JULIO BRACHO 100
peliculas
La Virgen que forj� una Patria (1942)
Gloria Mar�n y Paco Fuentes en La Virgen que forj� una patria
Produci�n: Films Mundiales, Agust�n J. Fink; Emilioo G�mez Muriel.
Direcci�n:  JULIO BRACHO
Argumento: Ren� Capistr�n Garza; adaptaci�n: JULIO BRACHO
Fotograf�a: Gabriel Figueroa
M�sica: Miguel Bernal Jim�nez
Sonido: Jes�s Gonz�lez Ganccy y Howard Randall
Escenograf�a: Jorge Fern�ndez, Felipe Suberville; dise�os: Carlos Gonz�lez; maquillaje: Ana Guerrero
Edici�n: Jorge Bustos
Filmada: a partir del 5 de octubre de 1942 en os estudios CLASA.
Estrenada: 11 de  didiembre de 1942 en el cine Palacio Chino.


Int�rpretes: Ram�n Novarro (Juan Diego), Domingo Soler (Fray Mart�n), Gloria Mar�n (Xochiqui�huit), Julio Villareal (Miguel Hidalgo),  Paco Fuentes (Pedro de Alonso), Felipe Montoya (Xiunel), Alberto Gal�n (Fray Juan de Zum�rraga), Ernesto Alonso (Ignacio Allende), Victor Urruc�a (Juan Aldama), Manuel Pozos (Bernardino), Mario Gil (hijo de Bernardino), Jos� Morcillo (Nu�o de Guzm�n), Octavio Mart�nez (Delgadillo),  Margarita Cort�s (mujer de Juan Diego), Jos� El�as Moreno (Capit�n Ord�z), Armando Velasco (primer familiar), Humberto Rodr�guez (segundo familiar), Jes�s Valero (Carlos V),  Alfredo Varela Sr. (se�or de Azcapozalco), Paco Mart�nez (Vasco de Quiroga), Mercedes Ferriz (nodriza), Fanny Schiller (Josefa Ort�z de Dom�nguez), Joaqu�n Coss (Miguel Dom�nguez, corregidor), Salvador Quiroz (intendente Ria�o), Amalia Ortiz (se�ora Fern�ndez del Rinc�n), Manuel Arvide (licenciado Lazo), Edmundo Espino (Juan Garrido), Manuel Dond� (se�or azteca), Mario Requena
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Ram�n Novarro como Juan Diego en La Virgen que forj� una patria
Sinopsis:  Septiembre de 1810: Durante una tertulia en casa  del corregidor de Quer�taro se re�nen el cura Hidalgo, los capitanes Allende y Aldama, el licenciado Lazo y la propia esposa del Corregidor, do�a Josefa Ortiz de Dom�nguez, quienes conspiran para derrocar el gobierno espa�ol y lograr la independencia de la Nueva Espa�a. Allende sugiere iniciar el movimiento el 29 de septiembre, d�a de San Miguel y el padre Hidalgo dice que el estandarte de los insurgentes deber� ser la Virgen de Guadalupe, por ser un s�mbolo de la nacionalidad mexicana. Hidalgo muestra a Allende las armas que tiene disponibles para llevar a acabo el levantamiento, que son machetes, pu�ales, hondas y lanzas; el militar opina que con eso no formar�n un ej�rcito, sino una chusma. D�as despu�s, la conspiraci�n es descubierta y se giran �rdenes de aprehensi�n en contra de Hidalgo y Allende, quien refugiado en casa del primero, escucha de boca del cura el relato de la aparici�n de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego y la importancia de este hecho para la uni�n de los mexicanos. Flashback: 1528; La ind�gena Xoxiquiahuit es rechazada por su padre Xiunel, pr�ncipe azteca, por haberse entregado �sta al espa�ol Pedro de Alonso, quien esclaviza a los indios y los marca con un hierro en la frente. Xochiquiauit relcama a Alonso esta forma de tratar a los indios. Los soldados de Alonso incursionan en el palacio de Xiunel ocasionando una matanza y el sacerdote Fray Mart�n los detiene con un cruz en la mano, mientras es observado por el impresionado ind�gena Cuauhtlatoa, tejedor de tule. Fray Mart�n reconforta a la moribunda mujer de  Cuauhtlatoa y lo convence de convertirse al Cristianismo bautiz�ndolo como Juan Diego. Fray Mart�n acusa a Pedro de Alonso ante la real Audiencia de maltratar a los indios. La mujer de Juan Diego muere y mientras �l junto con su t�o Bernardino y el hijo de �ste la entierran, son acometidos por un soldado de Alonso. Juan Diego se salva de ser detenido por tener una cruz en la mano, pero el hijo de Bernardino es hecho prisionero y  convertido en esclavo. Fray Mart�n y Juan Diego no llegan a tiempo para impedir que el hijo de Bernardino sea marcado en la frente, pero el fraile condena al espa�ol a sufrir eterno remordimiento por las infamias que comete. Xiunel prepara, junto con el se�or de Azcapotzaclo, una revuelta contra los espa�oles que tendr� lugar la noche del tercer tianguis de Tlatelolco. Se decide que si el levantamiento fracasa, los se�ores aztecas matar�n a sus hijos para que no sean hechos esclavos. El se�or de Azcapotzalco se entera de que la conspiraci�n ha sido descubierta y env�a un mensaje a Xiunel pero los relevos del correo han sido asesinados. El �nico relevo sobreviviente, exhausto, encuentra a Juan Diego y le pide entregue el mensaje a Xiunel, quien desconf�a de Juan Diego y se niega a creerle. Juan Diego avisa a Fray Mart�n quien obtiene de Alonso, a cambio de retirar  la acusaci�n ante la Real Audiencia, que deje a Xiunel bajo su custodia. Al ir Fray Mart�n a llevarse a Xiunel, �ste cumple su promesa y mata a su hijo. Xiunel es asesinado en su celda en el convento y los frailes exigen que se castigue al culpable, que seg�n Xiunel dijo moribundo a Juan Diego y a Fray Mart�n, fue aquel que hizo esclavo a su pueblo, o sea, Pedro de Alonso. El hijo que Xochiquiahuit tiene de Alonso, nace con la misma marca que el espa�ol pone a sus esclavos y al verlo el hombre enloquece y queda ciego al marcar su propia frente, muriendo poco despu�s. En nombre del obispo Fray Juan de Zum�rraga, Fray Mart�n viaja a Espa�a para interceder por los indios ante Carlos V y logra del rey la autorizaci�n para fundar una escuela para ni�os ind�genas en el convento de Tlatelolco. El fraile muere en el viaje de regreso, siendo atendido por Vasco de Quiroga. Mientras en M�xico en 1531, la Virgen se le aparece a Juan Diego y le pide se edifique un templo para ella en el cerro del Tepeyac; le dice que lleve unas rosas en su ayate como prueba ante Fray Juan de Zum�rraga. Al mostrar las rosas al obispo, la imagen de la Virgen aparece grabada en el ayate de Juan Diego. Hidalgo termina su relato y poco despu�s inicia el movimiento de Independencia en Dolores.  En su camino a San Miguel el Grande, las fuerzas insurgentes se detienen en Atotonilco, en donde Hidalgo toma el estandarte de la Virgen de Guadalupe.
Domingo Soler en La Virgen que forj� una patria
Fanny Schiller y Julio Villareal en La Virgen que forj� una patria
Comentario: (Jes�s Ibarra):  En esta su tercer pel�cula, Julio Bracho corri� con menos suerte que en las dos anteriores, ya que no fue tan bien recibida por la cr�tica y p�blico. Sin embargo esto no demerita la calidad de la pel�cula ni su estupenda direcci�n. Bracho sit�a a todos los actores en sus papeles sorprendentemente. Vemos a un Ram�n Novarro, latin lover de Hollywood en su �nica pel�cula mexicana, convertido en el indio Juan Diego, puesto ahora de moda por su reciente canonizaci�n, y verdaderamente su interpretaci�n no tiene comparaci�n; recrea un Juan Diego humilde e ingenuo, que sorprendido al ver al fraile interpretado por Domingo Soler, detener la matanza de los indios con solo mostrar la cruz a los espa�oles,  le pregunta �Qu� arma es esa que llevas en la mano que puedes detener la matanza? La mirada de Novarro se torna dulce e incr�dula a la vez mientras contempla a la Virgen, cuyo rostro Bracho recre� con el de una bella jovencita morena.  Despu�s de ver a una hermosa Gloria Mar�n interpretando a una virginal criolla en Historia de un gran amor, la vemos aqu� igualmente bella pero ahora como ind�gena, luciendo un hermoso vestido, confeccionado por do�a Emma Rold�n, con un bordado de punto de cruz, representando una leyenda azteca; soberbio el rostro mexicano de Gloria mientras teje en el telar.  Julio Villarreal estupendamente bien caracterizado como el cura Hidalgo (es quiz�s la mejor caracterizaci�n que se ha hecho del Padre de la Patria). Bracho muestra en unas pocos escenas, con la ayuda de la interpretaci�n de Villarreal a un Hidalgo bromista y astuto, sabio y culto a la vez. Hidalgo bromea cuando dice a la Corregidora (Fanny Schiller) que hay que dar pinole al licenciado Lazo (Manuel Arvide) pues en la �ltima reuni�n no los dej� hablar. Es sabio cuando dice a Allende (Ernesto Alonso), quien le ha dicho que con las armas que tienen formar�n una chusma y no un ej�rcito, que la chusma se transformar� en ej�rcito, armada con el bot�n y que ellos no ver�n el triunfo pues el iniciador rara vez lo paladea. Es astuto cuando acude a casa del recaudador de impuestos para averiguar a donde guarda el dinero y devolverlo al pueblo, us�ndolo como fondo para el levantamiento. Es culto  cuando realta a Allende los sucesos de 1528 a 1531, haciendo una detallada descripci�n de la ciudad en aquella �poca. En f�n, Bracho plasma un Hidalgo, con toda la personalidad que debi� tener el cura, seg�n lo han descrito los historiadores.  Con ayuda de la magn�fica edici�n de Jorge Bustos, Bracho entrelaza las dos �pocas en que se desarrolla la pel�cula, logrando hilar y hacer perfectamente comprensible el argumento. A pesar de los contras con que fue recibida la cinta, Julio Bracho pudo haberse sentido satisfecho ya que su film dej� plenamente satisfecha a ese sector de la sociedad, tan dif�cil de complacer, la Iglesia, pues recibi� una carta del Reverendo Padre Jos� A. Romero, felicit�ndolo por su buen manejo de la pel�cula.
Ernesto Alonso y Julio Villareal en La Virgen que forj� una patria
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