Y, en diciendo esto, se acercó a la sima; vio no ser posible descolgarse, ni hacer lugar a la entrada, si no era a fuerza de brazos, o a cuchilladas, y así, poniendo mano a la espada, comenzó a derribar y a cortar de aquellas malezas que a la boca de la cueva estaban, por cuyo ruido y estruendo salieron por ella una infinidad de grandísimos cuervos y grajos, tan espesos y con tanta priesa, que dieron con don Quijote en el suelo; y si él fuera tan agorero como católico cristiano, lo tuviera a mala señal y escusara de encerrarse en lugar semejante.
CERVANTES
El Quijote también desciende al Infierno como Ulises en la Odisea, Eneas en La Eneida y Roland en el Orlando Furioso. Señales todas que en esta maravillosa aventura de la Cueva de Montesinos se inspiró en los clásicos Homero, Virgilio y el renacentista Ariosto.
A Eneas le fue presentada la visión de sus descendientes en la futura Roma