Shura de Capricornio:

Apenas llegan a la casa de Capricornio, notan que la casa está vacía y en efecto corroboran que en ella está el santo más fiel a Atenea. Apenas salen de la casa, notan que algo comienza a agrietar el suelo y es entonces cuando Seiya  Hyoga y Shun de Andrómeda logran pasar al otro lado. Shiryū se queda detrás por decisión propia ya que si hubiera saltado, Shura de seguro los habría matado fácilmente con un segundo ataque.

Shura pelea en contra de Shiryū a quien pone en serios aprietos y usa su Excalibur para destrozar la armadura del Dragón por completo. Cuando iba a matarlo, Shiryu bloquea su ataque como si fuera una espada. Shura se estaba cansando de jugar con él y decide darle el golpe que acabaría con Shiryū ya que había visto su Dragón Naciente y por consiguiente el punto débil de este: aquella debilidad que lo condenaría a morir y que hasta ese momento sólo Seiya sabía de su existencia. Cuando Shura repite su ataque contra Shiryū, nota que no puede sacar su brazo del pecho del Dragón por más que lo intentase y es en ese momento cuando sucede algo que pronto el santo de Capricornio lamentaría: Shiryu le corta el brazo, lo toma por la espalda y no teniendo alternativa el Santo de Bronce usa su Último Dragón, el cual eleva al cielo a ambos Santos, condenándolos a muerte. Ya estando en el espacio, Shura pide perdón por haber levantado su puño en contra de Atenea y los Santos de Bronce y hace un último favor por Shiryū. El Santo de Capricornio viste con su armadura a Shiryū y le regala su armadura y también entrega su Excalibur a su brazo derecho reconociéndole como un verdadero caballero y no un traidor, y reconociendo a la verdadera Atenea y lo impulsa para que pueda volver hacia la Tierra, mientras que él termina muriendo desintegrado por la fricción en el espacio.