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Los luengos y rubios cabellos no solo le cubrieron las espaldas, mas toda en t o r no la escondieron debajo de ellos, que si no eran los pies, ninguna otra cosa de su cuerpo se parecía: tales y tantos eran. En esto les sirvió de peine unas manos, que si los pies en el agua habían parecido pedazos de cristal, las manos en los cabellos semejaban pedazos de apretada nieve

CERVANTES

Mas del cap. 27

Cardenio por

¿Quien me causa este dolor ?

Amor.

Y ¿quién consiente mi duelo?

El cielo.

De ese modo yo recelo

morir de este mal extraño

pues se aumentan en mi daño

amor fortuna y el cielo.

¿Quién mejorara mi suerte?

La muerte.

Y el bien de amor ¿Quién le alcanza?

Mudanza.

Y sus males ¿Quién los cura?

Locura.

De ese modo no es cordura

querer curar la pasión

cuando los remedios son:

muerte mudanza y locura.

CERVANTES

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