León Gieco
EMI, 2001
«Nos conocimos en Salta donde
la itinerante vida titiritera me llevó y donde casualmente León Gieco estaba
grabando algunas de las canciones que conforman el disco "De Ushuaia a la
Quiaca", uno de esos maravillosos trabajos que bastan para justificar y
definir a un creador. Me impresionó el enorme entusiasmo con que manejaba el
proyecto. Derrochando energía y fe de converso me empujó al interior del
camión-estudio-móvil, donde me introdujo en el maravilloso mundo de las
holografias sonoras. El futuro del sonido. El camino sin retorno. No hacía falta
ser muy espabilado para ver que aquel individuo fornido, transparente y
pelopincho no era un tipo común como tampoco lo son sus canciones.
León Gieco en su música y en su vida es un "rara avis" que no forma parte
del "Club de los mamporreros del Rock and Pop". Es un tipo honrado en el
imperio de Alí Baba, valiente en horas de retirada y solidario por más que
suenen las trompetas del sálvese quien pueda.
Con buena memoria, innovador y riguroso, empuja y avasalla con su envidiable
juventud contra la que nada puede, ni siquiera el tiempo. Si hubiese nacido en
Manchester, pongamos por caso, o cantase en inglés, o simplemente perteneciese a
la cuadra de "Latin Music made in Miami" haría mucho tiempo que su música
hubiese sido difundida, conocida y reconocida en nuestros pagos. Pero las cosas
son de otro modo cuando se canta en castellano, por derecho y desde la otra
orilla."España y yo somos así, Señora".
Queda claro que León Gieco no precisa de exégetas, pregoneros, padrinos ni
maestros de ceremonias. Si me permito escribir estas líneas lo hago impulsado
por la alegría de comunicar al público y al clero que pronto sus discos
circularán entre nosotros, para goce y disfrute del personal, con la normalidad
que merece uno de los mejores.»