En
la vida del apóstol pablo tesalónica (la actual Salónica) era la
capital de la provincia romana de macedonia. Su numerosa población
estaba formada por una mezcla de residentes nativos y extranjeros,
agrupados estos últimos en colonias de las mas diversas nacionalidades.
Entre estas se contaba la judía, que debía ser importante puesto que
disponía de su propia sinagoga. Pablo y sus colaboradores fueron los
primeros en llevar a Europa el evangelio de Jesucristo habiendo zarpado
del puerto de troas, desembarcaron en neapolis y luego se dirigieron a
filipos desde don de pasando por anfipolis y apolonia arribaron a tesalónica.
La actividad del apóstol en tesalónica dio como fruto la conversión
de algunos judíos, de los griegos
piadosos gran numero y mujeres nobles no pocas. Pero también
provoco los celos de judíos que no creían, los cuales alborotaron la
ciudad hasta el punto de obligar al apóstol a abandonarla
precipitadamente. Desde tesalónica pablo se dirigió
a berea"> a bereacorinto, donde alrededor
del año 50 redacto la epístola a los tesalonicenses (=Ts), la mas
antigua de las que conocemos del apóstol y probablemente también el
documento mas antiguo del NT. La intención de pablo era regresar pronto
a tesalónica pero no pudo hacerlo. Así es que desde Atenas mando a
Timoteo. En términos generales las noticias que le trajo Timoteo a su
regreso eran buenas aunque también hablaban de cierta falta de madurez
entre los cristianos de tesalónica. De todos modos
pablo se sintió satisfecho y no tardo en manifestarlo por
escrito. La primera de las dos secciones principales en que se divide el
texto esta precedida por un saludo y una acción de gracias. la segunda
sección contiene una exhortación a vivir en paz y en fidelidad a Dios.
El retorno del señor dice es inminente pero el momento desconocido. Por
lo tanto es necesario estar atentos y vigilantes puesto que su día
vendrá así como ladrón en la noche. La carta concluye con una
invitación a todos los creyentes para que cumplan con solicitud sus
responsabilidades como miembros de la iglesia de Jesucristo. |
Primera Epístola del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses
1
Pablo, silvano y Timoteo, a la
iglesia de los tesalonicenses en Dios padre y en el señor Jesucristo: Gracia y
paz sean a vosotros, de Dios nuestro padre y del señor Jesucristo. Damos
siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en
nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante de Dios y padre nuestro de
la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la
esperanza en nuestro señor
Jesucristo. Sabemos, hermanos amados de Dios, que el os ha elegido, pues nuestro
evangelio no llego a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en
el espíritu santo y en plena certidumbre. Bien sabéis como nos portamos entre
vosotros por amor de vosotros. Vosotros vinisteis a ser imitadores nuestros y
del señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con el gozo que
da el espíritu santo. De esta manera habéis sido ejemplo a todos los creyentes
de macedonia y de acaya, porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la
palabra del señor; y no solo en macedonia y acaya, sino también
en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no
tenemos necesidad de hablar de nada. Ellos mismos cuentan de nosotros como nos
recibisteis y como os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios
vivo y verdadero y esperar de los cielos a su hijo, al cual resucito de
los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.
2
Vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no fue en vano,
pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en filipos, como sabéis, Dios
nos dio valor para anunciaros su evangelio en medio de una fuerte oposición.
Nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño.
Al contrario, si hablamos es porque Dios nos aprobó y nos confió el evangelio.
No procuramos agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones,
porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos
avaricia. Dios es testigo. Tampoco buscamos gloria de los hombres, ni de
vosotros ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de cristo.
Antes bien, nos portamos con ternura entre vosotros, como cuida una madre con
amor a sus propios hijos. Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos
querido entregaros no solo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias
vidas, porque habéis llegado a sernos muy queridos. Os acordáis, hermanos, de
nuestro trabajo y fatiga; como, trabajando de noche y de día , para no ser
gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios. Vosotros
sois testigos, y Dios también, de cuan santa, justa e irreprochablemente nos
comportamos con vosotros los creyentes. También sabéis de que modo, como el
padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, y os
encargábamos que anduvierais como es digno de Dios, que os llamo a su reino y
gloria. Por lo cual también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, porque
cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis
no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la
cual actúa en nosotros los creyentes. Vosotros, hermanos, vinisteis a ser
imitadores de las iglesias de Dios en cristo Jesús
que están en jadea, pues habéis padecido de los de vuestra propia nación
las mismas cosas que ellas padecieron de
los judíos. Estos mataron al señor
Jesús y a sus propios profetas, y
a nosotros nos expulsaron; no agradan a Dios y se oponen a todos los hombre,
impidiéndonos hablar a los gentiles para que estos se salven. De esta manera
colman siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el
extremo. En cuanto a nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de
tiempo, de vista pero no de corazón, deseamos ardientemente ver vuestro rostro.
Por eso quisimos ir a vosotros, yo , pablo, ciertamente una y otra vez, pero
Satanás nos estorbo, pues ¿cuál es nuestra esperanza, gozo o corona de que me
glorié? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro señor Jesucristo, en su
venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo.
3
Por eso, no pudiendo soportarlo mas, acordamos quedarnos solo en Atenas,
y enviamos a Timoteo, nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador
nuestro en el evangelio de cristo, para confirmaros y exhortaros respecto a
vuestra fe, a fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones, porque
vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos. Cuando estábamos con
vosotros os predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones; y así sucedió,
como bien sabéis. Por eso también yo, no pudiendo soportar mas, envié para
informarme de vuestra fe, pues temía que os hubiera tentado el tentador y que
nuestro trabajo hubiera resultado en vano. Pero cuando Timoteo regreso, nos dio
buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordáis con cariño,
y que deseáis vernos, como también nosotros a vosotros. Por eso, hermanos, en
medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados al saber de
vuestra fe. De modo que ahora hemos vuelto a vivir, sabiendo que estáis firmes
en el señor. Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por
vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de
nuestro Dios, orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos
vuestro rostro y completemos lo que falte a
vuestra fe?. Pero el mismo Dios y padre nuestro, y nuestro señor
Jesucristo, dirija nuestro camino a vosotros. Y el señor os haga crecer y
abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos
nosotros para con vosotros. Que el afirme vuestros corazones, que os haga
irreprochables en santidad delante de Dios nuestro padre, en la venida de
nuestro señor Jesucristo con todos sus santos.
4
Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el señor Jesús
que, de la manera que aprendisteis de nosotros como os conviene
conduciros y agradar a Dios, así abundéis mas y mas.
Ya sabéis las instrucciones que os dimos por el señor Jesús. La
voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicacion; que
cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor, no en pasión
desordenada, como los gentiles que no conocen a Dios; que ninguno se agravie ni
engañe en nada a su hermano, porque, como
ya os hemos dicho y testificado, el señor es vengador de todo esto. Dios no nos
ha llamado a inmundicia, sino a santificación. Así que, el que desecha esto,
no desecha al hombre, sino a Dios, que también
nos dio su espíritu santo. Acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de
que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis
unos a otros; y también lo hacéis así como todos los hermanos que están por
toda macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello mas y mas.
Procurad tener tranquilidad, ocupándoos en vuestros negocios y trabajando con
vuestras manos de la manera que os hemos mandado, a fin de que os conduzcáis
honradamente para con los de afuera y no tengáis necesidad de nada. Tampoco
queremos, hermanos, que ignoráis acerca de los que duermen, para que no os
entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Si creemos que Jesús
murió y resucito, así también traerá Dios con Jesús
a los que durmieron en el. Por lo cual os decimos esto en palabra del señor:
que nosotros que vivimos, que
habremos quedado hasta la venida del señor, no precederemos a los que
durmieron. El señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con
trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces , los muertos en cristo
resucitaran primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al señor en
el aire, y así estaremos siempre con el señor. Por tanto, alentaos los unos a
los otros con estas palabras.
5
Acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que
yo os escriba, porque vosotros sabéis perfectamente
que el día del señor vendrá así como ladrón en la noche. Cuando
digan: “paz y seguridad”, entonces vendrá sobre ellos destrucción
repentina, como los dolores a la
mujer encinta, y no escaparan. Pero vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas,
para aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de
luz e hijos del día; no somos de la noche ni de
las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino vigilemos y
seamos nosotros sobrios, pues los que duermen, de noche duermen, y los que se
embriagan, de noche embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos
sobrios, habiéndonos vestido con la coraza
de la fe y del amor, y con la esperanza de salvación como casco. Dios no nos ha
puesto para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro señor
Jesucristo , quien murió por nosotros para que ya sea que vigilemos, o que
durmamos, vivamos juntamente con el. Por lo cual, animaos unos a otros y
edificaos unos a otros, así como lo estáis haciendo. Os rogamos, hermanos, que
reconozcáis a los que trabajan entre vosotros y os presiden en el señor y os
amonestan. Tenedlos en mucha estima
y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros. También os rogamos,
hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco animo, que
sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. Mirad que
ninguno pague a otro mal por mal, antes seguid siempre
lo bueno unos para con otros y para con todos. Estad siempre gozosos.
Orad sin cesar, dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con
vosotros en cristo Jesús. No apaguéis al espíritu. No menospreciéis las
profecías. Examinadlo todo y retened lo bueno. Absteneos de
toda especie de mal. Que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo
vuestro ser –espíritu, alma y cuerpo- sea guardado irreprochable para la
venida de nuestro señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también
lo hará. Hermanos, orad por nosotros. Saludad a todos los hermanos con beso
santo. Os encargo encarecidamente , por el señor, que esta carta se lea a todos
los santos hermanos. La gracia de nuestro señor Jesucristo sea con vosotros.
Amen.