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PELICULAS
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El monje blanco (1945)
Mar�a F�lix y Julio Villarreal en El monje blanco
Producci�n: Clasa Films; gerente de producci�n: Jos� Luis Blanco.
Direcci�n: JULIO BRACHO
Argumento: JULIO BRACHO y Jes�s C�rdenas, sobre la pieza teatral en verso de Eduardo Marquina, di�logos adicionales: Xavier Villaurrutia.
Fotograf�a: Alex Phillips; operador de c�mara: Rosal�o Solano.
M�sica: Raul Lavista.
Sonido: Howard Randall, Jes�s Gonz�lez Gancy y Manuel Esper�n.
Escenograf�a: Jorge Fern�ndez; vestuario: Armando Vald�s Peza y Beatriz S�nchez Tello; maquillaje: Noem� Blanco.
Edici�n: Jorge Bustos.
Filmada: a partir del 25 de enero de 1945 en los estudios Clasa.
Estrenada: 6 de octubre de 1945 en el cine Chapultepec.

Int�rpretes:  Mar�a F�lix (G�lata Orsini), Tom�s Perr�n (conde Hugo del Saso),/Fray Paracleto), Martha Elba (Anabella), Ernesto Alonso (fray Can), Mar�a Douglas (Mina Amanda), Julio Villareal (padre provincial), , Paco Fuentes (Capolupo), Consuelo Guerrereo de Luna (condesa Pr�spera Huberta), Jos� Pidal (fray Mat�as), Felipe Montoya (Marco Leone),  Angel T. Sala (montero), Manolo F�bregas (movio de Anabella), Jos� El�as Moreno, Manuel Noriega, Fanny Schiller, Alejandro Cobo.
Mar�a F�lix y Ernesto Alonso en El Monje Blanco
Sinopsis: Siglo XIII, en un monasterio italiano, en el pueblo de Belcaro,  Fray Paracleto, que parece purgar una pena, ha esculpido una imagen de la Virgen para el altar. La gente acude en procesi�n a adorar la nueva imagen y comentan sobre un misterioso monje blanco, que habla con los ni�os y se aloja en el monasterio. En el pueblo la joven Anabella es despreciada por su novio por cuidar un ni�o, que aunque no es de ella, la gente piensa que s� lo es. Una misteriosa mujer, ricamente ataviada de blanco, r�plica viviente de la imagen esculpida por Fray Paracleto, se aparece ante el beat�fico Fray Can y le ayuda a surcir sus pobres vestiduras. El monje cree que es la Virgen aparecida. El padre provincial decide averiguar la verdad sobre el misterioso monje blanco, que resulta ser la misma mujer que se la ha aparecido a Fray Can. La mujer cuenta su historia al padre provincial. Flashback: Ella, cuyo nombre es G�lata Orsina, vive miserablemente en una pobre choza, con su padre el campesino Copolupo, quien la odia por que la madre de Orsina lo traicion�. La choza de Orsina se encuentra en las tierras del rico conde Hugo del Saso, quien sale de cacer�a con su prometida, la princesa Mina Amanda. �sta se separa del grupo y llega hasta la choza de Orsina, a quien humilla y acusa de ladrona ante el conde. Orsina se muestra orgullosa y el conde Hugo se impresiona con su belleza. Orsina se convierte en amante de Hugo cuando �l la hace ir a su castillo. Fin del flashback. El padre provincial interroga a Fray Paracleto, quien es en realidad el conde Hugo, sobre lo sucedido con G�lata Orsina. Flashback: Convertida en su amante, Orisina es colmada de regalos pr Hugo. Orisina confiesa a la princesa Mina Amanda que espera un hijo del conde y �sta, col�rica, como condici�n para no romper su compromiso con �l, forza a Hugo a prometrerle que desterrar� a Orisina, quemar� su choza y le traer� el coraz�n de su peque�o hijo. Los hombres de Hugo llegan a la choza de Orsina, le amarran las manos y la sacan por la fuerza, llev�ndola al destierro. Hugo llega, dispuesto a incendiar la choza y matar al ni�o, pero el padre de Orsina, Copolupo lo reta. Ambos pelean con cuchillos y Fray Can no llega a tiempoi para impedir que Hugo mate al campesino. Sin embargo el monje impide que Hugo mate al hijo de Orisna. Fray Can entrega al ni�o a Anabella para que cuide de �l. Fin del flashback. El padre provincial dice a Fray Paracleto que no le dar� la absoluci�n. Anabella ya no quiere cuidar al ni�o de Orsina, que ya tiene seis a�os,  pues todos la desprecian ya que  piensan que es de ella; Fray Can le dice que lo abandone junto a un �rbol, mientras duerme, que no faltar� una madre que lo recoja. Orsina, vestida de monje blanco, visita a Hugo y le pregunta por su hijo. �l destruye la im�gen que ha esculpido inspirada por Orsina. Cuando Fray Can ve a Orisna piensa nuevamente que es la Virgen y trata de extrangular a Hugo cuando �ste le dice que ella es una hembra que intenta tentarlo.   Orsina se va del monasterio. El padre provincial impone a Hugo la penitencia de seguir a Orsina, vivir con ella por un a�o y esculpir una nueva im�gen, para poder darle la absoluci�n. Orisna encuentra a su hijo al pie del �rbol donde lo ha dejado Anabella y se va con el ni�o, seguidos por Hugo.
Comentario:  Julio Bracho hizo una estupenda adaptaci�n de la obra en verso de Eduardo Marquina y logr� convertir a Mar�a F�lix, en una de sus mejores actuaciones en la pantalla, de diva en verdadera actriz, con un alto grado dramatismo.  Su pesonaje, G�lata Orisna, es una mujer con un extra�o encanto que trastorna  a dos hombres de diferente manera; a H�ctor como mujer; a Fray Can como Virgen, como diosa. Bracho transmite en la pantalla la escencia beat�fica del monasterio y de la �poca medieval en que se desarrolla la historia, con bellos escenarios y una impecable escenograf�a. La calidad actoral es estupenda. Tom�s Perr�n da a su personaje los matices y los cambios requeridos: cuando es el conde Hugo del Saso, es sensual y apasionado; cuando se covierte en Fray Paracleto logra un aurea de santidad, que la c�mara logra captar con m�stica belleza. Ernesto Alonso, estupendo como el beat�fico y alucinado Fray Can.
   Mar�a F�lix. por primera ocasi�n dirigida por Julio Bracho, obtuvo una nominaci�n al Ariel por mejor actuaci�n femenina por su papel en
El monje blanco.
Emilio Garc�a Riera en Julio Bracho (1909-1978), pag. 211: " Hechicera -doblemente hechicera- como la infortunda Orsina, v�ctima de la codicia y de un amor imposible, o como el monje blanco, Mar�a F�liz idea�liza y exalta el personaje de Marquina: lo lleva a planos admirables, por la forma c�mo siente sus papeles y por el encanto como dice los versos de esta obra que ya ha entrado en los linderos de la historia para ocupar, sin duda, un lugar en los cl�sicos.
   El film ha respetado el fondo y la forma de la obra de Marquina, pero -due�o del espacio, de recursos y posibilidades sin  l�mites- supera la obra de ensue�o que tantas veces admir�ramos en la escena teatral. Dej� de ser una bella pieza teatral -joya de la far�ndula- para convertirse en un relicario de arte elevado, donde la realizaci�n perfecta, impecable de Julio Bracho, nos hace sentir lo imaginario, al palsmarse frente a nuestra vista y a nuestras almas, como un suceso real, como algo que pudo haber sucedido alguna vez en la noche de los tiempos..."
Efra�n Huerta en Esto, 11, de octubre de 1945:  "... El monje blanco tiene las cualidades de una pel�cula de gran categor�a; producci�n, reliazaci�n, t�cnica. actuaci�n, ambiente, etc. Es una sinfon�a en claroscuro, con ritmo y modulaci�n que prenden al espectador desde la primera escena.
   El valor primordial de la cinta es la direcci�n de Julio Bracho, quien dej� a un lado la minuciosidad tediosa de ciertas partes de su Crep�sculo y la din�mica fr�vola de La corte del Fara�n, para darnos una obra quietamente l�rica, una pel�cula blanca, tersa, sin errores. Campanarios,campi�as, selvas, r�os, castillos feudales, zurear de palomas, h�bitos monjiles, esculturas, una pasi�n violenta, arrepentimientos de que suele valerse Dios, etc. son los elementos con que se realiz� el film. Julio Bracho consagr� a esta cinta toda la fuerza que consider� prudente.
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