La
mayoría de los parques de Tegucigalpa
han conservado su estilo de antaño,
convirtiéndose en lugares con características
y razón de ser muy propias. En ellos
se percibe una atmósfera tan romántica
y jovial, que atrae a jóvenes, adultos
y niños por igual.
Para el que viene por vez primera, recordemos
iniciar su recorrido turístico en
el Parque La Leona, cuyo nombre oficial
es Parque Manuel Bonilla. El sólo
ascenso por las curvadas calles del Barrio
La Leona, es de por sí una encantadora
experiencia, que culmina al llegar hasta
el hermoso mirador del parque, desde donde
se obtiene una preciosa vista panorámica
de la ciudad. Frecuentemente sobre todo
los domingos por la tarde, esta obra fue
construida a fines del siglo XIX por el
entonces presidente de Honduras, General
Manuel Bonilla, quien también ordenó
la erección de una estatua en su
honor Con sus coloridas y frondosas buganvillas,
los faroles que le dan un cierto sabor italiano
y su ubicación estratégica
dentro del casco histórico de Tegucigalpa,
el parque La Leona es indiscutiblemente
uno de los lugares favoritos de los turistas.
El
Parque La Concordia es otro de los que tienen
mayor afluencia de visitantes, pues en su
interior están reproducidas varias
esculturas y edificaciones de las Ruinas
de Chichén Itzá, ubicadas
en la península de Yucatán,
así como de las maravillosas y muy
hondureñas Ruinas de Copán.
La presencia de estas obras, junto a la
variada vegetación y el riachuelo
artificial que se deja escuchar suavemente
por todo el parque, transporta hacia un
mundo cautivante. La Concordia fue inaugurado
inicialmente en 1884 para presentar este
interesante aspecto maya.
El
parque Dionisio de Herrera, en la segunda
avenida de Tegucigalpa, posee un jardín
con escaleras y balaustradas a la entrada
del mismo, y una elegante escultura italiana
hecha en mármol, que representa al
ilustre ex-Jefe de Estado del Honduras,
Don Dionisio de Herrera. Esta construcción
también data de finales del siglo
XIX.
Antes de partir de Honduras, no deje de
subir al refrescante cerro de El Picacho,
que regala una vista maravillosa de la ciudad,
y apreciar los verdes pinares que cubren
la zona residencial de El Hatillo.