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            GIGANTES EN LA MITOLOGIA, EL ARTE, LA CIENCIA Y LA HISTORIA. MITOS

GIGANTES;  DINASTÍA DE REYES Y GUERREROS.

Sancho el Fuerte.Son los "héroes famosos muy de antiguo", los hebreos les sitúan en un tiempo anterior al diluvio donde dominaban gran parte de la tierra. De ellos se decía que eran un pueblo de alta talla y diestros en la guerra. Después del diluvio siguieron entre nosotros pues según la tradición hebrea las mujeres de los hombres dieron a luz a su descencia de la que nacerían los verdaderos héroes conocidos desde la antiguedad. El profeta Enoch aclara que la primera aparición de estos gigantes la habían hecho en forma de espíritu entre los mortales y que cuando tomaron por esposas a las mujeres de los hombres de éstas nacerían los gigantes de carne y hueso que más tarde estarían llamados a liderar pueblos y combatir como los mejores guerreros.

Otro ejemplo de cómo la mitología, esta vez Celta, sitúa la aparición de una antiquísima raza de gigantes conocidos como los Formoria o Fomoré en los albores de la humanidad. Y de la unión de dos pueblos, los Fomoré y los Thuata de Dannan nacen los héroes, guerreros y semidioses; Lug es el primero de esta estirpe.

También son muchas las mitologías que aluden al mar como el medio por el cual una raza de hombres de elevada estatura y fabulosos combatientes hacen aparición por primera vez entre los hombres antes de fundirse las dos razas. La mitología escandinava habla de los gigantes de los hielos venidos por mar, tradiciones germánicas, esquimales, etc sitúan su morada o procedencia del mar y de los océanos. En suramérica las tradiciones hablan de razas de gigantes venidos del mar que desembarcaron en sus tierras en tiempos remotos. En muchas leyendas hacen aparición como piratas saqueadores.

Otra de las semejanzas entre muchas mitologías y leyendas es la de que estos gigantes estaban en posesión de conocimientos muy avanzados de metalurgia, agricultura, ganadería, arquitectura y otras ciencias que muchos pueblos  aseguran haber heredado de ellos. La existencia de numerosos restos megalíticos y restos de antiguas construcciones son a menudo asociados a una raza de gigantes en muy diversas partes del mundo.

A ambos lados del océano atlántico y en muy distintos pueblos estos gigantes venidos posiblemente del mar colonizaron buena parte de las tierras dejando tras de si un rosario de preguntas: ¿Quíenes eran?, ¿de dónde procedían?, ¿dónde se encuentran los restos de su cultura?. De lo que si podemos estar seguros es de que se trató de un pueblo bastante numeroso, conocedor de la navegación, la forja de los metales y del arte de la guerra. Otra curiosa coincidencia entre las muchas leyendas y tradiciones es que podemos encontrar una asociación muy directa entre los gigantes y las montañas. Parace como si una vez llegados por mar su principal objetivo fuese la rápida colonización de las tierras más altas que no siempre serían las más ricas y aptas para prosperar. En cambio, buscan quizá la protección de la montaña, de los lugares más altos y escarpados. ¿Un modo de protegerse del ataque de los hombres, un pueblo más numeroso que el suyo?, ¿buscaban protección contra los elementos, de otro "diluvio" tal vez?.

A estos interrogantes hay que añadir la posibilidad remota de que esta raza de gigantes tuviese una descendencia capaz de sobrevivir muchos siglos más tarde entroncada directamente con algunas antiguas dinastías de monarcas que ejercieron su poder y llenaron de gestas nuestras páginas de la historia. Reyes, caballeros y guerreros legendarios han sido dotados bien por sus enemigos o por quienes apoyaban su causa de estaturas muy elevadas... ¿meras exageraciones?, ¿se trata solo de leyendas?.

De la época de la invasión Celta en España arranca la leyenda de un juez druida llamado Laín Calvo, que más tarde daría lugar al nombre del pueblo que le dió sepultura, Villalaín, y del que se afirmaba tener una estatura colosal. Sus huesos fueron a reposar a la ermita románica de la Virgen de la Torrentera y según cuenta el cronista Pellicer; cuando se desenterró, su cuerpo aparecía incorrupto y la altura era propia de un gigante. Sigue narrando el cronista: al poco tiempo el cuerpo se desintegró ante sus ojos. En la historia, en el siglo IV, encontramos la primera comparación de un hombre con el poder de regir los destinos de una nación dotado de la talla de un gigante, es el caso de los emperadores romanos Maximino y Joviano. Y del mismo Julio César cuentan que: "fue varón excelente y distinguido entre los ilustres de su época. Amante del lujo y de la magnificencia, cuentan también los antiguos que se trataba de un hombre de elevada estatura, blanco de tez, bien formado, robusto, y de vivos ojos negros". Sin abandonar este siglo, Alejandro Magno, en su intento por conquistar la India se vió en una de las más reñidas batallas al tener que hacer frente al rey Poro del Punjab de quien se decía que era una especie de gigante. El testimonio de los cronistas no es ni mucho menos suficiente para asegurar que las estaturas a las que aluden fuesen así en realidad, pero hay más ejemplos...

Entre los siglos XI y XII reinaron en España dos monarcas, con sus feudos en Navarra, a los que también se les asoció por su estatura con verdaderos gigantes. Sancho VII fue apodado "El Fuerte" precisamente por tener una apariencia que llamaba poderosamente la atención.Sepulcro del Rey Sancho El testimonio esta vez del médico forense Luis del Campo parece confirmar que los restos del monarca se aproximaban a los 2,20 metros de altura que apunta desde siempre la "¿leyenda?". Según dicha leyenda, en el sepulcro que puede verse aun hoy en la Iglesia de la Virgen de Roncesvalles, la imagen esculpida sobre la tumba del Rey Sancho se trata de una estatua yacente a tamaño natural que mide aproximadamente 220 centímetros. Hoy, más de 900 años después, y durante las fiestas locales se saca a las calles, entre otras, una figura réplica del monarca. Poco más tarde, a  Jaime I el Conquistador también la leyenda lo entroncó directamente con la sangre azul procedente de dinastías tan antiguas que procedían de los legendarios gigantes y se decía de él que poseía una estatura realmente importante para la época. También existen noticias de que alrededor del año 1195, mientras el rey Don Pedro intentaba tomar el reino de Valencia dominado por los moros, un gigante musulmán de nombre Zafra hacía estragos en la zona reconquistada y se cuenta que el Señor Molinés, vasallo del rey, fue quien dió muerte al gigante Zafra. Se dice de los musulmanes mercenarios conocidos por aquella época con el nombre de almogávares, en España,  que:" eran de elevada estatura, bien proporcionados los miembros, ágiles y curtidos a la fatiga. Feroz el ademán, revuelta la cabellera. Los músculos parecían de acero". En un fragmento de crónicas medievales podemos encontrar un testimonio más que demuestra la existencia de estos gigantescos guerreros: "La onzena batalla ovo con un gigante moro que llamaban Farax, que era mucho espantable, que venía [a] demandar justa e fazer armas con christianos. E lo vençió en batalla uno por otro delante el rey don Alonso".

Muy extraño y polémico fue el caso de Teotobocus, rey de los cimbrios, cuyo cadáver de 25 pies de largo apareció enterrado en el Delfinado francés... Pese a que finalmente el hallazgo terminó en descrédito y olvidado, Nicolas Habicot, autor de la "Gigantosteologie o discours des os d'un geant" (1613), defendió denodadamente que en el sarcófago encontrado podían leerse  inscripciones de "Teotobucus Rex", rodeado por cincuanta medallas con la efigie de Mario (Mario y Cátulo fueron legendarios enemigos del rey de Cimbria).

En la memoria popular perduró también el recuerdo, en forma de leyenda, de Fernán González, primer conde de Castilla, a quien se le vinculaba los orígenes de sus antepasados con  gigantes. Se contaba de él que había sido educado por un mago y un enigmático ermitaño.

En el siglo VII, el Códice Calixtino, Libro IV, Capítulo XVII recoge una curiosa historia que se titula "Nájera; Rolando contra Ferragut". En esta leyenda se narra el encuentro de las tropas cristianas con un gigante sarraceno de nombre Ferragut de quien se decía procedía del linaje de Goliat. Hicieron falta varios caballeros para enfrentarse al gigante caballero del islam, pero fue Rolando quien valiendose de su fuerza, coraje y sabiduría fue capaz de sonsacar al gigante su único punto debil y vencerle clavándole un puñal cerca del ombligo.

Uno de los personajes históricos por excelencia de los siglos VII-VIII fue Carlomagno (Carlos I). Gigante en muchos aspectos de su vida también lo fue en estatura para su tiempo. Sus cronistas lo describían con una altura que podía alcanzar siete veces la medida de su propio pie. Y no exageraban, en absoluto, los exámenes forenses de sus restos confirman que en vida, el monarca, pudo alcanzar una estatura que oscilaba entre los 1,92 y los 2,40 metros, todo un gigante.Un dato curioso que nos llega es acerca de su voz, de un timbre más bien agudo, que parecía no estar muy acorde con su aspecto y es que no deja de recordarnos este detalle como ya el pueblo hebreo hizo referencia a un defecto, tara, o señal muy particular en la voz que caracterizaba a una raza de gigantes a quienes se llamó precisamente zonzomin (los murmurantes).

En el siglo XIV encontramos a otra leyenda en la persona de  en un militar, diplomático y marino de origen chino. El almirante Cheng Ho, muy cercano a la realeza imperial China, destacó también con sus más de dos metros de altura y poseedor de "una piel rugosa como una naranja", tal como lo describen las crónicas de la época. La piel de los llamados gigantes fue también una característica que llamó poderosamente la atención en el pueblo hebreo y describen a determinadas razas de gigantes como poseedores de una piel muy característica, diferente a la considerada normal por su textura, brillo o tonalidad.

En América, durante la época de la colonización por los europeos, surgieron innumerables leyendas sobre gigantes y entre las cuales no pudo faltar una que habla sobre la existencia de un rey de tamaño gigantesco. Pedro Mártir de Anglería recogió la historia y nombró a un tal Datha, rey de un territorio ubicado en la zona llamada Dahare -cercana al Cabo Sta. Helena- y da testimonio de la colosal estatura tanto del rey como de su esposa y sus cinco hijos. La extraña apariencia de este pueblo recuerda una misteriosa semejanza con pueblos pertenecientes a la Europa del norte. Su piel clara y pelo rubio nos hace pensar en un más que posible contacto con vikingos en épocas anteriores a la llegada de los primeros colonizadores. ¿Se trata de los descencientes de una anterior colonización por parte de pueblos escandinavos?.¿Serán los vikingos el pueblo que aparece en muchas leyendas americanas como colonizadores que llegaron del mar ejerciendo en muchos casos la piratería?. ¿Son estos pueblos escandinavos los responsables de las leyendas prehispánicas sobre gigantes?.

Y es que el caso del continente americano guarda muchos interrogantes sobre estos seres. A las leyendas ya conocidas y los posibles restos de animales antediluvianos hay que añadir serias dudas que nos pondrían sobre la pista de que el continente ha sido visitado, de norte a sur,  con anterioridad al "descubrimiento", por otras gentes... El investigador francés Robert Charroux, después de visitar la península de Paracas y contemplar en Atacama los gigantescos glifos que representan todo tipo de anilames y formas apuntó la posibilidad de que la autoría de semejantes contrucciones pudo deberse a una raza humana en extremo alta. Después de comtemplar, por ejemplo, al conocido como "gigante de atacama", un hombre de unos 120 metros de altura, representando a un posible chamán no es extraño que surgan con fuerza en nuestra mente todas las leyendas del pasado que hablan sobre gigantes que moraron en un pasado remoto por aquellas tierras.

Y cuando tenemos que hablar de gigantes y reyes, monarcas y guerreros los personaje de leyenda más significativos a los que tenemos que hacer referencia en América son sin duda Viracocha y Quezalcoatl. Viracocha, fundador de la ciudad de Tiahuanaco, hombre o semidios, de aspecto gigantesco de piel blanca y pelo rojo parece un claro ejemplo de hombre venido de otra cultura y perteneciente a otra etnia, poseedor y transmisor de conocimientos hasta entonces desconocidos por los pueblos indígenas. El caso de Quezalcoatl, el viajero que vino del Atlántico, no es muy distinto pues además de su aspecto simirlar al anterior también dejó los conocmientos necesarios para que prosperasen la agricultura con el cultivo de maiz y la construcción de pirámides por toda mesoamérica.

¿Fueron estos semidioses con aspecto de gigantes blancos, barbados y pelirojos los precursores de un pueblo colonizador llegado por mar?. Una respuesta la podemos encontrar en la historia del pueblo Paiute, antiguos habitantes de la Carolina. Este antiquísimo pueblo conserva leyendas en las que se cuenta cómo su pueblo se vió abocado a la guerra para expulsar de sus tierras a unos hombres muy altos, blancos, de pelo rojo... conocidos también por otras tribus como los Sitecah. Este pueblo de gigantes pelirojos fueron tenidos por buenos guerreros y muy beligerantes lo que sin duda ocasionó problemas con las tribus vecinas que según cuentan las leyendas se unieron para derrotarlos y echarlos de las tierras. La tragedia culminó con la matanza de los supervivientes en una cueva en la que se ocultaron para escapar de la masacre. Los Paiute, en coalición con otras tribus, al no conseguir sacarlos de su escondite decidieron prender fuego en la entrada de la cueva y acabar con la vida de los gigantes de esta forma.

Del pueblo Sitecah aun quedan por encontrar buena parte de los restos que dejaron en forma de construcciones y otros asentamientos. Según el pueblo Paiute, estos gigantes llegaron a construir edificaciones en forma piramidal en la zona conocida hoy como el Cañon de Nueva York en el condado de Churchill. Lo castigada que ha resultado la zona por terremotos y el largo tiempo transcurrido va a dificultar su localización. Otros restos como utensilios y huesos ya han sido localizados en 1931 en el lago Humbolt, momias pertenecientes a hombres de elevada estatura parecen confirmar una vez más que las leyendas guardan verdaderos tesoros para la historia de la humanidad.

Historias contadas por los primeros europeos como el testimonio de Garcilaso, quien afirmaba haber visto momias incas de cabello rubio de una altura asombrosa, tal vez no sean solo leyendas.

Bibliografía: Destacan "Los gigantes y sus orígenes" de Louis Charpentier. "Guía de la España Mágica" y "Segunda guía de la España Mágica" de Juan Gracía Atienza.


 

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                                                             © Jesús H. Antelo. A Coruña, julio de 2000

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