Prensa, vídeos, canciones, imágenes, novedades...al día.
1 de Marzo 2017
Colección "Serrat Personal" de El Periódico de Catalunya (2007)
1969 - Com ho fa
el vent. (2)
Joan Manuel Serrat, del single del mismo nombre "Com ho fa el vent i L'olivera"
Joan Manuel Serrat en frases o canciones.
«Ara que tinc 40 anys»
Dominical
de La Vanguardia
Diciembre de 1983
Texto de Albert Mallofré
El próximo 27 de diciembre, Joan Manuel Serrat va a cumplir veinte años. O hará
veinte que tiene veinte, como dice él mismo. Albert Mallofré le ha entrevistado
y Lluís Bonet le ha llevado a pasear por su Barrio, donde la extraordinaria
cámara de Català Roca le vuelve a definir como "el noi del Poble Sec".
«Ara que tinc 40 anys»
Joan Manuel Serrat está de fiesta. De fiesta de cumpleaños, claro, porque el 27
de diciembre es su día. Y, bueno, de esto sabe bastante, porque de cumpleaños ha
celebrado ya unos cuantos. Pero éste será especial porque con él entrará en la
cuarentena. Y este es un hito importante en el umbral de la madurez.
— Joan Manuel Serrat, "ara que tinc quaranta anys", ¿te sientes todavía "bullir
la sang"?
— No pienso que tengo cuarenta años. Más exactamente, hace
veinte años que "tinc vint anys". Y me gusta. Me gusta celebrarlo, en primer
lugar porque es algo festivo. Y celebrar fiestas es una manera de salir de la
vida cotidiana. Y, sí, sí, me siento "bullir la sang, como tú dices, o como yo
mismo decía en la canción. Para mí esto no ha cambiado y no me resulta nada
desagradable contemplar ahora lo que me rodea desde la perspectiva actual y con
todo lo que ha quedado atrás. Supongo que el hecho de que "envase" me sostenga
muy bien y, sin problemas de salud, pueda recuperarme de todo con facilidad, me
ayuda a asimilar de manera positiva el paso del tiempo. Por otra parte, tener
junto a mí una mujer joven y una hija pequeña es otro factor importante…, y
dedicarme a esta clase de trabajo, el mismo que tú, desde otro ángulo es algo
que mantiene siempre alerta todos los resortes de receptividad. Y es por todo
esto que, tal como yo lo siento, hace veinte años que "tinc vint anys".
— ¿Y cómo se ve, desde esta perspectiva, todo aquello que tú dices que quedó
atrás?
— Hay varias respuestas. Algunas cosas que me sucedieron,
contempladas desde hoy, parece que formen parte de la arqueología mientras que
otras pertenecen todavía al presente más vivo. Y no es por su distinta ubicación
en el tiempo porque, es curioso, pero algunas cosas que recuerdo como muy
remotas son en realidad de la misma época que otras que parecen de ayer mismo.
Pero no importa, porque conservo la certeza de que mucho de todo esto es
eventual. Bueno, en realidad, todo en la vida es eventual, en cierta medida. Y
este convencimiento me mueve a sentirme permanentemente sorprendido –¡y
agradecido!– por todo lo que me ha pasado en estos veinte años de tener veinte
años. Porque haber dejado –¡eventualmente!– el peritaje agrícola para ponerme a
cantar y que la gente me hubiera querido escuchar desde el principio y me
hubiera animado tanto para continuar, me ha permitido vivir toda una serie de
cosas de todos los colores por las que no puedo sino dar las gracias.
La "cançó"
no es el pasado.
— Visto lo que dejas atrás, dinos ahora cómo ves lo que tienes delante.
—
Ahora los resultados pueden ser distintos pero no han cambiado tanto los
planteamientos. Los hábitos pueden haber cambiado, y es bueno que cambien.
Además, con el tiempo se adquiere una técnica, un oficio, que no es más que una
herramienta pero que, bien utilizada, le resulta muy útil al cantante para
combatir sus miedos y sus conflictos, más o menos interiores, más o menos
externos. Vista globalmente, la "cançó" ha cumplido muy bien con una actitud
colectiva de una gran importancia social y con el tiempo se han sedimentado una
serie de individualidades muy exportables, de género diferenciado y de marcada
personalidad. Ahora, cuando oigo comentarios despectivos sobre la vigencia de
esta actitud colectiva de la "cançó", se me hace un mundo el intento de
contestar, porque hay demasiadas cosas que quisiera decir a un tiempo. En primer
lugar, los cantantes que permanecemos en el marco de la "cançó" nos hemos
perfeccionado mucho a nivel profesional y, analiza el trabajo de todos, uno a
uno, y verás que es ahora mucho mejor a todos los niveles y, comparativamente
con lo que se hace ahora mismo en cualquier otro lugar del mundo en cualquier
idioma, lo que se está haciendo en catalán es muy interesante, muy actual, muy
valioso en todos los sentidos. Es, en fin, muy superior a lo que se hacía en los
tiempos aquellos de la "nova cançó", cuando todos nuestros movimientos
encontraban el eco de vibración popular unitaria que ahora parece haberse
diluido. Y una diferencia fundamental es que ahora los cantantes se han quedado
solos, sin la infraestructura que les sostenía como bloque, cuando lo natural
sería que la administración autonómica hubiese creado un departamento-estructura
dedicado a la "cançó" como un hecho vivo que es y como patrimonio especial de
nuestra cultura, que merece ser conservado, estimulado y difundido. Y conste que
no estoy pensando en una Dirección General de la Cançó que otorgue subvenciones
paternalistas a los cantantes, para ayudarles a que hierva el puchero, sino como
una especie de plataforma de acción, creando escenarios donde puedan actuar los
jóvenes de talento que todavía están pugnando por darse a conocer, primando las
grabaciones fonográficas y promoviendo su difusión y, en definitiva, movilizando
el interés público hacia las creaciones que se vayan produciendo. Creo
firmemente que la Generalitat y otras instancias de poder, en este país, podrían
usar unos efectivos de los que como administración pública seguramente disponen,
para dinamizar y potenciar la "cançó" dentro de una normativa general que, por
supuesto, respetase en todo caso la libertad de cada cual. Ello crearía
estímulos en las bases y movilizaría voluntades en todas direcciones…, aunque
sólo fuera por contagio. Si no se hace así pronto y con determinación, se
acabará imponiendo esta especie de complacencia que pesa en determinados
ambientes, inclinados a considerar la "cançó" como una reminiscencia del pasado.
Y es que, si no abordamos el problema seriamente, lo que se les está planteando
a los cantantes jóvenes no es ya el bilingüismo sino el monolingüismo castellano
puro, simple y concluyente. Y si lo que queda de "cançó" ahora, no tiene
continuidad, pues ya ves.
El bilingüismo, una praxis
— Sí. Un pueblo que no canta en su propio idioma, por desinterés general, cuando
por fin tiene plena libertad para hacerlo. Bueno, tú mismo, en 1968, plantaste
al Eurofestival por una exigencia lingüística y en cambio, ahora, ante una
hipótesis semejante, no tendrías ningún problema; es muy fácil adivinar en qué
idioma cantarías.
— El bilingüismo para mí no es un problema sino una
praxis. Lo practico habitualmente, a todos los niveles, y esto es todo. Pero el
peligro real para Catalunya no estriba en que Joan Manuel Serrat cante "también"
en castellano, sino en que el hecho de cantar en catalán deje de ser una actitud
normal de un pueblo para quedarse en un número folklórico para «aplecs¹» y «caramelles²».
Y esto podría pasar si no tenemos una "cançó" catalana digna de nuestro propio
nivel cultural. Y resulta que esta dignidad es la que deben fomentar los poderes
públicos de este país, porque estamos en condiciones difíciles para la
supervivencia, y los imperativos de mercado gravitan sobre un pueblo en el que
conviven a la par dos lenguas, una de ellas es autóctona pero está
potencialmente en enorme inferioridad ante la otra que está extendida por todo
el mundo y la hablan los famosos "trescientos millones".
—
Visto así es fácil imaginar cómo se decanta la tiranía del "marketing" en
alternativas como las de grabar discos en catalán o en castellano, aparecer en
televisiones estatales, actuar sólo en tierras catalanas o poder hacerlo en todo
el mundo, etcétera. El desnivel es muy acentuado.
— Precisamente. Y por esta razón la "cançó" debe poder
contar con el soporte de una estructura pública que articule mecanismos de ayuda
y estímulo, para que se pueda sostener con los cantantes ya consolidados y para
que se puedan abrir paso los nuevos, los de la generación que nos sigue, que son
muchos y muy buenos y que, lamentablemente, están encontrando cerrados todos los
accesos.
— Y vosotros mismos, los cantantes consolidados ¿cómo ayudáis a los de la joven
generación que pide paso?
— Yo diría que la ayuda se les da con el ejemplo, al
margen de afectos y desafectos personales…
— ¿Pero existe realmente unión entre vosotros? ¿Hay espíritu de gremio o
individualismo feroz?
— Bueno, ya sabes que es un profesión eminentemente
competitiva y plagada de escollos que sólo se pueden sortear con una tremenda
vocación. Es una lucha constante que se plantea a título individual y que, como
por otra parte cada caso es distinto, se hace difícil una camaradería total y
enteramente desinteresada. No obstante, en el ámbito de la "cançó" se han
forjado buenas amistades. Tal vez no de todos con todos, te lo concedo, pero de
unos con otros, sí. Y el ambiente generalizado es de un razonable grado de
compañerismo para lo fundamental, lo que me parece ya bastante satisfactorio.
Serratear
— Hablando de ejemplos que dais los que os siguen, ¿has observado que bastantes
de los que empiezan se os parecen? Han adquirido el estilo tuyo, o el de éste o
aquella y hasta se ha creado una terminología. Así, por ejemplo, al escuchar a
un novel podemos decir "éste raimonea mucho" o "aquel serratea demasiado",
etcétera. Y lo curioso es que, bueno, ahora muchos "serratean" pero cuando el
mismísimo Joan Manuel Serrat, se solía decir de él algo parecido.
— ¡Si, hombre! Tú mismo decías que recordaba Aznavour. Y
cuando decías esto, yo me picaba mucho, pero reconozco que entonces había
escuchado mucho Aznavour, lo que más, y es muy probable que instintivamente, aún
sin darme cuenta, hubiese tomado algún tic suyo. Lo que puedo asegurarte es que
nunca traté conscientemente de imitarle.
— Es evidente. Los que decíamos que recordabas algo de Aznavour lo apuntábamos
como referencia.
— Sí, como referencia, sí. Cada cual tiene unas
referencias que forman parte de una formación que ha recibido y que ha
asimilado. Decir, como algunos, "yo procuro no escuchar a nadie para no
influenciarme" es no entender nada, porque de hecho todos nosotros somos fruto
de un cúmulo de influencias. Entiendo lo de Aznavour conmigo y lo de que ahora
algunos que empiezan, como yo empezaba entonces, resulte que se parecen a Joan
Manuel Serrat. Sí, es gracioso, sí. Ah, pero también conviene tener presente que
algunos observadores superficiales prefieren etiquetar antes que analizar, sobre
todo cuando se encuentran ante algo nuevo o desconocido para ellos. De todos
modos, en este oficio se empieza con tantas dificultades y hay que afrontar
tantos y tan extraños problemas que es muy complicado tratar de perfilar un
estilo propio, encima. Lo peor que puede pasar es dejarse influenciar por los
numerosos imperativos comerciales y mixtificadores de la personalidad, que pesan
siempre negativamente y más sobre el que ansía el éxito y no tiene todavía
acceso a los escenarios, que es donde día a día se va forjando verdaderamente la
personalidad, a medida que uno va adquiriendo oficio.
Nuevo disco en catalán
— ¿Y ahora que tú ya lo has adquirido, te aburre?
— No, no, esto sí que no. Mi trabajo no me aburre nunca.
Aún cuando me paso alguna temporada profesionalmente inactivo no es por
aburrimiento sino más bien para detenerme, para hacer una pausa y reflexionar.
Para ver lo que he hecho y lo que no debo hacer, para contemplar mi obra en
perspectiva y dejar que se me planteen nuevas posibilidades, tal vez a nivel de
subconsciente y de este modo reemprender la tarea con entusiasmos nuevos. Y
reconozco que esto de poder parar en un momento dado es un lujo que puedo
permitirme y que, en fin, no todos pueden, acuciados por la supervivencia. Es
otro motivo de agradecimiento, por la suerte que he tenido como te decía antes.
— Y puesto que ahora descansas, ¿qué es lo que preparas?
— Mi objetivo inmediato es completar un trabajo en catalán
antes del próximo abril. En este momento no veo todavía muy claro qué será ni
cómo lo haré pero lo tengo que hacer. Imperiosamente. Todo mi interés, toda mi
ilusión está ahora puesta en este trabajo. Teniendo en cuenta las penosas
condiciones en que se desenvuelve actualmente la cançó catalana, es una
finalidad objetiva la de meterme en este campo para tener referencias directas
de lo que está pasando. Necesito hacerlo.
— ¿Lo afrontas con optimismo, por lo menos?
— Con seguridad y confianza en mí mismo y en las cosas que
hago. La ilusión y las ganas no se me acaban porque vivimos inmersos en una
sociedad que no siempre nos gusta y la tarea de cada día nos sirve como de
herramienta de lucha contra lo peor de lo que nos envuelve y que está en crisis.
Y, mira, yo creo en las crisis porque he visto que siempre desembocan en un crac
y de este mismo crac nacen las soluciones. Ahora parece que los señores que
controlan el mundo nos conducen hacia este crac y yo pienso que algo pasará. Y
siempre es preferible que pase algo a que no pase nada.
Canción popular
—
¿Piensas, de todos modos, que después de la crisis y del crac que esperas,
quedará algo de la obra de Joan Manuel Serrat?
— Mira, no lo sé. Ahora, hablando concretamente de mis
canciones, pienso que algunas quedarán, cuando se solidifiquen con el paso del
tiempo.
— A propósito, recuerdo que cuando estrenaste el "20 de març" y el "Conillet de
vellut" y todo aquello, algunos decían que Serrat había perdido inspiración, que
el Serrat bueno era el de "Ara que tinc vint anys" y "Cançó de matinada". Años
más tarde, cuando "Res no és mesquí", los mismos decían que nada, que Serrat iba
a menos, que no se podía comparar con el "20 de març" y el "Conillet de vellut",
etcétera. De manera que el paso del tiempo parece que juega a tu favor, ¿no
crees?
— Esto es cierto y es muy curioso. Y en cierta manera
compensa las barbaridades que se han dicho de Ricard Miralles, y de sus
instrumentaciones, por ejemplo, y ciertamente, una de las cosas que colman mi
vanidad es escuchar alguna de mis viejas canciones, de cualquier época que sea,
interpretada por alguna banda de música de pueblo como pieza de concierto
popular.
¹ Aplecs : Reunión de gente, generalmente al aire libre, con motivo de una
fiesta o una celebración determinada. Usualmente, un "aplec" de sardanas.
² Caramelles : Canciones que por Pascua Florida cantan los mozos ante las casas,
y por las que recogen obsequios en un cesto que levantan hasta las ventanas con
ayuda de cañas adornadas. También los grupos que las cantan.
Material recopilado de la antigua página de Paco Martín.
Joan Manuel Serrat ha
sido, es y será, para varias generaciones de hispanohablantes de uno y otro lado
del Atlántico, una parte fundamental de la banda
sonora de
nuestras vidas.
Joan Manuel Serrat
ha estat, és i serà, per a diverses generacions de castellanoparlants d'un i
altre costat de l'Atlàntic, una part fonamental de la
banda sonora
de les nostres vides.
© Pere Mas Pascual (1997-2017)