Al
alcanzar el kilómetro 85, encontrará
hacia el lado derecho de la carretera, la
ciudad colonial de Comayagua, asentada en
el valle y departamento del mismo nombre.
Fundada en 1537, fungió como capital
de Honduras desde 1573 hasta 1880, y desde
hace años fue declarada Monumento
Nacional, por albergar una serie de importantes
edificaciones coloniales entre iglesias,
casas de habitación y otras obras
públicas. La Catedral de Comayagua,
la Iglesia de San Sebastián, la Iglesia
de la Merced y las ruinas de la Caja Real,
son algunas de ellas.
Actualmente en esta ciudad se realiza una
notoria actividad comercial e industrial,
y en su jurisdicción está
instalada la base aérea conocida
como Palmerola.
Aproximadamente media hora más tarde,
llegará a la fresca ciudad de Siguatepeque,
no sin antes haber disfrutado de un sabroso
almuerzo al estilo hondureño, en
cualesquiera de los comedores ubicados a
la orilla de la carretera. Prosiguiendo
el interesante recorrido, a la altura del
kilómetro 143, no se olvide encender
su lámpara de mano y entrar a las
misteriosas Cuevas de Taulabé, que
representan un singular Monumento Natural.
Lago
de Yojoa
A medida que se avanza hacia el norte, se
siente, cada vez más fuerte , el
aire caluroso propio de las zonas tropicales;
pero el bello horizonte del Lago de Yojoa,
refrescará tanto su cuerpo como su
espíritu, haciéndole recordar
las famosas pinturas japonesas elaboradas
sobre seda. De origen volcánico,
éste es el mayor depósito
natural de agua dulce de Honduras, apostado
en una meseta de la cordillera de Montecillos,
entre los departamentos de Comayagua, Santa
Bárbara y Cortés. Dista 162
kilómetros de la ciudad capital y
81 kilómetros de San Pedro Sula.
Bajo sus resplandecientes aguas viven numerosos
peces comestibles como la tilapia y el black
bass, que son preparados de manera exquisita
en las rústicas casetas ubicadas
en las orillas del lago. En las cercanías,
puede adquirir deliciosos bananitos, piñas,
ciruelas, cocos, caña de azucar y
otras frutas de la temporada, cuyos cultivos
embellecen el lugar. Los distintos hoteles
instalados en el área, permiten al
turista permanecer por el tiempo que guste
contemplando la belleza del Lago de Yojoa.
Cataratas
de Pulhapanzak.
Las esplendorosas cataratas de Pulhapanzak,
al norte del Lago de Yojoa, son un paraje
digno de admirar. Además de poseer
una lustrosa flora, la zona de Pulhapanzak
presenta evidencias de haber sido un centro
especial de culturas antiguas, probablemente
anteriores a la Maya. Esto se deduce por
la existencia de una extensa plaza ceremonial
precolombina, rodeadas de montículos
que quizás oculten estructuras arqueológicas.
Aquí se encontraron restos de varias
calzadas empedradas, fragmentos de cerámica
y otras piezas que son objeto de estudio.
Para llegar a Pulhapanzak se recomienda
tomar la carretera que conduce al Hotel
Brisas del Lago y conducir cerca de 45 minutos
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