EL TIEMPO DE LAS CEREZAS
1943- 1967
Seguramente en el año 1943
tuvieron que ocurrir muchas cosas en el mundo, y así debió suceder pero a
nosotros, de aquel año lo que nos interesa es el hecho de que el matrimonio
formado por Josep Serrat y Angeles Maria Teresa, él un obrero catalán y ella una campesina aragonesa
vieron el nacimiento de un nuevo miembro
familiar. Su segundo hijo llegaba en plenas fiestas navideñas, aunque la tradicional
abundancia de esta época estuviera marcada por la dura postguerra. Un segundo
hijo que recibía el nombre de Joan Manuel o Juan Manuel como mandaban los
cánones uniformistas del momento.
La
infancia de Serrat, como la de tantos otros niños de la época, transcurre entre
cartillas de racionamiento, escasez y privaciones en una ciudad como Barcelona
que ha visto entrar triunfantes, cuatro años atrás, las tropas del General
Franco y con ello el fin de sus instituciones de autogobierno. En el horizonte, la calle Poeta Cabanyes
donde se encuentra el domicilio familiar. Esta es una calle situada en el
populoso barrio barcelonés del Poblé Sec y que en un futuro conocerá el tributo
musical del cantante a través de la canción “ El meu carrer”. Una canción que
se convertía en un pequeño homenaje a otras tantas calles de barrios obreros y
a sus héroes de cada día que “se levantan con el primer sol” mientras los más
pequeños corren arriba y abajo merendando “pan con aceite y azúcar”. Un paisaje
físico y humano al que Serrat recurrirá y acudirá a él intermitentemente a lo
largo de su trayectoria artística, porque, como él reconoce “Toda mi cultura es
esta y no tengo el más mínimo interés en desligarme de algo que es muy real y a
mi me ha servido mucho para moverme en la vida, para tomar los ejes, los
parámetros, las distancias.”
Curiosamente de ese mismo barrio, el Poble Sec, son personajes como el jugador del Barcelona Olivella, la
actriz Mónica Randall o el cantante Jaume Sisa, más tarde metarmofoseado en
Ricado Solfa. Todos ellos amigos de Serrat, y en el caso de Sisa-Ricardo Solfa,
una cierta “hermandad musical”, temática e interpretativa, aunque desde ópticas
musicales muy diferentes.
Pero aunque el paisaje del Poble Sec siempre haya acompañado a nuestro
cantante, éste cuando llegue el momento, o sea, con los primeros duros ganados,
buscará para su familia un hogar más confortable en una zona más distinguida de
la ciudad, como hubiera hecho cualquier hijo de vecino. Pero no salgamos todavía
del barrio, del Poble Sec. Sobre este núcleo barcelonés en que Serrat pasa su
infancia y adolescencia, señala Manuel Vázquez Montalbán en su ensayo “Serrat y
la cultura del barrio”:” Socialmente era un barrio con pocos alardes:
proletariado catalán, pequeña burguesía (más bien mínima burguesía), reclutada
especialmente entre los comercios del propio barrio, convertido en un relativo
mercado interior y algunos profesionales independientes (maestros con su academia, comadronas, modistas...) El
aderezo social del barrio eran las familias resultantes de la unión de
catalanes o inmigrantes (la del propio Joan Manuel Serrat)”
Serrat
pertenece a una familia “mixta” formada por un padre que ha militado en el
sindicato anarquista CNT (Confederación Nacional del Trabajo) y que al acabar
la guerra ha tenido que luchar duro para dar de comer a los suyos. Su madre,
aragonesa, también pertenece al bando de los perdedores. Natural de Belchite,
uno de los pueblos más castigados durante la Guerra Civil, ha visto como ésta
se llevaba a un buen puñado de sus seres
más queridos. Mujer de fuerte carácter, a lo largo de la contienda ayuda
a cruzar la frontera a través de los Pirineos a niños del bando republicano .
Ahora para contribuir a la economía familiar realiza trabajos de bordadora
entre pespuntes y remiendos. De su madre,
Serrat heredará un castellano con un fuerte acento aragonés mientras el
catalán será el idioma paterno. “De pequeño tuve fundamentalmente el catalán en
la calle, con los vecinos y en casa el castellano por mi madre, porque, claro,
mi padre se levantaba a las seis y media y a las once de la noche volvía del
trabajo. Con mi padre hablábamos en catalán y con mi madre en castellano.(1).
Como
un niño de una fábula de Marsé un escritor con el que coincidirá en diferentes
proyectos a lo largo de su carrera,
coincidencias también éticas y estéticas, el pequeño Serrat inicia su
aprendizaje. En el ambiente, “Una, Grande y libre” amenizado con temas de León
Quintero y Quiroga, autores que forma parte de su educación musical de aquellos
años junto con nombres como Conchita Piquer, Juanito Valderrama o el tango,
género al que es muy aficionado su padre. Al acabar la guerra a la familia se
le han unido dos nuevos miembros, dos sobrinas
la madre.” En mi familia hemos estado muy unidos en todo momento. Porque
no se trataba de una familia reducida al padre, la madre y los hijos, sino de
una familia grande, un clan. A parte de mi hermano y yo, aparecen dos chicas
que son hijas de una hermana de mí madre, muerta al parir a la más pequeña, y a
cuyo padre lo mataron y las crió. Y luego estaban todos los huérfanos y las
viudas que dejó la contienda, que hemos estado siempre muy juntos.”(2)
Su
educación escolar arranca primero con los Escolapios, después el Instituto Milá
i Fontanals y finalmente la Universidad Laboral de Tarragona. Con notas
discretas, Serrat realizó su bachiller laboral superior en la modalidad de
tornero fresador. Precisamente es en esta Universidad Laboral dónde un
compañero de Huelva le enseña a poner las manos sobre una guitarra...
A
principios de la década de los sesenta, una década que va a marcar
decisivamente su itinerario musical, Serrat inicia sus estudios universitarios
como estudiante en la Escuela de Peritos Agrícolas. Serrat, a parte de soñar
con ser mecenas del Barcelona Club de Fútbol, le atrae poderosamente la
naturaleza, de ahí su elección universitaria. Un Serrat que también estudiará
la carrera de Biología aunque no la llegue a acabar. “Mis padres se comprometieron
con ellos mismos para que yo tuviera una carrera, estaban convencidos de que un
tío que estudiaba conseguía un título y de que ese título le permitía aplicar
todo lo que había aprendido. Yo nunca fui un buen estudiante de bachillerato,
lo hice todo con cincos, lo cual tiene mucho mérito, porque a la que te
descuidas te dan un seis y se te va el montaje al carajo. Y en la laboral
tampoco me esforcé. Fue cuando entré en la Universidad y vi que estudiar o no,
dependía de una mierda de beca de 6.000 ó 7.000 pelas, que ni siquiera eso
podía pagar mi padre, entonces me puse fuerte.”(3)
En esta
etapa universitaria, Serrat realiza nuevos avances en el arte de tocar la
guitarra gracias a dos compañeros de estudios, apellidados Blanch y Tarrés qe
le enseñaron a poner los dedos y hacer la tónica dominante. Su padre le acaba
de hacer el mejor regalo que podia esperar: una guitarra, protagonista después
de una de sus primeras canciones. Elvis Presley y el rock desde América y más
tarde los Beatles desde Inglaterra sirven de estímulo para el nacimiento de una
serie de grupos musicales y solistas. Madrid, Barcelona, Valencia y otras
ciudades españolas cuentan con conjuntos que hacen versiones de los temas de
moda del momento. Desde la América latina, grupos como los Ten Tops y Los
Llopis colaboran a esta explosión rock. Por otro lado, en Barcelona, se ha ido
gestando un movimiento de canción en catalán que se conocerá con el nombre de “Nova Cançó”, un fenómeno
musical que acabará por convertirse en uno de los puntales más firmes del
renacimiento cultural catalán de la postguerra. Aunque a lo largo de los años
cuarenta se había seguido cantando en catalán y artistas como José Guardiola o
las Hermanas Serrano habían realizado sus incursiones en esta lengua, los pioneros de esta Nova Cançó, que en su
mayoría provienen de una burguesía ilustrada y universitaria, defienden una
canción que a semejanza de la que en aquellos momentos se realiza en Francia de
la mano de Brassens, Brel, Ferré o el mismo Aznavour, se preocupe tanto de los
contenidos literarios como musicales junto con una reivindicación lingüística:
la utilización del catalán como vehículo de expresión. Paralelamente desde el
País Valenciano. Raimon realiza sus primeras composiciones en catalán. Por estos
mismos años, en otros ámbitos geográficos se asiste al nacimiento de una serie
de cantantes que se sirven de la canción
como instrumento para decir algo más que “el te quiero, me quieres”. En
Estados Unidos, nombres como Bob Dylan, primero en el folk, y después con el
rock, Joan Baez, Phil Ochs, en italia siguiendo el modelo francés, artistas
como Gino Paoli, Luigi Tenco, Sergio Endrizo, Enzo Jannacci, etc...
Por otro
lado, la misma “Nova Cançó” provocará más adelante en otras partes del estado,
el nacimiento de “nuevas canciones” como “Ez Dok Amairu”, desde Euskadi,”Voces
Ceibes”, desde Galicia o la Nueva Canción Castellana, aunque sin la repercusión
popular y artística del movimiento musical catalán. Existe un dicho catalán que
habla sobre “setze jutges d’un jutjat...”, un endiablado trabalenguas que sirve
para enjuiciar las habilidades fonéticas de quien lo pronuncia. Este dicho,
piedra de toque para los que quieren aprender el catalán, sirve para dar nombre
al grupo “ Els setze jutges”, una formación que en aquel momento la
presentación seria a finales de 1961 está formado por el escritor Joseph María
Espinás, un ama de casa, Remei Margarit, estudiante de violoncelo y un crítico
de cine y propietario de una librería, Miguel Porter-Moix. Por descontado que
el grupo tiene vocación de ampliar sus horizontes en un futuro con la
incorporación de nuevos “jutges”.
Para dar
cobertura discográfica al movimiento musical en el año 1961 se ha constituido
la empresa Edigsa, editora barcelonesa que funciona como sello independiente de
la firma donostiarra Ediphone. En esta editora, que se ha formado con la
aportación de pequeños capitales de gentes catalanistas, aparecen las primeras
reproducciones, de la “Nova Cançó”, un disco de Josep Maria Espinás cantando a Georges
Brassens, claro está, traducido al catalán, y de un cantante que en
aquellos momentos goza de bastante
popularidad, Grau Carol, cantando temas de autores diversos, entre ellos Jaume
Picas, un hombre que jugará un papel fundamental en la “Cançó”. Pero no va a
ser desde Barcelona sino desde Valencia, y en la voz de Raimon, el que va a
imprimirle y darle a la “Cançó” el empuje que necesita en estos primeros
tiempos. Su primer disco un elepé con cuatro canciones en las que figura “Al
vent”, se convertirá en el primer gran
éxito discográfico, alcanzando ventas insólitas hasta aquel momento para un
disco en catalán. Sobre el significado de la irrupción de Raimon, señalará Pi
de la Serra: “Nosotros cantábamos (“Els setze jutges”) desde el punto de vista mecánico. Salíamos
todos al escenario, nos sentábamos en unas sillas, al que le tocaba salía y
cantaba, los otros, detrás muy tímidos, sin saber los textos, con las letras en
las rodillas. Entonces llegaba Raimon de Valencia, no le conoce nadie, se sabe las
canciones de memoria, canta de pie... y por primera vez te plantea la canción
existencial y de testimonio. El Raimon dice “ bueno, en la canción esto, esto y
esto, y entonces todos, nosotros y el público, nos quedamos un poco alelados
diciendo. ¡coño, el tío este se lo sabe de memoria, grita y dice cosas mucho
más interesantes!. Y, claro enseguida fue Raimon. Raimon no ha tenido una etapa
como haya podido tener yo. El llegó ¡pan!, y fue ya una cosa muy importante
(4).
Quedaba claro que Raimon se convertiría rápidamente en el líder musical
de la “Nova Cançó”, en la estrella que necesitaba el movimiento, aunque no
ingresaría en el grupo de “Els setze jutges”. Fue precisamente Raimon con una
cantante barcelonesa de origen valenciano. Salomé, para el carné de identidad
Rosa María Marco, los que darían un empuje decisivo a la canción en catalán con
su triunfo en el Festival del Mediterráneo celebrado en Barcelona en 1963.
Siguiendo el modelo de San Remo, en el estado español se han creado una serie
de festivales musicales, el de Benidorm y el del Mediterráneo son los más
importantes. A pesar de celebrarse este último en Barcelona, nunca se habían
presentado canciones en catalán. Ahora, por primera vez, se acepta una canción
en catalán, “Se’n va anar”, un tema melódico en la línea de la canción latina
que triunfa en aquellos momentos. La composición de Joseph María Andreu y Lleó
Borrell vence en las voces de Raimon y Salomé. El Festival patrocinado por
Radio Nacional y Televisión Española, ha podido seguirse por miles de
espectadores en toda España. La cançó ha salido por primera vez de sus salones
parroquiales y cenáculos catalanistas.
Nos
podemos creer, y así debió suceder, que todos estos acontecimientos no son
ajenas a Joan Manuel Serrat. Un Serrat universitario que, de alguna manera ha
debido entrar en contacto con “elementos” más catalanistas. De todas formas,
los primeros intentos literarios-musicales de Serrat se realizan en castellano,
idioma que le resulta más asequible a la hora de escribir que el catalán,
lengua que aunque también forma parte de su ámbito familiar, no domina
literariamente. Estos primeros apuntes
musicales, sin ninguna pretensión de grabarlos o cantarlos en público,
nacen bajo la influencia de cantantes del momento como Gilbert Becaud, Charles
Aznavour y finalmente, Brel. Influencias que, como Serrat ha repetido a lo
largo de su carrera, se amplían a otros géneros y cantantes.
Junto con tres amigos del servicio militar, Serrat forma un pequeño conjunto
musical. Son cuatro amigos sin grandes recursos que se inventan sus guitarras
eléctricas”comprando pastillas y metiéndolas en la caja de las guitarras
españolas, con un agujero para sacar el cable, porque no podíamos ni soñar con
comprarnos una eléctrica “(4). La radio en aquellos momentos es el único medio
de comunicación para darse a conocer. Serrat se presenta en Radio Barcelona en el programa
“Radio-Scope” que anima Salvador Escamilla, showman radiofónico que, gracias al
apoyo del entonces director de la emisora, Manuel Tarín Iglesias, ofrece cada
día un espacio dedicado a la canción en catalán. A Escamilla le cabe el honor
de dirigir un programa donde tiene lugar la primera “audiencia” pública de
Serrat. Es precisamente Escamilla el que pone en contacto con la editora
discográfica Edigsa, donde graba su primer disco, un epé con cuatro canciones
entrando a formar parte del “Setze jutges” después de ser “examinado”.”Yo
tendría entonces veinte años, recién cumplidos, y por esas cosas, uno hacia música
con un grupo, con un conjunto, amigos, sin medios y sin material. Poco pudo
durar esta experiencia aunque fue muy interesante. Fueron mis propios
compañeros los que de alguna forma me animaron a que escribiera, a que
presentara estas canciones y las cantara en una grabadora, Edigsa, que en aquel
momento estaba empezando prácticamente, y todo fue muy rápido. En seguida pude
grabar el primer disco con cuatro canciones. No ocurrió ningún fenómeno
importante ni nada, pero sí había una cierta ternura alrededor de aquel
muchacho, el más charnego de todos, quizás el primer exponente charnego que
entraba en el mundo de la Nova Cançó. Yo encontré ahí una cosa importantísima,
que fue la que en cualquier situación, después, siempre fue la más
reconfortante la que de alguna manera me dio una mano para seguir adelante y
fue la gente”(5)
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