Enseñar
Filosofía en el Polimodal y más aún en la especialidad
de Economía es un verdadero desafío. Hoy por hoy teniendo
en cuenta las características de nuestros adolescentes, y los
tiempos que vivimos, esta tarea requiere de mucha creatividad para propiciar
un verdadero aprendizaje y cumplir con otras funciones mas allá
de la de ser otra materia para aprobar.
Constituye uno de los pilares de la cultura universal y tomada como
instrumento, es también un elemento para el desarrollo del pensamiento,
como dirían mis alumnos: no sólo la matemática
te hace pensar.
En los difíciles momentos que estamos atravesando, es importante
rescatar las capacidades del ser humano para salir de situaciones complicadas,
y sobrellevar una realidad tan cambiante y de dudoso futuro, así
como de transmitir a las nuevas generaciones el compendio de aprendizajes
adquiridos, para ser revisados y renovados por ellas.
Una de las
características de la argentinizada posmodernidad
que estamos viviendo, y digo esto porque es un proceso que en otras
latitudes a tenido características diferentes, es el pensamiento
teñido de utilitarismo y practicidad, como de desesperanza, desconfianza,
etc. por lo que en uno u otro momento se llega a la pregunta que aparece
como título...¿y esto para que me sirve?, y es ahí
dónde asistimos hoy a una verdadera revalorización de
esta disciplina.
Hemos presenciado una gran especialización y tecnificación
de los profesionales y por qué no, una gran limitación
en el análisis de la realidad por parte de los especialistas,
pero no necesariamente creativo y que remita a la mayor cantidad de
posibilidades para la toma de decisiones e implementación de
soluciones, o desarrollo de estrategias. Por eso se está teniendo
en cuenta cada vez mas la construcción realidades alternativas
hipotéticas que ayudan en el planeamiento de las empresas, y
esto es algo que brinda el ejercicio de la Filosofía, como disciplina
a tener en cuenta a la hora del asesoramiento.
¿Para que me puede servir en la escuela?, he aquí una
infinidad de posibilidades, desde la de cumplir con ampliar la cultura
general, hasta la de ejercitar el pensamiento al máximo, pasando
por desarrollar la capacidad de análisis de la realidad, y de
ser ciudadano, democrático, etc.
Algunos de estos han sido los objetivos, se han armado interesantes
debates, utilizando la realidad cotidiana, llena de condimentos, por
cierto, como punto de partida, aplicándole distintos marcos teóricos
para su análisis. Así se llegó a la conclusión
de que la construcción de la realidad es social y está
en nuestras manos, que deberíamos encomendarle su dirección
a los más capacitados, teniendo mecanismos de control rigurosos,
ya que conociendo las debilidades del ser humano, y su placer por el
poder, parecería que la corrupción es algo inevitable
de no prevenirla, ya que ha existido desde los antiguos griegos, así
como la tentación hacia la vida superficial y ligera, que hoy
llamaríamos light, pero que sin duda no hemos inventado en este
siglo.
El desafío es interesante, y continúa en los años
próximos, ya que la posibilidad de pensar es tal vez el elemento
más valioso que podemos darle a las generaciones que nos preceden.
Natalia Rodríguez
Zúñiga
Lic. en psicopedagogía
Docente de Filosofía Polimodal
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