Regreso a p�gina principal La mujer del puerto    (1933)
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PELICULAS
Andrea Palma en La mujer del puerto
Producci�n;  Eurindia Films; Servando C. de la Garza
Direcci�n: ARCADY BOYTLER; codirecci�n t�cnica: Rafael J. Sevilla.
Argumento: Guz Aguila, inspirado en u  cuento de Guy de Maupassant; adaptacai�n: Guz Aguila y Rafael J. Sevilla.
Fotograf�a: Alex Phillips
M�sica: Max Urban; Canciones: Manuel Esper�n.
Sonido: Jose B. Charles
Escenograf�a: Fernando A. Rivero
Edici�n: Jos� Marino.
Filmada: a partir del 24 de noviembre de 1933 en los esudios Mexico Films.
Estrenada: el 14 de febrero de 1934 en el cine Regis.

Int�rpretres: Andrea Palma (Rosario), Domingo Soler (Alberto Venegas), Joaqu�n Busquets (marinero borracho), Consuelo Segarra (Do�a Lupe, vecina), Arturo Manrique
Panseco (marinero argentino), Jorge Trevi�o Panque (marinero norteamericano), Francisco Z�rraga (Victorio,novio de Rosario), Lina Boytler, Fabio Acevedo (don Antonio), Antonio Polo (don Basilio), Roberto Cant� Robert (marinero cubano), Angel t. Sala (hombre del cabaret), Julieta Palavicini (mujer con el novio de Rosario) Elisa Soler (vecina), Luisa Obreg�n (vecina), Conchita Gentil Arcos (vecina), Stella Inda (mujer en el cabaret), Salvador Lozano (hombre en el cabaret, Saul Zamora (hombre en el cabaret), Victoria Blanco (mujer en el cabaret), Esther Fern�ndez (mujer en el cabaret).
Francisco Z�rraga y Andrea Palma en La mujer del puerto
Sinopsis: En la ciudad de C�rdova, la joven Rosario, hija del humilde carpitntero Antonio, se entrega durante un paseo por el campo a su novio Victorio. Don Antonio trabaja en la funeraria de Basilio y clava su propio ataud pues asegura que su fin est� pr�ximo, pues se siente enfermo. Recrimina a Rosario por salir con Victorio y le dice que le disgusta que ande con �l. Ella asegura a su padre que Victorio est� esperando s�lo a conseguir un mejor sueldo para hablar con �l. Victorio traiciona a Rosario con otra mujer. Don Antonio enferma gravemente y Rosario no tiene para comprar las medicinas; acude a Basilio, el patr�n de su padre, pero el hombre se niega a prestarle dinero y trata de abusar de ella. Acude entonces a Victorio pero lo encuentra entonces con la otra mujer y termina con �l, mientras do�a Lupe y otras dos vecinas murmuran. Don Antonio oye la discusi�n desde su lecho de enfermo y trabajosamente se levanta para ir a reclamar a Victorio, mientras Rosario sale a conseguir las medicinas. Al recibir las reclamaciones de Antonio, Victorio lo arroja por las escaleras. Al volver Rosario con las medicinas fiadas, encuentra muerto a su padre al pie de la escalera. Nadie acude a velar al viejo, y en medio de un carnaval, Rosario lo entierra sola, triste y desesperada. Pasa el tiempo. En un barco llega al puerto de Veracruz el marino marino Alberto, quien junto con sus compa�eros marinos acude al cabaret de Nicanor. En el cabaret, la ahora prostituida Rosario es asediada por un marino borracho y Alberto la ayuda. Ella  lo invita a subir a su cuarto en donde hacen el amor. Despu�s  Rosario confiesa a Alberto que ella es de C�rdova y le pregunta si conoce a un marino llamado Alberto Venegas; �l se sorprende y afirma conocerlo pregunt�dole para que lo quiere. Despu�s de mucho dudar, ella le confiesa que Alberto Venegas es su hermano. Desesperado al saber que ha cometido incesto con su hermana, Alberto solloza y no se da cuenta que Rosario ha salido de la habitaci�n. Ella se dirige a los muelles; �l trata de alcanzarla en vano. Rosario se suicida arrojandose al mar sin que Alberto logre impedirlo.
Fabio Acevedo y Andrea Palma en La mujer del puerto
Comentario  (Edgar Sober�n, Colecci�n Un siglo de cine;, fasc�culo 24, pags. 4 y 5; Cinememoria):
   G�nero popular, perdurable y de arraigo en tradiciones mexicanas, el melodrama de pecadoras, casi por regla, presentaba a una joven provinciana que perd�a la virginidad, era abandonada por su seductor y se convert�a en prostituta. Lo que la distingu�a de sus colegas for�neas era su cargado moralismo cat�lico, al igual que el culto a la madre de sus clientes, que adquir�a aspectos fant�sticos derivados del machismo. Los papeles de prostituta y madre aparec�an contrapuestos pero no se exclu�an: la prostitua era deificada por su llamado a lo prohibido repleto de glamour (como esta mujer del puerto, estilizada y melanc�lica entre rameras rollizas y escandalosas), pero a la vez este razgo las estigmatizaba y eran compadecidas al  no poder alcanzar -por lo general- la maternidad. Pese a su atractivo "demoniaco" las pecadoras eran codiciadas y pose�das, en un laberinto digno de an�lisis psicoanal�ticos.
   Esa ambig�edad alcanz� significados sorprendentes en
La mujer del puerto, cinta en la que un marino es, en una sola madrugada, primero admirador, luego cliente y despu�s hermano de la misma prostituta. La puesta en escena que se regodea en la seducci�n del marino, hace que -a�n hoy- la revelaci�n del parentesco sea m�s sorprendente que el nexo en s�, dando mayor vigencia al contenido subyacente. Si parece l�gico establecer un p�ralelo con alguna tragedia griega, no hay que ir hasta el Mediterraneo: el culto a la madre - a menudo incestuoso, como en este caso trasladado a una hermana reecontrada en Veracruz- no ha perdido actualidad.
   Aunque
La mujer del puerto es un filme irregular, que no logra equilibrar sus rara estructura -dividida en un largo primer acto explosivo, un segundo acto breve y un abrupto ep�logo-, super� a Santa, filme antecesor, y abri� camino a las pecadoras del futuro. Y sobre todo su rentabilidad dio confianza a un cine a la zaga de Hollywood, que atra�a a sus principales int�rpretes.
Domingo Soler, Joaqu�n Busquets y Andrea Palma en La mujer del puerto
Comentario  (Jes�s Ibarra):  �Que fue lo que caus� el rotundo �xtio de La mujer del puerto, apesar de ser un film irregular, con fallas de edici�n y con escenas largas y tediosas? Seguramente fue lo escabroso del tema y la l�nguida, distinguida y lejana presencia de Andrea Palma, vestida primero con un vestido de organd� blanco, cuando, luciendo dulce, inocente y enamorada se entrega a su novio, y lm�s adelante, sensualmente recargada en el quicio de una puerta, enfundada en un hermoso traje negro con un largo escote por la espalda y fumando l�nguidamente un cigarrillo. A pesar de sus muchos defectos, la cinta resulta po�tica y capta el inter�s del espectador de principio a fin. Bellamente fotografiada, retrata hermosos paisajes campiranos, mientras Rosario (Palma), pasea por el campo con su novio, e interesantes tomas del puerto de Veracruz. Tres grotescas vecinas murmuran en la vecindad donde vive Rosario con su padre moribundo y sellan su destino al juzgarla impura.  Es desesperante la escena del entierro, en medio de un carnaval, del padre de Rosario, quien, perdida entre la multitud y ahogada en desesperaci�n , pide a gritos la dejen pasara con el cad�ver de su padre. La escena m�s larga y en la que no sucede nada es sin duda la de la org�a de marineros en el cabaret, la cual culmina con un fugaz desnudo de senos (excluido de la mayor parte de las copias)y con la subida de ambos protagonistas, Soler y Palma, al cuarto de ella. La escena de la revelaci�n del incesto es impactante, aun m�s que el hecho mismo y desmboca en la tambien impactante y bella secuencia del suicidio de Rosario, arroj�ndose al mar, despu�s de haber corrido desesperada por los muelles de Veracruz. La mujer del puerto fue una de las primeras cintas consideradas como cl�sicos del cine mexicano y Andrea Palma fue, sin lugar a dudas, la pirmera gran figura, la primera diva que surgi� en el cine nacional.
Andrea Palma y Domingo Soler en La mujer del puerto
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