Plutón,
transformación
- Es el último planeta
del sistema solar y el más lejano del sol y lo designamos con el
nombre del Señor de los Infiernos. En la mitología Plutón
reside bajo la tierra y jamás se aventura a la superficie, salvo que lleve puesto su casco
mágico que lo hace invisible a los ojos de los hombres.
Este planeta representa
el interminable ciclo de muerte y renacimiento. Es inevitable que
la vida en su constante cambio, tenga formas que deben morir para
que la vida pueda ser liberada en un nuevo nacimiento y en una
nueva forma. La naturaleza nos habla de muchas maneras de este
proceso, con el paso de las estaciones y la vida misma de las
especies. Pero si considera uno su propia vida, puede ver que
cada experiencia, cada actitud, cada relación, cada sentimiento,
cada idea, en una palabra todo, tiene su propio comienzo y fin,
seguido por un comienzo nuevo de alguna otra forma. Nos
resistimos a esto porque inevitablemente queremos que ciertos
momentos duren para siempre. El cambio lo aceptamos si es
placentero, pero cuando llega el momento de la fase del cambio
que nos exige dar un paso a la oscuridad, nos echamos atrás: no
tenemos confianza en el Señor de Los Muertos.
Después de la muerte hay
siempre renacimiento y la forma nueva es siempre mejor que la
anterior, pero la mayoría de las personas cuando se ven
sometidas a esta prueba no cree que las cosas sean así, y
sienten que irremediablemente han perdido algo, por lo general
una persona o cosa a la que la une un vínculo emocional fuerte.
Es en la esfera de las
relaciones emocionales que Plutón tiene una significación
especial, ya que aquí las personas pasan por muertes y
renacimientos emocionales. Y se relaciona también con la
sexualidad, en el sentido de que el acto sexual significa, o
simboliza, la muerte del sentimiento de separación individual en
la vivencia del otro y de la nueva fuerza vital creativa que
fluye entre ambos. La creación de una nueva vida lleva siempre
consigo alguna forma de muerte, un cambio en la propia actitud.
Procrear un hijo produce este tipo de cambio, pues uno ha pasado
de ser hijo a ser un padre o madre que ha dado nacimiento a un
hijo, y se ha iniciado una nueva fase de la vida. Pase lo que
pase de ahora en adelante la vida ya nunca será la misma. Las
depresiones post parto son una muestra de que en alguna parte de
su ser la mujer percibe este tremendo cambio.
También la muerte, en su
forma más literal, es el dominio de Plutón, pues al mismo
tiempo que es el término de un ciclo, señala el comienzo de
otro nuevo.
Plutón es un símbolo de
la necesidad de transformación, dicho de otra manera, tenemos un
impulso hacia el crecimiento, que exige cambio constante. Lo
quiera o no, el individuo debe crecer y el ciclo de crecimiento
incluye necesariamente un período de decadencia, muerte, nueva
germinación, gestación y un nuevo nacimiento. En la totalidad
de la naturaleza se confirma este principio. Que el hombre haya
de rechazarlo, y que intente negarlo, es producto de la pérdida
de contacto con las raíces de la vida, tan típica de la época
en que vivimos.
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