Saturno, el esfuerzo

- En la mitología Saturno tiene una fama bastante ingrata, ya que para apoderarse del trono de los dioses castró a su padre, Urano, y devoró a sus hijos. También es asociado a Cronos el dios del tiempo.

Este planeta se asocia con el sufrimiento y la dificultad, es el que nos pone límites y nos hace exigencias, el que nos enfrenta con nuestros miedos.

En la astrología antigua era considerado “maléfico”, es decir, portador de desgracias y sufrimientos, porque siempre nos está confrontando con lo que más nos cuesta; ahí es donde Saturno nos exige esfuerzo.

El tiempo y la soledad son temas importantes para este planeta. Por un lado nos hace ver que cada situación o proceso que enfrentemos en la vida tiene su tiempo de desarrollo, por lo tanto debemos aprender a esperar. Además el tiempo, dice Saturno, es el único que puede curar el sufrimiento y también nos permite darnos cuenta de qué cosas podemos cambiar y cuáles debemos aceptar, en nuestra vida o en las situaciones que nos toca vivir.

La soledad es otro punto importante para este planeta, dice que tenemos que aprender a ser responsables de nosotros mismos, que debemos tomar nuestras propias decisiones y asumir las consecuencias. En otras palabras debemos madurar y, como sabemos, esto no es fácil. Siempre tenemos la tendencia a depender de alguien en algún sentido, económico, emocional, etc. Saturno dice que si somos capaces de este crecimiento, entonces podemos ser libres, podemos decidir lo que queremos, somos independientes.

Saturno tiene un problema con cambiar, le cuesta hacerse a la idea de que las cosas podrían ser de otra manera. Es de ideas fijas, es el planeta de las restricciones, quiere mostrarnos que con lo necesario es suficiente, y, por lo general, se las arregla para enfrentarnos con la necesidad, con la falta de algo, pues dice que la necesidad es lo que hace crecer al ser humano.

Él hace aflorar nuestros miedos y nuestras inseguridades, y nos enfrenta con ellas una y otra vez hasta que las superemos. Por ejemplo, si una persona siente que no tiene la capacidad para relacionarse, se siente fuera de lugar, Saturno se las arregla para que esta persona tenga la necesidad urgente de relacionarse con otros, haga un esfuerzo y saque lo mejor de sí mismo.

La posición que este planeta tiene en la carta astral nos muestra una parte de la vida en que la persona se siente incapaz o torpe y donde se tiene más temor de expresar lo que siente, donde la persona está más a la defensiva, donde es más crítico. En otras palabras nos muestra nuestra parte oscura. Jung la llamó La Sombra, esa parte nuestra que no quisiéramos tener, la que nos desagrada tanto que preferimos verla en los otros, porque nos aterra ver que somos de esa manera que odiamos; los otros son siempre los que están equivocados, los que tienen malas intenciones, nosotros estamos siempre en lo correcto. La idea de Saturno es mostrarnos que esa parte que despreciamos es nuestra y que es un deber para con nosotros mismos reconocerla y aceptarla como tal.

Una manera bastante práctica y efectiva de acercarnos a esta parte de nosotros es poner atención a esas personas que no soportamos, a las que despreciamos, a las que nos hacen hervir la sangre de rabia y luego ver, con una mano en el corazón, cuándo me comporto de esa manera, cuándo soy así. Por ejemplo, una persona puede sentir que ya no puede relacionarse con su padre porque es autoritario, cruel, egoísta y dominante.

El desafío es ver cuándo tengo yo esas actitudes; en qué situaciones soy así conmigo mismo o con los otros; en qué puedo estar siendo cruel o egoísta en este momento; y cómo estoy usando mi autoridad. Les aseguro que si lo hacen en conciencia se van a llevar más de una sorpresa, tal vez no muy agradable, pero habrán dado un enorme paso en su crecimiento personal: se darán cuenta de algo de ustedes mismos y de paso habrán comprendido la lección de Saturno.

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