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 21 de Febrero 2017


Joan Manuel Serrat en imágenes.


Antonio Machado Sevilla 26-07-1875 - Collioure 22-02-1939

Antonio Machado Sevilla 26/07/1875 - Collioure 22/02/1939.
Reportaje de la TV francesa sobre Antonio Machado en el pueblo francés de Collioure, en este reportaje interviene también Serrat.
La emisión es en francés excepto Serrat que lo hace en castellano y el fondo con la música y poemas de Machado.
Vídeo reeditado en HD.

 


La primera edición del LP "Dedicado a un TAL Antonio Machado"
En la segunda edición todo estaba ya corregido, aquí les dejo un poco la historia y las imágenes de este primer LP, por el amigo Jaume Pagés.

De cómo el disco que conocemos como “Dedicado a Antonio Machado, poeta” iba a llamarse (habiendo llegado incluso a ser
editado) “Dedicado a un tal Antonio Machado, poeta”.

Hace unos meses, buscando rarezas por tiendas de discos de segunda mano en Barcelona, topé con un LP de Machado que
tenía una portada algo especial. En lugar de la tradicional en España (imágenes 1 y 2), tenía una especia de ventanilla arriba,
y el título, en lugar de estar impreso en la portada, lo estaba en la página siguiente (imágenes 3, 4 y 5).

Esperando que contuviese alguna versión musicalmente distinta lo compré, pero no hubo suerte; es igual que el original.

En el vinilo, en el lugar donde habitualmente aparecen el título y el cantante impresos, había unas pegatinas con esa
información (imagen 6).

Hasta hace unos días no me decidí a arrancar las pegatinas, tarea árdua y no totalmente exitosa puesto que tras casi
40 años estaban pegadas a conciencia, y el resultado fue comprobar que el título impreso originalmente en el vinilo era
“Dedicado a un tal Antonio Machado, poeta” (imagen 7).

Y ahora viene la pregunta, ¿por qué el cambio?

Mi opinión es que ese “un tal” estaba puesto por Serrat con ironía, en el sentido de que a pesar de toda su obra,
Machado era en 1969 un auténtico desconocido para el 99% de la población española. Sin embargo, ese mismo calificativo
tiene unas ciertas connotaciones peyorativas que, de cara a la difusión, promoción y venta del disco, podían tener
consecuencias negativas, y alguien (la discográfica, el propio Serrat, ...) decidió en el último instante, cuando ya se habían
imprimido algunas unidades, efectuar el cambio.

¿A las unidades editadas se les engancharon las pegatinas en el vinilo, se les recortó el título de la portada y se estampó
el nuevo título en la segunda página? Ciertamente complejo y rebuscado pero no se me ocurre otra explicación.

¿A alguien se le ocurre alguna otra?

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En la exposición 'Serrat, 50 anys de cançons' que tiene lugar en Barcelona, en el apartado dedicado a Antonio Machado hay un ejemplar de esta edición del LP; aunque el título que él aparece es el generalmente conocido y el vinilo está con las pegatinas puestas, es decir, no se ve por ningún lado lo del "UN TAL".

Junto al disco está explicado el por qué de esa edición , aunque no se indica cuál es la fuente de la explicación: 'Edición original del LP inicialmente titulado "A un tal Antonio Machado, poeta", título que no gustó a la familia. Dado que el disco ya estaba fabricado se optó por recortar uno a uno el título en la portada e imprimir el nuevo detrás de una transparencia, también se colocaron pegatinas en las etiquetas interiores del vinilo.'

De acuerdo con esto, las elucubraciones hechas en el mensaje inicial acerca de la elaboración de esta edición tal como salió al mercado serían correctas, no así quien lo motivó ya que no fueron ni Serrat ni la discográfica sino los herederos de Antonio Machado.
 


Uno de los primeros conciertos de Joan Manuel Serrat y Miralles dedicado a Antonio Machado (Teatro Municipal de Chile 1969)

 


SERRAT, A FAVOR DE LA GENTE.
 

Revista NUEVA
Mayo de 1982
RETRATO CON PALABRAS:
Una entrevista de Jesús Torbado

Los españoles que nacieron en el año 1943 o alrededores tienen derecho a considerarse miembros de una generación perdida: ellos no hicieron aquella guerra, pero sufrieron sus consecuencias. Y ese general extravío hace que muchas veces se sientan aún mozos y no se encuentren bien en el comercial apodo de jóvenes carrozas, porque si nunca fueron completamente jóvenes tampoco serán nunca completamente adultos ni entrarán del todo en los túneles de la llamada tercera edad.

Joan Manuel Serrat, o Juan Manuel, habla mucho de su "envase" y parece preocupado por él: quizá es consciente de que lo ha castigado mucho. Pero no tiene mal aspecto este envase. El hombre viste vaqueros relavados y una camisa sport. Su talle no es ya juncal, pero tampoco ha engordado más de lo debido. Serrat no parece, a simple vista, ni joven ni adulto: como fijado en un estado intermedio que podría ser el estado ideal. Además, mira de frente con sus grandes ojos castaños, lleva el pelo todavía fuerte y alborotado y tiene la piel curtida, señalada por arrugas ligeras y lunares que han dado mucho que hablar.

— Solo me veo como adulto por las dosis que tengo que tomar de medicamentos. Pero yo aspiro llegar a la vejez sin pasar por el estado adulto. Por mi profesión estoy condenado a la eventualidad, de éxitos y fracasos a corto plazo; sólo gentes como Caracol o Concha Piquer han logrado aguantar el paso del tiempo. Hace muchos años que me siento mayor, pero no renuncio a la posibilidad de sorprenderme. No me molesta perder el pelo o que se me borren los lunares, lo que me molestaría sería perder la ilusión por hacer cosas.

Serrat es tornero fresador, perito agrícola y parcialmente biólogo. Naturalmente, es también compositor de canciones e intérprete de sus propias obras. Y, más profundamente, es un individuo con fuerte raigambre popular. Se siente hombre del pueblo y a veces parece como esos obreros que han salido listillos. Incluso tiende a convertirse en predicador a partir de sus experiencias, prédicas que aparecen en muchos de sus cantos, pero siempre con la ambigüedad y el relativismo de una verdadera inteligencia y de una sensibilidad acusada.

Comemos en una taberna de la Barceloneta, metemos los dedos en la escalivada y chupamos los sabores que han quedado en ellos desde suculentos pescados. Vino blanco de porrón. Yo he pensado siempre que Serrat viajaba profesionalmente con una generación fiel, prendida a su voz y a su poesía. Él dice que no.

— Hay una continua renovación del personal, lo cual es muy reconfortante. Todavía encuentro ahora gente que está descubriendo canciones de hace diez años. Sería imposible mantenerse con un tipo de público uniforme, con una casta.

Efectivamente, acabo de ver una actuación suya en el patio de un Instituto recién inaugurado. Chicos y chicas muy jóvenes aplauden con cierta pasión. El alcalde de Barcelona escucha con las manos unidas y un gesto de arrobamiento nada protocolario. Un viejo poeta catalán de más de ochenta años, Foix, deja que el sol le queme el cráneo sin pestañear al oír sus versos en la voz un poco metálica de este eterno noi que entiende a su auditorio y sabe comunicarse con él. El viejo taburete rojo de Bocaccio que lleva consigo desde hace más de diez años, permanece sin ocupar. Serrat canta de pie, con entusiasmo y con convicción; también con esa profesionalidad que lanza una inevitable ráfaga de frialdad desde el escenario. Es un showman cordial, por decirlo de algún modo.

— Si tuviera que hacer un análisis de mis cualidades como cantante o como instrumentista, sería bastante penoso. Hay otros factores que influyen; por encima de la voz está el corazón, la comunicación… No puedo quejarme de mi voz; la que tenía, tengo. Nunca me he cuidado, no he tenido ningún maestro de canto…

Cada uno puede sentir de dónde viene la emoción, cómo se transmite. Serrat ha compuesto casi dos centenares de canciones que han sido grabadas en una veintena de discos principales. E incluso aquéllas, en castellano al menos, que adolecen de ripios encadenados, consiguen arañar las paredes del corazón de quien escucha.

— Después de diecisiete años dedicado a la música, a la hora de elegir coincido con el público. Si uno tiene suerte, la canción toma vuelo y se convierte en la canción de todos, no en la del autor. Ese es el mayor lujo. Por eso coincido con la gente, con el gusto popular. Sólo sirve la eficacia, no las buenas intenciones; cuando una canción funciona, gusta, es que es buena, que está conseguida. Si no, es que uno lo ha hecho mal… Por eso yo me tomo en serio mi trabajo, intento potenciar al hombre, no al personaje. Cada día tengo más ambiciones, ambiciones de triunfo personal: aquello que va a producirme la mejor posibilidad de estar en la vida, de divertirme… Triunfar como individuo, porque soy consciente de la caducidad del envase…

Ese triunfo parece muy evidente a estas alturas. Serrat, por ejemplo, es uno de los cantantes más programados en las emisoras de radio y sus discos se venden con mucha largueza.

— Pero yo nunca me he hecho un planteamiento preciso —dice— Siempre que he tenido que tomar una decisión en la vida, lo he hecho por lo que sabía que no debía tomar. Siempre he ido aprendiendo practicando. El subconsciente siempre es más limpio, tiene menos posibilidad de equivocarse, y yo me guío más por ese subconsciente… Yo lo que de verdad sé es correr, dar un paso atrás para dar dos hacia delante. También ante las fans hay que correr más, ante ese aspecto agresivo de la fama. Hay que ser ligero de piernas.

Lo es, ciertamente, cuando su intuición se lo ordena. Paseamos después de la comida por las Ramblas atestadas de libros y de gente. Mucha gente se paraba a mirarlo, a saludarle, a pedirle autógrafos. Serrat se mostraba muy cordial con todos, rápido de reflejos. En un segundo desgranaba veinte sonrisas y luego escapaba. Pero escapaba sin retirarse.

— ¿Retirarme? Yo pienso seguir funcionando mientras resista el envase. Proyecto de retirarme, jamás. Puedo desaparecer, pero no por mi propia voluntad. Yo no renuncio a nada, estoy a todo.

No admite la idea de, llegado su tiempo, retirarse a la finca que tiene en Camprodón, en el Pirineo de Girona, donde ahora está su madre y su único hermano (el padre murió hace un par de años) y a la que él acude de vez en cuando. Unas ruinas que reconstruyó y pobló de vacas.

— No hay mejor decorador que las vacas. Tengo unas sesenta… Yo las miro, las toco, las cuento, las ordeño, hablo con ellas, las conozco y las quiero profundamente. Son pardo-alpinas, para la explotación del ternero de carne… Lamentablemente, este año paso más tiempo en Barcelona que allí, por este pleito de las compresas… Pero mi futuro son las cosas que tengo que hacer cada día, no retirarme a una granja.

Nunca ha sido un hombre de campo Serrat, aunque su madre aragonesa hubiera sido campesina antes de casarse con un obrero lampista y establecerse en Pueblo Seco, un barrio menestral y obrero de Barcelona. Ni siquiera después de haberse convertido en perito agrícola, con muy buenas notas, en la Universidad Laboral de Tarragona. Dice que su infancia fue feliz, aunque dura, y conoce esta dureza por lo que más tarde vio. Su madre cosía pijamas para redondear el presupuesto familiar. Serrat, gracias a la hija de la lechera del barrio, que era maestra, fue admitido a los tres años, como becario, en un colegio de los Escolapios.

— Naturalmente, obligaban a ir a misa cada día para aguantar esa beca, cosa jodida en un niño; quizá de ahí viene mi aversión a ir a la iglesia. Bueno, yo voy mucho a la iglesia, pero por la tarde, porque es uno de los sitios más plácidos que conozco, ayuda mucho a compensar la violencia de esta vida que llevamos. La iglesia como entorno está muy bien, ahora la organización ya es otra cosa…

Bachillerato en instituto, tornero fresador en Tarragona, luego perito agrícola y a buscar trabajo, cuando ya empezaba a construir sus guitarras eléctricas y a cantar entre amigos. Al premio extraordinario de su promoción sólo le ofrecieron un puesto de vendedor de plaguicidas que perjudicaban a las plantas y de tractores, así que se fue a Jaca a estudiar Biología. No aceptaba el Maladión ni el Aldrín, quería sentirse orgulloso de llevar cinco duros a su casa dando clases particulares, trabajando en Correos y en Orbea.

— Yo he tenido una idea moral muy fuerte quizá un poco difícil de entender ahora: el de llevar dinero a casa. Esa era una alegría mía, creo que nunca he tenido una satisfacción tan grande.

Allí, entonces, con veintipocos años, empezó a escribir canciones y a cantar renovador y salvador de la canción catalana conocido como "Els Setze Jutges", palabras iniciales de un complicado trabalenguas. En él o próximos a él están Pi de la Serra, Guillermina Mota, María del Mar Bonet, Llach, Subirats…

— Había un campo de cultivo maravilloso para desarrollar. Tuvimos la suerte de tener un pueblo entregado a estas canciones, este pueblo es el que nos ha dado a los pocos que hemos aguantado las inclemencias, fuerza para seguir adelante.

Desde entonces, desde aquellas primeras canciones de amor de los diecinueve años, Serrat ha conocido toda una suerte de glorias y de percances. Ha sido aplaudido y perseguido, ensalzado y denostado. Cogiendo lo que tenía a su alrededor, pasándolo por el alma y devolviéndolo hecho canción; inspirándose en su propia vida, en sus recuerdos, en sus pasiones, en otros poetas que hasta entonces no habían sido cantados. Y siempre en catalán y en castellano. Problemas.

— Sí, he tenido problemas en Cataluña por cantar en castellano y fuera de Cataluña por cantar en catalán. Pero yo he sido fiel a un criterio que se basa en mi origen y en mi entorno… Yo no tengo ninguna duda de que soy absolutamente catalán y quiero profundamente a Cataluña como es, de carne y hueso… Y también creo que Cataluña es más que una nación y que espero que no tengamos que decirlo, como no lo dicen los ingleses… Esto no es estar contra nadie, sino a favor de la realidad y eso no estar contra nadie. Las razones que cada uno da corresponden a unos intereses y lo que no coinciden son los intereses.

A Serrat no le han ofrecido cargo alguno en el nuevo gobierno autónomo ni tampoco lo ha pretendido. Dice que él cree profundamente en la acracia y yo le respondo que tiene fama de ser hombre de izquierdas.

— No, fama no… Si me preguntas si soy un hombre de izquierdas, te diré que sí, profundamente, pero la fama no sirve para nada, lo que sirven son las actitudes… Si alguien quiere conocer mis ideas, diré que yo estoy a favor de la libertad de la cultura, de la salud, de la alegría. Y estoy en contra de la opresión, del fascismo, de la degradación del ambiente, de la decadencia del sistema político que estamos viviendo… Lo que quiere decir que estoy a favor de la gente y en contra de lo que jode a la gente. Así que se dejen de izquierdas… Las definiciones pueden corresponder a disciplinas de partido y yo no tengo más disciplina que la que me dicta mi conciencia, con todos los defectos que esto pueda tener.

Aprovechamos para hablar de política y dice Serrat que no sabe cuántos años de cárcel le van a caer por este proceso contra los militares rebeldes, que se siente juzgado él mismo. Aquella noche, a cuarenta kilómetros de la frontera, ni huyó ni pensó hacerlo. Estaba con su madre.

— Yo no quiero irme de España ni quiero que me echen, entre otras cosas porque este espacio es mío y nadie tiene derecho a echar a nadie ni a humillar a nadie ni apartar a nadie.

De ahí pasamos al porvenir. A los hijos. Serrat tiene dos, uno a punto de cumplir trece años, que vive en Madrid con su madre, un hijo que fue secreto para la prensa del corazón hace unos años, con el sabido escándalo, "mi Manuel"; y una chiquilla de dos años y medio, "mi María", hija de Candelaria, la mujer con quien se casó con todos los papeles (civiles) en regla.

— No tengo la familia montada como un salón. Estoy enamorado de mi mujer y, en tanto esta relación sea como hasta ahora, no tengo ningún motivo para plantearme las cosas de otra manera.

Tiene pocos amigos, de los que compartan la propia basura, pero buenos, dice, y de todas las épocas de su vida. Con ellos se reúne en su casa y con ellos sale. No se siente especialmente hogareño y tampoco conoce sistemas especiales de perder el tiempo: toma la vida como le llega, como es en cada momento. ¿Y ese porvenir para los niños?, insisto.

— Un mundo mejor que el que hay ahora. Con más ilusión. Quiero que mis hijos vean en mí a un individuo que ha hecho todo lo posible para que el mundo fuera un poco mejor para ellos.

Extraído y reeditado de la antigua página de Paco Martín.


Las bodega de vinos Mas Perinet sigue produciendo vino con el nombre de Clos María, por lo visto los nuevos propietarios de estas bodegas han conservado este nombre.

© Pere Mas Pascual (1997-2017)