Los Pichones de Rivière

 

Dinastía formada bajo los efectos de la cerveza Quilmes en las mesas de la taberna "Scorpio". Quienes formamos parte de este proyecto (Franco Bongioanni, Mariano Caudana, Federico Coutaz y Martín Restaldi, todos entre los 24 y 26 años, hasta el momento) nos conocimos durante el cursado de la escuela secundaria, allá por el primer lustro de los '90, donde los cuatro cantábamos en el coro del colegio, bajo la magistral batuta del profesor Héctor Martín Rotger y donde nos hicimos muy buenos amigos. De aquellos años dorados sólo nos queda el imborrable sabor de ciertos aromas que el tiempo, persistente, se empecina en borrar (a saber: cierto afán de búsqueda, cierta condición crítica, cierto cinismo y cierto rencor por ser eternamente rechazados por las más bonitas).
Somos de la ciudad de Santa Fe en el interior del país, estamos a unas seis horas de viaje de Buenos Aires, ésta es una ciudad de más o menos quinientos mil habitantes, la gran mayoría empleados de la provincia o del gobierno nacional. Dos de nosotros (Franco y Mariano) estudiamos música en el Instituto de Música de la Universidad Nacional del Litoral (U.N.L.) y los otros dos (Federico y Martín) estudiamos Letras en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la U.N.L., Franco estudia guitarra desde niño, los otros tres nos acercamos al instrumento durante la adolescencia.
Desde que nos hicimos amigos siempre tuvimos deseos de encarar algún proyecto juntos pero por pereza nunca nos poníamos de acuerdo para reunirnos y pensar algo, hasta que en 1996, mucha cerveza mediante, publicamos una especie de libro ("Trece postales o Concierto para mi almanaque lluvioso"), en conjunto con algunos otros amigos, bajo el seudónimo de Fermín Oviedo, con poemas o textos escritos sobre las mesas del Scorpio; luego, ya solamente nosotros cuatro y nuestro amigo Ariel Echarren, realizamos un libro de poemas que llamamos "Sin vista al mar", pero quedó sin ser publicado. Luego tanto Franco como Mariano formaron sus grupos de rock, que les consumían la mayor parte de su tiempo libre.
Recién en el 2001, los cuatro, volvimos a proponernos seriamente llevar a cabo algún proyecto y nos decidimos a realizar un homenaje a Brassens, a quien conocíamos desde hacía unos años y por el cual compartíamos el gusto, además nos pareció un desperdicio y una injusticia que Brassens sólo quedara para una pequeña elite intelectualoide que sabe francés y/o lo conoce. Así que comenzamos a seleccionar las canciones que interpretaríamos. Luego de unos meses de ensayo presentamos el espectáculo ante un pequeño público. Como el espectáculo gustó mucho a la concurrencia decidimos volver a hacerlo.
En abril del 2002 presentamos nuevamente el homenaje, cambiando algunas canciones, sumando otras, tomándonos algunas libertades con respecto a las letras y realizando algunas pequeñas dramatizaciones en "El gorila" y "Marinette". En este segundo homenaje tocamos además "Dónde se habrá metido esta mujer" y "El burdo rumor", que fueron muy bien recibidas. Lo que nos llevó a pensar en incluir más canciones de Krahe en nuestro siguiente proyecto.
A mediados del año 2002 empezamos a seleccionar las canciones para el nuevo espectáculo que se dio en llamar "Jamás iremos al velorio" y, una vez seleccionadas, empezamos a escribir algunas escenas para antecederlas o prologarlas que luego desembocaron en un guión considerablemente orgánico y amalgamado. También, empezamos a realizar nuestras propias traducciones y adaptaciones de Brassens, las cuales no son muchas hasta el momento por el difícil trabajo que presentan, ya que además de las complicaciones del ritmo, el acento, el fraseo, el metro y el respeto por la idea original, nuestro conocimiento del francés es bastante precario, pero lo estamos solucionando a fuerza de 'je m'appelle' y 'Qu'est-ce que vous faites dans la vie?' de libros de estudio.
Nuestro primer acercamiento a Brassens fue en el invierno de 1994, a través de un disco de vinilo de Graciela y Horacio Salas, quienes tradujeron y adaptaron las canciones. A fines de ese año conocimos a Krahe a través del disco doble "Joaquín Sabina y Viceversa", luego conseguimos el disco de La Mandrágora y Elíjeme, en un viaje a España de los padres de Mariano. En viajes posteriores conseguimos casi todos los discos de Krahe, excepto "Haz lo que quieras". Desde el noventicuatro fuimos recolectando diferentes traducciones y versiones de temas de Brassens, entre ellas las de Krahe, las de los hermanos Salas quienes también tradujeron la antología Georges Brassens (Pierre Seghers Éditeur, París, 1963. Prólogo de Alphonse Bonnafé), publicada en 1970 por Ediciones de la Flor; también algunas traducciones de Paco Ibáñez, Nacha Guevara y algunas otras de las cuales desconocemos su traductor, últimamente, gracias a Internet, hemos conocido las del chileno Eduardo Peralta, las de José Ramón Catalán y las de Joaquín Carbonell.

 

 

 

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