La
segunda epístola a los tesalonicenses (=2Ts) desarrolla con mayor
amplitud el tema del retorno de cristo ya tratado en 1 tesalonicenses.
Sin embargo el motivo inmediato de su redacción lo dio la aparición de
algunas personas que estaban sembrando inquietudes entre los miembros de
aquella iglesia fundada por pablo. Se trataba de gente exaltada que
insistía en la inminencia del retorno de cristo y del juicio final, y
que para dar mayor peso a sus propias enseñanzas se las atribuían
a pablo o que utilizaban algún texto paulino entendiéndolo mal
y explicándolo peor. Pero el apóstol da gracias a Dios porque a pesar
de todo, los creyentes progresan en la fe y el amor, y en la paciencia
con que sobrellevan los padecimientos. Su firmeza será recompensada y
quienes los persiguen recibirán castigo cuando se manifieste el señor
Jesús desde el cielo. La segunda venida de nuestro señor Jesucristo y
nuestra reunión con el no es un acontecimiento inmediato sino que antes
tiene que aparecer aquel inicuo...cuyo advenimiento es por obra de Satanás.
Cierto que ese misterio de la iniquidad ya esta actuando y que un día
llegara a ser plenamente manifiesto, pero el señor lo destruirá cuando
traiga su juicio y su victoria sobre todos los que no creyeron a la
verdad, sino que se complacieron en
la injusticia. Esta exposición va seguida de una acción de gracias y
algunas breves exhortaciones. La carta termina con un llamamiento a
mantener la disciplina y el trabajo honrado, para mejor convivencia de
todos en la congregación. Es evidente que entre las dos cartas de pablo
a los tesalonicenses existen importantes analogías. El lenguaje tiene
frases y expresiones afines que tanto en uno como en otro texto pueden
identificarse como paulinas.
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1
Pablo, silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro
padre y en el señor Jesucristo: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro padre
y del señor Jesucristo. Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros,
hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo y el amor de todos y
cada uno de vosotros abunda con los demás. Tanto
es así que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros
en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras
persecuciones y tribulaciones que soportáis. Esto es demostración del justo
juicio de Dios, para que seáis tenidos por
dignos del reino de Dios, por lo
cual asimismo padecéis. Es justo delante de Dios pagar con tribulación a los
que os a tribulan, mientras que a vosotros, los que sois atribulados, daros
reposo junto con nosotros, cuando se manifieste el señor Jesús
desde el cielo con los ángeles de su poder, llama de fuego, para dar
retribución a los que no conocieron a Dios ni obedecen al evangelio de nuestro
señor Jesucristo. Estos sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la
presencia del señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para
ser glorificado en su santos y ser
admirado en todos los que creyeron; y vosotros habéis creído en nuestro
testimonio. Por esta razón también oramos siempre por vosotros, para que
nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento y cumpla todo propósito de
bondad y toda obra de fe con su poder. Así el nombre de nuestro señor
Jesucristo será glorificado en
vosotros y vosotros en el, por la gracia de nuestro Dios y del señor
Jesucristo.
2
Con respecto a la venida de nuestro señor Jesucristo y nuestra reunión
con el, os rogamos, hermanos, que os dejéis mover fácilmente de vuestro
modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu ni por palabra ni por carta
como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del señor esta cerca. ¡Nadie
os engañe de ninguna manera!, pues no vendrá sin que antes venga la apostasía
y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y
se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se
sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis
que cuando yo estaba todavía con vosotros os decía esto? Y ahora vosotros sabéis
lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Ya esta en
acción el misterio de la iniquidad; solo que hay
quien al presente lo detiene, hasta que el a su vez sea quitado de en
medio. Y entonces se manifestara aquel impío, a quien el señor matara con el
espíritu de su boca y destruirá con el resplandor de su venida. El
advenimiento de este impío, que es obra de Satanás, ira acompañado de hechos
poderosos, señales y falsos milagros, y con todo engaño de iniquidad para los
que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean en la mentira, a fin
de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se
complacieron en la injusticia. Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios
respecto a vosotros, hermanos amados por el señor, de que Dios os haya escogido
desde el principio para salvación, mediante la santificación por el espíritu
y la fe en la verdad. Para esto el os llamo por medio de nuestro señor
Jesucristo. Así que, hermanos, estad firmes y retened la doctrina que habéis
aprendido, sea por palabra o por carta nuestra.
Y el mismo Jesucristo señor nuestro, y Dios nuestro padre, el cual nos
amo y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte
vuestros corazones y os confirme en toda buena palabra y obra.
3
Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del señor corra
y sea glorificado, así como lo fue entre vosotros, y para que seamos librados
de hombres perversos y malos, pues no es de todos la fe. Pero fiel es el señor,
que os afirmara y guardara del mal. Y tenemos confianza respecto a vosotros en
el señor, en que hacéis y haréis lo que os hemos mandado. Y el señor
encamine vuestros corazones al amor de Dios y a la paciencia de Cristo. Pero os
ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro señor Jesucristo, que os apartéis
de todo hermano que ande desordenadamente y no según la enseñanza que
recibisteis de nosotros. Vosotros mismos sabéis de que manera debéis
imitarnos, pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros ni comimos
de balde el pan de nadie. Al contrario, trabajamos con afán y fatiga día y
noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviéramos
derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo que podéis imitar. Y cuando
estábamos con vosotros os ordenábamos esto: que si alguno no quiere trabajar,
tampoco coma. Ahora oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente,
no trabajando en nada, sino entrometiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y
exhortamos por nuestro señor Jesucristo que, trabajando sosegadamente, como su
propio pan. Pero vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien. Si alguno no
obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ese señaladlo y no os juntéis
con el, para que se avergüence. Pero no
tengáis por enemigo, sino amonestadlo como a hermano.
Y el mismo señor de paz os de siempre paz en toda manera. El señor sea
con todos vosotros. La salutación es de mi propia mano, de pablo, que es signo
en toda carta mía. Así escribo. La gracia de nuestro señor Jesucristo sea con
todos vosotros. Amen.