta junto a la ribera del arroyo arnon, hasta el monte sion, que es hermon, con todo el araba, de este lado del jordán, al oriente, hasta el mar del araba, al pie de las laderas del pisga.

5  Llamo moisés a todo Israel y les dijo: oye Israel los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos. Aprendedlos y guardadlos, para ponerlos por obra. Jehová nuestro Dios, hizo un pacto con nosotros en horeb.  No con nuestros padres hizo Jehová este pacto, sino con nosotros, todos los que estamos aquí hoy vivos. Cara a cara hablo Jehová con vosotros en el monte, de en medio del fuego. Yo estaba entonces entre Jehová y vosotros para comunicaros la palabra de Jehová, porque vosotros tuvisteis temor del fuego y no subisteis al monte. El dijo: Yo soy Jehová , tu Dios, que te saque de tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mi. No harás para ti escultura ni imagen alguna de cosa que esta arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinaras a ellas ni las servirás, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mís mandamientos. No tomaras el nombre de Jehová, tu Dios en vano, porque Jehová no considerara inocente al que tome su nombre en vano. guardaras el sábado para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado. Seis días trabajaras y harás toda tu obra, pero el séptimo día es de reposo para Jehová tu Dios. Ninguna obra harás tu, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que esta dentro de tus puertas, para que tu siervo y tu sierva puedan descansar  como tu. Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto y que Jehová tu Dios, te saco de allá con mano fuerte y brazo extendido, por lo cual Jehová, tu Dios. Te ha mandado que guardes el sábado. Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios, te ha mandado, para que sean prolongados tus días y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios, te da. No mataras.  No cometerás adulterio. No hurtaras.  No dirás falso testimonio contra tu prójimo.  No codiciaras la mujer de tu prójimo, ni desearas la casa de tu prójimo, ni su tierra ni su siervo ni su sierva, ni su buey ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. Estas palabras las pronuncio Jehová con potente voz ante toda  vuestra  congregación, en el monte, de en medio del fuego, la nube y la oscuridad, y no añadió mas. Luego las escribió en dos tablas de piedra, que me entrego a mi. Cuando oísteis la voz de en medio de las tinieblas y visteis el monte que ardía en llamas, vinisteis a mi todos vosotros, príncipes de las tribus y ancianos y  dijisteis: Jehová nuestro Dios, nos ha mostrado su gloria y su grandeza y hemos oído su voz, que sale de en medio del fuego. Hoy hemos visto que Jehová habla al hombre, y este aun vive. Ahora pues, ¿por qué  vamos a morir? – porque este gran fuego nos consumirá-; si seguimos oyendo la voz de Jehová, nuestro Dios, moriremos. Pues, ¿qué es el hombre para que oiga la voz del Dios viviente hablando de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y aun viva?  Acércate tu y oye todas las cosas que diga Jehová nuestro Dios. Tu nos dirás todo lo que Jehová  nuestro Dios, te diga, y nosotros oiremos y obedeceremos. Jehová oyó vuestras palabras cuando me hablabais y me dijo: he oído las palabras de este pueblo, lo que ellos te han dicho; bien esta todo lo que han dicho. ¡ ojala siempre tuvieran tal corazón, que me temieran y guardaran todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuera bien para siempre! Ve y diles: volveos a vuestras tiendas. Y tu quédate aquí conmigo; yo te diré todos los mandamientos, estatutos y decretos que les enseñaras, a fin de que los pongan ahora por obra en la tierra que yo le doy en posesión. Mirad, pues, que hagáis como Jehová vuestro Dios os ha mandado. No os apartéis a la derecha ni a la izquierda. Andad en todo el camino de Jehová, vuestro Dios, os ha mandado, para que viváis, os vaya bien y prolonguéis vuestros días en la tierra  que habéis de poseer.

6  Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová, vuestro Dios, mando que os enseñara, para que os  los pongáis por obra en la tierra a la que vais a pasar para tomarla en posesión, a fin de que temas a Jehová, tu Dios, guardando todos los estatutos y mandamientos que yo te mando, tu, tu hijo y el hijo  de tu hijo, todos los días de tu vida, para que se prolonguen tus días. Oye, pues Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová , el Dios de tus padres. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Amaras a Jehová tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas. Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Se las repetirás a tus hijos y les hablaras de ellas estando en tu casa y andando por el camino, al acostarte  y cuando te levantes. Las ataras como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas. Cuando Jehová, tu Dios, te haya introducido en la tierra que juro a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tu no edificaste, con casas llenas de toda clase de bienes, las cuales tu no llenaste con cisternas cavadas, que tu no cavaste y viñas  y olivares que no plantaste, luego que comas y te sacies, cuídate de no olvidarte de Jehová, que te saco de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. A Jehová tu Dios, temerás, a el solo servirás y por su nombre juraras. No vayáis detrás de dioses ajenos, de los dioses de los pueblos que están en vuestros  contornos, porque Jehová tu Dios, que esta en medio de ti, es un Dios, celoso; su furor se inflamaría contra ti y te haría desaparecer de sobre la tierra. No tentareis a Jehová, vuestro Dios, como lo tentasteis en masah. Guardad cuidadosamente los mandamientos de Jehová, vuestro Dios, sus testimonios y los estatutos que te ha mandado. Haz los recto y los bueno ante los ojos de Jehová, para que te vaya bien y llegues a poseer  la buena tierra que Jehová juro dar a tus padres, y para que el arroje a tus enemigos de delante de ti, como Jehová ha dicho. Mañana, cuando te pregunte tu hijo:  ¿qué significan los testimonios, estatutos y decretos que Jehová nuestro Dios os mando?, dirás a tu hijo: nosotros éramos siervos del faraón en Egipto y Jehová nos saco de Egipto con mano poderosa. Jehová hizo delante de  nuestros ojos señales y milagros grandes y terribles en Egipto, contra el faraón y contra toda su casa. Y nos saco de allá para traernos y darnos la tierra que prometió a nuestros padres. Jehová nos mando que cumplamos todos estos estatutos y que temamos a Jehová, nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días y para que nos conserve la vida, como hasta hoy. Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de Jehová, nuestro Dios, como el nos ha mandado.

7 Cuando Jehová, tu Dios, te haya introducido en la tierra a la que vas a entrar para tomarla y haya expulsado de delante de ti a muchas naciones: al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo; siete naciones mayores y mas poderosas que tu, y Jehová, tu Dios, te las haya entregado y las hayas derrotado, las destruirás del todo. No harás con ellas alianza ni tendrás de ellas misericordia. No emparentaras con ellas, no darás a tu hija a su hijo ni tomaras a su hija para tu hijo. Porque apartara de mi a tu hijo, que servirá a dioses ajenos. Entonces el furor de Jehová se encenderá contra vosotros y os destruirás bien pronto. Pero así habéis de hacer con ellos: sus altares destruiréis, quebrantareis sus estatuas, destruiréis sus imágenes de asera y quemareis sus esculturas en el fuego. Porque tu eres pueblo santo para Jehová, tu Dios; Jehová tu Dios, te ha escogido para que le sean un pueblo especial, mas que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser nosotros el mas numeroso de todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido pues vosotros erais el mas insignificante de todos los pueblos, sino porque Jehová os amo y quiso guardar el juramento que hizo a vuestros padres; por eso os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de la servidumbre, de manos del faraón, rey de Egipto. Conoce pues, que Jehová tu Dios, es Dios fiel que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta por mil generaciones, pero queda su merecido, en su propia persona, al que le aborrece, destruyéndolo; a quien le odia, no se demora en darle en su propia persona el pago. Guarda por tanto, los mandamientos estatutos y decretos que yo te mando hoy que cumplas. Por haber oído estos decretos, haberlos guardado y puesto por obra Jehová tu Dios, guardara contigo el pacto y la misericordia que juro a tus padres. Te amara, te  bendecirá y te multiplicara, bendecirá el fruto de ti vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juro a tus padres que te daría. Bendito serás mas que todos los pueblos; no habrá en ti hombre ni mujer estéril, ni en tus ganados. Apartara Jehová de ti toda enfermedad y ninguna de las malas plagas de Egipto que tu conoces hará caer sobre ti, sino que las hará caer sobre todos los que te aborrezcan. Destruirás a todos los pueblos que Jehová, tu Dios, te entrega. No tendrás piedad de ellos ni servirás a sus dioses, porque te será de tropiezo. Si dices en tu corazón: estas naciones son mucho mas numerosas que yo, ¿cómo las podré exterminar?, no las tengas temor. Acuérdate bien de lo que hizo Jehová, tu Dios, con el faraón  y con todo Egipto, de las grandes pruebas que vieron tus ojos, de las señales y milagros ,de la mano poderosa y el brazo extendido con que Jehová tu Dios, te saco. Así hará Jehová tu Dios, con todos los pueblos en cuya presencia tu temes. También enviara  Jehová, tu Dios, avispas contra ellos, hasta que perezcan los que queden y los que se hayan escondido de tu presencia. No desmayes delante de ellos, porque Jehová tu Dios, esta en medio de ti, Dios grande y temible. Jehová tu Dios, ira expulsando a estas naciones de delante de ti poco a poco; no podrás acabar con ellas en seguida, para que las fieras del campo no se multipliquen contra ti. Pero Jehová tu Dios, las entregara delante de ti, y le causara grandes destrozos hasta que sean destruidas. El entregara sus reyes en tus manos, y tu borraras sus nombres de debajo del cielo. Nadie te podrá resistir, hasta que los destruyas. Quemaras las esculturas de sus dioses en el fuego; no codiciaras la plata ni el oro que las recubren, ni las tomaras para ti, no sea que tropieces por ello, pues es una abominación para Jehová tu Dios.  No llevaras ninguna cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema. Del todo la aborrecerás y la abominaras, porque es anatema.

8 Cuidareis de pones por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, seáis multiplicados y entréis a poseer la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. Te acordaras de todo el camino por donde te ha traído  Jehová, tu Dios, estos cuarenta años en el desierto, para afligirte , para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o son sus mandamientos. Te afligió, te hizo pasar hambre y te sustento con mana, comida que ni tus padres habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre, sino de todo lo que sale de la  boca de Jehová vivirá el hombre. El vestido que llevabas puesto nunca envejeció, ni el pie se te hinchado en estos cuarenta años. Reconoce así mismo en tu corazón que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga. Guardaras, pues, los mandamientos de Jehová, tu Dios, andando en sus caminos y temiéndolo. Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes; tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y  granados; tierras de olivos, de aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con escasez y donde no te faltara nada; tierras cuyas piedras son de hierro y de cuyos montes sacaras cobre. Allí comerás y te saciaras y bendecirás a Jehová, tu Dios, por la buena tierra que te habrá dado. Cuídate de no olvidarte de Jehová, tu Dios, para cumplir los mandamientos, decretos y estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, edifiques buenas casas y las habites, cuando tus vacas y ovejas aumenten, la plata y el oro se te multipliquen y todo lo que tengas se acreciente, se ensoberbezca tu corazón y te olvides de Jehová, tu Dios, que te saco de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes venosas y de escorpiones; que en una tierra de sed  y sin agua te saco agua de la roca del pedernal; que te sustento como mana en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien, y digas en tu corazón: mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza; sino acuérdate de Jehová, tu Dios, porque el es quien te da el poder para adquirir las riquezas, a fin de confirmar el pacto que juro a tus padres, como lo hace hoy. Pero  si llegas a olvidarte de Jehová, tu Dios, y vas tras dioses ajenos, los sirves y ante ellos te inclinas, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis. Como las naciones que Jehová destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis atendido a la voz de Jehová, vuestro Dios.

9 Oye, Israel: tu vas hoy a pasar el jordán, para entrar a desposeer a naciones mas numerosas y mas poderosas que tu, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo un pueblo grande y alto, los hijo de los anaceos de los cuales tienes tu conocimiento, y de quienes has oído decir: ¿quién se sostendrá delante de los hijos de anac?. Entiende, pues, hoy que es Jehová tu Dios, el pasa delante de ti como fuego consumidor, quien los destruirá y humillara en tu presencia. Tu los echarás y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho. Cuando Jehová tu Dios, los haya echado de delante de ti, no digas en tu corazón: por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra, pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti. No por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehová tu Dios, las arroja de delante de ti. No por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehová tu Dios, las arroja de delante de ti y para confirmar la palabra que Jehová  juro a tus padres Abraham, Isaac y Jacob. Por tanto, has de saber que Jehová, tu Dios, no te da en posesión esta buena tierra por tu justicia, porque pueblo terco eres tu. Acuérdate no olvides que has provocado la ira de Jehová tu Dios, en el desierto; desde el día, en que saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes a Jehová. en  horeb provocasteis a ira a Jehová, se enojo Jehová contra vosotros para destruiros. Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros, estuve en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Jehová me dio las dos tablas de piedra escritas por el dedo de Dios, y en ellas estaban escritas todas las palabras que os hablo Jehová en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea. Al cabo de los cuarenta días y cuarenta noches, Jehová me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto y me dijo: levántate y desciende pronto de aquí, porque el pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido. Bien pronto se han apartado del camino que yo les mande y se han hecho una imagen de fundición. También me dijo Jehová: he observado a este pueblo y he visto que es un pueblo terco. Déjame que los destruya y borre su nombre debajo del cielo, y yo te pondré sobre una nación fuerte y mucho mas numerosa que ellos. Yo me volví y descendí del monte, el cual ardía en llamas, con las tablas del pacto en mis dos manos. Mire y vi que habíais pecado  contra Jehová, vuestro Dios: os habíais  hecho un becerro de fundición, apartándoos bien pronto del camino que Jehová os había señalado. Entonces tome las dos tablas, las arroje de mis dos manos y las quebré delante vuestros ojos. Luego me postre delante de Jehová y como antes hice, durante cuarenta días y cuarenta noches no comí pan ni bebí agua a causa de todo el pecado que habíais cometido haciendo el mal ante los ojos de Jehová para enojarlo. Porque temí a causa del furor y de la ira con que Jehová estaba enojado contra vosotros hasta querer destruiros. Pero Jehová me escucho una vez mas. Contra Aarón también se enojo mucho Jehová hasta querer destruirlo. Yo también ore por Aarón en aquel entonces. Luego tome el objeto de vuestro pecado, el becerro  que habéis hecho, lo queme en el fuego y lo desmenuce a polvo y eche aquel polvo en el arroyo que descendía del monte. También  en tabera, en masah y en kibrot-hataava provocasteis a ira a Jehová. y cuando desde cades-barnea Jehová os mando: subid y poseed la tierra que yo os he dado, también fuisteis rebeldes al mandato de Jehová, vuestro Dios, y no le creísteis ni obedecisteis a su voz. Rebeldes habéis sido a Jehová desde el día en que yo os conozco. Me postre, pues, delante de Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado, porque Jehová dijo       que os había de destruir. Y ore a Jehová diciendo: señor Jehová, no destruyas a tu pueblo, a la heredad que has redimido con tu grandeza y que sacaste de Egipto con mano poderosa. Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob; no mires la dureza de este pueblo, su impiedad ni su pecado, no se han que digan los de la tierra de donde  nos sacaste: por cuanto no pudo Jehová introducirlos en la tierra que les había prometido o porque los aborrecía, los saco para matarlos en el desierto. Ellos son tu pueblo, la heredad que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido.

10 En aquel tiempo Jehová me dijo: lábrate dos tablas de piedra como las primeras, y sube hasta mi al monte. Hazte también un arca de madera. Yo escribiré en esas tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que quebraste, y tu las pondrás en el arca. Hice un arca de madera de acacia, labre dos tablas de piedra como las primeras y subí al monte con  las dos tablas en mis manos. El escribió en las tablas lo mismo que había escrito antes: los diez mandamientos que Jehová había proclamado en el monte de en medio del fuego,  el día de la asamblea. Y me las entrego Jehová. entonces me volví, descendí del monte y puse las tablas en el arca que había hecho. Allí están todavía, como Jehová me lo mando. (después salieron los hijos de Israel  de  beerot-bene-jaacan a mosera. Allí murió en el sacerdocio su hijo Eleazar. De allí partieron a gudgoda, y de gudgoda a jotbata, tierra de arroyos de aguas. En aquel tiempo aparto Jehová la tribu de levi para que llevara el arca del pacto de Jehová y lo sirviera, para bendecir en su nombre, hasta el día de hoy. Por eso levi no tuvo parte ni heredad, como Jehová, tu Dios, le dijo). Yo estuve en el monte, como la primera vez, cuarenta días y cuarenta noche. Jehová también me escucho esta vez y no quiso destruirte. Me dijo Jehová: levántate, disponte a marchar delante del pueblo, para que entren y tomen  posesión de la tierra que jure a sus padres que les había de dar. Ahora, pues, Israel ¿qué pide de ti Jehová, tu Dios, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, que ames  y sirvas a Jehová, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? De Jehová tu Dios son los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y todas las cosas que hay en ella. Sin embargo, solamente de tus padres se agrado Jehová y los amo; y después de ellos escogió su descendencia, a vosotros, de entre todos los pueblos, como sucede hoy. Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis mas vuestra cerviz. Porque Jehová, vuestro Dios, es Dios de dioses  y señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni recibe sobornos, que hace justicia al huérfano y a la viuda, que ama también al extranjero y le dan pan y vestido. Amareis pues, al extranjero, porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. A Jehová tu Dios, temerás, a el solo servirás, a el seguirás y en su nombre juraras. El es el objeto de tu alabanza y el es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto. Con setenta personas descendieron tus padres a Egipto, pero ahora  Jehová ha hecho que te multipliques como las estrellas del cielo.

11 Amaras, pues, a Jehová tu Dios, y guardaras sus ordenanzas, sus estatutos, sus decretos y sus mandamientos, todos los días. Comprended hoy – no hablo de vuestros hijos, que no han sabido ni visto el castigo de Jehová, vuestro Dios, su grandeza, su mano poderosa, ni su brazo extendido las señales y las obras que hizo en medio de Egipto contra el faraón, rey de Egipto,  y toda su tierra; lo que hizo con el ejercito de Egipto, con sus caballos y sus carros; como precipito Jehová las aguas del mar rojo sobre ellos cuando venían tras vosotros y los destruyo hasta hoy; lo que ha hecho con vosotros en el desierto hasta vuestra llegada a este lugar; lo que hizo con datan y abiran, hijos de eliab hijos de Rubén; como abrió su boca la tierra y los trago con sus familias, sus tiendas y todo su ganado en medio de todo Israel- , pues  vuestros han visto todas las grandes obras que Jehová ha hecho. Guardad, pues, todos los mandamientos que yo os prescribo hoy, para que seáis fortalecidos y entréis a poseer la tierra a la cual vais a pasar para tomarla, y para que os sean prolongados los días sobre la tierra, de la cual juro Jehová a vuestros padres que se la había de dar a ellos y a su descendencia, tierra que fluye leche y miel. La tierra a la que vas a entrar para tomarla no es como la tierra de Egipto, de donde habéis salido, donde sembrabas tu semilla y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza. La tierra a la que vais a entrar para tomarla es tierra de montes y de vegas, que bebe las aguas de la lluvia del cielo; una tierra  de la que cuida Jehová, tu Dios. Siempre están sobre ella los ojos de Jehová, tu Dios, desde el principio del año hasta el fin. Si obedecéis cuidadosamente a los mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová,  vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón y con toda alma, yo daré la lluvia a vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía, y tu recogerás  tu grano, tu vino y tu aceite. Daré también hierba en tu campo para tus ganados, y comerás hasta saciarte. Guardaos, pues, que vuestro corazón no se deje engañar y os apartéis para servir a dioses ajenos e inclinaros delante de ellos;  no sea que se encienda el furor de Jehová sobre vosotros, cierre los cielos y no haya lluvia,  ni la tierra de su fruto, y perezcáis bien pronto en esa buena tierra que os da Jehová. por tanto, pondréis estás mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, las atareis como señal en vuestra mano y serán como insignias entre vuestros ojos. Las enseñareis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes, las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas, para que sean  vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juro a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra. Porque si guardéis cuidadosamente todos estos mandamientos que yo os prescribo para que los cumpláis, y si amáis a Jehová, vuestro Dios, andando en todos sus caminos y siguiéndolo a el, Jehová también echara de vuestra presencia a todas estas naciones, y desposeeréis  a naciones grande  y mas poderosas que vosotros. Todo lugar que pise la planta de vuestro pie será vuestro: desde el desierto hasta el Líbano, desde el rió eufrates hasta el mar occidental será vuestro territorio. Nadie se sostendrá delante de vosotros; miedo y temor de vosotros pondrá Jehová, vuestro Dios, sobre toda la tierra que piséis, como el os ha dicho. Mirad: yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: la bendición, si obedecéis los mandamientos de Jehová, vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, y la maldición, si no obedecéis los mandamientos de Jehová, vuestro Dios y os apartáis del camino que yo os ordeno hoy, para ir tras dioses ajenos que no habéis conocido. Cuando Jehová, tu Dios, te haya introducido en la tierra a la cual vas para tomarla pondrás la bendición sobre el monte gerizim y la maldición sobre el monte ebal, los cuales están al otro lado del jordán, tras el camino del occidente, en la tierra del cananeo que habita en el araba, frente a gilgal, junto al encinar de more. Porque vosotros paséis el jordán para ir a poseer la tierra que os da Jehová, vuestro Dios. La tomareis y habitareis en ella. Cuidareis, pues, de cumplir todos los estatutos y decretos que yo presento hoy delante vosotros.

 12 Estos son los estatutos y decretos que cuidareis de poner por obra en la tierra que Jehová, el Dios de tus padres, te ha dado para que tomes posesión de  ella, todos los días que vosotros viváis sobre la tierra. Destruiréis enteramente todas los lugares donde las naciones que vosotros heredareis sirvieron a dioses, sobre los montes altos, sobre los collados y bajo todo árbol frondoso. Derribareis sus altares, quebrareis sus estatuas, quemareis sus imágenes de asera, destruiréis las esculturas de sus dioses y borrareis su nombre de aquel lugar. No haréis así a Jehová, vuestro Dios, sino que aquel lugar que Jehová, vuestro Dios, escoja entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre y habitar en el, ese buscareis, y allá iréis. Allí llevareis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos y la ofrenda reservada de vuestras manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias y las primicias de vuestras vacas y de vuestras ovejas; allí comeréis delante de Jehová, vuestro Dios, y os alegrareis, vosotros y vuestras familias, de toda obra de vuestras manos en que Jehová, tu Dios, te haya bendecido. No haréis como todo lo que hacemos nosotros aquí ahora, cada uno lo que bien le parece, porque hasta ahora no habéis entrado al reposo y a la heredad que os da Jehová, vuestro Dios. Pero pasareis el jordán y habitareis en la tierra que Jehová, vuestro Dios, os hace heredar. El os hará descansar de todos vuestros enemigos de alrededor, y habitareis seguros. Y al lugar que Jehová, vuestro Dios, escoja para poner en el su nombre, allí llevareis todas las cosas que os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas reservadas de vuestras manos,  y todo lo escogido de los votos que hayáis prometido a Jehová. y os alegrareis delante de Jehová, vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras siervas, así como el levita que habite en vuestras poblaciones, por cuanto no tiene parte ni heredad con vosotros. Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que veas; sol en el lugar que Jehová escoja en una de tus tribus ofrecerás  tus holocaustos, y allí  harás todo lo que yo te mando. Con todo podrás sacrificar y comer la carne en todas tus poblaciones conforme a tu deseo, según la bendición de Jehová, tu Dios, te haya dado. Tanto al impuro como al limpio la podrán comer, como si fuera una gacela o ciervo. Solamente sangre no comeréis; sobre la tierra la derramareis como agua. Tampoco comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus  vacas ni de tus ovejas, ni  los votos que prometas, ni las ofrendas voluntarias, ni ninguna otra ofrenda  reservada de tus manos, sino que delante de Jehová tu Dios, haya escogido, tu, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva y el levita que habita en tus poblaciones. Te alegraras delante de Jehová, tu Dios, de toda la obra de tus manos. Ten cuidado de no desamparar al levita mientras vivas sobre la tierra. Cuando Jehová tu Dios, ensanche tu territorio, como el te ha dicho, y tu digas: comeré carne, porque deseaste comerla, siempre que lo desees podrás comerla. Si esta lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios, escoja para poner allí su nombre podrás matar de las vacas y de las ovejas que Jehová te haya dado, como te he mandado yo, y comerás en tus ciudades todo lo que desees. Lo mismo que se come la gacela y el ciervo, así las podrás comer; el impuro y el limpio podrán comer también de ellas. Solamente que te mantengas firme en no comer sangre, porque la sangre es la vida, y no comerás la vida junto con la carne. No la comerás; en tierra la derramaras como si fuera agua. No comerás de ella, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, cuando hagas lo recto ante los ojos de Jehová. pero las cosas que hayas consagrado  y las que ofrezcas como voto, las tomaras y las llevaras al lugar que Jehová haya escogido. Ofrecerás tusa holocaustos, la carne y la sangre, sobre el altar de Jehová, tu Dios; la sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar de Jehová tu Dios, y podrás comer la carne. Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová, tu Dios, te vaya bien, a ti y  a tus hijos después de ti, para siempre. Cuando Jehová, tu Dios, haya destruido delante de ti las naciones que tu vas a poseer, y las heredes y habites en sus tierra, guárdate que no tropieces siguiendo el ejemplo de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: ¿de que manera servían aquellas naciones a sus dioses, para que yo también les sirva de igual modo? No harás así a Jehová, tu Dios, porque todas las cosas abominables que Jehová aborrece las hicieron ellos a sus dioses, pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban al fuego en honor de sus dioses. Cuidaras de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitaras.

13 Cuando se levante en medio de ti un profeta o soñador de sueños y te anuncie una señal o prodigio, si se cumple la señal o el prodigio que el te anuncio y te dice: vayamos tras dioses  ajenos –que tu no conoces- y sirvámoslos, no escucharas las palabras de tal profeta ni de tal soñador de sueños, porque Jehová,  vuestro Dios, os esta probando para saber si amáis a Jehová, vuestro Dios, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma. A Jehová vuestro Dios, seguiréis y a le temeréis, guardareis sus mandamientos  y escuchareis su voz, a el serviréis y a el seréis fieles. Tal profeta o soñador de sueños deberá morir, por cuanto aconsejo la rebelión contra Jehová, vuestro Dios, que te saco de tierra de Egipto y te rescato de la casa de servidumbre, y trato de apartarte del camino por el cual Jehová, tu Dios, te mando que por el cual Jehová, tu Dios, te mando que anduvieras. Así apartaras el mal de en medio de ti. Si te incita tu hermano, el hijo de tu madre, o tu hijo, tu hija, tu mujer o tu amigo intimo, diciéndote en secreto:  vayamos y sirvamos a dioses ajenos, que ni tu ni tus padres conocisteis, - los dioses de los pueblos que están een vuestros alrededores, cerca de ti o lejos de ti, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo de ella-, no consentirás con el ni le prestaras oído, tu ojo no lo compadecerá, no le tendrás misericordia ni lo encubrirás, sino que lo mataras; tu mano se alzara primero sobre el para matarlo, y después la mano de todo el pueblo. Lo apedrearas hasta que muera, por cuanto procuro apartarte de Jehová, tu Dios, que te saco de tierra de Egipto, de la casa de servidumbre, para que todo Israel lo sepa y tema, y no vuelva hacer en medio de ti cosa semejante a esta. Si oyes decir que en alguna de las ciudades que Jehová tu Dios te dará para vivir en ellas han salido de entre los tuyos hombre impíos que han instigado a los habitantes de su ciudad diciendo: vayamos y sirvamos a dioses ajenos, que vosotros no conocisteis, tu investigaras, buscaras y preguntaras con diligencia. Si resulta ser cierto que en medio de ti se ha cometido tal abominación, irremisiblemente herirás a filo de espada a los habitantes de aquella ciudad, destruyéndola con todo lo que  haya en ella, y también mataras sus ganados a filo de espada. Juntaras todo su botín en medio de la plaza y prenderas fuego a la ciudad con todo su botín, todo ello como holocausto a Jehová tu Dios. Quedara convertido en un montón de ruinas para siempre; nunca mas será edificada. No te quedaras con nada del anatema, para que Jehová se aparte del ardor de su ira, tenga misericordia y compasión de ti, y te multiplique como lo juro a tus padres, cuando obedezcas a la voz de Jehová, tu Dios, guardando todos sus mandamientos que yo te he dado hoy, para hacer lo recto ante los ojos de Jehová, tu Dios.

14 Hijos sois de Jehová, vuestro Dios; no os haréis incisiones ni os rapareis a causa de un muerto. Porque eres pueblo santo a Jehová, tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único entre todas los pueblos que están sobre la tierra. Nada abominable comerás. Estos son los animales que podréis comer: el buey, la oveja, la cabra,  el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra montes, el íbice, el antílope y el carnero montes. También podréis comer todo animal de pezuñas partidas o sea hendidas en dos mitades y que rumia. Pero estos no comeréis entre los que rumian o entre los tienen la pezuña hendida: el camello, la liebre, y el conejo. Porque rumian, pero no tienen la pezuña hendida; os serán inmundos. Tampoco el cerdo, porque tiene la pezuña hendida, pero no rumia; os será inmundo. De la carne de estos no comeréis, ni tocareis sus cuerpos muertos. De entre los que viven en el agua, estos podréis comer: todo lo que tiene aletas y escamas. Pero no comeréis lo que no tiene aletas y escama; os será inmundo. Podréis comer toda ave limpia. Pero estas son las que no podréis comer: el águila, el quebrantahuesos, el azor, el gallinazo, el milano según su especie, todo cuerpo según su especie, el avestruz, la lechuza, la gaviota y el gavilán según sus especies, el búho, el ibis,  el calamón, el pelicano, el buitre, el somormujo, la cigüeña, la garza según su especie, la abubilla  y el murciélago. Todo insecto alado os será inmundo: no se comerá. Podréis comer toda ave limpia. No comeréis ningún animal muerto. Al extranjero que esta en tus poblaciones se lo darás y el podrá comerlo; o véndelo a un extranjero , porque tu eres un pueblo consagrado a Jehová tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre. Indefectiblemente diezmaras todo el producto del grano que rinda tu campo cada año. Comerás delante de Jehová, tu Dios, en el lugar que el escoja para poner allí  su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino, y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová, tu Dios, todos los días. Si el camino es tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová, tu Dios, haya escogido para poner en el su nombre, cuando Jehová tu Dios, te haya bendecido, entonces lo venderás, llevaras el dinero contigo e iras al lugar que Jehová tu Dios, escoja. Allí entregaras el dinero por todo lo que deseas: por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tu desees. Comerás allí delante de Jehová, tu Dios, y te alegraras, tu y tu familia. No desampararas al levita que habite en tus poblaciones, porque no tiene parte ni heredad contigo. Al cabo de tres años sacaras todo el diezmo de tus productos de aquel año y lo guardaras en tus ciudades. Allí vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, el extranjero, el huérfano y la viuda que haya en tus poblaciones y comerán y se saciarán, para que Jehová tu Dios, te bendiga en toda obra que tus manos hagan.

15 Cada siete años harás remisión. En esto consiste la remisión: perdonara a su deudor todo aquel que haya prestado algo de su pertenencia, con lo cual obligo a su prójimo; no lo demandara mas a su prójimo, o a su hermano, porque ha sido proclamada la remisión de Jehová. del extranjero demandaras el reintegro; pero lo que tu hermano tenga de ti, se lo perdonaras. Así no habrá mendigos entre los tuyos, pues Jehová te bendecirá con abundancia en la tierra que Jehová, tu Dios, te da por heredad, para que la tomes en posesión, si escuchas fielmente la voz de Jehová, tu Dios, para guardar y cumplir todos estos mandamientos que yo te ordeno hoy. Ya que Jehová , tu Dios  te habrá bendecido, como te ha dicho, prestaras entonces a muchas naciones, pero tu no tomaras prestado; tendrás dominio sobre muchas naciones, pero sobre ti no tendrán dominio. Cuando haya algún pobre en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová, tu Dios, te da, no endurecerás tu corazón ni le cerraras tu mano a tu hermano pobre, sino que le abrirás tu mano liberalmente y le prestaras lo que en efecto necesite. Guárdate de albergar en tu corazón este pensamiento perverso: cerca esta el séptimo año, el de la remisión, para mirar con malos ojos a tu hermano pobre y no darle nada, pues el podría clamar contra ti a Jehová, y se te contaría como pecado. Sin falta le darás y no serás de mezquino corazón cuando le des, porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios, en todas tus obras y en todo lo que emprendas. Pues nunca faltaran pobres en medio de la tierra; por eso yo te mando: abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra. Si se vende a ti  tu hermano hebreo o hebrea, te servirá seis años y al séptimo le dejaras libre. Y cuando lo dejes libre no lo enviaras con las manos vacías. Lo abastecerás liberalmente de tus ovejas, de tu era  y de tu lagar; le darás de aquello con que Jehová te haya bendecido. Te acordaras de que fuiste siervo en la tierra de Egipto y que Jehová tu Dios, te rescato; por eso yo te mando estoy hoy. Pero si el te dice: no te dejare, porque te ama  a ti y a tu casa, porque le va bien contigo, entonces tomaras una lesna y horadaras su oreja contra la puerta y será tu siervo para siempre. Así también harás con tu criada. No te parezca duro cuando lo dejes libre, pues por la mitad del costo de un jornalero te sirvió seis años. Y Jehová tu Dios, te bendecirá en todo cuanto hagas. Consagraras a Jehová tu Dios, todo primogénito macho de tus vacas  y de tus ovejas. No te servirás del primogénito de tus  vacas ni trasquilaras al primogénito de tus ovejas. Delante de Jehová, tu Dios, los comerás cada año, tu y tu familia, en el lugar que Jehová escoja. Pero si tiene algún defecto, si es ciego, cojo o tiene cualquier otra falta, no lo  sacrificaras a Jehová, tu Dios. En tus poblaciones lo comerás; lo mismo el impuro que el limpio  lo comerán, como si fuera una gacela o ciervo. Solamente que no comas su sangre; sobre la tierra la derramaras como si fuera agua.

16 Guardaras el mes de Aviv y celebraras la pascua a Jehová, tu Dios, porque el mes de Aviv, por la noche, te saco Jehová tu Dios, de Egipto. Sacrificaras la victima de la pascua a Jehová, tu Dios, de las ovejas y las vacas, en el lugar que Jehová escoja para que habite allí su nombre. No comerás con ella pan con levadura; durante siete días comerás con ella pan sin levadura, pan de aflicción, porque aprisa saliste de tierra de Egipto, para que todos los días de tu vida te acuerdes del día en que saliste de la tierra de Egipto. No se vera levadura junto a ti en todo tu territorio durante siete días. Y de la carne que sacrifiques en la tarde del primer día, no quedara nada hasta la mañana. No podrás sacrificar la victima de la pascua en cualquiera de las ciudades que Jehová tu Dios, te da, sino en el lugar que Jehová, tu Dios escoja para que habite su nombre. Allí sacrificaras la victima de la pascua por la tarde, a la puesta de sol, a la hora que saliste de Egipto. La asaras y  comerás en el lugar que Jehová, tu Dios, haya escogido, y por la mañana regresaras y volverás a tu habitación. Seis días comerás pan sin levadura,  y el séptimo día será fiesta solemne dedicada a Jehová, tu Dios:  no trabajaras en el. siete semanas contaras; desde que comience a meterse la hoz en la mieses comenzaras a contar las siete semanas. Y celebraras la fiesta solemne de las semanas en honor de Jehová, tu Dios, presentando tus ofrendas voluntarias según lo abundantes que hayan sido las bendiciones de Jehová, tu Dios. Te alegraras delante de Jehová, tu Dios, tu, hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, el levita que habita en tus ciudades y el extranjero, el huérfano y la viuda que viven entre los tuyos, en el lugar que Jehová, tu Dios, haya escogido para poner allí su nombre. Acuérdate de que fuiste siervo de Egipto; por tanto, guardaras y cumplirás estos estatutos. Celebraras la fiesta solemne de los tabernáculos durante siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tu era y de tu lagar. Te alegraras en tus fiestas solemnes, tu, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva  y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda  que viven en y tus poblaciones. Durante siete días celebraras la fiesta solemne en honor de Jehová, tu Dios, en el lugar que Jehová escoja, porque te habrá  bendecido Jehová, tu Dios, en todos tus frutos y en todas las obras de tus manos, y estarás verdaderamente alebre. Tres veces cada año se presentaran todos tus varones delante de Jehová, tu Dios, en el lugar que el escoja: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, en la fiesta solemne de las semanas y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentara delante de Jehová con las manos vacías; cada uno presentara su ofrenda conforme a la bendición que Jehová tu Dios, te haya dado. En todas las ciudades que Jehová, tu Dios, te dará, pondrás jueces y oficiales, por tribus los cuales juzgaran al pueblo con justo juicio. No tuerzas el derecho, no hagas acepción de personas ni tomes soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y pervierte las palabras de los justos. La justicia, solo la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que Jehová, tu Dios te da. No plantaras ningún árbol para asera cerca del altar de Jehová, tu Dios que hayas edificado, ni levantaras estatua, lo cual aborrece Jehová tu Dios.

17 No ofrecerás en sacrificio a Jehová, tu Dios, buey o cordero en el cual haya defecto o alguna cosa mala, pues cosa abominable para Jehová, tu Dios. Cuando se halle entre los tuyos, en alguna de las ciudades que Jehová tu Dios te da, un hombre o una mujer que haya hecho lo malo ante los ojos de Jehová, tu Dios, traspasando su pacto, que haya ido a servir a dioses ajenos y  se haya inclinado ante ellos, ya sea ante el sol, la luna o todo el ejercito del cielo, lo cual yo he prohibido, y te sea dado aviso, entonces investiga muy bien. Si resulta ser cierto que tal abominación ha sido hecha en Israel, sacaras a las puertas de tu ciudad al hombre o a la mujer que haya cometido esta mala  acción, sea hombre o mujer, y lo apedrearas hasta que mueran. Por testimonio de dos o tres testigos morirá el que haya de morir; no morirá por el testimonio de un solo testigo. La mano de los testigos caerá primero sobre el para matarlo y después la mano de todo el pueblo. Así apartaras el mal de en medio de ti. Cuando alguna cosa te sea difícil en el juicio, entre una clase de homicidio y otra, entre una clase de derecho legal y otra, y entre una clase de herida y otra, en negocios de litigio en tus ciudades; entonces te levantaras y recurrirás al lugar que Jehová, tu Dios, escoja. Acudirás a los sacerdotes levitas y al juez que haya en aquellos días y preguntaras. Ellos te enseñaran la sentencia del juicio. Y harás lo que indique la sentencia que te dicten los del lugar que Jehová escoja, cuidando de cumplir todo lo que te manifiesten. Procederás según las instrucciones que te den y el juicio que te pronuncien;  no te apartaras ni a la derecha ni a la izquierda de la sentencia que te dicten. El hombre que proceda con soberbia, no obedeciendo al sacerdote que esta para ministrar allí delante de Jehová, tu Dios, o al juez,  ese morirá. Así apartaras el mal de en medio de Israel. Y cuando todo el  pueblo lo sepa, temerá y no se ensordecerá. Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios, te da, tomes posesión de ella, la habites y digas: voy a poner un rey sobre mi como todas las naciones que están en mis alrededores, ciertamente pondrás como rey sobre ti al que Jehová tu Dios escoja. A uno de tus hermanos pondrás sobre ti como rey; no podrás poner sobre ti a un hombre extranjero que no sea tu hermano. Pero el no deberá tener muchos caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de adquirir caballos, pues Jehová os ha dicho: no volváis nunca por este camino.  Tampoco deberá tener muchas mujeres, para que su corazón no se desvié; ni amontonara para si demasiada plata ni oro. Cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para si en un libro una copia de esta ley, del original que esta al cuidado de los sacerdotes levitas. Lo tendrá consigo y lo leerá todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová, su Dios, guardando todas las palabras de esta ley y estos estatutos y poniéndolos por obra. Así no se elevara su corazón  sobre sus hermanos, ni se apartara de estos mandamientos a la derecha ni a la izquierda, a fin de que el y sus hijos prolonguen los días de su reino en medio de Israel.

18 Los sacerdotes levitas, es decir, toda la tribu de levi, no tendrán parte ni heredad en Israel; de las ofrendas quemadas a Jehová y de la heredad de el comerán. No tendrán pues, heredad  entre sus hermanos; Jehová es su heredad, como el les ha dicho. Este será el derecho de los sacerdotes sobre aquellos del pueblo que ofrezcan en  sacrificio un buey o un cordero: darán al sacerdote la pierna, las quijadas y el cuajar. Las primicias de tu grano, de tu vino y de tu aceite y las primicias de la lana de tus  ovejas le darás, porque a el ha escogido Jehová tu Dios, de entre todas las tribus, para que el y sus hijos ministren en el nombre de Jehová para siempre. Cuando salga un levita de cualquiera de las ciudades de Israel donde haya vivido y vaya con todo el deseo  de su alma al lugar que Jehová escoja, ministrara en nombre de Jehová, su Dios, como todos sus hermanos, los levitas que estén allí delante de Jehová. igual ración a la de los otros comerá, además de sus patrimonios. Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para Jehová cualquiera que haga estas cosas, y por estas cosas abominables Jehová tu Dios, expulsa a estas naciones de tu presencia. Perfecto serás delante de Jehová, tu Dios. Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen, pero a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios. Un profeta como yo te levantara Jehová tu Dios, de en medio de ti, de tus hermanos; a el oiréis. Conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios, en el horeb el día de la asamblea, al decir: no vuelva ya a oír la voz de Jehová, mi Dios, ni vea yo mas esté  gran fuego, para que no muera. Y Jehová me dijo: bien esta eso  que han dicho. Un profeta como tu les levantare en medio de sus hermanos; pondré mis palabras en su boca y el les dirá todo lo que yo le mande. Pero a cualquiera que no oiga las palabras que el pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuenta. El profeta que tenga la presunción de pronunciar en mi nombre una palabra que yo no le haya mandado pronunciar, o que hable en nombre de dioses ajenos, ese profeta morirá. Tal vez digas en tu corazón: ¿cómo conoceremos que esta no es palabra de Jehová? si el profeta habla en nombre de Jehová y no se cumple ni acontece lo que dijo, esa palabra  no es de Jehová. por presunción hablo el tal profeta; no tengas temor de el.

19 Cuando Jehová, tu Dios, destruya a las naciones cuya tierra Jehová, tu Dios, te va a dar, y tu la heredes y habites en sus ciudades y en sus casas, apartaras tres ciudades en medio de la tierra que Jehová tu Dios, te da para que la poseas. Arreglaras los caminos y dividirás en tres partes la tierra que Jehová tu Dios, te dará en heredad, a fin de que todo homicida que podrá huir allí y salvar su vida: aquel que hiera a su prójimo  sin intención y sin haber tenido enemistad con el anteriormente;  como el que va con  su prójimo al monte a cortar leña, y al dar su mano el golpe con el hacha para cortar algún leño, se suelta el hierro del cabo, y da contra su prójimo y este muere. Aquel podrá huir a una de estas ciudades y salvar su vida: no sea que el vengador de la sangre, enfurecido, persiga al homicida, lo alcance por ser largo el camino y lo hiera de muerte, cuando no debía ser condenado a muerte por cuanto no tenia enemistad con su prójimo anteriormente. Por tanto yo te mando que separes tres ciudades. Y si Jehová, tu Dios, ensancha tu territorio, como lo juro a tus padres, y te da toda la tierra que prometió dar a tus padres – siempre y cuando todos estos mandamientos que yo te prescribo hoy para  ponerlos por obra: que ames a Jehová tu Dios, y andes en sus caminos todos los días-, entonces añadirás tres ciudades mas a estas tres, para que no sea derramada sangre inocente en medio de la tierra que Jehová, tu Dios, te da por heredad y nos seas culpado de derramamiento de sangre. Pero si hay alguien que aborrece a su prójimo y lo acecha se levanta contra el, lo hiere de muerte y muere, y  luego huye a alguna de estas ciudades, entonces los ancianos de su ciudad mandaran a sacarlo de allí y lo entregaran en manos del vengador de la sangre, para que muera. No le compadecerás; así  extirparas de Israel todo derramamiento de sangre inocente y te ira bien. En la heredad que poseas en la tierra que Jehová tu Dios, te da, no reducirás los limites de la propiedad de tu prójimo que fijaron los antiguos. No se tomara en cuenta a un solo testigo contra alguien en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquier ofensa cometida. Solo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación. Cuando se levante un testigo falso contra alguien, para testificar contra el, entonces los litigantes se presentaran delante de Jehová y delante de los sacerdotes y de los jueces que haya en aquellos días. Los jueces investigaran bien, y si aquel testigo resulta falso y ha acusado falsamente a su hermano, entonces haréis con el como el pensó hacer con su hermano. Así extirpareis el mal de en medio de ti. Los que queden, cuando lo sepan, temerán y no volverán a cometer mas una maldad semejante en medio de ti. No lo compadecerás: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por  pie.

20 Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si ves caballos, carros, y un pueblo mas numeroso que tu, no les tengas temor, porque Jehová tu Dios, el que te saco de la tierra de Egipto, esta contigo. Y cuando os acerquéis para combatir, se pondrá en pie el sacerdote y hablara al pueblo. Les dirá: oye Israel vosotros os juntáis hoy en la batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis ni os azoréis ni tampoco os desalentéis delante de ellos, porque Jehová vuestro Dios va con vosotros para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.  Luego hablaran los oficiales al pueblo y dirán: ¿quién ha edificado una casa nueva y no la ha estrenado? Que se vaya y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla y algún otro la estrene. ¿quién ha plantado una viña y no la ha disfrutado? Que se vaya y vuelva a su  casa, no sea que muera en la batalla y algún otro la disfrute. ¿y quien se ha desposado con una mujer y no la ha tomado? Que se vaya y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla y algún otro la tome. Después volverán los oficiales a hablar al pueblo y dirán: ¿quién es hombre medroso y pusilánime? Que se vaya y vuelva a su casa para que no apoque el corazón de sus hermanos como ocurre con el corazón suyo. Y cuando los oficiales acaben de hablar al pueblo, entonces los capitanes del ejercito tomaran el mando a la cabeza del pueblo. Cuando te acerques a una ciudad para combatirla, le propondrás la paz.  Y si responde: paz, y te abre sus puertas, todo el pueblo que en ella se encuentre te será tributario y te servirá. Pero si no hace la paz contigo, sino que emprende la guerra contra ti, entonces la sitiaras. Luego que Jehová tu Dios, la entregue en tus manos, herirás a todos sus hombres a filo de espada. Solamente las mujeres, y los niños, los animales, y todo lo que haya en la ciudad, todo su botín, lo tomaras para ti, y  comerás del botín de tus enemigos, los cuales Jehová tu Dios te entrego. Así harás con todas las ciudades que estén muy lejos de ti y no pertenezcan a estas naciones. Pero en las ciudades de estos pueblos que Jehová tu Dios, te da por heredad, ninguna persona dejaras con vida. Sino que destruirás completamente al heteo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo, y al jebuseo  como Jehová tu Dios te ha mandado,  para que no enseñen a imitar todas esas abominaciones que ellos han hecho en honor de sus dioses y que pequéis contra Jehová vuestro Dios. Cuando sities alguna ciudad y pelees contra ella muchos días para tomarla, no destruirás sus árboles a golpe de hacha, porque de ellos podrás comer. No los talaras, pues el árbol del campo no es hombre que venga contra ti en el sitio. Pero el árbol que sepas que no lleva fruto, podrás  destruirlo y talarlo para construir baluartes contra la ciudad que te hace la guerra, hasta sojuzgarla.

21 Si en la tierra que Jehová tu Dios, te da para que la poseas, es hallado alguien muerto, tendido en el campo y no se sabe quien lo mato, tus ancianos y tus jueces saldrán y medirán la distancia hasta las ciudades que están alrededor del muerto. Entonces los ancianos de la ciudad mas cercana al lugar donde fue hallado el muerto, tomaran de entre las vacas una becerra que no haya trabajado ni llevado yugo.  Los ancianos de aquella ciudad traerán la becerra  a un valle escabroso que nunca haya sido arado ni sembrado y quebraran la cerviz de la becerra allí en el valle. Entonces se acercaran los sacerdotes hijos de levi porque a ellos los escogió Jehová tu Dios, para que lo sirvan y bendigan en el nombre de Jehová y por su veredicto se decidirá toda disputa y toda ofensa. Luego todos los ancianos de la ciudad mas cercana al lugar donde se hallo el muerto lavaran  sus manos sobre la becerra cuya cerviz fue quebrada en el valle,  y harán esta declaración: nuestras manos  no han derramado esta sangre, ni  nuestros ojos lo han visto. Perdona Jehová a tu pueblo Israel, al cual redimiste y no culpes de sangre inocente a tu pueblo Israel. Así les será  perdonada esa sangre y tu apartaras la culpa de la sangre inocente de en medio de ti, cuando hagas lo que es recto ante los ojos de Jehová. cuando salgas a la guerra contra tus enemigos y Jehová tu Dios, los entregue en tus manos y tomes algunos cautivos, si ves entre ellos una mujer hermosa y la codicias y la tomas para ti por mujer, la meterás en tu casa. Ella se rapara la cabeza y se cortara las uñas, se quitara el vestido de cautiva y se quedara en tu casa llorando a su padre y a su madre un mes entero. Después podrás llegarte a ella; tu serás su marido y ella será tu mujer. Si después resulta que no te agrada, la dejaras en libertad; no la venderás por dinero ni la trataras como esclava, por cuanto la humillaste. Si un hombre que tiene dos mujeres ama a una y a la otra no, y tanto la que ama como la otra le han dado hijos y el hijo primogénito es de la mujer que no ama, en el día que haga heredar a sus hijos lo que tenga, no podrá dar el derecho de primogenitura al hijo de la mujer que ama con preferencia al hijo de la mujer que no ama, que es el primogénito. Al hijo de la que no ama reconocerá como primogénito, para darle el doble de lo que corresponda a cada  uno de los demás, porque el es el principio de su vigor, y suyo es el derecho de la primogenitura. Si alguien tiene un hijo contumaz y rebelde que no obedece a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y que ni aun castigándolo los obedece, su padre y su madre lo tomaran y lo llevaran ante los ancianos de su ciudad, a la puerta del lugar donde viva, y dirán a los ancianos de la ciudad: este hijo nuestro es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho. Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearan y morirá. Así extirparas el mal de en medio de ti, y cuando todo Israel lo sepa, temerá. Si alguien ha cometido algún crimen digno de muerte y lo hacéis morir colgado en un madero, no dejareis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterraras el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado. Así no contaminaras la tierra que Jehová tu Dios, te da como heredad.

22  Si ves extraviado el buey de tu hermano o su cordero, no le negaras tu ayuda; lo devolverás a tu hermano. Pero si tu hermano no es tu  vecino o no lo conoces, lo recogerás en tu casa, estará contigo hasta que tu hermano lo busque y se lo devolverás. Así harás con su asno, también con su vestido y lo mismo harás con toda la cosa que se le pierda a tu hermano y tu halles; no podrás negarle tu ayuda. Si ves el asno de tu hermano o su buey, caído en el camino, no te apartaras de el; le ayudaras a levantarlo. No vestirá la mujer traje de hombre ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque es abominable para Jehová tu Dios, cualquiera que esto hace. Cuando encuentres por el camino algún nido de ave en cualquier árbol o sobre la tierra con pollos o huevos, y la madre echada sobre los pollos o sobre los huevos, no tomaras la madre con los hijos. Dejaras ir a la madre y tomaras los pollos para ti para que te vaya bien y prolongues tus días. Cuando edifiques una casa nueva, harás pretil a tu terrado; así evitaras que caiga sobre tu casa la culpa de la sangre, si de el se cae alguien. No sembraras tu viña con semillas diversas no sea que se pierda todo, tanto la semilla que sembraste como el fruto de la viña. No araras con buey y con asno juntamente. No  vestirás  ropa hecha de lana  y lino. Te harás flecos en las cuatro puntas del manto con que te cubras. Cuando alguien tome mujer y la desprecie después de haberse llegado a ella, le atribuya faltas que den que hablar y diga: a esta mujer tome y al llevarme a ella no la halle virgen, entonces el padre y la madre de la joven tomaran las señales de su virginidad y las llevaran a los  ancianos, a la puerta de la ciudad. El padre de la joven dirá a los ancianos: yo di a mi hija a este hombre por mujer y el la menosprecia; ahora le atribuye faltas que dan que hablar diciendo: no he hallado virgen a tu hija. Pero ved aquí las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la vestidura delante de los ancianos de la ciudad. Entonces los ancianos de la ciudad tomaran al hombre  y lo castigaran, multándolo con cien piezas de plata, las cuales darán al padre de la joven, por cuanto esparció mala fama sobre una virgen de Israel. Ella seguirá siendo su mujer, y el no podrá despedirla en toda su vida. Pero si resulta ser verdad que no se hallo virginidad en la joven, entonces la sacaran a la puerta de la casa de su padre y la apedrearan los hombres de su ciudad hasta que muera, por cuanto cometió una vileza en Israel al prostituirse en casa de su padre. Así extirparas el mal de en medio de ti. Si alguien es sorprendido acostado con una mujer casada y con marido, ambos morían, el hombre que se acostó con la mujer y la mujer también. Así extirparas el mal de Israel. Si hay una muchacha virgen comprometida con un hombre y alguien la halla en la ciudad  y se acuesta con ella, los sacareis a ambos a la puerta de la ciudad y los apedreareis hasta que mueran; la joven, porque no pidió socorro en la ciudad, y el hombre porque humillo a la mujer de su prójimo. Así extirparas el mal de en medio de ti. Pero si un hombre halla en el campo a la joven desposada y aquel hombre la fuerza acostándose con ella, morirá solamente el hombre que se acostó con ella, pero a la joven  no le harás nada; no hay en ella culpa digna muerte. Este caso es como cuando alguien se levanta contra su prójimo y le quita la vida.  Porque el la hallo en el campo y la joven desposada grito sin que hubiera quien la librara. Cuando algún hombre halle a una joven virgen que no ha sido desposada, la toma y se acuesta con ella y son descubiertos, el hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta piezas de plata; ella ; ella será su mujer, por cuanto la humillo y no la podrá despedir en toda su vida. Nadie tomara la mujer de su padre ni profanara el lecho de su padre.

23 No entraras en la congregación de Jehová el que tenga magullados los testículos o amputados su miembro viril.  No entrara el bastardo en la congregación de Jehová; ni aun en la décima generación entraran en la congregación de Jehová. no  entrara el amonita ni el moabita en la congregación de Jehová ni siquiera en la décima generación; no entraran nunca en la congregación de Jehová, por cuanto no se adelantaron a recibiros con pan y agua al camino cuando salisteis de Egipto y porque alquilaron contra ti a baalam hijo de beor de petor en mesopotámica para maldecirte. Pero no quiso Jehová tu Dios oír de balaam; y Jehová, tu Dios, cambio la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios, te amaba. No procuraras su paz ni su bien mientras vivas y esto para siempre. No aborrecerás al edomita, porque es tu hermano; no aborrecerás al egipcio porque forastero fuiste en su tierra. Los hijos que nazcan de ellos en la tercera generación entraran en la congregación de Jehová. cuando salgas a una campaña contra tus  enemigos te guardaras de toda cosa mala. Si hay en medio de ti alguien que no sea limpio, por razón de alguna impureza acontecida de noche, saldrá fuera del campamento y no entrara en el. pero al caer la noche se lavara con agua y cuando se haya puesto el sol podrá entrar en el campamento. Tendrás un lugar fuera del campamento para hacer tus necesidades. Tendrás también como parte de tu equipo, una estaca y cuando este allí afuera cavaras con ella, y luego te volverás para cubrir tus excrementos. Porque Jehová tu Dios, anda en medio de tu campamento para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti; por tanto, tu campamento ha de ser santo para que el no vea en ti ninguna cosa inmunda y se aparte de ti. No entregaras a su señor el siervo que huye de el y acude a ti. Hablara contigo en medio de ti, en el lugar que escoja en alguna de tus ciudades donde tenga a bien; no lo oprimirás. No haya remera entre las hijas de Israel, ni haya  sodomita, de entre los hijos de Israel. No traerás la paga de una remera ni el precio de un perro a la casa de Jehová, tu Dios, por ningún voto, porque abominable es para Jehová tu Dios, tanto lo uno como lo otro. No exigirás  de tu hermano interés por el dinero ni por los comestibles ni por cosa alguna de la que se suele exigir interés. Del extraño podrás exigir interés pero de tu hermano no lo exigirás, para que te bendiga Jehová tu Dios, en toda la obra de tus manos, en la tierra adonde vas a entrar para  tomarla en posesión. Cuando hagas voto a Jehová tu Dios, no tardes en pagarlo, porque ciertamente te lo demandara Jehová tu Dios, y cargarías con un pecado. Si te abstienes de prometer no habrá en ti pecado. Pero lo que haya salido de tus labios, lo guardaras y lo cumplirás, conforme  lo prometiste  a Jehová tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca. Cuando entres en la viña de tu prójimo  podrá comer uvas hasta saciarte pero no pondrás ninguna en tu cesto. Cuando entres en la mies de tu prójimo podrás, arrancar espigas con tu mano, pero no aplicaras la hoz a la mies de tu prójimo.

24 Cuando alguien toma a una mujer y se casa con ella, si no le agrada por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, se la entregara en la mano y la despedirá de su casa. Una vez que este fuera de su casa, podrá ir y  casarse con otro hombre. Pero si este ultimo la rechaza y le escribe una carta de divorcio, se la entregara en la mano y la despide de su casa, o si muere el ultimo hombre que la tomo por mujer, no podrá su primer marido, que la despidió, volverla a tomar para que sea su mujer, después que fue envilecida, pues seria algo abominable delante de Jehová, y tu no debes pervertir la tierra de Jehová, tu Dios, te da como heredad. Cuando alguien esta recién casado, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupara; libre quedara en su casa  durante un año para alegrar a su mujer que tomo. No tomaras en prenda la muela del molino, ni la de abajo ni la de arriba, pues seria tomar en prenda la  vida del hombre. Cuando se haya alguien que haya secuestrado a uno de sus hermanos entre los hijos de Israel, para esclavizarlo o venderlo, ese ladrón morirá. Así extirparas el mal de en medio de ti. En cuanto a la plaga de la lepra, ten cuidado de observar diligentemente y hacer todo según lo que os enseñen los sacerdotes levitas; según yo les he mandado, así cuidareis de hacer. Acuérdate  de lo que hizo Jehová, tu Dios, a Maria en el camino, después que salisteis de Egipto. Cuando entregues a tu prójimo alguna cosa prestada, no entraras en su casa para tomarle la prenda. Te quedaras fuera y el hombre a quien prestaste te sacara la prenda.  Y si el hombre es pobre, no te acostaras reteniendo aun su prenda. Sin  falta la devolverás la prenda cuando el sol se ponga, para que pueda dormir con su ropa y te bendiga; para ti será como una obra de justicia delante de Jehová tu Dios. no explotaras al jornalero pobre y necesitado, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra dentro de tus ciudades. En su día le darás su jornal  y no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con el sustenta su vida. Así no clamara contra ti a Jehová y no serás responsable de pecado. Los padres no morirán por los hijos ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado. No torcerás el derecho del extranjero ni del huérfano, ni tomaras en prenda la ropa de la viuda, sino te acordaras que fuiste siervo en Egipto  y que de allí te rescato Jehová, tu Dios. por tanto, yo te mando que hagas esto. Cuando siegues tu mies en tu campo y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, el huérfano y la viuda, a fin de que te bendiga Jehová tu Dios, en toda obra de tus manos. Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado detrás de ti; serán para el extranjero, el huérfano y la viuda. Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto. Por tanto, yo te mando que hagas esto.

25  Cuando haya pleito entre algunos,  y acudan al tribunal para que los jueces los juzguen, estos absolverán al justo y condenaran al culpable. Si el delincuente merece ser azotado, entonces el juez lo hará echarse en tierra y lo hará azotar en su presencia; según su delito será el numero de azotes. Se le podrán dar cuarenta azotes, no mas; no sea que, castigándolo con muchos mas azotes que estos, se sienta tu hermano envilecido delante de tus ojos.  No pondrás bozal al buey cuando trille. Si dos hermanos habitan juntos y uno de ellos  muere sin tener hijos, la mujer del muerto no se casara fuera de la familia, con un hombre extraño; su cuñado se llevara a ella, y restableciendo con ella el parentesco, la tomara como mujer. El primogénito que ella de a luz llevara el nombre de su hermano muerto, para que el nombre de este no sea borrado de Israel. Pero si el hombre no quiere tomarla por mujer, ira entonces su cuñada a la puerta donde están los ancianos y dirá: mi cuñado no quiere perpetuar en nombre de su hermano en Israel, no quiere emparentar conmigo.  Entonces los ancianos de aquella ciudad lo harán venir y hablaran con el. y si el se levanta y dice:  no quiero tomarla, se acercara entonces su cuñada a el delante de los ancianos, le quitara el calzado del pie, le escupirá en el rostro y dirá  estas palabras: así se hace con el hombre no quiere edificar la casa de su hermano. Y se le dará este nombre en Israel: la casa del descalzado. Si dos hombres riñen uno con otro y acercándose la mujer del uno para librar a su marido de manos del que lo hiere, extiende su mano y lo agarra por las partes genitales, le cortaras entonces la mano; no le perdonaras. No tendrás en tu bolsa una pesa grande y otra pesa chica, ni tendrás en tu casa un efa grande y otro efa pequeño. Una pesa exacta y justa tendrás; un efa cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados sobre la tierra que Jehová tu Dios te da. Porque abominable es para Jehová tu Dios, cualquiera que hace esto, y cualquiera que hace injusticia. Acuérdate  de lo que hizo amalec contigo en el camino cuando salías de Egipto; de cómo te salió al encuentro en el camino y , sin ningún temor de Dios, te desbarato la retaguardia de todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tu estabas cansado y sin fuerzas. Por tanto, cuando Jehová tu Dios, te de descanso de todos los enemigos que te rodean, en la tierra que Jehová tu Dios te da como heredad para que la poseas, borraras la memoria de amalec de debajo del cielo; no lo olvides.

26  Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios, te da por heredad y tomes posesión de ella y la habites, entonces tomaras las primicias de todos los frutos que saques de la tierra que Jehová tu Dios te da, las pondrás en una canasta e iras al lugar que Jehová, tu Dios, escoja para hacer habitar allí su nombre. Te presentaras al sacerdote que haya en aquellos días y le dirás: declaro hoy ante Jehová tu Dios, que he entrado en la tierra que juro Jehová a nuestros padres que nos daría. El sacerdote tomara  la canasta de tu mano y la pondrá delante del altar de Jehová tu Dios. entonces dirás estas palabras delante de Jehová tu Dios: un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habito allí con pocos hombres. Allí creció y llego a ser una nación grande fuerte y numerosa. Los egipcios nos maltrataron, nos afligieron y nos impusieron una dura servidumbre. Entonces clamamos a Jehová el Dios de nuestros padres, y Jehová oyó nuestra voz y vio nuestra aflicción nuestro trabajo y nuestra opresión. Jehová nos saco de Egipto con mano fuerte, con brazo extendido con gran espanto con señales y milagros; nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, tierra que fluye leche y miel. Y ahora Jehová he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste. Tu dejaras las primicias delante de Jehová tu Dios, y adoraras delante de Jehová tu Dios.  luego te alegraras de todo el bien que Jehová tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, tanto tu como el levita y el extranjero que esta en  medio de ti. El tercer año el año del diezmo, cuando acabes de separar todo el diezmo de tus frutos, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, para que coman en tus aldeas hasta saciarse. Y dirás delante de Jehová tu Dios: he sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos ni me he olvidado de ellos. No he comido de ello en mi luto, ni he gastado de ello estando yo impuro, ni de ello he ofrecido a los muertos. He obedecido a la voz de Jehová, mi  Dios, y he hecho conforme a todo lo que me has mandado. Mira desde tu morada santa, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel, y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel. Jehová tu Dios te manda hoy que cumplas estos estatutos y decretos; cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu corazón y con toda tu alma. Has declarado solemnemente hoy que Jehová es tu Dios, que andarás en sus caminos, que guardaras sus estatutos sus mandamientos y sus decretos y que escucharas su voz.  Y Jehová a declarado hoy que tu eres pueblo suyo, de su exclusiva posesión, como te lo ha prometido, para que guardes todos sus mandamientos; a fin de exaltarte sobre todas las naciones que hizo para loor fama y gloria y para  que seas un pueblo consagrado a Jehová tu Dios, como el ha dicho.

27 Moisés y los ancianos de Israel dijeron al pueblo: Guardareis todos los mandamientos que yo prescribo hoy. El día que pases el jordán para entrar a la tierra que Jehová, tu Dios te da levantaras piedras grandes, las revocaras con cal,  y escribirás en ellas todas la palabras de esta ley, en cuanto hayas pasado para entrar en la tierra que Jehová, tu Dios, te da, tierra que fluye leche y miel, como Jehová el Dios de tus padres, te ha dicho. Cuando pues hayas pasado el jordán levantaras estas piedras que yo os mando hoy, en el monte ebal, las revocaras con cal y edificaras allí un altar a Jehová tu Dios, un altar de piedras; no las labraras con instrumentos de hierro. De piedras enteras edificaras el altar de Jehová, tu Dios, y ofrecerás sobre el un holocausto a Jehová tu Dios. sacrificaras ofrendas de paz comerás allí y te alegraras delante de Jehová tu Dios.  y escribirás muy claramente en las piedras todas las palabras de esta ley. Después moisés junto con los sacerdotes levitas hablo a todo Israel y dijo: guarda silencio y escucha Israel. Hoy has pasado a ser el pueblo de Jehová tu Dios. oirás pues la voz de Jehová tu Dios, y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos que yo te ordeno hoy. Aquel día moisés ordeno al pueblo:  cuando hayas pasado el jordán estos estarán sobre el monte gerizim para bendecir al pueblo: Simeón, levi, juda, isacar, José y benjamín. Y estos estarán sobre el monte ebal para pronunciar la maldición: Rubén, gad,  aser, zabulon, dan y neftali. Hablaran los levitas y dirán a todo hombre de Israel en alta voz: maldito el hombre que haga una escultura o una imagen de fundición, cosa abominable para Jehová, obra de manos de artífice y la ponga en lugar oculto. Y todo el pueblo responderá: amen.  Maldito el que el que deshonre a su padre o a su madre. Y dirá todo el pueblo: amen. Maldito el que desplace el  limite de su prójimo. Y dirá todo el pueblo: amen. Maldito  el que haga errar al ciego en el camino. Y dirá todo el pueblo: amen.  Maldito el que pervierta el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda. Y dirá todo el pueblo: amen. Maldito el que se acueste con la mujer de su padre, por cuanto descubrió el regazo de su padre. Y dirá todo el pueblo: amen. Maldito el que se ayunte con cualquier bestia. Y dirá todo el pueblo: amen.  Maldito el que se acueste con su hermana, la hija de su padre o de su madre. Y dirá todo el pueblo: amen. Maldito el que se acueste con su suegra. Y  dirá todo el pueblo: Amen.  Maldito el que mate a su prójimo ocultamente. Y dirá todo el pueblo: amen. Maldito el que reciba soborno para quitar la vida a un inocente. Y dirá todo el pueblo: amen. Maldito el que no confirme las palabras de esta ley para cumplirlas. Y dirá todo el pueblo: amen.

28 Acontecerá que si oyes atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios, te exaltara sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti y te alcanzaran todas estas bendiciones, si escuchas la voz de Jehová, tu Dios. bendito serás tu en la ciudad y bendito el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serás tu canasta y tu artesa de amasar. Bendito serás en tu entrar y bendito en tu salir. Jehová derrotara a los enemigos que se levanten contra ti; por un camino saldrán contra ti y por siete caminos huirán de ti. Jehová enviara su bendición sobre sus graneros y sobre todo aquello en que pongas tu mano, y te bendecirá en la tierra que Jehová, tu Dios te da. Te confirmara Jehová como su pueblo santo, como te lo ha jurado, si guardas los mandamientos de Jehová, tu Dios, y sigues sus caminos. Entonces verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti,  y te temerán. Jehová te hará sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia y en el fruto  tu tierra, en el país que Jehová juro a tus padres que te había de dar. Te abrirá  Jehová  su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda la obra de tus manos. Prestaras a muchas naciones y tu pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola; estarás encima solamente, nunca debajo, si obedeces los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy; si los guardas y cumples y no te apartas de todas las palabras que yo te mando hoy, ni  a la  derecha ni a la izquierda, para ir tras dioses ajenos y servirlos. Pero acontecerá, si no oyes la voz de Jehová tu Dios, y no procuras cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te ordeno hoy, vendrán sobre ti y te alcanzaran todas estas maldiciones. maldito serás tu en la ciudad y maldito en el campo. Maldita será tu canasta y tu artesa de amasar. Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Maldito serás en tu entrar y maldito en tu salir. Jehová enviara contra ti la maldición el quebranto y el asombro en todo cuanto pongas tu mano y hagas, hasta que seas destruido y perezcas muy pronto a causa de la maldad de las obras por las cuales me habrás dejado. Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te haga desaparecer de la tierra a la cual vas a entrar para tomarla en posesión. Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía con calamidad repentina y con añublo que te perseguirán hasta que perezcas. Los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce y de hierro la tierra que esta debajo de ti. Dará Jehová como lluvia a tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas. Jehová te entregara derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos y por siete caminos huirás de ellos. Serás el espanto de todos los reinos de la tierra. Tus cadáveres servirán de comida a todas las aves del cielo y a las fieras de la tierra, y no habrá quien las espante. Jehová te herirá con la ulcera de Egipto, con tumores con sarna y con comezón  de que no puedas ser curado. Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu, y  palparas al mediodía como palpa el ciego en la oscuridad. No serás prosperado en tus caminos; no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve. Te desposaras con una mujer y otro hombre dormirá con ella; edificaras una casa y no habitaras en ella; plantaras una viña y no la disfrutaras. Tu buey será matado ante sus propios ojos, y no comerás de el; tu asno será arrebatado en tu presencia, y no te será devuelto; tus ovejas serán entregadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate. Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo; tus ojos lo verán y desfallecerán tras ellos todo el día, pero nada podrás hacer. El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo lo comerá un pueblo que no conociste y no serás  sino oprimido y quebrantado todos los días. Y enloquecerás a causa de lo que veras con tus ojos. Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu  coronilla sin que puedas ser curado. Jehová  os llevara a ti y al rey que hayas  puesto sobre ti, a una nación que ni tu ni tus padres conocíais, y allá servirás a dioses ajenos al palo y a la piedra. Serás motivo de horror y servirás de refrán y de burla en todos los pueblos a los cuales te llevara Jehová. sacaras mucha semilla al campo y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá. Plantaras viñas y labraras, pero no beberás vino ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá. Tendrás olivos en todo tu territorio pero no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá. Hijos e hijas engendraras, y no serán para ti, porque Irán en cautiverio. Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta. El extranjero que estará en medio de ti se elevara sobre ti muy alto y tu descenderás  muy abajo. El te prestara a ti y tu no le prestaras a el; el estará a la cabeza y tu a la zaga. Vendrán sobre ti todas estas maldiciones, te persiguieran y te alcanzaran hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová, tu Dios, para guardar los mandamientos y los estatutos que el te mando. Y serán sobre ti y tu descendencia como una señal y un prodigio para siempre. Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios, con alegría y con gozo de corazón, cuando tenias abundancia de todas las cosas, servirás, por tanto, a tus enemigos que enviara Jehová contra ti, con hambre, con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas. El pondrá un yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte. Jehová traerá contra ti una nación venida de lejos, de los confines de la tierra, que volara como águila, una nación cuya lengua no entiendas; gente fiera de rostro que no tendrá respeto del anciano ni perdonara al niño. Ella se comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; no te dejara grano, ni mosto, ni aceite ni la cría de tus vacas ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte. Pondrá sitio a todas las ciudades, hasta que caigan en toda la tierra los muros altos y fortificados en que tu confías. Sitiara pues, todas tus ciudades y toda tu tierra que Jehová tu Dios te haya dado. Comerás el fruto de tu vientre la carne de tus hijos y de tus hijas que Jehová tu Dios te dio en medio del sitio y el apuro con que te angustiaras tu  enemigo. El hombre mas amable y delicado entre los tuyos mirara con malos ojos a su hermano, a la mujer de su corazón y al resto de los  hijos que le queden, para no compartir con ellos la carne de sus hijos que el se comerá por no haberle quedado nada en medio del asedio y la angustia a que te reducirá tu enemigo en todas tus ciudades. La mas amable y delicada entre vosotros de tan pura delicadeza y ternura que nunca intentaría sentar sobre la tierra la planta de su pie, mirara con malos ojos al marido de su corazón a su hijo, a su hija y por carecer de todo, se ocultara para comer la placenta que sale entre sus pies y a los hijos que de a luz en medio del asedio y la angustia a que te  reducirá tu enemigo en tus ciudades. Si no cuidas de poner por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo a ese nombre glorioso y temible de Jehová tu Dios, entonces Jehová aumentara terriblemente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes, enfermedades,  malignas y duraderas, y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de las cuales temiste y no te dejaran. Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no esta escrita en el libro  de esta ley, Jehová la enviara sobre ti hasta que seas destruido. Y quedareis solo unos pocos, en lugar de haber sido tan numerosos como las estrellas del cielo, por cuanto no obedecisteis a la voz de Jehová, tu Dios. así como Jehová se gozaba en haceros bien y en multiplicaros, así se gozara Jehová en arruinaros y en destruiros. Seréis arrancados de sobre  la tierra a la que vais a entrar para tomarla en posesión. Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tu ni tus padres, al leño y a la piedra.  Y ni aun entre estas naciones descansaras, ni la planta de tu pie tendrá reposo, pues allí te dará Jehová un corazón temeroso, languidez de ojos y tristeza de alma. Tendrás la vida como algo que pende delante de ti, estarás temeroso de noche y de día y no tendrás seguridad de tu vida. Por la mañana dirás: ¡ quien diera que fuera la tarde! Y a la tarde dirás: ¡ quien diera que fuera la mañana!, por el miedo que amedrentará tu corazón y por lo que verán tus ojos. Y Jehová te hará volver a Egipto en naves, por el camino del cual te ha dicho: nunca mas volverás, y allí seréis  vendidos a vuestros enemigos como esclavos y esclavas y no habrá quien os compre.

29  Estas son las palabras del pacto que Jehová mando a moisés que celebrara con los hijos de Israel en la tierra de moab además del pacto que concertó con ellos en horeb. Moisés pues, llamo a todo Israel y les dijo: vosotros habéis visto todo lo que Jehová ha hecho ante vuestros ojos en la tierra de Egipto al faraón, a todos sus siervos y a toda su tierra, las grandes pruebas que vieron vuestros ojos,  las señales y las grandes maravillas. Pero hasta hoy Jehová no has dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír. Yo os he conducido durante cuarenta años en el desierto, sin que vuestros vestidos hayan envejecido sobre vosotros ni vuestro calzado haya envejecido sobre vuestro pie. No habéis comido pan, ni bebisteis vino ni sidra, para que supierais que yo soy Jehová, vuestro Dios. cuando llegasteis a este lugar, salieron  sehon, rey de hesbon y og,  rey de basan, delante de nosotros para pelear; pero los derrotamos, conquistamos su tierra y se la dimos  como heredad a Rubén, a gad, y a la media tribu de manases. Guardareis  pues, las palabras de este pacto y las pondréis por obra para que prosperéis en todo lo que hagáis. Vosotros todos estáis hoy en presencia de Jehová vuestro Dios: los cabezas vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros oficiales,  todos los hombres de Israel; vuestros niños vuestras mujeres y los extranjeros que habitan en medio de tu campamento, desde el que corta tu leña hasta el que saca tu agua; para entrar en el pacto de Jehová, tu Dios, que bajo juramento Jehová tu Dios, concierta hoy contigo para confirmarte hoy como su pueblo y para que el sea tu Dios, de la manera que te ha dicho y como lo juro a tus padres Abraham, Isaac y Jacob. Y no solamente con vosotros hago yo este pacto y este juramento, sino con los que están aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová nuestro Dios,  y con los que no están aquí hoy con nosotros. Porque vosotros sabéis como habitamos en la tierra de Egipto y como hemos pasado en medio de las naciones por las cuales habéis pasado. Habéis visto sus abominaciones y los ídolos de madera y piedra, de plata y oro, que tienen consigo. No sea que haya entre vosotros hombre o mujer familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo, y después de oír las palabras de esta maldición, el se congratule en su corazón diciendo: tendré paz aunque ande en la dureza de mi corazón, puesto que con la embriaguez se aplaca la sed.  No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces humeara la ira de Jehová  y su celo sobre ese hombre, se asentara sobre el toda la maldición escrita en este libro y Jehová borrara su nombre de debajo del cielo. Jehová lo apartara de todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la ley. Y las generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después de vosotros y el extranjero que  vendrá de lejanas tierras, cuando vean las plagas de aquella tierra y las enfermedades de que Jehová la habrá hecho enfermar, dirán: azufre y sal abrasada esta toda su tierra; no será sembrada ni producirá , ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de sodoma y de gomorra, de adma y de zebim, las cuales Jehová destruyo en su furor y en su ira. Mas aun todas las naciones preguntaran: ¿por qué hizo esto Jehová a esta tierra? ¿qué significa el ardor de esta gran ira?. Entonces respondieron: por cuanto dejaron el pacto de Jehová, el Dios de sus padres, que el concertó con ellos cuando los saco de la tierra de Egipto; fueron a servir a dioses ajenos y se inclinaron ante dioses que no conocían y que ninguna cosa les habían dado. Por tanto, se encendió la ira de Jehová contra esta tierra, para traer sobre  ella todas las maldiciones escritas en este libro. Jehová los desarraigo de su tierra con ira, con furor y con gran indignación y los arrojo a otra tierra como hoy se ve. Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, a fin de que cumplamos todas las palabras de esta ley.

30 Sucederá que cuando hayan venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, te arrepientas en medio de todas las naciones adonde te haya arrojado Jehová tu Dios, te conviertas a Jehová tu Dios y obedezcas a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tu y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, entonces Jehová hará volver a tus cautivos, tendrá misericordia de ti y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te haya esparcido Jehová tu Dios. aunque tus desterrados estén en las partes mas lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá tu Dios, y de allá te tomara. Jehová tu Dios, te hará volver a la tierra que heredaron tus padres y será tuya; te hará bien y te multiplicara mas que  a tus padres. Y circuncidará Jehová tu Dios, tu corazón y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. Pondrá Jehová tu Dios, todas estas maldiciones sobre tus enemigos y sobre los que te persiguieron con odio. Tu te convertirás, escucharas  la voz de Jehová y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. Entonces Jehová  tu Dios, te hará prosperar en toda la obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozo sobre tus padres, cuando obedezcas a la voz de Jehová tu Dios, y guardes sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te conviertas a Jehová tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma. Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni esta lejos de ti. No esta en el cielo, para que digas: ¿quién subirá por nosotros al cielo, nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos?. Ni esta  al otro lado del mar, para que digas: ¿quién pasara por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos?. Pues muy cerca de ti esta la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal, porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios que andes en sus caminos y guardes sus mandamientos, sus estatutos  y sus decretos para  que vivas y seas multiplicado y Jehová tu Dios, te bendiga en la tierra a la cual vas a entrar para tomarla en posesión. Pero si tu corazón se aparta y no obedeces, te dejas extraviar te inclinas a dioses ajenos y los sirves yo os declaro hoy que de cierto pereceréis; no prolongareis vuestros días sobre la tierra adonde vais a entrar para tomarla en posesión tras pasar el jordán. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros de que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tu y tu descendencia, amando a Jehová, tu Dios, atendiendo a su voz y siguiéndolo a el, pues el es tu vida, así como la prolongación de tus días, a fin de que habites sobre la tierra que juro Jehová a tus padres Abraham Isaac y Jacob que les había de dar.

31  Fue moisés y le dirigió estas palabras a todo Israel. Les dijo: ya tengo ciento veinte años de edad y no puedo salir ni entrar. Además de esto Jehová me ha dicho: no pasaras este jordán. Jehová tu Dios el pasa delante de ti; el destruirá a estas naciones delante de ti y las heredaras. Josué será el que pasara delante de ti como Jehová a dicho. Jehová hará con ellos como hizo con sehon y con og reyes de los amorreos y con su tierra a quienes destruyo. Los entregara Jehová delante de vosotros y haréis con ellos conforme a todo lo que os he mandado. ¡ esforzaos y cobrad animo! No temáis ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios, es el que va contigo; no te dejara ni te desamparara. Después llamo moisés a Josué y le dijo en presencia de todo Israel: ¡ esfuérzate y anímate! Porque tu entraras con este pueblo a la tierra que juro Jehová a sus padres que les daría y tu se la harás heredar. Jehová va delante de ti; el estará contigo, no te dejara ni te desamparara. No temas ni te intimides. Escribió moisés esta ley y se la dio a los sacerdotes hijos de levi que llevaban el arca del pacto de Jehová y a todos los ancianos de Israel. Y moisés les dio esta orden: cada siete años al llegar el año de la remisión en la fiesta de los tabernáculos cuando vaya todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios, en el lugar que el escoja, leerás esta ley ante todo Israel a oídos de todos ellos. Harás congregar al pueblo, hombres, mujeres y niños, y los extranjeros que estén en tus ciudades para que oigan y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley. También los hijos de ellos que no la conocen podrán oírla y aprenderán a temer a Jehová vuestro Dios, todos los días que viváis sobre la tierra que vais a poseer tras pasar el jordán. Luego Jehová dijo a moisés: mira, se ha acercado el día de tu muerte. Llama a Josué y esperad en el tabernáculo de reunión para que yo le de mis ordenes. Fueron pues moisés y Josué y esperaron en el tabernáculo de reunión y se apareció Jehová en el tabernáculo en la columna de nube la cual se puso sobre la puerta del tabernáculo. Entonces Jehová dijo a moisés: he aquí que vas a dormir con tus padres y este pueblo se levantara para  prostituirse tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para vivir en medio de ella. Me dejara e invalidara el pacto que he concertado con el. pero aquel día se encenderá mi furor contra el, los abandonare y esconderé de ellos mi rostro; serán consumidos y vendrán sobre ellos muchos males y angustias. Dirán en aquel día: ¿no me han venido estos males porque no esta mi Dios en medio de mi? Pero ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho por haberse  vuelto a dioses ajenos. Ahora pues escribe esté cántico y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en su boca, para que este cántico me sirva de testigo contra los hijos de Israel. Porque cuando yo los introduzca en la tierra que jure a sus padres, la cual fluye leche y miel, comerán hasta saciarse y engordaran se volverán a dioses ajenos y los servirán, me enojaran e invalidaran mi pacto. Y cuando les vengan muchos males y angustias, entonces este cántico servirá de testigo contra el, pues será recordado por la boca de sus descendientes; porque yo conozco lo que se proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra que jure darles. Moisés escribió este cántico aquel día y lo enseño a los hijos de Israel. Luego dio esta orden a Josué hijo de nun: ¡ esfuérzate y anímate!,  pues tu introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les jure y yo estaré contigo. Cuando acabo moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirlo, moisés dio esta ordenes a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová: tomad esté libro de la ley ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová, vuestro Dios; que este allí como testigo contra ti. Porque yo conozco tu rebelión  y tu dura cerviz. Si aun viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová; ¿cuánto mas después que yo haya muerto? Congregad junto a mi a todos los ancianos de vuestras tribus  y a vuestros oficiales; yo hablare en sus oídos estas palabras y llamare como testigos contra ellos a los cielos y a la tierra. Porque yo se que, después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartareis del camino que os he mandado y que la desgracia vendrá sobre vosotros en los días venideros, por haber hecho lo malo ante los ojos de Jehová, enojándolo con la obra de vuestras manos. Entonces pronuncio moisés a oídos de toda la congregación de Israel de principio a fin las palabras de este cántico:

32 Escuchad cielos y hablare; oiga la tierra los dichos de mi boca.  Goteara como la lluvia mi enseñanza; destilara como el roció mi razonamiento, con la llovizna sobre la grama, como las gotas sobre la hierba. Proclamare el nombre de Jehová:  ¡ engrandeced  a nuestro Dios! el es la roca, cuya obra es perfecta porque todos sus caminos son  rectos. Es un Dios de verdad y no hay maldad en el; es justo  y recto. La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha generación torcida y perversa. ¿así pagáis a Jehová, pueblo loco e ignorante? ¿no es el tu padre, que te creo? El te hizo y te estableció. Acuérdate de los tiempos antiguos, considera los años de  muchas  generaciones; pregunta  a tu padre y el te lo contara; a tus ancianos y ellos te lo dirán. Cuando el altísimo hizo heredar a las naciones, cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, estableció los limites de los pueblos según el numero de los hijos de Israel. Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le toco. Lo hallo en tierra de desierto en yermo de horrible soledad; lo rodeo, lo instruyo, lo guardo como a la niña de su ojo. Como el águila que excita su nidada, revoloteando sobre sus pollos así extendió sus alas, la tomo, y lo llevo sobre sus plumas. Jehová solo lo guió y con el no hubo dios extraño. Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra, comió los frutos del campo, lo alimento con miel de la peña y con aceite del duro pedernal, con mantequilla de vacas y leche de ovejas; con grasa de corderos y corderos de basan y también machos cabrios;  con lo mejor del trigo y de la sangre de la uva bebiste vino. Pero engordo jesurun, y tiro coces (engordaste, te cubriste de grasa); entonces abandono al Dios que lo hizo y menosprecio la roca de su salvación. Provocaron sus celos con dioses ajenos, y su ira con abominaciones. Sacrificaron a los demonios y no a Dios; a dioses que no habían conocido a nuevos dioses venidos de cerca que no habían temido vuestros padres. De la roca que te creo te olvidaste; te has olvidado de Dios, tu creador. Lo vio Jehová  y se encendió su ira por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas. Y dijo: esconderé de ellos mi rostro, veré cual será su fin; porque son una generación perversa, hijos infieles. Ellos provocaron mis celos con lo que no es Dios; me irritaron con sus ídolos. Yo también provocare sus celos con un pueblo que no es  pueblo, los irritare con una nación insensata. Porque se ha encendido el fuego de la ira, y arderá hasta las profundidades del seol; devorara la tierra y sus frutos, y abrasara los fundamentos de los montes. Yo amontonare males sobre ellos; empleare en ellos mis flechas. Quedaran extenuados por el hambre, consumidos por la fiebre ardiente y la peste maligna. Dientes de fieras enviare también sobre ellos, con veneno de serpientes de la tierra. Por fuera desolara la espada y dentro de la casas el espanto; tanto el joven como a la muchacha, al niño de pecho como al hombre cano. Yo había dicho que los esparciría lejos, me borraría su recuerdo de en medio de los hombres, pero temí la jactancia del enemigo, el envanecimiento de sus adversarios, no sea que digan: nuestra mano prevalece y ha hecho todo esto, y no Jehová. porque son nación privada de consejos, y no hay en ellos entendimiento. ¡ ojala fueran sabios comprendieran esto y se dieran cuenta del fin que los espera! ¿cómo podría perseguir uno a mil y dos hacer huir a diez mil, si su roca no los hubiera vendido y Jehová no los hubiera entregado? Porque la roca de ellos no es como nuestra roca y aun nuestros enemigos son de ello testigos. Porque de la vid de sodoma es la vid de ellos, y de los campos de gomorra; las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, racimos muy amargos tienen. Veneno de serpientes es su vino y ponzoña cruel de áspides. ¿no tengo yo esto guardado conmigo, sellado en mis tesoros? Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo su pie resbalara, porque el día de su aflicción esta cercano y lo que les esta preparado su apresura. Si Jehová juzgara a su pueblo y por amor de sus siervos se arrepentirá, cuando veas que la fuerza pereció y que no queda ni siervo ni libre. Entonces dirá: ¿dónde están sus dioses la roca en que se refugiaban, que comían la grasa de sus sacrificios y bebían el vino de sus libaciones?. ¡ que se levanten y os ayuden! ¡ que vengan y os defiendan! ¡ que vengan y os defiendan! Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses  conmigo; yo hago morir y yo hago vivir yo hiero y yo sano, y no hay quien se pueda librar de mis manos. Porque yo  alzare a los cielos mi mano, y diré: ¡ vivo yo para siempre! Cuando afile mi reluciente espada y mi mano empuñe el juicio, tomare venganza de mis enemigos y daré su retribución a los que me aborrecen. embriagare de sangre mis flechas, y mi espada devorara carne; sangre de muertos y cautivos, cabezas de jefes enemigos. ¡ alabad naciones, a su pueblo, porque el vengara la sangre de sus siervos tomara venganza de sus enemigos,  y hará expiación por la tierra de su pueblo!. Moisés acompañado por Josué hijo de nun fue y recito todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo. Cuando acabo moisés de recitar todas estas palabras ante todo Israel, les dijo: aplicad vuestro corazón a  todas  las palabras que yo os testifico hoy, para que mandéis a vuestros hijos que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley. Porque  no es cosa vana; es vuestra vida, pues por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra a la que vais para tomarla en posesión tras pasar el jordán. Aquel mismo día Jehová hablo moisés y le dijo: sube a estos montes de abarim, al monte nebo situado en la tierra de moab que esta frente a Jericó y mira la tierra de canaan que yo doy por heredad a los hijos de Israel.  Muere allí en el monte al cual subes, y te reunirás a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte hor y se reunió a su pueblo. Por cuanto pecasteis contra mi en medio de los hijos de Israel en las aguas de meriba en cades, en el desierto de zin, porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel. Veras por tanto delante de la tierra pero no entraras allá, en la tierra que doy a los hijos de Israel.

33 Esta es la bendición con la cual moisés varón de Dios bendijo a los hijos de Israel antes de morir. El dijo: Jehová vino de sinai de seir los alumbro resplandeció desde el monte de paran, avanzo entre diez millares de santos con la ley de fuego a su mano derecha. Aun amo a su pueblo; todos los consagrados a el estaban en su mano. Por tanto, ellos siguieron tus pasos, recibiendo dirección de ti, cuando moisés nos ordeno la ley, como heredad de la congregación de Jacob. Y hubo un rey en jesurun cuando se congregaron  los jefes del pueblo con las tribus de Israel. Viva Rubén y no muera ni sean pocos  sus hombres. Esta bendición profirió para juda. Dijo así: Oye Jehová, la voz de juda, y llévalo a su pueblo; sus manos le basten y tu seas su ayuda contra sus enemigos. Para levi dijo: tu tumin y tu urim sean para el varón piadoso a quien probaste en masah, con quien contendiste en las aguas de meriba, quien dijo de su padre: nunca los he visto; quien no reconoció a sus hermanos, ni a sus hijos conoció. Pues ellos guardaron tus palabras y cumplieron tu pacto. Ellos enseñaran tus juicios a Jacob y tu ley a Israel. Pondrán el incienso delante de ti y el holocausto sobre tu altar. Bendice Jehová lo que hagan y recibe con agrado la obra de sus manos. Hiere los lomos de sus enemigos y de quienes lo aborrezcan para que nunca se levanten. Para benjamín dijo: el  amado de Jehová habitara confiado cerca de el; lo cubrirá siempre y entre sus hombres morara. Para José dijo:  bendita Jehová sea tu tierra, con lo mejor de los cielos con el roció y con el abismo que esta abajo. Con los mas escogidos frutos del sol, con el rico producto de la luna, con el fruto mas fino de los montes antiguos, con la abundancia de los collados eternos, con las mejores dadivas de la tierra y su plenitud y la gracia del que habito en la zarza, venga sobre la cabeza de José y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos. Como el primogénito de su toro es su gloria; sus cuernos, como cuernos de búfalo. Con ellos corneara a todos los pueblos hasta los  confines de la tierra. Ellos son los diez millares de Efraín  y ellos son los millares de manases. Para zabulon dijo:  ¡ alégrate zabulon, cuando salgas y tu isacar en tus tiendas! Llamaran a los pueblos a su monte; allí ofrecerán sacrificios de justicia, por lo cual gozaran de la abundancia de los mares y de los tesoros escondidos de la arena. Para gad dijo: ¡ Bendito el que hizo ensanchar a gad! Como león reposa y arrebata  brazo y testa.  Escoge lo mejor de la tierra para si, porque allí le fue reservada la porción del legislador. Vino en la delantera del pueblo; con Israel ejecuto los mandatos y los justos decretos de Jehová. para dan Dijo:  dan es cachorro de león que salta desde basan. Para neftali dijo:  neftali saciado de favores lleno de la bendición de Jehová. posee el occidente y el sur. Para aser dijo: ¡ bendito entre los hijos sea aser! Sea el amado de sus hermanos y moje en aceite su pie. Hierro y bronce serán tus cerrojos y como tus días serán tus fuerzas. No hay como el Dios de jesurun, quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda y sobre las nubes con su grandeza. El eterno Dios es tu refugio y sus brazos eternos son tu apoyo. El echo al enemigo delante de ti y dijo: ¡destruye!. Israel habitara confiado la fuente de Jacob habitara sola en tierra de grano y de vino; hasta sus cielos destilaran roció. ¡ bienaventurado tu Israel! ¿quién como tu pueblo salvado por Jehová? el es tu escudo protector la espada de tu triunfo. Así que tus enemigos serán humillados, y tu pisotearas sus lugares altos.

34  Subió moisés de los campos de moab al monte nebo a la cumbre de pisga que esta enfrente de Jericó y le mostró Jehová toda la tierra de galaad hasta dan, todo neftali, la tierra de Efraín y de manases, toda la tierra de juda hasta el mar occidental, el neguev el valle y la llanura de Jericó, ciudad de las palmeras hasta zoar. Y le dijo Jehová: esta es la tierra que prometí a Abraham, a Isaac y a Jacob diciendo: a tu descendencia la daré. Te he permitido  verla con tus ojos pero no pasaras allá. Allí murió moisés, siervo de Jehová en la tierra de moab conforme al dicto de Jehová. y lo enterró en  el valle en la tierra de moab enfrente de bet-peor y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy. Tenia moisés ciento veinte años de edad cuando murió, sus ojos nunca se oscurecieron ni perdió su vigor. Llegaron los hijos de Israel a moisés en los campos de moab treinta días; así se cumplieron los días de llanto y de luto por moisés. Josué hijo de nun estaba lleno del espíritu de sabiduría porque moisés había puesto sus manos sobre el, y los hijos de Israel lo obedecieron haciendo como Jehová mando a moisés. Nunca mas se levanto un profeta en Israel como moisés a quien Jehová conoció cara a cara; nadie como el por todas las señales y prodigios que Jehová le envió a hacer en tierra de Egipto contra el faraón  y todos sus siervos, y contra toda su tierra,  y por el gran poder y los hechos grandiosos y terribles que moisés hizo a la vista de todo Israel.

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