Sor Juana In�s de la Cruz  (1935)
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Andrea Palma en Sor Juana In�s de la Cruz
Producci�n: La Mexicana Elaboradora de Pel�culas; supervisi�n: Armando Vargas de la Maza.
Direcci�n:  RAMON PEON
Argumento y di�logos: Armando Vargas de la Maza; adaptaci�n: Ram�n Pe�n
Fotograf�a: Alex Phillips.
M�sica: Manuel Castro Padilla
Sonido: Roberto y Joselito Rodr�guez.
Escenograf�a: Fernando G�mez Palacio y Mariano Rodr�guez Granada; vestuario; Alberto Bravo y Emma Rold�n.
Edici�n: Ram�n Pe�n.

Int�rpretes:  Andrea Palma (Juana de Asbaje), Alfredo del Diestro (Padre Nu�ez de Miranda), Alberto Mart� (Lisardo de la Cueva, Conde de Miraflores), Adria Delhort (marquesa de Salvatierra), Mario Tenorio (bachiller Feliciano de Guevara), Mim� Derba (Do�a Leonor Carreto, Virreina de Mancera), Rodolfo Calvo (Virrey Antonio Sebasti�n de Toledo, marqu�s de Mancera),  Miguel Wimer (Don Pedro Manuel, padre de Juana), Carmen Segarra (do�a Isabel, madre de Juana), Feliciano Rueda (Manuel Fern�ndez de Santa Cruz, obispo de Puebla),  Emma Rold�n (madre abadesa), Carmen Vale (Juana ni�a), Jos� Eduardo P�rez (don Rodrigo), Ricardo Carti, Leonor de Martorell, Godofredo de Velasco, Joaqu�n Grajales, Carlos Aganza, Alfonso Parra, Chel L�pez.
Mim� Derba y Andrea Palma en Sor Juana In�s de la Cruz
Sinopsis: En el siglo XVII, el obispo de Puebla, Manuel Fern�ndez de Santa Cruz, y el conde Lisardo de la Cueva, comentan la vida de Sor Juana. Desde ni�a, cunado viv�a con sus padres en Amecameca, Juana demostr� afici�n por el estudio y dotes para la poes�a. Fue enviada a la capital en donde los virreyes la hicieron quedarse a vivr con ellos. Al crecer Juana fue cortejada por Lisardo, que era amante de la marquesa de Salvatierra, y por el buen bachiller Feliciano. Juana aprueba con �xito un examen en la Universidad. Se enamora de Lisardo, quien planea raptarla; enterado, Feliciano reta a duelo a Lisardo, quien atraviesa con su espada al bachiller. Despu�s de matar tambi�n al marques de Salvatierra, Lisardo parte para Espa�a. Juana entra en el convento gracias a su confesor el padre Nu�ez de Miranda. Ah� sigue escribiendo versos hasta su muerte en 1695, cuando ten�a 44 a�os de edad.
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