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Una mirada panorámica a los dos libros de Samuel (que en realidad son una sola obra,  en dos tomos) descubre al punto la presencia sobresaliente de tres nombres de la historia de Israel: Samuel, Saúl y David, y de un  acontecimiento muy importante: la integración de las tribus israelitas en un cuerpo nacional gobernado por un único soberano. La narración comienza con el nacimiento de Samuel y concluye con los últimos tiempos de la vida de David; o sea aproximadamente entre la primera parte del s.XI y la primera del X a.C. Samuel  no solo fue el ultimo representante de los jueces y caudillos de los tiempos de anarquía. Sino el primero de los grandes profetas de Israel. Así mismo, el ungimiento de sus dos primeros reyes, Saúl y David, dio paso a la institución de la monarquía y a la dinastía davídica. Tras un triunfal comienzo (1s11) el reinado de Saúl (c.1040- 1010) entro en decadencia. En su derredor, el rey veía continuas amenazas contra su autoridad y sin duda contra su propia su vida. En tales circunstancias, el señor lo desestimo y envió al profeta Samuel a ungir a David como nuevo rey de Israel. A David (c.1010-972 a.C.) que representa el monarca ideal, se debe en verdad la unidad y la independencia de la nación. La profunda religiosidad de David es una constante en su biografía; también su preocupación por asentar sobre bases firmes la administración de justicia y la organización del reino. De ahí que la personalidad de David resultara idealizada entré el  pueblo de Israel, aun cuando tampoco dejara de reconocérsele flaquezas y pecados, como el adulterio con betsabe y la muerte de urias. Pero, en todo caso, tanto el reinado como la persona misma del rey David dejaron huella indeleble en el mundo israelita, que en el vio prefigurado al Mesías, al ungido por el señor para hacer realidad las grandes promesas y esperanzas del pueblo. El relato del dramático final del rey, con que se cierra el primer libro de Samuel (=1S), prosigue al comenzar el segundo. Infancia de Samuel, profeta y juez sobre Israel (cap. 1-7) Institución de la monarquía y reinado de Saúl (cap. 8-15)  David ungido rey para suceder a Saúl (cap. 16-31).

Primer Libro de Samuel

1 Hubo un hombre de remataim, sufita de los montes de Efraín, que se llamaba elcana hijo de jeroham hijo de Eliu, hijo de thu, hijo de zuf, efrateo. Tenia dos mujeres; el nombre de una era ana, y el de la otra, penina. Penina tenia hijos, pero ana no los tenia. Todos los años aquel hombre subía de su ciudad para adorar y ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en silo, donde estaban dos hijos de eli: ofni y finees, sacerdotes de Jehová. Cuando llegaba el día en que elcana ofrecía sacrificio, daba a penina, su mujer, la parte que le correspondía, así como a cada uno de sus hijos e hijas. Pero a ana le daba una parte escogida, porque amaba a ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos. Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola porque Jehová no le había concedido tener hijos. Así hacia cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así, por lo cual ana lloraba y no comía. Y elcana, su marido le decía: ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y porque esta afligido  tu corazón? ¿ no te soy yo mejor que diez hijos?. Después de comer y beber en silo ana se levanto y mientras el sacerdote eli estaba sentado en la silla junto a un pilar del templo de Jehová, ella, con amargura de alma, oro a  Jehová y lloro desconsoladamente. E hizo voto diciendo:  ¡ Jehová de los ejércitos! Si te dignas de mirar a la aflicción  de tu sierva, sino que das a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicare a Jehová todos los días de su vida, y no pasara navaja por su cabeza. Mientras ella oraba largamente delante de  Jehová, eli observaba sus labios. Pero ana oraba en silencio y solamente se movían sus labios; su voz no se oía, por lo que eli la tuvo por ebria. Entonces le dijo eli: - ¿hasta cuando estarás ebria? ¡ digiere tu vino! Pero ana le respondió: - no, señor mío; soy una mujer atribuladda de espíritu. No he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía, porque solo por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he estado hablando hasta ahora. – ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que has hecho – le dijo eli. – halle tu sierva gracia delante de tus ojos – respondió ella. Se fue la mujer por su camino, comió,  y no estuvo mas triste. Se levantaron de mañana, adoraron delante de Jehová y volvieron de regreso a su casa en rama. Elcana se llego a ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, por cuanto  - dijo- se lo pedí a Jehová. Después elcana, el marido, subió con toda su familia para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto. Pero ana no subió, sino dijo a su marido: - yo no subiré hasta que el niño sea destetado. Entonces  lo llevare , será presentado delante de Jehová y se quedara allá para siempre. Elcana su marido ,le respondió: - haz lo que bien te parezca y quédate hasta que lo detestes; así cumpla Jehová su palabra. Se quedo la mujer y crió a su hijo hasta que lo destetó. Después que lo desteto, y siendo el niño aun muy pequeño, lo llevo consigo a la casa de Jehová en silo, con tres becerros, un efa de harina y una vasija de vino. Tras inmolar el becerro, trajeron al niño a eli. Y ana le dijo: - ¡ oh, señor mío !  vive tu alma señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues,  lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoro allí a Jehová.

2 Entonces ana oro y dijo: mi corazón se regocija en Jehová, mi poder se exalta en Jehová; mi boca se ríe de mis enemigos, por cuanto me alegre en tu salvación. No hay santo como Jehová; porque no hay nadie fuera de ti ni refugio  como el Dios nuestro. No multipliquéis las palabras de orgullo y altanería; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca, porque Jehová es el Dios que todo lo sabe y a el le toca pesar las acciones. Los arcos de los fuertes se han quebrado y los débiles se ciñen de vigor. Los saciados se alquilan por pan y los hambrientos dejan de tener hambre; hasta la estéril da a luz siete veces, mas la que tenia muchos hijos languidece. Jehová da la muerte y la  vida; hace descender al seol y retornar. Jehová empobrece y enriquece, abate y enaltece. El levanta del polvo al pobre; alza del basurero al menesteroso, para hacerlo sentar con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque Jehová son las columnas de la tierra; el afirmo sobre ellas el mundo. El guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas; porque nadie será fuerte por  su propia fuerza. Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios y sobre ellos tronara desde los cielos. Jehová juzgara los confines de la tierra, dará poder a su rey y exaltara el poderío de su ungido. Luego elcana regreso a su casa en rama, y el niño se quedo para servir a Jehová junto al sacerdote eli. Los hijos de eli eran hombres impíos, que no tenían conocimiento de Jehová. Y era costumbre de los sacerdotes con el pueblo, que cuando alguien ofrecía holocausto, mientras se cocía la carne, venia el criado del sacerdote trayendo en su mano un garfio de tres dientes y lo metía en el perol, en la olla, en el caldero o de la marmita; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para si. De esta manera hacían con todo israelita que  venia a silo. Asimismo, antes de quemar la grasa, venia el criado del sacerdote y decía al que sacrificaba: dame carne para asársela al sacerdote; porque no aceptara de ti carne cocina sino cruda. Y si el hombre le respondía: hay que quemar la grasa primero,  y después toma tanto como quieras, el decía: no, damela ahora mismo; de otra manera la tomare por la fuerza. Así pues, el pecado de estos ayudantes era muy grande ante Jehová, porque menospreciaban las ofrendas de Jehová. Y el joven Samuel servia en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino. Su madre le hacia una pequeña túnica y se la traía cada año, cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado. Entonces  eli bendecía a elcana y a su mujer en lugar del que pidió a Jehová. Luego regresaban a su casa. Visito Jehová a ana y ella concibió; y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová. Eli era muy viejo, pero cuando supo lo que sus hijos hacían con todo Israel y como dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión, les dijo: ¿por qué hacéis estas cosas semejantes? Oigo hablar a todo este pueblo vuestro mal proceder. No, hijos míos, porque no es buena la fama la que yo oigo, pues hacéis pecar al pueblo de Jehová. Si peca el hombre contra el hombre, los jueces lo juzgaran; pero si alguno  peca contra Jehová, ¿quién rogara por el?. pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová había resuelto hacerlos morir. Mientras tanto, el joven Samuel e iba creciendo y haciéndose grato delante de Dios y delante de los hombres. Vino un varón de Dios ante eli, y le dijo:  así ha dicho Jehová: ¿no me manifesté yo claramente a la casa de tu padre cuando estaba en Egipto en la casa del faraón? Lo escogí para que fuera mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciera sobre mi altar, quemara incienso y llevara efod delante de mi. Yo concedí  a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel. ¿por qué habéis pisoteado los sacrificios y las ofrendas que yo mande ofrecer en el tabernáculo? ¿por qué  has honrado a tus hijos mas que a mi, haciéndoles engordar con lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?. Por eso Jehová Dios de Israel, dice: yo había prometido  que tu casa y la casa de tu padre andarían siempre delante de mi; pero ahora ha dicho Jehová: nunca haga yo tal cosa, porque yo honro a los que me honran y los que me desprecian serán tenidos en poco. Vienen días en que cortare tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo de que no haya ancianos en tu casa. Veras tu casa humillada, mientras Dios colma de bienes a Israel, de manera que nunca habrá ancianos en tu casa. Aquel de los tuyos a quien yo no excluya del servicio del altar, será para que se consuman tus ojos y se llene tu alma de dolor; y todos los nacidos en tu casa morirán en la plenitud de la edad. Te será por  señal esto que acontecerá a tus dos hijos, ofni y finees: ambos morirán el mismo día. En cambio, yo me suscitare un sacerdote fiel, que obre conforme a mi corazón y  mis deseos; le edificare casa firme y andará delante de mi ungido todos los días. El que haya quedado en tu casa vendrá a postrarse delante de el por una moneda de plata y un bocado de pan y le dirá: te ruego que me agregues a alguno de los servicios sacerdotales para que pueda comer un bocado de pan.

3  El joven Samuel servia a Jehová en presencia de eli; en aquellos días escaseaba la palabra de Jehová y no eran frecuentes las visiones. Un día estaba eli acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver. Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde se encontraba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuera apagada, Jehová llamo a Samuel. Este respondió: he aquí. Y corriendo luego adonde estaba eli, dijo:  - heme aquí; ¿para que me llamaste? – yo no he llamado; vuelve y acuéstate – respondió eli. El se fue y se acostó. Jehová volvió a llamar a Samuel. Se levanto Samuel, vino adonde  estaba eli y le dijo: -  heme aquí; ¿para que me has llamado? – hijo mío, yo no he llamado; vuelve y acuéstate – le respondió eli. Samuel no había conocido aun a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada. Jehová pues llamo por tercera vez a Samuel. Y el se levanto vino  ante eli y le dijo:  - heme aquí; ¿para que me has llamado? Entonces entendió eli que Jehová llamaba al joven y le dijo: -  ve y acuéstate; y si te llama, di: habla, Jehová, que tu siervo escucha. Así se fue Samuel y se acostó en su lugar. Vino Jehová, se paro y llamo como las otras veces:  - ¡ Samuel, Samuel! Entonces Samuel le dijo:  - habla que tu siervo escucha. Dijo Jehová Samuel: - yo haré una cosa en Israel que a quien la oiga le zumbaran ambos oídos. Aquel día yo cumpliré contra eli todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin. Y le mostrare que yo juzgare su casa para siempre, por la iniquidad que el sabe; porque sus hijos han blasfemado contra Dios y el no se lo ha impedido. Por tanto, yo he jurado a la casa de eli que la iniquidad de su casa no será espiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas. Samuel se quedo acostado hasta la mañana, y después abrió las puertas de la casa de Jehová; pero no temía contar la visión a eli.  Entonces eli lo llamo y le dijo: - Samuel hijo mío. – heme aquí – respondió  el. eli dijo: - ¿qué te ha dicho? Te ruego que no me lo ocultes. Traiga Dios sobre ti el peor de los castigos, si me ocultas una palabra de todo lo que hablo contigo. Entonces Samuel se lo manifestó todo, sin ocultarle nada.  Y eli dijo: - el es Jehová; que haga lo que mejor le parezca. Samuel crecía y Jehová estaba con el; y no dejo sin cumplir ninguna de sus palabras. Todo Israel, desde dan hasta beerseba, supo que Samuel era fiel profeta de Jehová. Y Jehová volvió a aparecer en silo, porque en silo se manifestaba a Samuel  la palabra de Jehová.

4 Samuel hablaba a todo Israel. Por aquel tiempo salió Israel a librar batalla con los filisteos, y  acampo junto a eben-ezer, mientras los filisteos acamparon en  afec. Los filisteos presentaron batalla a Israel y trabándose el combate, Israel fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en el campo de batalla como a cuatro mil hombres. Cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿por qué  nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Vayamos a silo y traigamos el arca del pacto de Jehová, para que, estando en medio de nosotros, nos salve de manos de nuestros enemigos. El pueblo envió gente a silo y trajeron de allá el arca del pacto de Jehová de los ejércitos, que habitaba entre los querubines; y los dos hijos de eli, ofni y finees, estaban allí con el arca del pacto de Dios. Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llego al campamento, todo Israel grito con jubilo tan grande que la tierra tembló. Al escuchar los filisteos las voces de jubilo dijeron: ¿qué gritos de jubilo son estos en el campamento de los hebreos?.  Y  supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento. Entonces los filisteos tuvieron miedo, porque se decían:  ha venido Dios al campamento. Y exclamaron: ¡ ay de nosotros!, pues hasta ahora no había sido así. ¡ ay de nosotros!  ¿Quién nos librara de manos de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda clase de plagas en el desierto. Esforzaos filisteos y sed hombres, para que no sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a vosotros; sed hombres y pelead. Pelearon pues, los filisteos e Israel fue vencido; cada cual huyo a su tienda y hubo una muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie. El arca de Dios fue tomada y murieron los dos hijos de eli, ofni y finees. Un hombre de benjamín salió corriendo del campo de batalla y llego aquel mismo día a silo, rotos sus vestidos y la cabeza cubierta de tierra. Cuando llego, eli estaba sentado en una silla vigilando junto al camino, porque su corazón temblaba a causa del arca de Dios. Vino, pues, aquel hombre a la ciudad y al dar las noticias, toda la ciudad grito. Cuando eli oyó el estruendo de la gritería, pregunto:  -  ¿por qué  hay tanto alboroto?  Aquel hombre vino de prisa y le dio las noticias a eli. Ya este tenia noventa y ocho años de edad y sus ojos se habían oscurecido, de modo que no podía ver. Dijo, pues, aquel hombre a eli: - vengo de la batalla, he escapado hoy del combate. - ¿qué ha acontecido hijo mío? – le pregunto eli. El mensajero respondió: -  Israel huyo delante de los filisteos y hubo gran mortandad entre el pueblo. Han muerto también tus dos hijos, ofni y finees, y el arca de Dios ha sido tomada. Cuando el mensajero hizo mención del arca de Dios, Eli cayo de su silla hacia atrás, al lado de la puerta,  y se desnuco y murió, pues era hombre viejo y pesado. Había sido juez en Israel durante cuarenta años. Su nuera, la mujer de finees, estaba encinta y próxima al alumbramiento. Cuando oyó el rumor de que el  arca de Dios había sido tomada y que su suegro y su marido habían muerto, se inclino y dio a luz, pues le sobrevinieron sus dolores de repente. Al tiempo que moría, las que estaban junto a ella le decían: no tengas temor, porque has dado a luz un hijo. Pero ella no respondió ni se dio por enterada. Y llamo al niño icabob, diciendo: ¡ la gloria has sido desterrada de Israel, por haber sido tomada el arca de Dios y por la muerte de su suegro y de su marido. Dijo pues: la gloria ha sido desterrada de Israel, porque había sido tomada el arca de Dios.

5  Cuando los filisteos capturaron el arca de Dios, la llevaron desde eben-ezer a asdod. Tomaron los filisteos el arca de Dios, la metieron en la casa de dagón y la pusieron  junto a dagón. Cuando al siguiente día  los de asdod se levantaron de mañana, encontraron  a dagón postrado en tierra delante del arca de Jehová. Tomaron a dagón y lo devolvieron a su lugar. Al levantarse de nuevo de mañana, al siguiente día, dagón había caído postrado en tierra delante del arca de Jehová, y la cabeza de dagón  y sus dos manos estaban cortadas sobre el umbral; a dagón solamente le quedaba el tronco. Por esta causa, los sacerdotes de dagón y todos los que entran en el templo de dagón no pisan el umbral de dagón en asdod, hasta el día de hoy.  La mano de Jehová cayo sobre los de asdod y los destruyo, hiriéndolos con tumores, en asdod y en todo su territorio. Al ver esto, los de asdod dijeron: que no se quede entre nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano se ha endurecido contra nosotros y contra nuestro dios dagón. Convocaron pues, a todos los príncipes de los filisteos y les preguntaron: - ¿qué haremos con el arca del Dios de Israel? Ellos respondieron: - trasládese el arca de Dios  de Israel a gat. Y trasladaron  allá  el arca del Dios de Israel. Pero cuando se la llevaron, la mano de Jehová  cayo sobre la ciudad provocando un  gran pánico y afligió  a los hombres de aquella ciudad, y desde el mas pequeño hasta el mayor se llenaron de tumores. Entonces enviaron el arca de Dios a ecron. Pero cuando el arca de Dios llego a ecron, los ecronitas exclamaron: nos han traído el arca de Dios de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo. Convocaron y reunieron a todos los príncipes de los filisteos y les dijeron: enviad el arca del Dios de Israel, y regrese a su lugar, para que no nos mate a nosotros ni a nuestro pueblo, pues había un terror mortal en toda la ciudad, porque la mano de Dios los había castigado duramente. Los que no morían estaban llenos de tumores y el clamor de la ciudad subía al cielo.

6 Estuvo el arca de Jehová en la tierra de los filisteos siete meses. Entonces los filisteos, llamando a los sacerdotes y adivinos, preguntaron: - ¿qué haremos con el arca de Jehová? Hacednos saber de que manera podemos  devolverla a su lugar. Ellos dijeron: - si enviáis el arca del Dios de Israel, no la enviéis vacía, sino ofrecedle una reparación; entonces seréis sanos y conoceréis por que no se aparto de vosotros su mano. Ellos dijeron: - ¿ y que reparación le pagaremos? Ellos respondieron: - conforme al numero de los príncipes de los filisteos, cinco tumores de oro  y cinco ratones de oro, porque una misma plaga os ha afligido a todos vosotros y  a vuestros príncipes. Haréis pues, figuras de vuestros tumores y de  los ratones que destruyen la tierra,  y daréis gloria al Dios de Israel; quizá aligere su mano sobre vosotros, sobre vuestros dioses y sobre vuestra tierra. ¿por qué endurecéis vuestro corazón, como los egipcios y el faraón endurecieron su corazón? Después que los había tratado así, ¿no los dejaron ir y se fueron? Haced pues, ahora un carro nuevo y tomad luego dos vacas que críen, a las cuales no haya sido puesto yugo, uncid las vacas al carro, pero no dejéis que sus becerros vayan tras ellas, sino hacedlos volver al establo. Tomareis luego el arca de Jehová y la pondréis sobre el carro, y  las joyas de oro que le habéis de pagar como ofrenda por la culpa las pondréis en una caja al lado de ella; y dejareis que se vaya. Y observareis; si sube por el camino de su tierra a bet-semes, el nos ha hecho este mal tan grande; y si no, sabremos que no es su mano la que nos ha herido, sino que esto ocurrió por accidente. Aquellos hombres lo hicieron así. Tomaron dos vacas que criaban, las uncieron al carro y encerraron en el establo sus becerros. Luego pusieron el arca de Jehová, la caja con los ratones de oro y las figuras de sus tumores sobre el carro de bet-semes,  y seguían recto,  andando y bramando, sin apartarse  ni a derecha ni a izquierda del camino. Los príncipes de los filisteos fueron tras ellas hasta el limite de bet-semes. Los de bet-semes estaban segando el trigo en el valle. Al levantar los ojos, divisaron el arca  y se regocijaron de verla. El carro llego al campo de Josué de bet-semes y se paro allí donde había una gran piedra. Ellos cortaron la madera del carro y ofrecieron las vacas en holocausto a Jehová. Los levitas bajaron el arca de Jehová y la caja que estaba junto a ella, en la cual se encontraban las joyas de oro, y las pusieron sobre aquella gran piedra. Los hombres de bet-semes sacrificaron holocaustos y dedicaron sacrificios a Jehová en aquel día. Cuando vieron esto los cinco príncipes de los filisteos, regresaron a ecron en el mismo día. Estos fueron los tumores de oro que pagaron los filisteos en reparación a Jehová; por asdod uno, por gaza uno, por ascalon uno, por gat uno, por ecron uno. Y los ratones de oro fueron conforme al numero de todas las ciudades de los filisteos pertenecientes a los cinco príncipes, así las ciudades fortificadas como las aldeas sin muro. La gran piedra sobre la cual pusieron el arca de Jehová esta en el campo de Josué de bet-semes hasta hoy. Entonces Dios hizo morir a los hombres de bet-semes, porque habían mirado dentro del arca de Jehová. Hizo morir a cincuenta mil setenta hombres del pueblo. Y lloro el pueblo, porque Jehová lo había herido con una mortandad tan grande. Los de bet-semes dijeron: ¿quién podrá estar delante de Jehová, el Dios santo? ¿ a quien le enviaremos nosotros? Entonces enviaron mensajeros a los habitantes de quiriat-jearim, diciendo: los filisteos han devuelto el arca de Jehová; descended, pues, y lleváosla.

7  Vinieron los de quiriat-jearim, se llevaron el arca de Jehová y la pusieron en casa de abinadab, situada en el collado; y santificaron a eleazar, su hijo, para que guardara el arca de Jehová. Desde el día en que llego el arca a quiriat-jearim pasaron muchos días, veinte años; y toda la casa de Israel suspiraba por Jehová. Hablo entonces Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová y servidle solo a el, y el os librara de manos de los filisteos. Entonces los hijos de Israel quitaron a los baales y a astarot y sirvieron solo a Jehová. Luego dijo Samuel: reunid a todo Israel en mizpa y yo orare  por vosotros a Jehová. Se reunieron pues, en mizpa se sacaron agua y la derramaron delante de Jehová; ayunaron aquel día allí  y dijeron: contra Jehová hemos pecado. Y juzgo Samuel a los hijos de Israel en mizpa. Cuando supieron los filisteos que los hijos de Israel estaban reunidos en mizpa, subieron los príncipes de los filisteos contra Israel; al oír esto, los hijos de Israel tuvieron temor de los filisteos. Entonces dijeron los hijos de Israel a Samuel: no ceses de clamar por nosotros a Jehová nuestro Dios, para que nos guarde de manos de los filisteos. Tomo Samuel un cordero de leche y lo sacrifico entero en holocausto a Jehová; y clamo Samuel a Jehová por Israel, y Jehová lo escucho. Mientras Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel. Pero Jehová trono aquel día con gran estruendo sobre los filisteos, los atemorizo y fueron  vencidos delante de Israel. Los hijos de Israel salieron de mizpa, siguieron a los filisteos y los hirieron hasta debajo de bet-car. Tomo luego Samuel una piedra, la coloco entre mizpa y sen, y le puso por nombre eben-ezer porque dijo: hasta aquí nos ayudo Jehová. Así fueron sometidos los filisteos y no volvieron a entrar mas en el territorio de Israel; y la mano de Jehová estuvo contra los filisteos todos los días de Samuel. Fueron restituidas a los hijos de Israel las ciudades que los filisteos habían tomado a los israelitas, desde ecron hasta gat; e Israel libro su territorio de manos de los filisteos. También hubo paz entre Israel y el amorreo. Samuel juzgo a Israel todo el tiempo que vivió. Hacia cada año un recorrido por bet-el, gilgal y mizpa. Juzgaba a Israel en todos estos lugares. Después volvía a rama, porque allí estaba su casa. Allí juzgaba a Israel y también  allí edifico un altar a Jehová.

8 Aconteció que cuando Samuel envejeció puso a sus hijos por jueces sobre Israel. Su hijo primogénito se llamaba joel, y el segundo abias; ambos eran jueces en beerseba. Pero no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, sino que se dejaron llevar por la avaricia dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho. Entonces todos los ancianos  de Israel se reunieron y vinieron a rama para ver a Samuel, y le dijeron: tu has envejecido  y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, danos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones. Pero no agrado a Samuel que le dijeran:  danos un rey que nos juzgue, y oro a Jehová. Dijo Jehová a Samuel: oye la voz del pueblo en todo lo que ellos digan; porque no te han desechado a ti, sino a mi me han desechado, para que no reine sobre ellos. Conforme a todas las obras que han hecho desde el día que los saque de Egipto hasta hoy, dejándome a mi y sirviendo a dioses ajenos, así hacen también contigo. Ahora pues, oye su voz; pero hazles una advertencia solemne y muéstrales como los tratara el rey que reinara sobre ellos. Samuel repitió todas las palabras de Jehová al pueblo que le había pedido el rey. Dijo, pues: - así hará el rey que reine sobre vosotros: tomara vuestros hijos y los destinara a sus carros y sus agentes de a caballo, para que corran delante de su carro. Los empleara como jefes de millar y jefes de cincuentenas; los pondrá a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que fabriquen sus armas de guerra y los pertrechos  de sus carros. Tomara también a vuestros hijas para perfumistas, cocineras y amasadoras. Asimismo tomara lo mejor de vuestras  tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, para dárselo a sus siervos. Diezmara vuestro grano y vuestras viñas para dárselo a sus oficiales  y a sus siervos. Tomara vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes y vuestros asnos, para emplearlos en  sus obras.  Diezmara también vuestros rebaños y seréis sus siervos. Aquel día os lamentareis a causa del rey que habréis elegido, pero entonces Jehová no os responderá. Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel y dijo: - no. Habrá un rey sobre nosotros, y seremos también como todas las naciones. Nuestro rey nos gobernara, saldrá delante de nosotros y hará nuestras guerras. Oyó Samuel todas las palabras del pueblo y las repitió a oídos de Jehová. Pero Jehová dijo a Samuel: - oye su voz y dales un rey. Entonces dijo Samuel a los varones de Israel: - volveos cada uno a vuestra ciudad.

9 Había un hombre de benjamín, hombre valeroso, el cual se llamaba cis hijo de abiel hijo de zeror, hijo de becorat hijo de afia hijo de benjaminita. Tenia el un hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro mas hermoso que el; de hombros de arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo. Un día se perdieron las asnas de cis, padre de Saúl; por lo que dijo cis a su hijo Saúl: toma ahora contigo alguno de los criados, levántate y ve a buscar las asnas. Y el atravesó los montes de Efraín, y de allí paso a la tierra de salisa, y no la hallaron. Pasaron luego por la tierra de saalim y tampoco. Después pasaron por la tierra de benjamín, y no las encontraron. Cuando vinieron a la tierra de zuf, Saúl dijo al criado que tenia consigo: - ven, volvámonos; porque quizá mi padre haya olvidado la preocupación por las asnas y este intranquilo por nosotros. El le respondió: - en esta  ciudad hay un varón de Dios;  es un hombre muy respetado: todo lo que el dice acontece sin falta. Vamos, pues, allá; quizá nos dará algún indicio acerca del objeto por el cual emprendimos nuestro camino. Respondió Saúl  a su criado: - vamos ahora; pero ¿ que llevaremos a ese hombre?  Porque el pan de nuestras alforjas se ha  acabado, y no tenemos que ofrecerle al varón de Dios. ¿qué le podemos dar? Entonces replico el criado y dijo a Saúl: - mira de un siclo de plata; se lo daré al varón de Dios, para que nos indique el camino. (antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía: venid  y vamos al vidente; porque al que hoy se llama profeta, entonces se le llamaba vidente.) dijo entonces Saúl a su criado: - dices bien; anda, vamos. Y se fueron a la ciudad donde estaba el varón de Dios. Cuando subían por la cuesta de la ciudad, hallaron una jóvenes que salían por agua, a las cuales dijeron: - ¿esta en este lugar el vidente? Ellas respondieron: - si; aquí esta. Daos prisa pues precisamente ha venido a la ciudad en atención a que el pueblo tiene hoy un sacrificio en el lugar alto. En cuanto entréis en la ciudad, buscadlo, antes que suba al lugar alto a comer; pues el pueblo no comerá hasta que el haya llegado, por cuanto el es el que bendice el sacrificio; después de esto comen los convidados. Subid,  pues ahora porque lo hallareis. ellos  subieron entonces a la ciudad; y cuando estaban en medio de ella, vieron a Samuel que venia hacia ellos para subir al lugar alto. Un día antes de la llegada de Saúl, Jehová había hecho a Samuel esta revelación: mañana a esta misma hora yo enviare a ti un hombre de la tierra de benjamín, al cual ungirás como príncipe sobre mi pueblo  Israel, y el salvara a mi pueblo de manos de los filisteos; porque yo he visto la aflicción de mi pueblo y su clamor ha llegado hasta mi. Cuando Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: este es el hombre del cual te hable; el  gobernara a mi pueblo. Acercándose, pues, Saúl a Samuel en medio de la puerta, le dijo: - te ruego que me enseñes donde esta la casa del vidente. Samuel respondió: - yo soy el vidente; sube delante  de mi al lugar alto y come hoy conmigo. Mañana por la mañana te despediré y te descubriré todo lo que hay en tu corazón. En cuanto a las asnas que se te perdieron hace ya tres días, pierde cuidado de ellas, porque han sido halladas. Además, ¿para quién es todo lo que hay de codiciable en  Israel, sino para ti y para toda la casa de tu padre?. Saúl respondió  y dijo: - ¿no soy yo hijo de benjamín, de la mas pequeña de las tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la mas pequeña de todas las familias de la tribu de benjamín? ¿por qué pues, me has  dicho cosa semejante?. Entonces Samuel tomo a Saúl  y su criado, los introdujo a la sala y les dio un lugar a la cabecera de los convidados, que eran unos treinta hombres. Después dijo Samuel al cocinero: -  trae acá la porción que te di, la que te dije que guardaras aparte. Entonces alzo el cocinero una espaldilla, con lo que estaba sobre ella, y la puso delante de Saúl, y Samuel dijo: - aquí tienes  lo que estaba reservado; ponlo delante de ti y come, porque para esta ocasión se te guardo, cuando dije: yo he convidado al pueblo. Saúl comió aquel día con Samuel. Cuando hubieron descendido del lugar alto a la ciudad, el hablo con Saúl en la azotea. Al otro día madrugaron; al despuntar el alba, Samuel llamo a Saúl, el cual estaba en la azotea, y le dijo: - levántate, para que te despida. Luego se levanto Saúl, y salieron ambos, el y Samuel.  Habían descendido al extremo de la ciudad, cuando Samuel dijo a Saúl:  - di al criado que se adelante – y se adelanto el criado-, pero espera tu un poco para que te declare la palabra de Dios.

10 Tomo entonces Samuel una redoma de aceite, la derramo sobre su cabeza, lo beso y le dijo: - ¿ no te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel? Hoy, después que te hayas apartado de mi, hallaras dos hombres junto al sepulcro de Raquel, en selsa, en el territorio de benjamín, los cuales te dirán: las asnas que habías ido a buscar se han hallado; tu padre ha dejado ya de inquietarse por las asnas,  y esta afligido por vosotros y dice: ¿qué haré acerca de mi hijo?. Mas adelante, cuando llegues a la encina de tabor, te saldrán al encuentro tres hombres que suben a  Dios, en bet-el, llevando unos tres cabritos, otros tres tortas de pan y el tercero una vasija de vino. Luego que te han saludado, te darán dos, dos panes, que tu tomaras de su mano. Después de esto llegaras al collado de Dios, donde esta la guarnición de los filisteos; y cuando entres en la ciudad encontraras una compañía de profetas que descienden del lugar alto, precedidos de salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando. Entonces el espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder y profetizaras con ellos y serás mudado en otro hombre. Cuando se te hayan cumplido estas señales, haz lo que te parezca bien, porque Dios esta contigo. Luego bajaras delante de mi a gilgal; entonces descenderé yo junto a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo vaya a tu encuentro y te enseñe lo que has de hacer. Aconteció luego que apenas volvió el la espalda para apartarse de Samuel, le mudo Dios el corazón; y todas estas señales acontecieron en aquel día. Cuando llegaron allá al collado, la compañía de los profetas les salió al encuentro. Entonces el espíritu de Dios vino sobre el con poder, y profetizo entre ellos. Todos los que lo conocían de antes, al verlo que profetizaba con los profetas, se decían unos a otros: ¿qué le ha sucedido al hijo de cis? ¿Saúl también esta entre los profetas?. Y alguno de allí pregunto: ¿y quien es el padre de estos? Por esta causa se hizo el proverbio: ¿también Saúl entre los profetas? Cuando ceso de profetizar, llego al lugar alto. Un tío de Saúl dijo a el y a su criado: - ¿a dónde fuisteis? El respondió: - a buscar las asnas; y como vivimos que no aparecían, acudimos a Samuel. Dijo el tío de Saúl: -  te ruego que me cuentes que os dijo Samuel. Saúl respondió a su tío: - nos declaro expresamente que las asnas habían sido halladas. Pero del asunto del reino, de que Samuel le había hablado, no le contó nada. Después Samuel convoco al pueblo delante de Jehová en mizpa, y dijo a los hijos de Israel; así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: yo saque a Israel de Egipto y os libre de manos de los egipcios y de manos de todos los reinos que os afligieron. Pero vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de todas vuestras aflicciones y angustias, y habéis dicho: no, tu nos darás un rey. Ahora, pues, presentaos delante de Jehová por vuestras tribus y familias. Samuel hizo acercarse a todas las tribus de Israel, y fue designada la tribu de benjamín. Hizo que se acercara la tribu de benjamín por familias y fue designada la familia de matri; y de ella fue tomado Saúl hijo de cis. Lo buscaron, pero no fue hallado. Preguntaron, pues, otra vez a Jehová si aun no había concurrido allí aquel hombre. Y respondió Jehová: esta ahí escondido entre el bagaje. Estos corrieron lo sacaron de allí y puesto en medio del pueblo, sobresalía por encima de todos de los hombros para arriba. Samuel dijo a todo el pueblo: - ¿habéis visto al elegido de Jehová? No hay nadie como el en todo el pueblo. Entonces el pueblo grito con alegría: - ¡ viva el rey!.  Samuel expuso luego al pueblo las leyes del reino y las escribió en un libro, el cual guardo delante de Jehová. Y envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su casa. Saúl  también se fue a su casa en gabaa y lo  acompañaron los hombres de guerra cuyos corazones Dios había tocado. Pero algunos perversos dijeron: ¿ como nos ha de salvar este?.  Lo despreciaron y no le llevaron presentes; pero el disimulo.

11 Después subió nahas, el amonita, y acampo contra jabes de galaad. Y todos los de jabes dijeron a nahas: - haz alianza con nosotros y te serviremos. Nahas el amonita les respondió: -  con esta condición haré  alianza con vosotros, que todos y cada uno de vosotros le saque el ojo derecho, y ponga esta afrenta sobre todo Israel. Entonces los ancianos de jabes le dijeron: - danos siete días para que enviemos mensajeros por todo el territorio de Israel,  y si no hay quien nos defienda, nos rendiremos a ti. Cuando los mensajeros llegaron a gabaa de Saúl y dijeron estas palabras a oídos del pueblo, todo el pueblo alzo su voz y lloro. En ese momento venia Saúl del campo detrás de los bueyes y pregunto: - ¿Qué tiene el pueblo que esta llorando? Y le contaron las palabras de los hombres de  jabes. Al oír Saúl estas palabras, el espíritu de Dios vino sobre el con poder, y se apodero  de el una violenta ira. Tomo entonces un par de bueyes, los corto en trozos y los envió por todo el territorio de Israel por medio de mensajeros, diciendo: así se hará con los bueyes del que no salga detrás de Saúl y detrás  de Samuel. El temor de Jehová cayo sobre el pueblo, y le salieron todos como un solo hombre. Los contó Saúl en bezec, y eran los hijos de Israel trescientos mil  y treinta mil los hombres de juda. Luego respondieron a los mensajeros que habían  venido: - así diréis a los de jades de galaad: mañana, al calentar el sol, seréis librados. Fueron los mensajeros y lo anunciaron a los de jabes, que se alegraron. Y los de jabes dijeron a los enemigos: - mañana nos  rendiremos a vosotros, para que hagáis con nosotros lo que bien os parezca. Aconteció que el día siguiente dispuso Saúl al pueblo en tres compañías, que irrumpieron en medio del campamento en la vigilia de la mañana y abatieron a los amonitas hasta el mediodía. Los que quedaron fueron dispersados de tal manera que no quedaron dos de ellos juntos. Entonces el pueblo dijo a Samuel: - ¿quiénes son los que decían: acaso va a reinar Saúl sobre nosotros? Dadnos esos hombres y los mataremos. Pero Saúl dijo:  - no morirá hoy ninguno, porque hoy Jehová ha traído salvación a Israel. Y Samuel dijo al pueblo: - venid vamos a gilgal para instaurar allí el reino. Todo el pueblo fue a gilgal y allí en gilgal delante de Jehová, invistieron a Saúl como rey. Y sacrificaron allí ofrendas de paz delante de  Jehová y se alegraron mucho Saúl y todos los de Israel.

12 Dijo Samuel a todo Israel: - he oído vuestra voz en todo cuanto me habéis dicho, y os he dado un rey. Ahora, pues, ahí tienen al rey que ha de guiaros. Yo soy ya viejo y estoy lleno de canas; pero mis hijos están con vosotros, y yo he andado delante de vosotros desde mi juventud hasta este día. Aquí estoy; atestiguad contra mi delante de Jehová y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno,  si he tomado el asno de alguno, si he calumniado  a alguien, si he agraviado a alguno o si de alguien he aceptado soborno para cerrar los ojos; y os lo restituiré. – nunca nos has calumniado ni agraviado, ni has tomado nada de manos de ningún hombre – dijeron ellos. El les dijo: - Jehová es testigo contra vosotros y su ungido también es testigo en este día, que no habéis hallado cosa alguna en mis manos.  – así es – respondieron ellos. Entonces Samuel dijo al pueblo: -  Jehová que designo a moisés y a Aarón , y saco a vuestros padres de la tierra de Egipto, es testigo. Ahora pues, aguardad y discutiré con vosotros delante de Jehová acerca de todos los hechos de salvación que Jehová ha hecho con vosotros y con vuestros padres. Cuando Jacob entro en Egipto y vuestros padres clamaron a Jehová , Jehová envió a moisés y a Aarón, los cuales sacaron a vuestros padres de Egipto y los hicieron habitar en este lugar. Pero ellos olvidaron a Jehová Dios y el los entrego en manos de sisara, jefe del ejercito de hazor, en manos  de los filisteos y en manos del rey de moab que les hicieron guerra. Ellos clamaron a Jehová y dijeron: hemos pecado, porque hemos dejado a Jehová y hemos servido a los baales y a astarot; líbranos ahora, pues, de manos de nuestros enemigos y te serviremos. Entonces Jehová envió a jerobaal, a barac, a jefte y a Samuel y os libro de manos de los enemigos que os rodeaban y habitasteis seguros. Pero cuando visteis que nahas, rey de los hijos de Amón, venia contra vosotros, me dijisteis: no, que reine sobre nosotros un rey, siendo así que Jehová, vuestro Dios, era vuestro rey. Ahora pues, aquí tenéis al rey que habéis elegido, el cual pedisteis; ya veis que Jehová os ha dado un rey. Si teméis a Jehová y los servís, si escucháis su voz y no sois rebeldes a la palabra de Jehová, si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servís a Jehová, vuestro Dios, haréis bien. Pero si no escucháis la voz de Jehová, si os rebeláis contra sus mandatos, la mano de Jehová estará contra vosotros como estuvo contra vuestros padres. Esperad aun ahora y mirad esta gran cosa que Jehová hará ante vuestros ojos. ¿no es ahora la siega del trigo? Yo clamare a Jehová y el dará truenos y lluvias para que conozcáis y veáis cuan grande es la maldad que habéis cometido ante los ojos de Jehová pidiendo para vosotros un rey. Luego clamo Samuel a Jehová y Jehová dio truenos y lluvias en aquel día; y todo el pueblo sintió un gran temor de Jehová y de Samuel. Entonces dijo todo el pueblo a Samuel: -  ruega por tus siervos a Jehová tu Dios, para que no muramos; porque a todos nuestros pecados hemos añadido este mal de pedir un rey para nosotros. Pero Samuel dijo al pueblo: - no temáis; vosotros habéis hecho todo este mal; pero con todo eso no dejéis de seguir en pos de Jehová, sino servidle con todo vuestro corazón. No os apartéis en pos de vanidades que no aprovechan ni libran, porque son vanidades. Pues Jehová no desamparara a su pueblo, por su gran nombre; porque ha querido haceros pueblo suyo. Así que, lejos de mi pecar contra Jehová dejando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto. Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón, pues habéis visto cuan grandes cosas ha hecho por vosotros. Pero si perseveráis en hacer mal,  vosotros y vuestro rey pereceréis.

13  Había ya reinado Saúl un año y cuando llevaba reinando dos años sobre Israel, escogió a tres mil hombres de Israel; estaban con Saúl dos mil en micmas y en el monte bet-el, y mil estaban con Jonatan en gabaa de benjamín, y envió al resto del pueblo cada uno a sus tiendas. Jonatan ataco a la guarnición de los filisteos que había en el collado, y lo pusieron los filisteos. Entonces Saúl hizo tocar trompeta por todo el país, diciendo: ¡ que oigan los hebreos!. Cuando todo Israel supo que se decía: Saúl ha atacado a la guarnición de los filisteos, y también que Israel se había hecho odioso a los filisteos, se reunió el pueblo tras Saúl en gilgal. Se concentraron entonces los para pelear contra Israel: treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso como la arena que esta a la orilla del mar. Luego subieron y acamparon en micmas al oriente de bet-aven. Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en peligro ( porque el pueblo estaba en grave aprieto), se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas. Algunos de los hebreos pasaron el jordán hacia la tierra de gad y de galaad; pero Saúl permanecía aun en gilgal, y todo el pueblo iba tras el temblando. Espero siete días, conforme al plazo que Samuel había fijado, pero Samuel no llegaba a gilgal y el pueblo se desbandaba. Entonces dijo Saúl: - traedme el holocausto y las ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto. Cuando el acababa de ofrecer el holocausto, vio a Samuel que venia; y Saúl salió a su encuentro para saludarlo. Samuel dijo: -  ¿qué has hecho? Saúl respondió: - porque vi que el pueblo se desbandaba y que tu no venias dentro del plazo señalado, mientras los filisteos estaban ya concentrados en micmas, me  dije:  ahora descenderán los filisteos contra mi a gilgal y yo no he implorado a favor de Jehová. Así que me vi forzado a ofrecer el holocausto.  Entonces Samuel dijo a Saúl: - locamente has actuado; si hubieras guardado el mandamiento que Jehová, tu Dios, te había ordenado, Jehová habría confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Pero ahora tu reino  no será duradero. Jehová se ha buscado un hombre conforme a su corazón, al cual ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tu no has guardado lo que Jehová te mando. Samuel se levanto y subió de gilgal a gabaa de benjamín. Saúl contó la gente que se hallaba con el, y  eran como seiscientos hombres. Saúl su hijo Jonatan, y el pueblo que con ellos se hallaba, se quedaron en gabaa de benjamín, mientras los filisteos acampaban en micmas. Entonces salió una avanzada del campamento de los filisteos en tres escuadrones; un escuadrón marchaba por el camino de ofra hacia la tierra de sual, otro escuadrón marchaba hacia bet-horon y el tercer escuadrón marchaba hacia la región que mira al valle de zeboim, hacia el desierto. En toda la tierra de Israel no se hallaba herrero, porque los filisteos habían dicho: para que los hebreos no hagan espada o lanza. Por lo cual todos los de Israel tenían que acudir a los filisteos para afilar cada uno la reja de su arado, su azadón, su hacha o su hoz. El  precio era un pim por las rejas de arado y por los azadones y la tercera parte de un siclo por afilar las hachas y por componer las aguijadas. Así aconteció que en el día de la batalla ninguno de los del pueblo que estaban con Saúl y Jonatan tenia en sus manos una espada o una lanza excepto Saúl y Jonatan, su hijo, que si las tenían. Mientras tanto, un destacamento de los filisteos avanzo hasta el paso de micmas.

14 Aconteció un día, que Jonatan hijo de Saúl dijo al criado que le traía las armas: ven y pasemos a la guarnición de los filisteos, que está de aquel lado. Pero lo hizo saber a su padre. Saúl se hallaba al extremo de gabaa, debajo de un granado que hay en migron, y las gentes que estaban con el  eran como seiscientos hombres. Ahias hijo de ahitob , hermano de icabod hijo de finees hijo de eli sacerdote de Jehová en silo, llevaba el efod. El pueblo no sabia que Jonatan se había ido. Entre los desfiladeros por donde Jonatan procuraba pasar a la guarnición de los filisteos, había un peñasco agudo de un lado, y otro del otro lado; uno se llamaba boses y el otro sene. El primer peñasco estaba situado al norte hacia micmas,  y el segundo al sur hacia gabaa. Dijo, pues, Jonatan a su paje de armas: - ven pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová dar la victoria sea con muchos o con pocos. Su paje de armas le respondió: - haz todo lo que tu corazón te dicte; ve, pues aquí estoy a tu disposición. Dijo entonces Jonatan: - vamos a pasar hacia esos hombres para que ellos nos vean. Si nos dicen: esperad hasta que lleguemos a vosotros, entonces nos quedaremos en nuestro lugar y no subiremos adonde están ellos. Pero si nos dicen: subid hacia nosotros, entonces subiremos, porque Jehová los ha entregado en nuestras manos; estos negado en nuestras manos; estos npacerun: yes">  señal. Los dos se dejaron ver por la guarnición de los filisteos,  y estos dijeron: mirad los hebreos que salen de las cavernas donde se habían escondido. Y los hombre de la guarnición dirigiéndose a Jonatan  y a su paje de armas, les dijeron: subid a nosotros, y os haremos saber una cosa. Entonces Jonatan dijo a su paje de armas: sube tras de mi, porque Jehová los ha entregado en manos de Israel. Subió Jonatan trepando con sus manos y sus pies, seguido de su paje de armas. A los que caían delante de Jonatan, su paje de armas, que iba detrás de el, los remataba. En esta primera matanza que hicieron Jonatan y su paje de armas cayeron como veinte hombres, y todo en el espacio de una media yugada de tierra. Cundió el pánico  en el campamento y por el campo, y entre toda la gente de la guarnición; a los que habían salido en  la avanzada también los asalto el pánico, y la tierra tembló; hubo, pues, gran consternación. Los centinelas de Saúl vieron desde gabaa de benjamín como la multitud estaba turbada, iba de un lado a otro  y se dispersaba. Entonces Saúl dijo al pueblo que estaba con el: - pasad revista, y vieron que faltaban Jonatan y su paje de armas. Entonces Saúl dijo a  ahias: trae el arca de Dios. Porque el arca de Dios estaba entonces con los hijos de Israel. Pero aconteció que mientras aun hablaba Saúl con el sacerdote, el alboroto que había en el campamento de los filisteos aumentaba, e iba creciendo cada vez mas. Entonces dijo Saúl al sacerdote: detén tu mano.  Luego Saúl reunió a todo el pueblo que con el  estaba y llegaron hasta el lugar de la batalla. Allí vieron que cada uno había desenvainado su  espada contra su compañero y que había en gran confusión. Los hebreos que desde tiempo antes habían estado con los filisteos, y desde los alrededores habían subido con ellos al campamento se pusieron también del lado de los israelitas que estaban con Saúl y con Jonatan. Asimismo todos los israelitas que se habían escondido en los montes de Efraín, al oír que los filisteos huían, también los persiguieron en aquella batalla, que se extendió hasta bet-aven. Así salvo Jehová aquel día a Israel. Pero los hombres de Israel puestos  en apuro aquel día, porque Saúl había hecho jurar al pueblo diciendo:  cualquiera que coma pan antes de caer la noche, antes que haya vengado de  mis enemigos, sea maldito. Y nadie había probado bocado. Todo el pueblo llego a un bosque, donde había miel en la superficie del campo. Entro, pues,  el pueblo en el bosque, y vieron que allí  corría la miel; pero no hubo quien la probara, porque el pueblo temía al juramento. Jonatan, que no había oído cuando su padre había hecho jurar al pueblo, alargo la punta de una vara que traía en su mano, la mojo en un panal de miel y se llevo la mano a la boca. Entonces se le aclararon los ojos. Uno del pueblo le hablo diciendo: - tu padre ha hecho jurar solemnemente al pueblo: maldito sea el hombre que tome hoy alimento. Y el pueblo desfallecía. Respondió Jonatan: - mi padre ha turbado al país. Ved ahora como han sido aclarados los ojos por haber probado un poco de esta miel. ¿cuánto mas si el pueblo hubiera comido libremente hoy del botín tomado a sus enemigos? ¿ no hubiera sido mayor el estrago entre los filisteos?. Aquel día derrotaron a los filisteos desde micmas hasta ajalon, pero el pueblo estaba muy  cansado. Así que el pueblo se lanzo sobre el botín, tomaron ovejas y vacas y becerros y los degollaron en el suelo; y el pueblo los comió con la sangre. Entonces le avisaron a Saúl: - el pueblo esta pecando contra Jehová, porque come carne con sangre. El dijo: - ¡ vosotros habéis sido infieles! Rodadme ahora acá una piedra grande. Esparcidos por el pueblo – añadió-, y decidles que me traiga cada uno su vaca y cada cual su oveja; degolladlas aquí y comed, sin pecar contra Jehová por comer la carne con la sangre. Aquella noche cada uno llevo su propio buey y lo sacrificaron allí. Edifico Saúl un altar a Jehová y ese fue el primero que edifico a Jehová. Dijo Saúl: - descendamos esta noche contra los filisteos y los sacaremos  hasta la mañana; no dejaremos de ellos ninguno. Ellos dijeron: - haz lo que bien te parezca. Dijo luego el sacerdote: - acerquémonos aquí a Dios. Y Saúl consulto a Dios: ¿ debo descender tras los filisteos? ¿ los entregaras en manos de Israel? Pero Jehová no le dio respuesta aquel día. Entonces dijo Saúl: - venid acá todos los principales del puueblo, averiguad y ved en que ha consistido este pecado de hoy. ¡ viva Jehová! Que ha salvado a Israel, que aunque se trate de mi hijo Jonatan, de seguro morirá. Y no hubo en todo el pueblo quien le respondiera. Dijo luego a todo Israel: - vosotros estaréis a un lado y yo y Jonatan, mi hijo estaremos al otro lado. – haz lo que bien te parezca – respondió el pueblo a Saúl. Entonces dijo Saúl a Jehová Dios de Israel: -  da a conocer la verdad. La suerte cayo sobre Jonatan y Saúl, y el pueblo quedo libre. Saúl dijo: - echad suertes entre mi y mi hijo Jonatan. Y la suerte cayo sobre Jonatan. Entonces Saúl dijo a Jonatan: -  cuéntame lo que has hecho. Jonatan respondió: - ciertamente guste un poco de miel con la punta de la vara que traía en mi mano; ¿y de morir? Saúl dijo: - tenga Dios sobre mi el peor de los castigos, si no te hago morir, Jonatan. Pero el pueblo dijo a Saúl: - ¿ha de morir Jonatan, el que ha logrado esta gran victoria en Israel? ¡ no será así! ¡ vive Jehová! Que no caerá en tierra ni un cabello de su cabeza, pues lo hizo con ayuda de Dios. Así el pueblo libro de morir a Jonatan. Saúl dejo de perseguir a los filisteos, y los filisteos se fueron a su tierra. Después de haber tomado posesión del reino de Israel, Saúl hizo guerra a todos sus enemigos en derredor: contra moab, contra los hijos de Amón, contra edom, contra los reyes, de soba y contra los filisteos; dondequiera que iba salía vencedor. Reunió un ejercito derroto a amalec y libro a Israel de manos de los que lo saqueaban. Los hijos de Saúl fueron jonantan, isui y  malquisua. Los hombres de sus dos hijas eran, el de mayor merab,  y el de la menor, mical. El nombre de la mujer de Saúl, era ahinoam, hija de ahimaas. El nombre del general de su ejercito era abner hijo de ner, tío de Saúl. Porque cis padre de Saúl y ner padre  de abner, fueron hijos de abiel. Todo el tiempo de Saúl hubo guerra encarnizada contra los filisteos;  y a todo el que Saúl veía que era hombre esforzado y apto para combatir, lo reclutaba para si.

15   Un día Samuel, dijo a Saúl: - Jehová me envió a que te ungiera rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, escucha la palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: yo castigare lo que amalec hizo a Israel, cortándole el camino cuando subía de Egipto. Ve, pues, hiere a amalec destruye todo lo que tiene y no te apiades de el; mata hombres, mujeres y niños, aun los de pecho, y vacas, ovejas, camellos y asnos. Saúl convoco, pues, al pueblo y les paso revista en telaim: doscientos mil de a pie y diez mil hombres de juda. Vino Saúl a la ciudad de amalec y se embosco en el valle. Entonces dijo Saúl a los ceneos: -  idos, apartaos y salid de entre los de amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrareis misericordia a todos los hijos de Israel cuando subían de Egipto. Se apartaron los ceneos de entre los hijos de amalec. Y Saúl derroto a los amalecitas desde havila hasta llegar a shur, que esta al oriente de Egipto. Capturo vivo a agag, rey de amalec,  y a todo el pueblo lo mato a filo de espada. Pero Saúl y el pueblo perdonaron a agag y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros, y  de  todo lo  bueno y no lo quisieron destruir; pero destruyeron todo lo que era vil y despreciable. Vino luego esta palabra de Jehová a Samuel: me pesa haber hecho rey a Saúl, porque se ha apartado de mi y no ha cumplido mis palabras.  Se apesadumbro  Samuel  y clamo a Jehová toda aquella noche. Madrugo Samuel para ir al encuentro de Saúl por la mañana; y avisaron a Samuel: Saúl llega a carmel y sea erigido un monumento; después se dio vuelta y siguió adelante para bajar a gilgal. Vino, pues, a Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: -  bendito  seas tu de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová. - ¿pues que balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos? – pregunto entonces Samuel. – de amalec las han traído; porque el pueblo perdono lo mejor de las ovejas y de vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos – respondió Saúl. Entonces dijo Samuel a Saúl: - déjame que te anuncie lo que Jehová me ha dicho esta noche. – habla – le respondió el. y dijo Samuel: - aunque  a tus propios ojos eres pequeño, ¿ no has sido hecho jefe de las tribus de Israel,  y Jehová te ha ungido rey sobre isreal? Jehová te envió en misión y te ha dicho: ve y destruye a los pecadores de amalec y hazles guerra hasta que los acabes. ¿por qué , pues, no has oído la voz de Jehová? ¿por qué te has lanzado sobre el botín y has hecho lo malo ante los ojos de Jehová? Saúl respondió a Samuel: - al contrario, ¡ he obedecido la voz de Jehová! Fui a la misión que Jehová me envió, traje a gag rey de amalec, y he destruido a los amalecitas. Pero el pueblo tomo del botín ovejas, y vacas, lo mejor del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová, tu Dios, en gilgal. Entonces Samuel dijo: - ¿acaso se complace Jehová tanto de los holocaustos y sacrificios como en la obediencia a las  palabras de Jehová? Mejor es obedecer que sacrificar; prestar atención mejor es que la grasa de los carneros. Como pecado de adivinación es la rebelión, como los ídolos e idolatría la obstinación. Pero cuando rechazaste la palabra de Jehová, también el te ha rechazado para que no seas rey. Saúl dijo a Samuel: - he pecado, pues he desobedecido el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado. Vuelve conmigo para que adore a Jehová.- no volveré contigo, porque rechazaste la palabra de Jehová y Jehová te ha rechazado para que no seas rey sobre Israel. – respondió Samuel a Saúl. Samuel se volvió para irse, pero el se asió de la punta de su manto, y este se desgarro. Entonces Samuel le dijo: -  Jehová ha desgarrado hoy de ti el reino de Israel y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tu. Además, el que es  la gloria de Israel no mentira ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta. – yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y que vuelvas conmigo para que adore a Jehová, tu Dios – dijo Saúl. Volvió Samuel en compañía de Saúl, y  adoro Saúl a Jehová. Después dijo Samuel: traedme a agag, rey de amalec. Agag vino hacia el alegremente. Y decía: ciertamente ya paso la amargura de la muerte. Samuel dijo: como tu espada dejo a las mujeres sin hijos, así tu madre quedara privada de su hijo entre las mujeres. Entonces Samuel corto en pedazos a agag delante de Jehová en gilgal. Se fue luego Samuel a rama  y Saúl subió a su casa en gabaa  de Saúl nunca mas vio a Samuel  a Saúl en toda su vida. Y lloraba Samuel por Saúl, porque Jehová se había arrepentido de haberlo hecho rey de Israel.

16 Dijo Jehová a Samuel: - ¿hasta cuando lloraras por Saúl, habiéndolo yo rechazado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y ven, te enviare a isai de Belén, porque de entre sus hijos me he elegido un rey. Samuel pregunto: - ¿cómo iré? Si Saúl lo supiera, me mataría.  Jehová respondió: - toma contigo una becerra de la vacada y di: a ofrecer sacrificio a Jehová he venido. Invita a isai al  sacrificio y yo te enseñare lo que has de hacer; me ungirás al que yo te diga. Hizo, pues, Samuel como le dijo Jehová. Luego que el llego a Belén, los ancianos de la ciudad salieron a recibirlo con miedo, y le preguntaron: - ¿ es pacifica tu venida? – si, vengo a ofrecer sacrificio a Jehová; santificaos y venid conmigo al sacrificio – respondió el. luego santifico el a isai y a sus hijos y los invito al sacrificio. Aconteció que cuando ellos vinieron, vio el a eliab, y se dijo: de cierto delante de Jehová esta su ungido. Pero Jehová respondió a Samuel: - no mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira lo que esta delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. Entonces llamo isai a abinadab y lo hizo pasar delante de Samuel el cual dijo: - tampoco a este ha escogido Jehová. Hizo luego pasar isai a sama. Pero Samuel dijo: - tampoco a este ha elegido Jehová. Hizo luego pasar isai siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a isai:  - Jehová no ha elegido a estos. Entonces dijo Samuel a isai: - ¿ son estos todos tus hijos? Isai respondió: - queda aun el menor, que apacienta ovejas. Y dijo Samuel a isai: - envía por el, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que el venga aquí. Envió pues, por el, y lo hizo entrar. Era rubio, de hermosos ojos,  y de buen parecer. Entonces Jehová dijo:  levántate y úngelo, porque este es. Samuel tomo el cuerno del aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. A partir de aquel día vino sobre David el espíritu de Jehová. Se levanto luego Samuel y regreso a rama. El espíritu de Jehová se aparto de Saúl, y un espíritu malo de parte de Jehová lo atormentaba. Y los criados de Saúl le dijeron: - mira, un espíritu malo de parte de Dios te atormenta. Diga pues nuestro señor a tus siervos que están en tu presencia, que busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando este sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, toque con su mano y tengas alivio. Saúl respondió a sus criados: -  buscadme ahora, pues, a alguno que toque bien y traédmelo. Entonces uno de los criados respondió: - he visto a un hijo de isai de Belén que sabe tocar; es valiente y vigoroso, hombre de guerra, prudente en sus palabras, hermoso y Jehová esta con el. entonces Saúl envió mensajeros a isai, diciendo: envíame a David tu hijo, el que esta con las ovejas. y tomo isai un asno cargado de pan una vasija de vino y un cabrito y lo envió a Saúl por medio de David, su hijo. David se presento ante Saúl  y se puso a su servicio. Saúl lo amo mucho y lo hizo su paje de armas luego mando a decir a isai: te ruego que David se quede conmigo, pues ha hallado gracia a mis ojos. Así, cuando el espíritu malo de parte de Dios venia sobre Saúl, David tomaba el arpa y la tocaba. Saúl se aliviaba y se sentía mejor y el espíritu malo se apartaba de el.

17 Los filisteos reunieron sus ejércitos para la guerra, se congregaron en soco, que es de juda, y acamparon entre sco y azeca, en efes-adamim. También Saúl y los hombres de Israel se reunieron, acamparon en el valle de ela, y se pusieron en orden de batalla contra los filisteos. Los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, quedando el valle entre ellos. Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín llamado Goliat, oriundo de gat, que media seis codos y un palmo de altura. Llevaba un casco de bronce en su cabeza y vestía una coraza de malla; la coraza pesaba cinco mil siclos de bronce. En sus piernas tenia canilleras de bronce y una jabalina de bronce a la espalda. El asta de su lanza era como un rodillo de telar y la punta de su lanza pesaba seiscientos siclos de hierro. Delante de el iba su escudero. Goliat se paro y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: -  ¿para que os habéis puesto en orden de batalla? ¿ no soy yo el filisteo y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mi. Si el puede pelear conmigo y me vence, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo puedo mas que el y lo venzo, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis. Hoy yo he desafiado – añadió el filisteo- al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo. Al escuchar Saúl y todo  Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron mucho miedo. David era hijo de aquel hombre efrateo, oriundo de Belén de juda, llamado isai, el cual tenia ocho hijos. En tiempos de Saúl este hombre era ya viejo de edad muy avanzada, y los tres hijos mayores de isai se habían ido a la guerra para seguir a Saúl. Los nombres de sus tres hijos que se habían ido a la guerra eran: eliab, el primogénito, el segundo, abinadabb y el tercero sama. David era el menor. Siguieron pues, los tres mayores a Saúl, pero David había ido y vuelto dejando a Saúl para apacentar las ovejas de su padre en Belén. Salía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y así lo hizo durante cuarenta días. Y dijo isai a David, su hijo: toma ahora para tus hermanos un efa de este grano tostado y estos diez panes; llévalo pronto al campamento a tus hermanos. Estos diez quesos de leche los llevaras al jefe de los mil; fíjate si tus hermanos están bien y trae algo de ellos como prenda. Mientras tanto, Saúl, ellos, y todos los de Israel, estaban en el valle de ela peleando contra los filisteos. Se levanto pues, David de mañana y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga como isai, le había mandado. Llego al campamento cuando el ejercito salía en orden de batalla y daba el grito de combate. Se pusieron en orden de batalla Israel y los filisteos, ejercito frente a ejercito. Entonces David dejo su carga en manos del que guardaba el bagaje, y corrió al ejercito; cuando llego pregunto por sus hermanos, si estaban bien. Mientras hablaba con ellos, aquel paladín que se ponía en medio de los dos campamentos, llamado Goliat el filisteo de gat, salió de entre las filas de los filisteos diciendo las mismas palabras , y lo oyó David. Todos los hombres de Israel que veían a aquel hombre huían de su presencia y sentían gran temor. Y cada uno de los de Israel decía: ¿no habéis visto a aquel hombre que ha salido? El se adelanta para provocar a Israel. Al que lo venza, el rey le proporcionara grandes riquezas, le dará a su hija y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel. Entonces hablo David a los que estaban junto a el, diciendo: - ¿qué harán al hombre que venza a este filisteo y quite el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso para que provoque a los escuadrones del Dios viviente? El pueblo le repitió las mismas palabras, diciendo: así se hará al hombre que lo venza. Al oírlo hablar así, con aquellos hombres, eliab su hermano mayor, se encendió en ira contra David y le dijo: - ¿para que has descendido acá? ¿a quien has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón; has venido para hacer la batalla. - ¿qué he hecho yo ahora? ¿no esto mero hablar? – dijo David. Y, apartándose de el, se dirigió a otros y les pregunto de igual manera; y el pueblo dio la misma respuesta de antes. Fueron oídas las palabras que había dicho David, y se lo contaron a Saúl, que lo hizo venir. Dijo David a Saúl: - que nadie se desanime a causa de ese; tu siervo ira y peleara contra ese filisteo. Dijo Saúl a David: -  tu no podrás ir contra aquel filisteo y  pelear con el, porque eres un muchacho, mientras que el es un hombre de guerra desde su juventud. David respondió a  Saúl: - tu siervo era pastor de las ovejas de su padre. Cuando venia un león o un oso y se  llevaba algún cordero de la manada, salía yo tras el, lo hería y se lo arrancaba de la boca; y se revolvía  contra mi, le echaba mano a la quijada, lo hería y lo mataba;  y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejercito del Dios viviente. Jehová –añadió David-, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, el  también me librara de manos de este filisteo. Dijo Saúl a David: - ve, y que Jehová sea contigo. Saúl vistió a David con sus ropas, puso sobre su cabeza un casco  de bronce y lo cubrió con una coraza. Ciño David la espada sobre sus vestidos y probo a andar, porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: - no puedo andar con esto, pues nunca lo practique.  Entonces David se quito aquellas cosas. Luego tomo en la mano su cayado y escogió cinco piedras lisas del arroyo, las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía y con su honda en la mano se acerco al filisteo. El filisteo fue avanzando y acercándose a David, procedió de su  escudero. Cuando el filisteo miro y vio a David, no lo tomo en serio, porque era apenas un muchacho, rubio y de hermosos parecer. El filisteo dijo a David: - ¿soy yo un perro, para que vengas contra mi con palos? Y maldijo a David invocando a sus dioses. Dijo luego el filisteo a David: - ven hacia mi y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias  del campo. Entonces dijo David al filisteo: - tu vienes contra mi con espada, lanza y  jabalina; pero yo voy contra ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel,  a quien tu has provocado. Jehová te entregara hoy en mis manos, yo te venceré y te cortare la cabeza. Y hoy mismo entregaré tu cuerpo y los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, y sabrá toda la tierra que hay un Dios en Israel. Y toda esta congregación sabrá que Jehová no salva con espada ni con lanza, porque Jehová es la batalla y el os entregara en nuestras manos. Aconteció que cuando el filisteo se levanto y echo a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa y corrió a la línea de batalla contra el filisteo. Metió David su mano en la bolsa, tomo de allí una piedra, la tiro con la honda e hirió al filisteo en la frente. La piedra se le clavo en la frente y cayo a tierra sobre su rostro. Así venció David al filisteo con honda y piedra. Hirió al filisteo y lo mato, sin tener David una espada en sus manos. Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; tomo su espada, la saco de la vaina, lo acabo de matar, y le corto con ella la cabeza. Cuando los filisteos vieron muerto a su paladín, huyeron. Se levantaron luego los de Israel  y los de juda, dieron gritos de guerra y siguieron tras los filisteos hasta el valle y hasta las puertas de ecron. Muchos filisteos cayeron heridos por el camino de saaraim hasta gat  y ecrom. Regresaron los hijos de Israel de perseguir a los filisteos y saquearon su campamento. Entonces David tomo la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero sus armas las puso en su tienda. Cuando Saúl vio a David que salía en encontrarse con el filisteo, dijo a abner, general del ejercito: - abner, ¿de quien es hijo ese joven? Abner respondió: - ¡ vive tu alma!, oh rey, que no se. Y el rey dijo: - pregunta de quien es hijo  ese joven. Cuando David volvió de matar al filisteo, abner lo tomo y lo llevo ante Saúl. David llevaba en su mano la cabeza del filisteo. Saúl le pregunto: - muchacho, ¿de quien eres hijo? David respondió: - soy  hijo de tu siervo isai de Belén.

18 Aconteció que cuando David acabo de hablar con Saúl el alma de Jonatan quedo ligada con la de David y lo amo Jonatan como así mismo. Aquel día Saúl tomo consigo a David y no lo dejo volver a casa de su padre. Hizo Jonatan un pacto con David, porque lo amaba como a si mismo. Se quito Jonatan el manto que llevaba y se lo dio a David, así como otras ropas suyas, su espada su arco y su cinturón. Y salía David a dondequiera que Saúl lo enviaba y se portaba prudentemente. Entonces lo puso Saúl al frente de su gente de guerra, y era bien visto por todo el pueblo y también por los siervos de Saúl. Aconteció que cuando volvían después de haber matado David al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel a recibir al rey Saúl cantando y danzando con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. Mientras danzaban, las mujeres cantaban diciendo: Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles. Saúl se enojo mucho y le desagradaron esta palabras pues decía: a David le dan diez miles y a mi  miles; no le falta mas que el reino. Y desde aquel día Saúl no miro con buenos ojos a David. Aconteció al otro día que un espíritu malo de parte de Dios se apodero de Saúl, y el deliraba en medio de la casa. David tocaba como otras veces. Saúl tenia la lanza en la mano. Saúl arrojo la lanza pensando: voy  a clavar a David en la pared. Pero David lo evadió dos veces. Temía a Saúl a David, por cuanto Jehová estaba con el, y de Saúl se había apartado; por eso Saúl lo dejo de su lado y lo puso al frente de un millar de hombres. Así David salía y entraba a la cabeza de sus hombres. David se conducía prudentemente en todos sus asuntos y Jehová estaba con el. al ver Saúl que se portaba tan prudentemente, tenia temor de el. pero todo Israel y juda amaba a David, pues salía y entraba a la cabeza de ellos. Entonces dijo Saúl a David: - voy a darte por mujer a merab, mi hijaa mayor, con tal que me seas valiente y pelees las batallas de Jehová. Pero Saúl pensaba: que no sea mi mano la que se levante contra el, sino la mano de los filisteos.  Pero David respondió a Saúl: - ¿quién soy yo, que es mi vida o la familia de mi padre en Israel, para que yo sea yerno del rey?.  Cuando llego el tiempo en que merab hija de Saúl, debía ser entregada a David, fue dada por mujer a adriel, el meholatita. Pero mical la otra hija de  Saúl, amaba a David, porque pensó: se la daré pero será para el un lazo que le hará caer en manos de los filisteos. Dijo pues, Saúl a David por segunda vez. – tu serás mi yerno hoy. Y mando Saúl a sus siervos: - hablad en secreto a David, diciéndoles: he aquí el rey te ama, todos sus siervos te quieren bien; acepta ser pues, yerno del rey. Los criados de Saúl repitieron estas palabras a los oídos de David. Y ese les respondió: -  ¿ os parece a vosotros que es poco ser yerno del rey; yo, que soy un hombre pobre y de humilde condición?. Los criados de Saúl le informaron de la respuesta, diciendo: tales palabras ha dicho David. Saúl les dijo: - decid así a David: el rey no desea la dote, sino cien prepucios de filisteos, para vengarse de los enemigos del rey. Pero Saúl pensaba hacer  caer a David en manos de los filisteos. Cuando sus siervos comunicaron a David estas palabras, pareció bien a los ojos de David  la cosa de ser yerno del rey. Y antes que el plazo se cumpliera, se levanto David, se fue con su gente y mato a doscientos hombres de los filisteos. Trajo David los prepucios de ellos y los entrego todos al rey, a fin de hacerse yerno del rey. Entonces Saúl le dio a su hija mical por mujer. Al ver esto Saúl, comprendió que Jehová estaba con David y que su hija mical lo amaba. Por eso tuvo mas temor de David, y fue enemigo de David todos los días de su vida. Salían en campaña los príncipes de los filisteos y cada vez que salían, David tenia mas  éxito que todos los siervos  de Saúl, por lo cual su nombre se  hizo muy famoso.

19 Hablo Saúl de Jonatan su hijo, y a todos sus siervos, para que mataran a David; pero Jonatan, hijo de Saúl, amaba mucho a David, y le aviso diciendo: - mi padre Saúl  procuraba matarte; por tanto cuídate hasta mañana, estate en lugar oculto y escóndete. Yo saldré y estaré junto a mi padre en el campo donde tu estés; hablare de ti a mi padre y te haré saber lo que haya. Jonatan hablo bien de David a su padre Saúl y le dijo: - no peque el rey contra su siervo David, porque ningún pecado ha cometido contra ti y al contrario sus obras han sido muy beneficiosas para ti, pues el puso su vida en peligro para matar al filisteo, y Jehová le dio una gran victoria a todo Israel. Tu lo viste y te alegraste. ¿por qué pues, vas a pecar contra  sangre inocente, matando a David sin causa? Escucho Saúl las palabras de Jonatan y juro: - ¡ vive Jehová!, no morirá. Llamo entonces Jonatan a David y le contó todas estas palabras; el mismo llevo a David ante Saúl y se quedo a su servicio como antes. Después hubo de nuevo guerra; salió David y peleo contra los filisteos, les causo un gran estrago y huyeron ante el. pero el espíritu malo de parte de Jehová se apodero de Saúl; y estando sentado en su casa con una lanza en la mano mientras David tocaba, Saúl procuro clavar a David con su lanza en la pared, pero el se aparto de delante de Saúl y la lanza se clavo en la pared. David huyo y se puso a salvo aquella noche. Saúl envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilaran y lo mataran por la mañana. Pero mical su mujer le aviso a David:  si no salvas tu vida esta noche mañana estarás muerto. Descolgó mical a David por una ventana. El se fue y huyo poniéndose a salvo. Tomo luego a mical una estatua y la puso sobre la cama, le acomodo por la cabecera una almohada de pelo de cabra y la cubrió con la ropa. Cuando Saúl envió mensajeros para capturar a David, ella dijo: esta enfermo. Volvió Saúl a enviar mensajeros en busca de David y les dijo: traédmelo en la cama para que lo mate. Cuando los mensajeros entraron encontraron la estatua en la cama, y una almohada de pelo de cabra a su cabecera. Entonces Saúl dijo a mical: - ¿por qué me has engañado así y has dejado escapar a mi enemigo? Mical respondió a Saúl: - porque el me dijo: déjame ir; si no yo te matare. Huyo pues David y se puso a salvo. Se fue adonde estaba Samuel en rama, y le contó todo lo que Saúl había hecho con el. después, el y Samuel se fueron habitar en naiot. Y avisaron a Saúl, diciéndole: mira David esta en naiot de rama. Entonces Saúl envió mensajeros para que trajeran a David, los cuales vieron una compañía de profetas que profetizaban, y a Samuel que estaba allí y los presidía. Vino el espíritu de Dios sobre los mensajeros de Saúl y ellos también profetizaron. Cuando lo supo Saúl, envió otros mensajeros, los cuales también profetizaron. Saúl volvió a enviar mensajeros por tercera vez y  ellos también profetizaron. Entonces el mismo fue a rama, y al llegar el gran pozo que esta en secu, pregunto diciendo: - ¿dónde están Samuel y David? Uno le respondió: -  están en naiot, en rama. Salió para naiot, en rama, pero también se apodero de el espíritu de Dios, y siguió andando y profetizando hasta que llego a naiot, en rama. También el se despojo de sus vestidos y profetizo igualmente delante de Samuel. Estuvo desnudo todo aquel día y toda aquella noche. De aquí el dicho: ¿ también Saúl entre los profetas?.

20  Después huyo David de naiot de rama y fue a decirle a Jonatan: - ¿qué he hecho yo? ¿ cual es mi maldad o cual es mi pecado contra tu padre, para que busque mi muerte?. El le dijo: -  de ninguna manera; no morirás. Mi padre no hace ninguna cosa, ni grande ni pequeña, que no me la descubra; ¿por qué  pues, me ha de ocultar mi padre este asunto? No será así. David volvió a jurar diciendo: -  tu padre sabe claramente que yo he hallado gracia delante de tus ojos y dirá: que Jonatan no sepa esto para que no se entristezca. Pero, ¡ vive Jehová y vive tu alma! Que apenas estoy a un paso de la muerte. Jonatan  dijo a David: - haré por ti lo que desee tu alma. David respondió a Jonatan: -  mañana será luna nueva, y yo acostumbro sentarme con el rey a comer; pero tu dejaras que me esconda en el campo hasta pasado mañana por la tarde. Si tu padre hace mención de mi, dirás: me rogó mucho que lo dejara ir corriendo a Belén, su ciudad, porque todos los de su familia celebran allá el sacrificio anual. Si el dijera: esta bien, entonces tendrá paz tu siervo; pero si se enoja sabrás que por su parte esta decretada mi perdición. Harás, pues, misericordia con tu siervo, ya que has hecho a tu siervo contraer un pacto contigo ante Jehová; si hay maldad en mi, mátame tu, pues no hay necesidad de llevarme hasta tu padre. Jonatan le dijo: -  nunca te suceda tal cosa; antes bien, si me entero que mi padre ha determinado hacerte mal, ¿no te lo avisaría yo? Dijo entonces David a Jonatan: - ¿quién me avisara si tu padre te responde ásperamente? Jonatan dijo a David: -  ven, salgamos al campo. Y salieron ambos al campo. Entonces dijo Jonatan a David: - ¡ Jehová Dios de Israel sea testigo! Cuando le haya preguntado a mi padre mañana a esta hora o pasado mañana si todo marcha bien para con David, entonces te lo haré saber. Pero si mi padre intenta hacerte mal, traiga Jehová sobre Jonatan el peor de los castigos, si no te lo hago saber para que te vayas en paz. Que Jehová este contigo como estuvo con mi padre. Si para entonces estoy vivo usa conmigo la misericordia de Jehová, para que no muera, y nunca apartes tu misericordia de mi casa. Cuando Jehová haya eliminado uno por uno a los enemigos de David de la faz de la tierra, no dejes que el nombre de Jonatan sea quitado de la casa de David. Así hizo Jonatan un pacto con la casa de David diciendo: demándelo Jehová de manos de los enemigos de David.  Y Jonatan hizo jurar a David otra vez, porque lo amaba, lo amaba como  a si mismo. Luego le dijo Jonatan:  - mañana es nueva luna y tu serás echado de menos porque tu asiento estará vació. Estarás pues,  tres días, y luego descenderás y vendrás al lugar donde estabas escondido el día que ocurrió esto mismo y esperaras junto a la piedra de ezel. Yo tirare tres flechas hacia aquel lado, como ejercitándome al blanco. Luego enviare al criado diciéndole: ve, busca las flechas. Si digo al criado:  ahí están las flechas, mas acá de ti, tómalas, tu vendrás  porque todo va bien para ti y nada malo sucede, ¡ vive Jehová! pero si yo digo al muchacho: allí están las flechas mas allá de ti, vete, porque Jehová quiere que te vayas. En cuanto al asunto de que tu y yo hemos hablado, este Jehová entre nosotros dos para siempre. Se escondió pues, David en el campo y cuando llego la nueva luna se sentó el rey a la mesa para comer.  El rey se sentó en su silla, como solía en el asiento junto a la pared. Jonatan se levanto se sentó abner al lado de Saúl y el lugar de David quedo vació. Pero aquel día Saúl no dijo nada, porque pensaba: le habrá acontecido algo y no esta limpio; de seguro no esta purificado. Al día siguiente, el segundo día de la nueva luna, aconteció que el asiento de David se quedo también vació. Y Saúl dijo a su hijo Jonatan: - ¿por qué  no ha venido a comer hoy ni ayer el hijo de isai? Jonatan respondió a Saúl: - David me pidió encarecidamente que lo dejara ir a Belén. Me dijo: te ruego que me dejes ir, porque nuestra familia celebra sacrificio en la ciudad y mi hermano me lo han demandado; por lo tanto, si he hallado gracia a tus ojos, permíteme ir ahora para visitar a mis hermanos. Por esto no ha venido a la mesa del rey. Entonces se encendió la ira de Saúl contra Jonatan y le dijo: -  hijo de la perversa y rebelde, ¿acaso no se yo que tu has elegido al hijo de isai para vergüenza  tuya y vergüenza  de la madre que te dio a luz? Porque todo el tiempo que el hijo de isai viva sobre la tierra, ni tu  ni tu reino estarán firmes. Así que manda ahora a buscarlo y tráemelo porque ha de morir. Jonatan respondió a su padre Saúl, y le dijo: - ¿por qué morirá? ¿ que ha hecho? Entonces Saúl le arrojo una lanza para herirlo; de donde comprendió Jonatan que su padre estaba resuelto a matar a David. Se levanto Jonatan de la mesa con exaltada ira y no comió nada el segundo día de la nueva luna; pues estaba afligido a causa de David, porque su padre lo había ofendido. Al otro día, de mañana, salió Jonatan al campo, con un muchacho pequeño, a la hora acordada con David. Y dijo al muchacho: corre y busca las flechas que yo tire. Mientras el muchacho iba corriendo, el tiraba la flecha de modo que pasara mas allá de el. al llegar el muchacho donde estaba la flecha que Jonatan había tirado, Jonatan le gritaba diciendo: - ¿no esta la flecha mas allá de ti?  Y siguió gritando Jonatan tras el muchacho: - corre, date prisa, no te pares. El muchacho de Jonatan recogió las flechas y volvió adonde estaba su señor. Pero de nada se entero el muchacho; solamente Jonatan y David sabían de lo que se trataba. Luego dio Jonatan sus armas a su muchacho y le  dijo: vete y llévalas a la ciudad. Cuando el muchacho se marcho, David se levanto del lado del sur y se inclino tres veces postrándose hasta la tierra. Se besaron el uno al otro y lloraron juntos, pero David lloro mas. Jonatan dijo entonces a David: vete en paz porque ambos hemos jurado en nombre de Jehová, diciendo: que Jehová este entre tu y yo, entre tu descendencia y mi descendencia para siempre. Se levanto David  y se fue; y Jonatan volvió a la ciudad.

21  Vino David a nob, adonde estaba el sacerdote ahimelec; este salió a su encuentro, sorprendido y le pregunto: - ¿por qué  estas tu solo sin nadie que te acompañe?  Respondió David al sacerdote ahimelec: - el rey me encomendó un asunto, y me dijo: nadie sepa cosa alguna del asunto a que te envió, y de lo que te he encomendado. He citado a los criados en cierto lugar. Ahora pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes o lo que tengas. El sacerdote respondió a David y dijo: - no tengo pan común a la mano, solamente tengo pan sagrado; pero lo daré si es que los criados se han guardado al menos de tratos con mujeres. David respondió al sacerdote: - en verdad las mujeres han estado lejos de  nosotros ayer y anteayer; cuando yo salí, ya los cuerpos de los jóvenes estaban puros, aunque el viaje es profano; ¿cuánto mas no serán puros hoy sus cuerpos? Así que el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro pan sino los panes de la proposición, los cuales habían sido retirados de la presencia de Jehová, para colocar panes calientes el día que tocaba retirarlos. Y estaba allí aquel día, detenido delante de Jehová, uno de los siervos de Saúl, cuyo nombre era doeg, el edomita, el principal de los pastores de Saúl. David dijo a ahimelec:  - ¿no tienes aquí a mano una lanza o una espada? Porque no he traído ni mi espada ni mis armas, por cuanto la orden del rey era apremiante. El sacerdote respondió: - la espada de Goliat el filisteo, al ser que tu venciste en el valle de ela, esta aquí en vuelta en un velo detrás del efod; si quieres tomarla, tómala; porque aquí no hay otra sino esa. David respondió: - ninguna como ella; damela. Se levanto David aquel día, y huyendo de la presencia de Saúl, se fue a aquis, rey de gat. Y le dijeron a aquis sus siervos: - ¿ no es este David, el rey de la tierra? ¿ no es este de quien cantaban en las danzas, diciendo:  hirió Saúl a sus miles, y David a sus diez miles? David guardo en su corazón estas palabras y temió mucho a aquis, rey de gat. Por eso cambio su manera de comportarse delante de ellos y se fingió loco en medio de ellos; arañaba las puertas y dejaba que la saliva le corriera por la barba. Y aquis dijo a sus siervos: - mirad, este hombre es un demente; ¿por qué lo habéis traído ante mi? ¿acaso me hacen falta locos, para que hayáis traído  a este a hacer sus locuras delante de mi? ¿ va a entrar este en mi casa?.

22 Partió David de allí y se refugio en la cueva de adulam; cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, fueron allí a reunirse con el. además se le unieron todos los afligidos, todos los que estaban en amargura de espíritu, y llego a ser su jefe. Había con el como cuatrocientos hombres. De allí se fue David a mizpa de moab, y dijo al rey moab: te ruego que mi padre y mi madre se queden con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mi. Los trajo, pues, a la presencia del rey de moab y habitaron con el todo el tiempo que David estuvo en el lugar fuerte. Pero el profeta gad dijo a David: no te quedes en este lugar fuerte;  anda y vete a la tierra de juda. Entonces partió David y entro en el bosque de haret. Oyó Saúl que David y los que estaban con el había sido vistos. Estaba Saúl sentado en gabaa debajo de un tamarisco, sobre un alto, con la lanza en su mano, y rodeado de todos los siervos. Y dijo Saúl a los siervos que estaban alrededor de el: - oíd ahora, hijos de benjamín: ¿os dará también a todos vosotros el hijo de isai tierras y viñas y os dará a todos vosotros jefes de millares y jefes de centenas, para que todos vosotros hayáis conspirado contra mi? ¿ no ha habido quien me informara de cómo mi hijo ha hecho alianza con el hijo de isai, ni hay ninguno de vosotros que se conduela de mi y me de a conocer como mi hijo ha sublevado contra mi a un siervo mío para que me aceche, tal como lo hace hoy? Entonces doeg el edomita que era el principal de los siervos de Saúl, respondió: - yo vi al hijo de isai venir a nob adonnde estaba ahimelec hijo de ahitob. Este consulto a Jehová por el, le dio provisiones y también la espada de Goliat, el filisteo. Mando el rey a llamar al sacerdote ahimelec hijo de ahitob, y a toda la casa de su padre, los sacerdotes que estaban en nob, y todos vinieron ante el rey. Y Saúl dijo: - oye ahora, hijo de ahitob. – heme aquí, señor mío. – respondió el. Saúl añadió: - ¿por qué  habéis conspirado contra mi, tu y el hijo de isai? Le diste pan y una espada y consultaste a Dios por el, para que se subleve contra mi y me aceche, como lo hace en el día de hoy. Ahimelec respondió al rey: - ¿y quien entre todos sus siervos es tan fiel como David, que además es yerno del rey, sirve a tus ordenes y todos los honran en tu propia  casa? ¿acaso he comenzado hoy a consultar a Dios por el? ¡ no, lejos de mi! Que el rey no culpe de cosa alguna a su siervo, ni a toda la casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa, grande ni pequeña, sabe de este asunto. Pero el rey respondió: - sin duda morirás, ahimelec, tu y  toda la casa de tu padre. Luego dijo al rey a la gente de su guardia que estaba a su lado: - volveos y matad a los sacerdotes de Jehová; porque también la mano de ellos esta con David, pues sabiendo ellos que huía, no me lo hicieron saber. Pero los siervos del rey no quisieron  extender sus manos para matar a los sacerdotes de Jehová. entonces dijo el rey a doeg: - vuélvete y arremete contra los sacerdotes. Y se volvió doeg, el edomita, ataco a los sacerdotes y mato en aquel día a ochenta y cinco hombres que vestían efod de lino. Y a nob, ciudad de los sacerdotes, la paso Saúl a filo de espada: a hombres, mujeres y niños, hasta los de pecho, y bueyes, asnos y ovejas, todo lo hirió a filo de espada. Pero uno de los hijos de ahimelec hijo de ahitob, que se llamaba abiatar, puedo escapar, y huyo tras David. Abiatar dio aviso a David de cómo Saúl había dado  muerte a los sacerdotes de Jehová. y David le dijo: - ya sabia yo aquel día que estando allí doeg, el edomita, el se lo haría saber a Saúl. He ocasionado la muerte a todas las personas de la casa de tu padre. Quédate conmigo, no temas; quien busque mi vida, buscara también la tuya; pero conmigo estarás a salvo.

23  Dieron aviso a David diciendo: los filisteos están combatiendo contra keila y roban las eras. Entonces David consulto a Jehová: - ¿ iré a atacar a estos filisteos? Jehová respondió a David: - ve, ataca a los filisteos y libra a kelia. Pero los que estaban con David le dijeron: - mira, nosotros aquí en juda estamos con miedo; ¿ cuanto mas si vamos a kelia contra el ejercito de los filisteos? David volvió a consultar a Jehová. y Jehová le respondió:  - levántate, desciende a kelia, pues yo entregare en tus manos a los filisteos. Fue, pues, David con sus hombres a kelia y peleo contra los filisteos; se llevo sus ganados, les causo una gran derrota y libro David a los de kelia. Aconteció que abiatar hijo de ahimelec, que se había refugiado junto a David, descendió a kelia con el efod en su mano. Y le avisaron a Saúl que David había venido a kelia. Entonces dijo Saúl: Dios lo ha entregado en mis manos, pues el mismo se ha encerrado al entrar en una ciudad con puertas y cerraduras. Saúl convoco a todo el pueblo a la batalla para descender a kelia y poner sitio a David y a sus hombres. Pero al saber David que Saúl tramaba algo malo contra el, dijo al sacerdote abiatar: trae el efod. Luego dijo:  - Jehová Dios de Israel, tu siervo tienen entendido que Saúl intenta venir a kelia para destruir la ciudad por causa mía. ¿me entregaran los vecinos de kelia en sus manos? ¿ descenderá Saúl, como a oído tu siervo? Jehová, Dios de Israel, te ruego que lo hagas saber a tu siervo. Jehová dijo: - si, descenderá. Dijo luego David: - ¿ me entregaran los vecinos de kelia a mi y  a mis hombres en manos de Saúl? Jehová respondió: - os entregaran. Entonces David partió con sus hombres que eran como seiscientos, salieron de kelia y anduvieron de un lugar a otro. Llego a Saúl la noticia de que David se había escapado de kelia y desistió de salir. David se quedo en el desierto, en lugares fuertes y habitaba en un monte en el desierto de zif. Lo buscaba Saúl todos los días, pero Dios no lo entrego en sus manos. Viendo, pues, David que Saúl había salido en busca de su vida, se quedo en hores, en el desierto de zif. Jonatan hijo de Saúl se levanto y vino adonde estaba David en hores, y lo reconforto en Dios diciéndole: - no temas, pues no te hallara la mano de Saúl, mi padre; tu reinaras sobre Israel y yo seré  tu segundo. Hasta mi padre Saúl lo sabe. Ambos hicieron un pacto delante de Jehová; David  se quedo en hores y Jonatan se volvió a su casa. Después subieron los de zif para decirle a Saúl en gabaa: - ¿ no esta David escondido en nuestra tierra en las peñas de hores, en el collado de haquila, que esta al sur del desierto? Por  tanto, rey, desciende ahora pronto, conforme a tu deseo, y nosotros lo entregaremos en manos del rey. Saúl  les respondió: -  benditos seáis vosotros de Jehová, que habéis tenido compasión de mi. Id, pues, ahora, aseguraos mas, conoced y ved el lugar de su escondite, y quien lo  haya visto allí; porque se me ha dicho que el es muy astuto. Observad, pues, e informaos de todos los escondrijos donde se oculta; regresad a mi con información segura y yo iré con vosotros. Si el esta en la región, yo lo buscare entre todas las familias de juda. Ellos se levantaron y se fueron a zif delante de  Saúl. Pero David y su gente estaban en el desierto de maon en el araba, al sur del desierto. Fue Saúl con su gente a buscarlo; pero alguien aviso a David, el cual descendió a la peña y se quedo en el desierto de maon. Cuando Saúl oyó esto, siguió a David al desierto de maon. Saúl iba por un lado del monte, y David por con sus hombres por el otro lado del monte. Se daba prisa David para escapar de Saúl, pero Saúl y sus hombres habían rodeado a David y a su gente para capturarlos. Entonces llego un mensajero y dijo a Saúl: ven en seguida, porque los filisteos han  hecho una incursión en el país. Abandono Saúl, por tanto, la persecución de David, y partió contra los filisteos. Por esta causa le pusieron aquel lugar el nombre de  sela-hama-lecot. De allí David se fue a habitar en los lugares fuertes de en-gadi.

24  Cuando Saúl volvió de perseguir a los filisteos, le avisaron: David esta en el desierto de en-gadi. Tomo entonces Saúl tres mil hombres escogidos de todo Israel y salió en busca de David y de sus hombres por las cumbres de los peñascos de las cabras monteses. Al llegar a un redil de ovejas junto al camino, donde había una cueva, entro Saúl en ella para hacer sus necesidades. En el fondo de la cueva estaban sentados David y sus hombres. Los hombres de David le dijeron: -  mira, este es el día que Jehová te anuncio: yo entrego a tu enemigo en tus manos, y harás con el como te parezca. David se levanto y, calladamente, corto la orilla del manto de Saúl. Después de esto se turbo el corazón de David, porque había cortado la orilla del manto de Saúl. Y dijo a sus hombres: - Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de Jehová. ¡ no extenderé mi mano contra el, porque es el ungido  de Jehová!. con estas palabras reprimió David  a sus hombres y no les permitió que se abalanzaran contra Saúl. Y Saúl, saliendo de la cueva, siguió su camino. También David se levanto después y, saliendo de la cueva, le grito a Saúl: - ¡ mi señor, el rey! Cuando Saúl miro hacia atrás, David se postro en tierra, hizo una reverencia,  y dijo a Saúl: - ¿por qué escuchas las palabras de los que dicen: mira que David procura tu mal? Hoy han visto tus ojos como Jehová te ha puesto en mis manos en la cueva. Me dijeron que te matara, pero te perdone, pues me dije: no extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido de Jehová. mira, padre mío, mira la orilla de tu manto en mi mano; porque yo corte la orilla de tu manto y no te mate. Reconoce, pues, que no hay mal ni traición en mis manos, ni he pecado contra ti; como dice el proverbio de los antiguos: de los impíos saldrá la impiedad; así que mi mano no se alzara contra ti. ¿contra quien ha salido el rey de Israel? ¿a quien persigues? ¿ a un perro muerto? ¿ a una pulga? Jehová pues, será juez, y el juzgara entre tu y yo. Que el vea y sustente mi causa, y me defienda de tu mano. Aconteció que cuando David acabo de decir estas palabras a Saúl, este exclamo: - ¿ no es esta tu voz, David, hijo mío? Alzando su voz, Saúl rompió a llorar y dijo a David: - mas justo eres tu que yo, que me has pagado con bien, habiéndote yo pagado con mal. Hoy me has mostrado tu bondad; pues Jehová me ha entregado  en tus manos y no me has dado muerte. Porque ¿quién encuentra a su enemigo y lo deja ir sano y salvo? Jehová te pague con bien lo que en este día has hecho conmigo. Ahora tengo por cierto que tu has de reinar, y que el reino de Israel se mantendrá firme y estable en tus manos. Ahora pues, júrame por Jehová que no destruirás mi descendencia después de mi, ni borraras mi nombre de la casa de mi padre. Así lo juro David a Saúl. Después se fue Saúl a su casa, mientras David y sus hombres subían al lugar fuerte.

25 Por entonces murió Samuel. Todo Israel se congrego para llorarlo y lo sepultaron en su casa, en rama. Entonces se levanto David y se fue al desierto de paran. En maon había un hombre que tenia su hacienda en  carmel. Era muy rico, tenia tres mil ovejas y mil cabras, y estaba esquilando sus ovejas en carmel. Aquel hombre se llamaba nabal,  y su mujer era de buen entendimiento y hermosa apariencia, pero el hombre era rudo y de mala conducta; era del linaje de caleb. Supo David en el desierto que nabal esquilaba sus ovejas. Entonces envió David a diez jóvenes y les dijo: subid al carmel e id a nabal; saludadlo en mi nombre y decidle: paz a ti, a tu familia, y paz a todo cuanto tienes. He sabido que tienes esquiladores. Ahora bien, tus pastores han estado con nosotros; no los tratamos mal ni les falto nada en todo el tiempo que han estado en carmel. Pregunta a tus criados y ellos te lo dirán. Hallen, por tanto, estos jóvenes gracia a tus ojos, porque hemos venido en buen día; te ruego que des lo que tengas a mano a tus siervos  y a tu hijo David. Los jóvenes enviados por David fueron y dijeron a nabal todas estas cosas en nombre de David y callaron. Pero nabal respondió a los jóvenes enviados por David: - ¿Quién es David, quien es el hijo de isai? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores. ¿he de tomar yo ahora mi pan, mi agua y la carne que he preparado para mis esquiladores y darla a hombres que no se de donde son? Los jóvenes que había enviado David, dando media vuelta, tomaron el camino de regreso. Cuando llegaron a donde estaba David, le dijeron estas cosas. Entonces David dijo a sus hombres: cíñase cada uno su espada. Cada uno se ciño su espada y también David se ciño la suya. Subieron tras David unos cuatrocientos hombres, y dejaron doscientos con el bagaje. Pero uno de los criados aviso a Abigail, mujer de nabal, diciendo: mira que David ha enviado mensajeros del desierto para saludar a nuestro amo, y el los ha despreciado. Aquellos hombres han sido muy buenos con nosotros, y cuando estábamos en el campo nunca nos trataron mal,  ni nos falto nada en todo el tiempo que anduvimos con ellos. Muro fue para nosotros de día y de noche, todos los días que hemos estado con ellos apacentando las ovejas. Ahora pues, reflexiona y mira lo que has de hacer, porque ya esta decidida la ruina de nuestro amo y de toda su casa; pues es el un hombre tan perverso, que no hay quien pueda hablarle. Tomo Abigail a toda prisa doscientos panes, dos cueros de vino, cinco ovejas guisadas, cinco medidas de grano tostado, cien racimos de uvas pasas y doscientos panes de higos secos, y lo cargo todo sobre unos asnos. Luego dijo a sus criados:  id delante de mi, y yo os seguiré luego. Pero nada declaro a su marido nabal. Montada en un asno, descendió por una parte secreta del monte, mientras David  y sus hombres venían en dirección a ella; y ella les salió al encuentro. David había comentado: ciertamente en vano he guardado en el desierto todo lo que este hombre tiene, sin que nada le haya faltado de todo cuanto es suyo; y el me ha devuelto mal por bien. Traiga Dios sobre los enemigos de David el peor de los castigos, que de aquí a mañana no he de dejar con vida ni a uno solo de los que están con el. cuando Abigail vio a David, se bajo en seguida del asno; inclinándose ante David, se postro en tierra, y echándose a sus pies le dijo: - ¡ que caiga sobre mi el pecado! Señor mío, pero te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha las palabras de tu  sierva. No haga caso ahora mi señor de ese hombre perverso de nabal;  porque conforme a su nombre, así es. El se llama nabal y la insensatez lo acompaña; pero yo tu sierva, no vi a los jóvenes que tu enviaste. Ahora, pues, señor mío, ¡ vive Jehová y vive tu alma! Que Jehová te ha impedido venir a derramar sangre y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como nabal tus enemigos, todos los que procuran el mal contra mi señor. En cuanto a este presente que tu sierva te ha traído, que sea dado a los hombres que siguen a mi señor. Te ruego que perdones a tu sierva esta ofensa; pues Jehová hará de cierto una casa perdurable a mi señor, por cuanto mi señor pelea las batallas de Jehová , y no vendrá mal sobre ti en todos tus días. Aunque alguien se haya levantado para perseguirte y atentar contra tu vida, con todo, la vida de mi señor será atada al haz de los que viven delante de Jehová tu Dios, mientras que el arrojara las vidas de tus enemigos como quien las tira con el cuenco de una honda. Cuando Jehová haga con mi señor conforme a todo el bien que ha hablado de ti, y te establezca como príncipe sobre Israel, entonces señor mío, no tendrás motivo de pena ni remordimiento por haber derramado sangre sin causa, o por haberte vengado con tu propia mano. Guárdese, pues, mi señor, y cuando Jehová haya favorecido a mi señor, acuérdate de tu sierva. Entonces David dijo a Abigail:  - Bendito sea Jehová, Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontraras. Bendito sea tu razonamiento  y bendita tu, que me has impedido hoy derramar sangre y vengarme por mi propia mano. Porque, ¡ vive Jehová Dios de Israel!,  que me ha impedido hacerte mal, que de no haberte dado prisa en venir a mi encuentro, mañana por la mañana no le habría quedado con vida a nabal ni un solo hombre. David recibió de sus manos lo que le había traído y le dijo: - sube en paz a tu casa, pues he escuchado tu petición y te la he concedido. Cuando Abigail volvió adonde estaba nabal, este estaba celebrando en su casa un banquete como de rey. Nabal estaba alegre y completamente ebrio, por lo cual ella no le dijo absolutamente nada hasta el día siguiente. Pero por la mañana, cuando ya a nabal se le habían pasado los efectos del vino, le contó su mujer estas cosas;  entonces se le apretó el corazón en el pecho y se quedo como una piedra. Diez días después, Jehová hirió a nabal y este murió. Luego de oír David que nabal había muerto, dijo:  Bendito sea Jehová, que juzgo la causa de la afrenta que recibí de manos de nabal, y ha preservado del mal a su siervo. Jehová ha hecho caer la maldad de nabal sobre su propia cabeza. Después mando David a decir a Abigail que quería tomarla por mujer. Los siervos de David se presentaron ante Abigail en carmel y le hablaron diciendo: - David nos envía para tomarte por mujer. Ella se levanto, se postro rostro en tierra y dijo: - aquí tienes a tu sierva, que será una sierva para lavar los pies de los siervos de mi señor. Se levanto luego Abigail, y acompañada de las cinco doncellas que la servían, monto en un asno siguió a los mensajeros de David, y fue su mujer. También tomo David a ahinoam de jezreel y ambas fueron sus mujeres. Porque Saúl había dado a su hija mical, mujer de David a palti, hijo de lais, que era de galim.

26   Llegaron pues, los zifeos adonde estaba Saúl, en gabaa diciendo: ¿no esta David escondido en le collado de haquila, al oriente del desierto?. Entonces Saúl se levanto y descendió al desierto de zif, llevando consigo tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David en el desierto de zif. Acampo  Saúl en el collado de haquila, que esta junto al camino, al oriente del desierto. Andaba David por el desierto, y advirtió que Saúl entraba a perseguirlo en el desierto, por lo que envió unos espías, y supo con certeza que Saúl había llegado. Se levanto luego David y fue al sitio donde Saúl había acampado. Observo el lugar donde dormían Saúl y abner hijo de ner, general de su ejercito. Estaba Saúl, durmiendo en el campamento y el pueblo  acampaba en derredor suyo. Entonces David dijo ahimelec el heteo y a abisai, hijo de sarvia, hermano de joab:- ¿quién descenderá conmigo al campamento donde esta Saúl? Abisai dijo: -  yo descenderé contigo. David y abisai fueron, pues, de noche adonde estaba el ejercito. Saúl se hallaba tendido durmiendo en el campamento, con su lanza clavada en tierra a su  cabecera; abner y el ejercito estaban tendidos alrededor de el. entonces dijo abisai a David: - hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tus manos; ahora, pues, déjame que lo hiera con la lanza: lo clavare en tierra de un golpe y no le hará falta un segundo golpe. David respondió a abisai: - no lo mates; porque ¿quién extenderá impunemente su mano contra el ungido de Jehová? dijo además David: - ¡ Vive Jehová! que si Jehová no lo hirriera ( sea que le llegue su día y muera o descienda a la batalla y perezca),  guárdame Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. pero ahora toma la lanza que esta a su cabecera y la vasija de agua, y veámonos. Se llevo pues David la lanza y la vasija de agua de la cabecera de Saúl y se fueron. No hubo nadie que los viera, ni se diera cuenta, ni se despertara, pues todos dormían; porque había caído sobre ellos un profundo sueño enviado por Jehová. luego paso David al lado opuesto y se puso en la cumbre del monte a lo lejos, de manera que había una gran distancia entre ellos. Y grito David al pueblo y a abner hijo de ner, diciendo: - ¿no responder abner? Abner respondió: - ¿quién eres tu  que gritas al rey? Entonces dijo David a abner: - ¿ no eres tu un hombre? ¿quién hay como tu en Israel? ¿por qué, pues, no has guardado al rey tu señor? Porque uno del pueblo ha entrado a matar a tu señor el rey. Esto que has hecho no esta bien. ¡ vive Jehová! que sois dignos de muerte, porque no habéis guardado a vuestro señor, al ungido de Jehová. mira  ahora donde esta la lanza del rey y la vasija de agua que tenia a su cabecera. Reconociendo Saúl la voz de David, dijo: - ¿no es esta tu voz, David, hijo de mío? David respondió: - si, es mi voz, rey y señor mío. Y añadió: - ¿por qué persigue así a mi  señor a su siervo? ¿qué he hecho? ¿qué mal hay en mis manos? Ruego pues ahora que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su siervo. Si es Jehová quien te instiga contra mi, que acepte el la ofrenda; pero si son los hombres, malditos sean ellos en presencia de Jehová, porque me han expulsado hoy  para que no tenga parte en la heredad de Jehová, diciéndome: ve y sirve a  dioses ajenos. Que no caiga, pues, ahora  mi sangre en tierra delante de Jehová, porque ha salido el rey a buscar una pulga, como quien persigue una perdiz por los montes. Entonces dijo Saúl: - he pecado; vuelve David, hijo mío, que ya no te haré ningún mal, porque mí vida ha sido estimada preciosa hoy a tus ojos. He obrado neciamente, he cometido un gran error. David respondió: - aquí esta la lanza del rey; pase acá uno de los criados y tómela. Que Jehová pague a cada uno según su justicia y su lealtad, pues Jehová te había entregado hoy en mis manos, pero yo no quise extender mi mano contra el ungido de Jehová. del mismo modo que tu vida ha sido estimada preciosa hoy mis ojos así sea mi vida a los ojos de Jehová, y me libre de toda aflicción. Y Saúl dijo a David: - Bendito sea tu, David, hijo mío; sin duda emprenderás tus cosas grandes y prevalecerás. Entonces David siguió su camino y Saúl regreso a su lugar.

27  Dijo luego David en su corazón: Cualquier día de estos voy a morir a manos de Saúl; por tanto, lo mejor será que me fugue a tierra de los filisteos, para que Saúl no se ocupe mas de mi y no me siga buscando  por todo el territorio de Israel; así escapare de sus manos. Se levanto, pues, David  y con los seiscientos hombres que lo acompañaban se paso a aquis hijo de maoc, rey de gat. Y vivió David con aquis en gat, el y sus hombres, cada cual con su familia; David con sus dos mujeres, ahinoam, la jezreelita y Abigail, la que fue mujer de nabal el de carmel. Saúl recibió la noticia de que David había huido a gat, y no lo busco mas. David dijo a aquis: -si he hallado gracia ante tus ojos, haz que me den un lugar en alguna de las aldeas para que habite allí; pues ¿por qué  ha de vivir tu siervo contigo en la ciudad real? Aquel mismo día aquis le asigno siclag por lo cual siclag pertenece a los reyes de juda hasta hoy. El numero de los días que David habito en la tierra de los filisteos ascendió a un año y cuatro meses. David subía con sus hombres y hacían incursiones contra los gesuritas, los gezritas y los amalecitas; porque estos habitaban desde hacia largo tiempo la región que se extiende en dirección  a shur, hasta la tierra de Egipto. David asolaba el país, y no dejaba con vida hombre ni mujer; se llevaba las ovejas, las vacas, los asnos, los camellos y las ropas y regresaba adonde estaba aquis. Y cuando aquis le preguntaba: ¿dónde habéis incursionado hoy? David le respondía: por el neguev de juda ( o por el neguev de jerameel o por el neguev de los ceneos). Ni hombre ni mujer dejaba David  llegar con vida a gat, pues decía: no sea que den aviso de nosotros y digan: esto lo hizo David. Esta fue su costumbre todo el tiempo que vivió en la tierra de los filisteos. Pero aquis confiaba en David, pues pensaba: el se ha hecho odioso a su pueblo Israel, y será mi siervo para siempre.

28   Aconteció en aquellos días, que los filisteos reunieron sus fuerzas para pelear contra Israel. Y  aquis dijo a David: - ten entendido que has de salir a campaña conmigo, tu y tus hombres. David respondió a aquis: - muy bien, ahora sabrás lo que hará tu siervo. Aquis dijo a David: - en ese caso, te haré mi guarda personal mientras viva. Ya Samuel había muerto. Todo Israel lo había lamentado y lo había sepultado en rama, su ciudad. Saúl había expulsado de la tierra a los encantadores  y adivinos. Se reunieron, pues, los filisteos, y vinieron a acampar en sunem. Mientras Saúl reunió a todo Israel y acampo en gilboa. Cuando Saúl vio el campamento de los filisteos, tuvo miedo y se turbo sobremanera su corazón. Consulto Saúl a Jehová, pero Jehová  no le respondió ni por sueños ni por el urim ni por los profetas. Entonces Saúl dijo a sus criados: - buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que vaya a consultar por medio de ella. Sus criados le respondieron: -  aquí, en endor, hay una mujer que tiene espíritu de adivinación. Se disfrazo Saúl poniéndose otras vestiduras y acompañado por dos hombres, se llego de noche a aquella mujer y le dijo: - te ruego que me adivines, por el espíritu de adivinación y hagas venir a quien yo te diga. La mujer le respondió: - bien sabes lo que Saúl ha hecho, como ha extirpado de la tierra a los evocadores y a los adivinos. ¿por qué, pues, me pones esta trampa para hacerme morir? Entonces Saúl le juro por Jehová: - ¡ vive Jehová!, que ningún mal te sobrevendrá por esto. La mujer dijo:  - ¿ a quien te haré venir?  - hazme venir a Samuel – respondió el. al ver la mujer a Samuel, lanzo un  grito  y dijo Saúl: - ¿por qué me has engañado?, pues tu eres Saúl. – no temas. ¿qué has visto? – le respondió el rey. – he visto dioses que suben de la tierra – dijo la mujer a Saúl. - ¿cuál es su forma? – le pregunto el. – un hombre anciano viene, cubierto de un manto – respondió ella. Comprendió Saúl  que era Samuel y cayendo rostro en tierra, hizo una gran reverencia. Samuel dijo a Saúl: - ¿por qué me has inquietado haciéndome venir? Saúl le respondió: - estoy muy  angustiado, pues los filisteos pelean contra mi. Dios se  apartado de mi y ya no me responde, ni por medio de los profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me digas lo que debo hacer. - ¿para que me preguntas a mi, si Jehová se apartado de ti y es tu enemigo?, Jehová te ha hecho como predijo por medio de mi, pues Jehová ha arrancado el reino de tus manos y lo ha dado a tu compañero, David. Como tu no obedeciste a la voz de Jehová, ni atendiste al ardor de su ira contra amalec, por eso Jehová te ha hecho esto hoy. Junto contigo, Jehová entregara a Israel en manos de los filisteos; mañana estaréis conmigo, tu  y tus hijos. Jehová entregara también al ejercito de Israel en manos de los filisteos. De repente cayo Saúl a tierra cuan largo era, lleno de temor por las palabras de Samuel. Estaba sin fuerzas, porque no había comido durante todo aquel día y toda aquella noche. La mujer se acerco a Saúl, y al ver que estaba muy turbado le dijo: -  tu sierva a obedecido a tu voz; he arriesgado mi vida y he cumplido la orden que me diste. Te ruego pues, que tu también oigas la voz de tu sierva; pondré delante de ti un bocado de pan para que comas, a fin de que cobres fuerzas y sigas tu camino. Y el rehusó diciendo: - no comeré. Pero sus siervos le insistieron junto con la mujer,  y el les obedeció. Se levanto, pues, del suelo, y se sentó sobre una cama. Aquella mujer tenia en su casa un ternero engordado. Enseguida lo mato, tomo harina, la amaso y coció con ella panes sin levadura. Luego sirvió todo aquello a Saúl  y sus siervos, quienes, después de haber comido se levantaron y se fueron aquella misma noche.

29 Los filisteos reunieron todas sus fuerzas en afec, e Israel acampo junto a la fuente que esta en jezreel. Mientras los príncipes de los filisteos pasaban revista a sus compañías, de a ciento y de a mil hombres, David y sus hombres iban a la retaguardia con aquis. Entonces los príncipes de los filisteos dijeron: - ¿ que hacen aquí estos hebreos? Aquis respondió a los príncipes de los filisteos: - ¿ no ven que es David, el siervo de Saúl, rey de Israel? Ha estado conmigo por días y años y no he hallado falta en el desde que se paso a mi servicio hasta el día de hoy. Entonces los príncipes de los filisteos se enojaron contra el, y le dijeron: - despide a este hombre, para que regrese al lugar que le señalaste y no venga con nosotros a la batalla, no sea que en la batalla se vuelva enemigo nuestro; porque ¿ con que cosa retornaría mejor a la gracia de su señor que con las cabezas de estos hombres? ¿ no es este el David de quien cantaban en las danzas: Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles?. Entonces aquis llamo a David y le dijo: - ¡ vive Jehová, tu has sido un hombre recto! Y me ha parecido bien que salgas y entre en el campamento conmigo, porque ninguna cosa mala he hallado en ti desde que viniste a mi hasta el día de hoy; pero no eres grato a los ojos de los príncipes. Regresa, pues, y vete en paz, para no desagradar a los príncipes de los filisteos. David dijo a aquis: - ¿qué he hecho yo? ¿ que has hallado en tu siervo desde que entre a tu servicio hasta el día  de hoy, para que no vaya y pelee contra los enemigos del rey, mi señor?. Aquis respondió a David: - se que has sido bueno ante mis ojos, como un ángel de Dios; pero los príncipes de los filisteos me han dicho: no venga con nosotros a la batalla. Levántate, pues, de mañana, tu y los siervos de tu señor que han venido contigo, y marchaos de aquí en cuanto amanezca. Se levantaron David y sus hombres de mañana para irse y regresar a la tierra de los filisteos; y los filisteos se fueron a jezreel.

30 Cuando David y sus hombres llegaron al tercer día a siclag, los de amalec habían invadido el neguev y siclag, habían asolado a siclag y le habían prendido fuego. Se habían llevado cautivas a las mujeres y a todas las que estaban allí, del menor hasta el mayor,  y siclag, habían asolado a siclag y le habían prendido fuego. Se habían llevado cautivas a las mujeres y a todas las que estaban allí, del menor hasta el mayor,  pero a nadie habían dado muerte, sino que se los llevaron y siguieron su camino. Llego, pues, David con los suyos a la ciudad y se encontró que estaba quemada y que sus mujeres, sus hijos e hijas, habían sido llevados en cautivos. Entonces David y la gente que lo acompañaba lloraron en voz en cuello, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. Las dos mujeres de David, ahinoan jereelita y Abigail la que fue mujer de nabal, el de carmel, también habían sido llevadas cautivas. David se angustio mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues el alma de todo el pueblo estaba llena de amargura, cada uno por sus hijos y por su hijas. Pero David hallo fortaleza en Jehová  su Dios, y dijo al sacerdote abiatar hijo de ahimelec: te ruego que me acerques el efod. Abiatar acerco el efod a David y David consulto a Jehová diciendo:  - ¿perseguiré a esta banda de salteadores? ¿los podré alcanzar? El le dijo: - síguelos, porque ciertamente los alcanzaras y de cierto libraras a  los cautivos. Partió, pues, David, junto a los seiscientos hombres que lo acompañaron, y llegaron hasta el torrente de besor, donde se quedaron algunos. David siguió adelante con cuatrocientos hombres; pues se quedaron atrás doscientos que cansados no pudieron pasar el torrente del besor. Hallaron en el campo  a un egipcio al cual trajeron ante David, le dieron pan y comió, y le dieron a beber agua. También le dieron un pedazo de masa de higos secos y dos racimos de pasas. Luego que comió, se siento reanimado, pues no había comido pan ni bebido agua durante tres días y tres noche. Entonces le pregunto  David: - ¿ a quien perteneces, y de donde eres?? El joven egipcio respondió: -  soy siervo de un amalecita y mí amo me abandono hace tres días porque estaba enfermo. Hicimos una incursión a la parte del neguev que pertenece a los cereteos, al de juda y al neguev de caleb. También incendiaron siclag. - ¿me llevaras tu adonde esta esa tropa? – le pregunto David. – júrame por Dios que no me mataras, ni me entregaras en manos de mi amo, y te llevare adonde esta esa gente – dijo el. lo llevo, pues; y los encontraron desparramados sobre toda aquella tierra, comiendo, bebiendo y haciendo fiesta, por todo aquel gran botín que habían tomado de la tierra de los filisteos y de la tierra de juda. Y David los batió desde aquella hasta la tarde  del día siguiente. Ninguno de ellos escapo, salvo cuatrocientos jóvenes que montaron sobre los camellos y huyeron. Rescato David todo lo que los amalecitas habían tomado, y libro asimismo a sus dos mujeres. No les falto nadie, ni chico ni grande, así de los hijos como de hijas, ni nada del robo, de todas las cosas que les habían tomado; todo lo recupero David. Tomo también David todas las ovejas y el ganado mayor. Los que iban delante conduciendo aquel tropel decían: este es el botín de David. Llego David a donde estaban los doscientos hombres que muy cansados para seguirlo, se habían quedado en el torrente besor; y ellos salieron a recibir a David y al pueblo que con el estaba. Cuando David llego, saludo a la gente en paz. Pero todos los malos y perversos que había entre los que iban con David, se pusieron a decir: puesto que no han ido con nosotros, no les daremos del botín  que hemos recuperado; que cada uno tome a su mujer y a sus hijos  y se vaya. Pero David dijo: - no hagáis eso, hermanos míos, con lo que nos ha dado Jehová. nos ha guardado y ha entregado en nuestras manos a los salteadores que nos atacaron. ¿quién os dará razón en este caso? Porque conforme a la parte del que desciende a la batalla, así ha de ser la parte del que se queda con el bagaje; les tocara por igual. Desde aquel día en adelante fue esto ley y norma en Israel hasta hoy. Cuando David llego a siclag envió la parte del botín a los ancianos de juda, sus amigos, diciendo: aquí tenéis un presente para vosotros del botín tomado a los enemigos de Jehová. se lo envió a los de bet-el, ramot del neguev, jatir, aroer, sifmot, estemoa, racal del ceneo, a los horma, corasan, atac, hebron, y a todos los lugares donde David había estado con sus hombres.

31  Los filisteos pues, pelearon contra Israel, y los de Israel, huyendo ante los filisteos, cayeron muertos en el monte gilboa. Los filisteos siguieron de cerca de Saúl y a sus hijos y mataron a Jonatan, a  abinadab y a malquisua, hijos de Saúl. La batalla arrecio contra Saúl, lo alcanzaron los flecheros y tuvo mucho miedo de ellos. Entonces dijo Saúl a su escudero: saca tu espada y traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos a traspasarme y burlarse de mi. Pero su escudero no quería, pues tenia gran temor. Tomo entonces Saúl su propia espada  y se echo sobre ella. Al ver que Saúl había muerto, su escudero se  echo también sobre su espada y murió junto con el. así murió  Saúl aquel día, junto con sus tres hijos, su escudero y todos sus hombres. Los de Israel que estaban al otro lado del valle y al otro lado del jordán, al ver que Israel había huido y que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron sus ciudades y huyeron. Luego vinieron los filisteos y habitaron en ellas. Aconteció al siguiente día que, al llegar los filisteos a despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus tres hijos tendidos en el monte  de gilboa. Le cortaron la cabeza y lo despojaron de las armas. Entonces enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos para que llevaran las  buenas noticias al templo de sus ídolos y al pueblo. Pusieron sus armas en el templo de astarot y colgaron su cuerpo en le muro de bet-san. Cuando los de jabes de galaad se enteraron de lo que habían hecho los filisteos con Saúl, todos los hombres valientes se levantaron y caminando toda aquella noche, quitaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de bet-san, y llevándolos a jabes los quemaron allí.  Tomaron sus huesos, los sepultaron debajo de un árbol en jabes y ayunaron siete días.

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