Omoa,
continuamos abriendo una ventana a los preciosos
escenarios naturales del caribe hondureño.
Además, debido a su emocionante pasado,
es un lugar de obligatoria visita para todo
turista. Lo primero que se distingue en
este horizonte costeño, es su mar
transparente de plácidas aguas, que
incita a visitar las limpias playas del
lugar.
Instituido en 1536 bajo
el nombre de Camoa por don Pedro de Alvarado,
este municipio colocado de frente al mar,
fue fundado como tal en 1572. Posteriormente,
se habilitó como puerto para el comercio
exterior, funcionando por mucho tiempo como
el principal a nivel centroamericano; no
Obstante, los frecuentes incendios fueron
destruyéndose poco a poco. En la
actualidad, todavía existen las ruinas
del gran muelle donde atracaban barcos de
distintas nacionalidades.
Dos kilómetros antes
de llegar a Omoa, se encuentran las instalaciones
del moderno complejo turístico Acantilados
del Caribe Marina Club, que ofrece todas
las comodidades que requiere el turista
más exigente, con 400 metros de playa
privada, áreas deportivas, escarpas
para contemplación y un lugar especial
para aparcamiento de yates.
El atractivo histórico
más importante del poblado es la
colonia fortaleza de San Fernando de Omoa.
Su construcción fue iniciada en 1572
por las autoridades españolas, ante
las presiones de ingleses, franceses y holandeses
que buscaban establecer relaciones comerciales
con sus colonias y usurpar estos dominios.
Estudios recientes señalan que las
obras se interrumpieron en 1779, quedando
inconclusas.
Este
grandioso Monumento Nacional, único
en Honduras, se levanta en medio de un hermoso
entorno natural. Tiene es su entrada principal
el escudo de armas de Fernando VI, Rey de
España, donado en 1978 por el gobierno
de ese país en un acto simbólico.