La
población lenca se localiza en los
departamentos de La Paz, Intibucá
y Lempira. También se encuentran
en número reducido en los departamentos
de Santa Bárbara, Comayagua, Francisco
Morazán y Valle.
Los lencas viven en más o menos 100
comunidades constituidas por aldeas, caseríos
y pueblos.
La
mayoría de las comunidades lencas
se encuentran ubicadas en las zonas más
altas de Honduras, a 1,650 metros sobre
el nivel del mar, en tierras improductivas,
donde el clima es templado durante casi
todo el año. Se estima la población
lenca de Honduras en unos 100,000 habitantes.
Según la antropóloga e historiadora
Anne Chapman, a la llegada de los españoles,
los lencas estaban distribuidos en distintos
grupos, constituyendo una considerable población:
Care, Cerquín, Potón y Lenca;
eran poblaciones que, si bien es cierto
estaban aisladas por grandes distancias,
se mantenían unidas por lazos culturales
y una historia común. Siguiendo el
estudio de Chapman, geográficamente
los lencas se distribuían de la siguiente
manera:
Care: Intibucá, La Paz, norte de
Lempira y sur de Santa Bárbara
Cerquín: centro y sur de Lempira
y sur de Intibucá.
Potón: El Salvador, al oeste del
río Lempa.
Lenca: departamento de Comayagua, oriente
de La Paz, centro y sur de Francisco Morazán,
incluyendo probablemente la capital de Honduras
(Tegucigalpa). Los
lencas estaban también en el valle
de oriente donde colindaban con los otones
de El Salvador.
A
cada grupo correspondía un territorio
bien delimitado, repartido en cacicazgos.
La población bajo el mando de un
cacique se organizaba en pueblos. Al momento
de la Conquista había por lo menos
500 poblados, existía una casta sacerdotal
y una de nobles de guerreros. Las guerras
eran frecuentes entre los diferentes señoríos;
pero ente los que hablaban la misma lengua,
o sea, los cuatro grupos principales, hacían
pactos temporales de paz, vestigio de los
cuales ha llegado hasta hoy la tradición
del Guancasco.
De acuerdo a datos históricos, antes
de la llegada de los españoles, los
lencas y los demás grupos indígenas
que habitaban la región estaban gestando
su propio proceso histórico. Los
relatos acerca de las "Cuentas guerras",
dejados por los cronistas coloniales, dan
fe de una efervescencia política
que tendía hacia la unificación
de las provincias y hacia la consolidación
de poderes hegemónicos. Las relaciones
de producción comunal primitivas.
Dos características socioeconómicas
básicas inducen a Chapman a definir
como mesoamericanos a los lencas:
a) La estratificación de la sociedad
en nobles, vasallos y esclavos
b) La agricultura de cultivo de especies
que se reproducen por semilla.
La Conquista y Colonización española
de Honduras consistió en un proceso
de destrucción violenta de la organización
económicosocial de los pueblos indígenas.
en el caso concreto de los lencas, de acuerdo
a los cronistas, la conquista no fue fácil,
pues resistieron por más de veinte
años.
La acción de resistencia más
importante fue la conocida como: La rebelión
de los lencas, encabezada por el cacique
Lempira en el año de 1537. Lempira,
que significa "Señor de la Sierra",
forjó la unidad de todo el pueblo
lenca (cares, cerquines, potones y lencas
propiamente dichos) alrededor de una confederación
de tribus organizadas para luchar contra
los conquistadores. Lempira fue nombrado
jefe de la resistencia, y con un ejército
que fue integrado por cerca de dos mil combatientes,
inició la lucha que, según
fuentes históricas, se prolongó
por más de seis meses.
Los lencas dieron batalla en el área
que hoy comprende el río Cucuyagua
y el río Ulúa. La fuerza indígena
se centró en los peñones de
Congolón, Coyucutena, Piedra Parada,
Cerro del Broquel y Cerquín, en el
actual departamento de Lempira. Cerquín,
según las evidencias históricas,
se constituyó en el centro de operaciones
de la resistencia lenca. Los cronistas españoles
señalan que "toda la tierra
se había alzado y rebelado al tiempo
que se alzó el dicho peñol".
Los lencas representan en la actualidad
una población indígena que
tiende a desaparecer, producto de la constante
ladinización, la pérdida de
su lengua y, con ello, y la pérdida
de gran parte de sus rasgos culturales.
DELIMITACIÓN GEOGRÁFICA Y
POBLACIONAL RELIGIOSO-CULTURAL
No
toda la región que históricamente
fue ocupada por los lencas es hoy propiamente
lenca.
Se ha delimitado buena parte de la población
lenca en los siguientes poblados y sus respectivas
aldeas y caseríos:
Departamento de Lempira: La Iguala (con
14 aldeas y 56 caseríos); Belén
(con 2 aldeas y 76 caseríos); La
Campa (con 7 aldeas y 69 caseríos);
San Manuel Colohete (con 8 aldeas y 89 caseríos);
Santa Cruz (con 5 aldeas y 53 caseríos);
Erandique (con 14 aldeas y 120 caseríos);
San Andrés (con 7 aldeas y 121 caseríos);
y Gualcince (con 11 aldeas y 73 caseríos).
Departamento de Intibucá: Yamaranguila
(con 22 aldeas y 62 caseríos); las
aldeas de Azacualpa y Chiligatoro, Togopala,
Quebrada Honda, Monquecagua, Manazapa, Río
Grande, Malguara y Ologos; San Marcos de
la Sierra (con 3 aldeas y 38 caseríos);
y las aldeas de San Nicolás y Río
Blanco en el norte del departamento.
Departamento de La Paz: Marcala (principalmente
en 2 aldeas y 55 caseríos); Yarula
(con 3 aldeas y 31 caseríos); Santa
Elena (con 5 aldeas y 82 caseríos);
Chinacla (5 aldeas y 24 caseríos);
Guajiquiro (con 13 aldeas y 111 caseríos)
y Opatoro (con 2 aldeas y 23 caseríos).
Pese a que, tradicionalmente, se ha sostenido
que sólo estos tres departamentos
son de población lenca, también
existen poblaciones en los departamentos
de Santa Bárbara, Comayagua, Francisco
Morazán y Valle.
EL UNIVERSO RELIGIOSO DE LOS LENCAS
El Universo religioso de los campesinos
de tradición lenca es el fruto del
traslape-asimilación del catolicismo
español colonial y las creencias
prehispánicas. Los rasgos básicos
del universo religioso mesoamericano, lo
que confirma la tesis de la filiación
mesoamericana de los lencas, cuyos rasgos
básicos característicos son:
a. Visión animista de la realidad.
b.
Estructuración jerárquica
de las entidades espirituales.
c.
Realización de oraciones complejas,
de ritos de ofrenda, pago, enmienda, etc.
d.
Nahualismo.
e.
Shamanismo muy reducido.
Para los lencas, la religión es el
cuerpo totalizador de su cultura.
El culto, de las Varas o "Majestades"
son el símbolo fundamental de su
unidad. Las personas que poseen cargos,
constituyen el cuerpo de autoridad que se
extiende a todo el municipio. Dicha autoridad
es política y cultural, por lo que
la vida de la comunidad descansa en estos
cargos; los responsables organizan las fiestas
religiosas (celebración del Guancasco,
la compostura del maíz común,
colectas de limosnas), velan por los títulos
de tierras y, en general, por la vigencia
y el respeto de la tradición. El
Guancasco representó una fiesta de
encuentro entre dos pueblos dispuestos a
realizar un pacto de paz. Ahora es el encuentro
de dos pueblos, uno recibe al otro en el
marco de la fiestas patronal. Llegado el
día de la visita, salen las autoridades
religiosas caminando y llevando a cuestas
la imagen de su Santo Patrón, acompañados
con músicos que tocan el tambos y
la flauta, quienes también llevan
una bandera. Uno de los músicos marcha
disfrazado con una máscara de madera
llamada grancejo. Avanzan ejecutando música
y el pueblo huésped recibe a los
invitados. Al llegar al pueblo. se dirigen
a la iglesia, donde saludan a la imagen
festejada y luego los invitados ubican su
propia imagen que, permanece en el local
durante los días de festejo.
ELEMENTOS DEL UNIVERSO MÍTICO DE
LOS LENCAS
En
los siguientes relatos se pueden apreciar
directa o indirectamente. Los elementos
constitutivos de su cosmovisión.
Origen de plantas y animales:
El cacalote como descubridor del maíz.
Cacalote es un ave parecida al zopilote.
Tiene la costumbre de sustraer mazorcas
de maíz de los bultos cuando se está
cosechando y se las lleva para las cuevas,
cuando el maíz escasea, las saca
para comer.
El cusuco y el tacuacín. Como descubridores
de las nubes. El cusuco y el tacuacín,
cuando estaban escarbando, se encontraron
por casualidad con las nubes encerradas
en unas tinajas de barro y, cuando las quebraron,
liberaron a los nubes y se apropiaron de
ellas, pero, al darse cuenta los ángeles
de este acontecimiento, los capturaron y
se las quitaron.
Los ángeles. Los ángeles constituyen
un complejo de divinidades, que tienen asignadas
diferentes funciones, como son: traer la
lluvia, los vientos, la fertilidad de la
tierra, los males etc. Manifiestan su presencia
a los humanos a través de rayos (ángeles);
cuando caen sobre algún árbol,
los habientes próximos a propietarios
del predio deben practicar una ceremonia
de compostura con el fin de reconciliar
las relaciones con estos seres sobrenaturales.
Los ritos y los relatos con implicaciones
míticas relacionadas con ángeles
condicionan la vida concreta y la vida espiritual
de los indígenas lencas más
tradicionales y conservadores de su cultura,
aún participando activamente en los
movimientos evangelizadores oficiales, sobre
todo, los promovidos por la Iglesia Católica.
El sentido y función de estos elementos
sobrenaturales son mejor comprendidos por
ellos y, además, están estrechamente
ligados a su vida cotidiana concreta. Estos
seres sobrenaturales son capaces de provocar
verdaderas catástrofes personales,
familiares y comunitarias, por lo que para
aplacar su ira es necesario realizar complejos
rituales en su honor.
Las chalchiguas. Estas son unas piedras
verdes, talladas (jadeitas), que producían
suerte. Los indios las guardaban en unas
calabazas, pero cuando vinieron los españoles
la gente comenzó a creer en Santiago
(se hicieron católicos) y las chalchiguas
dejaron de producir suerte. Viendo esto,
los indígenas las enterraron bien
profundo y van a salir hasta que la gente
deje de creer en Santiago (dejen el catolicismo).
Los naguales o espíritus protectores
constituyen un complejo de relaciones establecidas
entre el hombre y los animales protectores.
Cada individuo nace con un nagual predestinado
y su vida está íntimamente
relacionada con la del animal que es su
nagual. Sus ciclos de vida y muerte están
concatenados de tal manera que, si sucede
algo al nagual, los efectos también
se hacen sentir en la persona cuyo nagual
ha sido afectado por alguna enfermedad,
herido o golpeado. Para el caso, cuando
una persona está enferma se dice
que su nagual está débil.
El nagual se puede conocer a través
de diferentes acontecimientos, como características
o síntomas en las personas que identifiquen
semejanzas con algún animal.
LA LENGUA
Se
extinguió en las últimas décadas
del siglo pasado y las primeras del presente.
Pueden encontrarse aún algunos ancianos
que recuerdan palabras lencas que oyeron
de sus padres o abuelos, pero el idioma
vivo ha dejado de hablarse; aunque existe
la posibilidad remotísima de que
algunos ancianos hablen la lengua, muestran
gran celo para revelarlo. La población
en general ya no muestra ni evidencias de
la posibilidad de rescatar una lengua estructurada.
Los lencas de la región hablan el
español como lengua materna, aunque
su manera de expresarse revela resabios
del idioma perdido en la sintaxis, en la
entonación y en el léxico.
así como muchos mexicanismos, especialmente
palabras nahuas. Además, su forma
de hablar es rica en arcaísmos castellanos.