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La segunda epístola de juan (=2 jn) pertenece al genero epistolar, común en el mundo grecolatino de la época. En ella se consigna quien es  su remitente y quien su destinatario, y se incluyen saludos personales al comienzo y al final del texto. Sin embargo, en el presente caso el autor prefiere silenciar su propio nombre e identificarse simplemente  como el anciano. Del mismo modo, sin aportar seña alguna de identidad, dirige la carta a una cierta señora elegida y a sus hijos, designación que probablemente no corresponda a una dama y su familia en particular, sino a toda una comunidad cristiana: quizás alguno de los pequeños núcleos surgidos no lejos de la gran ciudad de efeso, en la provincia romana de Asia, durante la ultima década del primer siglo. El titulo de anciano (presbítero en griego) que se da al autor de 2 juan puede significar tanto que tenia edad avanzada en el momento de redactarla  como que era ministro o dirigente de la iglesia. En uno u otro caso, lo cierto es que en este anciano se ha visto tradicionalmente al apóstol juan, a quien se ha  atribuido la autoría de las tres epístolas juaninas. El propósito de 2 juan es prevenir a un  grupo de creyentes sobre las enseñanzas de ciertos engañadores, falsos maestros que andaban predicando doctrinas contrarias a la divinidad de Jesucristo, negando la encarnación del hijo de Dios y haciéndose acreedores a la calificación de anticristo. Frente a la actuación de tales personas, juan exhorta a los cristianos a permanecer firmes en la verdad y a mantenerse unidos por el vinculo del amor, que es el mandamiento dado por Dios desde el principio. Al perseverar en la doctrina de Cristo, el creyente tiene al padre  y al hijo, es decir, esta en comunión con Dios. Salutación (cap. 1-3). Permaneced en la doctrina de Cristo (cap. 4-11). Espero ir a vosotros (cap. 12-13).

2ª Epístola de San Juan Apóstol

El Anciano, a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no solo yo, sino también todos los que han conocido la verdad, acusa de la verdad que permanece en nosotros y estará para siempre con nosotros: Sea con vosotros gracia, misericordia y paz de Dios Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del padre, en verdad y en amor. Mucho me regocije porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del padre. Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros. Y este es el amor: que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio. Muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien  esto  hace es el engañador y el anticristo. Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis  el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis la recompensa completa. Cualquiera que extravía y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ese si tiene al padre y al hijo. Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa ni le digáis: "¡Bienvenido!", porque el que le dice:"¡Bienvenido"! participa en sus malas obras. Tengo muchas cosas que escribiros, pero no he querido hacerlo  por medio de papel  y tinta, pues espero ir a vosotros y hablar cara a cara, para nuestro gozo sea completo. Los hijos de tu hermana, la elegida, te saludan. Amen.

 

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