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                                Cervantes

- No me extrañaría que el verdadero Quijote os lo inspirara el venerable Juan Gil, fraile perteneciente a la Orden de la Santísima Trinidad, dedicada a la difícil y arriesgada labor de liberar cautivos. En vuestro caso el valiente Juan Gil  acompañado iba del no menos valeroso fraile, Antonio de la Bella.

Cervantes.- Pudiera ser, ya que no quiero acordarme y sin duda si os digo que si no fuera por él mi vida habría sido otra y jamás habría escrito el Quijote.

- Mucho le debemos agradecer entonces a Juan Gil y Antonio de la Bella, ya que sin ellos, no habríamos disfrutado de los libros de vuesa merced. En los cuadros que coloco en color, sacados de otros en blanco y negro, solo pretendo su divulgación cultural,y hacer mas conocida esta verdadera aventura del tal Saavedra, según escrito en el relato del cautivo, por voace.

 Escudo oro

El autor en blanco y negro de este grabado sitúa a Cervantes abrazando a su libertador Juan Gil mientras Antonio de la Bella paga los 500 escudos del rescate. Fabuloso encuadre que refleja la emoción indescriptible de Cervantes al verse libre. Sobre este tema se podrían escribir no uno sino muchos libros de verdaderas aventuras reales de Cervantes.

Según una versión ya estaba Cervantes encadenado al banco de una galera cuando le dieron la noticia de su rescate y liberación por los frailes de La Santísima Trinidad.

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Apenas hubo oído esto el moro, cuando, con una increíble presteza, se arrojó de cabeza en la mar, donde sin ninguna duda se ahogara, si el vestido largo y embarazoso que traía no le entretuviera un poco sobre el agua. Dio voces Zoraida que le sacasen, y así, acudimos luego todos, y, asiéndole de la almalafa, le sacamos medio ahogado y sin sentido, de que recibió tanta pena Zoraida que, como si fuera ya muerto, hacía sobre él un tierno y doloroso llanto. 

CERVANTES

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