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La segunda epístola de pedro (=2p) fue  escrita para fortalecer la fe y la esperanza de los creyentes y para ponerlos sobre aviso contra la infiltración en la iglesia de doctrinas erróneas y actitudes destructivas. Su remitente que se identifica como simón pedro siervo y apóstol de Jesucristo, se declara testigo presencial de la transfiguración del señor y autor de una carta anterior a la presente. Asimismo en ella no se registra ningún nombre de ciudad de destino, ni se menciona persona alguna a la que estuviera dirigida la carta. Por eso debe entenderse que lo fue a un conjunto de iglesias de la diáspora, formadas probablemente por  judíos y gentiles convertidos. Tradicionalmente se ha pensado que esta epístola fue escrita entre los años 65 y 68 posiblemente en roma. Esta carta contiene frecuentes alusiones al AT aunque no citas directas. Comienza el texto con un saludo y una invitación a considerar las preciosas y grandísimas promesas que han sido hechas a los creyentes para que lleguen a ser participantes de la naturaleza divina. El capitulo 2 dedicado por entero al tema de las desviaciones doctrinales parece redactado según modelo de la epístola de san judas escrita en fecha anterior. Véanse a este respecto los siguientes textos, cuyo paralelismo es evidente. En el capitulo 3 se considera un asunto que fue causa de preocupación entre los cristianos de la época: lo que les parecía ser  un retraso inexplicable de la segunda venida del señor. A fin de ayudar a las iglesias a vencer el desaliento y a recuperar la confianza , el autor recuerda a sus lectores que las medidas humanas del tiempo y de las cosas no son las mimas  de Dios y que Jesucristo a quien  y en quien la iglesia espera es la clave definitiva del misterio de nuestra existencia  y del plan de eterna salvación del ser humano. - salutación (cap. 1) – participes de la naturaleza divina (cap.1) –testigos presénciales de la gloria de cristo (cap.1) – falsos profetas  y falsos maestros (cap.2) – el día del señor vendrá (cap. 3).

2ª Segunda Epístola Universal de San Pedro Apóstol

1 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamo por su gloria y excelencia; por medio de estas cosas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas lleguéis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de las pasiones. Por esto mismo, poned toda diligencia en añadir a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Si tenéis estas cosas y abundan en vosotros, no os dejaran estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas es muy corto de vista; esta ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados .Por lo cual, hermanos, tanto mas procurad hacer firme vuestra  vocación y elección, porque haciendo estas cosas, jamás caeréis. De esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro señor y Salvador Jesucristo. Por esto, yo no dejare de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis y estéis confirmados en la verdad presente. Tengo por justo, en tanto que estoy  en este cuerpo, el despertaros  con amonestación, sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro señor Jesucristo me ha declarado. También yo procurare con diligencia que, después de mi partida, vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas. No os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad, pues cuando el recibió de Dios padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnifica gloria una voz que decía: "Este es mío hijo amado, en el cual tengo complacencia". Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con el  en el monte santo. Tenemos también la palabra profética  mas segura ,a la cual hacéis bien de estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. Pero ante todo entended que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

2 Hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducción encubiertamente herejías destructoras y hasta negaran al Señor que los rescato, atrayendo sobre si mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán su libertinaje, y con causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado. Llevados por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya hace tiempo la condenación los amenaza y la perdición los espera. Dios no perdono a los ángeles que pecaron, sino que los arrojo al infierno y los entrego a prisiones de oscuridad, donde están reservados para el juicio. Tampoco perdono al mundo antiguo, sino que guardo a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, y trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos. También condeno por destrucción a las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndolas a cenizas y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente. Pero libro al justo Lot, abrumado por la conducta pervertida de los malvados,(pues este justo, que habitaba entre ellos, afligía cada día su alma justa viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos). El señor sabe librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio y mayormente aquellos que, siguiendo la carne, andan en placeres e inmundicia desprecian el señorío. Atrevidos y obstinados, no temen decir mal de los poderes superiores, mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en poder, no pronuncian juicio de maldición contra ellos delante del señor. Esos hombres, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, recibiendo la recompensa de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros se recrean en sus errores. Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia y son hijos de maldición. Han dejado el camino recto y se han extraviado siguiendo el camino ce Balaam hijo de Beor, el cual amo el premio de la maldad y fue reprendido por su iniquidad, pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refreno la locura del profeta. Esos hombres son fuentes sin agua y nubes empujadas por la tormenta, para  quienes la mas densa oscuridad esta reservada para siempre. Hablando palabras infladas y vanas, seducen con pasiones de la carne y vicios a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. Les prometen libertad, y son ellos  mismos esclavos de corrupción, pues el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció. Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo por el conocimiento del señor y salvador Jesucristo, enredándose otra vez ellas son vencidos, su ultimo estado viene a ser peor que le primero. Mejor les hubiera sido no haber conocido  el camino de la justicia que, después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo que con verdad dice el proverbio:" El perro vuelve a su vomito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno".

3 Amados, esta es la segunda carta que os escribo. En ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento, para que tengáis memoria de las  palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador, dado por vuestros apóstoles. Sabed ante todo que en los ultimo días vendrán burladores, andando según sus propias pasiones y diciendo:"¿Donde esta la promesa de su advenimiento?. Porque desde el día  en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación". Estos ignoran voluntariamente que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por la cual el mundo de entonces pereció anegado en agua. Pero los cielos y la tierra que existen ahora están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. Pero , amados, no ignoréis que, para el señor, un día es como mil años y mil años como un día. El señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del señor vendrá como ladrón en la noche. Entonces los cielos pasaran con gran estruendo, los elementos ardiendo serán deshechos y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas las cosas han de ser deshechas, ¡como no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día  de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!. Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por eso, amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por el sin mancha e irreprochables, en paz. Y tened entendido que la paciencia de nuestro señor es para salvación; como también nuestro amado hermano pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito en casi todas sus epístolas , hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen (como también las otras escrituras) para su propia perdición. Así que vosotros, amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro señor y Salvador Jesucristo. A el  sea la gloria y hasta el día de la eternidad. Amen.

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