Porque defendemos el derecho de todos a estudiar, sin que importen las posibilidades económicas de cada uno. Y la gratuidad de la educación es una condición indispensable para que ese derecho pueda ser efectivo.

Porque nuestros padres no sólo nos mantienen en la Universidad con muchos sacrificios, además, con su trabajo, con los impuestos que pagan, se sostiene todo el sistema educativo. Por eso, no estamos dispuestos a que la riqueza que genera éste trabajo se emplee para rescatar a los banqueros en lugar de utilizarse para mejorar la salud, la educación y las necesidades esenciales de toda la población.

Porque la Constitución de la República ampara nuestro derecho de estudiar. El art. 3° establece que "Toda la educación que el Estado imparta será gratuita". Así de claro. Sin importar las vueltas que le den los abogados del Rector, no puede esconderse su sentido, que obliga a todas las universidades públicas del país a suspender inmediatamente los cobros ilegales de cuotas y establecer explícitamente su gratuidad.

Porque queremos que la UNAM siga abierta a todos. El cobro de servicios que ofrece la Universidad a sus estudiantes puede llegar a ser muchas veces mas lo que pensaban cobrar en cuotas de inscripción impidiendo que muchos estudiantes no puedan concluir sus estudios.

Porque los hijos de los trabajadores no estamos dispuestos a que la Universidad nos cierre sus puertas. Pero cada vez menos logramos entrar a la UNAM, pues eliminaron lugares y el pase automático, limitaron el tiempo para terminar los estudios sin importar que el 40% de quienes cursamos la licenciatura también trabajamos, etc. Se está aplicando una política que expulsa a quienes tienen mayores dificultades económicas para mantenerse en la Universidad, pues educarnos se considera una "mala inversión". Y para imponer ésta política, las autoridades crearon todo un sistema policiaco de vigilancia, control y represión contra los estudiantes, maestros y trabajadores .

Porque sabemos que toda ésta política es parte de los mandatos del Banco Mundial y la OCDE, es decir, de organismos internacionales que a cambio de los préstamos que otorgan, manejan las políticas sociales, entre las que destacan las educativas. Nuestra lucha, por ello, es también una rebelión por defender la independencia y la soberanía de nuestro país, por defender el derecho de nuestro pueblo, de nosotros mismos, a definir qué educación y qué país queremos.

Porque un pueblo culto es un pueblo libre, como dijo el revolucionario cubano José Martí, y definitivamente no estamos dispuestos a ver a nuestro pueblo esclavo.